Partida Rol por web

Pequeños pecados

Mashomack Preserve

Cargando editor
05/09/2025, 23:35
Daniel S. Bishop

Domingo 24 de Agosto de 2025, por la mañana


El sol de la mañana iluminaba suavemente los senderos de Mashomack Preserve.

Yo estaba agachado, cámara en mano, capturando la textura del musgo sobre los troncos y la manera en que la luz filtraba entre las hojas. Me encantaba perderme en esos detalles, y más aún cuando todo estaba tan tranquilo, casi sin rastro de otros visitantes.

Fue entonces cuando la vi. Alexandra apareció en el sendero, corriendo con paso firme, auriculares puestos, ajena a todo a su alrededor. Su cuerpo se movía con una gracia natural que no necesitaba ensayos, cada zancada perfecta, cada giro sutil de sus brazos medido y elegante. Mis ojos se quedaron fijos en ella sin darme cuenta; mi instinto de fotógrafo no podía ignorar esa composición perfecta que la naturaleza y su movimiento creaban.

No pude evitar levantar la cámara y capturar un par de disparos, apuntando discretamente, tratando de no interrumpirla. Cada imagen parecía cobrar vida en la pantalla de la cámara, y por un instante sentí que quería dibujarla también, atraparla en mis trazos como lo hacía con la fotografía.

Entonces, ella giró ligeramente la cabeza y nuestros ojos se cruzaron. Por un segundo, el mundo se detuvo. Alexandra se detuvo en seco, sorprendida, y yo bajé la cámara de inmediato, sonriendo con un gesto leve, intentando que no se sintiera invadida.

-Eh… hola- dije, con la voz un poco más ronca de lo habitual, como si llevara corriendo detrás de un pensamiento durante demasiado tiempo- .No quería asustarte… estaba… eh, haciendo unas fotos del paisaje -traté de sonar casual, aunque mi corazón latía un poco más rápido de lo normal. -... y bueno… a veces encuentro cosas más interesantes que el... paisaje -dije, dejando que mi mirada se desviara apenas hacia ella, intentando no parecer demasiado directo.

Cargando editor
06/09/2025, 00:05
Alexandra Valencia

Después de los desastrosos acontecimientos de la barbacoa había decidido que quería algo más suave el día de hoy, me había encerrado demasiado en el gimnasio la semana pasada y la mañana se veía tan serena que simplemente decidí correr suave esta mañana. La música sonaba al ritmo en mi cabeza mientras corría tranquila, el clima estaba templado, el ambiente agradable, la zona estaba relativamente sola sin nadie molestando o gente extraña siguiendo tus pasos. 

 

Me concentraba en la música y mis propios latidos hasta que mis ojos se cruzaron con los de Daniel y en solo unos pasos lo alcance, traía su camara por lo que imaginé que tomaba fotos del lugar, ni como culparlo este lugar es hermoso. Me saludo, no que lo escuchará porque Starset seguía sonando de fondo, pero el gesto en sus manos y el movimiento en sus labios me lo confirmó. Me saque los audífonos y me pareció ver a un niño al que habían atrapado haciendo algo malo, ese pensamiento me hizo sonreír algo curiosa.

 

Me confirmó que le hacía fotos al paisaje, no lo había pensado bien antes pero ahora que lo tengo un poco más cerca ¿Cómo es que tremendo hombre se dedica a hacer fotografía? Si yo fuese tan alta... vamos que me dedicaría de lleno al básquet o algo así, me sorprendí a mi misma levantando demasiado la mirada para verlo a los ojos, y eso que yo puedo alardear de ser alguien alta pero es que este chico se pasa. No lo había detallado bien antes. 

