Partida Rol por web

Las comadrejas son para el verano

Misión 1: Entregar el correo

Cargando editor
10/01/2018, 19:35
Dain

-Si me conoces, y creo que es así, sabes que de ningún modo lo dejamos morir sin resistencia. Hicimos cuanto pudimos, y él dio su vida por salvarnos. Como dice Robin, murió como un guardián, como un valiente. Haciendo lo que realmente quería.

La rabia que Tuk demostraba cada vez que las confesiones iban a más le hizo pensar a Dain que el tema era algo personal, lo que le unía a Baron. ¿Podrían ser hermanos? No lo descartaba, aunque comenzó a ser algo más sutil al sugerirlo, de modo que pudiese descartarlo si Tuk respondía por fin a la duda que tantas veces le dejó caer.

-Se nota que le tenías estima, o eso parece. No podíamos haber hecho más, y aunque llevaba poco tiempo en nuestra patrulla sabes que desde el primer momento que nos unen somos hermanos. Perderlo nos dolió, y lo enterramos con honores. Los dioses saben que no pudimos hacer más por él. Dinos por qué lo buscabas, y quizás podamos ayudarte o terminar esta situación tan desagradable.

Cargando editor
11/01/2018, 04:02
Quentin

Quentin había adelantado un pie involuntariamente cuando Tuk reaccionó de forma tan violenta, pero se contuvo cuando la cosa no fue a más. Dain y Robin - que demostró tener una verborrea apasionada y sorprendente para un ratón tan joven - parecían querer mantener al maleante contento, otorgándole toda la información que consideraban correcta, por lo que Quentin prefirió quedarse al margen. Recordar el fallecimiento de Baron, su enfrentamiento con la terrorífica serpiente y las lágrimas derramadas en su entierro aún estaban frescos en su memoria, y se le hizo un nudo en el estómago al escuchar de boca de su compañero lo sucedido. Podía ver las imágenes en su retina, escuchar los chillidos de la bestia, oler la peste de la sangre...

Desterró aquel pensamiento de su cabeza mordiéndose la lengua. Debía permanecer atento a la conversación y al compañero de Tuk. No se había olvidado de él.

Cargando editor
11/01/2018, 22:12
Director

Tuk parecía dejar que los guardianes hablaran pese a su notable enfado. Quizá únicamente por que eran los que habían visto a Baron con vida por última vez. Por una parte quería partirle la cara a Dain, pues ya se la tenía jurada de antes, pero por otra no podía dejar de oír sus palabras y las de Robin.

Era demasiado retorcido pensar que lo habían matado ellos mismos y se estuvieran inventado una historia para cubrirse las espaldas, por lo que aceptó la historia que contaban...  

Los puños del bandido comienzan a relajarse lo justo para poder hacer gestos con sus manos. Gestos enérgicos que pasaban cerca del rostro de Dain sin llegar a tocarlo.

- No quiero vuestra compasión malditos mercenarios. espetó airado dándose la vuelta para dirigirse a la salida, pasando por el lado de Quentin y topándose de frente con Robin que de alguna forma custodiada la salida.

- Vámonos, aquí ya no hay nada que hacer. ordenó a sus lacayos. Dos de ellos que apenas eran un puñado de músculos sin voz ni voto en aquello fueron tras él.

Pero el último de ellos, de nuevo no parecía estar conforme a su decisión. Este esperaba "algo más" por el esfuerzo. Empezó a mirar a su alrededor hasta toparse con una de las sacas, la cual empezó a abrir para curiosear si tenía algo de valor que pudiera "tomar prestado". Todo esto sin que su jefe, que ya se marchaba, se percatara...

Cargando editor
11/01/2018, 23:56
Robin

Robín dejó que Tuk pasara junto a sus dos escoltas, agachando su rostro a modo de pésame, le hubiera gustado que aquel hombre le hubiera contado algo sobre Barón, pero parecía que no tendría esa suerte, el hombre se retiraba sin más.

