Partida Rol por web

El alejarse de los senderos que la mayor parte de los comunes recorría era una sensación muy familiar para la joven de pelo oscuro. Toda su frialdad e incomodidad en su trato por su tendencia a taladrar a otros con la mirada se transformaban rápidamente en dedicación y eficacia. Su agradable figura, enmarcada por su ceñido destiltraje y cubierta por su gruesa capa de viaje era cuanta protección aparente portaba, contrastaba con el mandoble de aspecto pesado que cruzaba su espalda mientras era vista con frecuencia a la cabeza del grupo, asegurándose de que no perdían el rumbo y se anticipaban a cualquier cambio traicionero que la ruta pudiera ofrecer.

También, por la fuerza de la costumbre, iba asegurándose de tener localizada cualquier recurso de utilidad para forrajear, por si les fuera necesario en el futuro por cualquier motivo.

En cualquier caso, al menos para la ida, tales precauciones probaron ser innecesarias. Al cabo de un día de marcha, se encontraron frente a lo que a primera vista se le antojó como si alguien hubiera colocado una corona de piedra sobre la montaña, y tras una segunda mirada, como una garra monstruosa de una criatura largo tiempo atrás olvidada y enterrada, alzándose de nuevo hacia el cielo.

Ambas impresiones, ominosas a su manera.

Manteniéndose cuidadosamente fuera de su circunferencia, tal si temiera que fueran a cerrarse sobre su menuda figura, dedicó un largo rato a examinar las runas y símbolos tallados, buscando algunos que le ayudaran a entender el propósito exacto de aquella estructura.

- Me siento reacia a ello, pero creo que con el socorro de Iomidae, podría leer estas runas. - dijo a sus camaradas tras examinarlas, pensando en el milagro de Don de Lenguas que su diosa le había entregado, pero dubitativa sobre emplear su escaso poder divino antes de enfrentarse a peligros desconocidos para algo que podía resultar irrelevante.

Durante el ascenso, Ildyra había pensado que sus nuevas compañeras eran tan asperas como Vicnan, pero tuvo bastante tiempo para pensar y vió que ella misma no tenía demasiadas ganas de hablar, aquel lugar afectava su temperamento de una manera bastante notoria.

La verdad es que aquel lugar no le gustaba nada a Ildyra, nada más llegar a la cima notó la opresión de aquel tipo de energía desconocida para ella y su primer impulso fué destruir los monolitos, pero ya le habían dicho muchas veces que era impulsiva y que la destrucción a veces podía ser peor, pues no siempre todo era lo que parecía.

¿Sabeis como activar esta cosa? No creo que sea simplemente caminar a través o algo parecido.

Estaba acostumbrada a trabajar sola, pero no tenía ningún problema en que fuese otro el que abriera la marcha, además parecía que la muchacha sabía lo que hacía. El camino fue tranquilo, sin sobresaltos y tampoco tardaron demasiado en llegar a su destino, pero estaba segura de que lo complicado vendría a partir de ahora.

Todos observaron ese círculo de piedras que se situaba en la cima, en el pantano había visto algunas rocas similares, pero no sin duda estas eran mucho más poderosas. Se hecho la capucha hacia atrás para poder ver mejor y empezó a dar vueltas alrededor de las piedras mirándolas con una mezcla de temor y fascinación.

—Este es un lugar de poder, me contendría de usar la magia así como así, por si acaso—. Y dirigiéndose a la joven Alya dijo. —Además estos son los territorios de Pharasma, de momento intentaría no involucrar a otros dioses.

Vampiros. Los no muertos no le habían interesado nunca demasiado, pero conocía suficientes historias como para saber que aquello no sería fácil. ¿A qué leyendas hacer caso? Había quienes decían que eran monstruos sedientos de sangre, mientras otros juraban que eran hermosas criaturas, similares a cualquier otra persona, pero con un magnetismo sobrenatural; a juzgar por lo sucedido con las chicas desaparecidas, tenía pinta de ser lo segundo. Decían que eran capaces de convertirse en murciélagos, o tal vez que podían transformarse en ellos, pero parecían fantasías más que una realidad. ¿Y sus debilidades? Ajos, símbolos sagrados, luz del sol, estacas en el corazón, plata, magia, decapitación, fuego, diversas plantas, agua bendita, sangre de un muerto, espejos, agua corriente... Si hubiera que hacer caso a los relatos populares, había tantas formas de lastimarles y acabar con ellos, que casi los podría matar un niño. Si iban a enfrentarse a uno, era mejor separar el trigo de la paja, y para eso necesitaban a alguien más versado en dicho tema. Sacerdotes y paladines, por ejemplo, parecían una buena opción.

