Partida Rol por web

– Oh, vaya... –dice Jacques, ligeramente decepcionado al escuchar que la persona encarcelada no era un capitán, si no tan solo un marinero. Pero al menos pudo saber que Bai Qu había sido un pirata, aunque después de conocerlo no le extrañaba en absoluto.

Aunque la reacción que Sísifo tuvo al soltar esas palabras indicaban que había algo más en aquella historia, Jacques pensó que si había decidido no contar nada por el momento sería por un buen motivo. "No parece que sea una historia para contar a alguien que acaba de conocer..." piensa mientras continúa escuchándolo.

– Pues tú dirás –comenta después de que Sísifo propusiese reunirse con su hermano, que también estaba en busca de una tripulación –. Si crees que tu hermano puede ayudarnos está claro que deberíamos reunirnos con él, tú tan solo indica el camino. Por cierto – añade con curiosidad –, ¿a qué evento te refieres?

Justo cuando Jacques intentaba subir al segundo piso, bajaba Bai Qu con varias personas esposadas, presumiblemente los combatientes que habían desatado el desorden en el segundo piso mientras él no estaba allí.

Cuando volvieron al lugar de las apuestas, la cosa parecía igual que antes salvo que, para sorpresa de Sísifo, el capitán Akama estaba inconsciente en el suelo severamente golpeado mientras los camareros intentaban reanimarlo con agua y pequeños golpes, con poco éxito.

Al atravesar la puerta del segundo piso, una figura saludó a Sísifo al entrar y rápidamente se pudo entender que se estaban buscando mutuamente, por lo que Sísifo, un poco absorto de tu presencia, se acercó al que había denominado hermano, que estaba junto a otro marinero de rasgos exóticos.

- Huele bien. - Fue lo único que dijo el supuesto hermano de Sísifo que presentaba una piel y pelo azul y unos labios violetas.

Fue entonces cuando Sísifo se presentó de igual manera a su acompañante y se disculpo por parte de su hermano, que parecía tener algún problema en el habla o en su carácter que le hacía parecer extraño.

Ahora, los cuatro personajes reunidos, debían decir algo para romper el extraño aura enrarecida que se había formado allí.

Jacques y Sísifo volvieron al piso superior, en busca del hermano de este último. Por el camino vieron a Bai Qu llevándose encadenadas a varias personas, probablemente los culpables del altercado que había interrumpido su conversación con el gobernador.

En el piso superior las cosas parecían tranquilas, salvo por el pequeño corro que había alrededor del capitán Akama, que yacía en el suelo, inconsciente a pesar de los intentos de los presentes por reanimarlo. "¿Qué le habrá pasado?", se pregunta Jacques con curiosidad. Por lo que Bai Qu les había contado él era un buscalíos, así que era de suponer que se hubiese metido en una pelea. Lo raro era que no hubiese terminado también esposado, aunque quizás no había sido él el que había iniciado el altercado. Lo que estaba claro era que él había sido el que había terminado en peor estado, viendo como aún no parecía recuperar la consciencia.

No le hicieron demasiado caso al capitán y los dos muchachos se juntaron con la figura que saludó a Sísifo, aparentemente su hermano. Junto a él también se encontraba otro marinero, de aspecto exótico, pero que no se llegó a presentar. Aunque si se encontraba con el hermano de Sísifo también debía de estar buscando una tripulación a la que unirse.

– Bueno, pues parece que los cuatro nos encontramos en la misma situación. Todos queremos unirnos a algún capitán y surcar los mares, ¿verdad? – dijo al fin Jacques, tratando de romper el incómodo silencio que reinaba entre los cuatro – . Pero uy, disculpad mi rudeza. Mi nombre es Jacques, encantado –se presenta con cierta educación, creyendo que así los otros dos marineros se unirían más fácilmente a la conversación.

– ¿Habéis conseguido hablar con alguno de los capitanes que se encontraban en esta sala hasta hace poco? – pregunta a los pocos segundos –. Nosotros aún no, aunque gracias a Bai Qu conseguimos conocer un poco más a los capitanes. Y la verdad es que casi todos son personajes bastante interesantes, ¿no os parece?

