Partida Rol por web

Pequeños pecados

Ditch Plains

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03/08/2025, 20:37
Beatrice Baglieri

Abril 2025


Aunque aquel chico no sabía nada de surf, ella diría que las fotos no estaban quedando mal. No como para ponerlas en una revista deportiva, pero sí como un anunció de colonia o algo así. Sea como fuera, les servía para echarse unas risas.

Hubo algún momento que pensó que la tabla se partiría en dos o que él se rompería algo, porque se caía muy cerca de la orilla donde no había profundidad, pero por suerte no pasó nada de eso. La tabla, realmente, no importaba nada, era malilla y ella tenía mucho dinero, pero si el fotógrafo se rompía algo se sentiría muy culpable por haberle animado a hacer el tonto de aquella forma.

Al final, cayó cuan logo era en la orilla y eso le dolió hasta a ella. Dejó la cámara donde él tenía sus cosas y fue corriendo a ver si se encontraba bien.

- ¿Estás bien? - le preguntó, mientras cogía la tabla para que las olas no se la echaran encima y le hiciera daño.- Creo que necesitas practicar, pero tienes talento, o bueno, el valor suficiente para intentarlo.-

El pobre parecía como si le hubieran dado una paliza, seguro que se había tragado medio Atlántico.

- Han salido un par de fotos en las que "parece" que estas surfeando, así que podemos considerarlo todo un éxito-. Se quedó sujetando la tabla y esperando a que él se la desenganchara del pie. Ya se estaba haciendo realmente tarde y era hora de irse.

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14/08/2025, 00:03
Daniel S. Bishop

Abril 2025


El golpe contra la orilla me arrancó todo el aire de los pulmones. Por un momento, el ruido del mar se volvió un pitido agudo en mis oídos, como si el Atlántico (¿o era el pacífico?) me hubiera dado un derechazo. Sentía arena en la boca, agua en la nariz y una quemazón en la pierna por culpa del leash que me mantenía atado a esa tabla traicionera.

Me incorporé con una mueca, sacudiéndome el pelo empapado que me caía sobre la cara, intentando recomponer algo de dignidad. Me apoyé un segundo sobre la tabla para no parecer un náufrago recién rescatado. Notaba la sal secándose en la piel, tirante, y ese sabor metálico de haber tragado demasiado mar.

Me desabroché el invento del tobillo con manos torpes y, aun sin aliento, le lancé una media sonrisa, la clase de sonrisa que uno pone para fingir que todo estaba bajo control.

-Bueno… al menos no he roto tu tabla… ¿no?- Pasé una mano por el pelo, echándolo hacia atrás, y añadí con un tono entre serio y burlón -La próxima vez, me traigo ruedas.

El sol ya estaba bajando y pintaba la superficie del agua de naranja. Empezaba a hacer fresco, pues aún no era verano. La playa empezaba a vaciarse, y la brisa traía ese olor a algas y sal que siempre me hacía pensar que, aunque hubiera tragado medio océano, había valido la pena. Ella estaba ahí plantada con la tabla, como si hubiera nacido con ella, en un intento mejorado de parecer una Baywatch.

No pensaba en las fotos. Bueno, si lo hice. Quise decirla que me las enseñara, verla juntos... no. Eso sería estar demasiado cerca, y prefería conservar mi medio aliento que me quedaba para poder volver a mi casa, y no gastarlo en imaginarme cosas. Me levanté del todo, sintiendo cómo la arena mojada se pegaba a mis piernas. Ella no apartaba la vista y yo tampoco hice el intento.

-Supongo que… para ser mi primera vez, no ha estado tan mal -dije, aunque por dentro sabía que había sido un espectáculo digno de un vídeo viral.

El sol empezaba a bajar y la luz se filtraba detrás de su pelo mojado, dándole un halo casi dorado. Por un momento pensé en decirle algo ingenioso… pero lo único que me salió fue un susurro, casi como si no quisiera que nadie más lo oyera:

-Podría acostumbrarme a esto… a ti enseñándome, no a medio ahogarme, claro.