 

—Pues que sepas que has recogido un lugar excelente a una hora extraordinaria, este sitio es hermoso y el clima está apenas templado a estas horas en la mañana, me gusta aprovechar porque en unos treinta minutos más el sol intentará incendiar el lugar ¿Me he colado en tu toma? Si es así, mis disculpas—

 

No me gustaría ser yo quien le arruine las tomas, será para algún trabajo o algo, aunque bueno se de buena fuente que los fotógrafos aman dispararle a cualquier cosa, aunque creo que él es mucho más profesional, al menos más que el fotógrafo que tenemos en el equipo de voley que solo sabe hacerle zoom al culo de las chicas. Me quedé mirándolo de manera fija, detallando lo un poco más, antes apenas podría ponerle un par de detalles a su rostro pero seguro que a partir de hoy no se me olvidará más 

Cargando editor
08/09/2025, 22:07
Daniel S. Bishop

Domingo 24 de Agosto de 2025, por la mañana


Me pilló, no había otra palabra. Esa sonrisa suya me atravesó como un reflector, y por un instante me vi exactamente como lo había pensado: un niño sorprendido con la mano en el tarro de galletas.

-Vale, lo confieso… -dije alzando un poco las manos, como si me entregara a la policía-. Te robé un par de disparos sin pedir permiso. Fue un acto vil, digno de un reportaje de “Crímenes Menores en la Mañana”.

Me pasé la mano por la nuca, medio divertido, medio avergonzado.

-Pero en mi defensa -añadí con una media sonrisa torcida-, eras parte del paisaje. No podía evitarlo: entre el ritmo, el sol filtrándose por los árboles y tú pasando como si fueras la protagonista de un anuncio de zapatillas, era un crimen no apretar el obturador.

La miré de arriba abajo, sin disimulo, pero sin descaro, como quien evalúa la luz sobre un modelo.

-Y oye, si quieres, prometo enseñarte las fotos y te dejo censurar las que no te gusten. -Hice un gesto hacia la cámara colgada en mi pecho-. Aunque ya te aviso, con esa zancada y esa pinta, ni el mejor filtro de Instagram podría mejorar lo que ya tienes de serie.

Di un par de pasos hacia atrás, jugando a tomarla de nuevo en el encuadre invisible de mis manos.

-Eso sí, te advierto: si corres un poco más deprisa, me obligas a seguirte para que no se arruine la composición. Y créeme, soy un desastre para correr. Me gano la vida parando el tiempo, no persiguiéndolo.

Le solté una pequeña risa, ligera, dejando caer la broma entre nosotros como una invitación a que siguiera la conversación.

- Eres... Alex, ¿verdad? Te vi en la fiesta de Bea y Andrea, pero... bueno, creo que se torció más de lo que esperaba. Soy Daniel.

Cargando editor
09/09/2025, 01:33
Alexandra Valencia

 

Me sacó una carcajada su confesión.

 

–Eres el peor criminal del mundo ¿Cómo te entregas así de rápido? – le digo, siguiendo su narrativa mientras intento contener la risa, hablo entre carcajadas porque ha sido demasiado inocente al confesarse tan pronto. –Seguro que dispararle a una persona sin su consentimiento en la mañana en un lugar como este implica más que solo un “crimen menor” además de ser el criminal más inocente que he visto, al menos niega tus actos, ocultalo o dispara hasta silenciarme del todo – 

 

Habla de tomarme un par de fotos más a lo que yo accedo gustosa pues seguro esas imágenes me sirven para subir a mi instagram y darle un toque de profesionalismo a ese perfil lleno de fotos amateur de trípode en el gimnasio. No pude evitar levantar una ceja al escucharlo decir que era pésimo corriendo. –¿Cómo es que estás tan bueno si no corres? – no tuve vergüenza alguna al decir algo así, después de todo no dije nada que fuera falso, el chico es enorme y está como quiere, eso no va a negarlo nadie. 

 

–Daniel Bishop. Se quien eres, soy buena con los nombres, te ví también en la fiesta de Andrea y su hermana, eres cercano a ella por lo que vi, la noche acabó fatal pero te vi quedarte con ella después de todo, aunque no lo creas fuiste de muchisima ayuda, de no ser por Nali y tu, nadie más se habría quedado con Beatrice y habría sido más complicado calmar a Andrea, buen trabajo – le di una palmada en el hombro y me sorprendí al tener que estirar demasiado mi brazo para alcanzarlo. Se que es cercano a Beatrice y parecía sentir interés por Emma en la barbacoa ¿Le gustan rubias y ricas? Bueno… ¿A quién no?

