Partida Rol por web

Despues de un rato de pensar en lo que me ha sucedido, empiezo a mirar donde esta quien he creido ver antes, mi sire... pero no lo veo... y me digo a mi misma que mi mente me ha la jugado, ha sido imaginaciones mias.

Me cruzo de brazos y miro a la señorita Morgan con cierta cara de asombro.
Es la segunda vez que esta mujer trata de enfurecerme, y si realmente fuese un poco más joven caería en esa estúpida treta casi con seguridad.

Es solo una imprudente o realmente quiere conseguir algo de mi. Tal vez que la tire por la borda. ¿Se considerará eso violencia aquí? No quisiera romper ninguna regla del Elíseo.

- De verdad ¿No puede dejar por un segundo de ser tan... "Morganocéntrica"?

No he dicho que YO pueda superarle - digo moviendo la mano con la palma de la mano abierta hacia el resto de participantes. - he dicho que seguro que alguna de estas personas puede hacerlo con más estilo.

Si tan segura está de su habilidad, no le importará jugarse el mazo de cartas de nuevo. Le apuesto a que algún otro lo podemos hacer mejor que usted. ¿o es que no está tan segura de esa magnífica habilidad?

La criada del príncipe de impresionantes caderas sale con una vena diplomática con su berborrea hipnótica.
Me ofrece un segundo premio, una especie de premio de consolación, al darse cuenta del fallo en sus reglas.

Le agradezco su generosa oferta, señorita Baker. Dudo que al príncipe le haga ilusión que vaya regalando la sangre de su rebaño fuera de esta fiesta, pero aunque eso no importase, lo que más me gusta de beber la sangre es el proceso de la caza en sí. Beber de rebaños dóciles que se prostituyen a cambio de migajas no supone para mi el menor de los intereses... -  miro por un instante a la odiosa mujer que nos ha arrebatado la baraja legendaria - aunque por otro lado... - Me giro hacia Jane Morgan - ¿aceptaría señorita Morgan el mencionado premio de consolación si nadie consigue superarla en habilidad?

Luego miro a Rosalie con cierta curiosidad. Si la han escogido para esta prueba será por algo. 
¿Alguien desea probar?
 

Estas son las localizaciones del barco, de momento os dejo ahí donde estáis. Podéis hacer movimientos públicos o si queréis hablar con alguien en privado, nos lo decís en un post solo para director y desapareceréis (nadie tiene porque saber donde está todos el mundo)

Si, somos conscientes de que NO aparecen todos los PNJs, alguno no quiere ser encontrado, o no está o tal vez no lo veis. 

La actuación de la Vástago desconocida, que se presenta como Parker, me deja completamente desconcertado. Tras conversar brevemente con el resto de nosotros, se lanza sobre la extraña tarta de JoJo. Debe de estar deliciosa, porque inmediatamente después de devorar la primera ración se agencia una segunda. La observo comer con una sonrisa de cortesía, sin atinar a decir nada. Ni siquiera ha terminado el segundo trozo cuando, de repente, parece sentirse mal y, sin siquiera despedirse, se da a la fuga como si estuviera en una competición de cien metros lisos. Es entonces cuando me doy cuenta de que tengo la boca entreabierta. Enarco una ceja con humor, y miro sucesivamente a Lavonne, Angélica y Fowler. Recuperando mi sonrisa, me giro hacia JoJo. No pienso tragarme eso ni muerto.

—Gracias de todo corazón, cielo, pero voy a tener que decir que no; ya sabes que estoy a dieta. Puedes cederle mi ración a alguien más goloso que yo. —Vuelvo a mirar a mis contertulios y me encojo ligeramente de hombros—. ¿De qué estábamos hablando?

Fowler recibe a Sebastian con un leve asentimiento, a modo de saludo. El mundo es un pañuelo, piensa, pero justo cuando se dispone a articular una respuesta la estrafalaria reacción de la mujer que se presenta como Parker le deja sin aliento. Casi desorientado, ignora por unos segundos al camarero que se le acerca, para después descartar el postre que le ofrece con un gesto de la mano antes incluso de que puedan explicarle con qué está hecho. Entonces la mujer sale corriendo, probando que el dicho ese que dice que "hay que venir comido de casa" sigue siendo tan cierto como siempre. 

¿De qué estábamos hablando?

—Hablábamos de la estaca que se nos ha encomendado encontrar. Por favor, revisen sus espaldas —el chiste, en cuanto abandona sus labios, vuela alto y sin gracia. No parece importarle y por eso sonríe, extendiendo un brazo e invitando al resto a empezar—. Por favor, las damas primero. 