Tras tu presentación, el joven desconocido hizo lo propio, dejando ver que cada uno de sus ojos poseía un color distinto, hecho que había pasado desapercibido hasta ahora.

- Yo soy Zidane. - Se presentó, haciendo uso de las reglas de cortesía, para luego dirigirse a Sísifo en respuesta a su anterior comentario - Bueno, de momento no ha dicho mucho salvo que huelo bien. La verdad es que no sé sí tomármelo como un halago o como qué.

Sísifo se volvió a excusar, alegando que nadie sabía lo que pasaba por la mente de su hermano y éste, lejos de enfadarse ante aquel comentario, mostró una cara de aceptación ante aquella alegación.

– Encantado, Zidane – respondió Jacques, fijándose en que su aspecto exótico quedaba opacado por el extraño hecho de que tenía un ojo de cada color. Se quedó un rato observando el aspecto de Zidane y de el resto de sus compañeros, dándose cuenta que todos ellos tenían rasgos tremendamente distintivos salvo él, que no tenía más que un aspecto vulgar.

Absorto como estaba, apenas había notado la extraña manera de hablar que tenía el hermano de Sísifo, motivo por el cual este se había disculpado ya un par de veces. A pesar del obvio problema de comunicación, este hecho no parecía ser motivo de preocupación entre los hermanos que parecían entenderse a la perfección. Tras esto Jacques se mantuvo en silencio, a la espera de ver si alguno de sus acompañantes comentaba o decía algo sobre el asunto que les había comentado anteriormente, sobre el auténtico motivo que les había reunido en aquella taberna.

Tras realizar las presentaciones, Zidane fue el primero en hablar, solicitando la información que habíais averiguado sobre los capitanes que había en la isla, que Sísifo se encargo de repetir como antes lo había hecho Bai Qu, palabra por palabra.

Fue entonces cuando Zidane preguntó por los motivos y aspiraciones de los descritos capitanes, y, fue entonces cuando la cara de Sísifo se puso roja, más si cabe al no haber indagado sobre aquellas cuestiones.

Cuando hubo acabado la explicación y intentando volver a su compostura habitual, Sísifo hizo una declaración que por fin causó una reacción expresiva en su hermano.

- Jacques tiene su propio barco. - Fue lo único que hizo asombrarse a Hyakki, al que solían llamar Azul dentro del pueblo.

La conversación continuó con Sísifo contándole a Zidane la información que había obtenido sobre los capitanes. Pero cuando el muchacho de aspecto exótico preguntó sobre las motivaciones de los capitanes, Sísifo fue incapaz de darle una respuesta. Jacques tampoco pudo responder a la pregunta, pues era algo que aún no habían averiguado.

– En defensa de Sísifo he de decir que era algo que pretendíamos averiguar conociéndolos. Creo que la mejor manera de saber sus intenciones es escuchándolas de primera mano – dice, tratando de ayudar un poco al joven que parecía avergonzado por no haber podido dar una respuesta.

Sin embargo las siguientes palabras de Sísifo pillan desprevenido a Jacques, que no esperaba que su compañero hubiese retenido ese detalle al haberlo comentado tan solo superficialmente.

– Eh... Pues sí, llegué hoy en él. Está atracado en el alto puerto, no muy lejos de aquí – comenta, aún sorprendido –. Fue un regalo de la gente de mi isla antes de partir, aunque aún no me explico como se lo pudieron permitir –añade, tratando de ofrecer un poco más de contexto –. Otra de las muchas deudas que tengo con ellos... Es por eso que decidí echarme a la mar, en cierto modo tengo que compensarles por todo lo que me han dado – esto último Sísifo ya lo sabía, pero no los otros dos oyentes.

– Más tarde si queréis podemos ir a verlo, estaré encantado de enseñároslo – propone –. Aunque todavía no lo he bautizado apropiadamente, estoy esperando a partir definitivamente para hacerlo y a la inspiración para que tenga un nombre digno.

Mientras los "hermanos" permanecían en silencio ante tu explicación, pudiste ver como el otro asistente de aquella improvisada reunión desprendió una sonrisa casi infantil al escuchar tus palabras y, cuando terminaste, habló, resumiendo todo lo que corría por su cabeza.