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14/08/2025, 08:21
Beatrice Baglieri

Abril 2025


Esperó a que se levantara y fue con él hasta sus cosas. - ¿Estás pidiendo que te de clases?- preguntó dubitativa, ya que no sabía si el chico lo estaba diciendo por quedar bien o porque realmente le interesase aprender a surfear ¿O estaba ligando? Lo último era lo más probable.

- Mira, si quieres realmente aprender surf, yo puedo presentarte al grupito que tenemos de iniciados que solemos reunirnos en esta playa para practicar. Entre todos creo que podemos echarte una mano. Hay algunos que también acaban de empezar, así no te sentirás tan torpe.

Un momento...- plantó la tabla de nuevo en la arena y dio una carrerita para coger el móvil de entre sus cosas que reposaban en la arena no muy lejos de las de Daniel. Volvió en el teléfono en la mano.- Me llamo Beatrice. Si quieres, dame tu número y te añado al grupo. Así verás a cuándo quedamos y podrás venirte.-

Notas de juego

Podríamos dejarlo ahí, si te parece, así encaja con lo que pusiste en relaciones. Que se vean de vez en cuando y le esté enseñando a surfear.

En el grupo de surfistas estará Bastian también, así que todo queda bien atado. Se lo pondré en relaciones.
 

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20/08/2025, 18:26
Daniel S. Bishop

Me sacudí la arena de los brazos y respiré hondo, intentando que no se me notara lo agotado que estaba.

-Vale, me has pillado -respondí con una media sonrisa. En la mirada se la veía dubitativa, pensativa, quizá. Seguro estaba a la defensiva, como antes, cuando me pregunto si tenía licencia. No podía negársele que tenía un físico envidiable. Tendrá que tratar con muchos moscones... como yo, ahora msimo. Aunque mi idea no era tanto ligármela como si conocerla un poco mas. -. Puede que haya un poco de las dos cosas: interés en aprender y… bueno, digamos que no me molesta la idea de que seas tú quien me enseñe. 

Saqué el móvil del bolsillo húmedo de mi mochila y se lo tendí. Al rozar sus dedos, me quedé un segundo más de lo necesario, como si ese gesto mínimo pudiera decir lo que aún no me atrevía a soltar en voz alta.

-Daniel -me presenté por fin, notando cómo el nombre parecía sonar distinto cuando lo decía frente a ella.

Dejé que guardara mi contacto y, al mirar el horizonte teñido de naranja por el atardecer, añadí con tono tranquilo:

-Supongo que entonces nos veremos pronto, profe.

Le dediqué una sonrisa antes de colgar la cámara al hombro y empezar a recoger mis cosas, llevándome conmigo esa extraña certeza de que, sin querer, acababa de abrir una puerta que no sabía a dónde me iba a llevar. Esperaba al menos no acabar ahogado.

Notas de juego

Fin aquí. Creía que ya había escrito, sorry. Y cerrar esto sin decirte al menos mi nombre...^^

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30/08/2025, 16:16
Beatrice Baglieri

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche


Ese nuevo curso escolar no había empezado muy bien que digamos. Pese a haber convencido a su hermano de irse a vivir juntos, seguían muy distantes, apenas se hablaban y cada uno iba a lo suyo. Además, la fiesta que había propuesto para que los amigos de ambos se conocieran y pasaran un buen rato, acabó siendo un desastre. Beatrice tenía momento en los que sentía que se estaba equivocando, que no estaba en el lugar correcto, que tendría que largarse de ahí e irse a vivir a Hawaii o a algún sito de esos en los que podría estar en el agua todo el día y no preocuparse de nada.

Lo del lunes no mejoró su estado de ánimo. Ahora parecía que alguien intentaba putear al pequeño grupo con el que se juntaba y se preguntaba si no era en parte culpa de ella ¿Y si su pasado la había perseguido e intentaba ahora destruir todo lo que había construido? Era improbable, pero no podía quitarse la sospecha de la cabeza.

