Partida Rol por web

-Era cuanto tenía que decirte, hermano. Tu aprendiz necesita un empujón. Ahora debo regresar para organizar nuestra partida -dijo despidiéndose de Campaña.

Ponzoña se apartó de Campaña tras darle una amistosa palmada a este y regresó a donde estaban los hombres de su grupo.

-Recoged todos vuestros enseres y no dejéis nada atrás. Ayudad a colocar el botín de ambas batallas donde os lo indique Analista y que alguien se ocupe del caballo del Caballero del Triplete. Sicofante, hazlo tú. Que solo quede polvo tras nuestra marcha. Que los heridos más graves sean colocados en los carros de los seguidores de campamento y pedidles que nos presten dos mulas para uncirlos al carro usado para traer a nuestos heridos de nuestro anterior campamento. Todo aquel que esté herido, hoy no caminará en la medida de lo posible. Debemos conservar y recuperar fuerzas para la siguiente batalla.

Dicho aquello y a la vista de que varios ya procedían la traslado de los heridos, él mismo se encaminó hacia los seguidores de campamento para pedir dos animales de tiro para el carro saqueado.

- Hum... Campaña cree entender - dijo rascándose la barbilla.- Es como cuando Padre le dice a Campaña que ha hecho algo bien... Campaña se pone muy contento cuando pasa eso. Campaña irá a hablar con Plumilla ahora mismo.

Se despidió de Ponzoña y se dirigió con paso firme en busca de Plumilla.

En cuanto dejó de hablar con Ponzoña, Campaña buscó a Plumilla hasta que la encontro junto a Piojillo.

- Hola - dijo Campaña saludando con la mano.- Ponzoña dice que Plumilla tiene miedo de lo que Campaña pueda pensar acerca de lo que Plumilla hizo ayer en la batalla... - paró un momento, se hizo un largo silencio y, mientras tanto, Campaña trataba de volver sobre sus propias palabras a ver si conseguía entender lo que acababa de decir.- Errr... no importa, Campaña quiere decir que Plumilla hizo muy bien, salvó a gente, eso es bueno... aunque Campaña no enseñó a Plumilla a curar gente, eso ya lo sabía Plumilla antes de entrenar con Campaña, por eso no es una cosa que Campaña haya hecho, es mérito de Plumilla... - volvió a tener la sensación de no enterder sus propias palabras.- Lo que Campaña quiere decir es que está contento con Plumilla y que Plumilla también debería estar contenta ¡Buen trabajo! - y le dio una palmadita en la espalda teniendo cuidado para no hacerle daño.

Loor se acercó al carro donde se encontraba Odio, y entró al mismo. Recordaba las palabras de su pupilo, y llevaba un odre con agua, que le tendió al guerrero antes de beber ella misma un trago. Luego cerró los ojos, cansada y dolorida, sentándose al lado de Odio

- Creo que descansaré aquí también. Quizás con un poco de suerte reciba algunas curaciones también... pronto habrá que volver a combatir, y deseo estar curada para ese momento - dice casi hablando en voz alta- Odio... creo que eres un buen guerrero, y que lo hiciste bien. Has sangrado, y has hecho sangrar, y estás vivo para contarlo - explica y luego cierra los ojos unos instantes, intentando que el dolor pase 

Entendido- responde a la orden de Ponzoña- sino te importa Ponzoña, me llevo a Michou conmigo. Le estoy instruyendo con los caballos. Un jinete mas puede ser útil a la compañía. 

Michou había acompañado a Sicofante después de la primera clase instructiva, atendiendo a cada orden que le daban, y quedándose al lado de su mentor.

Los bramidos de Ponzoña terminan de despejar mi ligero sueño así que me pongo en pie y tras recoger mis cosas me dirijo a la tienda de los heridos.

Allí encuentro a Campaña.

- Parece que tienen mejor aspecto. - digo a Plumilla apoyando una mano en su hombro. Realmente hiciste un buen trabajo.

- En cuanto pueda si Campaña me da permiso te seguiré enseñando a conocer las diversas plantas que podrían ayudarte a curar a los nuestros.

Luego me acerco a Sabandija.

- ¿Como estás? - le pregunto mientras ayudado por Piojillo le agarro y cargamos con él hasta la carreta de los heridos.

Plumilla abrió los ojos como platos con la palmadita en la espalda de Campaña. Sin duda el chico había tenido mucho cuidado, pero su pupila era frágil e incluso esa palmadita reverberaba en toda ella.
-Es un alivio saberlo, Campaña-reconoció con un cabeceo dócil  y las comisuras de los labios alzadas ligeramente por una sonrisa que amenazaba con salir, reprimida por la vergüenza de saber que Ponzoña se había adelantado deliberadamente a ella al conversar con Campaña.

