Partida Rol por web

Los mercaderes se esconden en sus caravanas. Sólo quedáis Marvin, la pequeña Talin y tu en el centro del circulo iluminado por la hoguera. La tensión puede cortarse con un cuchillo. No hay sonido alguno que delate que tipo de peligro es el que hay entre las sombras.

De reojo ves como el muchacho tiembla de miedo, pese a que intenta mantener la compostura delante de su hermana. Su respiración es agitada y los ojos abiertos con una expresión de terror. 

Ningún ratón estaba a salvo a campo abierto. No, el único lugar seguro era tras los muros de una ciudad o fortaleza. Las criaturas nocturnas salían a cazar de noche. Y no era extraño oír historias sobre desapariciones de ratones más allá de los muros después ocaso...

- Quentin... si me pasa algo defiende a mi hermana. Haz lo que esté en tu mano para que sobreviva. te suplica con ojos llenos de lágrimas.

Una serpiente, ese animal restante temido por muchos, y bastante conocido por él, habían muchas en su ciudad natal, pero en ella habían trampas para inmovilizarlas y cortarles la cabeza. Barón solo correría peligro real si aquel reptil tenía hambre, tenían que buscarle rápido.

- atento a si escuchas algún siseo - dijo enmudeciendo tras su aviso, los movimientos bruscos debían evitarse al igual que los sonidos estridentes, por lo que buscaba a Barón o a la serpiente con cuidado.

La noche les cercaba como una bestia terrible e inmisericorde. Quentin comprendía el temor de los demás ratones. Él mismo, si no tuviera experiencia en el campo y se hubiera enfrentado a algunos peligros, seguramente estaría igual de atemorizado. Pero no podía - ni quería - tener miedo. No podía permitírselo. Sobre todo, delante de los pequeños. Estaban en el exterior porque habían confiado en su grupo de Guardias Ratoniles, y de ellos dependía que llegaran sanos y salvos a la próxima ciudad. 

- No te pasará nada - dijo, severo, escrutando la oscuridad. Su hocico se movía inquieto, intentando captar algún olor característico que le indicara qué se escondía más allá - No debes pensar en qué te sucederá, sino en qué harás si viene el peligro. Yo os puedo proteger, pero tú debes ayudarme a cuidar de Talin y al resto de mercaderes. Observa conmigo la noche. Escucha lo que hay más allá. Y si algo nos amenaza, mis flechas volarán certeras.

"¡Una serpiente!" repitió Dain en su pensamiento. Un enemigo mortal.

No era el momento de andarse con remilgos, porque estaban todos en peligro. Las serpientes comen ratones, eso lo aprendían desde pequeños. Siempre era mejor evitarlas, y si no hay opción, enfrentarse a ellas. El tema estaba en quién tenía la ventaja sobre el otro.

Esos reptiles eran muy veloces, pero un ratón lo es más si tiene oportunidad. Robin tenía razón al intentar localizar al enemigo primero, un ataque sorpresa era lo peor que podía pasarles.

Dain le asintió, indicándole que también permanecería en silencio, atento al más mínimo sonido y movimiento.

Una vez ambos tanteáis la fuerza de vuestro oponente os lanzáis al ataque. Baron hace un quiebro que deja sorprendida a la serpiente que por su lado intentaba desconcertar al guardián con un movimiento de su cola.

Es entonces cuando Baron aprovecha para clavar su lanza en un costado de la criatura. Por desgracia el ataque no es muy efectivo a causa de la dura piel escamosa de esta. 

Baron, viendo que hasta con uno de sus mejores movimientos, no podía más que hacer rasguños al réptil, pierde el ímpetu que lo impulsaba a matar. Rápidamente y viéndose superado en fuerza y resistencia, cambia a una estrategia más conservadora. La defensa era una opción sensata mientras esperaba refuerzos...

No se esperaba lo que le venía encima. La serpiente comenzó a rodearlo cerrando un circulo a su alrededor. Por mucho que intentó hacer fuerza para evitar la presa, está le atrapó haciéndole crujir de arriba a bajo... 

El silencio de la oscura noche vuelve a romperse por un grito. En esta ocasión no suena como un grito aterrorizado sino más bien como un grito de batalla. Sin duda, y pese a conocerle desde hace apenas unos días, reconocáis la voz de Baron.

— ¡Prueba ésto como aperitivo! grito el ratón está vez de forma inteligible dada la distancia más corta que ahora os separaba de él.