Solo había una cosa que la animaba a no tirar la toalla y continuar en los Hamptons, y eso era los amigos que se había hecho durante el primer año. A unos más y a otros menos, pero a todos les había cogido cariño y empezaba a estar a gusto en su compañía.

De Daniel no se había fiado al principio, pero poco a poco le había demostrado que era de confianza, que no era un cabeza hueca y que tenía buen fondo.

Lo ocurrido en la fiesta mostró la verdadera naturaleza de todos. Algunos como Bastián, habían dejado claro que no tenían nada que ver con ella, y otros como Daniel, habían demostrado que sí que podía contar con ellos en tiempos difíciles. Beatrice agradecía mucho la forma en que se había comportado el fotógrafo tras el incidente con Lucía, y no solo eso, sino cómo se comportó en general. Había ganado muchos puntos a su favor y era por eso que fue al primero que avisó cuando decidió cambiar sus horarios de playa. No podía obligarle a cambiarlos a él también pero le había escrito con la esperanza que lo hiciera. Y por suerte accedió a quedar con ella el jueves, en vez del miércoles, como solía ser lo habitual.

Ese día estaban pues los dos solos. Por supuesto había más surfistas pero ninguno de sus conocidos. Cuando él preguntó sobre el cambio de planes, ella contestó que tenía nuevos horarios de clase y que no lo podía compaginar con los miércoles. Pero poco a poco, ola tras ola, Daniel fue viendo que aquello no era así. Ella evitaba hablar de Bastian ni de nada de lo ocurrido los días anteriores. Claro que tampoco era muy fácil entablar ese tipo de conversación cuando se estaba tragando medio habitat marino y dejaron el tema a un lado.

Después de un par de horas de intenso ejercicio salieron del agua agotados y hambrientos. Solían siempre tomarse algo con su grupo surfero, para recuperar fuerzas y charlar antes de marcharse a casa, y la costumbre les arrastró hacia la misma rutina; cada uno fue a su vehículo a quitarse el bañador mojado y poner algo seco y se fueron a un "chiringuito" cercano.

Ya eran asiduos y no les tardaron en servir en la barra las bebidas que habían pedido. Con ellas en las manos y un bolsa de patatas fritas para picotear y matar el gusanillo hasta la cena, se fueron a sentar en un banco cercano. Se hizo un momento de silencio incómodo porque no estaban acostumbrados a estar ellos solos. Bea se sintió entonces bastante culpable, consciente de que le había apartado del grupo solo por capricho. No estaba siendo muy justa ni con él ni con Bastian.

- Lo siento, no te he dicho la verdad...

En realidad, es que no me apetecía volver a ver a Bastian. Ahora que le conozco mejor, no puedo decir que me caiga bien. Pero tampoco es justo que tú no puedas ir con el grupo y que tengas que cambiar tus horarios solo porque yo quiera alejarme. Quiero decirte que lo entenderé si prefieres seguir yendo los miércoles.-

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30/08/2025, 20:58
Daniel S. Bishop

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche


- Así que, me has mentido- Di un sorbo lento a la bebida, intentando ordenar las palabras antes de abrir la boca.- Y yo que pensaba que era porque querías que te hiciera un retrato o algo así... - Bromeé.

El banco de madera estaba algo húmedo por la brisa del mar, pero no me importaba. Tenía la bebida en una mano, el paquete de patatas abierto entre nosotros, y la sensación de que la tarde iba a terminar siendo más interesante de lo que había imaginado.

Bea habló de golpe, como si hubiese estado aguantándose las palabras durante toda la sesión de surf, y su voz sonó con un temblor leve que no me pasó desapercibido.

Me quedé un segundo en silencio, no por falta de respuesta, sino porque la forma en que me lo dijo me hizo verla distinta. No como la Beatrice altiva y controlada que a veces parecía tenerlo todo calculado, sino como alguien que dudaba, que cargaba culpas que quizá ni le correspondían.

-Sabes… -empecé, dejando que mi acento australiano arrastrara un poco el tono- no me molesta haber cambiado el plan. Si te soy sincero, hasta lo prefiero. -La miré de reojo, y sonreí apenas, con ese gesto medio, tímido que me sale sin querer-. El agua está más tranquila los jueves… y tú también, creo.

