Partida Rol por web

Os lo agradezco mucho, es mas incluso si en mi cabe la posibilidad, le dire a mi padre que habeis sido muy amable conmigo y hare que os sea llegada una recompensa una de la que no podais decir que no o que si una sonrisa recorre mi palido rostro y mis ojos se clavan en los suyos

El mayordomo mira con gesto miedo a su invitada pero con un traqueteo de su caballo consigue sobreponerse.

-Os lo agradezco mucho, mi señora -dice al fin con voz entrecortada antes de mirar hacia el castillo. -Bueno, es un placer recibiros en el Castillo de Satu  Mare, el ultimo bastión del mundo civilizado.

Desde su montura hace un gesto a uno de los guardias de la puerta para que les permita el paso.

El placer es mio replico sonriente mirando un segundo de reojo al frente Una fortaleza, sin mucho...estoy tan acostumbrada a otras cosas que ahora todo me parece tan... tan no hay palabras. Tal vez deberia hablar con vuestro señor para presentarle mis  respetos.

Según abren el mayordomo crece en orgullo y sonrisa, hasta un desconocido puede notar que en el castillo se encuentra más en su ambiente.

-Preparad unos aposentos en la torre de invitados. -Dice a una de las doncellas que sale a recibirles. -Mandadme a Valdis y buscadme un soldado que conozca bien este territorio.

Despacio baja del caballo y se coloca en posición servil para ayudar a la dama a bajar de su carruaje.

-No se si mi señora podrá reunirse con vos., esta de luto y no se si su animo será el correcto para nuevos amigos. Aun así esperamos que disfrutéis de toda la hospitalidad para vos y vuestros hombres que podamos ofreceros.

Sin oír la respuesta grita a un muchacho que esta jugando por las almenas.

-¡Mika!¡Ven aquí por todos los diablos!

El asustado niño baja corriendo a la llamada de su señor.

-Mayordomo. -Dice con tono de miedo y desparpajo.

El viejo Ruschesku se acerca a el y le dice algo al oído. Acto seguido el niño sale corriendo como si jugase de nuevo.

-Disculpad sus modales, mi señora -dice cortes a su invitada. -El joven Mika es trabajador pero aun es un niño a fin de cuentas.  -Una señal desde la ventana le previene. -Me informan de que vuestros aposentos ya están preparados. Si lo deseáis os guiare hasta ellos. Vuestros hombres pueden acompañar al establo a los nuestros y les indicaran donde pueden dar de comer a los caballos y tomar un refrigerio antes de dormir.

El muchacho llega corriendo a los aposentos de su señora y se acerca a una de las doncellas.

-Traigo un mensaje del mayordomo - dice entre jadeos. -La misteriosa mujer del carruaje se encuentra en el castillo. Le han sido dadas habitaciones para pasar la noche como requiere la cortesía entre nobles. Si deseáis reuniros con ella informara a las cocinas.

DELIZNIETA DANISLAV:

- Casi se te escapa un resoplido cada vez que el Mayordomo pronuncia la palabra Soldado, ya que invariablemente la usa referida a cualquier lacayo muerto de hambre, sin armas ni armadura, y que en ningún otro castillo se calificaría como soldado.

- Este lugar está idefenso. Las murallas son sólidas, eso sí, aunque el castillo es más bien pequeño. Pero en lo que se refiere a defensores... todavía no has visto a nadie capaz de empuñar una lanza. Como mucho hay lacayos, y encima pocos, pero no durarían ni diez segundos ante un soldado de verdad como el que te acompaña.

-Lo cierto es que hace poco... - la muchacha bajó la mirada como si se sintiese avergonzada por algo - algo inquietante me ocurrió en mi último viaje... era como si algo me acechase en las sombras... aunque no llegué a ver nada. Vine buscando la sabiduría de mi hermano y me encontré con esto. Que yo sepa, anteriormente nunca ha ocurrido nada por el estilo.

Antes de llegar a articular ninguna otra palabra, un niño entra en los aposentos, se trata de Mika, un pequeño revoltoso que de vez en cuando alegra los corazones de los habitantes del castillo. Se acerca a Vladana y le hace agacharse para susurrarle al oído unas palabras, tras esto, la mujer le hace un gesto para que se retire y así poder continuar conversando con Valdis.

