Partida Rol por web

Habiéndose acercado los caballeros, les habló con total franqueza, pues no le gustaba andarse con rodeos, y menos ahora que estaba ligeramente malhumorada. Les miró con rostro totalmente serio y habló en un tono bajo, para que los demás no escucharan, al menos mientras los dos presentes consideraban la alternativa que ella esperaba presentarles.

- Caballeros, la caída del puente no trae buenas noticias consigo. Había considerado esta opción porque era, a mi juicio, la más recomendable y viable, pero tal parece que mis cálculos no han ido como pensaba. Si bien estamos en una zona alta del río, y podríamos cruzar por los vados, no creo que sea algo agradable. Nos tomará por lo menos dos días más de viaje, lo cual me hace considerar racionar un poco más nuestras provisiones, ya que llevamos una viajera de más que no estaba en el presupuesto, pero... -Hizo una pequeña mueca de disgusto antes de proseguir.- esa no es la peor parte. El otro camino que nos queda por tomar, si no queremos volver sobre nuestros pasos, se sabe que no es el más recomendable. De varias fuentes he escuchado que abundan en esa zona orcos y goblins, entre otro tipo de alimañas, y también... gigantes. 

- Pongo a consideración vuestra si estáis dispuestos a tomar el camino. De otro modo tendremos que regresar lo que hemos avanzado en los últimos dos días de jornada, y encaminaros hasta el siguiente puente, lo que nos tomaría al menos 2 días más. Eso significaría cuatro días de retraso, el doble del camino de los vados. -Dio un pequeño suspiro- Como siempre, la selva no deja de sorprender a sus viajeros.

Se paró frente a ellos con ambas manos en la cintura, esperando su respuesta.

- Ya perdimos un día de los tres o cuatro que teníamos de margen - comentó Sir Rudolph, más pensando en voz alta que dando una opinión - Con dos días más de demora estaríamos justo al límite. Con cuatro... no creo que sea una alternativa. Además nadie nos asegura que ese otro puente no haya sufrido los mismos "problemas" que este -

El joven caballero meneó la cabeza, poco convencido de las opciones que tenían pero manteniendo el tono acorde a la conversación - Supongo que eso significa que deberemos vernos con los goblins y orcos y gigantes - añadió, acariciando sus armas - Salvo que Sir Ulrich defina lo contrario - completó, sabiendo que más allá de su opinión acataría los deseos de su mentor

Ulrich se recolocó obre la silla de su montura, escuchando las palabras de la guía. Sin duda lo que les comentaba no era para nada de agradecer. Si no hubiesen perdido el tiempo en el bosque. Maldita elfa. Pensó el caballero. Habían perdido un día por desviarse de su trayectoria. Un día que les permitiría haber podido afrontar aquel contratiempo. 

Sir Ulrich desvió su mirada hacia el acantilado de nuevo, valorando todas las opciones. Se lamentaba de haber accedido a las presiones y haberse desviado. En el fondo sabía que la culpa era exclusivamente suya. Sin embargo no valia la pena, habían de afrontar la nueva situación.

Las palabras de Sir Rudolph permitían ver su espíritu valiente y decidido. Ulrich volvió a mirar a la guía:

-Si forzásemos la marcha, ¿creéis que se podrían reducir los tiempos? No quisiera forzar en demasía, pues dependemos de nuestras monturas y no es mi intención agotarlas, sin embargo si disponemos de menor tiempo de descanso y agotamos la luz del sol, añadido a un caminar más ligero, quizá nos permita recortar el tiempo.

Miró a su compañero, para descubrirle lo que estaba pensando:

-No dudo de que sois más que capaz de enfrentar a terribles enemigos, mas es nuestro deber cuidar de la seguridad de la señorita Denia. Y exponerla a tales peligros con conocimiento no creo que sea lo adecuado. Hemos de velar por una travesía tranquila y sin sobresaltos. Si hubiese alguna otra alternativa, me gustaría valorarla.

-¿Vos qué opináis al respecto, Dona Navief? Sois nuestra guía y es de consideración vuestro parecer.

Navief se quedó pensando un instante antes de responder.

- Sir Ulrich, entiendo perfectamente lo que me dice sobre volver y evitar los vados, pero me temo que aunque apresurásemos la marcha, Sir Rudolph podría tener razón en cuanto a la condición de el siguiente puente. Aunque redujésemos la marcha a tres días, estaríamos en riesgo de que el otro puente también esté caído. Me parece que esto no es una casualidad. Yo misma tuve que desviar mi caravana anterior para buscar un puente alternativo y eso me costó una demora de casi una semana, además de una gran cantidad de víveres que no tenía presupuestado. -Observó detenidamente el puente caído.- Sinceramente no me parece que esto sea un accidente natural. 

Dio un largo suspiro. No era lo que hubiese querido, pero tenía que aceptarlo.

