Partida Rol por web

Múltiples Intenciones

El Edén

Cargando editor
26/12/2009, 12:55
Alexander Dante

- Desde que salimos de la puerta lleváis pensando que podía salvarla, y que no lo hice porque odio a todos los sith. Odio a unos cuantos, pero no, no podía salvarla de ningún modo. Su muerte ha sido la peor, pero cumplió con su deber hasta el final.

Más de una vez desde que ella cerrase los ojos se os pasado la idea por la cabeza de intentar matarme. Comprensible, pero este no es momento ni lugar para venganzas personales, no voy a arriesgarlo todo por un asunto de orgullo herido. Además, con la cabeza llena de dudas sois el blanco perfecto para cualquier sith que intente la manipulación mental.

Ahora entrad en esa nave y no dejéis vida a vuestro paso. -

Cargando editor
26/12/2009, 13:00
Director

Los dos hombres se contemplaron en mutuo silencio, evaluando cada uno a su posible oponente. Ambos tenían razones en sus argumentos, pero había tal determinación, tal convicción en cada palabra y en cada gesto del tarsoniano que Alcabros no podía encontrar réplica alguna a sus palabras.

Apagó el sable láser y les dio la espalda, marchando lentamente hacia el transporte sith. No volvió el rostro en ningún momento y solo cuando estuvo a una distancia más que considerable la compañía reanudó la marcha.

- A los que nos vamos a enfrentar pueden volver a padres contra hijos si encuentran un solo resquicio de duda en la mente o en los sentimientos. Ese muchacho intentaría cualquier estupidez, con la consecuente muerte inútil. Que su ira se apague dentro de ese transporte. -

Se continuó el avance hacia la amplia estructura brillante. Cerca de ella se podía ver en el suelo la marca de varias personas que debieron pasar hace no mucho. Aquella construcción no tenía nada a modo de puerta, solo una inmensa abertura que presentaba por los suelos los restos de algún tipo de androide, había una buena cantidad de chatarra dispersada y no muy lejos los cadáveres de soldados sith, enfundados en sus extrañas armaduras.

- Encontrarán resistencia, pero no la suficiente, tengan listas las armas y recuerden que estos sith usan la misma técnica de camuflaje que los mandalorianos. -

Cargando editor
03/01/2010, 20:50
Carr Junn

El caballero avisó a Gorek para que se colocase en posición junto a Geela. Por última vez quizá, cerró los ojos un instante y acompasó la respiración. No dejaría que la semilla del lado oscuro medrase en él, ni siquiera en esa tierra. No caería ni por orgullo ni por cabezonería...por ningún tipo de pasión. Haría lo que debía hacer, ese era su cometido y el de todo jedi.

- Estamos listos - anunció cuando, por su parte, ambos jedi habían ocupado su lugar -. Recuerda qué eres, Gorek. No olvides el lugar que ocupas dentro del cosmos. Eres los actos que ejecutas, no la fría suma de tus facultades ni el recuento de tus midiclorianos.

Notas de juego

Conste que odio los midiclorianos :D

Cargando editor
09/01/2010, 09:39
Jarik Tharen

Jarik se relajó todo lo posible escuchando con sus sentidos y con la Fuerza; era una técnica que había utilizado muchas veces. Con la Fuerza intentaba encontrar los movimientos que pasaban desapercibidos o la sensación familiar de encontrar a otra persona o alienígena, y además mejoraba sus propios sentidos, tanto la vista como el olfato y el oido para captar el mayor número de cosas posibles y poder reaccionar cuanto antes al peligro.
De esta manera Jarik casi podía oir el ataque de Alcabros y cómo daba rienda suelta a su ira a pesar de la distancia y que estaba dentro de la nave.

Cargando editor
09/01/2010, 11:40
Tormak

El maestro se centró en el presente, debía proteger ese dispositivo a toda costa, sin él, todo estaría perdido. Cerró los ojos por unos instantes. La fuerza le permitía distingir a sus compañeros, aunque el éter era una fuente excepcional, no actuaba distrayendo al maestro, más bien al contrario.

Volvió a abrir los ojos, estaba dispuesto. Observó a los demás, especialmente a Gorek, y pudo ver en ellos la misma determinación. 

Cargando editor
11/01/2010, 21:33
Gorek

- Todos, sin excepción, somos la última esperanza ante la nada y el olvido. El último bastión de la vida en una galaxia en tumulto.