Justo antes de dar con vuestro compañero, oís signos de lucha. No tardáis dar con él pero su situación es de grave peligro...

Veis como una colorida y enorme serpiente comienza a rodearle haciéndole una presa, enroscándose a su cuerpo. En comparación el ratón no tenía nada que hacer. La superioridad de fuerza y tamaño aseguraba un final fatal.

La serpiente al percibiros os lanza un potente silbido de alerta enseñando su lengua bífida tras unos potentes colmillos. La sangre se os hiela...

El joven Marvin sigue temblando pese a tus palabras de ánimo. Los peligros de la noche eran mortales en muchas ocasiones y un joven ratón como él no se ve con capacidad de lidiar contra lo desconocido...

De nuevo oís un gritos en la dirección en la que se fueron tus compañeros de patrulla. En esta ocasión no suenan como gritos de terror, sino más bien como gritos de batalla.

Los dos pequeños vuelven su peludo rostro hacía ti. La amenaza era real. Ambos tiemblan de nuevo pese a estar justo al fuego, pues es temblor venía de dentro, del pánico que los paralizaba.

- Quentin, no nos dejes sólos. lloriquea la pequeña ratoncilla asustada. 

Habías conseguido crear cierto vinculo afectivo con ella y te partía el corazón verla así...

¿¡Pero que se supone que hacía!? - ¿a caso no sabes que esos monstruos comen ratones? - acercarse era peligroso, pero si no hacían algo sería el final de Barón, el pequeño ratón sabía que a ningún animal le gusta una presa que le supone un riesgo serio, pero actuar y decir de hacerlo era muy diferente, tenía que hacer lo posible.

- matarla es absurdo, en Barkstone utilizamos varias trampas para paralizarlas y cortarles la cabeza, y nunca es un trabajo seguro, tenemos que dañarla y mantener la distancia para liberar a Barón y darle margen, que no quiera una comida tan molesta y se vaya por si misma.

Lo difícil no era comentar lo que se sabía, si no llevarlo a cabo. El pequeño ratón daba pequeños pasos lentos horizontalmente - Si tuviera un segundo...*

Quentin estaba inquieto e incómodo. El ruído de lucha le indicaba que sus compañeros de escuadrón estaban en batalla y él había tenido que quedarse allí, sólo y esperando.

Pero no estaba solo. Ni tampoco estaba esperando.

Estaba allí, cuidando de los pequeños, los mercaderes y sus bienes. Estaba cumpliendo su misión como Guardia Ratonil. Al menos, una de ellas. Y aunque su mayor deseo era correr a ayudar a Dain, lo mejor era que se quedara allí protegiendo a todos. Sí, eso sería lo mejor. Inspiró con fuerza y observó a la noche esperando entrever algo en las tinieblas.

- No me iré a ningún sitio, pequeña - respondió, mirando a la ratoncita de reojo - Os protegeré con mi vida, si fuera necesario.

"Baron.. Baron.." pensaba el ratón, viéndolo en tan grave peligro. Un ratón solo contra una serpiente, por mucho bien ánimo que se tenga, lleva casi seguro las de perder. 

-Sí, Robin. Hemos de hacer lo posible... Quizás primero podamos distraer su atención de Baron, y que afloje su presa. Lo malo está en que la centrará en nosotros, ¡así que prepárate!

Quizás fuese una locura, pero los ojos de la serpiente eran vulnerables. 

-¡Baron, los ojos! -le gritó al prisionero, que era el que más cerca los tenía. Quizás pudiese picar alguno.

Tras atacar a la serpiente, Baron se dio cuenta tarde de que no podía hacer frente a la misma. Sus huesos crujían, su movimiento estaba limitado, y apenas podía pensar en otra cosa que no fuera el dolor. Morir no le molestaba, muy al contrario. Ahora entendía entre los anillos de la serpiente, que aquel era el destino que había esquivado y sus compañeros no pudieron. Ellos se sacrificaron por Baron, y ahora le tocaba a Baron sacrificarse por sus compañeros.

— Tengo una mala noticia para ti, Sra. serpiente. Cuando me tragues entero, enfermo como estoy, enfermarás tu también. Y por si fuera poco, te tragarás la ponzoña que me ha enfermado pues aun la tengo dentro causándome más daño que tú. Iba a morir igual mañana... así que... te llevaré conmigo. — Dijo, rindiéndose a la serpiente. — Y que conste que te he dado la oportunidad de ser amigos!. Nunca tendrás una oportunidad como ésta de tener un ratón tan importante y envidiado como yo, en tu lista de amigos. — Terminó diciendo a modo de broma para si mismo.

