Partida Rol por web

La llave del Destino

Capítulo V: El templo Destrozado

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17/07/2019, 13:37
Dungeon master

El quinto piso del templo es el verdadero centro del templo del Sol dorado, donde estaban los santuarios a los dioses. Desde las escaleras podéis ver un enorme salón subterráneo. Por todo el salón hay columnas a intervalos regulares, que soportan el techo decorado con un mosaico. El mosaico todavía está intacto y, aunque algunos colores se han desteñido, todavía podéis ver las imágenes de los dioses en toda su gloria.

Aunque no hay antorchas, una luz suave y difusa se extiende desde las columnas, iluminando toda la sala. Las columnas están cubiertas de símbolos religiosos que brillan suavemente. La iluminación también revela los restos esparcidos de esqueletos, tanto los grandes de los ogros como los más pequeños de los sacerdotes que murieron defendiendo su templo. Entre los esqueletos podéis ver grandes trozos de cascotes.

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17/07/2019, 17:28
Dungeon master

Recorréis todo el quinto piso sin encontrar nada de interés. Todo se encuentra destrozado o profanado, no hay nada que se pueda salvar.

Notas de juego

TD28- Salas Preparatorias. Dos salas idénticas, que su único interés con las escaleras que descienden al séptimo piso.

TD29- Santuario de la Noche. Contiene las estatuas de Nuitari, Zeboim y Sargonnas a lo largo de la pared este, y de Eliddukel, Morgion y Chemosh a lo largo de la pared sur. En la esquina esta Takhisis.

TD30- Santuario del Atardecer. Continen las estatuas de Lunitari, Chislev y Zivilyn, mientras que las de la derecha son Sirrion, Shinare y Reorx. En la esquina esta Gilean.

TD 32- Sala de devoción. Esta sala no contiene nada de interés.

TD 31- Santuario del Sol.

TD 33- Sala de reliquias. Esta sala no contiene nada de interés.

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17/07/2019, 17:36
Dungeon master

La pesada puerta doble que lleva a esta sala (TD 31) está hecha de hierro sólido y se mantiene brillante bajo una fina capa de polvo, sin ningún rastro de óxido. Ambas puertas están decoradas con un gran relieve representando a un sol ardiente.

Esta sala es grande, casi tan grande como el salón del que venís. El suelo es de mármol pulido completamente blanco, igual que las paredes y el techo. Unas delicadas columnas de alabastro se alinean a cada lado de la sala, con intricados grabados representando imágenes y símbolos de los dioses de la luz.

En la parte más alejada de la sala hay un estrado con un bello altar de alabastro sólido encima. El mantel de terciopelo que lo cubría se ha podrido hace tiempo. Un estanque de luz rodea el altar, casi como si estuviera bajo una ventana abierta en el techo y lo bañara la luz del sol.

Tras este altar, en una cavidad de la pared, hay una enorme estatua de un hombre barbudo de aspecto amable pero rasgos serios, que mira hacia el altar con una pequeña sonrisa en los labios. La estatua de mármol va vestida con una armadura ornamentada que tiene un triángulo de platino en la coraza.

Cuando os aceráis al altar advertís algo más... en su base hay un esqueleto vestido con los restos harapientos de un atuendo sacerdotal. Una mano se aferra desesperadamente al mantel del altar, como si el individuo hubiera muerto intentando incorporarse. La parte trasera de la túnica del esqueleto tiene un desgarro en línea recta, y bajo su cuerpo hay una mancha oscura.

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17/07/2019, 17:52
Fragmentos del pasado

Dos figuras caminan por el centro del santuario en dirección al altar. Una de ellas es un hombre anciano, con el pelo largo de color castaño arenoso ya convertido en gris. Su túnica holgada es del blanco más puro y tiene la capucha echada hacia atrás par revelar una cara que ha envejecido bien y está llena de paz. Alrededor del cuello lleva orgullosamente un medallón redondo con un triángulo de platino formado por tres dragones.

