Partida Rol por web

Más allá de las montañas de la locura

Capítulo 4: viaje por aire

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01/05/2014, 23:15
Chester Field

En aquel momento Chester agradeció que lo único que llevara cargado fuera la cámara de fotos... porque si hubiera tenido un arma le descerrajaba un tiro a aquel hombre con sus bolígrafos, lápices y gomas de borrar.

No sabía si era por el calor o porque se le había pegado algo de la exasperación de Sutton, pero a Chester no le apetecía nada perder el tiempo allí respondiendo preguntas absurdas. Aún así, se dio cuenta de que si llegaba a soltar lo que realmente estaba pensando, su estancia en la base podría prolongarse aún más, o sea que decidió tirar por el camino fácil.

El fotógrafo dio un paso al frente y, con un suspiro de resignación, empezó a responder a las preguntas del funcionario, espaciando sus frases para que López pudiera traducirlas.

Si le parece bien, voy a hablar por mí y por mis compañeros, de los que me hago responsable.

- Ni yo ni ellos tenemos nada que declarar; estamos en su país solamente en tránsito, y ni siquiera tenemos planeado salir del aeropuerto; no queremos causarle ninguna papeleo innecesario. Nuestra estancia no se prolongará más allá del mínimo tiempo necesario para reabastecernos de combustible y el avituallamiento básico. Si a usted le parece bien.

- Estamos aquí en un vuelo hacia la Antártida; nuestra siguiente parada es Quito, donde esperamos realizar el mismo procedimiento que aquí.

La última pregunta requería un poco de reflexión...

- Sinceramente, vamos a la Antártida porque nos pagan por ello. Tiene usted razón; será que no hay cosas interesantes que fotografiar más cerca... pero la plata manda. Gringos pendejos, señor.

Chester trató de ponerle algo de humor a la situación usando las tres palabras que conocía de español. Esperaba que aquel hombre fuera comprensivo.

Y si no era comprensivo, que al menos fuera sobornable.

- Tiradas (1)

Notas de juego

No sé si se puede usar Persuasión cuando usas un intérprete, pero yo dejo una tirada (oculta) porsiaca.

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02/05/2014, 00:16
(Capítulo 4) Marcelino Vargas

El serio funcionario miró a Field como solo sabe mirar un funcionario. Así mira el entomólogo a sus cucarachas, así el gato a los pajarillos, así mira el oso hormiguero a las hormigas, así un niño gordo, una pastelería... pero al final se sonrió. Eso de Gringos pendejos le había tocado alguna fibra.

Correcto, señor, ¿pasaportes? Bien. Dijo en perfecto inglés.

Apiló los pasaportes en perfecto orden sobre el espacio que había reservado en la mesita. Se sacó unos lentes y los limpió cuidadosamente antes de ponérselos en la punta de la nariz. Rellenó, leyendo dos veces cada cosa, primero a lápiz. Luego pasó a limpio lo que había escrito, con elegante letra y una pluma de buena calidad. Borró con su inmaculada goma los restos de las anotaciones a lápiz. Comprobó meticulosamente la fecha de los sellos y los untó cuidadosamente en el tampón, para luego hacer un elegante estampado sobre el papel. Rubricó. Así con cada uno de los pasaportes, que fueron apilándose, con su correspondiente visado y permiso de estancia, en el lugar que, cómo no, estaba reservado al efecto en la mesita.

La verdad, pasado el primer momento de estupefacción, hasta era agradable verle trabajar. Lo bien hecho, bien parece, y aquí, el menda, era un verdadero artista.

Señor, dijo a Pickwell, sírvase venir conmigo para compulsar el plan de vuelo en la oficina de controladores.

Bienvenidos a Colombia, señores, terminó, cuando todos tenían su permiso. Se despidió, hizo un gesto a los soldados para que lo siguieran y, dejandoos completamente libres se marchó con Pickwell a terminar los trámites. 

Notas de juego

Buena tirada :)

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02/05/2014, 22:34
Chester Field

Vaya, vaya...

El asunto se había resuelto mejor de lo esperado; ahora ya solo tenían que cargar combustible, las provisiones que hicieran falta y podrían seguir rumbo al Sur, en cuanto Pickwell le pasara la hoja de ruta a aquel simpático hombrecito.