Pero allí estaba aquel gigante, tocando con sus bruscas zarpas las sacas del tan esperado correo. Que aquel tipo hiciera lo que quisiera era insoportable, y por respeto al ratón que salía, no se lanzó de inmediato, pues no quería dar un toque de irrespetuosidad a un corazón herido. Pero en cuanto sus pies bajaran algunas escaleras, no permitiría esa falta de respeto hacia el pueblo ratón.

Notas de juego

Si Dain o Quentin no hacen nada, o me frenan, le doy un (leve) golpe ascendente con el revés de la lanza para separar sus zarpas de la saca añadiendo un "disculpe pero eso no es suyo".

Cargando editor
12/01/2018, 02:40
Quentin

Afortunadamente, todo había quedado en nada. Conforme con las palabras de sus compañeros de patrulla, Tuk se marchaba haciendo aspavientos y Quentin agradeció que no tuvieran que usar la fuerza. No quería provocar más altercados para los amables propietarios de la posada. Sin embargo, uno de los tipejos, queriendo tener más iniciativa de la que correspondía en un momento como ese, empezó a tocar sus cosas.

Más bien, las cosas de los habitantes. Su correo. Palabras de sus familias, mensajes de amor, de condolencias, felicitaciones...

—Eso sí que no dijo entre dientes, avanzando a grandes zancadas hasta él. Estaba harto, pero no quería darle una excusa para empezar una pelea. Él, antes de Guardia, era un hombre de ciencia. Cogió el palo de la escoba y golpeó la pared de madera junto al secuaz y clavó sus ojos en los suyos— Creo que ya te ibas.

Cargando editor
13/01/2018, 21:52
Dain

Dain por un instante no supo qué hacer. La situación era entre absurda y desconcertante. Ahora resulta que Tuk decidía irse sin más explicaciones.

No sería él quien se lo impidiese, porque buscar pelea porque sí no era su estilo, y más en medio de una misión. Al menos se reconfortó pensando que el antiguo y noble amigo que antaño fue no estaba del todo perdido.

Pero nunca es todo fácil. El sicario intentó hurgar En las sacas de correo, y ya Robin y Quentin actuaron al respecto.

-Amigo, ahí no hay nada que pueda interesarte -añadió ek ratón a las palabras de su amigo Quentin. Por si acaso, agarró de nuevo disimuladamente el mango de su espada, listo para entrar en acción si el sicario no se convencía de seguir a su jefe.

Cargando editor
13/01/2018, 22:58
Director

El modo de actuar de Tuk dejaba entrever que tipo de ratón era. Era de esos que siempre obtienen lo que quieren y si se les ponen trabas, no tienen problemas en llegar a las manos.

El quería que le contarán la verdad sobre Baron y su paradero. Ya tenía lo que buscaba, por lo que no tenía sentido darse de palos sin razón. Eso no quitaba que hubiera estado esperando la más mínima excusa para liarse a puñetazo limpio... especialmente con Dain, al que por alguna razón del pasado se la tenía jurada.

Pero la sangre fría, la paciencia y la tolerancia que los guardianes habían demostrado, les habían librado a todos de una lucha en las que no la tampoco lo tenían todo consigo para ganar.

- ¡Bah! Menuda basura. dice el matón tras ver el contenido del interior de la saca. Tranquilos tampoco es que esto tenga mucho interés en esto. sentencia antes de dejarla caer al suelo haciendo que las cartas se esparzan por el suelo de la habitación.

- No os esforceis mucho... rie alejándose del lugar.

Sin conseguir sacar de quicio a los guardianes, se marcha finalmente.

La tensión del ambiente hace que durante unos segundos todo quede en silencio.

Os dais cuenta de que ya es muy tarde para repartir el correo. Sería mejor esperar al día siguiente.

Dain y Robin todavía precisaban de sanación para sus heridas. Los pequeños nerviosos subieron de nuevo al ver que todo se calmaba.

Una buena cena y un sueño reparador tampoco vendrían nada mal a estas alturas...