Cargando editor
09/09/2025, 21:48
Daniel S. Bishop

 

Reí con ella, alzando las manos en señal de rendición.

-Vale, vale… me atrapaste -dije con una media sonrisa-. Criminal del mundo, sí… pero solo en el sentido más literal del “delincuente de buen corazón”. Entendido.

Me acerqué un poco más, ajustando la cámara que colgaba de mi cuello, aunque sin dejar de observar cómo Alexandra se movía con esa mezcla de gracia y descaro que parecía tan natural en ella. Su risa tenía un efecto contagioso, y por un momento sentí que todo el parque se desvanecía, dejando solo ese momento.

Me encogí de hombros y levanté la cámara, apuntándola con cuidado.

-Prometo no disparar sin tu permiso… esta vez -comenté, con un tono entre serio y burlón-. Pero si posas como lo hiciste ahora, quizá tenga que arriesgarme.

Al escucharla hablar de la barbacoa, asentí, un tanto sorprendido por su observación.

-Sí, esa noche fue… un caos -dije, dejando escapar un suspiro- No me gusta quedarme de brazos cruzados, y Beatrice necesitaba alguien que… bueno, supongo que no hice tanto. Solo estar a su lado un poco mas hasta que se calmaran las cosas.

La miré fijamente mientras hablaba, consciente de que cada palabra que decía Alexandra estaba cargada de matices, tanto de curiosidad como de esa chispa irónica que parecía caracterizarla. Apreté un botón en la cámara, haciendo una foto rápida de ella sin que se moviera. El clic fue casi imperceptible, y ella ni se inmutó.

-Ups... se me ha escapado.- Mentí.- Perfecto. Justo lo que necesitaba para mi colección de “atletas casuales que me dejan sin palabras” -dije en broma, y la sonrisa que se dibujó en su rostro me confirmó que había dado en el clavo.

Me recosté ligeramente contra un árbol cercano, relajando la postura, y la miré con un tono más cercano, invitándola a hablar.

-Y dime, Alex… ¿Siempre eres tan directa con los criminales del mundo o solo conmigo?

El comentario fue ligero, divertido, pero cargado de interés. Sabía que la conversación apenas comenzaba.

- Quizá pueda preguntarte por Andrea. - Carraspee al ser tan directo con justo esa pregunta, así que preferí suavizarla un poco.- Porque... solo sois amigos, ¿no? Aunque puede que me equivoque. Al menos no estás tan loca como esa Lucia.- 

Cargando editor
12/09/2025, 05:31
Alexandra Valencia

Me reí aún más cuando lo escuché con su “delincuente de buen corazón”. Es gracioso, alguien muy gracioso honestamente. Solo pude reírme un poco más mientras me tapaba la boca ocasionalmente, seguía sonriendo cuando me hablo de estar posando. 

 

–¿Posando? Si ni siquiera lo hago, que tu me quieras disparar indiscriminadamente no se debe a que esté “posando” así que no busques culparme de tus instintos criminales– le digo mientras le señalo la cámara. La impresión que me da es de alguien con un extraño filtro en sus ojos, quizás ve algunas cosas que los demás no sabemos ver. Puedo decir por ejemplo que esté lugar es hermoso pero es posible que no consiga captar la belleza del mismo modo que lo hace él. 

 

Hablamos un poco sobre la barbacoa, era casi imposible ya que fue un perfecto desastre, algunos huyeron del lugar, otros nos quedamos a recoger lo que quedaba, eso sí, la carne de la barbacoa me supo delicioso al otro día. 

 

–Yo tampoco podía solo irme sin más, de hecho sentí que eso habría sido muy mala retribución hacía los anfitriones– detuve en seco mis palabras cuando recordé que Sebastian y Jimena se habían ido del lugar así sin más, lo sentí particularmente cobarde y ofensivo pero mantuve eso para mi, busque cambiar el tema rápidamente cuando me disparó una vez más, yo no lo noté ni lo habría hecho si él no me hubiera dicho, a saber con qué cara rara habré salido en la foto. 

