Partida Rol por web

Las Sombras de la Mente

Capítulo I: Asesinato en Surrey Docks

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06/04/2018, 04:25
Narración

La madrugada no alivia el frío imperante ni la neblina densa. Pronto los oficiales no son más que siluetas a vuestras espaldas y los ecos de pasos y voces se confunden con goteos y brisas. A medida que camináis hacia el norte, una brisa fría con un olor desagradable os da la bienvenida, y a medida que os acercáis al Támesis, la humedad y el olor parecen aumentar. Las oscuras bodegas se alzan aquí y allá, para guardar la mercancía de los barcos adscritos a ciertas compañías y una de las labores principales de los marineros y algunos afortunados, era ayudar a asegurar las cajas y bienes transportadas hasta que pudiesen ser llevadas a su destino final por tierra. A esta hora, no había movimiento, pero durante todo el día y mientras hubiese luz, los muelles hervían de actividad.

Tras varias calles, con el frío creciente, un enorme mastodonte astado y oscuro surge entre la niebla que flota y nace sobre las aguas del río. Más allá de la bodega cercana, podéis ver los mástiles delgados y una bandera sumida en las tinieblas que se sacude fuertemente con el viento, produciendo estrés en la tela con suficiente fuerza como para que sus quejidos sean audibles para vosotras. 

Entre vosotras y el barco hay todavía una calle, y el resto de la silueta está bloqueada por la edificación cercana que corresponde a otra bodega como tantas del área. No hay señales de personas despiertas cerca, pues ni pasos, ni murmullos, ni voces irrumpen el violento ondear y el silbido gélido del aire acariciando vuestro rostro con un toque doloroso y desagradable. En algunas horas, con la salida del sol, la espesa y asquerosa niebla del Támesis se levantaría con aún más densidad y comenzaría a cubrir las calles de la ciudad por algunas horas más, pero por ahora, sólo parecía el residuo de un enorme y burbujeante caldero en el que flotaba uno de los navíos que habías venido a buscar. Y fácilmente podríais pensar que érais las únicas personas en aquella porción de Londres a esa hora.

Notas de juego

Os dejo a unas calles antes del barco, para que decidáis qué vais a hacer y como.

Mensajes sólo entre vosotras.

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11/04/2018, 15:20
Mina Harker

Tras despedirse de sus compañeros y del Lestrade, ambas mujeres avanzaron por las oscuras y húmedas calles, ambas sumidas en sus pensamientos. Miss Harker abrazada a la caja con el vial que le había dado el señor Holmes, caminaba amoldándose el paso de Miss Halcombe, mientras el aroma de la sangre fresca iba siendo sustituido por el maloliente hedor procedente de las oscuras aguas de Támesis. A los pocos minutos salieron finalmente al muelle de atraque de uno de sus objetivos y fue entonces cuando Mina se decidió a dirigirse a su compañera.

Disculpe Miss Halcombe pero ¿tiene alguna idea de cómo deberíamos proceder? ¿algún plan? – la había observado con curiosidad mientras examinaba el cuerpo y los alrededores y sin duda para se movía como pez en el agua en semejante ambiente. Algo realmente fascinante para ella.

Notas de juego

Siento la brevedad, las vacaciones me han dejado pocas energías para conectarme por las noches a Umbría. Mañana ya estoy de vuelta en UK y todo vuelve a la normalidad. 

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12/04/2018, 02:06
Irene Adler

El rostro de Irene se mantuvo con esa expresión cordial mientras el agente hablaba, sus labios curvados en esa sonrisa entre cortés y misteriosa, que parecía guardar un secreto en la comisura de sus labios que de tanto en cuando se estiraba.

Sus ojos bailaban de un lado a otro, como si fuesen incapaces de quedarse en el mismo lugar, dando de nuevo la sensación de que la mujer podría no estar escuchando con la atención debida. Sin embargo, un observador muy atento podría notar que con cada frase de aquel policía, sus párpados se cerraban en un pestañeo rápido, como si ese pequeño gesto registrase nombres y direcciones en su memoria. 

Depende de nosotros, ¿no es así? —repitió las palabras de Lestrade con un gracioso movimiento de cabeza y su sonrisa se dirigió al hombre que les había informado—. Muchas gracias, agente. Con hombres como ustedes protegiendo Londres me siento más segura. 

Tras aquellas palabras que había pronunciado con delicada ambigüedad, su mirada buscó al doctor y una sonrisa de medio lado que parecía guardar una chispa de diversión interna pasó por sus labios por un instante. 

