Partida Rol por web

—¡Eso ha sido increíble! —la mirada de Niella, sentada en el suelo tras la explosión, iba del hueco vacio que había ocupado el golem a las manos del mago. Había estado bastante torpe durante toda la aventura, pero después de aquella manifestación de poder, la  joven aprendiz entendía a la perfección los motivos por los que era el líder del gremio— ¡Esa tendera no tiene ninguna oportunidad! Seguro que Mashane lo ha visto y está temblando debajo de alguna mesa.

Incapaz de saciar su curiosidad, Niella se puso a examinar el suelo, en busca de alguna marca mágica o alguna señal de la presencia del golem. Pero no parecía que hubiese quedado rastro alguno.

— ¡Tienes que enseñarme a hacer eso!

A Ratko le había sentado bien aquel combate, después de como había empezado aquella aventura donde lo único que había hecho había sido desmayarse y preocupar a su amore y a la novata... el sentir el cosquilleo de su poder recorrerle el cuerpo arder sobre la palma de su mano y ver como el golem terminaba por sucumbir ante sus llamas azuladas, había sido todo un incentivo de moral, que tanto la necesitaba y las palabras de reconocimiento de Niella no hicieron más que fortalecerlo y dibujar una sonrisa en su pálido rostro, ya sólo faltaba que su morena le diese un beso de torniquete de esos que lo dejaban sin aliento y tanto le gustaban.

— ¡Tienes que enseñarme a hacer eso!

- Claro... pero primero tendrás que renunciar a varios dioses, resucitar a un muerto y ofrecer un sacrificio a Luwaxx, el dios demonio de los diabal- le dijo despreocupadamente para después sonreir abiertamente mostrando sus incisivos y finalmente guiñarle un ojo, ¿le había gastado una broma?- Bueno... aún no sabemos lo que nos espero, podríamos aprovechar para descansar un poco antes de la siguiente prueba ¿no creéis?

- Claro... pero primero tendrás que renunciar a varios dioses, resucitar a un muerto y ofrecer un sacrificio a Luwaxx, el dios demonio de los diabal

—Nada de eso parece muy difícil. La primera es fácil, de hecho y la segunda llevo la mitad del trabajo hecho  —la chica miró  al centro de la habitación cuando el diabal sugirió descansar. Ella misma tenía muchas ganas de hacerlo, pero no le parecía buena idea. La muchacha le miró con suspicacia, examinándolo. Estaba pálido, pero eso no era nada nuevo en él, pero había algo raro en la forma de moverse. Era evidente que tampoco él estaba del todo recuperado.— Es bastante probable que esa cosa vuelva a aparecer mientras dormimos. Si desaparece en vez de morir, no sería raro. Lo que si puedo hacer es revisarte esas heridas que tratas de ocultar. 

Su golpe, a pesar de la fuerza puesta en él, apenas arañó la superficie del cuerpo del monstruo. Pudo sentir la dureza de su piel en su brazo, cuando el arma reverberó al rebotar violentamente. Eso sería difícil. Debía buscar una zona vulnerable… Esperaba que tuviera una.

–¡Ey Shany! ¡ Mira esto!

La pequeña joven avanzó de frente, algo que le preocupó… hasta que vio esa rápida finta y su posterior ataque. No solo se necesita fuerza y velocidad en una lucha, también astucias. Sonrió al ver como la daga lograba encontrar una zona vulnerable, aunque esa cosa seguiría en pie bastante más tiempo antes de hincar la rodilla.

Sintió como el vello de su brazo se erizaba, mientas los canticos arcanos crecían en intensidad. De reojo pudo comprobar que Ratko concentraba todo su poder en su mano, creando una pequeña bola de fuego azulado. La guerrera pudo comprobar en todo su cuerpo que en esa pequeña flama estaba contenida una gran cantidad de energía. Quizás era su instinto o el estar tanto tiempo en diferentes misiones con el diabal, pero supo que sería un ataque destructivo, incluso más de todos los que había realizado antes. Cuando alcanzó al golem, la intensidad del calor fue tal que creyó que quemaría su piel. Pero duró solo un segundo… al igual que la vida del monstruo. Oyó como la piel se agrietaba por el calor, culminando luego en una enorme explosión.