Era una forma sencilla de tapar su nerviosismo, y que no necesitase explicar nada. No necesitaba revelaciones, ni excusas. Si ella decía que ese día y no otro... qué más daba. Por algo era mi amiga. Sentirse cómoda, y no juzgada por las cosas que hacía era labor de los amigos, ¿no?

-No tienes que sentirte culpable, Bea -añadí, esta vez mirándola de frente-. Si algo aprendí es que a veces hay gente que merece la pena tener cerca… y otra que no tanto. No creo que sea injusto que quieras elegir con quién compartes el mar. 

Un mechón húmedo de su pelo le caía sobre la frente, y sin pensarlo demasiado, extendí la mano y se lo aparté con suavidad. El roce fue breve, ligero, pero suficiente para que notara un pequeño cosquilleo en el estómago.

- Bastian es buen tío, pero le mueve más la acción, ¿sabes? Ir a subola. Y es demasiado mujeriego. Supongo que salir con él tampoco es mi estilo. -

Levanté mi vaso hacia ella, esperando que brindara conmigo, mientras el sonido del mar llenaba el espacio que las palabras ya no podían ocupar.

- ¿Hablarás con él?

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31/08/2025, 09:32
Beatrice Baglieri

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche


¡Qué poco conocía a Daniel y qué pronto lo había juzgado! Siempre había andado con muchas reservas con él, no porque fuera un ligón como lo era Bastian, si no por su profesión. Beatrice tenía muy mala experiencia con los fotógrafos y artistas en general. Como modelo, había sido humillada y vejada por más de uno, y no había conocido a ninguno que no tuviera el ego más grande que sus propias casas.

Pero desde el principio Daniel se había demostrado muy respetuoso. No la había vuelto a fotografiar sin pedírselo antes ni veía que usara eso de las sesiones de fotos para llevarse a las mujeres a la cama. Aquello la hizo recapacitar y pensar que quizás no fueran todos así, solo los de ese mundo atroz de donde ella ya había salido. Por eso había bajado la barrera y permitido que se acercara a ella. Y desde el día de la fiesta estaba más segura de que no se había equivocado.

Estar de esa forma, en relativa intimidad, les daba la oportunidad de conocerse mejor, de hablar de temas que delante de sus otros amigotes no se atreverían a sacar. Uno de ellos era lo que pensaban de verdad sobre la actitud del colombiano.

Bea se sorprendió ante el gesto de Daniel al recolocarla el pelo y se quedó un segundo congelada en el espacio tiempo, sin saber cómo reaccionar, pero su mente encontró una explicación rápida a los pocos segundos: quería consolarla porque la veía mal. Sí, era solo eso. Se volvió a relajar y contestó.

- He hablado con él, me lo encontré en el parking y cruzamos unas palabras. Le fui sincera y le dije que no estaba interesada en el tipo de amistad que él proponía. A mi no me va eso de un colega solo para el surf o para salir de copas y luego, si veo que me necesita, darle la espalda como hizo en la fiesta.

Además, está el tema de lo que le hace a su novia Paula. Vale que la chica no es tan buenecita como él la pinta, más bien parece una auténtica pécora, pero no creo que se merezca que su chico este flirteando con todo el mundo delante de ella.

¿Tú vives con Mena, no? ¿Es cierto que están liados? Él me ha dicho que no, pero no sé qué pensar la verdad. Aunque bueno, tampoco es mi asunto.- Ahora que había hablado de ello, se dio cuenta de que no sabía nada de la vida personal de Daniel, que le conocía bien poco. No quería que siguiera siendo así, quería saber más de él.

-¿Qué tal el compartir piso con Mena?- era difícil no pensar que no hubiera nacido atracción entre ellos cuando compartían tantos momento íntimos ¿Se habrían liado? ¿Estaría metiendo la pata diciendo lo de Mena y Bastian? Pero no, a Daniel le gustaba Emma y eso era descarado.