Con una sonrisa de satisfacción, Chester recuperó su pasaporte y salió del improvisado despacho, a tomar un poco el aire y a disfrutar del calorcito colombiano, algo que dentro de poco echarían mucho en falta. Chester levantó la cara hacia el Sol... y fue entonces cuando las imágenes de aquellos seres voladores volvieron a golpear su mente. El recuerdo se mantenía perfectamente vívido en su cabeza; seres gigantes de mil ojos, volando por entre la tormenta, y gritando como las banshees de las antiguas historias irlandesas.

¿Habría alguna relación entre aquellas criaturas y su viaje hacia la Antártida? ¿O el encuentro había sido algo puramente casual? A Chester le costaba creer que los dos eventos no estuvieran relacionados de algún modo que, en aquel momento, aún se le escapaba.

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03/05/2014, 17:37
Lord Anthony Montagu-Sutton III

La conversación privada con Dominique y Chester no da los frutos que yo pensaba, aunque supongo que a ellos también les estará costando asumir todo esto, sobre todo al haber visto a esa cosa directamente. Por lo menos les he dado a entender que si necesitan algo o tienen alguna preocupación deberíamos compartirla entre nosotros al menos. El comentario de Dominique sobre Colombia me pone alerta. No había pensado que pudiera ser algo más que los estragos de la guerra, pero tal y como le acababa de decir, confiaré en sus intuiciones y haré lo posible por recavar información.

Cuando los hermanos empiezan con sus clases de supervivencia en el polo me da la impresión de que no están muy afectados por el suceso con esos extraños seres. Es cierto que Nils se muestra más seco, pero realmente nunca ha sido el alma de la fiesta. Por otra parte el tono de Gunnar parece más emocionado. O en realidad les gusta mucho su trabajo o tienen una visión propia de lo que sucedió.

La actuación de Chester me deja francamente impresionado. Quizás la próxima vez que yo me quede atascado debería intentar él llevar adelante los trámites burocráticos. Cuando el funcionario se dirige a Dominique para que le siga a compulsar el plan de vuelo doy también un paso al frente. - Disculpe señor, pero también necesitaríamos hacer uso de algún teléfono o telégrafo para contactar con nuestro siguiente destino y, posiblemente, con Nueva York. ¿Podría acompañaros para realizar estas gestiones? - Mi intención es comprobar que todo esté en orden para avanzar y, ya de paso, comprobar si hemos recibido alguna noticia del barco. Por otra parte, después de las sospechas de Dominique tampoco quiero dejarlo solo.

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03/05/2014, 23:36
(Capítulo 4) Marcelino Vargas

Cómo no, señor, responde a Sutton el señor Vargas. Por esa puerta a la derecha van a la sona internasional, donde tienen una ofisina de telégrafos. Ahí mismico pueden hacer por conseguir conferencia telefónica internacional. Pueden visitar aunque sea un restorán medio normal serquita, en el callejón Guayana Grande. Ahorita mismo va acabando la hora de senar, si se dan prisa llegan. Nosotros terminamos ahorita y llevo al señor a la misma oficina de telégrafos.

Ahora que no estaba metido en su papel, era un tipo amable, como solo saben ser los Colombianos si lo desean.

Notas de juego

*Siquiera me acerco al acento en castellano que tienen ahí, cuando se relajan, sobre todo, aunque hay que tener en cuenta que, en realidad, habla un buen inglés ;)

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04/05/2014, 10:17
Guardián de los Arcanos

Miércoles 13, noche. Aeropuerto Olaya Herrera, Medellín.

La oficina estaba cerca, tal y como había dicho el hombre. Las instalaciones no eran muy grandes, y se notaba que nunca, al menos a estas horas, había mucho tráfico civil. Eran, eso si, modernas. En la zona internacional había locales dedicados a cambio de moneda, compra de artículos útiles para viajes (sobre todo, ropa de abrigo, ya que los aviones solían ser sitios fríos en tránsito) y cosas por el estilo. Había unos cuantos soldados y algunos empleados de aduana.

La oficina de Telégrafos estaba a punto de cerrar, pero Sutton logró ser atendido, al menos con tiempo para mandar un cable a donde considerara más oportuno. Tenía, además, mensajes a su nombre desde el Gabrielle, con tono preocupado, firmados por Starkweather, pidiendo reporte de estado de la expedición lo más pronto posible. De Nueva York tenía un único cable: "Todo solucionado en Quito. Trabajando en Lima. Precaución cuando lleguen ahí: papeles en orden. Suspicacias diplomáticas entre Perú y Colombia".

