Starkweather fue a hablar, pero una severa mirada de Moore lo detuvo. Tras un gruñido se sentó al lado de este, con el vaso de buen Whiskey en la mano.
Moore fijó su mirada en Gurney, analítico. Finalmente, rompió el silencio:
-Entiendo su preocupación, pero poco nos hemos guardado para nosotros. Es cierto que la señorita Lexington y mi compañero tuvieron desavenencias en el pasado tras una expedición, pero no voy a entrar en más detalle que ese, ya que es un problema entre él y ella. -volvió a mirar a su compañero, que apartó la mirada contrariado.- No hemos confirmado que el "sabotaje" haya sido cosa de ella y desde luego el asesinato no ha tenido nada que ver. Pero hay que estar alerta. Por eso les he tenido, pese a sus expedientes, revisando todo por triplicado. Son tareas que no les correspondería dada su posición. Pero lo hago para que no hayan incidentes aquí. Y para que no nos lo llevemos al continente meridional.
Hizo una pausa, relamiéndose los labios, antes de continuar.
-Aún con la dureza de sus palabras, mi compañero tiene algo de razón. La muerte del capitán es una tragedia que espero que haya sido pura casualidad, tragedia que trastoca nuestros planes. Pero en la Antártida probablemente nos encontremos bajo un mayor peligro. Necesitamos gente que no se rompa en esa situación. La anterior expedición solamente tuvo la mitad de supervivientes, aunque fuese porque tomaron bastantes menos precauciones. Así que si la gente no está preparada, lo mejor es que abandone la expedición mientras aún estamos a tiempo. Por el bien de todos.
Comenzó a pasear la mirada entre los ojos de ambos expedicionarios.
-Sin embargo, nosotros también nos vamos a dejar el pellejo allá abajo. No somos la clase de hombres que se quedan en la tienda de campaña mientras otros hacen el trabajo sucio. Pero necesitamos hombres en los que podemos confiar. Hombres que se mantengan a flote durante el peligro. Según lo que he leído en sus expedientes y por lo poco que les conozco, me da la impresión de que ustedes son esa clase de hombres. ¿Puedo confiar en ustedes, caballeros?
Harrison escuchó a la Dr. Blackwell con paciencia, evitando su mirada directa. - Mantengamos la calma y esperemos a que vuelvan los señores Gurney y Jacobs... - Respondió lentamente y con la voz calmada, dando una pausa para dar un sorbo al café, que estaba aún demasiado caliente y le hizo hacer una pequeña mueca de dolor. - Después podemos decidir juntos, como bien propones. - Añadió finalmente. - Señor Luciano, ¿usted que opina? - Dijo seguidamente, dirigiéndose a Charles.
Gurney atendió a todo lo que decía su teórico jefe con paciencia, tratando de no molestarse por la afrenta que estaban haciéndole a él y a todos los demás al repetir que podían irse si querían. Después de todo aquel proceso de preguntas y de las molestias que se habían tomado hasta ahora para llegar a donde estaban, uno hubiera esperado un poco más de consideración por parte de los líderes de expedición. No obstante, achacó el tema al estrés del momento. Para ellos debía de estar siendo un momento bastante malo.
- Necesitan hombres en los que puedan confiar, y que no se arredren ante el peligro. Lo que les estamos diciendo, no sólo en nombre nuestro sino en el de todos los reunidos en el hotel, es que si quieren ese tipo de personas tendrán que ser más transparentes. Desde el momento en que Lexington apareció en el mapa, todo se ha vuelto algo turbulento, y ni siquiera sabemos el por qué ella afecta tanto a nuestros propósitos. Tal vez la muerte del capitán tras la publicación en el periódico de que la señorita nos hará la competencia sea pura casualidad, o tal vez no. Sin embargo, esto parece afectarles más a ustedes, en especial a usted, Starkweather, que a nosotros. Es verlos así de agitados lo que me inquieta, y no el hecho de que un capitán de barco borracho haya podido ser asesinado por deudas de juego, o vaya usted a saber qué cosa. Sí, los marineros mueren así día a día. Sí, probablemente el asesino, si lo hay, haya pensado en eso como excusa para deshacerse del capitán. Pero lo importante aquí es que el plan tendría que seguir sin demasiados problemas, y sin embargo de la impresión de que todo esto está afectando "demasiado" a todo el mundo.