Que la fuerza nos acompañe, y por segunda vez, ha sido un honor viajar con ustedes. -

Cargando editor
11/01/2010, 21:37
Director

La comitiva penetró en aquella singular estructura, distinguiendo al franquear la entrada los signos inequívocos del combate, aun muy reciente.

Media docena de soldados sith estaban desperdigados en el suelo, sus armaduras reventadas por el impacto de algún blaster de potencia inusitada. Algunos cuerpos aun humeaban y el olor a carne y metal abrasado se mezclaba en un molesto almizcle que enturbiaba el aire.

Un poco más en el interior los restos de tres androides de combate yacían el suelo inertes, eran parecidos a los centinelas de Garos IV, pero los aquí presentes no habían sucumbido a los rigores del tiempo y la oxidación parcial, manteniendo aun brillantes sus cuerpos metálicos. Sus brazos aferraban sus extraordinarias armas de plasma, pero el brillo de sus ojos se había apagado muy hace poco. Las corazas blindadas habían sido cortadas limpiamente, como un soplete de plasma o un sable láser podrían hacer. La mancha del lado oscuro aun se percibía en ese lugar.

Dante examinó el cadáver de un sith, el tarsoniano movió el cadáver con poco respeto, fijándose en las inscripciones que había en la armadura, sus ojos no tardaron en encontrar respuestas en ese familiar lenguaje tras muchísimos años de estudio.

- Calculo unos treinta, posiblemente una escuadra de escolta. Hay cinco siths con ellos, lo cual es extraño, pues suelen viajar en parejas y no es frecuente una concentración semejante en un transporte pequeño. Aparte del perturbador debe haber algo más que les interesé tras estos muros. -

Cargando editor
14/01/2010, 13:04
Jarik Tharen

Jarik agarrón con seguridad su sable de luz mientras se puso a comprobar los cuerpos, pero no tanto para comprobar la causa de la muerte cómo para mirar el armamento que pudieran llevar para coger lo que se pueda utilizar.
Sabía que el sable de luz era su mejor arma, pero también estaba seguro de que de vez encuando algo distinto podría sorprender a los enemigos.

Después se puso a comprobar los androides de combate; esta vez la pretensión no era tanto llevarse armas, aunque lo intentaría, pues debían estar unidas a los droides y no pensaba utilizar el sable de luz para dar más facilidad a encontrarlos; sino comprobar con qué armamento contaban y cómo parecían haber sido vencidos.

Estar preparado para lo que sucediese era un punto positivo en cualquier situación, y eso era lo que pretendía Jarik. Estar preparado para lo que encuentren y poder salir victoriosos y vivos.

Cargando editor
18/01/2010, 16:32
Director

La comitiva avanzaba en silencio, esperando que la calma rompiera en cualquier momento, ya que un viejo refrán decía que precede la tempestad. Está última ya había dejado una clara estela de destrucción a su paso, con tantos restos por el suelo era imposible perder la pista a los siths.

Tharen no disponía de mucho tiempo sino quería rezagarse, las armas de los androides eran increíblemente pesadas, haría falta una moto o lanzadera terrestre para moverlas con libertad, suponiendo que aun mantuvieran la funcionalidad, ya que la luz del cañón estaba apagada, acorde con el rostro metálico e inerte de la maquina.

Los rifles sith no parecían distar mucho de otros rifles de asalto que había visto, pero tanto el material como las células de energía eran totalmente distintas. Disponían de varios resortes adicionales que Jarik desconocía las funciones que implicaban en el arma.

Pronto se acabó la calma, aquello habría sido una emboscada perfecta, si tanto silencio y quietud no forzaran ya a las precauciones máximas, Carr Junn no podía explicarlo, pero un molesto presentimiento le había acompañado desde que entraron en el complejo, la sensación de estar observados en todo momento, como ratones apunto de ser asaltados por gatos famélicos.

Carr vio o tal vez intuyó el ataque un segundo antes, tiempo que permitió evitar un desastre aun mayor.

- ¡Soldados camuflados! -

Una lluvia de disparos brotó en el angulo frontal, en todos los 180º revelando figuras traslucidas que poco a poco perdían su camuflaje hasta revelar un pelotón sith apostado y armado en posiciones de tiro estratégicas. Dotados de camuflaje muy parecido al mandaloriano aquel fusilamiento podía ser letal.

A Gorek le sirvió parar un disparo para notar el dolor en la muñeca ante la potencia del arma. Cogió a Geela Ominia por la cintura y con un salto impulsado por la fuerza voló hasta dar con sus huesos y los de la twilek en el suelo, cubiertos por parte de la estructura del complejo y por el momento a salvo de los disparos.