Pickwell llegó al poco tiempo. Todo el trámite de anunciar las modificaciones de su plan de vuelo le había llevado poco más de un cuarto de hora. Faltaba, por supuesto, confirmación de Quito, pero el empleado le había asegurado que llegaría pronto, la mañana siguiente, y que había poco tráfico, por lo cual no habría retrasos.

Faltaba prepararse para lavarse, cenar y dormir. Todos estaban sucios y agotados. El peor de todos, Abermale que, sin afeitar, despeinado, con su otras veces exquisita indumentaria arrugada y con un siete en el pantalón y el monóculo colgando, permanecía con la vista fija en el suelo, sin hablar, siguiendo dócilmente a sus compañeros. Whitston le había suministrado un calmante, pero no se atrevía a darle dosis elevadas, dado su desconocimiento de la biología humana.

Los que más a sus anchas estaban: los pilotos Halperin y DeWitt, Miles, Longfellow, los Sorensen y López. En el vestíbulo, ya del lado de Colombia, había dos señoras fregando los suelos, y un par de conserjes preparados para cerrar las dos puertas supletorias y dejar el espacio con el mínimo necesario para recibir viajeros nocturnos. Un par de oficiales, con los uniformes blancos de manga corta y pantalón planchado, y salacot en las cabezas, hacían tiempo jugando a los dados en una de las áreas de espera. Fuera, en un camino de grava, un basurero sacaba la basura a una camioneta vieja y abollada. Os recibió el aire caliente y húmedo de estas zonas. Aunque al llegar el cielo había estado más o menos despejado, ahora caía una llovizna fina y persistente. Tres taxistas se acercaron a vosotros ofreciendoos pasaje a varios hoteles "aptos para gringos". Al otro lado de la pista de grava había fincas poco o nada iluminadas. Se adivinaban construcciones lujosas o pobres, pero pequeñas en relación al terreno donde se asentaban, rodeadas de vegetación oscura e ignota, a esas horas de la noche. No era el casco urbano donde estaba el aeropuerto, desde luego. Aromas exóticos (café, bananos, guayaba, tabaco... ) asaltaban vuestras fosas nasales.

Y la cuestión era ¿seguir el consejo de los taxistas e ir lejos, a un hotel bien acondicionado o seguir el consejo del funcionario de aduanas, e ir al local que les había aconsejado? De una calle lateral, pequeña (dadas las proporciones del lugar, en realidad era muy ancha), entre los cierres de las fincas que la conformaban, llegaba la luz de una bombilla desnuda que iluminaba la entrada de un edificio de dos plantas, estilo colonial y bastante viejo y descuidado, de cuya parte trasera llegaba la vaharada de olor a plátano frito y otras cosas que habíais percibido desde la zona de aduanas, cuando estabais encerrados en aquel cuartucho. Del mismo lugar llegaba el sonido de la radio puesta a todo volumen, donde sonaba música de Carlos Gardel.

Notas de juego

Decidan el lugar donde pasar la noche: hotel para gringos, lejano pero fiable (más caro, eso seguro) o lugar popular más a mano y exótico. En caso de dudas, acato lo que diga el jefe Pickwell, para ir avanzando.

Sutton, para el día siguiente, si deseas mandar un cable, sin problemas. Hoy te da tiempo a contactar con NY, que quizá sea lo más urgente, para así pedir apoyo o material o lo que haga falta. Pero puedes hacerlo con el Gabrielle si quieres, aunque no llegará inmediatamente, of course.

Si deseas conferencia telefónica con NY, tira suerte, pa ver si pillas a Marston, el abogado o a Rutherford, la secretaria. Caso de querer conversación por radioteléfono con el Gabrielle, tira suerte dividido entre cinco, ya que será más complicado en el tiempo de que dispones, y aun así, la conversación suele ser complicada por causa de las interferencias entre las diversas estaciones repetidoras que pueda haber entre medias.

Cualquier otra acción dejadla lo más clara posible, incluso añadiendo explicaciones adicionales en la pestaña de notas.