Asi que sí, puede confiar en mi, siempre y cuando yo pueda confiar en ustedes.
Rick asintió a las palabras de Dave. Este hombre, desde luego, era inteligente.
-Creo que estamos de acuerdo, caballeros. No es una cuestión de que puedan o no confiar en nosotros. Es más, el hecho de que seamos nosotros los que les vengamos a buscar a ustedes proactivamente, y no ustedes a nosotros, es otra prueba más de nuestro compromiso para con la expedición.- Rick se quedó un momento reflexionando acerca de lo que decían Starkweather y Moore sobre los peligros. Recordó su paso por la guerra. Rick siempre tuvo miedo en la guerra, había que tenerlo, nunca sabías cuando una mina te podía destrozar de cintura para abajo o cuándo un avión enemigo te podía derribar... pero todo eso eran peligros esperados. Rick tenía miedo de las minas, pero no miedo de que un compañero le rebanara el cuello mientras dormía, y ahí radicaba la gran diferencia y la falacia que estaban presentando estos hombres al argumentar que necesitaban hombres que se mantuvieran a flote durante el peligro. Cosa que estaban repitiendo de una manera que empezaba a irritar a Rick. Apretó la copa y la dejó en la mesa.
-Dicho lo cual, Dave tiene mucha razón en sacar a colación que lo de la tal Lexington ha alterado sobremanera los planes y ha aumentado el nerviosismo general, sumado después al desafortunado asesinato del capitán. Pero caballeros, seamos serios por favor, no es una cuestión de valentía lo que estamos hablando aquí, pues yo me fui a los lugares más perturbadores de la mente intentando taponar una herida de un compañero en la guerra... cuando la herida era que le faltaba la mitad inferior del cuerpo porque lo había reventado una mina. Pero recuperé la cordura lo suficiente para sobrevivir y volver de esa maldita guerra. Yo le tenía pavor tanto a las minas como a que un avión enemigo me derribase en cualquier momento, pero no le tenía pavor a que un compañero me rebanase el cuello mientras dormía. Esa, caballeros, es la diferencia que les tratamos de hacer ver cuando les decimos que ha faltado transparencia. El peligro no da miedo. Da miedo no saber a qué hay que temerle exactamente, si al hielo... o que se nos cuelen en el barco y nos maten. Eso sólo aumenta la paranoia general, y no nos beneficia en absoluto, se lo digo por experiencia. Espero que se entienda nuestro punto, caballeros.- finalizó Rick mientras asintió con la mirada a Dave. Ese hombre tenía cara de haber perdido cosas. Como él. Haberlo perdido todo, haberse perdido a sí mismo, pero haber sacado una última gota de dignidad y fuerza de voluntad para tirar hacia delante... y llegar hasta aquí.
Y Rick respetaba eso.
Moore asintió ante las palabras de ambos, escuchando atentamente. Dio un suspiro y continuó hablando, después de hacer callar a Starkweather, que parecía que iba a saltar.
-Entiendo vuestra preocupación caballeros pero, a mi parecer, la veo bastante injusta. Del asesinato nos hemos enterado esta madrugada, son las 9 de la mañana y, desde que hemos tenido la noticia, hemos estado rodeados de periodistas hasta que, he de decir que con notable soltura, los habéis conseguido alejar. Literalmente no hemos tenido tiempo de comunicarle la noticia a nadie. Íbamos a hacer una reunión de emergencia en cuanto terminásemos con ellos.