Dante era poco más que un borrón negro en movimiento, solo roto por el brillo de dos sables gemelos. Se movía con una rapidez y coordinación asombrosas, aunque por el contrario su rumbo parecía totalmente salvaje y errático. Bloqueaba y esquivaba disparos con una rapidez impropia en cualquier ser humano.

Carr bloqueó tres disparos, podía haberse forzado a más, pero eran los únicos con posibilidades de acertarle. Le dolían las muñecas en cada bloqueo, pero era mejor eso que una quemadura láser de pecho a espalda. Tenía cobertura cercana y buenas probabilidades de lograr ocultarse detrás de ella para darse un respiro.

Tharen reaccionó por instinto, había sido buena elección adoptar la forma III de combate, aunque esos disparos distaban de ser blasteres convencionales pararlos no era muy distinto a sus contrapartidas normales. Con su sable doble podía bloquear con menos castigo a sus muñecas, pero reconoció al igual de todos que no se podría estar desviando indefinidamente esas descargas. Tenia varios sitios donde ponerse a cubierto, pero ninguno le ofrecería una posición ventajosa para atacar.

Puede que el maestro jedi fuera el peor parado en esa situación. Había reaccionado con serenidad, desenvainando su sable y usándolo en un movimiento giratorio para situarse enfrente del dispositivo gaia, desviando las andanadas que amenazaban con perforarlo, agradeció la sencillez y versatilidad de la forma I. Pero necesitaría ayuda, no lograría sostener su posición mucho tiempo, los disparos eran demasiado violentos.

Cargando editor
19/01/2010, 16:27
Tormak

Tormak reaccionó a tiempo, al igual que sus compañeros para detener la primera andanada de blásters. Si se hubieran descuidado por un momento o les hubieran fallado los reflejos ya estarían muertos.

Los blásters pesados que utilizaban estos sith no tenían punto de comparación con los actuales. Sus disparos más potentes hacían que fuera imposible resistir su embate durante mucho tiempo. Sin embargo, Tormak no podía dejar desprotegido el dispositivo Gaia. Un disparo certero y el aparato ser perdería para siempre. En su posición, enfrentarse a los sith no era una opción. Renunció al ataque para adoptar la forma de defensa del maestro para proteger el dispositivo.

Cargando editor
20/01/2010, 13:06
Jarik Tharen

Jarik no tenía pensado quedarse mucho tiempo donde estaba; con Gorek protegiendo a la última descendiente, y el maestro jedi custodiando el dispositivo la capacidad de ataque del dispar grupo quedaba muy reducida.
El capitán Dante no tardó nada en ponerse al ataque de una manera que poco podrían hacer aquellos que tuviera delante.
Así pues Jarik decidió que lo mejor sería atacar un flanco, para ir cerrando opciones a sus oponentes.
Pensamiento y acto fueron uno, así pues avanzó con rapidez y usando la Fuerza para ayudarle en su carrera haciéndole más veloz se dirigió al enemigo que estaba en el lateral más cercano; durante la carrera se preparó para cambiar su forma de ataque a Shien la que parecía más adecuada al enfrentarse a varios enemigos armados con blásters.

Cargando editor
25/01/2010, 14:43
Director

Tharen corrió por un lateral evitando la lluvia de disparos que incineraban aquella zona. Su velocidad era muy superior a la de un ser humano, demasiado explosiva para permitir a su víctima reaccionar a tiempo. Con su sable doble un feroz movimiento descendente partió el fusil blaster del sith. La potencia del golpe hizo retroceder unos pasos a su adversario, pero con la misma inercia Jarik inició un golpe ascendente que fulminó a su rival, casi partiéndolo en dos mitades.

Escuchó pasos a su espalda y reaccionó acorde como había sido aprendido, una indigna patada barriobajera a la ingle dobló al sith que buscaba ganarle la posición. Antes de que el desdichado se repusiera el sable láser penetró limpiamente por el estómago sobresaliendo por la espalda.

Los sith estaban muy lejos de amedrentarse, tres se acercaban al caballero gris, buscando rodearle. Ninguno usaba ya su fusil, cambiando el arma por una peligrosa vibroespada de exquisito filo cuidado.

Dante ya había alcanzado el grueso de la escuadra. Un par de soldados estaban izados en el aire, con ambas manos en el cuello, buscando un oxígeno que les era privado mientras el reverso tenebroso los estrangulaba sin piedad ninguna.

