Partida Rol por web

La sombra del Norte

Capítulo 1: La Comarca

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06/07/2016, 00:11
Aeth Umbradacil

Lo primero que sintió fue a Dimrod agitando su hombro para obligarle a despertar; no le costó mucho esfuerzo conseguirlo, y en unos instantes ya se encontraba sentado en el borde de su cama, estirando la espalda completamente en una especie de ritual matutino. Al mirar a su alrededor, Aeth se preguntó como había sido capaz de conciliar el sueño en aquellas condiciones. La multitud era agobiante, y los ronquidos, simplemente atronadores.

Intentó rememorar la noche anterior. No había mucho que recordar; la mayoría de mercenarios, embriagados por la plata recién cobrada, habían optado por convertir su estancia nocturna en una festividad con todas las de la ley. Durante un corto tiempo les observó celebrar mientras terminaba con lentitud su última jarra de cerveza, hasta que la gente pequeña invitó al elfo a cantar y decidió que era hora de abandonar la estancia y concederse un descanso por aquella noche.

Salió del dormitorio tan pronto como terminó de atarse sus botas viejas y rotas y se echó por encima de cualquier manera su capa apolillada, y se dirigió rápidamente a la mesa donde el tarbernero se encontraba sirviendo el desayuno. No prestó ninguna atención al malhumor de Dimrod hasta que el Eomer llamó la atención sobre aquello. No tenía una respuesta para el joven jinete; para Aeth aquél estado de ánimo estaba simplemente acorde a su misión actual, aunque la advertencia le decidió a no provocar a Dimrod descaradamente durante la siguiente jornada de viaje.

Mientras mosdisqueaba distraidamente un par de trozos de panceta como desayuno, y a medida que los demás terminaron por reunirse en la sala principal de la taberna, algunas de las frases que compartieron le ayudaron a hacerse una imágen mental de ocurrido la noche pasada. Él mismo era tomado muchas veces por un vagabundo maloliente, pero en aquellos momentos era incapaz de ocultar una sonrisa de superioridad al ver a otros supuestamente "mejores" que él degradados a un estado mucho peor a causa de sus excesos.

Habría hecho algún comentario jocoso para regodearse, pero Dimrod calló a todos al anunciar que la partida era inminente; por lo que simplemente se encogió de hombros, llenó su boca cuanto pudo con los restos que quedaban del desayuno y abandonó la posada el primero para respirar algo que no fuera el olor a sudor de una decena de hombres hacinados en un espacio cerrado.

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06/07/2016, 08:49
Thund

Se había mantenido desde el principio discretamente callado, en una esquina de la mesa, comiendo con cierto aire solemne. Daba la impresión de que, por el resto de sus actitudes, debía de ser frugal en la alimentación, pero era evidente que su entrenamiento como soldado y su constitución enana le llevaban a intentar aprovechar al máximo esa primera comida, que le daría energía para lo que se encontrasen. 

Había caído rendido al llegar a su estancia, pero parecía que los que se habían quedado abajo habían armado jarana suficiente como para que Dimrod estuviera manifiestamente molesto. Ante las explicaciones del elfo, negó con la cabeza, imaginando que probablemente todo aquello degeneró en un ademán de orgía, lo cual le daba poca confianza en todos los que se habían quedado escuchando la música del bardo. El estado del dúnedan era bastante significativo de las actitudes libertinas de algunos de los integrantes de aquella compañía...

Se terminó el desayuno con premura cuando Dimrod anunció que saldrían enseguida y comenzó a equiparse los bártulos.

Bien —dijo—. Esperaré fuera, con vuestro permiso. A lo mejor a nuestro compañero le vendría bien también el frío de la mañana —comentó, secamente, señalando con la cabeza a Rossuon, y sin esperar respuesta, se dirigió con pasos tranquilos hacia la puerta.