El otro es una cara familiar, la del traidor, llevando la misma túnica marfileña y azul de un sacerdote de Mishakal. Aunque lo oculta bien, en sus rasgos hay una sensación de incomodidad, una cierta rigidez que traiciona su intranquilidad al pisar suelo sagrado.

¿De qué querías hablarme, Caeldor? ¿Cómo puedo aligerar la carga que veo sobre tus hombros? Inquiere suavemente el sumo sacerdote mientras sube al estrado y se vuelve hacia su compañero.

Caeldor, el traidor, levanta la mirada hacia el sumo sacerdote con una expresión disimulada de humilde piedad. Lo siento, reverendo padre Kennoth, os estoy apartando de vuestras oraciones vespertinas, pero siento que hay algo importante que debéis saber. Caeldor baja la cabeza y fija la mirada hacia el suelo mientras cambia la expresión a una de triste arrepentimiento. Me temo que he encontrado a un traidor entre nosotros.

 

Una mirada de dolor cruza la cara de Kennoth, aunque se aparta de Caeldor para mirar la estatua de Paladine que hay tras el altar, como si mirara a la divinidad en busca de respuestas. ¿Quien? Pregunta suavemente, sin encontrar ninguna respuesta en el dios.

Caeldor vuelve a levantar la mirada, suavizando su expresión mientras mete la mano entre los pliegues de su túnica y saca una daga de hoja curvada y aspecto cruel. Después sube al estrado y pone la mano amigablemente sobre el hombro de Kennoth, inclinándose para susurrar al oído del anciano. Yo.

Kennoth abre los ojos con sorpresa, pero antes que pueda girarse para enfrentarse a Caeldor, su cuerpo se agita espasmódicamente al notar la daga del traidor clavándose profundamente en su espalda. La túnica de Caeldor se mancha con la sangre del sumo sacerdote, pero la mancha deja de verse cuando la túnica se oscurece hasta que ya no parece de la fe de Mishakal, sino la túnica negra de un adorador de Chemosh.

Caeldor, casi delicadamente, deja a Kennoth en el suelo antes de retirarse, dejando caer la daga al suelo. Entonces saca la máscara de calavera del interior de su túnica y empieza a hablar con una voz seca y susurrante. Mientras la sangre se derrama en el suelo me consagro al Señor de la muerte. Mientras paso a través de la puerta de la muerte respiro mi aliento final. ¡Y en este lugar donde ahora reina la muerte, la luz no volverá a brillar jamás!

Una oleada de oscuridad surge del cuerpo del traidor mientras una sombra se empieza a acumular en la habitación. Pero el traidor no se da cuenta de que el sumo sacerdote se mueve débilmente, levantando la mano para coger el mantel del altar e incorporarse, murmurando una plegaria para sí mismo.

Llamo a los dioses de la luz, llenad este templo con vuestro poder... ¡protegednos, gran Paladine, de los traidores entre nosotros! Cuando la última palabra sale de los labios del sumo sacerdote se derrumba en el suelo, sin energía.

De repente estalla una poderosa ráfaga de viento, aullando enfurecida como si surgiera de la estatua de Paladine, en dirección al traidor. Caeldor, con un grito áspero, logra apartarse hacia un lado y dejar que el viento choque contra las puertas de hierro del santuario. En el exterior los ogros ya han empezado su ataque y, mientras el traidor se levanta, se empiezan a oír los primeros gritos de los sacerdotes.

El traidor mira con furia al sumo sacerdote muerto y le escupe. Estúpido anciano. Eres tan débil como el retrasado de tu dios.

Entonces se vuelve hacia la puerta y saca una calavera de cristal negro de su túnica, sujetándola por encima de la cabeza. Volviendo a cantar de nuevo, el traidor libera la magia almacenada en la calavera, una magia que abre un portal hacia el reino del Señor de la muerte y libera a una plaga de insectos esqueléticos escoltada por dos demonios envueltos en cadenas.