- Me temo que nuestra única alternativa es rodear y cruzar por la parte baja del río. Intentaré llevaros por el camino más seguro, aunque tendremos que estar alerta ante cualquier eventualidad. -Miró un momento al bardo.- Lo que me preocupa es que Don Edgar no pueda pasar del todo bien con su carro. Tal vez el camino hasta el río sea seguro, pero dudo que el cruce sea fácil con ese tipo de transporte. -Luego volvió a mirar a Sir Ulrich.- Lo único que puedo aseguraros es que si volvemos sobre la marcha es probable que extendamos nuestro plazo límite y tengamos que comprar provisiones en el siguiente punto urbano.

Se quedó en silencio otro breve momento, antes de dar su opinión personal.

- Yo me arriesgaría a cruzar por el valle. Después de todo somos al menos tres personas armadas, inclusive Lirio es buena arquera, por lo que me ha contado, así que los únicos desprotegidos serían Don Edgar y la hermana Denia. Es arriesgado, pero no creo que sea imposible.

La verdad no estaba tan segura como sus palabras parecían indicar, pero era la mejor alternativa que tenían por ahora.

Aunque reticente y disgustado por la situación, el veterano caballero asintió a su compañero y a la guía:

-Bien, si ambos están de acuerdo...sea pues.

Sin embargo algunas palabras de la guía le dejaron algo confuso. Frunciendo el ceño quedó pensando unos segundos hasta que retomó la conversación de la guía:

-Nuestro objetivo es la señorita Denia. Se dejará atrás todo aquello que nos impida un avance adecuado. Intentaremos franquear el río si es necesario usando todas las monturas de las que disponemos para tirar del carro, pero en caso de no ser posible, se dejará atrás. Espero que llegado el momento no tenga mayores opiniones contrarias que las esperadas.

Comentó mirando a Navief esperando una afirmación por su parte.

Navief, sin tener todas consigo de que un puente como aquel hubiera caído - y más en dos mitades - se acercó a comprobarlo. No le costó nada observar que las sogas de cáñamo habían sido cortadas y no con cuchillo. Le costó afinar la vista y pensar un buen rato, al no poder mirar de cerca las cuerdas que colgaban más de tres metros más abajo, pero finalmente dedujo qué era lo que no le encajaba.

Los cortes en las cuerdas y, sobre todo, las marcas en los tablones que estaban a la altura que se había producido el corte indicaban con poco margen de error - a su juicio - que habían sido, más que cortadas, desagarradas con uñas largas y afiladas, como las de una bestia salvaje.

- Si el carro debe quedar, que quede - asiente Sir Rudolph a las palabras de su mentor - coincido que la prioridad es cumplir nuestra misión. Y nuestra misión es llevar a la sant... a la novicia al convento - añade seriamente

- De cualquier manera deberíamos avisarle al resto sobre los posible seres que nos podemos encontrar. Orcos y goblins no deberían ser problema. Por lo menos si no vienen en cantidades. Los gigantes son otro cantar. No debemos dejar que nos arrinconen -

Los caballeros y la guía se habían puesto a conversar en voz baja, cerca del puente. Resultaba obvio que estaban molestos con la situación y era probable que estuvieran considerando alternativas y el nivel de incordio que suponía la situación.

Se bajo del caballo y se acerco donde debía estar el puente, se asomo para ver el agua que por allí fluía. Siempre le asombraba la naturaleza, a veces era madre y su belleza la sobrecogía, y a veces esa brutalidad con la que fluía el agua del río, que era letal para un humano, pero que albergaba vida dentro de ella y era limpia y pura. Se arrebujo un poco en su mantón, más que por frío por sobrecogimiento.

- Pues entonces tomaremos ese camino. Con vuestro permiso, informaré al resto de los nuestros.

Contestó a Sir Ulrich y se dirigió al resto de la compañía. No le gustaba cambiar la ruta acostumbrada, en ninguna caravana, pero ya había tenido que pasar por situaciones similares, así que echó mano a su labia de siempre, de modo de comunicar la noticia de la forma más apacible posible.

- Don Edgar, Lirio, Hermana Denia, los caballeros y yo hemos estado hablando sobre la ruta que hemos de seguir, ya que el camino que habíamos elegido en primera instancia, como ya os habréis dado cuenta, es imposible de seguir. Tras considerar varias opciones, hemos decidido que la más viable es descender hasta los vados, donde el agua es relativamente baja y podemos cruzar el río sin necesidad de puentes. Este camino nos tomará dos días más de lo esperado, pero es la mejor opción que tenemos, si es que no deseamos alargar más nuestro recorrido. El camino conlleva un poco más de incomodidad y tal vez debamos estar más alerta a los infortunios de la ruta, pero esperemos que con la bendición de nuestro Eterno Padre podamos retomar el camino deseado luego de cruzar el río. Esto no es raro en estas tierras, pues así es la geografía de la Selva Negra, así que espero lo podáis comprender. -Luego dirigió la mirada a bardo.- Don Edgar, no puedo aseguraros que podáis llevar vuestro carro por la nueva ruta que hemos escogido, pero espero que así sea; para evitaros inconvenientes, buscaré las rutas más abiertas, aunque mi prioridad será buscar el camino más corto, para evitar más retrasos. ¿Alguno tiene una duda o sugerencia?