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06/07/2016, 17:21
Director

El incidente del jabalí

Turno 1

Dimrod tomó un frugal desayuno, apenas media tostada que dejó apartada en el plato, una pieza de fruta mordisqueada y un vaso de leche que dejó a mitad, su malestar no le permitía comer tranquilo. Tenía muchas cavilaciones en mente, y de vez en cuando mostraba el enfado que aún tenía con Rossuon por haberse aprovechado de su generosidad y levantarse en estado de ebriedad para comenzar la misión. El tema del dinero era el mal menor para el eriadoriano, en cambio, el hecho de que en su primer día de trabajo se encontrara borracho era algo que le preocupaba realmente. Dudaba haber acertado con él, y sospechaba que más temprano que tarde terminaría lamentándose de haberle incluido en el grupo. Aunque por lo pronto iba a reservarle una sorpresa para el siguiente día de paga. Finalmente, Dimrod apartó el plato de comida y se dirigió al exterior, donde Eoden ya había preparado las mulas para partir.

Una vez todos hubieron terminado de desayunar salieron al exterior y Dimrod les permitió ir a un pequeño mercado cercano a la Perca Dorada antes de emprender la marcha, puesto que varios de ellos querían hacerse con la afamada hierba de los medianos que habían probado en la posada de Harry Corralera. En el mercado tenían de todas las clases que habían conocido en su breve estancia en Valle Largo: Viejo Toby, Estrella Sureña o Valle Largo.

Notas de juego

Quienes vayan a comprar que me lo indiquen en notas. La hierba cuesta 1 mc por cada 75 gramos (lo justo para 1 semana y media).

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06/07/2016, 17:40
Dimrod

Cuando volvieron a reunirse tras la visita al mercado ya se encontraban listos para la partida. Dimrod se dirigió entonces hacía ellos para contarles el plan que tenía para el camino.

-Seguiremos por el Gran Camino del Este, hacía Bree. -Les anunció. Aquella ruta era la mejor para el destino que habían propuesto, tal como alguno de ellos ya había imaginado. -Luego tomaremos el camino hacía el norte, hacía Fornost. Allí habrá terminado vuestro trabajo, amigos. -Su rostro se había vuelto menos tenso que en la posada e incluso mostró una sonrisa al finalizar sus palabras.

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06/07/2016, 20:31
Hunkel Saeta de Hierro

-Hacia Bree entonces, no hay mas que discutir- señaló el enano gusto de salir de nuevo al campo y poder disfrutar del olor del aire de los valles y los bosques así como de poder conocer la belleza de la naturaleza de aquellas tierras en las realmente no había estado antes. El paseo por el mercado fue algo que optó por evitar, no tenía intenciones de hacer con hierva pues seguramente ya tendrías suficientes emociones y placeres en el camino a la par de que le parecía mas importante estar siempre plenamente consciente de todo, quizá a su regreso, con tiempo de sobra, haría una parada de nuevo en aquellas tierras para darse un ligero descanso y gastar algo de su paga en esas famosas hiervas.

-Supongo el camino ha de ser muy transitado por lo que no habrá que preocuparse por enviar a algún explorador a adelantarse y reconocer los caminos, si no que bastará con preguntar a aquellos que vengan en sentido contrario. Señor Dimrod, ¿desea alguna formación es especifico para avanzar o simplemente que cada uno se encargue de mantener los ojos bien abiertos?. Preguntó el enano deseoso de comprobar que tan preocupado estaba su actual jefe por la seguridad en el camino.

Notas de juego

Nota: Yo votaría por meter mapas ilustrativos de los viajes que se planean, pues para mi eso si que enriquece mucho la narración al ubicar a los personajes mas a fondo en el trasfondo geográfico.