—Tenemos poco tiempo para varias cosas, si queremos actuar hoy. Me da que vamos a tener que dividirnos otra vez, aunque espero que tengáis más cuidado de nuevo, cuando preguntéis, intentad buscar a alguien que se de la mitad de vuestra estatura y peso. Un niño estaría bien, estaréis igualados —dijo a los dos elfos, esbozando una sonrisa—. Bien, entonces, tengo una reunión poco antes del anochecer, a las afueras de la ciudad; he dado con las familias de las desaparecidas de clase humilde, y quiero ver que saben. Tardaré unas horas en ir, hablar con ellas y volver. Para cuando regrese, deberíamos ir a la Plaza de la Catedral, y ver si ese chupasangre cae en nuestra trampa. —O nosotros en la suya; suspiró—. Mientras, habría que informarse de como luchar contra una criatura así, y comprar lo necesario para estar protegidos. ¿Todos de acuerdo? ¿Alguna otra idea?

Mientras las tres aspirantes femeninas se acercaban al centro del lugar para poder observar con más claridad aquellas piedras, Vicnan se quedó atrás observando a su alrededor. Aunque examinaron con cuidado la forma de aquellas runas de poder durante varios segundos, no lograron discernir el significado de estas. Como segunda opción buscaron alguna puerta, botón o altar secreto, pero nada, aquello era todo.

—Cada una de estos pináculos es un altar construido como adoración y respeto a cada uno de los sirvientes directos de Pharasma, guardianes de la umbra—. Comenzó a explicar el anciano sacerdote poco después de pasar su mano por encima de una de las escrituras—. Esta es un reflejo imperfecto de nuestra realidad física, en la cual conviven diferentes tiempos de nuestra historia en un mismo espacio y tiempo, creando así en la profundidad de sus entrañas la ciudad de Valosh.

» La ciudad de los muertos aunque es un pozo de conocimientos prohibidos y olvidados, también es un reclamo para las almas de los recién fallecidos. En ocasiones estos espíritus evitan la llamada de Pharasma al más allá gracias a que parte de su existencia queda anclada en Valosh, obteniendo así la inmortalidad a cambio de la pérdida de su ser, de su humanidad—. Continuó hablando con voz calmada mientras su mirada danzaba por todos los presentes—. La mayoría de estas almas se convierten en ecos de lo que fueron, repitiendo por toda la eternidad rutinas o momentos que marcaron su vida; sin embargo algunos responden de maneras agresivas ante la interrupción de sus tareas por la presencia de alma que emprenden su camino hasta el descanso eterno o como nuestro caso, viajeros.

Durante unos instantes Eithel guardó silencio, tras lo cual se acercó al centro del círculo y tomó asiento. Con un gesto de su mano llamó a su compañera Val que imito la acción de su compañero, sentadose frente a él.

—Estos guardianes evitan que nada altere el letargo de esas animas, pues en caso de verse interrumpidas pueden provocar efectos ciertamente indeseados—. Reanudó una vez más su pequeño monólogo—. Para permitiros caminar de lado, debemos romper el manto de la celosía que separa ambos mundos, aportando magia en estado bruto desde este lado. De esto nos encargaremos Val y yo.

» ¿Alguna pregunta?—. Preguntó finalmente con una sonrisa cansada en su rostro.

Entre todos los mitos, historias y cuentos populares conoces algunas cosas que puedes afirmar como ciertas:
Son vulnerables al sol y al agua bendita. Aunque una estaca en el corazón es también efectiva, en función de la fuente se puede encontrar que en ocasiones los mata y en otras solo los aletarga. Suelen ser criaturas solitarias ya que los vampiros son únicos y difícilmente replicables.

Como bien sabes son capaces de crear lazos de sangre con humanos para así obtener su lealtad, además de la capacidad de convertirse en ciertos animales y subyugar las mente de los más débiles.

Por otra parte, algunos arcanistas han especulado sobre la veracidad de que existan distintos tipos de vampiros. Tales incógnitas son causadas por la aparición reciente de un supuesto diario de un cazador de vampiros de varios siglos de antigüedad. Debido a su estado físico era lamentable no se pudo descifrar por completo, siendo necesario rellenar con mitos y cuentos populares con los que dotar de lógica esos antiguos escritos. Aunque tal acto fue criticado por los sabios del momento, es innegable la importancia de tal documento, pues presenta claros indicios de sociedad vampíricas complejas.