- Yo busco una tripulación, no unirme a otra, ya que tengo en mente una especie de... desafío. - Dijo con una voz tranquila, puede que inconsciente de lo que realmente aquellas palabras significaban, pero concienciado para lograrlo. - De momento estoy buscando barco y tripulación, sí queréis uniros, adelante, os puedo asegurar un camino arduo pero que seguramente merecerá la pena cuando cumplamos nuestro objetivo.

Aquella declaración no era nueva para tus acompañantes, pero el hermano azul conocido como Hyakki deslizó una mano y le agarró a Zidane de la manga, sin llegar a mirarle al rostro, mientras que Sísifo fruncía el ceño y te miraba interrogantemente.

– ¿De qué clase de desafío estás hablando? – le pregunta Jacques a Zidane con cierta curiosidad. Sus palabras, aunque decididas, no le habían terminado de convencer del todo. Había hablado tratando de mantener el misterio sobre sus objetivos, pero para que Jacques decidiera unirse a su aventura necesitaba saber algo más. No por él, si no por el barco que le habían confiado, que era su medio para mejorar la vida de sus vecinos y de momento no pensaba arriesgarlo en una empresa completamente desconocida.

Mientras esperaba una respuesta de parte de Zidane, Jacques le devolvió una mirada a Sísifo como queriendo decir, "esperemos a ver qué nos cuenta".

Sísifo rompe el silencio tras el extraño ambiente que había creado tu pregunta y empieza a hablar en un lenguaje desconocido con su hermano, que responde de igual manera, haciendo que nadie salvo ellos dos entiendan lo que están diciendo.

- Hyakki dice que irá contigo. - Sentencia el hombre de color rojo a la propuesta del desconocido postulante. - Él te ha elegido, pero yo elijo a Jacques, así que uniré mi destino al suyo.

Entonces te mira fugazmente para luego esperar la respuesta por parte de Zidane, consciente que de esas palabras dependerá si vuestros caminos se separan.

Vuestro interlocutor sonrío ligeramente ante aquella decisión y argumento más sus objetivos.

- Convertirse en Emperador del Mar es un desafío arduo puesto que pese a que muchos creen que el título se otorga a una persona, dicho "poder" lo ostenta toda su tripulación, así que mi objetivo es encontrar una tripulación que pueda lograr dicha hazaña. - Mira a Hyakki cuando acaba de hablar. - Pero eso es solo el escalón más alto, hay todo tipo de cosas que se pueden hacer hasta llegar hasta la cima y ya os digo que molestar a la Marina es una de ellas.

Tras finalizar su ponencia, le comunica a Sísifo que acepta a su hermano en su tripulación, aunque espera poder aprender algún día aquel idioma para poder comunicarse.

La explicación que recibieron de Zidane no pareció convencer del todo a Jacques. Sus palabras fueron sinceras, de eso no cabía duda, pero esa ambición tan desmedida no auguraba un buen futuro. Y menos si parte de su plan para convertirse en Emperador del Mar pasaba por enfrentarse abiertamente a la Marina. "No, este no es mi camino..." sentenció Jacques tras unos instantes dándole vueltas a las palabras de Zidane.

– Un objetivo ambicioso, que duda cabe. Puede que hasta demasiado – habló al fin Jacques –, al menos para mí. Pero te deseo suerte en tu empresa, la vas a necesitar.

Previamente a estas palabras, Sísifo había declarado su intención de acompañar a Jacques en sus viajes, a lo que este había le había puesto la mano en el hombro, apretándole amistosamente y dedicándole un gesto en señal de agradecimiento. Jacques esperará a terminar la conversación con Zidane y Hyakki para retomar su charla con Sísifo y poder planear concienzudamente su futuro.

- Puede que nuestros caminos nos lleven a cruzarnos algún día. - Fue lo único que dijo al ver la negativa de Jacques. - Espero que tu viaje sea seguro y sin sobresaltos.

Las palabras de aquel marinero no parecían echas desde el rencor, como si de una despedida infantil se tratase, no pareció haber problema alguno con tu decisión, ni siquiera por parte de los dos hermanos que se despidieron con una simple mirada y algunas palabras en su lengua desconocida.