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06/07/2016, 21:48
"Aceroamargo"

Tras el desayuno, el joven acudió al mercado. Con el enfado que llevaba Dimrod encima, había supuesto que no les dejaría distraerse y que querría partir con prontitud. Por fortuna, se equivocaba. No obstante, el joven no quiso tensar la cuerda del ánimo del pobre Dimrod e intentó darse aire en sus compras. Ya tenía suficiente con Rossuon y sus juergas. El joven se preguntaba qué iría a hacer el dunadan de Gondor cuando llegasen a Fornost y quedase libre de responsabilidades. "Seguramente beberse la paga..." pensó despectivo, pero se reprendió a si mismo. Al fin y al cabo no conocía la vida de Rossuon, y no sabía qué lo impelía a comportarse así. Tal vez arrastrase más pesares de los que aparentaba.

En un tenderete adornado con pipas y grandes hojas de tabaco seco; un sonriente hobbit despachaba su mercancía empaquetándola al peso. El joven tardó en decidirse, ¿Estrella Sureña o Valle Largo?. Finalmente, compró 75 gramos de cada variedad, así como una pipa, de madera pálida adornada con una talla en forma de volutas; que de cierta forma, emulaban las bocanadas de humo que satisfarían a su futuro dueño. Pagó religiosamente, y volvió junto a Dimrod, que ya esperaba con las mulas preparadas.

Asintió a las palabras del jefe de la pintoresca comitiva, sin abrir la boca. "Hacia Bree, y luego hacia el norte..." tal y como había imaginado. Con algo de suerte llegarían a Fornost sin grandes problemas. La ciudad estaba bastante al Norte. Una vez allí, podría aprovisionarse gracias a la paga, y decidir su próximo movimiento; meditó mientras acariciaba el pomo de su espada. Tal vez en Fornost se estuviesen reuniendo hombres para devolver los golpes a Angmar. Tal vez alguna noticia de interés le esperase al llegar a la capital. Fuere como fuere, no tenía sentido seguir cavilando aquello. Primero había que llegar a la ciudad; y les quedaba un largo camino por delante.

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07/07/2016, 02:43
Mithdúlin

Iba a responder a Aceroamargo cuando el tono hosco de Dimrod le interrumpió. Al parecer habría poco tiempo para relajarse. Em el fondo lo esperaba, pero no dejaba de desilusionarle. Había supuesto que su estancia en la Comarca sería breve, pero no que sería fugaz, y que no le daría tiempo de encontrarse con sus viejos amigos, la banda del siempre risueño Mungo Bolger.

El humor de Dimrod pareció afectar al resto, pues todos (exceptuando quizás a Rossuon y su "brebaje mágico") dieron cuenta de su desayuno en silencio. Por suerte, tras el apresurado té con tostadas y miel, les permitieron visitar un mercado cercano a la posada. No quiso demorarse mucho para evitar problemas, pero no pudo evitar pararse en frente de un puesto que tenía pequeños reclamos de caza. Cada uno estaba tallado con la forma del ave al que imitaba, habían pequeñas perdices y patos tallados magistralmente en madera. El artesano sonreía orgulloso mientras daba unos últimos retoques a una codorniz con su navaja, y detrás de él estaba una dulce jovencita de largas trenzas y mejillas sonrosadas que daba color a otro de los instrumentos con un diminuto pincel. Se quedó mirando y admirando las distintas piezas y finalmente se disculpó por no comprar nada, pero felicitó al dueño del puesto y a la que posiblemente fuese su hija.   

Al acercarse al puesto del vendedor de tabaco vio como su compañero, el misterioso y melancólico caballero, se alejaba. Saludó educadamente al dueño y miró los distintos tipos de hojas, dejando que el agradable aroma le acariciase el olfato. El tabaco de los medianos, al igual que su gastronomía, era difícil de olvidar.

Pidió un par de bolsas de tabaco y una pipa (la última vez que había fumado había sido con una pipa prestada), y decidió regresar con sus compañeros, ojeando los puestos que había obviado por el camino. 

En la entrada de la posada todo estaba dispuesto para la marcha y Dimrod parecía estar de mejor humor. al parecer era hora de partir y tendrían que pasar por Bree antes de llegar a su destino, donde sus servicios ya no serían necesarios. Mithdúlin saludó a sus compañeros y se quedó escuchando la conversación entre el enano que se hacía llamar Hunkel y Dimrod.

