Partida Rol por web

De pronto por la puerta de la lanzadera se ve un infante intentar entrar de un salto cuando emepzamos el despegue, rápidamente el sargento se lanza hacia él cogiéndole la mano, casi por instinto desabrocho el arnés, activo el traje, y me lanzo para ayudar al sargento a subir al infante, que no es otro que Bell al que había perdido de vista.

Viendo que sus palabras se quedan en el aire, ya que McAllen ya ha salido para defender el fuerte. Becerra coge de los hombros al herido y lo arrastra como puede hasta el interior de la lanzadera mientras sus compañeros ocupan sus puestos.

encuentro corriendo lo más rápido que puedo por el fuerte y con rumbo a la lanzadera , la morita cuelga a mi costado y con cada zancada brinca y me golpetea las costillas, levanto la cabeza y mi objetivo está muy cerca ,gracias a las luces de la lanzadera puedo ver como el sargento , el cabo y algunos otros Me compañeros van llegando  a ella , ya siento la fatiga en todo mi cuerpo y mis piernas me exigen que pare mientras unos golpes secos indican lo peor, el muro ha caído en alguna parte y los bichos tienen pase libre a nuestro fuerte...
no se si es el miedo o las ganas de vivir lo que me brinda un último aire uno que al parecer me va a alcanzar para llegar a la lanzadera ....

Tomo una pequeña carrera y salto desde el muro abajo hacia donde se supone debe estar la lanzadera....

Sintiendo punzadas en los pulmones a causa del gélido viento del fuerte sigo corriendo exhalando vaho como si me hubiera tragado un paquete de cigarrillos encendido. Con todo, una preocupación menor puesto que no pienso quedarme lo suficiente para que la congelación sea un problema grave y las hordas de bichos que ya han penetrado el muro me amedrentan a saltar al patio de una vez y meterme en la lanzadera.
"No mires atrás. Solo corre, corre, corre..."

Si los infantes tenían esperanzas momentos atrás, ahora todo parecía perdido, los bichos se estaban infiltrando al fuerte desde múltiples sitios y amenazaban con desbordar a las líneas de la infantería móvil en cosa de segundos. Incluso ahora varios bichos avanzaban por el patio central del fuerte helado.
En los cielos la situación empezaba a tornarse oscura, quizá mas amenazadora aun que la presencia de los bichos dentro del fuerte. Los infantes de la compañía Guardianes de Sirius sabían perfectamente que la presencia de los bichos aéreos en los alrededores del fuerte podría significar el fracaso de las maniobras de retirada. Sin embargo intentar detenerlos requería una potencia de fuego con la que no contaban y más si consideraban a los bichos en tierra.
La segunda lanzadera había partido ya y en ella muchos de los buenos infantes de la compañía Sirius habían partido. Si tenían suerte lograrían sobrevivir al viaje y estarían tomando una tomando un baño con agua caliente en poco tiempo.
Al centro de la posición en el fuerte helado había llegado ya la tercera lanzadera, designada para el escuadrón Fox y los rezagados de otros escuadrones era quizá la ultima oportunidad para estos pues tal como estaba la situación era poco probable que hubiera tiempo de otra lanzadera además de la designada a la infantería ligera.

El fuerte había quedado atrás ya, lo que hubiera sido de sus compañeros lo desconocían por completo y no podrían saber nada de ellos hasta que llegaran a la Sirius Beta. Por sus mentes pasaba la idea de que quizá ya no volverían a ver a todos sus compañeros. El terrible combate había quedado atrás y sin embargo era algo que recordarían toda la vida.
Atravesando una cuantiosa nube de bichos alados la lanzadera apoyada por los cazas de la flota logro atravesar con éxito la atmosfera de Galdonia VI. Turbulentos movimientos asolaban la lanzadera mientras dejaba atrás a aquella maldita roca helada. Sin embargo lo que les esperaba en el espacio exterior  no era mas tranquilizador, la flota estaba siento atacada de forma constante y preocupante por proyectiles de plasma desde la superficie de Galdonia. Por lo que podían apreciar la flota se estaba retirando de la orbita del planeta.