Notas de juego

Si cenais y dormís podéis eliminar tanto Hambriento/Sediento como Cansado de vuestras condiciones negativas.

Para eliminar Enfadado o Herido se precisa de una Ob.2 de Voluntad para la primera y una Ob.4 de Salud para la segunda. Para esta última tenéis 2D extra por el brebaje.

Cargando editor
16/01/2018, 18:22
Quentin

—Al fin —suspiró Quentin dejándose caer a suelo. Estaba cansado, hambriento y de mal humor, pero al menos habían conseguido algo para que las heridas de sus compañeros no se infectaran— ¿Qué era eso, Dain? ¿Quién era ese tipo que tan bien te conocía?

Cargando editor
16/01/2018, 20:39
Dain

No pudo reprimir un suspiro de alivio cuando el sicario de Tuk abandonó la bolsa de correo sin más problemas. Pensó que la suerte estuvo sin duda del lado de los Guardianes. Jamás imaginó que acabaría todo tan sencillamente, porque la situación llegó a ser muy tensa. 

-Bufffff.... Amigos, gracias. No me puedo creer que todo haya terminado así de bien. No sé qué buscaba, ni qué quería de Baron, pero prefiero quedarme con las ganas de saberlo que entrar en alguna pelea que nos pusiese en peligro a todos. Además, yo no estoy en plena forma desde el ataque de la serpiente, me va a venir bien descansar y reponer fuerzas un poco.

Aún no podía evitar escuchar en las escaleras que los enemigos no volviesen a subir, y se asomó para comprobar que los niños estaban bien, y tranquilizarlos.

-¡Subid, ya ha pasado todo! -les llamó antes de sentarse en una de las camas, ya con más tranquilidad.

-Quentin, conocí a Tuk hace tiempo en Sprucetuk, cuando teníamos quizás la edad de Jacob y Matt, pero nuestro sentido del honor como podéis imaginar, acabó siendo completamente distinto.

Compartimos travesuras infantiles inocentes que sólo merecían tirones de orejas por parte de nuestros padres y maestros. Pero Tuk sufrió una gran pérdida en su vida que lo descolocó gravemente. La muerte de su padre hizo de él un ladrón y forajido, rebelándose contra todo y todos los que nos apiadábamos de él y su soldedad. Comenzó a ser cortante, a robar pequeñas cosas, a darse cuenta de lo fácil que era la vida saltándose las normas.. Yo sabía que no hacía bien comportándose así, y quise ayudarle en lo posible pero el fracaso fue absoluto. Nuestros caminos se separaron hasta el punto de que acabé combatiendo lo que mi antiguo amigo ahora profesa. Me centré en mis estudios con Darrow el insectero, y acabé ingresando en la Guardia.

Tuk se fue de Sprucetuk para unirse a una banda de rateros de fama discutible, donde afinó su talento innato para el robo, y aprendió nuevas formas de afrontar los conflictos con malas artes.

Varias veces el destino volvió a juntarnos, y confieso que yo me ví con la tentación de ayudarle a volver al buen camino, porque sé que en el fondo sigue siendo el buen muchacho que una vez conocí, pero Tuk no quería dejarse ayudar. Y no me equivocaba, creo, porque ya habéis visto que fuese lo que fuese lo que buscaba de Baron, no nos hizo daño ni a nosotros ni a los niños.

Dain contó la historia ensimismado, como perdido en los recuerdos pasados que vívidamente regresaban a su memoria al nombrarlos.

-Ojalá que si volvemos a encontrarnos recapacite finalmente, y pueda volver a tener la buena vida que se está perdiendo. Con vuestro permiso, necesito recuperarme...

 

- Tiradas (1)

Motivo: restablecerme

Tirada: 6d6

Dificultad: 4+

Resultado: 5, 4, 4, 4, 4, 5 (Suma: 26)

Exitos: 6

Cargando editor
16/01/2018, 21:28
Robin

Los músculos de Robín se destensaban, la marcha del gigante fue un alivio. Pero no tenía tiempo para perder, dejando descansar la alabarda en la pared, se aseguró de recoger hasta la última carta, revisando cualquier rincón. Aquel papel era para el joven ratón más importante que todo el oro del mundo.