¿El camino del este, eh? 

Mithdúlin recordaba aquel camino enmarcado por majestuosos sauces, retorcidas hayas y ancianos robles. En esa época del año la tierra estaría alfombrada de crujientes hojas rojizas y pardas que, al pisarlas, rivalizarían con los gorjeos de los descarados petirrojos. Esto puso al bardo de buen humor, sobretodo porque tal vez tendría alguna posibilidad de encontrarse con algún conocido y hasta preguntar por el paradero del viejo Bolger, que solía viajar por los alrededores con su banda de músicos y cuentacuentos.

 

Notas de juego

Compro 75 gramos de Viejo Toby y otros 75 de Valle Largo (2 mc, ya las he descontado de la ficha). También adquiero una pipa.

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07/07/2016, 15:44
Rossuon Pairaniar

Las pullas sobre el mejunje no le pillaron desprevenido, Rossuon ya se había cansado de justificar su peculiar y repulsivo cóctel ante demasiada gente como para volver a caer en la trampa. Sus palabras no habían logrado convencer a nadie entonces y no lo conseguirían en ese momento. Tendría que esperar a que alguien lo necesitara para poder decir con todas las ganas "te lo dije". 

Mostró una amplia sonrisa y rió las gracias de sus compañeros, pero no pronunció palabra. Echó un vistazo a la comida, sintiendo como su inestable estomago le señalaba que no era buena idea. Al menos por el momento. Cuando Dimrod anunció la inminente partida el joven estaba girándose para buscar entre sus pertenencias un pañuelo que le sirviera para guardar parte del desayuno, por lo que no se percató de la intensa mirada que le había dedicado. Su intención era poder paliar el hambre en el camino y asentar su organismo. Se dio cuenta entonces de que había olvidado su mochila junto a la barra y, con desgana, se levantó a por ella. Acción que no le venía del todo mal, pues el movimiento evitaría que se quedara dormido.

Con las provisiones listas siguió a la compañía al exterior. La brisa consiguió que se sintiera mejor, así como el brebaje que empezaba a hacer efecto. Acompañó a los que se acercaron al mercado más por no permanecer quieto que por tener la intención de comprar algo, aunque una vez delante del puesto pensó que la hierba le ayudaría a soportar las duras y largas jornadas que le esperaban. Manoseó varias pipas antes de decidirse por una sencilla, de color marrón oscuro y con dos surcos que la recorrían por sendos lados, y se decantó por la clase de Viejo Toby antes de regresar junto al resto.

El camino del este hacia Bree. Las palabras se repitieron en la cabeza del joven noble. Había escuchado aquellos nombres en algún lugar, pero no lo recordaba. Posiblemente los vio en algún mapa que ojeó sin gran interés, fingiendo que lo estudiaba por alguna excusa que ya no tenía importancia. Por alguna razón se sentía preparado para la caminata, quizás a causa del alcohol que desviaba sus movimientos o porque su cuerpo aún no había reanimado los dolores que le afligieron la jornada anterior. No tardaría en cambiar de opinión. 

Intentó ponerse serio y prestar atención a los preparativos del camino. Las discusiones sobre estrategias, formaciones, exploradores... Se vio dominado por un amplio bostezo, pero se obligó a seguir atendiendo. Tenía que parecer profesional y cumplir con la misión. Al menos el éxito de la misma ya había sido celebrado. 

Notas de juego

*Si no tengo pañuelo pues me llevaré las tostadas (o lo que sea) en la mano hasta comprar uno en el mercado.

Compro hierba y pipa. 