- ¿Y qué tal vas con Emma? Sabes, había pensado que Emma iba detrás de mi hermano, pero ya me he dado cuenta de que no, que la que va detrás es Alexandra, así que por eso puedes estar tranquilo, tienes via libre con la argentina. Aunque, no sé, me parece un poco -¿cómo decirlo sin ofenderle?- ¿pegada de sí misma? Creo que tú mereces algo mejor.-

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31/08/2025, 21:44
Daniel S. Bishop

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche


El aire salado de la playa todavía se pegaba a mi piel mientras la escuchaba hablar. La escuché con atención, sin interrumpirla. Me sorprendía que empezara a abrirse conmigo, y me gustaba esa confianza que parecía crecer entre los dos. Sus palabras sobre Bastián, sobre Paula, sobre todo ese enredo, pasaban por mi cabeza.

Me apoyé hacia atrás en el banco, dejando que la madera crujiera bajo mi peso, y la miré de reojo. Había algo distinto en ella hoy. Menos defensas, menos máscaras.

- Bastián… -empecé, llevándome la botella a los labios antes de seguir-, no me sorprende nada de lo que cuentas. Lo conozco lo justo y, aun así, ya me da la impresión de que juega a demasiadas cosas al mismo tiempo. Y Paula… -negué despacio con la cabeza—...flirtear delante de ella es una falta de respeto. Yo no podría.

El rumor de las olas golpeando la orilla llenó el hueco que dejaron mis palabras. Podría haberme quedado callado, pero había algo en su mirada que me arrastraba, como si me empujara a desnudarme un poco más, aunque fuera con frases sueltas. Así preferí adoptar una posición más cómoda: Me acomodé en el banco, tumbado, de manera que mi cabeza reposaba sobre una de sus piernas, como si tuviera esa confianza. Puse el botellín en mi frente como si fuera a hacer equilibrios, pero cerré los ojos.

Una manera de decir "estoy aquí, pero no intento nada, solo estar más cómodo". Aunque quizá ella lo interpretara de otra manera.

-No tengo ni idea de si Mena y Bastian están liados. Y si lo están, lo llevan de forma bastante discreta.-La miré con un ojo abierto, y una leve sonrisa- Lo nuestro es más como hermandad rara. Nos cuidamos, nos echamos broncas por quién deja los platos sucios y poco más. Nos llevamos bien. ¿Te puedes creer que cuando llego me hizo cambiar el sofá porque era viejo? Bueno, en realidad lo era, así que tampoco me costó tanto el deshacerme de él.

Hice un gesto distraído, como si tratara de quitarle importancia.

-Así que... tengo vía libre con Emma, ¿Eh?- solté una risa breve y algo nerviosa, cerrando los ojos de nuevo -¿Crees que debería decirle algo?- Negué con la cabeza y la botella cedió levemente. Por eso cogí con la mano y la sujeté de nuevo sobre la frente.- No sé quién ha dado por hecho que me gusta, pero no es así. Sí, me gusta picarla, de vez en cuando. Y sí, está buena. La doy un 10. Lo siento Bea, tú solo tienes un 9,5, pero al menos eres maja- Bostecé levemente. Se estaba bien a gusto así, sobre su regazo, pero yo no lo admitiría tan abiertamente.- Pero tiene un ego enorme. Y yo no sé si encajaría con alguien así.

Abrí los ojos, y me encontré con los ojos de ella... y la botella. Esa posición me hacía cruzar los ojos como si estuviera bizco. Y ver la boca de la botella entre medias del rostro de Bea, deformado por mirar tras el vidrio, me hacía cierta gracia. Cosas simples. Cosas agradables

-No busco nada, Bea. -me salió casi en un susurro-. Lo que sí sé es que no quiero algo fácil, ni alguien que esté por estar. Prefiero a alguien con quien hablar de verdad, que no me haga sentir como si solo fuera un adorno, o que me juzgue por si hoy llevó una camisa así o asá. Como... si estuviera posando todo el tiempo para una cámara. Supongo que no es lo mismo estar a un lado que al otro del objetivo.

La miré entonces, directo a sus ojos, dejando que el silencio se alargara un instante.