Y no fue hasta acabar de revisar todo hueco posible que se sentó a descansar sobre uno de los jergones de la habitación, todavía les faltaba saciar hambre, sed y el temple desvelado que se hacía en sus instintos al dormir al raso, pero sin duda notaba que la extraña y repulsiva poción hacía su efecto debidamente.

Cuando vio subir a los pequeños se sintió aliviado y pensó sobre ellos, pues necesitaban un buen lugar en el que dejarlos.

- Tiradas (1)

Motivo: Curarse

Tirada: 8d6

Dificultad: 4+

Resultado: 6, 4, 4, 4, 4, 5, 3, 6 (Suma: 36)

Exitos: 7

Cargando editor
17/01/2018, 11:30
Quentin

El Guardia Ratonil escuchó en silencio la narración de su amigo, asintiendo cada poco para darle a entender que seguía el hilo de la historia. Cuando terminó, se quedó unos segundos pensativo, chasqueó la lengua y suspiró.

Tienes demasiada fe en el buen corazón de todos, viejo amigo— dijo finalmente, sin acritud en sus palabras. Era más un reconocimiento que una crítica, y luego dedicó una larga mirada a su pelaje aún manchado de sangre— Robin, dale el bebedizo que hemos conseguido y tratad vuestras heridas. Voy a ver si me pego un baño de agua caliente. Luego habrá que comer algo. Estos pequeños también necesitarán llevarse algo a la boca.

Cargando editor
18/01/2018, 23:32
Director

Música

Tras pasar unos malos momentos y dejando la tensión acumulada a un lado, bajáis a ver como están los pequeños. Los gemelos, nerviosos, esperan vuestra llegada y se lanzan a vuestros brazos. Vosotros os dejáis abrazar sin saber muy bien a que viene todo. Talin, es la única que parece más reservada y junto a Marvin y la esposa del posadero, empieza a recobrar el ánimo. La suerte no la acompañaba a la pobre. Sólo esperabais que todas estas vivencias no la marcaran de forma indeleble para el resto de su vida...

La pequeña había perdido a sus padres, había vagado y mendigado en busca de comida y cobijo. Había pasado una importante enfermedad que podía haberle costado la vida sin atención medica. Por ultimo se había sentido indefensa, impotente ante aquel matón.

La cena transcurre con pocas palabras o comentarios acerca de lo sucedido. Los pequeños no parecían con ganas de hablar del asunto. Una vez subís de nuevo a la habitación, Talin parece algo reacia a entrar, el recuerdo de lo sucedido hacía apenas una hora la tenía bloqueada...

 

Cargando editor
19/01/2018, 01:24
Robin

Robín aun colocaba desde uno de los jergones algunas cartas, asegurándose de que ninguna quedara dañada, cuando percibió la conducta evasiva de la pequeña, sonrió, sabía que muchas cosas malas habían pasado por sus últimos años de vida. Creyó que era mejor dejar que pensara un poco, pero también vio en ella una etapa leve de rebeldía.

Tal vez iba siendo hora de contar un cuento antes de dormir, por lo que esperó a que su cabecita le dijera que debía entrar para dormir. El anciano de la taberna derruida les pidió que les ayudara y al joven zarpa tierna, le pareció que solo podía ayudar a la pequeña de una manera.

Primero tomó su lanza, la que yendo a ser suplida definitivamente por la alabarda de su fallecido compañero iba a quedar en desuso y se la mostró a la pequeña. Dejándola en el suelo junto a una de las camas. Luego esperó a que los más pequeños se tumbarán a descansar en las mismas.

- era sé una vez,... Un valiente ratón que dio todo su tiempo a salvaguardar su ciudad, piquero a la hora de detener a serpientes, solo debía contribuir en su inmovilización, mientras sus compañeros con espadas, arcos (aunque pocos), hachas y martillos, remataban a aquel mortífero enemigo. Aquel gran hombre tenía esposa e hijo, y estaba orgulloso de aportar seguridad al pueblo en el que vivía.