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07/07/2016, 19:09
Aular Robleviejo

Bree y Fornost  es lo único que Aular retuvo de la conversación  y en realidad no necesitaba mas información para cumplir con la misión por la que le pagaban .Después  alguien pregunto sobre la disposición de la marcha, esa no era mala pregunta pero habiendo un jefe es de suponer que querrá imponer su punto de vista así que callo y espero sin mas apoyado en la lanza observando el horizonte en silencio . No sabia lo que tardarían los demás en estar dispuestos para partir  , desde luego no todos estaban acostumbrados a vivir sobre el terreno y viajar con los puesto , mierda si parecía que algunos viajaban con la casa a cuestas y aun  les faltaba un séquito.

Reprimió una media sonrisa malévola al imaginárselos  atravesando el bosque negro ...Abarzgur... abono para el bosque .Había observado las miradas que le echaban , si aquí él era el extraño  salvaje pero en el bosque ellos eran los extraños .

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08/07/2016, 00:12
Aeth Umbradacil

Suponía que partirían de inmediato tal y como había señalado Dimrod, pero no había contado con el tiempo que tardarían en preparar los caballos de la dama y sus dos guardaespaldas, así como otros menesteres como los víveres para las siguientes jornadas. La mayoría aprovechó la inesperada pausa para movilizarse en tropél hacia el mercado como simples viajeros trotamundos en busca de un recuerdo, sin embargo a Aeth nada le interesaba lo que pudieran tener y se quedó apartado esperando a que abandonaran la ciudad, manteniendo su bolsa de dinero firmemente cerrada.

Por fin llegó el momento de la auténtica partida. El plan de Dimrod parecía muy simple, atravesar por el pueblo más grande de la zona hacia nuestro destino. - qué pérdida de tiempo - fue el primer pensamiento que tuvo conocer el recorrido que deberían seguir. Hacía tiempo que él mismo evitaba las ciudades y solo se movía por pequeños pueblos de paso; en su opinión, cuanta más gente tuviera un poblado, más problemas atraería; y seguramente alargarían la marcha por lo menos dos o tres días en comparación a si atajaran directamente hacia el norte. Sin embargo, dos días más de trabajo significaban dos días más de cobro, y no iba a ser él quien los despreciara.

Por otro lado le resentía creer que les hacían perder el tiempo. Dimrod estaba de muy mal humor para arriesgarse a echárselo en cara, por lo que decidió desquitarse con otro, y a este otro le tocó ser uno de los enanos recién contratados por Dimrod, el que había hablado poco después de él. - ¿Conoces alguna formación que os haga caminar más deprisa? Con esas piernas tan cortas dudo que aguantéis el ritmo. -

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08/07/2016, 11:58
Dimrod

Dimrod abrió la boca para responder pero las palabras de Aeth, lanzando una nueva pulla contra los enanos, hicieron que su gesto fuera interrumpido a medio camino sin llegar a emitir sonido alguno. Sorprendido, se giró hacía Aeth y reaccionó rápidamente, conocedor del temperamento de los enanos.

-Mi buen amigo Aeth, aunque vos no lo creáis, los enanos son capaces de caminar velozmente pese a lo que pueda parecer por su constitución, y su gran resistencia les permite seguir caminando donde otros ya hemos desfallecido. Os apuesto un asado de venado a que estos tres son capaces de continuar la marcha cuando dos viejos como nosotros ya estemos asfixiados.- Bromeó para intentar apagar las ascuas antes de que salieran llamaradas.

-En cuanto a su pregunta, maese Hunkel. -Continuó de inmediato sin proporcionarles tiempo para entrar en discusiones sobre el anterior tema. -Prefiero que caminemos aparentando normalidad, como un grupo de viajeros más que continúa su andar por el camino. Eso sí, mantened los ojos bien abiertos. La Comarca no supondrá peligro alguno, pero más allá de sus límites deberemos andar con ojo.

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08/07/2016, 15:43
Hunkel Saeta de Hierro

Y allí estaba uno en quien no habría que confiar demasiado. El tal Aeth dudaba de las capacidades de los enanos, bien, eso solo demostraba que no sabría nada sobre ellos y como combatir en conjunto, e incluso, que no confiaría en ellos. Mal por él, pensó Hunkel.