El golpe por la onda expansiva no fue muy grande, pero si sorpresivo. Se levantó de donde estaba, mirando la zona donde había estado el monstruo, apenas quedaban algunos resquicios de fuego. Caminó hacia Ratko, viéndole con una sonrisa. Sin mediar palabra, le dio un rápido pero salvaje beso, de esos que quitan el aliento. Luego, sin perder la sonrisa, depositó su mano en su níveo pecho, notando su corazón latiendo con suavidad. Todos estaban ilesos y eso le alegraba, pero le alegraba mucho más comprobar que el esfuerzo no había mellado su salud.

-Niella tiene razón, no podemos quedarnos mucho tiempo. Esa perra no nos dará un respiro- con desconfianza observó los alrededores, casi esperando que algo les apurara o la puerta comenzara a desvanecerse-. Deberian ver lo que debemos hacer nosotros por nuestro dios...- dijo de costado comenzando a caminar hacia la salida. 

Tras dar un breve respiro y avanzar por las nuevas escaleras, comenzasteis a divagar sobre qué os depararía la siguiente planta de aquella mágica torre.

Esta vez, a medida que ibais ascendiendo comenzabais a notar dos aspectos: por un lado que la visibilidad se iba reduciendo y por otro lado algo mucho peor: un hedor a muerte y putrefacción os acorralaba.

Cuando llegasteis finalmente a la siguiente sala lo entendisteis...

Estabais atravesando un lugar que estaba abarrotado de cadáveres apilados y amontonados como si fuesen deshechos. Pudisteis observar con terror como allí había cuerpos de hombres, mujeres niños y ancianos. Pudisteis distinguir túnicas de magos, estandartes de naciones como Frostan, objetos del día a día... todo en un ambiente dantesco y horripilante.

Cada paso que dabais implicaba sentir como vuestros pies se hundían en la carne reblandecida mientras que ese olor tan particular se adentraba en vuestra alma.

Quizás en esta ocasión no estabais atravesando un campo de rayos, resolviendo un puzzle o derrotando a un poderoso enemigo... quizás en esta ocasión era vuestra voluntad la que estaba poniéndose a prueba.

Cada paso era una sentencia, una lucha por no salir de allí corriendo, de no derrumbarse ante las consecuencias de una dictadora.

- Pequeña, no te preocupes tanto por mí, reserva fuerzas para tí...- comenzó a decirle a modo de protesta... Sin éxito odbiamente puesto que Niella ya se había puesto a trabajar sobre sus heridas.

Entonces antes de que pudiera seguir protestando el beso de Shany le cogió desprevenido pero no por ello lo disfrutó menos, de hecho las heridas y el cansancio acumulado desde que llegaron a la torre parecieron haber sanado, al menos en parte... Así pues se quedó parado sin tener otra cosa en mente que a su morena y el sabor que le había dejado en sus labios.

Sin embargo acordaron seguir subiendo y fue cuandobse toparon con aquella sala de los horrores, el demonio arrugó el ceño bastante asqueado por lo que vio, lo que le dio aún más fuerza en su deseo de venganza, aquella matanza no podía quedar impune, la rabia y el odio eran más fuertes que el miedo que aquella asesina quería infundirles.

- No os detengáis, en cuanto acabemos con la asesina podrán descansar en paz...

Tras dar un par de pasos, Niella se dio cuenta de que era lo que estaba pisando y de pronto, todos sus sentidos se agudizaron. La carne blanda sobre sus pies, el sonido de los cuerpos exhalando el aire en forma de gemidos cuando pisaban su pecho; el olor de la carne podrida, de los esfínteres relajados, de aire cargado y de la sangre coagulada. Sin poderlo evitar, miró a sus pies. No se hundían como si pisase carne viva, con una ligera tensión y firmeza, sino que parecía que en cualquier momento, fuese a reventar y su pie fuese a hundirse en el estómago de una de las víctimas de Mashane, la usurpadora. Instintivamente, se acercó a vomitar a una pared, que no tardó en percatarse, que también estaba llena de cadáveres. Daba igual donde posase la vista: la putrefacción estaba presente.

Cuando finalmente comenzó a recomponerse un poco y aunó fuerzas para seguir caminando, un destello esmeralda llamó su atención.

