Partida Rol por web

-Vayamos a otra ruta, una más transitada, por aquí no pasa ni un alma -grita Jordan, un joven artillero que ha demostrado ser bueno en sus quehaceres pero también una profunda falta de disciplina.

-Cállate Jordan, maldito perro, ¿Sabes lo bien que se vende el café? -le espeta Neil un marinero de casi treinta.

-Se vende bien en Europa, y nosotros no lo vendemos en Europa pedazo de mierda, lo vendemos en Cayo Largo.

-Vuélveme a llamar pedazo de mierda y en la próxima tormenta te caes por la borda.

Señor O'Malley, digo mirando a mi mano derecha, su turno.

Habían zarpado hace poco y en un baul había hecho subir sus pocas posesiones. Hannah era una joven esbelta que no debía tener más de 20 años y para alguien tan joven resultaba extraño que estuviera sola y más aún viajando, pero allí estaba. Ya en viaje salió a cubierta para ver como estaba todo luciendo el mismo vestido con el que había subido, de una tela veraniega, y hasta sus pantorrillas de un color celeste claro. Tenía el cabello pelirrojo suelto. Buscó con la mirada al capitán mientras se acercaba a mirar el mar. 

El pelo rojo como el fuego de la señorita Hannah asomó por la puerta del castillo de popa justo cuando el alboroto comenzó a sonar, aquellos dos imbéciles estaban a punto de empezar la pelea más tonta por la razón más estúpida en el peor momento que podían haber elegido. Había prometido mantener a salvo a su pasajera y lo iba a cumplir fuera como fuera. Dejo el timón n las manos de mi mano izquierda, la señorita Smith y me acerco.

¿Buscaba algo señorita Smith? ¿Puedo ayudarla o sólo estaba dando un paseo por cubierta?

Me encontraba bajando de la cofa en este mismo momento cuando escuche con atencion las palabras del joven artillero y su mas veterano compañero. Una sonrisa ligeramente cruel asomo a mis labios, observe a mi alrededor y vi como el capitan le dirijia unas palabras al bueno de Red Dog. La sonrisa se ensancho a sabiendas de que en breve habria algo de diversion para romper la monotonia y al mala leche circundante por culpa de ese soplo fallido. La unica tentacion segura era... ¿bajaba y me apuntaba o miraba desde lo alto como sucederia todo?

Volvi a mirar a mi alrededor en busca de mi hermano pequeño, pero o el malnacido se habia escondido, o a saber que estaria haciendo. Con un encogimiento de hombros, acabe por moverme con rapidez para bajar hasta la cubierta, a escasos pasos de esos dos. - Si seguis rebuznando asi os van a oir hasta en Gracia... - Una sonrisita la mar de socarrona, mientras negaba como si no pudiera entender tanta estupidez junta. Rebaje aun mas el tono para que solo ellos me escucharan. Malicioso y ligeramente amenazador. - Por cierto, no es muy inteligente quitarle el "hueso" a segun que perro...

Sin mas los deje ahi, dirigiendome a buscar a Charlie. Mire en direccion al capitan y lo salude con un gesto de la cabeza. Mi turno de vigia acababa de terminar, y queria algo de beber y una buena manzana.

-Solo estaba dando un paseo Capitán...- dije observando hacia donde podía ser que se diera una estupida pelea, lo cierto era que no me importaba en lo más mínimo si ocurría mientras estuviera lejos de mi como para poder observarlo atentamente -siempre sucedente estas cosas?- pregunté observando hacia allí, sonriendole al capitán. 

Sí, algunas veces ocurre, pero para eso está mi mano derecha, "Red dog" O'Malley, para que estas cosas sean controladas cuanto antes, correspondo la sonrisa a la muchacha ¿Puedo acompañarla en su paseo? A veces viene bien delegar algunas tareas en tus oficiales y ahora mismo no creo que haya peligro, somos el barco más rápido y mejor armado de los siete mares.