Los motores resonaron justo cuando el último de los infantes abordó a la lanzadera. El momento de dejar el fuerte había llegado, el combate había terminado para esos infantes. Principalmente poblada por miembros del escuadrón Heat, la lanzadera permanecía silenciosa, muchos compañeros habían caído, muchos compañeros se habían quedado atrás aun luchando por sus vidas. Muy poco había que celebrar.
Desde las compuertas de la lanzadera que a escasos 30m del suelo aun se mantenían abiertas, los allí presentes pudieron observar la llegada de la tercera lanzadera que empezaba a descender sobre el suelo del fuerte. A su alrededor, infantes de diversos escuadrones se aglutinaban para abordar en cuanto esta abriera las compuertas.
Mas allá, del otro lado de los muros, la marabunta de bichos golpeaba los muros con suma insistencia, los cuales empezaban a desmoronarse ante sus ojos. Quizá nadie más sobreviviría.
Sin embargo no todas las noticias eran buenas. En los cielos la flota combatía contra las fuerzas aéreas de los arácnidos en un esfuerzo por dar cobertura al ascenso de las lanzaderas. Para los infantes en las lanzaderas era claro que sus vidas aun estaban en juego y esta vez no podían hacer otra cosa mas que esperar.

La lanzadera está completa, Bell al final consiguió subirse en el último momento justo cuando la lanzadera empezaba a elevarse. Las miradas de los infantes hablaban por si solas, el silencio del interior contrastaba con el ruido ensordecedor de los disparos y el sonido del enjambre de bichos que asolaba el fuerte, ya no podía hacer más ahora dependíamos de lo que hiciera la flota, de algunos de esos locos pilotos que abrían hueco para que nuestra lanzadera pudiera escapar.

Mis manos empiezan a temblar por la tensión contenida,y de pronto una mueca de dolor se dibuja en mi cara, cuando el arnés me aprieta un poco más sobre las costillas, mierda debo haberme roto alguna , un poco de tos ensangrentada parece que lo confirma, pero sea lo que sea no es grave, al menos no es tan grave como lo que se tienen que enfrentar el resto de los escuadrones, la gente que queda de la Eco y de la Fox, incluso esos pobres infelices de la ligera que los mandaron para cubrirnos el culo ... y McNealy, ese maldito loco que se había quedado atrás sin poder subir a la lanzadera.
No puedo decir nada, la situación, o simplemente el dolor no me dejan ahora hacer nada, solo aguantar en el asiento, cierro los ojos intentado mantenerme consciente y todo lo calmado posible.

Si al menos supiera rezar ...

Aun nervioso y sentado en mi asiento con la morita entre las manos, le puse un cargador nuevo, y la amartillé, luego mas tranquilo, le puse el seguro, y de repente, noté que la presión en mi pecho se desvanecía... empezaba a estar relajado.

Una sonrisa apareció en mis labios, miré a los compañeros de la lanzadera,  levanté un pulgar mientras me reía. Al parecer habíamos sobrevivido.

La batalla se había tornado desesperada, agonizante….las balas surcaban el cielo en furiosos resplandores que convertían la oscuridad del terreno en un manto de hilos letales que acuchillaban la vida a su paso. Sin embargo, aun con toda la potencia de fuego que sirius vomitaba sobre sus temerarios enemigos no bastaba para detenerles, y el suelo retumbaba ante el golpeteo de miles de espadas ávidas de encontrar la carne y sangre de los guerreros de sirius.

Las armas detonaban y el cielo oscuro como la profundidad del espacio era adornado por estelas azules, hermosas se pensaría, hermosa es la ironía. Los proyectiles de plasma volaban en dirección de los salvadores de la sirius, naves de desembarco entraban en la atmosfera en medio de la furia del fuego abrasador de la capa gaseosa planetaria, y el resplandor de gigantescos y ardientes chorros de plasma. Las lanzaderas aun en medio de la violencia y la destrucción a su alrededor desciende raudas, escoltadas a su vez por potentes salvas de plasma del trasporte que les había traído aquí….

En la superficie la batalla continuaba furiosa, el suelo tembló y formas enormes eructaron del suelo, dientes y una enorme boca se encargaron en medio de gritos de llevarse el cuerpo y la vida de valientes soldados que en medio de la furia del combate aterrizan desde las lanzaderas en órbita, algunos inclusive saltando desde muy alto todavía….

Los ametrallamientos y el silbido de alas cercenadoras, junto la iluminación de trazadoras proyectiles y explosiones de plasma, habían tornado la imagen en el frente en una cruel versión de una fiesta de luces y música inferna, la música de la vida y la muerte, del triunfo y la derrota.

