Partida Rol por web

Te uniste al grupo de tres, mientras que Ash  alegó que compartía destino con Sobek pero no camino, y decidió quedarse en su celda tras decir que había sido perseguido toda su vida.

Con aquel improvisado grupo de cuatro, se dirigieron al interior de la fortaleza, en un camino bastante recto que sólo dejaba espacio a las celdas vacías a ambos lados. Tras unos minutos de marcha, entre oscuridad, pudieron ver el cuerpo inconsciente de la contramaestre, con el manojo de llaves a sus pies.

Aquella mujer no parecía tener heridas físicas, pero estaba débil e inconsciente. Los tres individuos que aún estaban esposados probaron las llaves hasta que consiguieron liberarse de sus esposas, quedando ya todos libres de ataduras y con, teóricamente, una única salida de aquella fortaleza que consistiría en desandar sus pasos.

Fue entonces cuando el apodado como Kaizen se despidió del grupo y se desvaneció frente a todos en una mezcla de humo y oscuridad, dejando a aquellos tres sujetos solos. 

-Vale no sé muy bien que ha pasado aquí pero sugiero que hagamos como ese y nos piremos de aquí lo más rápido que podamos. Me da mal rollo. Y... además pueden aparecer más marines.

Xan asiente convencida de ello. Irán juntos, será mejor, pero si se retrasan mucho... no piensa quedarse ahí.

-Vamos ¿No?

Prepara su arco "por si acaso".

Como si de una premonición se tratase, las preocupaciones de Xan se hicieron realidad cuando cuatro guardias aparecieron por el camino que habían abandonado.

No parecían excesivamente formados, pero sin duda podrían hacer peligrar sus vidas si se enfrentaban en desventaja numérica.

Eran cuatro contra ellos tres, pero se limitaron a adoptar una posición defensiva apuntando unas lanzas hacia donde ellos se encontraban, en la distancia, haciendo una formación poco rígida pero efectiva para impedir el paso en aquel angosto lugar.

De reojo, pudiste ver como Sobek había usado su chaqueta para cubrir el cuerpo de la contramaestre, mientras que el gigantón se mostraba confuso ante todo lo que estaba pasando.

Marines sin armas de fuego ni escudos... perfectos para ser asaeteados si se ponen muy tontos. Saca su arco y les apunta.

-Vamos a llevarnos bien, apartáos a un ladito y no os dejo agujereados. Sería feo feo... ¿Os queda claro? No estamos para tonterías aquí así que no os lo penséis demasiado.

Su tono cantarín habitual brilla por su ausencia. Es ahora dura, afilada. Quizá una pose.... quizá otra personalidad más oculta.

Los guardias no hicieron ninguna estupidez frente al arco de Xan y el grupo se mantuvo calmado el resto de la noche, frente a la cautelosa guardia que les escoltaba.

La noche pasó más tranquila de lo que había sido habitual hasta ahora.

Bai Qu cumplió su palabra y todos los presos fueron liberados al día siguiente, en medio de la celebración que estaba aconteciendo en la isla en honor a los emperadores que había sido ejecutados la noche anterior a la vista de todos.

Xan pudo pasar tranquilamente el día, buscando un poco de diversión y nuevas experiencias a partes iguales. Para su sorpresa, se encontró con Ash por mera casualidad y, aunque apenas se conocían, éste le ofreció un puesto en su tripulación, afirmado que se iba a convertir en un gran capitán ahora que ya tenía un barco.

Ahora mismo Xan tenía dos ofertas de tripulación, la de Ash, con quien había pasado la noche en prisión y la de Marona, aquella pelirosa que la había invitado en la taberna. No sabía mucho de ninguno de los dos, pero al parecer la fama de Ash se había adueñado de las tabernas debido a una batalla que había tenido (y había sido tomado preso a causa de esta) contra un capitán de afamado renombre y muchos rumoreaban que tomaría el relevo de algún emperador caído.

Tras haber explorado más la ciudad para cazar todo lo cazable allí... es decir, hacerse con cierta cantidad de exquisiteces que igual no estaban etiquetadas como gratis... Xan, bien comida, alza el vuelo. Atenta a que nadie opte por cazarla a ella, sobre todo, va al barco que le indicó Varona. Allí, cómoda en uno de los aparejos de las velas, un búho blanco bien grande observa a los tripulantes. Alejándose un poco si tratan de hacerle algo, pero regresando, hasta que ve a Varona.

Cuando la grandona se acerca, se transforma de vuelta a humana, y le sonríe.

-No te equivocabas al llamarme pajarito. Pero luego me dejaste tirada con los marines. Así que adiós.

Vuelve a transformarse y se marcha volando hasta dar con el barco de Ash. Se posa en el punto más alto y espera... a que zarpen o a que aparezca su nuevo capitán. Su primer capitán, en realidad.