 

–Así que… colección ¿Cuántas somos en ese club? Quizás podamos cobrar membresía– le dije con algo de ironía en la voz, no tiene cara de ser mujeriego pero al final del día es hombre, es apuesto y bohemio, seguro se las arregla bien con esas tres cositas. Me pregunta si es mi costumbre ser directa. –Soy directa con las cosas más obvias– dije, al final reconocer que alguien es atractivo es subjetivo, hay mucha gente que considera atractivo a Sebastian y yo no lo tocaría ni con el palo de una escoba. –Además estoy segura de que no sería la primera vez que escuchas algo así. 

 

No pude evitar abrir los ojos en una mezcla entre sorpresa y gracia cuando me pregunto de manera directa y un poco condescendiente sobre Andrea. Creo que es la primera vez que alguien siquiera piensa en nosotros dos como posible pareja, la familia de Andrea es asquerosamente rica y prestigiosa, su destino está (sino con Lucía) con alguien tan rica como él, nuestra amistad es una extraña anomalía, sin embargo solo asentí a sus preguntas.

 

–Así es, sólo somos buenos amigos. – dije muy segura –Y sí, es cierto que no estoy tan loca como Lucía, pero no te dejes engañar, puedo ser igual de obsesiva con la persona correcta ¿O quise decir incorrecta? –

Cargando editor
15/09/2025, 22:16
Daniel S. Bishop

El tono de Alex siempre tiene algo de desafío, una especie de electricidad que no sabes si va a encenderte una risa o a dejarte con la piel ardiendo. Cuando se rió de lo del “delincuente de buen corazón”, no pude evitar sonreír con ella; esa carcajada suya parecía llenar el espacio, ligera y desarmante, aunque yo sabía que llevaba un filo escondido en algún lado.

-Entonces es eso -le respondí, inclinando un poco la cámara hacia ella, como si apuntara de nuevo-. No posas, pero provocas. Y yo soy culpable de seguir cayendo en la trampa. Instintos criminales, supongo.

Me di cuenta de que en su manera de mirar había algo más que coquetería: era observadora, como si intentara descifrar qué diablos veía yo a través del lente que el resto no. Y por un segundo pensé que tal vez tenía razón: lo que a mí me quedaba grabado en el ojo no era exactamente lo que cualquiera más registraba.

Cuando la conversación giró hacia la barbacoa, asentí despacio, recordando el desastre con un gesto entre resignado y divertido.

-Sí… -dije, mientras le enseñaba una foto medio arruinada por la prisa de aquella noche-. No fue la velada más tranquila. Pero al menos tú encontraste la forma de redimir la carne al día siguiente. Eso es optimismo culinario, ¿eh? Imagino que Andrea estaría de un humor de perros. Aún no he podido hablar con él, pero supongo que no soy el adecuado para hablar sobre su ex... ¿O no es Ex aún?

Ella interrumpió sus propias palabras con un silencio pesado al mencionar a los que se fueron sin mirar atrás. Lo noté, claro que lo noté. La forma en que cambió de tema rápido era más evidente que si hubiera lanzado la frase completa al aire. Y justo cuando estaba por suavizar el hilo de la charla, me disparó.

Reí bajo, bajando la cámara y dejándola sobre la mesa.

-No llevo un registro formal -contesté con ironía- Y no, antes de que lo digas: no hay cuota de ingreso. Lo único que intento es atrapar momentos que se escapan. Y tú, Alex, eres particularmente… escurridiza. Fuera de bromas, tampoco es que haya podido coincidir contigo, pero… ¿Sabes? Quizá tenga que venir más veces al parque para que me cuentes más cosas sobre la telenovela Dinastía: Lucia y Andreas y el resto del elenco profesional.

Me sostuvo la mirada con esa seguridad suya, diciendo que era directa con las cosas obvias, que lo de llamarme atractivo no debía sorprenderme. Esa franqueza me descolocaba un poco, porque en otros labios podría sonar como un juego vacío, pero en ella se sentía real.

-No… no es la primera vez -admití, encogiéndome de hombros-. Pero sí es la primera que me lo dicen con esa mezcla de honestidad y peligro.