La batalla no se había desarrollado no sin percances, en medio del horror hombres curtidos sucumbían como niño aterrados bajos sus cama y sollozaban de miedo, otros corrían con tan mala suerte que sus armas atascaban y se hallaban confusos en medio del combate sin saber qué hacer, otros tomaban el lugar de sus superiores aterrados y hacían lo mejor que podían. Todos rezaban por que llegaran los trasportes, todos anhelaban por lograr llegar hasta sus ángeles metálicos y salir de este infierno. Uno de esos soldados lo había contemplado todo desde su perspectiva, le maravillaba el resplandor de las armas, el resplandor de trazadores en medio de la oscuridad, y la silueta de los arácnidos enmarcada en el resplandor de la explosiones. Inclusive le maravillo ver como los gusanos detonaban y los tanker soltaban sus letales jugos, para luego derrumbarse en medio de una lluvia de plomo. Llego la orden de la retirada…

El soldado no había logrado ayudar como lo hubiera deseado, y se quedo en su posición intentando comprar unos segundos para sus compañeros, detono su arma y arraso en sector, buscando detener a los bichos por un rato, a su alrededor todo colapsaba, escucho cuando su escuadrón logro abordar, una sonrisa se dibujo en sus labios, habían logrado escapar, alguien se había salvado, eso le satisfacía. No lo pensó mas, ya no había porque pelear, Miro un isntante hacia la maraunta de bichos, sabia que alli habian tankers encargandos de destrozar el muro con su caustico aliento, miro hacia atras, hacia el centro del fuerte, hacia la tercera nave en la distancia con su tripulación llamando a las tropas a su interior. Miro el borde del muro corrió y de un tremendo salto que lo elevo por los aires en un arco en dirección al suelo, todo ocurrió en cámara lenta para él, aun en el aire siente, siente que algo enorme viene en su dirección, mira al cielo, y mientras sus compañeros se alejan rescatados, de allá del cielo un proyectil de plasma brilla, lo toma como un saludo, el soldado al fin toca suelo y la inercia le obliga a dar un rollo en el suelo para absorber el impacto, en medio de llamas, vuelve y se levanta y con disparos y el crujir de los muros se reincorpora y avanza, en medio de su veloz carrera se agacha a tiempo para esquivar otros dos rippler que le buscaron, y entonces cuando cree que será detenido por dos bichos mas, una tremenda explosión detona en su sector. Fuego y metralla vuelan infernalmente y los dos bichos se consumen por el impacto, el soldado aun contemplando fascinado el infierno reacciona por instinto y con las alas de los rippler aun alejándose da un nuevo rollo en el suelo justo lo suficiente para tomar como cobertura un pequeño muro en el patio. La explosión es furiosa y los rippler que le atacaban se consumen por el fuego…. El soldado de nuevo se levanta en medio del humo y la destrucción, sangre y sudor corren en su rostro, no se intimida, no piensa, solo actúa, corre con determinación, corre, corre hacia la ultima lanzadera, a toda velocidad corre ahora por su propia salvación

Este es un llamado a los restos de la HEAT!! todos corran al centro y tomen formacion de circulo defensiva alrededor de la entrada de la nave!!!! si la nave despega es el punto de aguante, si nos atrapan en los edificios no podremos salir, solo corrran!!, corran!!, corran!! por lo mas sagrado, TODOS A LA NAVE, SOLO HAGANLO Y NO CUESTIONEN!!!!!!!

Con algo de esfuerzo consigue arrastrar al herido hasta uno de los asientos con arnés para que el despegue no acabe con su cuerpo estrellado con el techo, y tras anclarle intenta evaluar su estado para determinar si sobrevivirá al viaje o era necesaria una intervención de urgencia durante el mismo.

Pero las dudas siguen asaltándome con su estado, cuando termino por sentarme a su lado y sigo observando su evolución. Aunque la tos profunda del cabo, hace que Becerra reaccione dirigiendose a él para intentar diagnosticarle desde su posición.

Señor, como se encuentra??. 

Llegar a la lanzadera había sido una mezcla entre un milagro y muchas ganas de vivir, ver mi cuerpo colgando de las manos del Sargento y luego del cabo, mientras el vació de la caída se hacia mayor, había sido una experiencia bastante diferente, sentirme abordo me llenaba de regocijo, pero saber que tantos otros no lo lograrían, borraba la sonrisa que durante unos instantes se había formado en mi rostro, agradezco al sargento, y al cabo por su auxilio en un momento determinante como este, después de todo nos habíamos apoyado en el transcurso de toda la misión hacerlo ahora era solo el auto reflejo de lo que bien habíamos repetido tantas veces en el campo de batalla, trato de afianzarme a los arneses mientras siento como una de tantas de las criaturas errantes que nos han de estar rodeando en este instante mientras nos elevamos golpea a la nave, la seguridad del viaje es algo que solo los cazas nos pueden proporcionar en este momento eso y la pericia del piloto, trato de recordar, cuan hábil fui en batalla, si aquello que hice realmente sirvió de algo, si mi puesto no seria mejor merecido por un soldado que bien dirigió sus esfuerzos a mantener libre de bichos el horizonte, pienso en Kaboom mientras nos alejamos mas y mas del fuerte, cierro mis ojos mientras guardo mi pistola en la chapuza, después de todo no tuve que utilizarla. Respiro profundo y trato de mantener la calma mientras salimos de este 9° anillo del Infierno… Este Infierno Helado…