Escondido entre las velas se encontraba Charlie, su naturaleza intrépida se había desarrollado en esos meses en la mar acompañada de piratas. Había tenido suerte la verdad, a la deriva por tres largos días, pensaba que moriría pero era demasiado cobarde como para dejarse caer de la puerta en donde estaba flotando. El sol quemando y su existencia al borde de la muerte, aquella mañana sabía que sería la última vez que vería el sol salir por el horizonte y agradecía tener tan buen lugar para contemplarlo por una última vez. Sin embargo el destino puede ser curioso muchas veces y terminar llevando a una chica que se hacía pasar por chico q subir a un barco de Piratas que la atendieron y cuidaron de sus heridas. Si, había sobrevivido al mar, aúna tormenta y al asesino de su familia, ahora, rodeada de piratas, deseaba seguir siendo libre y claro, escapar lo más que pudiera de aquel asesino porque mientras conservara lo que traía bajo la venda que ocultaba sus pechos, la perseguiría y aunque  no lo tuviese, aún así la mataría.

Escucho a su hermano, un hombre que la creyó chico y la acogió como su aprendiz o algo así, le agradaba, al igual que el capitán, lo que no le agradaba mucho era la invitada que habían subido a bordo, Charlie la observaba desde el mástil, con los ojos entrecerrados. Creía que no la ubicaba de su antigua vida y así lo prefería, pero debía ser precavida. Mantenerse como Charlie. 

— par de fanfarrones, Que risa me dan — hace acto de presencia, sentada en el palo y luego deslizándose por la cuerda hasta llegar donde ellos — el capitán sabe lo que hace — o eso cree, llevando su mano libre a su cintura y quebrando la cadera. Sus formas delgadas y su ropa ancha le ayudaban mucho a pasar por un mozalbete de no más de 15 años. Lanzó una mirada al capitán, en vez de andar de guía, debería poner orden en la tripulación, resopló para sí, y caminó hasta donde estaba Nikholas y le mandó un golpe de puño en el estómago sin decir aguas van —mal nacido... me robaste mis manzanas — si algo ponía de mal a Charlie era que le sacaran sus manzanas, no por nada era el azote de ellas. 

La discusión se detiene en seco en cuanto son conscientes de que han elevado el tono y están siendo observados.

-Pido perdón Capitán, son los nervios maldita s...

Vela en el horizonte -gritan desde proa -vela al noreste, según lo previsto. Los hijos de puta se habían retrasado.

¡ Prepárense todos para atacar si algo va mal ! Grito desde la parte de estribor a toda la goleta,  señorita, vuelva a los aposentos, digo besándola la mano, esto puede ponerse feo de un momento a otro y no hay lugar más seguro en el barco.

¡ Marineros de babor, en caso de que no acepten ser abordados entraremos por su lado, preparen las chinchetas gigantes ! 

¡ Marineros de segunda fila, preparen mosquetes ! 

¡ Artillería, preparen cañones de treinta libras! 

En cuanto el vigía anuncie la bandera del barco Charlie Smith ondeará la misma, eso nos permitirá acercarnos bastante.

Por si acaso la bocina estará preparada en proa con el bocinero para pedir la rendición de forma tajante.

La maniobra sale considerablemente bien, aún así el cambio de rumbo es apreciable y pronto el barco inicia una modificación que deja claro que se sienten intimidados. Por suerte para el Lucero, no es una nave que pueda moverse con tanta facilidad contra el viento.

En cuestión de dos horas os ponéis lo bastante cerca como para que se puedan leer a simple vista las banderas

Red Dog, se sumó en cubierta mientras acababa de atarse los calzones, acompañando el gesto con una expresión de alivio y la frente perlada de sudor – Me he perdido algo ¿eh? Perdone Capitán, estaba soltando lastre. - saludó- Señorita...- sonrió con una aparatosa reverencia sin clase a la sorprendida señorita Smith, mostrándole su amarillenta dentadura. El filete de la barbica de anoche le había hecho ir de vientre. Ya le resultó raro que estuviese condimentado con tanta especia, habitualmente eso era para enmascarar el mal estado de la comida, ya buscaría más tarde al responsable de servir ese maldito pedazo de carne.

Después de saludar a Charlie y a Jones, que se rieron de su mala cara, se dió cuenta de que el Capitán había ordenado la preparación de todos los efectivos y se sumó dirigiéndose a toda la tripulación -Señores, aquí huele a abordaje! - ese podía ser el fin de su última mala racha, pues llevaban días a la espera y los ánimos empezaban a resultar algo tensos. La energía de O'Malley se hizo presente en el acto - ¡Ya habéis oído al Capitán, hora de demostrar que al Lucero del Alba lo tripulan tiburones y no un atajo de sardinas!