-No se preocupe señor Aeth, por si me canso y no puedo seguirle el ritmo, he traído un poni-. Sonrío con cierta sinceridad sin decir mas pues Dimrod ya había dicho mucho en un intento de defenderlo, lo cual no hacia realmente falta, Hunkel no iba a iniciar una disputa ni iba a tomarse personal el comentario, eso le era indiferente. Aunque quizá alguno de los otros enanos si se tomase muy apecho aquello.

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09/07/2016, 12:39
Rossuon Pairaniar

El comentario de Aeth torció el gesto del joven. Pensaba que se estaba pasando, y no había necesidad. Por suerte Dimrod zanjó el asunto rápido para que no escalase, pero Rossuon temía que aquellas palabras tendrían su repercusión tarde o temprano. Aunque... se puso a pensar en como correrían los enanos, en el aspecto que tendrían y perdió el hilo de la conversación. Los ojos empezaban a cerrarsele y daba sacudidas con la cabeza para evitar dormirse. Esperaba ponerse en marcha ya, porque si se apoyaba en algún lugar se rendiría de inmediato al sueño. 

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09/07/2016, 23:39
Director

Turno 2

Partieron al fin, dejando atrás la Perca Dorada mientras avanzaban por el camino lleno de grandes charcos por culpa de la lluvia de los días anteriores. Eoden caminaba en primer lugar, a lomos de su magnífico caballo. Detrás de él iban las dos mulas caminando pesadamente con un cofre en la carga cada una. Dimrod caminaba delante de ellas tirando de sus riendas. Melyanna caminaba justo a continuación, charlando con Matha como habían hecho desde que se encontraran la tarde anterior, reían y hablaban alegremente. Era extraño ver a Melyanna así, pero quienes habían conocido sus quejas y su temperamento anterior a ese día rezaban a los Valar para que siguiera tan dicharachera como durante esa mañana. El resto del grupo caminaba tras ellas.

Salieron del pueblo de Valle Largo y empezaron a cruzar sus bastas tierras completamente llenas de cultivos de tabaco. Los buenos conocedores de las plantas de tabaco podían distinguir todas sus variedades incluso desde la distancia, había campos enteros donde crecía la conocida como Viejo Tobby, otros tenían las plantas de cierto tono amarillo conocidas por Estrella Sureña y había muchas más. Finalmente, dejaron atrás las tierras de Valle Largo y también los cultivos de tabaco y la vista cambió a prados verdes de alta hierba y árboles solitarios que despuntaban en los campos.

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10/07/2016, 22:40
"Aceroamargo"

El joven caminaba mientras meditaba, con sorpresa, que las palabras de Umbradacil sobre los enanos no hubiesen organizado un conflicto serio; orgullosa raza eran, poco dada a sufrir insultos o menosprecios en silencio. Por suerte la rápida intervención de Dimrod atajó el asunto, e impidió que la cosa fuese a mayores. El numenoreano no podía jactarse de conocer bien a los enanos, pues nunca había cruzado más de cinco palabras con uno de los hijos de Durin, pero bien sabía que no tendrían que esperarlos ni se quedarían atrás durante la marcha.

Contempló al eriadoriano mientras caminaba; no parecía muy contento y no era para reprochárselo. Al fin y al cabo les pagaban para hacerles el viaje más sencillo y seguro; no para darle dolores de cabeza a su empleador. Por otro lado, Lady Melyanna parecía estar de excursión por el campo, caminando alegre, entre risas y confidencias con la mediana. El joven se preguntó una vez más que les llevaría a Fornost en aquellos tiempos tan revueltos, y por que se veían obligados a contratar a aquella pintoresca escolta y no contaban con hombres de su propia casa. 