¿Cree que necesitamos algo más? ¿O está listo para que nos pongamos manos a la obra? Pienso que deberíamos ir primero a la taberna más alejada entre esas tres, para ir acercándonos y terminar encontrándonos con nuestras compañeras, ¿le parece? 

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12/04/2018, 04:50
Doctor Jekyll

Bajo la oscuridad nocturna había ciertas cosas que se hacían más difíciles. No escuchar los susurros del otro, por ejemplo. Había algunas horas que eran más difíciles, momentos en que crecía su insistencia y las fuerzas del científico mermaban. No podía permitir que esa fuera una de esas ocasiones. Las imágenes del dossier, las descripciones, la visión del cadáver... Todo eran estímulos que lo alimentaban, pero el doctor no podía simplemente rechazarlos y mirar hacia otro lado. Tenían un trabajo, y le gustasen o no las condiciones más le valía cumplir con él.

Fruto de todo esto el doctor desconectó durante un instante de la conversación, encerrándose de nuevo en sí mismo. Para cuando volvió a prestar atención el inspector estaba reprendiendo a la señora Halcombe por algo, y lo cierto es que no supo a qué se refería el hombre con lo de «con todo lo que eso implica». Se pensó ofrecer su ayuda como médico, pero no tardó en desestimarlo. Probablemente no era tan buen médico como para suponer una ayuda, y tenía otras cosas que hacer. Si acaso fuese necesario ya le pediría el informe de primera mano al especialista que fuera.

Con la mirada que les dedicó el hombre el doctor se dispuso a seguirle, e hizo el intento consciente de prestar atención a todo lo que el tal sargento Donovan contaba.

Comprendió entonces que las posibilidades que les ofrecían eran las de acudir a sitios adonde ya habían mandado agentes. En otras palabras: esperaban que consiguiesen lo que ellos no habían conseguido en los mismos lugares. Aquello no tenía muy buena pinta, desde luego.

El buen doctor meditó durante un instante, y tras las palabras de Adler la miró. No estaba acostumbrado a dar pasos tan temerarios como el que se planteaba proponer, pero aún así...

—Creo que tenemos todo lo que necesitamos —aseguró—. Muchas gracias por todo, inspector. Sargento —se despidió.

Henry Jekyll se mostró dubitativo tras dar los primeros pasos. La propuesta de la señorita Adler, por su parte, no le parecía la mejor: la distancia era la misma para recorrer las tres tabernas fuesen en un sentido o en el otro, pero si en la primera daban con la persona adecuada ya no tendrían que ir a la más alejada. Aún así, él tenía otra idea en mente.

—Si me lo permite, señorita Adler —comenzó a hablar un tanto comedido—, creo que quizá deberíamos buscar una línea paralela de investigación. —Esperó un instante por si ella ya mostrase rechazo a esta idea. No se le veía especialmente cómodo con aquello, pero necesitaba empezar a ser un poco más resolutivo.

—Las tabernas de las que nos han hablado ya han sido visitadas por la policía, y me temo que cualquier otra que conozca está demasiado lejos como para que valgan la pena. Sin embargo —Tomó aire, haciendo una pequeña pausa involuntaria—... Creo que las tabernas no son nuestra única opción.

—Si usted fuera un marinero y hubiese llegado recientemente —comenzó—... ¿Preferiría estar en una taberna, o en un local poco conocido donde jugarse lo que ha ganado? —En ese momento cayó en asegurarse de que estaban ya lo suficientemente lejos de Lestrade, e inconscientemente llevó la vista atrás—. No se lo diga al inspector, pero si no me equivoco por aquí cerca hay un sitio así. ¿Le... Le parecería adecuado si cambiásemos nuestros planes?

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13/04/2018, 04:25
Narración

Te pones a pensar y traes a tu mente los recuerdos desordenados de tu experiencia y la del otro en las calles y en el bajo mundo es suficiente para recordarte que en ciertas posadas se refugian los marineros. Los establecimientos, que parecen decentes a simple vista, poseen varios salones fuera del alcance del público en donde apuestas, peleas y otras actividades menos legales se llevaban a cabo. Normalmente, si la policía se acercaba mucho, se daba la voz y al llegar los oficiales, todo tenía el aspecto de ser un lugar común.

Existía la posibilidad de que alguna de las tabernas mencionadas fuese algo así. De hecho, The Thames Bounty te suena de algo, crees recordar alguna noche nebulosa de apuestas y grog caliente en la que seguro no estuviste como el Dr. Jekyll, pero cuyas secuelas parece permanecer de una forma u de otra.