 

 

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17/07/2019, 18:13
Fragmentos del pasado

Ni el traidor ni sus criaturas convocadas se dan cuenta de que un joven con la túnica sencilla de un acólito los mira con la cara pálida y conmocionada desde la entrada oeste de la sala mientras salen del santuario profanado. Sólo cuando el traidor cierra las puertas tras él, encerrando al viento y la oscuridad, al sumo sacerdote y al joven acólito, éste entra en la habitación y corre hacia el altar.

¡Reverendo Padre! ¡Porfavor, no os muráis! Grita el joven mientras intenta recurrir a un conjuro menor de curación para sanar a Kennoth, inútilmente.

Por encima del viento, del sonido de los llantos del joven e incluso de la carnicería que tiene lugar en el exterior del santuario, un suave repicar danza en el aire. El sonido saca al joven de su llanto y le hace mirar a su alrededor, intentando encontrar su fuente. Casi en contra de su voluntad, el joven se levanta con el cuerpo de repente brillante como si lo iluminara la luz del sol. El acólito avanza hasta que llega ante la estatua de Paladine y mira a la cara de su deidad mientras las lágrimas le ruedan sin control por la cara.

Padre, la oscuridad ha llegado. Susurra el acólito en voz baja, ahogando el llanto y frotándose las lágrimas de la cara. El Reverendo padre ha sido asesinado y los otros sacerdotes están muriendo... el gran maestro nos ha traicionado a todos.

El joven cae de rodillas y baja la cabeza mientras la pena y el miedo le invaden, arrancando sollozos que le estremecen todo el cuerpo.

¿Qué puedo hacer? ¡Yo sólo soy un novicio... y su poder es tan grande! Grita hacia la habitación vacía.

Una luz suave y reconfortante empieza a llenar la habitación, como si el sol se estuviera levantando por el horizonte y haciendo que el acólito levante la mirada con sorpresa. Sus ojos se agrandan y abre la boca conmocionado mientras su mirada sorprendida descubre la fuente de la luz: Paladine acuna entre sus manos extendidas una espada corta, cuyo filo cristalino parece contener un rayo de sol dorado en sus profundidades.

El joven acólito se levanta lentamente y coge cautelosamente el arma, lo que hace que la luz tenue brille con fuerza durante un momento, bañando su cara de luz cálida.

El joven traga saliva y mira de nuevo hacia los ojos de Paladine, hacia una cara de piedra que parece reflejar tristeza.

Gracias, Paladine... ya sé lo que debo hacer. Susurra suavemente antes de volverse y empezar a caminar hacia la sala principal y luego hacia una de las salas preparatorias.

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17/07/2019, 18:43
Lobo Blanco

Nuevamente, explorar aquel templo no nos ofrecía nada de utilidad,  excepción de los retazos de un pasado que habían quedado impregnados entre aquellos muros, como insectos conservados en el ámbar que surgía de la savia de un árbol. Aquel quinto nivel subterráneo parecía estar dedicado a diversas deidades, de todo signo. Incluso, mientras recorríamos el lugar, tuve ocasión de detenerme ante una representación de Chislev, que sin embargo se me antojó indigna y carente de la verdadera virtud de mi diosa. Una estatua, un relieve, una pintura... ninguna de esas categorías del arte de los hombres la representaba en la magnitud de su verdadera esencia. No como lo haría una vibrante cascada, o un centenario árbol lleno de vida.

¿Qué clase de fiel devoto veneraría a Chislev en un lugar así?