Fornost no era un destino halagüeño, ni mucho menos seguro. Si había que hacer caso a las predicciones de su padre, la capital de Arthedain ardería antes del año nuevo. Aquel sentimiento y las cada vez más preocupantes noticias que llegaban de las fronteras con Angmar era lo que los había espoleado a cabalgar hacia el norte con prisas; con demasiada prisa, y con funesto resultado al descubrir, con sorpresa, que por desgracia el Enemigo llegaba muy al sur con sus incursiones.

El numenoreano sacudió de su cabeza aquellos grises pensamientos, y se acercó a Dimrod, tal vez algo de charla le hiciese olvidarse de la canita al aire de Rousson y de los modales de Umbradacil. - Mi señor, deberíamos adoptar una formación más marcial durante la marcha, alguien debería flanquear a Lady Melyanna; y quizá también a las mulas...- Dijo, echando un vistazo a los cofres ¿Que llevarían?.- Si alguien nos embosca no nos avisará de su ataque; cualquiera podría acechar entre la alta hierba y el peligro crecerá conforme nos alejamos de las tierras de los medianos.- observó distraídamente, para luego añadir.- Decidme, si no es indiscreción ¿Qué os lleva a Fornost en estos tiempos tan agitados? ¿No es demasiado riesgo tan solo para visitar a unos parientes?

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10/07/2016, 23:47
Aeth Umbradacil

Tras la respuesta de Dimrod y el enano, no pudo más que chasquear la lengua con desagrado; no solo Dimrod se había propuesto fastidiar sus intentos por desahogarse, sino que el enano apenas se inmutó a su burla. Podría haber intentado devolver la puya de nuevo pero esta ya había perdido todo efecto, y tras la intervención de Dimrod si continuaba solo conseguiría atraer hacia sí mismo las iras de su patrón. Volvió a chasquear la lengua - ¡Bah! - dijo como única respuesta y se alejó a un lado de la formación, irritado por culpa del dichoso enano.

Las siguientes horas de caminata las pasó en silencio, intentando olvidar simplemente que tenía alguna compañía. Contemplar los cultivos y las tierras adyacentes al pueblo le dió algo en que pensar. Le asombraba y cautivaba a partes iguales haber encontrado un recóndito lugar como aquél que parecía no ser afectado por los conflictos del noreste. Que los pequeños habitantes del lugar pasaran sus vidas de forma tan tranquila mientras que el resto de territorios se preocupaban por asaltos, bandidos y guerra... no sabia si considerarlos afortunados, o sentir asco por su ignorancia.

Volvió a la realidad cuando el joven gigantón con armadura rompió el silencio que mantenían el resto de mercenarios para exponer sus preocupaciones a Dimrod. - Te pagan para que trabajes, no para satisfacer tu curiosidad. - respondió Aeth sin contenerse ante la última pregunta del autodenominado "Aceroamargo", el único nombre por el que había escuchado que le llamaran en todo el trayecto. - Pero el muñeco de latón tiene razón. Con "Milady" custodiada por semejante multitud y esos cofres a la vista llamamos la atención. Si yo fuera un bandido en estas tierras y nos viera en la distancia, me lo tomaría como una invitación para asaltarnos. -

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11/07/2016, 11:04
Aular Robleviejo

El camino es de lo más agradable y al menos por un momento la cabeza y el corazón parecen  ir al mismo son, lo cual es una gran novedad  .No  parece haber enemigos a la vista , el paisaje es amable y no hay necesidad de estar con los cinco sentidos ante cada recoveco del camino .Así que algo parecido a una auténtica sonrisa de felicidad se insinúa en la cara de Aular mientras camina despreocupado por el margen del sendero, apartando con la lanza algunas hierbas y aplastando otras como si fuera un niño pequeño.

Pero lo bonito nunca dura demasiado y enseguida empiezan a graznar estropeando lo que estaba siendo un reconfortante paseo .El hombre de los bosques gruñe y escupe hacia un lado al tiempo que murmura por lo bajo .