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13/04/2018, 15:35
Irene Adler

En cuanto se hubieron despedido de los agentes, Irene tomó el brazo del apocado doctor con naturalidad para caminar. Era consciente del descaro de su gesto, claro que lo era, pero le resultaba un aliciente de lo más estimulante sacar a hombres tímidos como aquel de su zona de confort. Ese estado los volvía más manejables y, al mismo tiempo, más impredecibles. Podría parecer incompatible, pero Irene adoraba contemplarlos azorados, sacando de su interior las cosas que generalmente escondían a los ojos inquisitorios de la sociedad. 

Y, como si los hados hubieran leído sus pensamientos, el doctor tomó la iniciativa y los ojos de Irene brillaron con cierto entusiasmo. Lo miró con curiosidad, animándolo con la mirada a continuar hablando cuando hizo aquella pausa y al escuchar el resto de su discurso, dejó que una sonrisa de deleite se deslizase en sus labios, curvándolos con travesura. 

—¡Doctor, qué atrevido es usted en la intimidad! —no se molestó en disimular que su escándalo era fingido, ni tampoco que Jekyll había conseguido despertar su curiosidad—. Me encantaría que cambiásemos nuestros planes, a decir verdad —Al fin y al cabo, aquel plan sólo había sido un intento por su parte de quitarse a la policía de encima, aunque eso no iba a reconocerlo en voz alta—. Por favor, cuénteme más, ¿dónde está ese lugar lleno de delicias y perversiones para los marineros?

Su sonrisa dejaba claro que suponía que el doctor no se refería a un lugar donde únicamente se apostase. Sin embargo, no dejó que él respondiese antes de seguir hablando. 

Deberíamos inventar una historia para nosotros, ¿no cree? Algo que explique nuestra presencia en un lugar como ese. ¿Cree que podríamos fingir que somos hermanos, un matrimonio o una pareja de... amantes? —cargó la última palabra de cierta intención al tiempo que se acercaba un poco más a él, como si aquello fuese un secreto, pero asegurándose de que él pudiera percibir el exótico aroma a jazmín que desprendían sus cabellos, alejado del más suave olor a violeta o lavanda que solían usar las inglesas—. ¿Qué me dice, doctor? ¿Puedo llamarlo Henry? ¿O preferirá usar un apodo?

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14/04/2018, 01:05
Marian Halcombe

Dedicó una adusta mirada al inspector antes de despedirse de él con un escueto gracias, mientras que en su fuero interno se decía que si la preocupación de Lestrade por la seguridad de ambas fuera real, ni siquiera habría dudado en asignar a uno de sus efectivos para que las escoltara.

Los pasos de ambas terminaron por poner distancia con los oficiales. Caminaban en silencio, un silencio a ratos incómodo que era coreado por el repiquetear de su bastón. El vaho de su respiración se confundía con el de niebla mientras que la pálida tez de Mina, enmarcada por la misma niebla, la hacía lucir inquietante y ejercía un extraño magnetismo que atraía su mirada, del mismo modo que la caja que la mujer abrazaba despertaba su curiosidad.

Parpadeó despacio cuando Mina rompió el silencio, ralentizando su andar mientras, en un acto reflejo, se reacomodaba los guantes.

─Sutiles ─dijo e hizo una pausa más prolongada de lo normal, como si hubiera terminado la frase en su cabeza primero antes de vocalizarla─... No mencionar que estamos investigando, mucho menos lo del asesinato ─puntualizó─, si saben que estamos a la caza de un criminal aquellos que lo sean se pondrán a la defensiva y otros por miedo no querrán hablar. Mejor es que digamos que buscamos a esta persona para recompensarla por habernos prestado alguna ayuda o algo por estilo.

Lo cierto es que Marian no había pensado en ninguna estrategia en particular, nunca lo hacía, era de esas personas que actúan más por instinto y solía improvisar sobre la marcha.

Notas de juego

Perdón por el retraso, pero he estado a mil en el curro.

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14/04/2018, 23:51
Narración

Tener un pasado criminal ciertamente ayuda, y Londres no era una ciudad desconocida. Después de todo, era necesario conocer a veces las rutas ilegales y el mercado negro para comprar o vender aquellos objetos que no fuesen tan sencillos, o simplemente para ponerse en contacto con algún criminal. Y bien sabías que no eras la única que valoraba la importancia de la información, él seguramente también lo hacía.

Sabes bien que en Surrey Docks se mueve contrabando, en especial a través de los marineros menos escrupulosos, pero no era raro el barco que funcionaba con un frente legal a ojos del público y al mismo tiempo se encargaba de negocios más turbios durante la noche. Has oído de tripulaciones haciendo turnos en la madrugada para transportar los bienes y mercancías que no estaban listadas oficialmente ante las aduanas, moviéndose entre ciertas bodegas especiales bajo la protección de la noche. Y donde había grupos de marineros, solía haber alcohol, apuestas y peleas deportivas. Si era cierto que sólo había dos barcos en el muelle, significaba que cualquiera de los dos podía tener una tripulación dedicada a las prácticas menos legales en sus bodegas...

