Partida Rol por web

- La comitiva procedente de Satu Mare y Zalau llega a las inmediaciones de Cluj-Napoca una tarde del final de la primavera del año 952.

- A esta hora Vladimir está todavía aletargado en el interior de su carruaje cerrado.

- "¡Alto, quién vive!" -

Miro hacia la voz que se dirige a nosotros y paro mi caballo. Observo atento por si hay algún peligro más que esté oculto o que nos ayamos dado cuenta de él. tras la inspección inicial, vuelvo la mirada hacia nuestro interlocutor y le respondo.

- Saludos.- mi voz suena alta y potente, mostrando que no nos vamos a arrugar ante nada. Y sobre todo con lo que hemos vivido.- Somos una caravana proveniente de la maladada Satu Mare. Huimos de los magires desde hace unos días, los cuales nos pisan los talones.- Vuelvo la cabeza y miro a la comitiva que se acerca a lo lejos.- Mi señor, el caballero Vladimir Dravescu, Señor de las tierras de Baja Mare y emparentado con los señores de Satu Mare, es nuestro líder. Yo solo soy su vasallo, explorador y portavoz de su usia.

Dejo un momento para que asimile la información y luego sigo con mi arenga.- Necesitamos entrar y alojarnos en esta ciudad. Los exiliados de Satu Mare y alguno de Zalau, llevan mucho tiempo andando y necesitan descansar.- miro nuevamente a la comitiva y le digo.- También me gustaría pedir audiencia para que mi señor Vladimir pueda hablar con el señor de esta ciudad, al comienzo de esta noche.- dejo otro momento para que se lo piense.- Así mismo que nos presentaseis en la ciudad y a sus mandatarios.

Terminada mi exposición, espero a que el alguacil atienda a mis demandas o me conteste lo que puede o no puede hacer.

- Cluj deriva del latín Claustrum Clus. Napoca era el nombre de la fortaleza romana emplazada en aquel lugar. Emplazada sobre un antiguo asentamiento daco (pueblo de la antigua Dacia), los romanos la colonizaron. Colonizada después por magiares y szeklers. Es una ciudad pequeña, rodeada de campos. En su interior se trabaja el cuero y otras artesanías. Hay una herrería y un tratante de caballos.

- "Esta ciudad se prepara para resistir un asedio magiar. Poca es la hospitalidad que podemos ofrecer en estos tiempos de guerra, pero os buscaremos algún alojamiento temporal entre las familias de la ciudad que quieran acogeros.

El gobernante de estas tierras es el Burgomaestre Dumastru Re, fiel vasallo del Voivoda de Transilvania. Le anunciaré vuestra llegada y concertaré una cena en su mansión esta noche, a la que sólo deberán de asistir vuestros líderes.

Hace un tiempo disponíamos de un bollante negocio de venta de caballos y de un herrero competente. El herrero murió el año pasado en un accidente en la herrería. En cuanto al notable Fuksas, Maestre del Gremio de Tratantes de Caballos, encabezó una expedición comercial a Balgrad el año pasado y no se ha vuelto a saber de él...

Adelante, pasad bajo promesa de respetar la paz de la ciudad y no ser partícipe en ninguna trifulca o altercado." -

- Doy mi palabra de que no crearemos problemas. Y si por alguna razón ocurriesen, intentaré solucionarlos sin que ocurra nada malo a esta ciudad.- Dice haekor asintiendo afectuosamente tras las palabras del alguacil y por dejarles pasar.

- La verdad es que las familias estarán eternamente agradecidas a Cluj-Napoca por el acogimiento. Llevamos muchos días camiando y alguno ya no tenía muchas fuerzas y casi ninguna esperanza.- Mientras habla, Haekor mira a las familias que le preceden y una sensación amarga recorre su cuerpo. Miorando a a las familias ve con tristeza en lo que se han convertido, unos exiliados. Gente obligada a tener que abandonar su ciudad natal y verse sometida a viajar. La amargura se torna tristeza, no por él, sino por esta gente que vivirá, lo que él ha vivido estos últimos años de su vida.

Volviendo la cara nuevamente al alguacil le dice.- Comunicaré a mi señor Vladimir, el encuentro con el Burgomaestre Dumastru Re, aunque le prevengo que devido a una indisposición de mi señor, lo más seguro es que no prueve bocado alguno en la cena.