Lavonne observó con cautela cómo el resto de los presentes rechazaban el pastel mientras ella se lo comía a pedacitos muy pequeños, como degustando un manjar. Que lo era, dado que no podía recordar la última vez que había ingerido alimento de tal forma. Esbozó una sonrisa que cubrió con la mano ante el chiste de Fowler, lo que le recordó algo.

—Me sigues debiendo una pregunta. No se me olvida —apuntó, señalándole brevemente con el tenedorcillo.

Ladeo la cabeza al oír el comentario de Lavonne, frunciendo los labios y devolviendo mi mirada a Fowler. Sonrío.

—Curioso. A mí me debe una respuesta. ¿Quién empieza?

Con el platillo en una mano, un clavel girando en la otra y expresión de “estos extravagantes”… Caroline fue sin rodeos donde la señora Angélica. Inclino levemente la cabeza al llegar a su lado, aproximándose para quedar a su derecha, pero manteniendo las distancias.

-Que afortunada de volverla a ver tan pronto, señora. Si no le molesta, quisiera intercambiar unas palabras antes de ir a ver el concierto de Eris. Bien puede ser de las pocas cosas que valgan la pena esta noche. +comento en tono bajo y cordial.

Apenas sus labios se alzaron en una mezcla de sonrisa-mueca al decir esto, pero resaltaba a ojos vistas su incomodidad en esta clase de eventos. Su nicho confortable se encontraba detrás de una pantalla, en las sombras.

Parker se tranquiliza finalmente y decide ir a buscar la estaca, empieza por la cubierta, asi que sale del restaurante y se va ahi por empezar por algun sitio, donde estaba antes y donde mordio a Andrea apoyada en la barandilla del barco. Miro las olas que hace el mar... y busco por toda esa zona a ver si veo la estaca y luego por todo el restaurante y el vestibulo.

—Hablábamos de la estaca que se nos ha encomendado encontrar. Por favor, revisen sus espaldas

Me llevo una mano a la frente, para frotarme las sienes en un gesto de agotamiento mental. Putain.

-Para ser un hombre tan versado en las artes del engaño y la manipulación, señor Fowler, es sorprendente lo rápido que se apresura a compartir un secreto, cuando hace escasos segundos que se le ha advertido que no debe hablar de él con nadie ajeno a la prueba. -Resoplo, tratando de disimular mi gesto de irritación con una sonrisa- Sin embargo, confío en la bondad de Sebastian y en que nuestra amistad le hará igual de discreto que con su propia prueba. 

Irritada, echo un vistazo por el resto de la sala, y observo que hay un grupo entero que ya comienza a desplazarse.

-Me temo que me requieren en otro lugar. Si me disculpan... -hago un gesto leve con la cabeza, y comienzo a caminar hacia la salida del salón.

Después del intercambio de palabras entre Morgan y Shane puedo notar el resquemor del joven vampiro y cuando se dirige a mi empieza a formarse una divertida idea en mi cabeza, quizás no pueda conseguirlo, pero si me sale será muy divertido.

Me concentro en la baraja que ha ganado la chica, y visualizo como una a una van metiéndose en el sombrero de la prueba. Y no puedo evitar sonreir cuando veo que lo que lo estoy consiguiendo, para sorpresa de los allí presentes las cartas "vuelan" hasta colarse dentro del sombrero.

- ¿Algo así querías decir Shane?

Les miro sonriente, siempre estaba bien sorprender a aquellos que había a mi alrededor, sobre todo en esta ocasión en la que todo el mundo se empeñaba en verme como el juguetito de Marcel, alguien desvalido e inútil, y yo me había propuesto alejar esa idea de mi ser.

No he terminado de comer el pastel cuando el Gangrel me llama “Morganocéntrica”, no puedo evitar sonreír al oírlo, es un nombre perfecto para mi propia corriente de pensamiento.

-Como quiera no más Morgan por esta noche, pero perderá una sinceridad que es extraña en este mundo.- Digo burlonamente. -Ya la echará en falta.-

Miro al resto de los presentes en la sala, a algunos no los conozco, pero me hago una idea de cada uno de ellos, excepto del pusilánime, pero los demás creo que sé cómo tratarlos. -El estilo no les ha hecho ganar lamentablemente.- Susurro para mi misma, aunque la discreción una vez me he soltado no suele ser mi fuerte.