—Los cainitas aristócratas presentaban rituales de alimentación específicos y distintos entre cada individuo. Algunos se alimentaban únicamente de elfos, mientras que otros lo hacían de mujeres vírgenes. Para derrotar a tales criaturas era necesario la creación de una estaca creada con los huesos de sus presas predilectas. Además este tipo de entidades lideraban la jerarquía interna de las sociedades vampiricas.

—Por el contrario los vástagos podían alimentarse de todo tipo de presas, incluidas las de origen animal. Además las estacas podían estar hechas de cualquier tipo de material.

Las leyendas desde luego eran diversas... pero lo primero era comprobar el nivel de poder de la criatura. Un vástago quizás lo pudiesen manejar con soltura, un vampiro de verdad... no era algo a lo que enfrentarse sin estar preparado.

- La cuestión es que por mucho que investiguemos, primero tenemos que saber que tipo d criatura es el enemigo. Si acecha en la catedral por las noches, quiere decir que los símbolos sagrados no servirán contra él, pero posiblemente si la luz solar. Si pudiésemos localizar donde se esconde, podríamos aprovechar las horas diurnas para pelea contra él. El caso es que si queréis cazar hoy tengo que ir justo antes del anochecer, lo que implica que nos tendríamos que dividir. O esperar al siguiente día. La otra opción es ver si con algún conjuro podemos seguir mañana a los poseídos, o que alguien les siga, pero no se si alguno de nosotros cuenta con suficientes habilidades de sigilo.

¿Y si la convertían en vampiresa, en un vástago? Lo dudaba mucho, no parecía el modus operandi de la criatura, pero si descubría sus habilidades... se convertiría en un arma letal contra su grupo.

—Un vampiro es un vampiro, supongo. Pero como no tenemos ni idea, por eso sería adecuado preguntar a quien si la tenga; tal vez los sacerdotes o algún paladín, imagino que están más versados en esos temas. Pero me temo que, si le daña la luz del sol, no será tan estúpido como para salir en pleno día, si nos enfrentamos a él, será en su guarida o por la noche, me temo que jugamos en su terreno. Y de ahí que necesitemos ir preparados, saber otras debilidades, con certeza.

_^>>Me temo que es imprescindible investigar antes que meternos de lleno en una trampa. Ya no estamos hablando de unos secuestradores de tres al cuarto, sino de una criatura poderosa. Si no queda otra, propongo que visitéis la Catedral hoy mientras yo voy a la reunión, pero permaneced juntos y no os arriesguéis. La visita servirá para todo lo que necesitamos: conseguir más datos y echar un vistazo a ver a quien nos enfrentamos. —Miró fijamente a Aerin—. Pero sin entrar al juego y sin seguirle si es llamativo. No sin mi, lo digo en serio. Si las cosas se tuercen, vais a necesitar mi fuerza bruta.

Si, te favorece ese color de pelo, es como si el fuego te hubiese bendecido. Fuimos sutiles pero que íbamos a saber que ese guardia estaba también a disposición del vampiro.  El guardia era tan fuerte como cualquiera de nosotros pero cuando te dan con una banda de metal en el puño es como si te dieran contra un yunque...

-Llega el Bárbaro con sus bromas, que estaban haciendo una mella importante en su paciencia, hizo un esfuerzo por ignorarle.  

Vuelvo a prestar atención a la que si parece tomarse esto en serio. -El sigilo es lo mío, no os preocupéis . Asiento antes de que su nariz volviese al sitio con un desagradable chasquido. -Agh, que desagradable pero que placer da poder respirar bien. -Hago gestos con la nariz y respiro hondo. -Gracias por el "cura sana".  

Quiero que valoremos muy bien nuestras opciones antes de prepararnos para un enfrentamiento frente a  las vidrieras. -Miro a Caidus. -¿Existe alguna forma de rastrear el hechizo o encontrar mágicamente al vampiro? Tu o el colegio de magia. Me gusta más esa formula que la de usar a Aerin de carnaza.  También existe la opción de volver a por ese guardia e interrogarlo ahora nosotros. 

—Esto es lo que sé de los vampiros. Son vulnerables al sol y al agua bendita. Una estaca en el corazón a veces los mata, a veces los aletarga. No suelen estar con otros vampiros, aunque pueden tener varios Ghouls con ellos. Pueden convertirse en otros animales, dominar a gente débil.

Además, según algunas fuentes, se especula con que haya diferentes tipos de vampiros, sociedades complejas, rituales, etc.