Lo otro que recuerdas es que varias posadas cerca a los muelles suelen tener espacios para acoger a los marinos con ánimos de probar juegos de azar, alcohol y algunas drogas, sin tener que buscar algún fumadero de opio en Whitechapel. Y que dada la arquitectura del sector, estas posadas ofrecían subterráneos bien equipados a sus exóticos huéspedes, a los que sólo se ingresa con ciertas contraseñas o ciertos pagos, y cuya seguridad y discreción estaba asegurada. Un contacto te había recomendado the Thames Bounty especialmente, dado que sus mesas VIP en la bodega estaban siempre lejos del alcance de la policía y fuera del conocimiento de la mayoría de los londinenses decentes y no tan decentes.

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17/04/2018, 00:04
Mina Harker

La mirada de Mina siguió el recatado movimiento de Miss Halcombe al reacomodar sus guantes, mientras el silencio, tan solo roto por el leve murmullo de las aguas del Tamesis, las envolvía.

Asintiendo a las palabras de la mujer, atendió con interés sus recomendaciones pese a que sus pensamientos coincidían con ellas, le parecía algo cogido con calzador el asunto que supuestamente llevaba a dos damas a esas horas por el puerto. Por desgracia no le venía nada mejor que ofrecer y que pudieran usar, además cualquiera que fuera su escusa, dos mujeres solas, a esas horas, iban a levantar cuanto menos sospechas o sucios pensamientos. Así que aquello debería servir pero sobre todo deberían cubrirse las espaldas la una a la otra.

Me parece bien, ahora...- hizo una pausa barajando sus opciones al observar la embarcación que se encontraba atracada a varios metros de ellas – supongo que el capitán abra ordenado a uno o mas hombres que se encarguen de vigilar para evitar que ladronzuelos aborden el barco en pos de hacerse con algún botín, puede ser nuestra opción más fiable pues dudo que prueben gota alguna de alcohol. Si el doctor Cream finalmente ha venido en ese barco, creo que deberíamos evitar su hombre, quizá con su descripción sea suficiente para que nos ayuden a confirmarlo y dar con él. ¿le parece?

En cierto modo, estaban posponiendo lo inevitable, pero cuando más sincronizadas estuvieran en el proceder menos empeorarían la situación y quien sabía, podrían poner fin a todo aquello esa misma noche. Mina no quería prolongar innecesariamente su colaboración con la corona, aunque bien sabía que no tenía más opción si quería recuperar a su amado Jonathan.

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19/04/2018, 05:09
Marian Halcombe

Aunque esperaba —y mucho le habría agradado de ser así— que Mina tuviera realmente un plan y no un clavo ardiente como el que ella había propuesto, pero dado que a ninguna se le había ocurrido algo mejor, tocaba conformarse con eso. Peor era no tener nada.

—Sí, por supuesto, me parece bien. No mencionamos nada del asesinato y claro está nada tampoco acerca de Cream, aunque yo todavía no me convenzo que se trate de él, pero bueno, no voy a insistir con eso, no es tema en discusión ni tampoco es el momento, le ruego me disculpe por mencionarlo —se excusó, aunque no estaba del todo segura que debiera hacerlo—. En fin, como decía, preguntaremos por un desconocido del que no conocemos su nombre y sólo poseemos una vaga descripción, creo que tampoco debemos ser muy específicas en cuanto a su apariencia.

Restaban unos pocos pasos para llegar al barco. Marian experimentaba una sensación que era la mezcla perfecta entre nerviosismo y ansiedad, respiró profundo, las emociones nunca la habían dominado y ésta no iba a ser la primera vez.

—¡Vamos a ello! —musitó cuando la distancia que las separaba del barco era inexistente y de haber creído realmente en un Dios, seguramente se habría encomendado a él.

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20/04/2018, 03:40
Narración

El Vermillon descansa en el puerto silencioso. Reconocéis las letras marcadas sobre el casco en la proa en medio de la oscuridad. El enorme navío descansa silencioso mecido apenas por las olas suaves del Támesis. El río y el barco emanan un olor mezcla de metal y a vapor frío, la esencia que imagináis emana de todos y cada uno de los navíos que llevan en servicio algunos tiempos. La estructura emite suaves ecos metálicos que llegan como murmullos a vuestros oídos, y la soledad de la cubierta parece algo chocante, hasta que recordáis la hora aproximada.