Otros cuatro soldados lanzaban estocadas a ciegas, buscando un punto vulnerable en esa marea negra endemoniada, perdían terreno a cada seguro, intentando protegerse de los dos sables cuyos movimientos escapaban a la vista. Solo un maestro de esgrima podría aguantar durante un tiempo semejante asalto rabioso.

Carr se puso a cubierto. No necesitaba probar más fortuna con esos disparos, había visto a los sith intercambiar instrucciones y uno de ellos preparaba un fusil más pesado sobre un trípode. Si permitía que usaran ese arma abatirían al maestro jedi que continuaba su férrea defensa sin flaquear.

Se asomó lo necesario para intervenir a la primera. Un disparo le pasó rozando la bota y se llevó una parte de ella. No dolía mucho y la herida era una quemadura superficial. Pero con solo un centímetro más a un lado se habría quedado sin pierna. Fijó los ojos en el soldado mientras se concentraba, con un gesto de la mano utilizó el empujón de la fuerza, lanzando al sith contra un muro, trípode incluido. No se levantaría en un buen rato.

Tormak mantenía su baluarte a un gran precio. El dolor en los brazos era muy intenso. Si forzaba más su defensa se arriesgaba a sufrir un desgarró en algún músculo, o en el peor de los casos una fractura. Necesitaba ganar tiempo mientras los demás despachaban la amenaza pero tal vez el no dispusiera de esos segundos.

- ¡Maestro! -

Gorek lanzó su sable apagado entre la tormenta de plasma que bombardeaba a Tormak. La empuñadura voló firme y directa hacía al maestro jedi que logró recogerla en un rápido movimiento. El arma de Gorek se encendió con su familiar haz azulado en el momento justo de bloquear una andanada violenta. Con dos sables lograría aguantar un poco más.

Cargando editor
26/01/2010, 19:05
Tormak

El maestro jedi había aguantado estoicamente el embate de los blásters pesados de los sith hasta el momento. Y, aunque su defensa era férrea, tarde o temprano acabaría cediendo ante los constantes disparos. Su determinación a proteger el artefacto de los antiguos era lo que mantenía aún en línea su defensa.

El joven Gorek había visto utilizar esa técnica a su maestro muchas veces con suma eficacia. Recordaba como una barrera de fuerza se había interpuesto entre Tormak y la sith que había descargado su poder contra él poco tiempo atrás, aquel día que pudiera haber sido el último que Gorek pasara entre los vivos.

El joven le tendió su sable láster. Tormak tendría ahora mayor capacidad de maniobra para repeler los básters, pero todo era cuestión de tiempo. El maestro de jedi se concentró otra vez más en su defensa, intentando no descuidar ninguno de los detalles del combate.

Cargando editor
27/01/2010, 11:56
Jarik Tharen

Jarik se enfrentaba a tres enemigos a la vez, con lo que su desventaja estaba clara; sobretodo porque si se ponía a defenderse terminaría perdiendo la vida.
Así pues ideó rápidamente una estrategia que no dudó en poner en práctica. Recordaba como en Garos IV había utilizado la Fuerza para atraer, en lugar de alejar, a su contrario cogiéndolo por sorpresa y matándolo con su sable de luz. Con tres sería mucho más dificil pero tenía que intenarlo, depués de todo no podía defenderse tanto tiempo como hacia el maestro jedi ni era tan eficaz acabando con enemigos como Dante.

En vez de hacerlo de una sola vez, les tendió una trampa y cuando hizo un molino con su sable de luz doble por su espalda y se agachó, de manera que si se acercaban podían golpearse con uno de los haces, dió un pequeño empujón con la Fuerza; no muy fuerte sólo lo justo para que sus enemigos se aferraran más a sus armas y pusieran el peso hacia adelante.

El segundo sería el decisivo, pues el golpe de la Fuerza sería para atraer a los tres y que se golpearan contra los haces del sable de luz. Dificil tarea, pero no imposible.

Cargando editor
28/01/2010, 23:03
Carr Junn

Carr eligió un momento de despiste, observando la tropa de soldados sith, para salir de la cobertura de forma explosiva. El análisis de las tropas le había descubierto que los soldados especializados eran débiles defendiéndose frente a lo que les hacía fuertes. Estos soldados no debían haber sido sorprendidos muchas veces, por lo que era razonable pensar que no reaccionarían bien ante una emboscada.

Se movió por las sombras y buscó los puntos ciegos de los atacantes, su espalda y aquellos grupos que se disponían a abatir a sus contrarios. Al contrario de lo habitual, no presentó batalla abiertamente, sino que apagó el sable y se desplazó en silencio, aunque a buen ritmo.