- Hay asuntos que me requieren, caballero, pero aún así, me gustaría contar con vuestra presencia en castillo hasta que se aclaren estos extraños sucesos.

Dicho esto, Vladana se encamina hacia afuera de los aposentos.

Antes de abandonar la estancia, se gira y mirando fijamente a los ojos a Valdis, añade:

-Por cierto, ¿qué os trajo por estas tierras?.

La muchacha no podía confiar en nadie, tenía que estar segura de a quién abría las puertas de su morada.

Por mi mente cada segundo pasan cosas que prefiero no decir, mantengo la sonrisa en el rostro mientras hago planes por si acaso. Bajo haciendo un gesto de cortesia al mayordomo.

Lo siento mucho, si me dejais me gustaria darla el pesame cuando fuera posible. Hago un gesto a mi doncella para que me acompañe. La verdad es que desearia que no se separara mucho de mi cosas de mi padre y en cuanto a mi soldado, seguro que se acomoda bien, luego me gustaria poder verle cuando este, tengo que darle unas ordenes.

Valdis mira fijamente a los ojos a Vladana Bratovich. Es un hombre tan extraño, con su piel blanca como la leche y su ausencia total de pelo o vello...

- "Si os soy sincero, mi señora. Vine a Satu Mare para pedirle al Knezi ayuda militar y protección para Oradea, pues hace poco nos atacaron los magiares y apenas pudimos hacer nada por defendernos. Ahora veo que Satu Mare y vos necesitáis de mi protección..." -

El mayordomo mira a la dama receloso pero no dice nada, la prudencia es el don de los buenos sirvientes.

-Si me permitís os acompañare a vuestro aposento para que os acomodéis -ofrece amable. -Luego os informare de cualquier asunto concerniente a mi señora.

Tras esto empieza a caminar torpemente por el pequeño castillo hacia la habitación de invitados. Todos los criados miran alucinados a la huésped, así como a su doncella, esta claro que no es normal que un extraño visite estas tierras. Mientras andan se puede ver que no es un castillo con grandes riquezas ni muy cuidado pero parece muy vivido.

Un rato después de andar llegan a una de las habitaciones de invitados. El mayordomo abre la puerta galante y muestra orgulloso lo que en este lugar debe ser una habitación de lujo: una cama grande con unas rudimentarias mantas hechas a mano, con una pequeña taza de metal con una jarra y una cómoda carcomida sin ningún tipo de adorno.

Con una tímida sonrisa, Vladana abandona la estancia, dejando atrás a Valdis, más ya desde el pasillo, dice:

-En un rato daré la orden de servir la cena en el salón, tendrá un sitio en la mesa.

Dicho esto, la mujer desaparece por los estrechos pasillos del castillo, rumbo al salón de actos.

Por el camino se cruza con Mika, el muchacho que le transmitió anteriormente el mensaje.

-Mika, dile a Ruschesku que se reuna conmigo en el salón. Sé discreto.

Después, acaricia la cabeza del chiquillo y continúa descendiendo hacia el lugar donde se celebrará la cena.

Mientras el mayordomo enseña a la recién llegada la habitación de cortesía, alguien le tira levemente de los ropajes.

Es Mika, quien trae un mensaje de Vladana.

-La señora requiere su presencia en el salón.

El mensaje es transmitido mediante susurros, con el claro objetivo de que la extraña mujer no se percate de él. Después el niño abandona el lugar, perdiéndose entre los pasillos.

El mayordomo mira al pequeño muchacho que se le acerca y sonríe a la invitada.

-Disculpadme, señora -dice cortes.

Tras esto se despide bruscamente y se dirige hacia el fondo del pasillo.

no se como puede pensar que esto es lujoso, hasta la habitacion de mi doncella es mas.... sonrio mirandole y asiento con dulzura. Siempre es de agradecer un lugar tan comodo para pasar la noche, os lo agradezco y es mas espero ansiosa esa reunion para poder hablar.

Miro al niño y hago un gesto a la doncella cuando estamos solas Ve a por ese niño, quiero hablar con el en privado.

El viejo mayordomo llega andando pesadamente hasta la sala donde espera su señora. Su rostro muestra el cansancio y el dolor de su vieja cojera. Ha sido una larga noche y el mayordomo es un hombre diurno.

-Mi señora -, dice al fin. -¿Qué deseais?