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11/07/2016, 14:51
Gramj Haïa

El enano había ignorado a todos. Sólo esperaba la órden de partir, y ya estaban en camino. Por su mente corría la ruta que indicaron al principio las palabras del Señor Dirmund. Bree y luego Fornost. No era la primera vez, que por lo que fuera, una patrulla se había disgregado o separado en diferentes grupo, y muchos se habían perdido por no atender. Su mentalidad de soldado seguía rigiendo sus pasos, y como tal así actuaba. Seguiría esa ruta, para cumplir la misión, aunque quedara en solitario, para que por lo menos, su palabra dada, fuera cumplida y no sintiera la humillación de haber faltado a lo prometido. Por el camino se atusaba el bigote de manera compulsiva y ocasional. Incluso alguna vez había refunfuñado, ya que se había enredado algún pelo de su amado mostacho, y, o este le había dado un tirón o incluso se lo había arrancado. Cuando perdía un cabello si se enfurruñaba, ya que deseaba cuidar a máximo esta protuberante mata de pelo pelirrojo y conservarla hasta que fuera cana.

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11/07/2016, 18:18
Rossuon Pairaniar

Rossuon agradeció comenzar a caminar, aunque no por mucho tiempo. Lo que le sirvió para no quedarse dormido pronto reanimó otros males que acechaban en su cuerpo. Un par de veces se quedó atrás respirando profundamente para evitar echar la papilla, los pinchazos en las plantas de los pies le obligaron a experimentar otras posturas para descargar sus pisadas y las rodillas era un martirio en cada tramo de bajada. Aún así, se vio mejor que los días previos. Lo qué no significaba que no fuera a quejarse...

- ¿A qué distancia decís que esta Bree? - preguntó con voz lastimera y respiración agitada, pues acababa de dar un ligero aceleron para alcanzarlos tras lograr que su estomago aguantase su contenido. 

Pensó que sería bueno saber cuanto recorrerían en aquella jornada para poder calcular de manera aproximada lo que le faltaba en cada momento. Aunque bien podía ser al revés y convertirse en un suplicio. No, tenía que aguantar, el esfuerzo por la gran fiesta de anoche.

En un intento por distraer su mente y alejarla del constante dolor se acercó a Aular. No le había parecido muy conversador, ni siquiera amistoso, pero tenía curiosidad. Además, tampoco podía ser tan desagradable como determinados nobles que había tenido la poca fortuna de conocer. 

- Perdona. - dijo en un intento por llamar su atención. - ¿Qué viste en los huesos? - ¿habría sido un mal presagio? ¿le prometieron grandes hazañas? ¿o solo era un truco para que los ingenuos como él preguntasen y consiguiesen una respuesta a cambio de unas monedas? A Rossun no le pareció que a Aular le interesara el oro, pero quizás buscase otro fin. O solo reírse de los extraños. 

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11/07/2016, 21:46
Hunkel Saeta de Hierro

El enano se mantuvo alerta a todo lo que sucedía a su alrededor, tal y como estaba acostumbrado, aunque era difícil no tomarse el tiempo para apreciar los alredores con cierta distracción, al fin y al cabo, aun se encontraban en terrenos de cierta forma seguros. De hecho, el viaje a Bree estaba siendo muy tranquilo de no ser por que aquel hombre empezó a hablar insultando ahora a otro de ellos, tal como si buscase pelea.

-La curiosidad la tienen todos, e incluso mas curiosidad muestras tú al responder a todo aquel que habla queriendo ver como reaccionamos- le dijo el enano a Aeth, -y por cierto, no ha hablado ningún muñeco de latón, pero, si acaso ves uno que lo haga, no dudes en envolverlo en llamas de inmediato pues eso habría de ser obra de algún brujo- dijo dando por hecho que tomaría con seriedad todo lo que el humano dijese, por mas que no tuviese sentido.

Sobre las palabras de Aceroamargo y otros, el ya había expuesto algo al respecto por lo que esta vez prefirió no hablar dejar que Dimrod hiciese lo que mejor le pareciese según las circunstancias.