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04/05/2014, 11:25
Dominique Pickwell

Hoy parece que termina el dia sin mayores complicaciones, pero tras tres dias de vuelo empiezo a notar que el grupo se resiente, sobre todo despues de la experiencia con "eso". Quizas haya llegado el momento de permitirnos algun pequeño lujo para relajar la situacion. Reuno al grupo en el vestibulo y les expongo las alternativas.

Bueno señores y señora, despues de los ultimos aconecimientos creo que nos vendria bien un poco de las comodidades que hemos perdido estos dias para retomar fuerzas, y tambien porque creo que no tendremos muchas mas oportunidades para ello, por lo que les dejo decidir donde pasar la noche. Particularmente les recomiendo los "hoteles aptos para gringos", no obtante a quien le interese otro tipo de distraccion con el hotel de al lado le servira.

Mañana comenzaremos el dia un poco mas tarde, a las 8:00 desayunaremos en la cafeteria del aeropuerto y no mas tarde de las 9:00 estaremos despegando con direccion a Quito - Lima - La Paz.

Dicho esto supongo que se elegira ir a la ciudad, aunque tengo mis dudas con el sector "tecnico" por lo que yo me quedare por aqui para asegurarme que no se va de madre la juerga que creo ver en ciernes. Tampoco me gusta la idea de separarme mucho de los aviones, aunque los aviones esten a resguardo en el hangar y vigilados por militares no acaba de tranquilizarme la vision tras nuestra llegada de los aviones de fuera canibalizados, por lo que tras asearme y cenar creo que pasare la noche en el hangar.

 

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04/05/2014, 18:25
Chester Field

Nada más salir, el olor dulzón a plátano frito inundó las fosas nasales de Chester, resolviendo todas sus sudas. 

A mí el Señor Vargas me ha convencido; podemos ir al sitio medio normal ese a comer algo y a dormir. Además, ya conocen el dicho: allí donde fueres, haz lo que vieres.

Por no mencionar que el local sería más barato, algo que a Chester le parecía un argumento de peso considerable. Pero no le apetecía meterse allí solo; en aquella situación - no podían olvidarse del saboteador - separarse no era una buena idea. 

Antes de irse a según qué hotel, piensen varias cosas: la primera, no sabemos dónde nos llevan, ni la distancia, ni si los taxistas son de fiar, ni nada de nada; yo creo que más vale loco conocido. ¿Que no es el Ritz? Vale, pero me apuesto un dólar a que en el Ritz no preparan las habichuelas que cocinan aquí.

Chester se caló el sombrero y se preparó para cruzar las pocas calles que les separaban del restaurante, esperando que la mayoría decidiera unirse a él. Era tarde, muy tarde como para ir en busca de vete tú a saber qué hotel. 

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05/05/2014, 14:13
Lord Anthony Montagu-Sutton III

Cuando consigo acceso a un teléfono, inmediatamente intento contactar con Marston, nuestro abogado en Nueva York. - Bendito sea Marston, no sabe cuanto me alegro de oírle. No tengo mucho tiempo, así que intente resumirme los detalles del estado de los permisos. ¿Tiene algún contacto con el Gabrielle?¿Podría usted contactar con ellos lo antes posible? La verdad es que dudo que nosotros tengamos oportunidad de hacerlo, pero cuénteles usted que vamos con retraso pero que seguimos adelante. El motivo de nuestro retraso fue... una tormenta horrible que nos obligó a estar parados en Haití más tiempo del previsto. Por favor, haga lo posible por conseguirnos el material de la lista que le he dictado.

Cuando vuelvo al hangar están decidiendo que hacer esta noche. - Estoy muy de acuerdo con Field, estará bien tener un poco de la auténtica Colombia. - La verdad es que no me hace mucha gracia rodearme de colombianos después de todos los problemas que nos han puesto para conseguir los permisos para venir, pero me parece muy importante quedarnos cerca del hangar. Puede que si nos vamos no nos dejen volver a entrar... Al fin y al cabo, quien sabe si volveremos aquí alguna vez en nuestra vida y quien sabe, quizás podamos probar un poco de lo que tienen las colombianas. - Miro a nuestros guías polares con complicidad. - Según las guías de supervivencia, ¿Donde deberíamos ir señores Sorensen? - Lo digo en un tono desenfadado, intentando levantar el ánimo del grupo con alguna broma, pero además es un buen paso para que los hermanos me vean como un amigo al darles algo de protagonismo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Estoy viendo (releyendo un poco hacia atrás) que no lo he dejado muy claro en mis posts anteriores, pero mi comportamiento con los Sorensen, sobre todo con Nils que es el que está en el mismo avión que yo, es muy amistoso. Les intento tratar con mucha confianza, acercándome a ellos, preguntándoles cosas sobre ellos siempre que tengo ocasión y respondiendo con mucha amabilidad cuando me preguntan o me piden algo.