Tras aquella charla, ambas parejas se separaron, pero seguían en aquel lugar de apuestas que había parecido desaparecer durante la intensa conversación que habían tenido.

Jacques se encontraba junto a Sísifo, ambos sin capitán nombrado pero con un vínculo que parecía que no les separaría por el momento.

Una mujer se acercó tras la marcha de vuestro anterior interlocutor, hablando sobretodo para Sísifo.

- ¿Qué tal Rojo? Cuanto tiempo sin vernos. - Saludó la gran mujer que portaba una especie de rifle en su mano izquierda. - ¿Vas a salir al mar? En nuestro barco siempre tendrás un hueco.

Antes de que Jacques pudiera decir nada, Sísifo le susurró que la peculiar mujer era Marona, la vicecapitana del capitán Rosha, el furioso apostador que desplumaba en aquella sala.

De nuevo, Sísifo dejó de tu lado la conversación con aquella mujer, otra posible tripulación candidata a embarcaros.

Tras las cortas, pero amables palabras de despedida de Zidane y, de una breve charla entre los hermanos en su idioma desconocido, Jacques y Sísifo volvieron a encontrarse solos. Aunque con al menos Jacques se encontraba de buen humor al haber reforzado su vínculo con Sísifo. No cabía duda de que había tenido la suerte de encontrar un gran camarada y seguramente un buen amigo.

Pero su soledad apenas duró unos instantes, pues una mujer a la que Sísifo presentó como la segunda de abordo del capitán Rosha se les acercó. Ambos parecían conocerse de hace tiempo, ya que Marona apenas dudó unos instantes en ofrecerle un sitio en su tripulación. Con suerte habría también un sitio para Jacques.

– Disculpad mi interrupción, vicecapitana – dice Jacques con educación, tratando de causarle una buena primera impresión –. Mi nombre es Jacques, y también estoy buscando una tripulación a la que unirme. Considero que no soy mal navegante y si hace falta sé desenvolverme bien en una pelea, además ya tengo un barco a mi disposición – añade, queriendo mostrar sus virtudes y demostrando que sería un buen candidato que añadir a la tripulación –. Aunque antes me encantaría conocer mejor al capitán y sus motivaciones, ¿nos puede contar algo sobre él?

Unos minutos antes Jacques había quedado impresionado por la actitud del capitán Rosha, tanto que rápidamente lo consideró como un capitán adecuado al que servir. Si bien las palabras que Bai Qu dijo sobre él no fueron muy alentadoras quizás ahora Malona pudiese despejar las dudas que Jacques tenía sobre él y entender mejor sus motivaciones.

Mientras hablabas, Sísifo apoyaba tu candidatura con gestos de cabeza, así que pareció que Marona te tomó en serio.

- Claro muchacho, aunque ya tenemos un barco, y bastante bueno si se me permite decirlo, pero un segundo no nos vendría nada mal ahora que la tripulación debería de crecer. - La mujer corpulenta sonreía feliz, pareciendo que podría causar un terremoto sólo con su estruendosa risa.  - Partiremos en dos días. Mientras estés arriba de nuestro barco ese día, seréis bienvenidos.

Fue entonces cuando cayó en que había pedido entrevistarte con el capitán.

- Ese calvo estará haciendo el canelo en cualquier parte, la última vez que reclutó a alguien se subió al barco con una tortuguita. - Al parecer aquella anécdota no era tan graciosa como parecía, pues se le hinchó una vena en la frente y apretó el puño sobre su fusil. - Creo que podrás encontrarle en la celebración de esta noche, si no ha muerto asfixiado por su propia estupidez.

- Nuestro objetivo es encontrar tesoros, básicamente. - Fue entonces cuando desenfundo su fusil, asustando a los parroquianos de vuestro alrededor. - Esta pequeña es la creadora de viudas, la encontramos en una mina y la bautizamos en la cascada de Filin, junto con el amuleto que lleva el capitán.

Las primeras palabras de Marona consiguieron alegrar enormemente a Jacques, pero su interés fue aumentando cada vez que la intrépida mujer daba más detalles sobre su tripulación, su capitán y, lo que más fascinó a Jacques, a qué se dedicaban.