Otro de los fragmentos del pasado doloroso de aquel lugar se presentó ante nosotros, mostrando el crimen del traidor que había ejecutado las malignas obras de aquel escenario. No pude sino contemplar aquellos dos demonios que se alzaban para servir a su amo con preocupación. Esperaba que aquellos seres no hubieran permanecido en el templo, una vez cumplida la impía tarea de su amo. No obstante, mis ojos se posaron en aquel joven que, en su momento de mayor desesperación, había optado por confiar en su divino sendero. Vi el fulgor dorado de aquella espada, un arma que parecía albergar el poder del amanecer, un rayo de sol de verano. Y seguí sus movimientos en dirección a una de las salas preparatorias...

...Hacia...

...Abajo. -Murmuré, siguiendo el camino hasta encontrar unas escaleras que descendían- Se llevó esa cosa a abajo, a las plantas inferiores. Para ocultarla de sus enemigos, hasta que llegase alguien digno de reclamarla. -Afirmé con seguridad, pero mostrándome pensativo. Con el ceño fruncido, me giré para mirar a mis compañeros. Comencé con Anna, para seguir por Okodar y Anubis, y finalmente a Mortaja. Suspiré y miré a Kairi a los ojos, antes de bajar la mirada al suelo. Chislev me librase de pretender conocer los senderos divinos en toda su extensión, pero si uno de los presentes estaba destinado a blandir aquel arma, si alguien entre los presentes era digno y estaba preparado para ello, tenía bastante claro quién creía yo que debía ser- Será mejor... continuar.

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17/07/2019, 21:12
Anna Marie D'Ancanto

Anna avanzó, siempre la primera, atenta a cada baldosa que parecía sobresalir, a cada resquicio de pared y a cada montón de jirones y cadáveres que podían ocultar una trampa. Las sombras bailaban a su paso cuando movía su linterna de izquierda a derecha, en su mano izquierda llevaba su espada, su arco en su espalda tenía la cuerda colocada y lista y bien a mano una antorcha bien impregnada de aceite, por si la mujer araña decidía volver a descender desde cualquier rincón oscuro.

Anna se quedó un momento iluminando y contemplado el esqueleto ataviado que, desesperadamente se asía al ahora podrido manto del altar. Un movimiento más y los reflejos del pasado volvieron a revolverse, difusos, descoloridos, incluso la voz parecía ser atravesada por los sonidos de nuestra respiración de la misma forma que la luz fantasmal del recuerdo era atravesada por la potente luz de la linterna.

Seguimos las visiones por las estatuas, imágenes de dioses, todas ellas solemnes intentando imbuir algún tipo de poder que la escéptica Anna no podía percibir. Apartó la luz de su linterna para que la luz de los fantasmas brillara más definida cuando el joven imploraba a la estatua, apelándole como "padre" - ¿Un semidiós? - Preguntó escéptica por lo bajo, pensando que tal vez estuviera confundiendo la estatua de Paladine con la de algún rey del pasado, ella no tenía buen ojo para esto y las estatuas estaban muy desgastadas.

Siguió con la mirada al joven que llevaba la espada de luz hacia las escaleras, y cuando Lobo Blanco habló, Anna asintió observando las escaleras. Cuando la mirada de Lobo se posó en ella, ésta ya daba su primer paso hacia las escaleras con la mayor de las precauciones.... era un lugar sagrado y era probable que la mujer araña no pudiera llegar hasta ahí abajo, pero sin duda sabía lo que ahí había y se habría provisto de algún medio para que nadie lo alcanzara... de hecho era muy probable que ella y sus secuaces arácnidos estuvieran observándoles desde algún rincón

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: buscar enemigos, si es avistar, tengo solo +3

Tirada: 1d20

Resultado: 13(+6)=19

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18/07/2019, 23:53
Anubis

 Observé toda la escena furioso y impotente, deseando el peor de los infiernos al traidor llamado Caeldor. Luego miré como desaparecía el joven novicio, preguntándome cual sería su destino final.

 Miré a mis compañeros y les dije, con tono de pesar:

 - Miremos si hay de interés por aquí y prosigamos.