Por la mañana querría intentar hacer la conferencia con el Gabrielle o intentar algún tipo de comunicación directa con ellos, aunque sea para dar nuestra localización y una idea de nuestro retraso.

P.D. La tirada es de suerte para la conferencia con NY.

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05/05/2014, 16:56
(Starkweather-Moore, guía) Nils Sorensen

Nils, cuya pose de "más relajado" se diferencia poco de la de una estatua, mira a Sutton con sus ojos glaucos y dice:

Se vaya a donde se vaya, no separarse. Nunca. Ir siempre al ritmo del más lento.

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05/05/2014, 17:00
(Starkweather-Moore, técnico) Douglas Halperin

Ya han oído al rubio, si no nos debemos separar, "nunca", esto parece que se convierte en una votación.

Yo voto por el bareto ese.

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05/05/2014, 17:01
(Starkweather-Moore, técnico) Patrick Miles

Espero por vuestro bien que tengan ducha, cojones, de lo contrario el avión va a parecer una pocilga. Está bien. El antro ese. Huele de puta madre, joder, se me está haciendo la boca agua.

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05/05/2014, 17:04
(Starkweather-Moore, guía) Gunnar Sorensen

Tengo ganas de probar el licor local, ¿eh, Nils?. Vayamos al sitio ese.

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05/05/2014, 22:13
Guardián de los Arcanos

La única persona que se decanta claramente por el hotel más lujoso es Charlene, pero ante la indiferencia o la inclinación de los demás, queda claro que ganan los votos por quedarse cerca.

El edificio tiene la pinta de una antigua mansión venida a menos durante un largo tiempo. Sin embargo, a pesar de que como hotelito debía estar atendiendo a trabajadores del campo, está claro que ahora está viniendo a más. ¿La razón?: el aeropuerto Olaya Herrera, de reciente construcción ha debido suponer el tirón necesario para que el interior esté bastante mejor de lo que deja suponer el exterior. A las paredes desconchadas, las verjas oxidadas y el jardín invadido de selva da paso una enorme sala desangelada y decadente, pero con mesitas nuevas, fotografías recientes en las paredes, donde aparecen las cuadrillas de obreros, equipos técnicos y visitantes que han ido apareciendo en los últimos tiempos. La barra, muy al fondo, también está surtida con más mercadería de la que se supondría por el aspecto, y el dueño, que está ahora sentado en una de las mesas, va bien vestido. Él es bastante negro, con camisa que esta mañana estaba bien planchada y almidonada y zapato de chúpame la punta perfectamente pulido con buen betún. Huele a perfume y resulta todavía pinturero, a pesar de la barriguilla de los años. Tiene un sello de oro en el anular y aspecto de hombre afortunado.

Los parroquianos son una curiosa mezcla de trabajadores pobres, que todavía se demoran en un lugar que pronto les resultará demasiado caro, algunos vividores que toman y toman aguardiente de una botella sin etiqueta con dos mujeres que acompañan la música de la radio y, de vez en cuando, se aprestan a un bailecito, una vieja guitarrita colgada de un clavo en la pared, y una negra gorda y de pintas acordes con el dueño (la dueña, por tanto, cabría elucubrar) que os atiende tras dejar el mocho con el que limpia los rincones que ya han dejado de estar ocupados.

Por el momento, el habla rápida y arcana de la señora deja a López bastante anonadado. Tras un buen rato de tira y afloja, parece que se acopla con el ritmo del lenguaje que aquí se habla, y se os instala en una mesa grande, donde se plantan dos botellas del aguardiente que beben los otros parroquianos (un líquido mefistofélico, aprendéis pronto, que entra suave y pega a traición) y una ceveza floja como el agua, pero muy fresquita, que le sirven a Charlene.

Las habitaciones que se os enseñan mientras se calientan los frijoles con maíz asado, plátano frito, cerdo, música de radio y más aguardiente todavía, son grandes y a tono con el local (desconchones, armarios destartalados... ) pero con colchones y sábanas nuevas en las chirriantes camas de hierro, toallas y un enorme baño comunal con las cañerías de la fontanería de plomo nuevas y vistas y una inmensa bañera de latón esmaltado con patas en forma de garra de león. Todo razonablemente limpio.