– ¿Has oído, Sísifo? Cazadores de tesoros, ni más ni menos –le comenta a entusiasmado su compañero una vez que Marona terminó de hablar –. Me parece que es lo nuestro, encontrar los tesoros más grandes que guardan estos mares... – añade, dejando volar su imaginación.

– Muchas gracias por la información, vicecapitana – le dice ahora a Marona, haciendo un gesto de agradecimiento con la cabeza –. Entonces a la noche iremos a encontrarnos con vuestro capitán, pero estoy seguro de que será una reunión tremendamente fructífera. Y lo dicho, pongo mi barco a vuestra entera disposición – finaliza.

Todo parecía indicar que aquella tripulación era la que más se adaptaba a los intereses de Jacques. Y a pesar de las palabras de Bai Qu sobre el capitán Rosha, la vicecapitana Marona sí parecía una persona tremendamente competente. Bajo su mando estaba seguro de que conseguiría vivir grandes aventuras y aún más grandes tesoros.

– ¿Qué hacemos ahora?, ¿queda mucho para la celebración? – le pregunta a Sísifo con cierto entusiasmo por encontrarse con el capitán

La enorme mujer se despidió tras escuchar las palabras de Jacques y reiteró su invitación. "Partiremos en dos días, sólo estate en nuestro barco".

- Pues la celebración debería ser esta noche, por lo que aún quedan unas cuantas horas que podemos hacer lo que queramos. - Respondió Sísifo a aquella pregunta. - Yo no tengo nada más que hacer, salvo ordenar mis asuntos antes de marcharme, aunque al ser huérfano, no es que vaya a hacer gran cosa, quizás dejar mi hogar tal como me lo prestaron, pero supongo que tendré tiempo de hacerlo mañana.

Aquello había sido más rápido de lo que Sísifo parecía haber esperado.

- Puedo hacerte de guía por la isla, si quieres, o disfrutar de las actividades que ofrece el lugar en estos días. 

– Será un auténtico orgullo conocer la isla gracias a ti – responde Jacques con entusiasmo ante la propuesta de Sísifo –. Como sabes, llegué hoy mismo y apenas he pisado poco más que esta taberna. Ya conoces el dicho, los negocios van antes que la diversión – dice antes de soltar una sonora carcajada –. Pero ahora que prácticamente estamos en una tripulación estoy ansioso por conocer la ciudad y todos sus secretos. 

– Así que adelante, disfrutemos de lo que queda de día antes de que caiga la noche y nos encontremos con el capitán – añade finalmente, señalando enérgicamente la salida de la taberna.

Durante medio día, Sísifo se preocupó por conducirte por todos los recovecos de la ciudad, incluyendo el astillero y el puerto en el que habías atracado. Pese a su apariencia extraña, parecía que los habitantes de aquella ciudad le tenían bastante aprecio, pues algunos intercambiaban saludos y otros se paraban a entablar conversaciones triviales, momento en el que aprovechaba para presentarte.

Aquella isla parecía que estaba acostumbrada a la paz y los habitantes parecían felices en sus quehaceres, aunque quizás se debiera a la propia naturaleza de aquellas gentes, pudiste notar que la mano de Bai Qu había causado un próspero ambiente y los ataques piratas habían desaparecido completamente.

Cada calle tenía una historia, y Sísifo te lo contaba como si en aquel cuerpo adulto viviera la mente de un niño pequeño, con pequeñas pero memorables historias bastante peculiares. El lugar en el que más tiempo se detuvo a revisar fue la cantera donde había estado trabajando hasta ahora, bastante alejada del pueblo y en la que hacía un calor casi insoportable, pero parecía no afectar al hombre de piel roja.

En la lejanía, desde la montaña, te mostro el bajo puerto, ahora poco transitado y con apenas media docena de navíos atracados. Sin embargo, algo pareció llamar la atención de tu acompañante cuando vio como alguien preparaba uno de aquellos barcos.

- Debemos avisar a Bai Qu. - Dijo con un rostro pálido que le hacía tener un color más común. - Esto es malo.

Sin mediar palabra, se descolgó montaña abajo al galope en dirección al pueblo, aunque no sabías realmente el motivo de aquello.