Se había quedado un día tranquilo en la Universidad de Miskatonic. Todavía no había nada prendido en llamas, ni nada había volado por los aires cerca del despacho de Hershel McKennan, ni ningún alumno suyo había sido mandado al hospital con quemaduras de segundo grado. Es decir, para dicho profesor, era un día aburrido.
Miraba al techo desde la (in)seguridad de su despacho. Hoy no tocaba dar clase, y justo se le habían acabado los materiales para estar entretenido. Sin embargo, antes de que cambiase de actividad, tres golpes sonaron en la puerta del despacho, que se abrió instantáneamente, pasando la figura a la habitación sin haber pedido permiso con anterioridad.
Era un conocido de Hershel de la Facultad de Ingeniería, que llevaba un traje bastante estereotípico de profesor, y un periódico en la mano. Era un hombre entrado en años, con gafas cuadradas y un denso bigote. El Profesor Frank Pabodie.
Pabodie estaba acelerado. Sus ojos iban frenéticamente en todas direcciones. Era la mirada de un paranoico. Comenzó a hablar, sin dar una pizca de contexto a sus palabras.
-L-lo van a hacer. -dijo finalmente, con un leve tartamudeo.- Al final lo van a hacer. Oh, dios. ¿Es que no han aprendido nada?
Hershel levantó la vista con acostumbrado desconcierto. Le caía bien el viejo profesor, uno de los pocos con la suficiente disposición como para salir al mundo y poner a prueba sus ideas. Una pena que esa misma actitud hubiese tenido tan desafortunadas consecuencias, desde su regreso de la Antártida el profesor no había vuelto a ser el mismo y, a ojos de Hershel, estaba algo tocado.
-Mira Frank, no seré yo el que me ponga exquisito con los modales y empiece a recriminar a la gente que no llame antes de entrar. -Hershel no sentía mucho respeto por los modales, ni por tratar a la gente entre algodones, todo sea dicho.- Pero por lo menos podrías darme un poco de contexto antes de asaltar mi despacho farfullando sinsentidos. ¿Quién va a hacer qué?¿Y qué es lo que no han aprendido?
Ante las palabras de Hershel, Pabodie despertó de su ensimismamiento, como si le hubiesen dado una bofetada en una de sus rugosas mejillas. Parpadeó un par de veces, echó una leve mirada al periódico y sus sinsentidos fueron reemplazados instantáneamente por un sentimiento de indignación y rabia.
-¡Van a repetirlo!- dijo, con un grito ahogado.- ¡La expedición Starkweather-Moore sigue adelante! ¡Míralo tu mismo! ¿No te parece un despropósito? -la agitación volvía a sobrepasar al viejo Frank. De un manotazo dejó el periódico en la mesa de Hershel, en la página pertinente-. ¡Locos! ¡La humanidad no está hecha para poner el pie ahí!
Frank dio un largo suspiro, apoyándose en la pared del despacho.
-Disculpa. Yo.. Lo que vivimos allí... Queria saber la opinión de un compañero que siguió los avances de la Expedición desde aqui...
Hershel leyó el artículo con interés, progresivamente más absorto, imaginándose las localizaciones mencionadas. Las montañas más altas del mundo, una posible civilización anterior a la humanidad y un aura de peligro rodeándolo todo. Lo leyó entero y estaba en plena relectura cuando recordó la presencia del viejo profesor.
-Yo... En fin, Frank, tengo el suficiente respeto por Dyer y por ti como para confiar en que vuestra reacción no fue meramente el resultado del trauma de perder a vuestros compañeros. -Hershel no tenía muy claro como exponer su posición ante el profesor sin resultar desdeñoso, así que simplemente dijo lo que pensaba sin contemplaciones, y ya se encargaría de pedir disculpas después.- Pero, ¿como demonios esperas que la gente no investigue algo así? Podría ser el descubrimiento del siglo, si no del milenio, ¿y se supone que un puñado de mentes curiosas e intrépidas deben ejercer la contención que vosotros no fuisteis capaces de mostrar en un principio?
Hershel se levantó y apoyó una mano en el hombro del profesor Pabodie, tratando de dar a entender que entendía que sintiese inquieto, pese a lo que acababa de decir. Sin embargo, una idea empezaba a cobrar forma en su mente. Una idea para alejarse temporalmente del tedio de los despachos y la corrección de trabajos y exámenes.
-¿Quieres que intente hablar con Moore? Puedo decirle que te opones tajantemente a su iniciativa. Dudo que sirva de nada, pero al menos te quedarás con la conciencia tranquila.
Frank miraba al suelo, temblando ligeramente, hasta que Hershel le colocó la mano en el hombro. Dio un largo suspiro y asintió resignadamente.
-Dyer y yo sabemos que no servirá de nada lo que digamos, que la expedición saldrá adelante. Pero sí, agradecería que fueses y hablases con él sobre este asunto. Yo, por mi parte, quiero dejarlo atrás ya.
Cabizbajo, se dispuso a abandonar el despacho de Hershel pero se giró en el último momento.