Los más avezados expedicionarios desaniman a todo el mundo de probar el agua. En cambio, os hidratáis (consejo de Charlene: hay que hidratarse) con zumos variados y de desconocidas frutas.

Tras una sobremesa más o menos larga (depende de de quién estemos hablando) se sube arriba, para dormir de dos en dos, excepto por la moza, claro.

El ruido de la música no cesa en toda la noche. A la guitarrita se acopla un recién llegado con mucha juerga en su currículum, viejo. Los ponchos de agua se van acumulando en los ganchos tras las dobles puertas de entrada, y según avanza la velada el ambiente no decae, sino lo contrario.

Charlene sube pronto, al igual que López, Abermale y DeWitt. Los Sorensen también se marchan poco después, aunque con media botella de aguardiente por barba en el coleto. Miles amenaza con quedarse hasta que el cuerpo aguante, junto a él, Longfellow se achispa, se sacude la timidez, y comienza a contar historias de otros tiempos.

Notas de juego

Necesito saber qué hace cada quién. Si se queda de juerga hasta más o menos tarde, si se va pronto a la cama...

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07/05/2014, 20:43
Dominique Pickwell

Lo que me temia, se lian de parranda. Señores, mañana los quiero operativos al 100%, esto va para los pilotos, del resto conque puedan subirse al avion me vale. Al que no llegue a su hora se le deja en tierra, digo esto en general pero mirando a Miles en particular. No la lien que no quiero verles en el calabozo o en otro sitio peor.

Dicho esto me subo a la habitacion riendome para mi mismo pensando lo "cabrito" que he sido, jeje, prefiero esto a un mal mayor. Bueno, despues de la ducha reponedora me bajo al salon y elijo una mesa apartada donde poder cenar tranquilamente y que tenga vistas al "alegre grupo" al cual poder vigilar para que no se desmadre el tema...

Notas de juego

La idea es estar al quite de lo que puedan hacer los compañeros, porque trifulca se huele a distancia.

Si de este lance nos libramos pasare la noche en el hangar tendido sobre un ala entre vigilando y durmiendo, con una de mis 45 en el bolsillo. en el bar no estoy armado.

Que no nos pase na!, o virgencita, virgencita que me quede como estoy.

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08/05/2014, 05:49
Lord Anthony Montagu-Sutton III

Tras la intervención de Dominique tomo la palabra. - Bueno señores, creo que Pickwel tiene razón. Es hora de batirse en retirada mientras todavía podemos, o al menos es la hora para mi. - Apurando el aguardiente que quedaba en mi vaso me levanto de la mesa y me dirijo hacia mi habitación. Si no paro ahora mañana voy a tener un amanecer poco agradable y tengo que intentar contactar con el Gabrielle. 

Sigo a Dominique y me meto con el en la habitación. - ¿Sigues teniendo ese mal presentimiento sobre Colombia? Ya sabes que si necesitas que haga algo solo tienes que pedírmelo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si Domonique no me pide nada me meto en la cama y por la mañana intento contactar con el Gabrielle (te dejo la tirada preparada).

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08/05/2014, 17:16
Chester Field

La prudente retirada de sus compañeros inspira más compasión que solidaridad en el ánimo de Chester; ¿cuál sería la próxima ocasión que tendrían para participar en una colorida fiesta como aquella? ¿No sabían lo que les esperaba al término del viaje? Y con esto Chester no se refería a los bichos voladores - un escalofrío recorrió su espalda al pensar en ellos - sino al hielo, la nieve, el frío y probablemente la monotonía y el aburrimiento general.

No, no era aún la hora de retirarse; Chester se despidió de los Bellos Durmientes, agarró una silla y se acercó a la mesa de Miles y Longfellow para escuchar alguna de las historias que este último quisiera contar. Él no era un gran bebedor, ni un gran contador de historias - al menos si no tenía una hoja en blanco delante - pero le gustaba escuchar como al que más. Se sirvió un trago y se dispuso a pasar un rato más en aquel ambiente festivo y dicharachero.