Cuando lancé la pregunta sobre Andrea, lo hice casi sin pensar, medio para provocarla, medio para medir su reacción. Y lo que obtuve me sorprendió: un “somos buenos amigos” dicho con convicción, sin titubeos, sin necesidad de adornar nada. La forma en que nombró a Lucía, con ese “loca” que más parecía una etiqueta de guerra que un insulto, me reveló que detrás había historias que apenas alcanzaba a rozar.

Sonreí, ladeando la cabeza.

-Obsesiva con la persona correcta… o incorrecta, ¿eh? -repetí sus palabras, saboreándolas un instante- Supongo que todo depende del ángulo desde el que se mire. Como una foto mal revelada: para algunos es un error, para otros, arte.

Hice una breve pausa y la miré más de frente, con menos máscara.

-Creo que tengo que irme.- Casi sentía algo de vergüenza al estar tan cerca de ella y hablar de todo así, con tanta naturalidad. Pocas veces se tenía la oportunidad de hacerlo, pero quizá me tomara por un tío como... Como... Bastian. Pero la  sonrisa de Alex seguía ahí, pero sus ojos parecían pesar más de lo que quería admitir. Y fue justo ahí cuando sentí que, si apretaba un poco más, si seguía tirando del hilo, acabaría cruzando una línea que no me correspondía.

-. Acabo de recordar que dejé mi trípode en el maletero… y con este viento seguro ya está rodando por medio del parking.- Sonó ridículo hasta para mí, pero lo solté con la naturalidad justa, como si realmente fuera una tragedia para un fotógrafo.

Le dediqué una media sonrisa, levantando un hombro.

-No quisiera interrumpir tu footing más de lo necesario… y, bueno, antes de que me denuncies por reincidente mejor me retiro con los crímenes ya cometidos.-

Guardé la cámara con calma, lo suficientemente despacio como para que entendiera que no me iba huyendo, sino dándole espacio.

-Oye, Alex… gracias por la charla. Y por no mandarme al diablo de inmediato. -Hice un gesto como de despedida, con la mano a medio levantar- Nos vemos en la próxima escena del crimen. O... cuando reveles las fotos en las que "te has colado sutilmente", y te hago un par de copias, si quieres.-

Cargando editor
17/09/2025, 00:58
Alexandra Valencia

 

Respondía diestramente a mis irreverencias, saliendo muy bien de lo que decía y devolviendo mis frases con algo aún más ocurrente, puedo decir firmemente que es alguien que te entretiene cuando hablas, supongo que eso lo hace más afable y popular de lo que podría esperar, me agrada muchísimo, una pena que todo durase tan poco. Me dió algunas excusas demasiado rebuscadas y yo solo pude mirarlo con algo de gracia ante ello, por lo que sonreí sarcástica y asentí, dejando solo frases como “sí, claro” y “ya entiendo” con el tono más condescendiente que en su vida había escuchado.

–Va, ya, si que me interesan esas fotos en las que me he colado “sutilmente” – le digo mientras hago comillas con los dedos de las manos. 

Casi se siente como si algo lo hubiera asustado y hubiera salido corriendo como perrito asustado, no se me ocurre alguna razón, no buscaba asustarlo ni nada parecido, no me considero alguien rara o escalofriante como para que huya de semejante modo pero es que sus excusas son tan inventadas que se me hace más fácil creer que algo más lo saco espantado de aquí. 

Antes de que se fuera lo detuve sosteniendo su muñeca, saqué mi móvil y lo invite a escribir su número para así poder agendarlo, habíamos coincidido en la barbacoa pero no significaba que tuviera su contacto ¿A donde enviaría las fotos si no tenía cómo contactarme?

–Te escribo luego, sí quiero esas fotos donde me he entrometido en tu paisaje, luego te paso mi correo y las envias por ahí, ya sabes, para que no pierda calidad la imagen.

Lo solté, de cierto modo liberandolo para que sea libre de salir corriendo nuevamente, miré la hora y calculé al menos una hora más corriendo antes de volver a mi habitación, me despedí del todo de Daniel y continué mi camino, contenta de ese pequeño encuentro, sin duda nos veremos nuevamente.