Vladana hace un gesto con la mano al mayordomo para que cese en sus reverencias, y después, mientras su mirada se pierde a través de un ventanuco del salón, habla:

- Verás Ruschesku... en primer lugar quisiera saber dónde se encuentran mis primos y mi tio, y si están al tanto de los desgraciados acontecimientos que envuelven a nuestra familia.

Antes de que el hombre pueda contestar, vuelve a hablar de nuevo:

-Y en segundo lugar me gustaría saber quién es nuestra huésped y qué motivos la han traído hasta aquí... tal y como están las cosas, hemos de andar con pies de plomo, si se ha corrido la voz de la muerte de mi hermano, es posible que muchos rapaces intenten aprovecharse de la situación. Tenedla vigilada, controlad sus movimientos por castillo, que vea y sepa unicamente lo que puede ser visto y sabido.

La muchacha se gira, y su rostro cambia a mejor, intentando mostrar un poco de esperanza:

- ¿Qué sabéis de ese guerrero, Valdis? dice querer ayudarnos, me gustaría poder confiar pero...

El mayordomo mira orgulloso a la muchacha. Tan poco tiempo para su luto, sus lagrimas aun no se han secado en sus mejillas y ya esta actuando como una mujer para su pueblo.

-Zort y Zuyla partieron tiempo atrás en dirección a Slatina, la ultima noticia que tuve de los dos fue que harían noche en Zalau, en cuanto a vuestro primo Vladimir sigue cumpliendo las ordenes de vuestro hermano en Baja Mare. No tenemos suficientes caballos para mandar más de un mensajero. Si os mande llamar antes que ha ellos fue por la necesidad de este pueblo de llorar con vos a vuestro buen hermano.

El viejo Ruschesku aparta la mirada algo avergonzado.

-También he de deciros que Satu Mare se encuentra en peor situación que nunca, la peste ha mermado nuestras filas y los ataques enemigos son inminentes. En cuanto a que esta muchacha extraña, Deliznieta Danislav, haya venido ante la muerte de vuestro hermano, no lo creo. Me parece genuinamente maligna, guarda sus propositos para sí mintiendo, mira todo con gesto de hambre y su trato con sus sirvientes carece humanidad alguna -dice el mayordomo tragando saliva ante este incomodo tema. -Aun así no he tenido más remedio que ser complaciente, esperemos que no encuentre nada de su gusto aquí, pues con sus capacidades y llamando a un par de soldados más bien podría tomarlo. Temo que haga algo al pobre Mika.

El mayordomo mira la empuñadura de su bastón tras unas palabras tan desesperadas.

-En cuanto a Valdis es un guerrero con tan poco cariño a los magiares como nosotros. Misterioso, como casi todos los seres que pueblan estas tierras, pero también valiente y hambriento de gloria. Vuestro hermano quería convertirlo en caballero para sus futuras campañas. Quería hacer tantas cosas...

-Bien, mañana al caer la noche, homenajearemos a mi hermano con una marcha de antorchas hasta el lugar donde se le ha enterrado - la muchacha mira al suelo triste y prosigue... - Ni siquiera he tenido ocasión de visitarle... Debemos mandar a alguien para avisar a mi primo Vladimir, él acudirá a nosotros...

En momentos como este era cuando más echaba de menos a sus primos y a su tío, el cual era como el padre que nunca tuvo, hace algunos meses hubiese sentido la necesidad de tener a Vladimir velando por su seguridad, pero ya no, ahora sentía algo que le hacía más fuerte, que le daba seguridad en sí mísma... que le empujaba a sobrevivir por sí misma, aunque sin duda tener a un gran guerrero como su primo cerca sería de gran ayuda llegado el momento.

- En cuanto a nuestra huésped, haced lo que os he dicho, y mañana, antes de que demos el último adiós públicamente a mi hermano, deberá marcharse de aquí, no podemos mantener a nadie más, sólo será un gasto y una preocupación para todos nosotros. Creo que esta noche no cenaré, tantos problemas me han quitado el apetito, me reuniré con ella tras la cena, invitad también a su soldado y a Valdis.

Vladana comienza a retirarse del salón, creyendo tener ya todo hablado, pero antes de irse vuelve a dirigirse a Ruschesku:

- Respecto a este último, si mi hermano confiaba tanto en él, será merecedor de nuestro respeto.