Encogió el hombro en el que Ojopocho apoyó la mano para hablar y dio con la mejilla en el dorso del caimán negro al hacer el gesto-gracias-dijo azorándose con tantas buenas palabras tanto de su mentor como de Ojopocho. Ella solo era Plumilla, no tenía grandes conocimientos sobre tratar a heridos y enfermos, no más que cualquier otro, pero le gustaba cuidar de quienes necesitaban ayuda y se movía casi siempre por vivencias pasadas para tratar a los demás.

Ojopocho se marchó con Sabandija y Plumilla miró a  Campaña implorándole con los enormes ojos de color miel rebosando ilusión.
-Da tu permiso, Campaña, por favor...-imploró cogiendo la mano del oscuro con ambas manos (pues con una no abarcaba)-entrenaré duro contigo y aprenderé con Ojopocho,no causaré problemas por favor.

Esperó anhelante la respuesta de Campaña hasta que vio a Piojillo y extendió un brazo para señalar a Ojopocho y a su pupilo, para que les echara un cable a ellos.Inmediatamente después volvió a coger la mano de Campaña entre las suyas adoptando de nuevo la anterior posición.

Sabandija vuelve a abrir los ojos para contestar a su mentor.

- Estoy mejor...- Mejor que otros estaba...otros estaban muertos... pero no le gustaba el dolor. Creía que no podría soportarlo y que, de nuevo, se avergonzarían de él.- ...Aunque, me duele cuando me muevo.- Y cuando no, me duele también, pero eso se lo calló para no preocupar demasiado a Ojopocho. El joven tragó con dificultad pue stenía la boca seca y la angustia le atenazaba un poco.

- ¿Van a...a m-movernos... de aquí?- La mirada de Sabandija era suplicante. Sin poder evitarlo sus ojos empezaron a humedecerse, pero logró controlar lo suficiente como para que derramaran ni una lágrima. En ese momento llegó Piojillo y junto a Ojopocho le trasladaron a un carro provocándole fuertes dolores. No pudo evitar pegar un grito.

-¡¡Noooo....arrrgg...duele!!

- Tranquilo Sabandija, enseguida descansaras de nuevo. - le digo.

- Vamos despacio Piojillo no vaya a ser que se le abran las heridas. Hay que intentar mantenerlos estables.

Con este comentario intento mantener a Sabandija lo más estable posible sin que se le transmita el traqueteo del caminar.

- Hum... errr... Si... claro, Campaña te da permiso - dijo Campaña, que no entendía lo que estaba ocurriendo.- Pero Campaña no entiende por qué tiene que dar permiso a Plumilla... No importa, Campaña ya ha dicho lo que había venido a decir, ahora Campaña va a recoger cosas para marchar... Adiós.

Y desconcertado como estaba, Campaña salió de la tienda de los heridos y recogió sus cosas. No tardó mucho en hacerlo, así que enseguida estuvo vagando por el campamento buscando algo que hacer.

Las palabras de Loor, junto con el agua, reconfortaron al hiena, que pareció algo menos avergonzado. Su recuperación era lenta, y aquello lo frustraba, quería seguir siendo útil y ayudando a derramar sangre enemiga... pronto sería un hermano juramentado...y quería demostrar que no había sido por casualidad, sino que se lo merecería el resto de su vida... 

El campamento se inundó de actividad, era hora de moverse... y el apenas podía incorporarse. Piojillo y Plumilla vinieron a recoger a los heridos, a ayudarles... El hiena se sentía como una simple mole de carne inútil, ofendido, consigo mismo, por tener que soportar aquella humillación.. cargado en un carro, como si de un trasto se tratase.

No salió palabra de su boca.. pero si ira de sus ojos.

Sicofante acompañado por Michou fue directamente hacia donde se encontraba el caballo del Triplete. Aprovecharía para enseñar algo mas en el trato de este animal.

Se nota que este caballo está entrenado para la guerra- dice nada mas estar cerca del animal- su complexión es robusta y fuerte. Estoy seguro que es un animal con temperamento. Tratemosle con respeto y no tendremos problemas. Supongo que la ataremos detrás del carromato. Será lo mas sencillo. Mas adelante sabremos quien montará este animal.  

Plumilla  se quedó en blanco unos instantes, ¡Campaña accedía a que Ojopocho le enseñara cosas sobre las plantas!. Alegre ayudó lo que pudo en el traslado de heridos a los carros y subió con cuidado a uno para encontrar en él a Loor y su pupilo.

-¿Cómo están tus heridas Loor?-se interesó  echándose el pelo hacia atrás y medio anudándolo con una de las propias rastas de la melena. Se inclinó hacia Odio y sonrió - ¿Cómo es estar de vuelta, Odio?

Estaba en el carro... para ser trasportado, cuando Plumilla se acercó, vivaz. Enseguida reconoció aquella voz que lo había sacado de la penumbra y que lo había acompañado durante toda su lucha. Sin duda, ella era quién había cuidado de él.. no tenía dudas al respecto. Sabía el hiena que lo hubiese hecho por cualquiera, que era parte de su "trabajo" en la compañía. pero eso no restaba un ápice el agradecimiento que Odio sentía en aquél momento.