-Sabes donde encontrarlo en Paleontología, ¿no? Y quédate el periódico.
Hershel apenas fue consciente de murmurar unas palabras de cortesía mientras el viejo profesor abandonaba el despacho. Absorto ya en sus pensamientos, enumeraba las responsabilidades que había contraído para los próximos meses, así como posibles formas de librarse de ellas. Qué profesores y miembros de la administración de la universidad le debían favores y a cuales podría cargarles el muerto sin causar demasiado revuelo.
A pesar de las advertencias de Pabodie, la decisión ya había sido tomada. ¡Por supuesto que sí! Bajo ningún concepto iba a perderse la primera oportunidad de emociones fuertes que se le presentaba desde la guerra. No pronto hubo acabado de poner sus pensamientos en orden, recogió su maletín y su mechero y salió hacia Paleontología.
No fue difícil encontrar a Moore en el Departamento de Paleontología. Al fin y al cabo tenía la Cátedra Smythe en este. La puerta estaba entre-abierta. Dentro estaba el susodicho Catedrático, tenía una maleta en la que parecía estar metiendo ciertos libros de su campo, probablemente para llevárselos y consultar en la expedición. Advirtió la presencia de Hershel en el umbral de la puerta antes de que le diese tiempo a presentarse.
He pasado directamente a la conversación con Moore por agilizar un poco, si no te parece bien porque querías hacer otra cosa, me dices y lo cambio.
Buenos días. -dijo mientras seguía absorto (aparentemente) en los libros de su estantería.- El profesor McKennan de Ingeniería, ¿cierto?
Finalmente, se giró para mirar a los ojos del profesor.
-¿Qué puedo hacer por tí?
-Tiene a parte del profesorado muy intranquilo, profesor Moore. - Dijo Hershel a la vez que observaba el equipaje a medio hacer - Vaya, no sabía que su partida estuviese tan próxima. Precisamente de eso esperaba hablar con usted. Yo soy uno de los intranquilos, aunque al contrario que mis colegas, mi intranquilidad nace de la posibilidad de perderme esta ocasión.
- Vengo a presentarle mis méritos y habilidades como posible miembro de la expedición. Creo que mi puesto, dada mi edad, es prueba en sí misma de mis conocimientos de ingeniería. Lo que puede que tal vez desconozca es mi experiencia de combate, en la gran guerra, como experto en demoliciones. Puede dar por hecho, por lo tanto, que sobrellevare bien las inclemencias del viaje, y que dispongo de experiencia de sobra poniendo en práctica mis conocimientos.
Moore observó al recién llegado por encima de las lentes de sus gafas durante un par de segundos antes de responder.
-Un hombre de su perfil nos podría ser bastante útil para la expedición, de hecho. Y he leído algún artículo suyo. Un tanto difíciles de leer, caóticamente escritos, pero revolucionarios en algunos aspectos. -Moore se comenzó a rascar la barbilla.
-Aún así, sabrá que no soy el único líder de la expedición, siendo Starkweather el otro. Él también tiene que dar el visto bueno. -siguió recogiendo los libros y metiéndolos en la maleta señalándola con el dedo primero. -La partida no es próxima todavía, pero soy un hombre que tiende a prepararse con demasiada antelación. Todavía estamos preparando la expedición y no tenemos todas las vacantes cubiertas. Starkweather y yo vamos a comenzar a realizar entrevistas personalmente en Nueva York el mes que viene. Puedo decirle cuando podría pasarse y le hacemos una...
Hershel titubeó ligeramente. Centrado como estaba en los preparativos y entusiasmado por la oportunidad, no había tomado en consideración que tal vez el proceso fuese más lento de lo que esperaba. No obstante, el capricho momentáneo empezaba a ser reemplazado por una determinación más duradera. Iba a continuar con este proceso hasta el final.
- Su reconocimiento me halaga, profesor Moore. Y será un placer conocer al señor Starkweather en esa entrevista. -Era comprensible que Starkweather quisiera conocer personalmente a los candidatos, pensó Hershel. Eran su nombre y su reputación los que habían conseguido el dinero para este tinglado, al fin y al cabo. - Podemos acordar una fecha, y así dejaré de interrumpir sus preparativos.
Si me va a dar una fecha sin más, aquí solo quedan formalidades. Por mi puedes saltártelas, a menos que tengas otra cosa pensada
Tengo que hablar con Starkweather primero para concretar una fecha. -Moore se rascó la barbilla.- Ya le llamaremos concretándole el día. -le echó un ojo a McKennan por encima de las lentes. -Si, creo que no tendrá problema con mi compañero de expedición. Creo que usted pega con su espíritu... aventurero.
Dio un suspiro y continuó recogiendo los libros.
-Me alegra de que se haya pasado por aquí, pero he de continuar con esto. Le deseo una buena mañana. A ver si termino antes de la hora de comer...
Pues ya habrías terminado el prólogo. Ponme una última escena general de los pensamientos de tu Pj o que hace y tal, antes de dirigirse a la entrevista. Ya el siguiente mensaje sería todos en la misma escena en Nueva York.