Esperaba haber pensado con la lógica suficiente para no ser blanco fácil de algún oportunista. Debía concentrarse para no bajar la guardia y encender el sable de luz a tiempo, de ser necesario.

Cargando editor
30/01/2010, 17:28
Director

Tharen se dio cuenta que esos soldados debían ser de los más veteranos. Peleaban y se adaptaban a la situación con frialdad y asombrosa eficacia, un contingente de estos hombres podía superar a cualquier regimiento de la república con tremenda facilidad.

Su arma le daba una buena ventaja gracias al tamaño, con el molino las distancias quedaron más que personificadas. No podrían entrar en un combate cerrado mientras su sable oscilase, pero tampoco podía usar siempre la misma defensa, más tardeo más temprano acabarían por superarla.

Al primer empujón reaccionaron como esperaba el caballero gris, las rodillas adelante sosteniendo el peso y el cuerpo inclinado para contrarrestar la embestida. Jarik lanzó un par de golpes para despistar hasta que utilizó su estrategia para empalarlos.

Dos se encontraron de lleno con el haz láser incapaces de reaccionar a tiempo, pero el tercero logró evitar la trampa descargando un golpe a posta contra el sable, los filos se desviaron lo suficiente para que no lo empalaran allí mismo. En un movimiento entrenado el Sith le dio una patada en la rodilla, justo por donde esta se doblaba, la punzada de dolor obligó a Tharen a flexionar la pierna, en el mismo instante que el Sith lanzaba el filo asesino contra su cabeza. Pero el caballero gris desvió el arma con un potente mandoble, antes de retroceder para coger de nuevo la distancia.

Los dos Sith estrangulados por Dante cayeron al suelo cuando sus cuellos cedieron a la presión de la técnica. De sus cuatro adversarios solo uno se sostenía en pie, dos compañeros estaban en el suelo con una pierna de menos y un tajo a la altura del tórax. Otro muy cercano a una pared, quemado y humeante por los relámpagos del lado oscuro.

Carr abandonó la cobertura en un breve inciso por parte de sus asaltantes, se convirtió en un blanco móvil y errático, algo difícil incluso para el mejor tirador. Algunos disparos pasaron muy cerca, pero tenían un retraso de segundos que le permitía salvar con velocidad las distancias.

El Zabrak alcanzó el pelotón que acribillaba sin piedad a Tormak, cuando encendió su sable el haz láser se enterró en el estómago de un soldado. Antes de que los otros tres reaccionaran Carr arrancó el arma del vientre del sith y en un movimiento circular de barridor mató a otro de los soldados forzando al duo restante a tirar el fúsil y desenvainar la vibroespada si querían vender caras sus vivas.

Tormak gozó por fin de un respiro. Pero los segundos para coger oxígeno fueron escasos, sentía algo en su pecho como nunca había experimentando antes. Era un dolor no en su propia vida, sino en la corriente de la fuerza, parecido al que Yoda debió experimentar ante la purga jedi, o cuando el legendario Obi-Wan sintió al morirse todos los habitantes de Alderaan.

Se encontraban en un remoto lugar del universo, así que las explicaciones no eran convincentes. Dejó que sus sentidos ignoraban el ruido del combate y escuchó a la fuerza buscando la respuesta.

Lo que percibió no tenía palabras para expresarse. Algo se acercaba por un lateral, un ser inmensamente poderoso en la fuerza, más que todos los presentes, pero consumido irremediablemente por el reverso tenebroso. Había tanta maldad tanta oscuridad que la propia vida sentía dolor cuando esa presencia se acercaba.

- ¡Maestro, Geela Ominia no se encuentra bien! -

Cargando editor
30/01/2010, 20:18
Tormak

 El maestro jedi tenía una de las rodillas hincada en el suelo y se había llevado la mano izquierda al pecho, como si la presión pudiera eliminar la sensación de dolor y muerte que sentía.

Abrió los ojos al oir la voz de Gorek gritando que la elegida de los ancestros no se encontraba bien. No era de extrañar dada la presencia tenebrosa que se acercaba. Seguramente Geela sentia lo mismo que Tormak, aunque de otra forma, al no estar entrenada en la fuerza. El maestro se incorporó de nuevo y se dirigió hacia donde se encontraba Geela Ominia.

