Partida Rol por web

[DESDE CAPITULO 3]

Era media noche en la posada de "Los Tres Caminos", y todos los clientes del lugar ya estaban acostados. El posadero había cerrado la puerta, había apagado las velas y el silencio reinaba por todo el lugar. Para la mayor parte de los clientes, aquella iba a ser sólo una noche más, pero en los sueños, pensamientos o nervios de los otros, se presentía que iba a ser una noche larga y tediosa. 

Erina había intentado pegar ojo en lo que había parecido por lo menos una hora, pero sus pensamientos y temores se arremolinaban en su cabeza sin cesar. Muchas cosas habían pasado en las últimas semanas y Erina, tan poco experimentada cómo era, no tenía por costumbre sentir la presencia constante de un enemigo cercano. Cuando pensaba demasiado en ello, le parecía ver ojos o movimientos en las sombras. Y está intranquilidad no la dejaba dormir, a pesar de lo cansada que se encontraba por culpa del viaje.

Se encontraba en una habitación junto con Samantha, que por lo visto si que había conseguido pegar ojo, mientras que los hombres dormían en una habitación contigua. Y a pesar que aquel lugar era mucho más acogedor que la fortaleza de los Kihninstone, Erina no podía dejar de sentir que el ambiente era demasiado tranquilo. Tanto que incluso resultaba tenso. 

Gustav estaba sentado en su sencilla cama, revisando sus armas, mientras que esperaba pacientemente a que Hannah le indicara que era la hora de salir. La misma vigilaba la puerta, esperando una señal por parte de Pals. Por otro lado, Smith parecía nervioso apoyado en una pared de un rincón. 

Por fin, el silencio de la sala se ve perturbado. 

- En marcha. - Dice Hannah en un breve susurro. 

El primero en salir de la habitación es Smith, que se encamina por el pasillo hasta las escaleras haciendo el menor ruido posible. Y tan pronto cómo Gustav tiene todo preparado, también sale de la habitación con cuidado, siguiendo los pasos calculados de Hannah. En el pasillo se encuentran con Silvano y Pals, que esperan con la tensión en sus cuerpos delante de la puerta detrás de la cuál están los hombres de los que se tienen que encargar.

La tensión se podía palpar en la habitación dónde esperaban Silvano y Pals. Pals se encargaba de vigilar la puerta, a la espera de una señal acordada con Hannah. La espera le estaba resultando mortal a Silvano, que siempre solía tener más opciones para preparar aquel tipo de ataques. Sin duda lo que iba a pasar aquella noche era una locura, pero no se les había ocurrido una forma mejor de abordar la situación. 

- Ha llegado la hora. - Dice por fin Pals, rompiendo el silencio. 

Y tan pronto cómo se ven listos, ambos salen de la habitación y se encaminan hacía la puerta tras las cuál se encontraban los hombres a los que tendrían que matar o distraer, según lo que pidiera la situación. Al poco rato, Silvano puede ver cómo Smith se marcha pasillo arriba silenciosamente y cómo Gustav y Hannah salen de la habitación después. 

Llevo mi lanza, cargada toxina en la punta. No está activada pero si pegara a alguien con la punta sería engullida. Voy tapado con una capucha pero con la boca sin tapar. Entrego 1 enredadera a Silvano y le explico como se activa y que una vez la lance cierre la puerte y espere 20 segundos antes de entrar o corre el riesgo de quedar atrapado. 

Indico a Hannah que lleve una bolsa para poner encima de la acompañante de Erina. Una vez lance la enredadera intentaré que salga por su propio pie, intentando engañarla. Si falla y se resiste Hannah se encarga de la acompañante y yo me encargaré de Erina. para señalar el cambio de planes haré el ruido de un buho. 

A la de 3, lanzaré romperé la cerradura con la espada y lanzaré 2 enredaderas en la habitación. Cuando pase las enredaderas dejen de atrapar todo entraremos. 

- ¿Estáis preparados?