Hizo una pausa, mientras miraba a los ojos a los presentes.
-En cuanto a los asuntos de la señorita Lexington, no hemos confirmado que esté detrás de nada. -Starkweather a punto de protestar, pero Moore callándolo.- La animadversión personal de Starkweather y ella son asuntos personales que compete a la vida privada de ellos dos y que ni yo mismo conozco. Lo más que podemos hacer es revisar todo por triplicado y estar preparado ante cualquier circunstancia. ¿Sería mejor para ustedes que proclamáramos que tenemos una expedición rival que nos esta saboteando cuando no tenemos ninguna prueba de ello? ¿La gente estaría más tranquila con un rumor así? ¿Deberíamos decir que el hecho de que no nos haya llegado ropa de abrigo es un sabotaje de esa señorita, cuando podría ser perfectamente un fallo en el envío? ¿Qué causaría más paranoia? Lo único que podemos hacer es ser objetivos y dar información objetiva. Varios envíos nos han fallado. Y el capitán del barco en el que íbamos ha sido asesinado.
Finalmente Moore se relajó en su asiento, apoyando su espalda y pasándose los dedos sobre las sienes.
-Pero les entiendo, caballeros. De verdad. Y confiamos en vosotros. Pero no podemos ser transparentes con una información que no poseemos, aunque siempre he procurado seguir esa máxima. Sinceramente, espero que todo esto sea fruto de infelices casualidades y del nerviosismo. Pero lo único que puedo decir es que estéis atentos ante cualquier irregularidad. Por si acaso. Y nosotros haremos todo lo que esté en nuestra mano para que la expedición vaya sin problemas y todos volvamos a casa.
Starkweather se calmó tras el discurso de Moore. Ya, finalmente dada la conversación por terminada y todo dicho se sentó junto a su compañero. Parecía derrotado.
-La reunión será en media hora, pero no diremos nada que ustedes no sepan ya. Podéis no asistir, si así lo prefieren, y relajarse. Dios sabrá cuándo podrá ser la siguiente ocasión.
Rick se relajó en su asiento. -Sigue habiendo detalles que sabían de antemano que no compartieron con el grupo.- pensó Rick. Pero, en fin, tampoco era nada alarmante porque tener información no significa que haya que compartirlo todo si no se considera relevante. Él mismo ocultó cosas a sus compañeros durante la guerra para que no cundiese el pánico general, así que entendía ese punto.
-Estoy de acuerdo, yo, en principio, tampoco creo que haya otra organización saboteándonos, o al menos no por ahora, y entiendo que ustedes intentan manejar la comunicación de la mejor manera posible para el grupo. - finalizó Rick.
-Yo, si no les importa, voy a relajarme un rato. Siento que esta mañana han pasado como si hubiesen sido meses con todo lo acontecido.- finalizó Rick, mientras se levantaba de la silla para marcharse.
Starkweather y Moore hicieron señales de asentimiento que indicaban que la conversación había terminado. A la salida, parecía que la mayor parte de los periodistas habían desaparecido y abandonando el edificio.
Fue fácil encontrar dónde habían ido el resto de compañeros. A la cafetería donde se habían reunido por primera vez, hacía meses cuando ellos habían sido entrevistados para participar en la expedición. Ahí estaban Richard, Elizabeth, Harrison y Luciano, que había desaparecido entre la marabunta de periodistas. Parecía que estaban a la espera de las nuevas noticias.
Les junto ya de nuevo.
Rick caminó con Gurney pensando en la conversación que acababan de mantener con Moore y Starkweather, cuando se dio cuenta de que habían llegado a la cafetería con el resto de la expedición.