Tenemos que llegar a nuestro destino cuanto antes. Alguien muy poderoso en la fuerza se acerca. He podido sentir el reverso tenebroso anular la vida de este lugar a medida que se acerca -dejó de observar a Gorek y centró su mirada en Geela- ¿Te encuentras bien? Debes sobreponerte del dolor, eres valiente, tú lo sabes y ha llegado el momento de demostrarlo -dijo mientras ponía su mano en la mejilla de la mujer y dejaba que el lado luminoso de la fuerza envolviera a la mujer. Tromak canalizó la fuerza a través de su cuerpo para alejar las pesadillas que abatían a Geela Ominia con la esperanza de que pudiera reponerse rápidamente.

Cargando editor
04/02/2010, 18:22
Carr Junn

- No podemos seguir perdiendo tiempo - dijo Carr a la vez que peleaba -. Estos soldados buscan retrasarnos lo suficiente. El tiempo no es nuestro aliado esta vez.

No podía estar seguro de si hablaba su impaciencia zabrak o si verdaderamente era algo cierto. La situación así lo daba a entender. Se esforzó en neutralizar a sus enemigos lo más eficazmente posible para ganar todo el tiempo que pudieran antes de dar el siguiente paso, o para ofrecer mayor resistencia a lo que fuera que acechase por su lateral.

Cargando editor
04/02/2010, 19:01
Jarik Tharen

Jarik oía las voces de sus compañeros aunque no entendía lo que decían; las oía atenuadas como si estuvieran a mucha distancia. Todos sus sentidos estaban en su enemigo y en los peligros circundantes, pues recordaba que les gustaba atacar por la espalda.
El baile entre el soldado y Tharen continuaba; aunque Jarik tenía algo de ventaja por la distancia que tenía con su sable de luz doble, el soldado acortaba esa diferencia luchando de cualquier manera posible incluso con golpes bajos que trastocaban la eficacia del caballero gris.
Al final Jarik se cansó, no podía permitirse seguir perdiendo tiempo con él así pues utilizó la Fuerza. Sabía que estaban acostumbrados a los poderes de la Fuerza y sobretodo a los del lado oscuro, pero no iba a permitirse confiar sólo en la Fuerza. Al igual que antes utilizaría una mezcla de ataque físico y de la Fuerza.
Con un rápido movimiento, desplegó la Fuerza hasta alcanzar la garganta del soldado y apretó para estrangularlo. Como no tardaría mucho en soltarse, o de no hacerlo sí tardaría algo en morir Jarik en cuanto vió que la defensa del soldado flojeaba atacó con su sable de luz; a pesar de ello el soldado levantó su espada y consiguió desviar el primer ataque pero no pudo hacer nada cuando el sable del caballero gris giró rápidamente hacia el lado contrario y le golpeo casi partiéndolo en dos.

Por fin, Jarik se dispuso a observar a su alrededor para ver qué sucedía.

Cargando editor
09/02/2010, 00:27
Director

Sin la ventaja inicial y con la formación ya rota los sith fueron cayendo bajo los sables de luz inmisericordemente. Ningún soldado sucumbió al pánico, ningún soldado se rindió. Lucharon hasta el final, con la precisión y frialdad de una máquina forjada exclusivamente para el combate. No era de extrañar los estragos que habían causado contra las tropas de la república.

Pero había otro problema, los esfuerzos de Tormak se perdían en el vacío. La fuerza no podía detener el dolor que aquejaba a Geela Ominia, pues un poder mucho más grande parecía manejar a la twilek al capricho divino. La metáfora sería como pretender apagar un sol con una lata de refresco. Quien fuera capaz de causar semejante afección a un ser viviente debía tener un poder una malevolencia sin precedentes.

El silencio precedía el conflicto final. La oscuridad se acercaba sin pausa alguna, era totalmente perceptible para cada uno de los presentes, cuatro criaturas totalmente consumidas por el reverso tenebroso, una en concreto con un poder incapaz de cuantificarse.

Una de las puertas laterales salió volando, arrancada sin dificultad de su estructura. El metal resonó por todo el complejo a medida que en sus rebotes abollaba el suelo olvidado en su errático y violento vuelo.

Cuatro figuras atravesaron el umbral de la puerta. Parecía que todas las pesadillas la galaxia habían tomado forma para reunirse en aquel remoto lugar. Los sables láser que portaban los convertían en una dolorosa realidad de aceptar.

Tormak no necesitaba ni un segundo para darse cuenta que el último bastión de la luz había caido. Se enfrentaban al mal encarnado, y las palabras de Dante reafirmaron la pesadilla que comenzaba.