Partida Rol por web

La imagen de los incendios se volviá un cruel cuadro. Zort había vivido decenas de ellos, y sabía lo devastadores que eran. Sonrió ante las palabras de Zuyla. Golpeó su mejilla cariñosamente.

Hijo, tus palabras me llenan de orgullo... Parece que he hecho un buen trabajo. No perdamos tiempo. Vamos Caballero Dravescu!!!

Se apeó del caballo, liberándose de todo peso, y de la capa para poder trabajar mas comodamente. Se dirigió hacia un grupo de campesinos que parecian desorientadas, el dolor y el miedo en sus caras.

Quien esta a cargo?! Venimos a ayudar.

- Los nobles forasteros de la Casa Dravescu ayudan a organizar al pueblo para apagar el incendio.

- Tras toda una noche de duros esfuerzos, los fuegos parecen dominados y han habido relativamente pocas víctimas.

A la mañana siguiente, el noble Henric Valeriu acude, a caballo y con algunos de sus criados y soldados, al lugar donde le han dicho que están los nobles forasteros.

- "Saludos, nobles señores. Buenos días. He oído hablar de vuestro noble gesto de anoche y de como lograsteis evitar que el incendio se cobrara más víctimas.

Tan sólo soy un noble menor en este territorio, pero me gustaría invitaros a mi fortaleza en las afueras." -

El caballero Zuyla Dravescu contempla a un hombre a caballo, con una pequeña escolta de soldados, que les invita a visitar su castillo. Zuyla esta exausto, sentado sobre una piedra y con la cara llena de hollin, su padre se encuentra a su lado en el mismo estado. Ha sido una dura noche.

Hola, soy Zuyla Dravescu, caballero de las tierras de Satu Mare y este buen hombre que me acompaña, es mi padre, Zort Dravescu.-dando una sonora palmada en la espalda de el hombre que le acompaña, continua hablando- Nos encantaria visitar su castillo, descansar un rato nos vendra bien para reponer fuerzas. Pero antes de eso me gustaria saber con quien estamos tratando, si no es mucha molestia- dice el caballero, intentando hacer una leve y extraña reverencia sentado en la roca.

- "Mi nombre es Henric Valeriu, de la noble Casa Valeriu. Antaño mi familia gobernaba estas tierras, pero actualmente el poder lo detentan los Bratovich.

Mi humilde morada no puede calificarse de castillo, pues sólo es una torre rodeada de una empalizada, con cultivos a su alrededor." -

Una torre con una empalizada, si es mas alto que una choza, para mi; Se puede considerar un castillo. Aunque lo tienes a mitad de construir, con poner un par de torres mas ya lo tendrias, hahahaha - Rie sonoramente

Encantado de conocerte Henric, y sera un placer para mi y para mi padre, visitar tu torre.- Incorporandose de la roca, se sacude un poco el hollin y dirigiendose a Henric dice- Cuando gustes partiremos, solo tenemos que ir a por el carruaje y estaremos listos. Espero que tu torre no se encuentre muy a las afueras del pueblo.

- El Caballero Zuyla Dravescu recoge a su poderoso caballo de guerra Fortaleza en los establos, y los sirvientes de su padre preparan el carruaje, en el que Zort Dravescu sube.

- De este modo, padre e hijo de la Casa Dravescu acompañan al señor de la Casa Valeriu a su torre fortificada.

- Allí los criados se ocupan de los caballos y el carruaje, y el noble Henric les asigna una habitación espaciosa en la torre de piedra para los dos (los criados dormirán abajo en la cocina, con el resto de criados).

- La torre de piedra en el centro de este lugar es extraña, como si hubiera sido erigida mágicamente de la roca del subsuelo, en lugar de construida por albañiles.