Cuando la joven se acercó, rozándole con sus rastas, la agarró del brazo y la miró fijamente a los ojos. Los del hiena no estaban llenos de ira como era costumbre... era una mirada amiga. - Gracias - dijo en un tono algo apagado, aún con poca energía - No olvidaré lo que has hecho su mirada, quizás avergonzada, se apartó entonces de la joven y su mano soltó el brazo de esta.

Las palabras de Ojopocho hacia Piojillo hicieron que le recorriera un sudor frío por la sien. No quería oir hablar de que se le reabriera la herida. Temía quedar tullido para siempre, lo cual traería la deshonra sobre su persona.Se avergonzaba del dolor que sufría sin poder evitarlo. Otros heridos aguantaban estoicamente el dolor pero no él, era superior a sus fuerzas. Él era un cobarde. La sola idea de empezar un viaje en el carro le atormentaba. El traqueteo sería insoportable. Si salía de esta, se prometió a sí mismo que jamás le ocurriría lo mismo otra vez.

Nggggggggggg... zzzzzzzzZZZZ. Ngggggg... zzzzzzzzzZZZZ. NGGGGrk-grk...

Rastrojo se despertó en la tienda de los heridos, con una molesta mosca que insistía una y otra vez en aterrizarle en la cara. Tras tratar de espantarla con una palma abierta, y lograr ahuyentarla con las dos, Rastrojo se puso en pie.

Se sumaron dos circunstancias. Por un lado estaba esa condensación de calor humano y olor corporal que se había aglutinado bajo el toldo. Por el otro, la traumática experiencia de suministrarle pomada a Enmascarado en su zona impúdica. Pues bien, aún con ambos obstáculos, Rastrojo logró conciliar el sueño. No solo eso, era la noche que mejor había dormido en toda su vida (incluyendo el reposo en aquella maravillosa cama chondeloriana).

El vil mestizo se palpó el cuerpo y vió que el dolor muscular había menguado. Entonces comprendió que si había dormido tanto, era por causa de lo cansado que estaba aún por haber usado tanta magia.

La luz le deslumbró cuando los seguidores de campamento retiraron el toldo, desmontando la tienda de los heridos. El número de pacientes había disminuído desde la noche. Ya habían sido transportados a las carretas. Rastrojo interpretó que se debía a que se habían muerto durante los cuidados de Plumilla. Daban igual, lo importante es que su padrino en potencia seguía allí, tumbado tan tranquilo, y...

Uyuyuy... esto me da mala espina. Muy tranquilo le veo.

Desconfiado, Rastrojo puso la mano a una pulgada de la cara de Enmascarado para comprobar que aún respiraba.

Plumilla se sobrecogió cuando Odio la agarró del brazo, pensando que el dolor atenazaba al hiena se inclinó sobre él por instinto, para asegurarse de que entendía bien la queja del chico. Odio no se quejó del dolor. No solo no se quejó del dolor sino que además le agradecía lo que había hecho por él.

Eso la pilló desprevenida.

Había tratado a otros cuya gravedad había sido sino peor similar a la de Odio pero no esperaba un agradecimiento tan claro por lo que había hecho. Los labios de la K'Hlata aletearon mientras titubeaba, buscando las palabras adecuadas que decir sin darse cuenta de que se mantenía inclinada sobre el herido, esperando aún alguna queja.

-Gracias por quedarte-acertó a decir con una sonrisa nerviosa, enderezándose cuando Odio soltó su brazo. Para Loor tener un pupilo tan fuerte debía ser todo un orgullo-descansa, Odio-por mucho que ella quisiera obligarle a reposar sabía que su naturaleza no le iba a dejar reposar y restablecerse de sus heridas así como así y a ella solo le quedaría volverle a atender lo mejor que pudiera y rogarle que no se marchara.

Se asomó afuera sin bajar del carro,Sabandija, Ojopocho y Piojillo no andaban lejos y casi todos los heridos habían sido ya "trasladados".

-¿Falta alguno de los de la tienda?-preguntó al mentor de Sabandija y a Piojillo.

Loor asintió, satisfecha, ante las palabras de Odio

- Cada uno hace lo que tiene que hacer. Es posible un mundo mejor cuando este haya sido purificado - dijo con un suspiro para luego mirar a ambos, al guerrero y a la posible futura sanadora- Plumilla... Campaña es un gran guerrero, pero tal vez quieras algún día entrenar con Odio y conmigo. No me importaría ayudarte a mejorar. Eso si... vendría bien que echaras un vistazo a mis heridas. Me gustaría estar recuperada para la próxima batalla - se queda observando a ambos y medita antes de volver a hablar- ¿Qué pensáis de la compañía?