No hay ningún puente para subir a cubierta, ni ninguna escalerilla visible. Las pocas ventanas que podéis observar, en especial de lo que asumís es la cabina principal, no muestran tampoco luces, sólo la permanente y cegadora oscuridad que revela sombras y siluetas grisáceas a las que vuestros ojos se han ido acostumbrando paulatinamente. Ciertamente tenéis a vuestro favor el abrigo de la noche para acercaros más sigilosamente, pero al mismo tiempo, las tinieblas son traicioneras, y no conocen de lealtades, pudiendo servir de aliadas para lo inesperado.

En este instante, una silueta en la cubierta del barco sobre el borde llama vuestra la atención. Se mueve a ritmo lento y se detiene un momento sobre el borde. Una pequeña lumbre aparece en su cabeza, una centella débil que parece emanar de un cigarro y cuyo olor toma unos instantes más en alcanzaros. La silueta da una calada a su pitillo sin moverse unos instantes, con los ojos fijos en la calle aledaña. Si está tratando de escudriñar allí o si os observa desde lejos y en silencio, no podéis decirlo, pero algo sí sabéis: su ronda no se ha reanudado y su posición se mantiene durante largos y eternos segundos...

Notas de juego

Podéis intentar acercaros sin ser notadas (si no es que ya os han notado) con una tirada de Sigilo (el VO siempre es 4). Tenéis +4 por estar bien cubiertas por la oscuridad. Cualquier otra cosa podéis decirla y miramos la tirada apropiada.

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20/04/2018, 03:30
Doctor Jekyll

Al notar cómo una vez más aquella mujer le tomaba del brazo el doctor Jekyll no supo muy bien qué hacer. En otro tiempo habría sido distinto, claro, pero ese hombre que sabía cómo comportarse con una dama hacía mucho que ya no era él. Era lo suficientemente retraído como para que aquello le incomodase, pero también como para no ser capaz de retirarle el brazo y ponerse firme, de modo que caminó con ella esperando que pronto encontrase una distracción mejor.

En cuanto acabó de hablar y vio la sonrisa de la señorita Adler el doctor llevó la vista al frente. No iba a quedarse mirando a la mujer de una forma tan indiscreta, desde luego. Aunque sus palabras siguientes, llamándole atrevido y insinuando que estaban en la intimidad le hicieron sentirse ligeramente cohibido.

No era un idiota. No creía que la señorita Adler se hubiera fijado en él más que en cualquiera de los hombres con los que había hablado aquella noche. Pero desde luego ya no estaba acostumbrado a ciertas cosas.

Sin dejar de mirar al frente, asintió cuando ella propuso inventar una historia. No sabía hasta qué punto sería necesario, desde luego. Después de todo iban a buscar a un marinero para que identificase un cadáver, pocas justificaciones había para eso. Aún así escuchó las propuestas de ella, y si ya la del matrimonio le resultó demasiado ajena la siguiente le provocó un inesperado ataque de tos por lo imprevisto. Con lo de la pareja esperaba que dijese socios, o comerciantes, o quién sabía qué, pero aquello era demasiado. La tos sirvió , al menos, como excusa para soltarse del brazo de la mujer. El doctor buscó entonces su pañuelo en el bolsillo antes de limpiarse los labios con él.

—Disculpe —dijo después, carraspeando y guardándose de nuevo el pañuelo—. Esto... ¿Qué le parece socios de negocios? Podríamos buscar algún tipo de excusa profesional para ir a ese lugar a estas horas. Aunque en realidad no sé si será necesario teniendo en cuenta lo que vamos a hacer. Pero no estaría de más por si nos pregunta algún marinero de otro barco que no nos ataña, supongo.

En ese punto el hombre hizo una pequeña pausa recuperando la compostura. Dentro de su cabeza los susurros del otro le acompañaban, haciéndole ver que él habría sabido salir de la situación con Adler de una forma mucho menos ridícula. Tampoco es que eso le importase a Henry Jekyll, desde luego. Lo único relevante en aquel momento era seguir con esa misión, terminarla cuanto antes y poder seguir con sus estudios... Y con ingredientes nuevos.

—Hen... Henry está bien, supongo —dijo después—. Y pensándolo bien, creo que el sitio que conozco es The Thames Bounty, una de las posadas que nos dijo la policía. Según sé creo que también organizan salas de juego, aunque si los agentes siguen por allí no sé si llegaremos a verlo.