Había llegado, había corrido desde el extremo del muro hasta la lanzadera. Algunos de mis compañeros ya estaban allí, Otros nunca abandonarían esos muros.

Nuestros pasos resonavan en las rampas de acceso a la lanzadera. Estos no eran ya como cuando llegamos a este fuerte todos llenos de pasión y ansias por el combate. Habíamos perdido hermanos y sangre por un lugar que pronto caería, causando una vez mas que otros de nuestros hermanos callesen ante las garras de los aracnidos.

Unos segundos mas y en el marco de la puerta de embarque me paro para poder observar un momento mas ese "Fuerte" cumulo de desdichas y glorias. Avanzo hasta uno de los asientos.... muchos de ellos vacios de las caras de compañeros que conocí y de otros que nunca conoceré.

De todas maneras aun había esperanza Baron dado por muerto se encontraba allí siendo atendido por el médico de la Heat.

- Increible Baron, nunca pense que me alegrase tanto de ver tu fea cara. Parece que los nuevos cuidaron bien de ti. No puedo evitar sonreir al ver que al menos uno mas de los nuestros saldría del planeta. ¿Como estas, amigo?.

Estaba al lado de la puerta cuando empezaron a entrar compañeros tanto de mi escuadra como de las demás, en concreto pasaron a mi lado, el Cabo Stone, el Sargento Corbec, Mackeyn, Becerra, Baron, Bell, Cain y Garth.

Y sin esperar a mas la lanzadera se elevo sin miramientos aun con la rampa bajada.
Me tuve que agarrar al lateral para no caerme del fuerte tirón que sentí al despegar, que poco a poco fue disminuyendo mientras miraba hacia abajo y veía desde arriba la destrucción del fuerte que hace poco estaba intacto.

Parecía que estaba a salvo pero rápidos hoopers cruzaban al rededor nuestro mientras veía caer por igual cazas y hoopers en una batalla que parecía no tener fin.
Con frustración contenida por haberlo podido hacerlo mejor dispare al primer hooper que apareció reventándole un ala y mire a ver como caía hacia el fuerte esperando que no diera a nadie.
En ese momento sonó la sirena de cierre de puertas y me quede allí agarrado hasta que escuche el sonoro ruido de la puerta al cerrarse. Ya no había nada que hacer allí, no podíamos defendernos de los Hoopers que volaban al rededor, eso era cuestión del piloto.

La lanzadera seguía ascendiendo y me senté contemplando a mis compañeros, en sus rostros veía cansancio, malestar por las bajas de sus amigos o soldados a su cargo y el alivio de haber salido del infierno con la esperanza de llegar a la Sirius de una pieza, la moral había bajado desde que bajamos a ese helado planeta.

Cerrando los ojos mientras mi cuerpo se sacudía con cada giro que hacia la nave para esquivar lo que fuera medite sobre lo que había sucedido en aquel infierno helado.

Que asco de planeta, no solo tenemos que ir a por un doctor al culo de ese maldito mundo sino que ademas nos mandan defendedlo de la mayor cantidad de bichos que he visto jamas. Mi actuación no fue mala pero tampoco buena, dispare de todo y a todos, hice fuego de supresión cuando se me mando, pero hubo momentos en que no tenia que haber fallado. dos malditos tanques me chamuscaron pero eso no me detuvo, estuve en mi posición contra viento y marea machacando bicho tras bicho hasta que se me dio la orden de evacuación, espero que los chicos que han quedado detrás de mi tengan la opción de poder subir a un transporte.

Y con ese pensamiento en los compañeros que habían estado luchando con el seguí pensativo en la lanzadera mientras esta ascendía con sus giros y cambio de velocidad,

El caos se cernía cada vaz más sobre el cadete y el miedo empezaba a aflorar mucho más de lo debido en el Nathan. Corrió con todas sus fuerzas hacia la lanzadera con la esperanza de llegar antes de que fuera tarde, al menos en llegar para cuando bajara la siguiente. Eran aquellos pensamientos los únicos que le hacían seguir cuerdo.