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19/07/2019, 17:34
Kairi Moonlight

Continuamos con nuestro camino, descendiendo hacia el quinto piso mientras me preguntaba cómo sería un grillohormiga y si de verdad aquellos seres eran capaces de comerte el cerebro si te detenías. Me acerqué a Lobo Blanco ante la inquietud que me provocó contemplar aquello, si aparecía alguna de esas cosas él sería el primero en identificarla.

Me sorprendió que el salón al que dimos estuviera tan bien conservado, a pesar de que los restos del suelo daban cuenta de la cruenta batalla allí acaecida. Accedimos a una sala contigua a través de una puerta con un gran sol grabado en ella, donde pudimos ver representaciones de los dioses de la luz en las columnas de los laterales. Observaba estos con la ilusión de una niña, y es que a pesar de las circunstancias, me sentía afortunada por haber podido entrar en un lugar así.

Al fondo, a ninguno nos pasó desapercibido el iluminado altar, donde pudimos apreciar al acercarnos que había una estatua al otro lado, la de un hombre con aspecto afable que debía ser Paladine; pero aquello no era todo. Un esqueleto se encontraba en la base, el de una persona que parecía haber intentado incorporarse después de ser herida, o al menos aquella impresión me dio la inquietante estampa.

Entonces, volvió a suceder, pero en aquella ocasión todo parecía aún más real; aunque no descartaba que aquello sólo fuera una impresión mía fruto del impacto que causó en mí la escena. Me sentí realmente impotente ante los acontecimientos que presenciamos entre el sumo sacerdote y su asesino, sabiendo que no podía hacer nada por impedir el asesinato y que aquel acto de maldad no era más que el principio.

Uno y otro desataron su magia, pero ya era tarde para el sumo sacerdote. Sin embargo, puede que no para los demás. Un joven acólito hizo acto de presencia, lamentando lo sucedido con toda su alma y recibiendo el apoyo de su su dios, quien terminó ofreciéndole una majestuosa espada que brillaba con luz sagrada.

Ese joven, que no sólo cogió la espada, sino que también se armó de valor, tomó un camino concreto que seguimos; concluyendo pronto el druida que el sacerdote debió dirigirse a las plantas inferiores por las escaleras que había en aquel lugar para ocultar el arma.

El fragmento de luz...

Lobo Blanco se quedó callado unos segundos, observándonos pensativo, mientras que Anna se adelantaba hacia aquellas escaleras. Yo aguardé en silencio por si el druida tenía algo más que decir, hasta que finalmente afirmó que sería mejor continuar. Entonces Anubis se pronunció y le miré rauda.

- No deberíamos separarnos, además, ya estamos cerca. - le dije ante su intención de examinar aquel extenso lugar antes de continuar bajando, sin extrañarme en aquella ocasión esa excesiva necesidad que parecía tener de obtener alguna ganancia en cada lugar en el que poníamos un pie.

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20/07/2019, 10:00
Dungeon master

Tras bajar por las escaleras una bruma gris azulada llena el pasadizo de piedra labrada, obstaculizando toda la visión más allá de un brazo de distancia, aunque podéis ver pequeños destellos de luz bailando entre la bruma.

Advertís que a lo largo de la pared hay pequeños cubículos con calaveras cuidadosamente situadas en su interior. Cada calavera está en el centro de su nicho, laqueada para evitar que se ponga amarilla o se rompa, y parece despedir una luz suave, como si brillara desde dentro. Bajo cada calavera de la pared hay una pequeña placa de platino con un nombre grabado en la antigua escritura istariana.

A medida que os adentráis más en la bruma, ésta parece apartarse ante vosotros, aunque vuelve rápidamente por detrás, dejando remolinos de luces parpadeantes al amplificar la iluminación ambiental proporcionada por las calaveras y las extrañas luces cambiantes que hay más adelante.