Después de lo que vio durante el día y la constante sensación de que hay algo más que no termina de encajar, un peligro que los sigue constantemente, no había forma de que Erina duerma. Cada vez que estaba a punto de conciliar el sueño, veía imágenes de sombras acechandola, de Golems destrozando la posada mientras duerme...

Se levantó de la cama lentamente, suspirando. No podía dormir así... Necesita tomar algo de aire, aclarar su mente. Tras levantarse, se quitó el camisón y se puso su camisa, peto de cuero, pantalones y unas botas de repuesto que llevaba. Una dama usando pantalones y botas quizás no sea muy habitual, pero la mayoría de esa ropa la suele llevar mientras va con su armadura: Es bastante ligera. Tiene algo de protección, sí, pero está diseñada como "último recurso" más que como defensa principal.

Decide salir de la habitación y explorar un poco el lugar, tomar algo de aire fresco.

Silvano se sitúa junto a Pals frente a la puerta de los hombres, a la espera de la orden de Gustav. Hace un gesto con la mano a su compañero para indicarle que se prepare para romper la cerradura con su espada mientras él sujeta con una mano su arco y un par de flechas puntiagudas. En la otra, contempla la esfera que le ha dado Gustav, lista para ser lanzada con su diestra y pasar a tensar su arco en cualquier momento. En su cinto guarda una espada ligera y sus dagas también están preparadas. En su carcaj sigue conservando un manojo de sus preciadas flechas. Mira a Gustav una vez más en el pasillo, para asegurarse que sincronizan movimientos y a su pregunta le devuelve un gesto de afirmación muy vistoso con la cabeza que señala al frente.

Una vez lista, Erina se encamina hacía la puerta para marcharse, cogiendo la llave de la habitación que reposaba encima de una mesita. Pero junto cuando va a introducir la llave en la cerradura se detiene. Hay algo fuera... Escucha pasos, y juraría también estar escuchando susurros, muy cerca de su puerta. 

Pals y Hannah también asientes decididos, preparados en posición de combate para estar listos cuando llegara el mismo. Hannah va con su ropa de viaje y dos dagas, una en cada mano, a parte de otras que llevaba encima. Pals iba con una armadura de cuero simple, un mandoble y un escudo pequeño de muñeca. 

Empiezo el plan. Rompo la puerta. Tiro la esfera y cierro.

Erina frunce el ceño. ¿Alguien susurrando cerca de su puerta? ¿Asesinos quizás? Opta por prepararse mejor: Recoge la espada de su padre, cuelga la funda del cinturón de su traje y luego gira la llave lentamente, intentando no llamar la atención.

Procura abrir la puerta de forma sigilosa y ver quien está fuera... Una mano en el pestillo, la otra en el mango de su arma. Está bastante paranoica, sí.

Sincronizados al mismo tiempo, Pals y Gustav bajan la espada reventando la cerradura de ambas puertas. El ruido iba a despertar a otros clientes, pero con un poco de suerte todo aquello acabaría lo suficientemente rápido. Tan pronto cómo la puerta se abre, Gustav y Silvano tiran las bolas al interior de la sala y cierran de nuevo la puerta.

No pasa mucho rato hasta que comienzan a sentir exclamaciones de sorpresa y maldiciones en el interior de ambas habitaciones. Y no sólo eso, se escuchan otros murmullos procedentes de otras habitaciones en el pasillo. 

Durante un instante, antes de cerrar la puerta, Gustav puede ver que en el interior de la sala hay una figura levantada y armada, que mira hacía la puerta con sorpresa. Se trataba de Erina Goldspark. 

Durante un instante, antes de cerrar la puerta, Silvano puede ver que en el interior de la sala, sentado en una cama, estaba uno de los compañeros de Erina que miraba a la puerta con sorpresa. 