- no le importaba ser menospreciado en su puesto, dado que la gloria recaía en quienes remataban a cada ofidio, el solo era uno de los que "ayudaban a los héroes", le daba igual, puesto que sabía que sin su contribución esos héroes no podrían presumir sin heridas y con cierta seguridad.

- uno de esos increíbles héroes, uno de los que más lenguas bífidas había acallado, presumía de la inutilidad de lanzas y picas aguantando a animales que caerían igual en sus manos, ese héroe antaño uno de los mejores amigos del piquero, buscaba ahora humillarlo, y aun así, el humilde protector del pueblo ignoraba aquellas palabras hirientes. Aquella altitud despreocupada, molestaba al habilidoso espadachín, que molesto insistía en la disolución del grupo de inmobilizadores, justificando que manchaban la gloria de quienes de verdad luchaban con los animales invasores.

- injusto, pero el sueldo de lanceros y piqueros descendió hasta un nivel tan básicxo, que de no ser por el sustento ofrecido por segundos trabajos, ni siquiera podrían seguir comiendo. Incluso en esas tortuosas circunstancias, lanzas, picas y alabardas estuvieron dispuestas a defender el lugar, porque no lo hacían por gloria, dinero o ego, lo hacían por el noble objetivo de asegurar la tranquilidad de las familias, no solo las propias, si no incluso las de quienes se burlaban de su presencia.

- Un día que apareció una serpiente temida por su veneno, todos los soldados de la ciudad fueron avisados para sumar gloria al orgulloso rincón en el que las armas eran fabricadas por decenas, o más correcto sería decir que fueron avisados todos menos los humillados piqueros, en un esfuerzo de demostrar su inutilidad. Según pasaba el tiempo, era de extrañar que ningún soldado estuviera en el pueblo y el lancero de esta historia intuyó el motivo, tras dar la voz de alarma a otros de su formación, corrió el primero mientras los demás se preparaban.

- Al llegar a la zona del combate, habían tres heridos, por suerte ninguno por la ponzoña de sus colmillos, aunque cerca estuvo de haber una primera víctima, la cual se salvó al chocar la punta de una alabarda con aquel temible colmillo, recibiendo la casi víctima solo un golpe de la vara larga que le salvaba.

- con respiraciones agitadas y agotadas, los luchadores vieron hasta que punto habían subestimado a aquel ignorado grupo de "bastones inservibles" que habían estado siempre en medio, siempre los primeros en acercarse al peligro con intención de frenar al enemigo, a veces cobardes al retroceder si no veían opción de sujetar a aquella presa entre todos a la vez.

- no tardaron en llegar el resto de ignorados, y el peligro se redujo al tener mayor maniobra para actuar. Desde aquel momento, los sueldos se estabilizaron y pudieron darse cuenta de que en equipo, todas las armas ganaban fuerza. Pero no hubo final feliz para el primer piquero que llegó - pudo ver preocupación por aquel personaje en algunos rostros, y eso le gustó, puesto que la empatía era necesaria para comprender la historia - no resultó dañado tranquilos, pero si el guerrero al que quiso salvar, que se rompió algunos huesos que nunca volverían a sanar tras una caída desfavorable. Pese a los comentarios de los protectores del lugar a su favor, consideró un consejo que actuó mal intencionadamente, por celos hacia el guerrero, y se le obligó a abandonar la defensa de la ciudad.

- su hijo lloró aquella injusticia, para él, su padre era el auténtico héroe, y comenzó a hacer travesuras por su desconforme ante la situación. En una de esas travesuras se pasó, hizo enfadar a su padre y el niño dijo cosas muy feas que no sentía, pero que ofreció sabiendo que harían daño justo antes de escapar de casa.