Preguntó, dejando abierta la opción de decisión para el resto de los viajeros.

Denia pudo comprobar que el puente estaba roto en dos mitadas, con sus cuerdas rotas y deshilachadas.

Se volvió hacia Navief, cuando esta comenzó a hablarles. Entendió sus razones, sin darle mucha importancia a cambiar el camino, no tenia nada de malo cambiar de ruta, al menos eso pensaba ella. Asintió.

-Usted es la guía señorita, se hará como diga- dijo y siguió mirando el agua, absorta en sus pensamientos.

- ¿Habéis comprobado si las cuerdas han sido cortadas? Me preocupa que sea un modo de forzarnos a ir hacia algún sitio fácil de emboscar por parte de bandidos. Es un desastre tener que perder dos días más por algo así, pero supongo que no hay modo alguno de evitar perder ese tiempo.

Cuando Navief se acercó al grupo para informar los siguientes pasos. Sir Ulrich aprovechó para comentar algo con su compañero en voz baja:

-Extrañas son tantas casualidades. ¿Qué opináis de la elfa, Sir Rudolph? Demasiada casualidad encontrarla y tener que retrasar nuestro camino. Demasiada casualidad que supiese dónde encontrar a la señorita Denia y que supiese de su existencia cuando en cierta manera su existencia es casi desconocida incuso en Francfurt. ¿Creéis que puede estar detrás de tanta mala fortuna? Doña Navief asegura que el puente ha sido destruido de forma deliberada.

El caballero veterano esta intrigado en conocer algo más de la elfa y saber sus reales intenciones, pues dudaba de su buena voluntad de acompañar sin más por la liberación de una tierra desconocida para ella. Sin embargo sabía que con él, la elfa no sería capaz de abrirse.

Contuvo un poco la respiración al escuchar la pregunta de Lirio. No le gustaba la idea de que estuviesen "siguiéndoles" los pasos. 

- Las cuerdas fueron cortadas, sin embargo no creo que sea para emboscarnos. Esta ruta es muy transitada, sería muy presuntuoso pensar que fue para forzarnos a bajar a nosotros, pero no hay que descartar la idea de que puedan haber salteadores. Sin embargo, no creo que sean tan tontos como para intentar robar a una compañía en la que van dos hombres armados y una arquera bien conocida por la zona. -Respondió, obviamente refiriéndose a sí misma. En aquellos bosques ella era bien conocida por sus cazas semanales.- Rodearemos lo más rápido que podamos y retomaremos el camino al otro lado del río.

Su rostro serio demostraba que por parte de ella ya daba por zanjado el asunto.

- NO, no lo creo - el joven caballero meneo la cabeza mientras se explicaba - La forma en que atendió a la novicia fue experta. Ninguno de nosotros podría haberlo hecho mejor. Y has visto como la tratan los caballos? No, no creo que sea la causa de los problemas -

- Y en cuanto a como lo sabía... no lo se, pero es una elfa. Quien puede saber como se enteran de las cosas? - Tras pensarlo un momento agregó - Creo que debemos confiar en ella. Quizás no para el combate, aunque quizás si sabe manejar ese arco, pero creo que no es un peligro. E incluso, quizás, puede ser una ayuda -

Tras un breve intercambio adicional con Sir Ulrich, Rudolph se acercó al resto del grupo y añadió a las palabras de la guía - Lo cierto es que no tenemos muchas opciones. Necesitamos llegar a nuestro destino a tiempo y nuestro viaje preveía solo tres o cuatro días de margen. Ya utilizamos uno en el claro y volver a buscar otro puente nos significaría por lo menos cuatro días adicionales. Así que descartémoslo -

A diferencia de su compañero el joven caballero no tenía problema en explicarse - Debemos llegar al convento a tiempo para que la hermana Denia pueda... - pese a todo, tampoco era tan inconsciente como para correr riesgos ante quienes no conocía tan bien - ... eh... pueda llegar a tiempo - completó, obviamente dejando algún dato fuera de sus palabras

- Coincido con Doña Navief. No creo que hayan destruido el puente solo por nosotros, pero debemos estar atentos. Es posible que pese a todo nos quieran emboscar -

- No he querido decir que las cortaran por nosotros, sino que puede indicar que algún grupo de asaltadores las ha cortado para llevar a todos los que pasemos por esta ruta a un lugar de fácil ataque.