Ah, si no recuerdo mal, en cierto libro de un cazador de vampiros se dice, textualmente, esto:

—Los cainitas aristócratas presentaban rituales de alimentación específicos y distintos entre cada individuo. Algunos se alimentaban únicamente de elfos, mientras que otros lo hacían de mujeres vírgenes. Para derrotar a tales criaturas era necesario la creación de una estaca creada con los huesos de sus presas predilectas. Además este tipo de entidades lideraban la jerarquía interna de las sociedades vampiricas.

—Por el contrario los vástagos podían alimentarse de todo tipo de presas, incluidas las de origen animal. Además las estacas podían estar hechas de cualquier tipo de material.

Caidus dejó que asimilaran la información pacientemente. Sabía que no todos poseían su privilegiada mente, y era importante que entendieran a qué se enfrentaban. Luego, se dirigió a Agatosh y a Aerin.

—Mil gracias por gastar las cargas de la varita en nosotros. Sé que no es un objeto barato ni fácil de obtener—e inclinó la cabeza en señal de respeto—¿Qué habéis averiguado vosotros? Parece que tuviérais un plan ya.

EDIT: (tachado tb)

—Podríamos intentar cazarlo hoy, tengo algunos conjuros preparados. Pero usarlos en la ciudad puede ser... contraproducente. Si pudiéramos enfrentarnos a la criatura a las afueras no habría problema. Por otro lado,—dijo esta vez mirando a Abelgos—puedo intentar detectar a la criatura, pero el aura es limitada y necesitaría bastante suerte, a no ser que tengamos claro que se oculta en algún sitio concreto y, entonces, sería más fácil.

—Por mi parte, si queréis ir hoy, creo que es algo precipitado.

- Muchos altares sin ningún templo. - Dijo la discípula de Iomidae tras un profundo escrutinio de Eithel, como si buscase sus palabras en su cabeza en lugar de en su voz. Tuviera éste segundas intenciones o no, Alya no podía negar que aquel lugar resultaba perturbador, incluso para alguien como ella. Le costaba encontrar su centro mental, aunque sabía que se encontraba allí.

- Yo tengo una. ¿Cómo tenéis un conocimiento tan detallado de estas ruinas y su funcionamiento? A ojos vista parecen abandonadas y sin uso desde mucho antes de vuestro tiempo.

Antes de que Eithel respondiera a la pregunta de Alya, Ildyra interrumpió.

-Alya, vive aquí, es anciano y uno de los lideres espirituales del pueblo. Lo raro es que la guardia no sepa nada de las catacumbas... -.Con la interrupción, esperó no enfadar a su nueva compañera, pero aunque ella misma era un poco desconfiada, tanta desconfianza hacia gente que ella creía les intentaban ayudar.

-Varias preguntas en realidad... Si por lo que sea nos encontramos algo agresivo por el camino... ¿podemos luchar contra ello de alguna manera? ¿Energía positiva?¿Armas magicas? ¿Si les hablamos nos entenderan? ¿Mejor que les evitemos completamente?

Cylina escuchó con interés lo que les estaba diciendo aquel anciano, una mezcla de temor  y curiosidad empezaron a apoderarse de ella. Un lugar de conocimientos olvidados, repitió mentalmente intrigada por lo que allí podrían encontrar.

La mojigata empezó a hablar pero en seguida le cortó la chistosa para tomar la voz cantante, sus preguntas tenían lógica así que Cylina dejó que siguiera con su interrogatorio, aunque cuando termina quiso añadir algo ella misma.

—¿Exactamente, que nos vamos a encontrar cuando crucemos y como podremos dar con lo que estamos buscando en el otro lado?

El anciano abrió la boca para responder a Alya; sin embargo Ildyra se adelantó y sus palabras debían acercarse a la verdad pues Eithal no añadió nada más al respecto. Aquello no contentó a la joven inquisidora y escarbó un poco más en su mente. Retazos de un dolor causado por la pérdida de un hijo brotaron de la mente del sacerdote ante tal escrutinio.

—Mientras sigamos suministrando magia bruta que os otorgue cierta realidad a vosotros y vuestro entorno podréis luchar sin ningún problema o eso tengo entendido. Se supone que allí donde piséis se instaura una realidad física parcial—. Respondió poco después a Ildyra con cierta tristeza en su voz—. En caso de que en algún momento la realidad que os otorgamos de vea interrumpida, cosa que espero que no ocurra, tendréis que encontrar alguna salida por vuestra cuenta. Si eso ocurriera además la mejor manera de combatirlos es dañandolos con energía positiva.