—¿Zaendar? ¿Zaen?— los ojos de Niella se abrieron de par en par. Había creído ver entre todos aquellos cuerpos un portapérgaminos forrado con una magnífica tela verde que conocía muy bien. Ella misma había robado esa tela y la había conseguido coser a un portapergaminos viejo que había encontrado, y todo para dejárselo como regalo anónimo a aquel mago que la había encandilado. —No...No...No... No puede ser... Él no quería irse de casa... Él...

La chica se acercó corriendo a aquel montón de cadáveres intentando buscar algún rastro de su amigo, pero los cuerpos estaban tan desfigurados que no era posible discernir si era o no era él. Lo único que tenía claro es que aquel portapergaminos era el que ella le había regalado. Mientras tiraba de brazos y trataba de mover los cuerpos por las pútridas cinturas, las lágrimas corrían por sus mejillas. Se resistía a creerlo. Tenía que verlo, que reconocerlo.

—No... se lo habrán robado. Lo habrá perdido, vendido... No. No. No...

Niella se negaba a creerlo. Pero lo creía. 

El hedor a muerte le golpeó con fuerzas, sorprendiéndole totalmente. La muerte no era algo que un orumita desconociera, eran asesinos, guerreros y cosas peores, así que uno pensaría que aquello no le daría muchos problemas. Pero una cosa era la muerte, la lucha por la vida o matar aquello que quería matarte y otra era aquello. ¿Qué amenaza podría ser un niño? ¿O un viejo que apenas pudiera moverse? La sensación de enterrar el pie en algún cadáver, cubriéndolo de un verdoso icor o el olor mismo no eran notados por ella. Pero si los rostros desfigurados e hinchados de eso pobres desdichados.

-Esto…- no tenía palabras, sentía la bilis en su garganta y se detuvo mirando el cadáver de un niño… o niña. Era imposible saberlo. Una vida truncada de forma brutal, tan joven, totalmente inocente. Se acercó a Niella, tomándola de los hombros, abrazándola con fuerza-. Tranquila- le dijo y se dijo a sí misma, acariciando sus cabellos y notando las lágrimas de su compañera en sus hombros-. Estamos todos juntos en esto…

Shany quería gritar, correr, llorar, pero por sobre todas las cosas quería largarse de allí, para tener la menor cantidad de imágenes horribles en su mente, adosadas a todas las demás. Sin duda esta era la peor. La muerte nunca era bonita, pero incluso aquí mostraba el peor de los rostros.

A medida que seguíais avanzando tal y como vuestras fuerzas os dejaban, las escaleras que iban a daros acceso al siguiente nivel superior comenzaron a materializarse.

Esta vez la prueba había superado la línea del mal gusto y era más que evidente que había dejado secuelas en la moral del grupo... después de todo lo que se ha visto hasta ahora ¿qué más os podrían poner por delante?

Niella avanzaba abrazada a aquel portapergaminos y a sí misma, con la melena cubriéndole la cara y en completo silencio. La vista de la muchacha iba fija en las escaleras, tratando de contarlas y de fijarse en cada detalle para no pensar. No pensar en lo que tenía entre las manos y lo que implicaba. Ni siquiera la  venganza era algo que le diese fuerzas en aquel momento, pues de nada servía y, además, ¿como vencer a alguien que había hecho eso?

Lo cierto es que en esos momentos no estaba pensando, sencillamente se dejaba arrastrar por su cuerpo hacia adelante, subiendo las escaleras con la mirada vacía. ¿Qué pasaría si fallaban? Habían estado a punto de morir muchas veces, sobreviviendo por pura suerte y dejando sangre, sufrimiento y penas con cada paso. Esa maga podría dominar todo, moldearlo a su retorcido estilo y nadie podría enfrentársele… ¿Tenían siguiera la fortaleza para lograrlo? Empezaba a dudarlo. Su aguerrida sangre se había espesado en sus venas, como si ya fuera un cadáver en vida.  La siguiente sala contendría otro horror, otra prueba, otros sufrimientos. Sin ver un final, sus pasos le parecieron pesados y agotadores. Esa escalera interminable.

Instintivamente sus ojos fueron hacia Ratko, quien parecía totalmente seguro, centrado y poderoso. Intentó sonreírle pero solo fue una mueca desganada. Apartó la mirada avergonzada de su debilidad, bajando la cabeza y continuando el ascenso. Esperaba estar a la altura del siguiente desafío.

