Partida Rol por web

Empieza a mirar por esta tercera planta pero no veo a nadie, estoy preocupada por Mihail... empiezo a recordar gracias a mi memoria eidetica todas las zonas que he visto hasta ahora..., y me hago un resumen o como una especie de esquema mental de donde he estado por ahora y donde no he estado para no dejarme ningun lugar.

Al ver que aqui he fallado en mi busqueda, vuelvo a insistir porque a cabezona igual no me gana nadie... y vuelvo a mirar otra vez en esta planta, por el suelo por ejemplo o en una esquina... o por el pasillo.

Finalmente parece que aqui ya he mirado pero me paro para pensar en donde estuve y recordar si he visto algo que pudiera haberme dejado de mirar y me paro a pensar en mi esquema mental de nuevo...

Entonces, empiezo a pensar que quizas esta en la cuarta planta... lo que busco asi que salgo de la tercera para dirigirme a la cuarta...

Finalmente, aparezco caminando lentamente por la cuarta planta y mirando... a todas partes como buscando algo... veis a una mujer que va como mirando el suelo como interesada en todo menos en vosotros claro... hasta que de pronto repara en los que estais y su sonrisa aflora en su rostro palido, simplemente se acerca... y luego ve a Shane... y piensa una cara conocida y me acerco y te saludo - hola Shane... he ido recorriendome todo el barco y tu?

No tenía muy claro si quería pasarse el resto de la noche buscando aquella estaca; no es que uno pudiese hacerse con una reliquia como aquella todos los días —de ser lo que decían que era, claro—, pero era más el toque festivo y juvenil de la participación lo que le agradaba de todo aquello y, sobre todo, la oportunidad de darse un paseo largo y sin intromisiones hasta el concierto. Era un barco increíble, como había podido comprobar, y sólo estaba echando en falta un bañador con el que poder disfrutar de las piscinas. Lo sabía, era tonto. Una de esas cosas tontas, simplonas y humanistas que tanto irritaban a otros Vástagos. Y a Jeremiah. ¿Y qué? Ellos se lo perdían, desaprovechando el tiempo en minuciosos complots e intrincados juegos de poder, malgastando noche tras noche en ser más, cada vez más consumidos por su propia ambición. Si tan solo mirasen a su alrededor con un poco más de atención... 

Se alejó de la pequeña comitiva dejando que fuesen sus pies y sus sentidos los que abriesen el camino, haciéndose no sin cierto disimulo con otro pedazo de pastel. ¡Estaba comiendo pastel! Como, comer de llevarse un pedazo esponjoso a la boca sin terminar vomitando. Y aquella vez, lejos del murmullo, aprovechó su don para distinguir y paladear perfectamente cada matiz de aquel manjar, el dulzor metálico y envolvente de la vainilla y otras pinceladas que enriquecían cada bocado. Mentiría si hubiese dicho que no entendía la urgencia de la rubia, Parker, pero los modales primaban. En algún momento, también, debía encontrar a Jeremiah. Tenía que hablar con él cuando encontrase fuerzas para encararlo, de un modo u otro, o antes de que pusiese el grito en el cielo sobre dónde estaba. Y aunque el malestar de aquellos pensamientos flotaba liviano en su semblante, habría sido difícil atinar en el detalle, especialmente mientras se llevaba otro pequeño pedacito a la boca, cerrando los ojos un instante al hacerlo. Tenía que encontrar una forma de agradecerle a JoJo aquella exquisita idea.

Abandonó el salón de la hélice en pos de una búsqueda sin llegar a atreverse a entrar a ninguna de las habitaciones colindantes, por pudor y esa incipiente sensación de ser una entrometida. ¿Y si había alguien? Igual no iba a ser tan buena jugadora después de todo. Pero para cuando llegó al extremo opuesto, el salón Magnolia, había descubierto algo más.

—¿Me está siguiendo, señor Crawford? —comentó al descuido arrastrando las palabras con cierta melosidad, sonriendo para sí sin dejar de caminar aunque menguando la cadencia.

Aunque todavía lejanos, los pasos de Sebastian sonaban cautos y firmes como los de un felino, con aquella cualidad templada en el ánimo que llevaba exhibiendo toda la noche. Evitó respirar, sin volverse, entretenida en degustar otro pedazo de pastel.

Shane dice: Tiene razón señorita Morgan. Yo no merezco absolutamente nada.

Vaya, esa no era la respuesta que quería escuchar. He dado en el clavo. Que rápido se rinde. Esto empieza a aburrirme, simulo un bostezo y decido pasar del perrito, ya lo he apaleado bastante. Al menos ya tiene claro quien tiene la razón siempre.

Antoine dice: - Enhorabuena señorita Morgan,ha sido impresionante.
Soy un experto en arte y antigüedades.
No tanto como el señor Dumont pero sabría reconocer la época de la baraja con facilidades me permite admirarlas.

-Gracias.- Ahora ya sé que el pusilánime sabe apreciar la calidad, lo miro pensativa, decidiendo si dejarle las cartas o no, pero en ese instante estas empiezan a volar. Alzo la vista siguiendo la trayectoria de las cartas hasta el sombrero.

Aprieto la mandíbula con fuerza mientras observo con desprecio como la princesita muestra sus cartas, cuando acaba, realizo un aplauso sonoro y acompasado. -Has estado magnífica.-  La felicito, molesta por sus habilidades, ya que sin apenas esfuerzo ha conseguido lo mismo que yo de una manera más llamativa. -Ya puede trabajar en un circo.- Añado al final.

Laura dice: Deberías tener cuidado con eso en tu poder Jane, no vaya a ser que su verdadera dueña la reclame.