Haekor mira a las almenas y le pregunta.- ¿Qué guarnición poseéis? lo digo porque el número de magiares es grande. Nosotros no contamos con tropa alguna. Intentamos crear una leva de ciudadanos, pero fue inútil, los magiares se nos adelantaron. De todas formas si os puedo servir en algo, no dudés en solicitarmelo. Estoy en deuda con vosotros por habernos dejado entrer en la ciudad. Soy un excelente explorador y un cazador experto. Si me necesitáis, por favor, no lo dudeis y llamadme, estaré encantado de poder ayudar.- Sin más me despido del alguacil y continuo mi camino  dentro de la ciudad.

- "Como veis, la ciudad no cuenta con una muralla digna de ese nombre, aunque en caso de ataque se podrían cortar las calles con barricadas. Eso ya está casi listo. También hemos preparado pozos y depósitos de agua emplazados en los edificios exteriores de la ciudad para sofocar posibles incendios.

La milicia con la que cuento es de cincuenta hombres, aunque cuando empiece el ataque enemigo contaremos con otros doscientos ciudadanos que tomarán cada uno una lanza sencilla y un escudo redondo de madera de nuestro arsenal municipal.

Si los magiares fueran un pueblo civilizado nuestra mejor opción sería rendir la ciudad. Sin duda el Burgomaestre querrá hablar con vosotros sobre esto." -

Mientras hablan, los refugiados del norte entran en la ciudad y el carruaje de Vladimir, con Valdis en el pescante, es conducido hacia los establos de la mansión del Burgomaestre, en el centro de la ciudad.

Por fin llegaron al siguiente punto del mapa. Por suerte Cluj-Napoca, no estaba compuesta por un atajo de cobardes y ewgoístas ancianos deseando la muerte. Esta vez los recibieron como era debido, y al menos les ofrecían toda la hospitalidad que les era posible. Sin embargo lo que más sorprendió a Valdis no fue esto, sino la determinación que mostró el hombre que los recibió al hablar de su futuro enfrentamiento contra los magiares. Aquella ciudad estaba dispuesta a hacer frente al enemigo y aunque no era una enorme fortaleza repleta de guerreros daba la impresión de tener posibilidades de hacer daño, a pesar de que el número de hombres de los que disponían era bastante bajo.

Haekor se encargó de hacer las preguntas pertinentes, así que Valdis se limitó a presentarse y a asentir ante lo que decía su compañero para reforzar sus palabras.- Digo lo mismo que mi compañero. Ofrezco los servicios que pueda proporcionar, aunque supongo que todos estos temas los trataremos con el gobernante de la ciudad.- añade de manera cortés. Poco más se podía hacer antes de la reunión más que acatar las normas de la ciudad, establecer a los habitantes de satu mare y ayudar en lo que se pudiera.

- El carruaje llega hasta el establo. Valdis y los criados del Caballero Vladimir esperan a que se haga de noche para sacar al noble Dravescu de su ataúd.

- Entretanto, Haekor supervisa que los refugiados norteños estén bien acogidos. Satisfecho de ver que así es, se despide del Alguacil Miroslav y se dirige a los establos de la Mansión del Burgomaestre.

- La Mansión es un enorme edificio de piedra tremendamente siniestro en el centro de la ciudad.

CAE LA NOCHE Y EL SOL SE PONE.

- El Caballero Vladimir despierta de su letargo diurno. Uno de los criados le permite alimentarse de él, algo que a Valdis le sigue pareciendo ligeramente repugnante, pues le recuerda las prácticas de la Corte del Invierno, sus ancestrales enemigos.

- Llega Haekor y los tres se dirigen a la entrada principal de la Mansión.

- Los criados se quedan en los establos, dormirán con los caballos y el carruaje.

Al llegar a la puerta Haekor la abre y, con un ademán de su mano, invita a entrar a sus compañeros. Sabe que no debe dejar a Vladimir solo y también que debe comportarse en todo momento como su fiel servidor. Esto incluye protegerlo de cualquier mal y colaborar en que todo lo que repercuta beneficiosamente a la gente de Satu Mare.

Una vez dentro, vuelve a cerrar el enorme portón y se fija en todo lo que está en la sala. No deja nada en su meticuloso escrutinio.

Un extraño criado os recibe y os acompaña hasta el Salón Comedor de la enorme y lóbrega mansión, donde os aguarda el gobernante de la ciudad.

- "Buenas noches, honorables viajeros de Satu Mare. Bienvenidos a mi humilde morada." -

Haekor se acerca ante el Burgomaestre y haciendo una reverencia, contesta a su presentación.- Muy buenas noches, aunque realmente no lo sean tanto, pues no son buenos tiempos y no traemos precisamente buenas nuevas.- comenta en tono amistoso pero serio.