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09/05/2014, 17:16
Guardián de los Arcanos

Jueves 14, madrugada (entre las cinco y las seis de la mañana), enfrente del Aeropuerto Internacional Olaya Herrera, en un garito infame.

Entre los "mierdas" y "joder" y las risotadas de Miles se fueron desgranando historias contadas por Longfellow, como cuando trabajando para el ferrocarril, en la costa Oeste, encontraron un niño en el depósito de agua de una locomotora a vapor, de las de antes. La cuadrilla atravesaba el desierto de California y no había un alma a su alrededor. Al final adoptaron al muchacho en mancomunidad. Le llamaron Susto, por la cara de alucinado que traía siempre. Nadie supo jamás de dónde salió, quienes eran sus padres, quién lo trajo y cómo hizo para meterse donde se metió. Un pastor formado para la ocasión le bautizó con el mejor agua de locomotora del mundo.

La noche fue pasando, los juerguistas llegaron a ese estado en el que el idioma no es problema para comunicarse: la exaltación de la amistad.

Horas más tarde no quedaban sino Field, Miles y Longfellow. Los pilotos se habían subido hacía ya rato. El ambiente cambió imperceptiblemente sin que los borrachos se dieran cuenta. Entre las nieblas del alcohol, pudieron ver que había un jaleo desacostumbrado al otro lado de la habitación grande y destartalada. Sonaba una ranchera muy melancólica, cantada por algún oscuro grupo mejicano, en un viejo tocadiscos que había sacado el dueño de alguna parte. Todos fumaban, y el humo había formado una densa niebla. Fuera lloviznaba, como sabían bien todos, ya que para descargar lo ingerido, había que visitar frecuentemente una triste chabola con un agujero en el suelo (el dueño no deseaba que los borrachos infectaran sus preciosos baños de loza, y los había cerrado con llave).

Había entrado una cuadrilla de trabajadores que, tempraneros, iban a podar café, y se desayunaban discretamente, ajenos a la fiesta.

El jaleo al otro lado de la habitación venía coreado por gritos de: ¡Toooome! ¡Toooome! y de: ¡Joepuuuuta que bien lo tooooma, hahahahaha! (Palabras que, por otra parte, no entendían los norteamericanos en absoluto). Estaba Field explicando nosequé a su ya amigo del alma, Miles, que asentía vigorosamente, cuando en su línea de visión se abrió por un momento el grupo de gritones, para aparecer el señor Abermale en calzoncillos y camiseta, con la piel pálida y fofa, despeinado, sentado a la mesa con un tipo de grueso bigotón. Parecían estar en una improvisada competición de tragos. Abermale daba mucha tristeza, balbuceaba sin saber qué estaba haciendo, miraba al infinito mientras tomaba uno y otro trago. Los concurrentes se estaban burlando de él, y probaban su aguante como si fuera un sapo o alguna otra sabandija, encontrado por unos muchachos traviesos y malvados que termina siendo siempre fruto de los más fúnebres experimentos.

Abermale de repente, parecía ver cosas en el aire. Su mirada transmitió la más profunda soledad. La soledad inmensa se adueñó de él. Pareció distinguir lo que veía, entonces, y la cara de horror que se le puso hizo, por simpatía, que Field se imaginara con total claridad lo que veía: pero Field sabía bien que Abermale había dispuesto de equipos mejores que los suyos en el avión. Donde Field tenía un objetivo bastante bueno, Abermale tenía todo un telescopio, medidores de rayos cósmicos... yo que se... todo ello unido a la sabiduría necesaria para interpretar los datos y transtornarse como lo había hecho.

El grito se le había congelado en la garganta. Los juerguistas le miraron expectantes. Lanzó un gañido lastimero, mientras se levantaba tirando la silla, la botella y el vaso, manoteando el aire con desesperación. Todo ello fue coreado con una tremenda risotada de los borrachos, que se estaban divirtiendo de lo lindo.

El grito puso firme al dueño, que dormitaba tras la barra. El grito aterrador puso en pie a Pickwell, a Sutton, a los Sorensen y a algunos parroquianos más. Aparecieron asustados por el recibidor desde el que se accedía al piso superior, donde habían dormido. El dueño intentó interferir, para proteger a Abermale. Éste se había meado los pantalones y no paraba de manotear. El tipo del bigotón gritaba ¡Déeehenlo! ¡Joepuuuuta, déeeehenlo bailaaaarrr! e intentaba impedir que asistieran al viejo científico trastornado por el delirium tremens.