-¿¡Pero... qué...!? ¡¡Noooooo!!

Dain no puede evitar un grito de rabia contenida, viendo a su amigo atrapado y dejándose ir hacia la muerte. 

"No, no, no, noooo", pensaba el ratón, y sus ojos se llenaban de lágrimas. No se dio cuenta hasta más tarde que Baron habló de veneno en su cuerpo, y se preguntaba qué quiso decir el desdichado.

Ahora sólo pensaba en ayudarlo, o vengar su muerte. ¡Ningún ratón de la Guardia muere en vano!

-¡Robin, tenemos que hacer algo! Por Baron... ¡Por todos!

Robín asintió parcialmente cuando Dain habló de venganza - la serpiente solo buscaba comida, en vano su muerte no es - decía dejando que Dain atrajera su atención ante una serpiente que quería llevarse una presa a disfrutarla con calma - sin su sacrificio tal vez aquella chica hubiera sido la presa, no admitiré nunca que pueda ser en vano.

Se intentaba concentrar en un único ataque que hiciera que la serpiente se fuera dolorida sin su presa, si fallaba en su primer y último intento, el cuerpo de Barón se perdería y no podría ser enterrado o quemado, y si podía haría lo posible por dar un final adecuado al guarda, que si bien había viajado y conocido más bien poco o nada, se merecía un final honorable en el que quien quisiera se pudiera despedir de él.

Ya se veía su cuerpo estrujado, más sin vida que con ella, dejando en el aire un comentario de veneno que poco le importaba a una serpiente que disolvía durante días o incluso meses todo lo que comía. Si bien Robín no sabía tanto, si sabía que comían animales envenenados, por trampas ratoniles o por su propio veneno, por lo que dudó que a esa serpiente le molestara mucho la ponzoña.

Encogió bien las patas con Dain amenazando al reptil desde una distancia prudencial, solo un salto antes de huir de ello dispondría, cualquiera que hubiera visto actuar a una serpiente antes, sabía que no se debían subestimar, incluso era consciente de que su ataque podía no ser suficiente, y que se llevaría la sierpe el cuerpo inerte de Barón si el golpe no era suficiente. Así como una estuvo a punto de matar a su padre cuando ayudaba con las trampas, en aquella ocasión necesitaron el impacto de seis lanzas, dado que no era fácil penetrar aquella piel. No podía decir tan fielmente como Dain, nada de venganzas cuando ni si quiera sabía si lograría recuperar el cuerpo.

Fregó la lanza rotándola en sus manos, en un intento por sujetarla mejor, aquí se jugaban mucho más que recuperar un cuerpo, era una batalla de honor, de nervios de acero, de apretar los incisivos y actuar. Barón había ofrecido sus últimos suspiros, y Robín solo pudo pensar que ya podría haber mostrado ese toque de humor, antes de morir, ahora nunca lo podría escuchar y reír con él, todo acaba cuando la muerte te lleva, y sin nadie que comparta esos momentos de cada quien, algo se pierde sin necesidad.

https://www.youtube.com/watch?v=GmR3AALCPzo

La serpiente conocida por Robin como "coral ratonera" comienza a enroscarse fuertemente al cuerpo agonizante de Baron. La presa es mortal de necesidad  y cuando el ratón se deja ir, esta aplasta sus diminutos huesos por la terrible presión que ejercen los anillos escamosos. Oís como un lastimoso gritito se escapa por última vez de la ya desaparecida figura del ratón...   

Vuestra intención era clara, si no podíais salvarlo, al menos no dejaríais que se comiera su cuerpo.

La serpiente intenta hacer un quiebro con un movimiento de cuello pero no sirve de nada contra Robin. Pues este que asesta un poderoso Ataque con su afilada Lanza mientras Dain distrae la atención del reptil. La serpiente es duramente herida en el cuello perdiendo el equilibrio durante unos segundos.

Es entonces cuando Dain se interpone entre Robin y la serpiente intentando protegerlo del siguiente ataque. Pero la Coral era un depredador experimentado y usando un latigazo de su cola consigue hacer perder la concentración a Dain que recibe un golpe tremendo en todo el pecho. Este sale disparado y cae contra el suelo lastimándose en el proceso.