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20/07/2019, 10:01
Fragmentos del pasado

El traidor avanza entre la niebla, con su túnica negra ondeando como las alas de un buitre mientras camina con decisión. A medida que la bruma se cierra tras él, a meros latidos del corazón, el joven acólito que presenció el asesinato del sumo sacerdote baja por las escaleras. En su mano lleva una espada corta con el filo de cristal que brilla con la suave luz dorada del sol. Ante él, la bruma se funde a medida que el medallón de Paladine de su pecho refleja hacia delante la luz del filo.

Cuando el acólito dobla una esquina se encuentra de repente con dos figuras sombrías que flotan en silencio hacia él, llevando consigo la frialdad de la muerte. El acólito, sin inmutarse, levanta el filo por encima de su cabeza y pronuncia una plegaria en voz baja. El filo estalla con una luz gloriosa, enviando rayos dorados de sol en todas direcciones hasta llenar el salón de luz. Las dos sombras gritan de dolor y parecen fundirse en el suelo mientras huyen del filo brillante.

El joven, deslumbrado, sigue avanzando y sale del pasadizo hacia un pequeño salón. Entonces gira hacia la pared y baja el filo ante él mientras avanza y levanta la mano, hablando en voz baja y dubitativa.

Paladine, ilumina mi camino.

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20/07/2019, 10:01
Dungeon master

Cuando abrís la puerta al final del pasillo, os asalta el olor seco y polvoriento de una tumba. Las ahora familiares antorchas cobran vida, extendiendo su luz blanco aculada por la habitación y revelando un suelo de losas sencillas. Varios sarcófagos están situados en la periferia de la habitación, aunque algunos tienen marcas profundas, como si alguien hubiera intentado destruirlos.

Al otro lado de la habitación veis un único sarcófago de piedra sobre un estrado. La parte superior del sarcófago tiene el relieve de un hombre con vestiduras sagradas, pero encima de él hay un esqueleto vestido con una túnica negra hecha harapos. Una espada le atraviesa la espalda, clavándolo en el ataúd de piedra y con su filo cristalino brillando con una luz interior.

En la pared del sureste hay otro esqueleto vestido con los harapos de una túnica que fue blanca, agarrando un medallón de plata con su mano esquelética.

Cuando entráis del todo en la habitación, de repente se oye un rugido inhumano de rabia mientras uno de los otros sarcófagos estalla hacia vosotros, lanzando piedra, polvo y huesos por toda la habitación. Una criatura esquelética, empuñando una guja enorme, sale del sarcófago con una velocidad y agilidad asombrosas. Unas llamas de color amarillo enfermizo brillan en sus ojos y una larga barba partida por la mitad parece retorcerse como una serpiente en su mandíbula de hueso.

¡Liberadme! Aúlla la criatura mientras corre hada vosotros, aparentemente para salir por la puerta.

- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d20

Resultado: 16(+6)=22

Notas de juego

Iniciativa 22. Si sacais más podeis actuar antes que el demonio.

 

Primer turno.

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20/07/2019, 17:51
Lobo Blanco Forma del Depredador

La bruma que nos recibió en el nuevo nivel de aquel templo subterráneo me erizaba el pelaje del lomo, con una desagradable sensación que me hacía gruñir de cuando en cuando. Había adoptado mi forma de lobo mientras descendía por los primeros escalones, deseando que nuestro viaje por aquel lugar finalizase cuanto antes para poder salir de allí y sentir el frescor de la brisa en mi rostro, y el aroma de la naturaleza en lugar de aquel polvoriento ambiente.

Una nueva visión nos mostró al servidor de Paladine y el camino que tomó tanto tiempo atrás, además de poder ver mejor el arma que portaba, una especie de espada corta con una hoja traslúcida, como de vidrio. Pero aquel lugar ocultaba una desagradable sorpresa para nosotros, y era la presencia de un ser que sólo pude identificar como una especie de demonio. Lo cierto es que yo no me había enfrentado jamás a una criatura así, y me vi sobrecogido por su presencia, agazapándome mientras gruñía al verle aparecer con aquel arma en las manos y el fulgor del fuego en sus ojos.