- estuvo llorando en soledad en un rincón escondido, hasta que alguien con el brazo muy dañado se puso a su lado, caminaba apoyándose en una lanza como esa - dijo señalando su antigua lanza - aquel ratón de aspecto fuerte aunque con el brazo y una pierna bastante dañadas, le dijo "si algo te parece injusto, y crees que no puedes hacer nada para arreglarlo, ¿porque no te unes a alguien que como tú quiera corregir las injusticias? Siempre quise ser el protagonista, y dije cosas que hicieron daño a quienes apreciaba, solo puedo ofrecer mis errores para que otros no cometan mis mismos fallos, las ratonas están hechas para dirigir las patrullas de la guardia, tal vez por eso yo, que quería ser la estrella desheché ese camino, pero puede que un sentimiento sincero como el tuyo sea apropiado para acceder a ese lugar, piénsalo, tal vez allí encuentres tu lugar". Aquel ratón misterioso dejó la lanza al lado del ratón y se retiró cojeando, y aunque no pudo ver bien a aquel extraño, dado que las lágrimas aun cubrían sus ojos, creyó saber quien era aquel que se retiraba, dándole una meta que cumplir, un sentido a su búsqueda de justicia. Hoy dejo yo esa lanza, y aunque repose al lado de Talin, no es importante quien la posea, esa lanza es más un símbolo que un objeto que necesitar, un símbolo que pide que avancéis en grupo cuando creáis que solos no estáis a la altura de algo, y un símbolo de que pese a poder hacer algo solos, no tenéis que estarlo.

- ese pequeño ratón escogió las barracas de la guardia, donde creyó que su sueño de justicia se cumpliría, vosotros podéis dormir y soñar, con vuestra propia dicha, decidir ser justo significa intentar serio ante cualquier circunstancia, y seguir vuestros propios principios.

Cargando editor
20/01/2018, 12:56
Quentin

En silencio, como era ya costumbre en el Guardia Ratonil, Quentin escuchó el relato de Robin mientras revisaba las puntas de sus flechas y enderezaba las plumas. Luego, cogió el mapa que había estado dibujando durante el viaje y aprovechó para hacer algunas anotaciones, incluyendo el lugar donde había sido enterrado Baron por si algún familiar o la propia Guardia quería recuperar el cuerpo algún día.

Su pupilo estaba inspirado con aquel cuento, aunque había algunos momentos en que la narración le pareció confusa, lo achacó al agotamiento que pesaba sobre todos como un gran saco de grano. Sin embargo, ver las caras de atención de los pequeños fue más que suficiente para saber que ellos no necesitaban que fuera tan habilidoso como un bardo de renombre, sino que la historia fuera atractiva. ¡Y con serpientes, nada menos!

Buena historia —reconoció el guardia, asintiendo firmemente a su pupilo— Ahora chicos, es hora de dormir. Mañana es un día duro.

Y seguramente sería el momento en que sus caminos se separarían.

Cargando editor
21/01/2018, 23:10
Dain

La historia de Robin se entremezclaba con sus propios recuerdos, y Dain se evadió por momentos de la narración del joven Zarpatierna para volver a verse a sí mismo como un esperanzado paladín justiciero, que arreglaría cuantas injusticias surgiesen a su paso sin vacilar.

Más tarde aprendió que no todo era tan fácil ni todo podía arreglarlo él solo. Aprendió la importancia de formar parte de un equipo, aprendió que a veces no hay una sola solución para las cosas, y que esa solución no siempre es justa.

Por fortuna, ser miembro de la Guardia le había proporcionado más satisfacciones que disgustos, y ayudar al reino y a los demás era lo que daba sentido a su vida.

Siguió escuchando el relato hasta el final, felicitando a su narrador:

-Gracias por el relato, Robin. Desconocía tu faceta de cuentacuentos... ¡Eres una caja de sorpresas! Como dice Quentin, repongamos fuerzas durmiendo, que mañana hay mucho que hacer.

Cargando editor
22/01/2018, 00:49
Director

Talin apoyada, en el marco de la puerta, no dejaba de mirar la lanza con una mirada extraña. Tras oír la historia de Robin, la más pequeña, algo más relajada, finalmente accede a entrar en la habitación.