La serpiente toma distancia para pensar su próximo movimiento. Momento que aprovecha Robin para incorporar a Dain que yacía en el suelo...

Los mercaderes tras los primeros momentos de pánico comienzan a salir de sus carromatos. Se asoman para oír lo que está sucediendo a las afueras del campamento. Hay un gran revuelo y la multitud que se asoma entre los pocos huecos que dejan entre carro y carro, permite apenas pasar a los dos pequeños gemelos desaparecidos de tu vista durante el tumulto.

Jacob se acerca a ti jadeando - Quentin hemos visto a tus compañeros, al joven Robin y al de capa blanca. Están luchando contra una serpiente más allá del cerco. el resuello no le deja seguir hablando.

Matt como su gemelo que era, termina lo que su hermano quería decir. - Y... el de la capa dorada... el solitario... Baron, ha caído en las trampa de la bestia. No le hemos vuelto a ver.

Marvin y la pequeña Talin cambian su semblante al darse cuenta de que, con la amenaza identificada, el peligro dejaba de ser difuso y tomaba forma. La forma de una serpiente, depredadora de ratones y estaba acabando con los tuyos... La mirada de Talin cabizbaja, quizá avergonzada por haberte retenido a causa de sus propios miedos apenas puedes percibirla.

En cambio Marvin parece retomar el coraje perdido y te pide que le dejes acompañarte para ir en su ayuda.

...y tras encoger bien las patas, el pequeño ratón vio lo que esperaba, aquel gusano de escamas quiso hacer un ataque bastante agresivo y engañoso, es la señal que Robín tanto había estado esperando mientras el líder de brigada entretenía al peligroso animal. Ese instante en el que la serpiente preparó su gesto oculto fue frenado por Robín, que golpeó el cuello del animal, desviando su burla del modo más preciso que pudo, lo que no esperó, fue ver que el monstruo serpentino, sin rendirse repitió aquel temible movimiento, transformando el escogido "atacar y huir" en una mala idea, el monstruo vio a través de ellos tras recibir aquel impacto.

Robín a pesar de ver que Dain se veía comprometido por el acercamiento del reptil, mantuvo la cabeza fría, y procuró que el margen que les diera aquel bicho fuera mayor, cosa que también pensó la serpiente.

- ¿Una serpiente? - una gota de sudor cayó de la frente de Quentin, resbalando por su pelaje pese al frío que hacía en campo abierto. Una serpiente. Pocos depredadores resultaban tan peligrosos como esos demonios de piel escamosa y colmillos venenosos. Era lo suficientemente rápida y silenciosa para acabar con tu vida sin que te dieras cuenta. ¿Sería eso...? - Espera, ¿has dicho...?

¿Les había tendido una emboscada? ¿Y no habían vuelto a ver a Baron? El Guardia ratonil apretó con fuerza el mango de su arco, tan intensamente que los nudillos se pusieron blancos. Había prometido a esa gente que les protegería, pero... Dain... Robin... Baron...

- Chicos - se inclinó, poniendo sus manos en los hombros de los más pequeños - Si no ayudo a mis compañeros a derrotar a esa bestia, quizás venga hacia aquí. Me necesitan. Y los mercaderes a vosotros.

» Marvin, eres un chico valiente, pero por eso mismo necesito que actúes en mi nombre aquí - dijo, mirando firmemente al muchacho. No podía arriesgarse a ponerle frente a una serpiente y todos esos ratones debían ponerse a cubierto - Encárgate de que todos se escondan. Vosotros también. Apagad el fuego y ocultad a los escarabajos.

Y sin dar opción a réplica, salió corriendo para ayudar a sus amigos.

El ratón se incorporó con ayuda de Robin, que resultó ser un sorprendente luchador. Siendo un zarpatierna cualquiera tendería a menospreciar su arrojo y su destreza, pero estaba demostrando que merecía el puesto de cualquier miembro activo de la Guardia con todo derecho.

Ahora ya no había tiempo de lamentos, Baron estaba muerto, y ellos en fatal peligro. La rabia inundaba cada vez más el alma del roedor.

No habría piedad para el enemigo.

Con la espada en ristre y el apoyo de Robin, trató de evitar el ataque del agresivo animal que tanto daño había hecho,  procurando que no lograse su objetivo. El cuerpo del infausto Baron aún yacía entre ella, y los demás ratones y ellos mismos estaban en riesgo.

-¡Robin, atento! -dijo a su amigo-. Cuando ataque intentaré frenarla con la espada.