Hago una mueca. ¿Se está pensando que soy estúpida? ¿Me está poniendo a su nivel? Frunzo un poco el ceño. -No creo que sea una apuesta favorable para mí, si quieren jugar conmigo haga que el riesgo merezca la pena, porque me está ofreciendo algo, que para mí es demasiado poco y al igual que usted en la mayoría de las veces me apetece de otras formas… No me convence.- Aunque debo partir de la base que esas cartas valen tanto como dicen… Sería decepcionante que no valieran lo que me han dicho, si fuera el caso preferiría enterarme a solas. -O si tanto desean las cartas pueden pagarlas, a mí no me interesa una reliquia, solo el valor que están dispuestos a dar los demás por ella.-

-Mirad si soy generosa que os doy la oportunidad de adquirir un objeto de valor incalculable. Aunque no negaré que me gustaría ver a la princesita en acción.- Le lanzo una mirada desafiante, para luego con un pequeño movimiento de cabeza indicarle el sombrero.

-Pero creo que debo contentarme con lo que tengo, unas cartas tampoco son tan mal premio, es más de lo que me merezco ¿No es así?- Niego con la cabeza, mostrando una sonrisa socarrona, dejo el plato sobre la mesa y estiro la mano con la palma abierta agitándola para los lados. -Lo siento no puedo seguir, no soy capaz de soltar semejante mentira. Vale, tú ganas no puedo dejarlo… Mi “Morganocéntrismo” es demasiado fuerte.- Miro la hora en mi móvil, aun había que estar tanto tiempo aquí, menos mal que el perrito me estaba entreteniendo. Me aclaro la voz, una costumbre de otra época, de cuando presentaba proyectos en la Universidad, pero seguía manteniéndola, daba cierta solemnidad.

-Por supuesto que me merezco todo lo que tengo, pero… ¿Y usted?- Clavo mi mirada en Shane. -¿Lo merece? ¿Qué ha hecho para tenerlo?- Sonrío jocosa. ¿Sería cierto lo que me habían dicho? 

Me muevo por el barco hasta llegar al casino. Un lugar del todo apropiado para mis gustos.

El lugar pronto se llena de invitados, que atraídos por la afamada señorita Baker vienen a divertirse en un curioso juego.

Miro la prueba con escepticismo mientras pruebo un pedazo del extraño pastel carmesí. -Curioso... Muy curioso. Felicitad a su chef, señorita JoJo.

La prueba no es sencilla.
El tipo duro deja a las damas primero sin preguntarme. ¿Quién coño se cree que es para hablar por mi? La cabellerosidad es una debilidad difícil de quitarse por los anclados en otro tiempo.

Grave error. La fanfarrona usa la sangre y su celeridad para llevarse el premio sin dar opción a nadie a divertirse.

Niego con la cabeza mientras miro con desprecio al hombre de ceño eternamente fruncido. Ha sido por su culpa.

- Enhorabuena señorita Morgan,ha sido impresionante.
Soy un experto en arte y antigüedades.
No tanto como el señor Dumont pero sabría reconocer la época de la baraja con facilidades me permite admirarlas

Sonrío a JoJo - No es que dude de su palabra, cherie, pero no todos los días puedo uno admirar una pieza así...

Tiendo la mano a Jane ofreciéndole mi opinión si me presta un segundo la baraja.

Una lástima que la maldita brujah se haya salido con la suya. La baraja de Marie Lveau ... impresionante, De donde la habrá sacado Jojo? O será del príncipe?

Deberías tener cuidado con eso en tu poder Jane, no vaya a ser que su verdadera dueña la reclame.

Veo como la neonata ha aprendido a controlar su poder y sonrío satisfecho. Pese a vivir protegida por Marcel, las aptitudes de la muchacha son innegables.

Bien hecho Rosalie. Sin embargo, he de felicitar a la señorita Morgan siempre está en el lugar oportuno en el momento oportuno. 

Me hace gracia el comentario de Laura. Se escuchan muchas historias en Nueva Orleans sobre el espíritu de Marie Laveau, difícil saber donde empieza el mito y termina la verdad. 

Me acerco a la protagonista de la noche, la humana, y cojo sus manos con las mías.

Estoy gratamente sorprendido esta noche señorita Baker. ¿Cuantas sorpresas más nos depara la noche?

La reprimenda de Jo ahogó la contestación que Fowler iba a dirigir a los otros dos vampiros, pero no pareció ofenderle. Las reglas están para romperlas, Josephine, pensó mientras la observaba contonearse hasta la salida. Entonces Caroline se unió a ellos, arrimándose a la señorita Blake e iniciando una conversación con ella. Por su parte, él volvió su atención a la pareja.

—Su pregunta puede esperar, señorita —aconsejó. Después miró a Sebastian—. ¿Cuál era la suya?