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22/04/2018, 01:55
Irene Adler

Era una suerte que Irene tuviese la capacidad de controlar su expresión, pues de otra manera al escuchar el ataque de tos del doctor habría soltado una carcajada. Y por dentro bien que sonreía, como un gato satisfecho al ver al ratón intentar escapar de sus garras. Pero por fuera lo que hizo fue posar con delicadeza la mano en la espalda de Jekyll y dar algunos golpecitos, mientras su ceño se fruncía un poco. 

Oh, ¿se encuentra bien, doctor? —preguntó, dejando que se separase como un boxeador que cogía aire entre un asalto y otro.

Después, cuando él se disculpó, le sonrió y negó con la cabeza, quitándole importancia. Sus labios se fruncieron en un leve mohín de decepción ante la opción tan aburrida que el doctor prefería y cuando Jekyll terminó de hablar, se encogió graciosamente de hombros. 

La bodega de The Thames Bounty es el lugar perfecto para el juego... Pero también para negocios de contrabando. Y sería iluso suponer que ninguno de los dos barcos atracados tiene mercancía poco legal encima. No creo que la policía sea un problema, es un lugar conocido por la seguridad que ofrece a sus clientes. —Amplió su sonrisa antes de puntualizar, con cierta diversión—. No es que yo tenga nada que ver con ese tipo de negocios, por supuesto. Eso no sería propio de una dama, ¿no es así? 

Irene miró al doctor al hacer esa pregunta que no necesitaba respuesta y le guiñó un ojo con picardía. Segundo asalto. 

—Vamos, ese será un buen lugar para comenzar. Fingiremos que estamos interesados en el mercado negro —afirmó, dirigiendo sus pasos hacia allí y dando por sentado que Jekyll se movería con ella—. Y dígame, Henry —pronunció su nombre con un tono grave y suave, con la modulación precisa para que pareciese que usar su nombre de pila era algo íntimo, sin llegar a ser obsceno—... ¿cómo es que un doctor respetable como usted conoce ese lugar? ¿Tiene algo que ver con su elección para esta misión por parte del señor Holmes? Le confieso que me tiene verdaderamente intrigada.

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22/04/2018, 23:04
Marian Halcombe

Los pasos y el sonido del bastón cada vez que golpeaban contra los fríos y sucios adoquines, eran parcialmente silenciados por el sonido que producía el agua cada vez que golpeaba contra el hierro de los barcos. Salvo por ellas, las ratas parecían ser las únicas habitantes de las calles a esas altas horas de la noche. 

Afirmar que Marian no se sentía atemorizada sería un gran error, no obstante resultaba fácil caer en ese error puesto que el temor se veía eclipsado por la intriga que el caso suscitaba en ella y es que la enfermedad mental que padecía el responsable debía ser muy grave para que su verdadera naturaleza experimentara semejante alienación. 

La silueta en la cubierta captó su atención e hizo un gesto a Mina para que la viera si es que no la había notado ya. Se detuvo y, gracias al amparo de las sombras, lo observó.

- Tiradas (1)

Notas de juego

No estoy segura si realicé bien la tirada, así que dejo la respuesta hasta aquí a la espera de confirmación.

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24/04/2018, 00:58
Mina Harker

La mirada de Mina recorre la silueta del Vermillon según avanzan, cuando ambas se detienen al vislumbrar movimiento en la cubierta del barco, Miss Halcombe también se había percatado pues le hizo un sutil gesto en la misma dirección. No iba a negar que aquella repentina aparición la sobresalto pero al menos de esta manera habían confirmado que en el barco permanecía parte de la tripulación, o al menos un vigilante.

Por unos instantes que se hicieron eternos nadie se movió, incluso el navío mecido por el leve oleaje del Tamesis parecía estático por completo, y allí permanecía el hombre dando ocasionales caladas a su cigarro. Ignoraban si estaría escudriñando la oscuridad en su dirección o simplemente descansando sin prestar atención a nada, lo único que Mina podía sentir era desconfianza. Pero a estas alturas no podían echarse atrás o dudar, deberían seguir adelante con el plan, si es que podía llamarse así, cuanto más lograran averiguar antes podrían zanjar aquel asunto.

Tras intercambiar una mirada con Marian, ambas retomaron su avance con cautela entre las sombras del lugar, procurando no llamar la atención del vigilante del Vermillon hasta que ellas así lo desearan.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Jo fue mejor la que hice ayer de práctica XD

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26/04/2018, 02:34
Doctor Jekyll

Los golpecitos de la señorita Adler y su posterior pregunta no sirvieron para calmar el estado del doctor, que tosió durante unos segundos más. Era una suerte no haber coincidido con ella antes, cuando Harker y él se estaban moviendo con el sigilo de dos gatos en medio de la noche.