E incluso por encima de ello, fue la palabra que pronunció lo que más impresión me causó. "Liberadme". ¿Aquel horrendo ser era un esclavo, convertido en guardián eterno contra su voluntad? Era un destino cruelmente atroz...

- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d20

Dificultad: 22+

Resultado: 11(+2)=13 (Fracaso)

Notas de juego

Iniciativa: 13

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21/07/2019, 21:39
Anubis

 - ¡Por las barbas de Paladine!. - Maldije, mientras vi a la criatura horripilante corriendo hacía nosotros. ¿Es que los horrores nunca terminaba en este lugar maldito?.

- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d20

Dificultad: 22+

Resultado: 8(+3)=11 (Fracaso)

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22/07/2019, 17:28
Okodar

Al aparecer la rápida criatura, mi cuerpo se pone en tensión, comienzo a segregar adrenalina a mis músculos mientras agarro a Klad con fuerza, ordeno a mis dedos que aferren el mango de mi arma, mientras hago que mis piernas avancen hacia la criatura. Muchas son las órdenes dadas a mi cuerpo y lenta su reacción, esa criatura demoníaca es rápida, mucho más que yo.

- Tiradas (2)

Motivo: iniciativa

Tirada: 1d20

Resultado: 1

Motivo: iniciativa

Tirada: 1d20

Resultado: 1(+1)=2

Notas de juego

Iniciativa 2

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22/07/2019, 19:59
Anna Marie D'Ancanto

Anna se cubre la nariz al entrar, evitando así el estornudo causado por la polvareda que flota en el aire. Como auguraba, esa mujer araña no había bajado aquí, y para su sorpresa las escaleras habían estado exentas de trampas - ¡La espada brillante! - Señaló hacia adelante al ver el levísimo fulgor que la espada clavada en el ataúd desprendía en medio de aquella oscuridad que ahora se desvanecía de repente al fulgor de las antorchas.

Es entonces cuando otro de los sepulcros estalla, dejando ver una criatura echa de retazos de la imaginación, que para sorpresa de Anna empuñaba un arma.

Anna había crecido escuchando las historias de guerra de su padre, había oído a veteranos hablar de las guerras contra los ogros. Había luchado contra los monstruos de arena y gusanos de ácido en el desierto, desde que comenzara esta campaña había enfrentado espíritus de todas las clases pero este monstruo, ya que no existía otra palabra para describirlo, no se parecía a ninguno de los anteriores

¿Qué es eso? - Preguntó girándose al grupo. Grave error pues al devolver la vista al frente, el monstruo se abalanzaba a ellos con una celeridad que ninguno pudo detener.

- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d20

Resultado: 9(+3)=12

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22/07/2019, 20:52
Kairi Moonlight

Aquellas escaleras nos llevaron ante un escenario aún más extraño e inquietante, aunque no podía evitar encontrar cierta belleza en aquellos destellos de luz que bailaban entre la bruma. Avanzando por esta nos topamos con una nueva visión del pasado, revelándose ante nosotros el camino que había seguido aquel acólito elegido por Paladine. Su nombre no nos había sido revelado aún, y me preguntaba si habría manera de que obtuviéramos aquel dato y poder así dar nombre a quien había luchado por aquel templo movido por su fe. Merecía ser recordado por todos.

Su meta terminó siendo la nuestra, hallando en aquella habitación varios sarcófagos, pero siendo uno en concreto el que llamó poderosamente mi atención. No sólo tenía el relieve de un hombre con vestiduras sagradas, sino que...

Ese debe ser el traidor, y esa la Dragonlance.

Deduje con la boca abierta, viendo pronto el esqueleto con túnica blanca que sostenía un medallón de plata.

Y ese el sacerdote de Paladine.

De pronto, justo después de que Anna se pronunciara, un sarcófago explotó; tomando rauda mi maza y situando el escudo frente a mí mientras observaba la abominable y temible criatura con llamas en sus ojos.