» En la umbra os encontraréis un mundo cambiante que de manera irremediable os llevará hasta la ciudad de Valosh. Si una de las puertas está dañada y no es reparada por los guardianes es que algo está ocurriendo, tenéis que descubrir el qué y solucionarlo—. Con cada palabra su voz iba recuperando la calma y paz con las que antes estaban embebidas—. Según tengo entendido los ciudadanos espectrales de la ciudad de los muertos, no suelen recibir con gratitud que sus rutinas sean interrumpidas; sin embargo en ocasiones hablar con ellos no les interrumpe como tal. No siempre tendréis o podréis evitarlos me temo.

Tras unos minutos más de debate el grupo llegó a la conclusión de que por el momento investigarian un poco más. Abelgos y Caidus irían a la catedral de Iomedae para hablar con un sacerdote o paladín, mientras que Agatosh y Aerin acudirían a su cita con las familias afectadas.

Cuando salieron de la taberna el frío del invierno y el manto del atardecer cubrió sus cuerpos con mordacidad. Fingiendo no conocerse, se despidieron en silencio y cada grupo tomó direcciones opuestas.

Las calles de Norul en aquel momento, no albergaban el bullicio de los transeúntes que unas horas antes colmaban el lugar. Silenciosas parejas paseaban disfrutando del hechizo mágico ofrecido por el atardecer, mientras que el resto regresaba con rapidez a casa después de un día duro de trabajo. Aunque todo parecía normal los aventureros sentían como la ciudad entera contenía el aliento ante la llegada de la noche. Sin duda las desapariciones y el asesinato descubierto de aquel dia intranquilizaban a su población.

La catedral de Iomedae era un edificio de piedra de al menos treinta metros de altura. Al contrario que los templos de otras deidades, este presentaba una estructura fortificada, con cimientos profundos y gruesos muros. Además de ser un lugar destinado al culto a los dioses, tenía la función de servir como una fortaleza en caso de necesidad. En su fachada principal se encontraba una cristalera de gran cantidad de colores, representando la ascensión de Iomedae poco después de superar las pruebas de “La piedra estelar”.

A su alrededor se extendía una plaza circular salpicada de manera uniforme a lo largo de su diámetro por algunos bancos de piedra pulida y por farolas de aceite, las cuales estaban siendo encendidas por un guardia de la ciudad en aquel momento.

Abelgos y Caidus se acercaron a la entrada de la catedral, la cual estaba custodiada por dos caballeros uniformados con una armadura de escamas doradas y una capa carmesí. Cuando ambos aspirantes se acercaron, los guardias eclesiásticos se estiraron ligeramente para afianzar su autoridad con su simple postura. A pesar de ello no dijeron nada, tan solo les observaron en silencio a través de la abertura de sus yelmos cerrados.

- ¿No amerita cierta curiosidad el cómo conozca tan íntimamente el funcionamiento de unas ruinas anteriores a su tiempo, Ildyra? No es desconfianza siempre que se intenta obtener más información. No hubiera hecho la pregunta, en primer lugar, si pensara que Eithel fuera a tomársela de tal modo. - Respondió en el mismo tono átono que había utilizado con el anciano a la paladina. Sin tomar ofensa, por su lado, pues también entendía las motivaciones de ésta.

Dedicó una breve sonrisa comprensiva a Eithel, dejando el tema estar por el momento, su curiosidad satisfecha por el momento sin buscar indagar más en el zumbido de su cabeza. - ¿Cuánto tiempo podréis sostener la excursión de forma segura?

Minutos después cuando Agatosh y Aerin salieron por las puertas de la ciudad sintieron como estos les miraban con fijeza. A pesar de ellos les dejaron marcharse sin decir ninguna palabra.

En silencio caminaron por uno de los caminos que conducían al oeste hasta llegar a un campo de maíz. Una vez allí, con la luna brillando en el firmamento, tuvieron que atravesarlo bajo la atenta mirada de los espantapájaros. Aunque el viento bramaba y el frío comenzaba a cristalizar el rocío acumulado en las hojas.

Poco después dejaron el maizal atrás y pudieron distinguir la granja que andaban buscando. Sin pensarlo dos veces el joven guerrero puso rumbo hacia la parte trasera, donde se encontraba el granero en el que esperaban las familias. Cuando llegaron a la entrada del cobertizo las personas del interior se levantaron con miedos y nervios a partes iguales.