En otro tiempo aquella mezcla de aparente inocencia y ocasional descaro habría confundido al Jekyll. Aquella noche, sin embargo, no tenía la cabeza como para encontrar dobles sentidos de ese tipo en sus compañeras. La parte de sus pensamientos que tenía que ver con todo el mundo externo a él estaba centrada en el asesino, en aquella misión y en la zanahoria que había al final si hacían bien su trabajo. Como mucho sentía cierta curiosidad sobre por qué habría seleccionado cada una de ellas, pero no creía que aquellos comentarios de Adler fueran el motivo de su presencia allí. La otra parte de sus pensamientos, la más profunda, tenía forma de susurro y una voz que sabía ser gutural y sedosa, grave y penetrante como la tinta de un frasco derramado sobre el papel.

—Me encuentro bien, no se preocupe —respondió el hombre antes de terminar de recuperarse.

Un poco más tarde, cuando Adler comenzó a hablar, el doctor asintió en silencio, pensativo de nuevo. Le sorprendió un poco lo conocedora que parecía del lugar al que al parecer se dirigían, pero no dijo nada. Aunque sí forzó una sonrisa cuando ella misma dijo que no era propio de una dama, como si sus palabras y aquel guiño hubieran sido un chiste que hubiera apreciado.

Siguió escuchando a la mujer, así como preguntándose por qué era tan necesario fingir nada. Sin embargo empezaba a pensar que aquello era únicamente a modo de diversión para ella. Y al escuchar su nombre de boca de ella por algún motivo se sintió como si hubieran cruzado demasiado rápido una línea que él aún no se sentía preparado para traspasar. Se encogió de hombros con sus últimas preguntas, sin querer pararse demasiado en los motivos por los que le habían escogido. Cuantas más vueltas que le daba al asunto más valoraba que no hubiera sido él realmente el elegido, sino el Otro. Lo más que podía hacer, sin embargo, era tratar de demostrar su propia utilidad.

—Es más bien que... —empezó, pero se detuvo un momento para escoger sus siguientes palabras—. Un conocido estuvo allí. Todo lo que sé del lugar es a través de él. —Aquello era eminentemente cierto, le gustase o no. Terriblemente cierto de una manera más literal de lo que le gustaba.

Después de esas palabras el doctor Jekyll a punto estuvo de seguir caminando en silencio. No le molestaba la ausencia de conversación, y en los ratos de mutismo no tenía que pararse a pensar en qué decir, qué no decir, o cómo debía comportarse. Sin embargo tenía la sensación de que si no cambiaba de tema pronto estarían otra vez sobre los motivos por los que Holmes le había citado.

—¿Y qué hay de usted? —preguntó—. ¿Cómo es que una dama como usted sabe tanto de ese sitio?

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27/04/2018, 04:29
Narración

Os deslizáis por la noche como sombras, como espíritus silenciosos rodeados del olor desagradable del Támesis y las espirales de una niebla tan oscura como el alma de la ciudad, que se levantan a vuestros pasos. Incluso la palidez de Mina no es más que un mal efecto, pues la ausencia de luz la hace desaparecer entre las tinieblas. Marian también con gran habilidad, logró encontrar un lugar discreto tras algunas cajas y barriles abandonados, detrás de los cuales su silueta no sería más que un truco de las sombras y nada que llamase la atención.

Lo que siguen son los tensos momentos en los que la silueta se detiene. Teméis que haya notado algo, pues la lumbre de su cigarro revela una vez más un rostro que parece observar en vuestra dirección. Si respira o suspira o murmura algo, a vuestros oídos no llegan más que el viento, el frío y el vacío de los terrores de Londres en la oscuridad, desde donde acechan las pesadillas y realidades del hombre. Teméis que sus ojos sean capaces de penetrar vuestro apresurado escondite, teméis que las sombras no sean nada para aquel vigía y que pronto todo el barco pudiese estar en alerta, haciendo fracasar vuestra misión.

Pero tras unos largos instantes, la lumbre muere con su bocanada, el humo se pierde entre aros de vapor de agua, y la silueta retorna a su caminar sin voltear a ver. No parece haberos visto, no parece ni siquiera moverse diferente, y se aleja caminando hacia la popa con su ritmo monótono y casi aburrido, imprimiendo cierta resignación en sus pisadas, cuyos ecos sólo imagináis, pues los murmullos del agua, el metal y la madera son lo único que percibís. Ahora percibís mejor la forma del barco: un carguero a vapor, con varios mástiles metálicos que se alzan en la noche silenciosa.