- Tiene que ser la criatura de la que nos habló la anciana. - concluí en voz alta, escuchando entonces las pregunta de la exploradora mientras aquel ser pedía que le liberáramos y comenzaba a correr raudo hacia nosotros. - Una figura de aspecto abismal, pero con su origen en la sangre de un dragón... - respondí bajando la voz, recordando las palabras de aquella mujer.

Notas de juego

No tiro iniciativa porque no llego a 22.

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23/07/2019, 15:25
barbazu

El grupo había sido demasiado lento, puede que fuera la impresión causada por el gran demonio. Desesperado por encontrar una salida el demonio blandió su guja y realizo un gran corte horizontal que alcanzo a Okodar primero y luego a Lobo Blanco. La herida causada por la guja era profunda y al instante comenzó a sangrar profusamente, no parecía una herida normal.

- Tiradas (4)

Motivo: At 1

Tirada: 1d20

Dificultad: 18+

Resultado: 9(+9)=18 (Exito)

Motivo: At 2

Tirada: 1d20

Dificultad: 17+

Resultado: 14(+4)=18 (Exito)

Tirada oculta

Motivo: Daño At 1

Tirada: 1d10

Resultado: 7(+3)=10

Tirada oculta

Motivo: Daño At 2

Tirada: 1d10

Resultado: 1(+3)=4

Notas de juego

Okodar 10 pg Herida infernal (2 pg de perdida por asalto, este primer asalto no se cuenta)

Lobo 4 pg Herida infernal (2 pg de perdida por asalto, este primer asalto no se cuenta)

 

Segundo turno

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23/07/2019, 15:43
Lobo Blanco Forma del Depredador

Aquel demonio se había abalanzado sobre nosotros a demasiada velocidad, antes de permitirnos reaccionar y, sobre todo, prepararnos. Ni siquiera tuve tiempo de apartarme ante la inminencia de su ataque, y a pesar del dolor que me causó aquella arma, que abrió mi carne a la altura de la pechera, entre el cuello y la pata derecha, por encima de ello había otra cosa que me dolía más. Y es que ya tenía a aquel ser ante mí, sin tiempo de reaccionar ni de plantear una defensa adecuada. No podía invocar la ayuda de Chislev en ninguna de sus formas, ni para pedir su bendición sobre mi cuerpo animal, ni para solicitar refuerzos salvajes. Mi lentitud me había impedido hacer nada, salvo lo que debía hacer, la única posibilidad que quedaba, el puro instinto de supervivencia.

Ignorando el dolor, tanto como ser consciente de que Okodar también había recibido el contacto de aquella arma diabólica, apreté mis fauces y me pegué al suelo para tomar impulso, abalanzándome sobre el demonio en un salto rápido y poderoso, con toda la intención de alcanzar su cuello con una buena dentellada. Sin embargo, mis patas resbalaron por sorpresa en el último instante, posiblemente por los escombros y polvo del suelo, y apenas logré siquiera acercarme a él.

- Tiradas (1)

Motivo: Mordisco

Tirada: 1d20

Resultado: 1(+5)=6

Notas de juego

PGs: 26/30 (-2 por asalto)

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23/07/2019, 19:12
Okodar

El filo de su arma traspasa mi dura piel como si fuese manteca de cerdo, la herida enorme sangra como si de una fuente se tratase, apretando los dientes con fuerza lanzo un sesgo con mi arma esperando impactar en la peligrosa criatura. Al notar el impacto le grito al enemigo escupiendo con ira - " Muere perro del infierno, ¡ MUERE ! " -

- Tiradas (2)

Motivo: Kladazo

Tirada: 1d20

Resultado: 18(+7)=25

Motivo: Kladazo

Tirada: 1d12

Resultado: 4(+4)=8

Notas de juego

pv 32 -10: 22pv (-2por asalto desde asalto 2)