¿Albergaría en su interior deseos de resarcirse? ¿de hacer pagar a otros por su sufrimiento? Sin querer darle más importancia al asunto os enfocáis en conseguir que los ratoncillos pudieran dormir.

Pese a la relativa comodidad de la estancia, no les es fácil conciliar el sueño. Las experiencias vividas los mantuvieron en vela más tiempo de lo deseado.

Entrada la madrugada, conseguís que todos se duerman y descansar por fin vosotros también. En un par de ocasiones os despertáis en la oscuridad de la noche a causa de los truenos que retumban en la lejanía. Al parecer la tormenta que había olfateando Dain se cernía sobre el viejo olmo. Los pequeños dormidos en pareja se acurrucan bajo las mantas entre agitados sueños...

Una tenue luz que se cuela por la ventana. El arrítmico repiqueteo de las gotas sobre el tronco hueco os desvelan del todo. El frío se siente en la habitación. Echando de menos el calor del hogar bajáis al piso inferior donde ya se está sirviendo el desayuno a los trabajadores más madrugadores.

La cara magullada del posadero os recuerda el encontronazo del día anterior. Su mirada por un lado de respeto hacia vosotros, por otro de intranquilidad, de indefensión...

Sentís el silencio de los allí reunidos, nadie quería hablar de lo sucedido. Por simple miedo o por otras razones que no alcanzáis a imaginar ninguno de los clientes hace un solo comentario al respecto.

Cargando editor
23/01/2018, 04:54
Quentin

Aunque tenía ganas de reunir a todos los presentes y disculparse por lo sucedido, sabía que no podían hacerse responsables de todo lo que hacían los demás. Aunque Tuk había ido allí buscando a Robin y a Dain, y el posadero había sido golpeado por protegerles - y Quentin le agradeció el gesto - ellos sólo habían cumplido con su labor. Una labor que se estaba retrasando por las constantes interrupciones y obstáculos del camino.

Hoy tendremos que conseguir un lugar para estos muchachos —dijo a su compañero y amigo Dain, inclinándose sobre su hombro. Sabía que era una tarea que todos estaban retrasando porque les dolía alejarse de los pequeños, pero tenían una trabajo que hacer y su compañía sólo los retrasaba y los ponía en peligro a ellos— El reparto del correo en la plaza no va a poder hacerse por la lluvia, así que podemos acudir al Gobernador y, como se suele decir, matar dos arañas de un flechazo.

Cargando editor
23/01/2018, 08:34
Dain

El sonido retumbante de las gotas de lluvia era algo con lo que Dain se sentía reconfortado, siempre que no se mojase. Así que por una vez, y debido a las circunstancias, no encontraba sosiego en el sonido del agua al caer.

La idea de separarse de los niños siempre estuvo con ellos, porque además de ser lo mejor para su futuro, lastrarían su actual misión. Ahora eran ellos mismos quienes estaban en la situación del anciano de la posada ruinosa, al haberlos cuidado y ahora tener que dejarlos. 

Sí, era una situación dolorosa.

-Quentin, me preocupa el hacerlo, siento la responsabilidad de dejarlos con buenas personas que puedan cuidarlos bien. Ojalá sea así... Va a ser algo muy duro dejarles. Me voy a asomar para comprobar cómo seguirá la tormenta, cuanto antes terminemos con el correo aquí y escampe, antes podremos seguir hacia el siguiente destino. Puedes ir preparando los mapas mientras tanto -le sugirió el ratón a su amigo.

- Tiradas (1)

Motivo: ¿escampará?

Tirada: 4d6

Dificultad: 4+

Resultado: 2, 1, 2, 1 (Suma: 6)

Cargando editor
23/01/2018, 08:47
Robin

Robín se encargó de coger la saca de cartas, tenía muchas ganas de entregarlas y ver los rostros felices de la gente, y aunque sabía que no todos recibirían buenas noticias, también apreciaría ver la sensación de pesar, puesto que ello traería la oportunidad de llorar y dejar de preocuparse por quien estuviera lejos. No eran las cartas más deseadas, pero también eran de agradecer.