-Buenas a todos- comenzó Rick, -hemos conseguido hablar con Moore y Starkweather. No creen que el asesinato del capitán esté relacionado con la señora Lexington, y tampoco creen que corramos especial peligro, simplemente tienen que reorganizar ciertos aspectos de la expedición, como encontrar un nuevo capitán, antes de partir- dijo Rick, para continuar acto seguido tras una breve pausa. -Saben más o menos lo mismo que nosotros, y quieren trasladarnos toda la tranquilidad posible, dada la situación. Sienten no haber podido hablar con todos nosotros hasta ahora, han estado acosados por hordas de periodistas hasta hace unos minutos.- finalizó Rick.
Richard escuchó atentamente las palabras de Rick, mientras le daba un sorbo a su café. Cuando este terminó de hablar, finalmente asintió, ligeramente más animado.
-Bueno, pues poco más podemos hacer, caballeros. -echó un vistazo al resto.- No creen que haya relación entre todo esto y faltan pocos días para la salida. Nuestra labor ahora es hacer nuestro trabajo lo mejor posible y prepararnos para el viaje.- esbozó una pequeña sonrisa.- Espero que ningún imprevisto más nos lo impida...
Luciano se había mostrado distraído hasta ahora o esa era la compostura que había tratado de mantener. Miraba hacia la nada y baja la cabeza a su café, al que le daba vueltas con la cucharilla pero nunca bebía. Realmente están preocupados por este asunto, pero no puedo dejar que atrasen la expedición, eso lo pondría en peligro todo... Todo. Estaba claro que no creían que el asesinato del capitán pudiera ser una casualidad, pero debía de tratar de convencerles de seguir ese camino. Al fin de cuentas, las coincidencias existen.
-Escuchad. Cuando era un niño me ganaba algunas monedas haciendo recados en el puerto y se como funcionan los mundos relacionados con el mar. No conocía al capitán y no quiero faltar a su reputación... Pero cualquier barco puede realizar contrabando y más en estos tiempos de necesidad. Se que sería una casualidad... (hace una pausa, tratando de encontrar la palabra exacta y retoma haciendo un aspaviento con la mano y realizando una mueca mordaz) Terrible que haya sucedido este fatídico incidente justo después del sabotaje, pero me extrañaría demasiado que una mujer por despecho llegue a tales términos. Aunque yo no soy quien para opinar, pues nunca estuve casado (guiña un ojo a Greene). En fin, ¡Brindo por que esta terrible maldición se quede en tierra y nos despidamos de ella al zarpar!- Luciano ríe al decir estas últimas palabras...
- En el intricado tapiz del tiempo, las casualidades tejen su eco eterno. - Pensó Harrison tras las palabras del señor Luciano sobre la casualidad. Saboreó su café, terminando la taza y ocultando la mueca de duda. - Bueno, lo que ahora está claro es que no deberíamos indagar mucho más. - Añadió, sin brindis, su mirada clavada en Luciano. El aire se tornaba tenso y el café dejaba un rastro amargo en su lengua. ¿Qué sabía Luciano que él no? ¿Qué misterios ocultaba tras esa sonrisa enigmática? Harrison recordó las historias de su abuelo, quien decía que el tiempo era un río sin fin, y cada casualidad, una piedra que alteraba su curso. - ¿Había sido también casualidad que Luciano evitara al detective y se comporte de forma tan sospechosa? - El arqueólogo no lograba encontrar una respuesta en su mente. ¿Era Luciano una de esas piedras o un pez arrastrado por la corriente del río? ¿Era un aliado, o un adversario? Sólo el tiempo determinaría las respuestas, y Harrison estaba dispuesto a encontrarlas, como ya había hecho muchas veces antes. Un arqueólogo y un detective son bastante parecidos. Al fin y al cabo, es un investigador de las edades olvidadas, que en lugar de una lupa y una linterna, utiliza cepillos y pinceles, pero ambos desentierran los secretos del pasado y encuentran relación con el presente y el futuro. En la historia de su abuelo, Harrison era como un pescador en un bote sobre el río.
Buen forma de terminar. Corto aquí.