Notas de juego

Atención: Field, Miles y Longfellow, que estaban de piedra hasta hace un momento, consiguen despejarse del pedo que llevan. También hacen su aparición, al menos, Pickwell, Sutton y los Sorensen, que se habían levantado temprano y estaban preparando las cosas para partir. Acciones, por favor :)

PD: toma post Valleinclanesco, jur jur.

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11/05/2014, 12:06
Dominique Pickwell

Bajando a toda prisa tras el desgarrador grito me detengo en el quicio de la puerta del salon y veo al pobre Abernale gesticulando con la cara descompuesta por el miedo. A su alrededor hay un grupo de personas pero me fijo en una en particular con un enorme bigoton que al parecer es quien lleva la voz cantante, porque no permite acercarse al dueño que intenta proteger al profesor, parece que se lo esta pasando bien a costa de un disminuido. 

Tambien veo sorprendidos y de pie a Field, Miles y Lonfellow que mirando a Abernale parece haberles cogido por sorpresa, puesto que estan clavados como estatuas.

Al segundo llegan hasta mi los Sorensen y Sutton, nos miramos y sobran las palabras, les veo el cambio en su cara, como supongo que debo tener la mia, entre la indignacion y la rabia. Me acompañan señores. comienzo con paso decidido pero sin correr hacia el grupo. 

Segun nos vamos acercando el bigotudo se pone a dar palmas, al parecer se lo esta pasando de muerte viendo sufrir a nuestro compañero, es aqui cuando decido que no voy a entablar conversacion, para que, tampoco se su maldito idioma.

Cuando paso al lado de una mesa cojo una silla de pasada sin detenerme, veo por el rabillo del ojo al grupo noctambulo que nos estan mirando, y sin mediar palabra le estampo la silla en la espalda al bigotudo, la silla se destroza, el bigotudo da tres traspies para adelante y se estampa su cara contra el suelo. Todos me miran con cara de sorpresa y doy dos veces, al que tengo a mi izquierda le suelto un izquierdazo de pasada en el higado al mas puro estilo pugilistico que se retuerce de dolor, a mi derecha oigo dos goltes seguidos de aullidos lastimeros, supongo que los Sorensen tambien estan en "converaciones" con los parroquianos... 

Notas de juego

Ya esta liada, te dejo las tiradas Diegus, tus criticos son mejores que los mios...

Un saludo.

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11/05/2014, 13:12
Guardián de los Arcanos

Los Sorensen actúan al alimón, como un solo cuerpo. Agarran una mesa, uno por cada lado, la ponen de cara a sus oponentes y cargan con ella como escudo, para crear una barrera protectora en torno a Abermale.

Miles, cabreado como una mona, agarró una botella de aguardiente por el cuello, la estrelló contra el canto de la mesa y, así armado, avanzó amenazadoramente hacia el grupo de los borrachos con el filo de cristal por delante.

Longfellow, asustado por la reacción del ingeniero, le agarró por la espalda, no sea que se produjera una desgracia.

Notas de juego

No, no, en combate tirad vosotros mismos :)

Tirad vuestro ataque y decid si usáis la esquiva o la parada para rechazar posibles ataques. Renunciar al ataque os confiere dos esquivas o paradas. Tirad también esos dados de rechazar posibles ataques.

Un objeto grande, como una silla es, en la lista de armas, equivalente a un palo grande. Daño 1d8+bonificación al daño. 25% de porcentaje básico de ataque/parada.

Una botella, un palo mediano o similar es equivalente a un garrote o porra. Daño 1d6+bonificación al daño. 25% de porcentaje básico de ataque, la parada no se puede realizar con objetos como este, ni con cuchillos de trinchar o similares.

Si se desea pillar a alguien por la espalda, se tira discrección, pero se pierde la iniciativa pase lo que pase, y se ataca al final del asalto.

Cualquier cosa que se desee lanzar, requiere la habilidad de lanzar.

Maniobras más complicadas requieren vuestra descripción. Si deseáis hacer una tirada de lo que penséis que resulta necesario, hacedlo, luego yo ya juzgo si era eso u otra cosa, y tiro yo, de hacer falta.

Tanto Field como Miles y Longfellow actuarán antes que los recién llegados en cualquier caso, ya que, aunque borrachos, están ahí desde el principio.