- A ver, vosotros muerdesartenes... - se dirigió a los artilleros - ...los cañones de treinta libras eran para ayer!- gritó - y a tí... – se dirigió gruñendo a un joven artillero-...quiero verte correr cómo si el mismísimo diablo te mordiera el puto culo, maldito Jordan! Venga, venga venga!.- gritaba arengando a los marineros con aplausos -¿No se os puede dejar solos?... A ver, chupacharcos – le dijo al treintañero Neil – ...¿no tienes sangre? reparte los mosquetes más rápido! - Red Dog se sumó con energía al reparto de las armas entre los marineros tiradores con tal de predicar con el ejemplo. -Yo me cago vivo y doy el callo, así que quiero a todos listos para morder, sin quejas! - Y al acabar se sumó a los hombres de babor cargando dos pesadas cajas de chinchetas gigantes, una bajo cada brazo, soltándolas como dos plomos. Entonces, quedó a la espera de vislumbrar las banderas de su presa mientras sufría algún retortijón que otro.

Me gire al escuchar un tono de voz en particular y justo cuando mis labios se abrian en una amplia sonrisa por ver a mi hermano pequeño, a este no se le ocurre otra cosa que darme un golpe en pleno estomago. - Ouch... - Si sera mamon. Aun asi al escuchar el motivo no pude mas que sonreir de forma clara ante sus morros. - Vaya. Asi que es por eso. - Negue mientras me recuperaba del golpe. - Deberias aprender a guardarlas mejor. No es culpa mia si las pierdes enano... - Me movi para evitar cualquier posible golpe de mas, mientras no dejaba de sonreir de forma socarrona y le revolvia el pelo a distancia por la diferencia de tamaños.

Escuche al capitan y la sonrisa se acentuo, pero volviendose agresiva en extremo. Tocaba divertirse. Mire a Charlie de nuevo. - Mueve ese culo esqueletico con el capitan y acata sus ordenes, vamos de fiesta. - Me rei levemente mientras le guiñaba un ojo.

Vi venir al pelirrojo, era imposible no hacerlo. Me acerque a él mientras comprobaba mis armas, el filo de mi hacha y que mis pistolas estuvieran cebadas. No sin antes robarle un mosquete a uno de los hombres de Red Dog y mandarle a por otro para él. Me pegue al bueno del irlandes. - ¿Muerdesartenes? - Me rei con ganas, mientras le miraba de reojo. - Como sigas asi vas a volverte tan educado como una de esas damiselas finolis de Londres... - Hice un par de gestos amanerados antes de seguir riendo. - Ni se te ocurra darme una hostia con la mano que te limpias el culo, que nos conocemos...

Tras eso me puse mas serio, no mucho mas, principalmente porque era hincapaz, sin dejar de mirar hacia el barco que habia a alo lejos. - A tus ordenes Red. Vamos a darles bien por culo, para que recuerden porque estas aguas son nuestras. - Un leve golpe en su hombro, que pronto se convirtio en una mano haciendo presa sobre el mismo, mientras mi rostro bajaba levemente y mis ojos se cerraban. - Thor, hijo de Odin, Padre de Todos. Cubre nuestros feos culos en este momento y haz que nuestras armas encuentren pronto la carne de nuestros enemigos, para asi poder disfrutar del combate y del botin de los vencedores. Tyr, cubrenos con tu manto, señalanos el objetivo e hincha nuestros corazones con el valor de los mismos bersekers.

Al levantar la mirada la fije en el irlandes. - Dudo que a ti te sirva de mucho, pero me seas quejica... y si sobrevives me debes dos tragos de ron por las molestias. - Riendo me aleje levemente para poder escalar levemente una de las cuerdas y asi ver mejor a nuestro enemigo, con el rifle guardado de la mejor forma posible para que no malinterpretaran nuestras "bondadosas" intenciones.

- Jajaja, puto Jones- le espetó con confianza al nórdico tras la interpretación de chica burguesa de capital. Aunque con expresión preocupada, acercó su própia mano derecha al hocico y la olisqueó disimuladamente intentando discernir resquicios de un olor concreto.