- "Señores de la Casa Dravescu, les presento a mi señor feudal, el Príncipe Ivan Pietrovich de Kiev." -

Zort se encontraba sentado junto a su hijo cuando apareció aquel Caballero. Entre el humo, y el cansancio no logró articular palabra, como hubiera ameritado el protocolo. Por suerte Zuyla se mostró correcto en su discurso.
Al recibir la palmada en su la espalda una densa capa de hollin y tierra se levantó. Una sonrisa de Zort se tranformó rápidamente en una tos con catarro que lo atormentó por unos cuantos minutos. Estaba exhauto.

Estoy viejo para estas cosas...

Una vez en la habitación pudo finalmente recuperarse y asearse, para ser recibido por el señor del castillo. Al ser presentados hace una cortez reverencia.

Larga vida a la Casa Pietrovich! Se yergue, espalda recta, su voz cordial, firme, horgulloso de su linage. Este humilde servidor que se presenta es Zort Dravescu, Emisario del Feudo de Satu Mare. A mi lado se encuentra mi hijo, el Caballero Zuyla Dravescu.

Ivan miró a sus invitados con interés, pues la monotonía de sus días comenzaba a hastiarlo. Respondió al saludo de su interlocutor con una sonrisa y una inclinación de cabeza antes de hablar.

Yo les saludo, señores Dravescu, dijo en tono hierático. Pueden considerarse mis invitados mientras permanezcan en el castillo, por lo que huelga decir que están bajo mi protección. Aunque no puedo ofrecerles grandes comodidades, no duden en indicarle a mi vasallo Henric sus necesidades.

Bien, dichas las formalidades, vayamos al grano.

Han tenido un largo viaje hasta aquí, y dados los peligros e incomidades, por no hablar de los gastos de tan largos desplazamientos, supongo que deben tener un poderoso motivo. Si puedo ayudarles en su cometido..., añadió con un ademán despreocupado.

La Casa Dravescu agradece su tan generosa hospitalidad mi señor.

Es verdad lo del largo viaje. Se ha prolongado mas alla de lo que planeaba. Nos diriguimos hacia Slatina, mi tierra natal. El motivo que nos lleva es que hace unos meses recibí la noticia del fallecimiento de mi hermano. Es mi deseo comprobar que las cosas esten... Una sombra de duda pasó por sus ojos en orden. Esten en orden.

Una breve pausa sigio a su mirada. Las sombras de aquella torre parecian raras. Tan raras como la torre en si.

Mi señor, por casualidad teneis alguna novedad Slatina. Algo que pueda haber llegado a tus oidos?

Vaya, tantas molestias para tan futil motivo. Tendré que buscarme otras diversiones...

Lamento vuestras pérdidas, señores de Dravescu, y lamento también no poder ayudarles, dijo con voz falsamente afectada. Ninguna información de interés me ha llegado de Slatina, añadió.

Sus asuntos no son de mi interés, aunque puede que traigan alguna información interesante.

Además, supongo que ustedes deben poseer más información que yo tanto de Slatina como de los lugares que han visitado en su viaje. Sonrió afablemente mientras añadía, en la cena de hoy hablaremos de su viaje. Quiero saber de esos lugares... Ciertos motivos me tienen atado en éste castillo y no puedo viajar. Complacedme, al menos, pudiendo visitarlos en mi imaginación mediante vuestro relato, mis señores. Mientras terminaba de decirlo indicó con una seña a uno de los criados, quien entendió que su señor deseaba organizar una cena e bienvenida.

Fuerte Valeriu:

- Hay algo de especialmente inquietante en este príncipe ruso exiliado. Su porte es tan noble como arrogante, algo comprensible en alguien de su sangre, pero hay algo más... Es como un brillo de salvajismo bestial oculto en su mirada, la instintiva sensación de amenaza que siente un ciervo en presencia de un gran depredador, o los ecos que su grave voz despierta en las cámaras de la torre encantada...

Otro noble que no puede viajar?... Esto se esta vovliendo costumbre...Que esta pasando?

A sus ordenes mi principe. Te contaremos cuanto hemos vivido en nuestro trayecto, que no ha sido mucho igualmente.