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01/05/2018, 23:10
Mina Harker

 

Ambas permanecieron ocultas en las sombras el tiempo que la silueta del hombre lo hizo en la cubierta del barco, ambas en silencio, ambas inquietas por ser descubiertas, hasta que pudieron relajar la tensión cuando este retomo su ronda o tal vez regresara a dormir, algo que no podían saber con certeza. Mina no se movió, abrazada a la caja que contenía su perdición y sustento de vida, luchaba contra su propia mente que la traicionaba.

«¿Por que le temes, mi princesa? Él no debería ser más que alimento para ti, un juguete al que manipular a tu antojo...ve por él, mi princesa, ve por él y obtén lo que deseas, se lo que debes ser...»

Aquella familiar voz, tan atrayente e hipnótica como odiada, la voz de su creador. Mina cerró con fuerza sus ojos, apretando la mandíbula e intentando sacarlo de su mente, ya que no podía hacerlo de su cuerpo. Ansiaba el día que Van Hellsing le diera caza, dando así la paz que necesitaba, aunque ahora esa solo se la diera su Jonathan. Poco a poco su mente y sus sentidos regresaron a donde se encontraba, el muelle.

Fijo su vista en el escondite de Miss Halcombe, tras unas cajas amontonadas, pensando que, desgraciadamente, la voz del conde tenía razón ¿a que estaban esperando? ¿que temían tanto? Tenían un propósito, el cuál a fin de cuentas era hablar con alguno de los tripulantes del barco en busca de su objetivo o de información que les fuera relevante. No podían seguir perdiendo el tiempo, especialmente ella y que el tiempo jugaba en su contra.

Todo lo sigilosamente que pudo se acerco a su compañera, situándose junto a ella.

- Parece que no nos ha visto ¿que hacemos ahora? No podemos ocultarnos toda la noche, vigilando el carguero ¿no deberíamos buscar la manera de subir y hablar con alguno de los tripulantes?

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02/05/2018, 04:18
Irene Adler

Una sonrisa teñida de indulgencia asomó a los labios de la mujer al escuchar lo que consideró una excusa en el mismo instante en que Jekyll abrió la boca. Oh, el doctor estaba resultando un enigma de lo más intrigante y cuanto más trataba él de esquivar sus preguntas, más ganas sentía ella de desentrañar sus misterios. 

Rió con suavidad con aquel último intento del hombre por desviar su atención y decidió castigarlo acercándose de nuevo a él para tomarlo del brazo con naturalidad. 

Oh, Henry —dijo, como si él fuese un crío travieso—. Haría bien en dejar de intentar distraer mi atención. Ya es la segunda vez que esquiva esa pregunta esta noche. —Negó suavemente con la cabeza—. Debería saber que no es buena idea estimular así la... curiosidad de una dama —dijo aquella frase con cierta picardía y ladeando un poco el rostro de un modo que sabía encantador. 

Si me lo pide, no le preguntaré más, le doy mi palabra —agregó con un pequeño mohín frunciendo sus labios—. Pero no se engañe: lo averiguaré igualmente. Sólo es cuestión de tiempo. —Se encogió de hombros levemente y se acercó un poquito más para decir las siguientes palabras como si fuesen una confesión, o un secreto—. Aunque le parezca increíble no estoy aquí sólo por mi bonito rostro. 

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04/05/2018, 22:39
Marian Halcombe

Marian intentaba ordenar sus ideas, pensar en una excusa creíble que justificara la presencia de ambas en los muelles a esas horas de la noche y sin protección. «Habría sido mejor que fuésemos a los bares y ellos vinieran a los muelles. ¿En qué estaban pensando? ¿En qué estaba pensando yo al aceptar?»

La mujer experimentaba cierto grado de aprehensión, y ese resquemor es el que la hacía titubear. Mina tenía razón, no podían pasarse la noche ocultas. No estaban allí para espiar sino para conseguir respuestas.

—Tiene usted razón, vinimos aquí para entrevistarnos con los marineros y recabar información, no para espiar. Si alguien nos sorprende ocultándonos nuestra credibilidad se verá seriamente comprometida. Quien oculta, algo esconde... —salió de entre las sombras, se reacomodó los guantes y alisó los pliegues del vestido— Vamos, pues, ya hemos perdido demasiado tiempo y bien sabemos que no nos sobra.

Aguardó a que Mina saliera también de las sombras y se posicionara junto a ella para avanzar. Su andar renqueante, pero sobre todo el chocar del bastón contra los adoquines, resonaba cual eco remanente con cada paso que daba. Ahora que ya no se ocultaba de seguro no tardaría en aparecer un vigía o algún curioso queriendo saber el origen de los pasos.