Esperó que su mentor y su líder prepararan sus propias cosas, sin querer pensar en la separación con aquellos pequeños. Desde el punto de vista del joven ratón, estar con ellos le daba la oportunidad de ofrecer sus propias experiencias a alguien que siendo más pequeño, podría aprender con ellas. Era entrañable y cálido, tener la oportunidad de enseñar algo a alguien, y en el fondo pensó si Quentin y Dain le veían igual a él, que él a esos niños.

Cargando editor
23/01/2018, 12:08
Director

Sonido ambiental

Mientras Quentin y Robin subían a recoger los pocos bártulos que portaban, recogían las sacas de correo y se despedían de los posaderos, Dain se dirigió a las puertas exteriores para intentar averiguar hasta que punto la lluvia retrasaría su viaje.

Antes de asomarse, tuvo que pedir permiso a dos centinelas que guardaban las puertas. Estos todavía no las habían abierto a causa de la lluvia. Cuando había tormentas así, al igual que durante la noche, nadie entraba o salía sin permiso. Por otro lado era raro ver a un ratón calándose sin una buena razón.

Al ser un guardián el que pedía permiso y sólo con la intención de asomar el hocico y volver adentro, no pusieron reparo...

Las pesadas y frías gotas caían del cielo sin cesar. Cortinas de agua que convertían lo que el día anterior era un camino, en un lodazal. Por suerte la pequeña escalera que daba acceso a la puerta salvaba por ahora las distancias. Pero nada aseguraba que no pudieran producirse inundaciones en el interior. La lluvia no parecía que fuera a ser misericordiosa con las tierras de Elmoss.

Apesadumbrado por las nuevas que traía a sus compañeros, Dain agradeció el favor a los centinelas y regresó de vuelta pensativo. Normalmente estás lluvias en primavera no duraban más de uno o dos días, pero temía que pudieran ser incluso más. El camino podía hacerse impracticable, teniendo que vadear arroyos o hacer largas marchas con el lodo hasta las rodillas...

Por su parte Quentin y Robin terminaron de prepararlo todo. Se dirigieron a la plaza y esperaron la llegada de Dain tal y como habían acordado. 

Los ratones que paseaban preocupados por el tiempo, sin poder salir a realizar sus habituales trabajos no tardaron en acercarse. En cierto modo facilitó la tarea de aglutinar a todos en la plaza. Pronto se empezó a formar una larga cola para ser el primero en recibir su correspondencia. De alguna forma la ciudad se paralizó. El correo que llegaba después del invierno era de alguna forma una tradición anual.

Durante el invierno los ratones enviaban cartas a sus seres queridos que se encontraban en ciudades lejanas. Los negocios acumulaban registros de transacciones que debían ser entregadas a los inversores o socios. Y los regalos de cumpleaños para sobrinos nacidos en invierno en ciudades remotas se acumulaban.

La responsabilidad de entregar el correo en primavera solía recaer en la Guardia. Y eso lo sabían todos, desde los más pequeños hasta los más ancianos.

Con la llegada de Dain, con nuevas acerca de la climatología, empezáis a separar de forma ordenada todo lo que hay en la saca que reza "Elmoss"...

- Tiradas (1)

Motivo: Primavera (6)

Tirada: 6d6

Dificultad: 4+

Resultado: 3, 4, 6, 4, 6, 3 (Suma: 26)

Exitos: 4

Notas de juego

Os dejo que seáis creativos con la entrega del correo (el que, a quien, como, etc.). Por algo es vuestro principal cometido. Pueden ser cualquier cosa, desde cartas de amor hasta ordenes de arresto para un guardián que esté ahí de servicio. Luego, si surge algún imprevisto con alguna entrega ya iniciaré yo la subtrama, que como siempre podéis o no seguir.