Red Dog no era un hombre de fe, pero disfrutaba de la mitología e histórias de Nikholas Jones ya que, como en casi todo buen irlandés, la sangre nórdica también fluía por sus venas. Era sabido por todos que Dublín fue fundada por los vikingos unos 900 años atrás.

Tras la profunda petición de Nikholas a sus dioses sobre el hombro de O'Malley, le respondió. - Seguro beberemos esos malditos tragos, Viking. - A O'Malley le gustaba que la tripulación estuviese motivada y Nikholas era sin duda un buen activo para el Morning Star. Mientras Jones se apartaba para escalar una de las cuerdas, otro fuerte retortijón involuntario hizo acto de presencia en forma de una sonora ventosidad - Prrrrrraaaaat...- Red Dog sonrió y pensó “Vikingo, he aquí el trueno. Sin duda alguna Thor te ha escuchado.” Echó un vistazo para repasar que todo el mundo estuviera en su puesto - ¡Todo el mundo alerta!- aulló con su potente voz. - Capitán...  asintió con la cabeza al Capitán Morgan, haciéndole entender que todos estaban en su sitio. O'Malley estaba ahora más que motivado, su mirada era la de un auténtico perro de caza.

El barco inicia maniobras desesperadas para evitar ser alcanzado, pero al verse superado empieza a escorar para daros la banda de estribor y probablemente liberar una andanada. 

El bocinero comienza a pedir la rendición del navío, si no rinden la embarcación se les matará a todos de la forma más desagradable posible, no se harán prisioneros y no habrá testigos. En cambio, si rinden el barco se les abordará, robará y se podrán ir libres, esas y no otras, son las dos opciones que el bocinero da a al mercante español.

Demasiado molesta por el atrevimiento del estúpido pirata, Charlie fue y agarró una de las balas de cañón y se la iba a lanzar por la cabeza, dado que sólo probocandole dolor podría sentir resarcido el daño producido por sus manzanas, pero las órdenes del capitán la sacaron de su deseos de de venganza y dejó en el suelo la bala, asintiendo, saltando entre los barriles hasta trepar por la baranda y tomar el control de la navegación del barco. Era hábil y mañosa, y no le costó nada manejar todo ese barco.

— Capitan, servido... ya rubianes e hijos de la gran puta, suban a ese barco... — les grita a sus compañeros, sabiendo que el capitán estaría de acuerdo a sus maniobras, mientras lanzaban las cuerdas para sujetar al barco que asaltarían. 

La goleta se lanza con una maniobra que persigue la popa de la presa para evitar la banda. En el último momento vira en cerrado y recibe dos cañonazos, ambos por encima del nivel de flotación, nada preocupante, los garfios se enmaderan y muerden el barco. El crujir de los cabos bajo la tensión es aterrador, pero aguantan. La tripulación del Lucero aprovecha el impulso para caer sobre los desgraciados del barco de enseña francesa. Los marinos no estaban preparados para esa maniobra, muchos seguían sobre los artilleros cuando hombres sedientos de sangre les cayeron al lado repartiendo tajos.

La situación parecía muy favorecedora, pero cinco de los marinos franceses demostraron ser tremendamente hábiles y antes de ser reducidos causaron daños irreparables.

Siempre me quedo en el barco mirando como abordan mis hombres, siempre acompañado de mi fiel navegante la señorita Smith, ella alguna vez había abordado algún barco pero no era lo habitual.

Me quedo mirando como la "inteligencia" del Lucero del Alba había hecho todo a la perfección, ahora le tocaba a "Red dog" hacer su parte. Los franceses no se habían rendido así que significaba "sin compasión", no se dejaría a nadie con vida. Los marineros más tontos morían en la primera oleada de disparos, eso unido a las chinchetas, era una auténtica carnicería.

Sonrío mientras los gritos impregnan el ambiente. El olor a pólvora podía ser embriagador, pero dentro de un rato no muy largo el olor a sangre sería más que patente y aquel olor no lo soportaba. Siempre le hacía ponerse furioso porque significaba una oportunidad perdida de abordaje sin lucha y sin daños en el Lucero.