Antes de que Erina pueda volver a la puerta, se gira sorprendida tras escuchar cómo la cerradura de la misma se destroza por culpa del golpe de una espada. Durante unos segundos puede ver a un hombre encapuchado al otro lado, pero el mismo cierra la misma antes de que Erina pueda ver más detalles. Y justo cuando Erina va a moverse, puede ver que el hombre había soltado una especie de bola en el interior de la sala. Tenía el tamaño de una canica pero Erina podía ver más allá, la bola emitía las ondulaciones sobrenaturales provocadas por la magia. Y antes de que pudiera hacer ningún otro movimiento, la bola estalla en una maraña de enredaderas que empiezan a expandirse velozmente por la sala, algunas de las cuales se le comienzan a enredar alrededor de los pies. Erina intenta moverse, pero no parecían enredaderas comunes, las ondulaciones mágicas las rodeaban y eran muy resistentes. 

A su lado, Samantha se despierta con un grito de sorpresa. Intentando apartarse de las enredaderas que comienzan a subir por su cama y romperlas con una mano, mientras que intenta alcanzar su lanza con la otra mano. 

Digo al grupo. - Vigilad, parece que esperaban nuestro ataque. - 

Pasados unos instantes en los cuales sé que las plantas se quedan quietas. Vuelvo a abrir la puerta.

Silvano se pasa una de las flechas que estaba sujetando con la misma mano que su arco a la otra mano y tensa su arco a la vez que le hace una seña a Pals para que abra la puerta del mismo modo que lo ha hecho Gustav.

Viendo que han transcurrido unos cuantos segundos hasta que las hiedras hacen su trabajo, Silvano se asegura que no surjan contratiempos a lo largo y ancho del pasillo, por lo que hace una rápida ojeada con la mirada a todas las puertas de las habitaciones que logra ver desde su posición.

Todo ocurrió demasiado rápido. Afortunadamente se había dirigido a recoger su espada, pues ahora sus piernas estaban siendo atadas.

-¡MALDITA SEA!-, brama ella con furia, -¡Voy a demostrarte lo que es bueno, truan!-, y con eso dicho, incendiada en una ira digna de su padre, desenfunda la espada y se dispone a utilizar su legendario acero para cortar los filos. Puede ver las ondulaciones, quizás pueda percibir puntos en los que es más débil y cortarlos con fiereza. ¡Quizás pueda ver el núcleo de todo este hechizo y romperlo!

¡Ahora está cabreada! ¡En cuanto se deshaga de Va a ir a por ese encapuchado y lo va a apalizar bien apalizado!

Mientras que Pals vuelve a abrir la puerta de la habitación, Silvano puede ver por el rabillo del ojo cómo una cara confusa y algo asustada se asoma al pasillo desde otra puerta algo lejana. Parecía que se trataba del mercader que estaba contando historias al lado de la chimenea en la planta baja. El mismo vuelve a meter rápidamente la cabeza cuando ve la situación. 

Silvano no puedo concentrarse en eso ya, debido a que vuelve a girarse hacía la habitación y puede ver el panorama del interior de la misma. Los tres hombres, dos de ellos aún tumbados en su cama, se debatían para escapar de unas gruesas y enrevesadas enredaderas que se habían apoderado de toda la habitación. De hecho, uno de ellos apenas estaba atrapado y en ese momento se debatía para cortar las que le rodeaban con una daga. 

Gustav puede escuchar una voz en el interior. 

- ¡MALDITA SEA! - Brama con furia. - ¡Voy a demostrarte lo que es bueno, truan!

Cuando Gustav vuelve a abrir la puerta, puede ver la habitación llena de enredaderas tal y cómo esperaba. Erina se debatía para moverse entre las mismas, espada en mano. Y de pronto, pasa algo completamente inusual... Erina comienza a cortar las enredaderas que la rodean con su espada y el avance de las mismas se detiene del todo gradualmente. Al cabo de unos segundos las plantas de toda la sala se comienzan a pudrir hasta que se convierten en finos y débiles hilos. 

Erina se da cuenta de la presencia de Gustav y Hannah al otro lado de la puerta, y su acompañante se levanta de su cama de un salto, en busca de su lanza apoyada en una pared.