-Si lo paga estaré encantada de devolvérselas. Están en venta.-

Otro viejo entra en escena. Pienso mientras entra el primogénito, sus modales son impecables, nunca me fiaría de alguien así, estoy segura que tiene mucho que ocultar. Observo la conversación entre éste y JoJo.

JoJo dice: Le recomiendo la ruleta Arcadia, señor Porter, si le gustan las emociones fuertes.

Me gustan las emociones fuertes.

Espero un poco, antes de interrumpir el aborrecible momento en que están cogidos de las manos, entonces, cuando se están separando comento. -¿Y hay premios en esa ruleta?- Si te recompensan con cosas de gran valor, no me importaría participar. Más para mí. -¿Nos explicará en qué consiste señorita Baker?- Pregunto con un creciente interés por los eventos de la fiesta.

—Caballero, señorita —hizo una ligera, casi imperceptible reverencia—. Mucha suerte. 

Después, cuando se quedó a solas con las dos mujeres, decidió no importunarlas con su presencia. Que conspiraran agusto. Era un país libre, ¿no?

—El que se marcha ahora soy yo. Señorita Blake, como siempre, un placer —después, con indiferencia, sin siquiera mirarla, añadió—. Carol. 

Me sorprende que no sea usted conocedora de las historias. Precisamente tú Jojo. Es justo en su rumba donde se aparece Marie Laveau. Sonrío al comentario de la brujah y no, no creo que las compre pero seguro que Jerome estará interesado en darte un precio por la baraja. Alguien como tú no puede valorarla como se merece.

No negaré que la gestión del evento está siendo inigualable. La picardía y frescura de la humana están aportando a la fiesta un toque ... distinto. Despierta en mi sensaciones de una vida pasada. 

Ocupo un cargo importante en la ciudad para dejarme llevar por las emociones fuertes, señorita Baker. No obstante cuente con mi testimonio en la ruleta. Me produce usted mucha curiosidad. 

Vuelvo a besar su mano y después acaricio sus nudillos antes de soltarla sin apartar la mirada de sus hermosos ojos.

Ahora me dirijo a Rosalie sonriendo. Constance y Rosalie dos caras de la misma moneda y a su vez tan distintas. Pero la pieza que puede aportar el equilibrio necesario a nuestra casa. 

Había oído hablar de la chiquilla del principe pero ella no es una Ventrue. Es una maga como nosotros. Puedo pese a su juventud, percibir sus capacidades y tiene ese... ese espíritu vital de los chiquillos recién creados. Sonrío. Ha despertado la atención de Nigel y Sebastian como lo hice yo en su momento. Pero a mi no me interesa entrar en una lucha eterna sobre ser la más poderosa de la Capilla como mi sire. 

Aún así opino que la casa de Marcel no es el lugar adecuado para una tremere. Tarde o temprano los celos de sus verdaderos chiquillos le pasarán factura.

Me da rabia no haber podido demostrar mi valía pero sería absurdo repetir nuevamente la proeza de Rosalie. Me limito a colocarme. Al lado de Sebastian y aplaudir. Respondo a las palabras de Laura  

Nadie sabe exactamente qué ocurrió con Marie Laveau. Muchos seguidores de voodoo afirman que ella acude a su tumba y que es de carne y hueso. 

Cuando Lavonne nombra Preservation Hall sonrío cómplice -Pocas cosas en su no-vida la sorprenderán como lo que tuvo el gusto de presenciar aquella noche -comenté no pudiendo dejar pasar el comentario, luego miré a Sebastian y tras escuchar sus palabras lo miré inocentemente y lo saludé con la mano, también di inclinaciones de cabeza a los que iban desertando de nuestra compañía hasta que quedamos a solas con Caroline.

Me puse a pensar en qué lugar del barco podrían guardar un objeto tan importante y ominoso como el que se me había encomendado encontrar -Querida Caroline, creo que estás exagerando con tus expectativas sobre mi conversación -manifesté cordialmente. -¿Te interesaría acompañarme a una cruzada personal para encontrar un objeto en esta magnífica nave? Tengo entendido que tenemos tiempo hasta que Eris comience su show- le propongo y sin perder otro minuto comienzo a caminar hacia la sala de máquinas.

J Baker: No se preocupe, monsieur, tendrá una ronda gratis de nuestra mejor vitae cuando venga a visitarnos como premio a su caballerosidad, que tanto escasea estos días.

La observo confuso, me entra ganas de reír y preguntarle algo, levanto la mano para hablar pero me detengo. Está claro que el caballero que todavía sujeta la mano de la extraña mortal acapara toda su atención y prefiero no molestarla. Era Porter ¿no?

Me giro hacia Jane Morgan, que parece aburrida de mi reacción.
Su actitud me causa a la vez ira y a la vez curiosidad.

- Sinceramente, me fascina  la necesidad imperiosa que demuestra usted en convertirse en el montón de polvo más rico de toda nueva Orleans, señorita Morgan. Había escuchado objetivos, deseos retorcidos y egoístas en muchos cainitas, pero su obsesión por el materialismo es tan desmesurado que me asombra. ¿Bailaríais sobre la tumba de vuestra madre con tal de ganar unos cuantos dólares? No lo creo... ¿a qué viene esa... necesidad?

Los comentarios de Constance y Laura hacen que el tema de Marie Laveau pase de ser una fanfarronada para convertirse en un tema que me pone los pelos de punta.

Pensaba que cualquiera podría aprovecharse de la fama de la señorita Laveau para levantar rumores. Igual que Elvis o Marilyn Monroe, a los que muchos todavía ven vivos de vez en cuando.  Ustedes son Tremere ¿no? ¿Que opinan de esas habladurías?

Me giro para acercarme un poco hacia Rosalie y susurrarle algo al oído, quizás con una familiaridad demasiado precoz mientras formo una sonrisa.