- Soy Haekor y estos son Valdis y mi señor Vladimir. Venimos huiendo desde Satu Mare de los magiares, que nos pisan los talones. Estas son las funestas nocticias que portamos. No tenemos combatientes ni milicias más que nuestras espadas. Si podemos serviros en algo será todo un honor y un placer.- Termina diciendo Haekor haciendo una reverencia y retirándose par que se presenten sus compañeros.

- "Me han llegado noticias de la muerte de mi aliado, el Conde Tiberiu Bratovich. Noticias que lamento profundamente, pues le consideraba un amigo, además de un gran hombre. Mis condolencias para vos, Caballero Vladimir, pues tengo entendido que Tiberiu era vuestro primo.

Como bien dice vuestro servidor Haekor, estos son tiempos aciagos. Esta ciudad se prepara para resistir, aunque personalmente soy consciente de que nuestras defensas serán barridas como motas de polvo ante el imparable avance del ataque magiar.

He pensado en organizar una evacuación hacia Tirgu Mures, ya que Balgrad, dado el odio que profesa el Conde Basarab hacia los campesinos, no es una opción. De hecho muchas familias ya han huido. Muchos más no quieren perder sus tierras.

He enviado algunos emisarios hacia Suceava, ciudad que pienso que ya ha caído ante la invasión, para intentar pactar una rendición civilizada con el caudillo de los magiares. Sin embargo, tengo razones para sospechar que murieron antes de sobrepasar Bistrita.

Lamentablemente mis más poderosos aliados o están muertos, o están en paradero desconocido, o han enloquecido.

Mis criados y guardias apenas supondrían diferencia, incluso aunque pudieran luchar abiertamente codo con codo junto a la milicia.

Y así estoy, señores, debatiéndome entre un curso de acción u otro, pero sin saber realmente qué hacer." -

- Si me permite la intromisión.- Dice Haekor, mirando tando al Burgomaestre como a Vladimir.- Usted mismo ha dicho que sabe que esta ciudad será arrasada ¿Por qué se queda? Supongo que para dar más tiempo a los que se retiren. Pero estará usted sacrificando a mucha gente que tal vez sea necesaria más adelante.- Haekor se para. Piesa que no es del todo claro su argumento y continua.- Mi señor Vladimir me dijo una vez, cuando yo pensaba quedarme a resistir, aunque fuese sólo a los magiares, Huye hoy para que mañana podamos luchar y seamos más y mucho más fuertes.- Haekor hace una pausa para que el mensaje cale y prosigue.- Si no hay opción de detener al enemigo, será mejor que nos repleguemos, hasta que seamos los suficientes como para hacer frente al enemigo. Pos supuesto en mi humilde opinión.- Termina diciendo Haekor, haciendo una reverencia al Burgomaestre.

El Burgomestre guarda silencio con el rostro muerto e inexpresivo, mientras espera a que el Caballero Vladimir Dravescu hable.

Valdis había permanecido en silencio mientras Haekor hablaba con el Burgomaestre. Tan sólo lo saludo con respeto cuando el propio Haekor lo presentó al gobernante de la ciudad. Valdis sentía que desde su unión a Vladimir había perdido, por decirlo de alguna manera, posiciones. Estaba claro que el explorador estaba más unido a su nuevo señor y por lo tanto era mejor portavoz. Aún así "el protector" no sentía celos, ni estaba cabreado. En el fondo se sentía bastante aliviado, pues la diplomacia no era su fuerte y mucho menos cuando tenía que hablar con hombres de poder y prestigio. Así que asumió de buena gana el rol de guardián silencioso.

Sin embargo esta vez si vió necesaria su intervención aunque fuera sólo para recalcar lo que había dicho Haekor. Sería una pena que los soldados se desperdiciaran en empresas imposibles.

-Debo decir, si se me permite, que estoy de acuerdo con Haekor. Si tiene soldados bajo su mando sería una pena perderlos en una empresa inútil. Nunca venceremos a los magiares si les enviamos los soldados en grupos de diez. La única manera sería agrupando un buen ejército en una ciudad amurallada y hacerles frente como es debido. Se que es muy duro dejar el hogar a la destrucción, pues yo mismo estuve a punto de quedarme en Satu Mare aunque hubiera sido el único guerrero. Pero el sentido común y la razón me hicieron ver la realidad. No pretendo ofenderle, señor. Se que su decisión es muy difícil.- termina haciendo una reverencia similar a la de Haekor. Tan sólo faltaba que Vladimir diera su opinión.

Varios criados embozados en densos harapos y que se mueven de una forma curiosamente antinatural traen la cena y la sirven.

Ponen dos pollos asados y los trinchan, medio pollo para cada uno de los cuatro comensales sentados a la mesa.