Después de aquella experiencia tan horrorosa, tan solo quedaba seguir avanzando y eso es lo que hicisteis. Cada nuevo peldaño avanzado pesaba más que el anterior. ¿Ésta que sería ya, la 7ª planta? Era difícil recordar cuántas pruebas habíais superado hasta el momento.

Era fácil derrumbarse y querer desistir, abandonar ante la imposibilidad de seguir afrontando desafíos dignos de una mente retorcida pero... ¿qué pasaría si abandonabais?¿estaríais dejando al mundo bajo la merced de una loca?¿acabarían con vuestra tan labrada reputación? ¡Eso jamás!

Finalmente llegasteis a la siguiente sala, esta ya auguraba que pondría a prueba vuestras capacidades en el momento que distinguisteis que se trataba de un enorme obstáculo.

Entre vuestra posición y lo que sería la salida había más de 8 metros, distancia cubierta por un gigantesco foso oscuro cuyo origen mágico era más que evidente.

La pregunta era ¿cómo ibais a saltar semejante distancia? ¡era inhumano! Sin embargo la respuesta apareció justo delante de vuestra narices.

Un par de plataformas móviles aparecían y desaparecían sobre el negro foso, además, dichas superficies se iban moviendo de un lado a otro creando un macabro juego de agilidad que mediría vuestra capacidad para saltar de plataforma en plataforma hasta llegar al otro extremo.

Niella continuaba abrazada a aquel portapergaminos. Sin levantar la cabeza miró el oscuro pozo que le separaba de la entrada, pero ni siquiera reacciono. Al fin y al cabo, estaba condenados. Una caída en el pozo no sería más que la metáfora hecha realidad. Despacio, la chica se ató al cinturón el portapergaminos y se arrodilló para examinar aquellas paredes antes de dejar caer una piedra. 

Aquello, sin duda, era mágico. Imposible cruzarlo de otra forma que saltar. Saltar y morir. Un leve ruido la sacó de sus negros pensamientos. Por supuesto: Mashane no iba a dejar que muriesen con facilidad. Les había puesto plataformas, pero aquello no era más que una mentira. Caerían. Si no era allí, sería mas adelante. En silencio, la chica bebió un trago de agua y masticó un poco pan para tratar de eliminar los restos de veneno de su cuerpo. 

—Shanny...No... Apenas tengo fuerzas —la chica miró a la guerrera— ¿Puedes hacerme un apoyo con las manos para darme impulso? Cuando te avise, saltaré.

La chica cogió aire y esperó a que su compañera pusiese las manos. Sin embargo, no oía nada de lo que decía nadie. En aquel momento su cerebro estaba en otra parte. En cualquier lugar menos en el salto o en la conversación. 

Cuando llegó a la primera plataforma, en lugar de volver a intentar saltar, se quedó esperando, por si tenía que tender la mano a alguien

Al llegar a la nueva habitación, no se sorprendió el ver que la maldita maga no se encontraba allí. En su lugar se abría una enorme boca oscura en el suelo, que invitaba a hundirse en esa negrura, solo para acabar con todo aquel sin sentido. Pero al menos intentaría saltar para cruzarlo, de esa forma si caía podría decir que al menos luchó hasta el final.

-Bien- le dijo a Niella automáticamente, aceptando ayudarle a tomar impulso. No deberá ser difícil darle un poco de envión extra, aunque el asunto era volver a saltar para pasar al siguiente sitio, justo antes de que la plataforma desapareciera.

Luego, con un suspiro, dio un par de pasos atrás, para intentar llegar al mismo lugar donde estaba Niella. No debería costarle mucho llegar a cada plataforma… pero llegar a tiempo y no pasarse era otra cosa. Ahí estaba la dificultad de esa prueba. Con un “te veo del otro lado”, muy suave, hacia Ratko, la morena intentó pasar…

Cayó con un gruñido justo donde había imaginado. Creía que podría saltar a las demás sin problemas, así que continuó, pero siempre con un ojo en sus otros compañeros, para poder darles una mano en caso de ser necesario. Su ánimo no podría soportar perderles, la sola idea quemaba en su pecho como acero fundido.