- Quiero alguien que me haga sentir… tranquilo. Solo eso.

No dije más. El ruido de las olas llenó el espacio entre nosotros, y por primera vez en mucho tiempo no necesité esconderme detrás de una broma o de la excusa de la fotografía.

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01/09/2025, 11:41
Beatrice Baglieri

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche


El mar conseguía transmitir calma a la italiana, y la visión de aquel hermoso atardecer, el olor salobre y el ruido de las olas rompiendo en la playa, eran más que suficiente para compensar sus sentimientos negativos y dejarla suave como un guante. Además, aquella inmensidad que se adivinaba en el horizonte, la recordaba que todo era pequeño en comparación, y que sus problemas solo tenían la importancia que ella quisiera darle.

La compañía también ayudaba. Daniel era tranquilo, sensato y al parecer tenían la misma opinión sobre muchas cosas. Quizás por eso no la importó que invadiera su espacio personal, aunque al principio se puso tensa. Cuando él se apoyó en su pierna, tuvo otro momento de conflicto interno. Sentía la imperiosa necesidad de quitarse y salir corriendo, por puro miedo, porque recordaba muy bien cómo pequeños roces habían terminado de formas muy desagradables sin que ella pudiera hacer nada al respecto. Pero el mar hizo su magia con ella y compensó ese miedo, dándola espacio suficiente para valorar aquel movimiento desde otra perspectiva que no fueran sus traumas pasados; eran dos amigos, estaban relajándose y abriendo su corazón, tenía que hacer un esfuerzo por superar sus reticencias al contacto físico y no esperar siempre lo peor.

Cuando por fin volvió a recobrar el equilibrio y se relajó, obvió por un momento su cercanía y su contacto, para centrarse en lo que estaba diciendo. - Se te va a caer...- comentó cuando vio que la botella zozobraba en su frente. Luego se recostó con los brazos abiertos sobre el respaldo del banco y sonrió mirando al mar.

Entendió que él no estaba buscando una relación de pareja en esos momentos, solo gente con quien se sintiera cómo, y eso justo es lo que quería ella. Sentía que, al contrario que la pasaba con Bastian, con él estaba en sintonía.  - Bueno, cada uno tiene sus gustos. A mi Emma me parece que tiene cara de ratón. Alex y Jimena me parecen más guapas, incluso la chica esa nueva, Olivia, la bailarina, esa es también más guapa que Emma. Pero si me fueran las chicas, de quien me enamoraría sin duda es de Nali. Puede que no tenga el tipo perfecto, o que su fondo de armario pueda ser considerado como un crimen contra la humanidad, pero tiene un corazón de oro, y una actitud frente a la vida que más quisiéramos muchos.

Ay, hablando de Olivia... Conocí a su hermana Ophelia el otro día ¡Son dos gotas de agua! ¡Pero de verdad! Hasta tienen el mismo patrón de pecas y mira que eso es raro - ella, como estudiante de biología, sabía cómo funcionaba lo de la herencia genética y aquello parecía más bien un clon de los que salen en las pelis de ciencia ficción. - A mi no me gustaría nada tener una hermana tan parecida a mi, creo. En el fondo todos buscamos sentirnos especiales y tener un clon caminando a tu lado, debe crear un problema de identidad importante. Aunque las dos son muy majas y no parece que las importe en absoluto, por lo menos no lo muestran de primeras...

Oye, Dan- bajó la vista al chico , y como él no estaba mirando, se detuvo un tiempo en repasar las duras líneas de su anguloso rostro. Siempre pensó que podría haber llegado a ser modelo. No podía evitar estudiar a la gente que conocía de esa forma ya que era en el mundo en el que se había movido la mayor parte de su vida. Algún día Daniel tendría que dejarse sacar fotos por un profesional, seguro que quedarían de miedo.- Nunca hemos hablado mucho sobre ti... ¿De dónde viene tu afición por la fotografía? ¿Y qué opina tu familia de que hayas elegido esa carrera?-

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02/09/2025, 20:58
Daniel S. Bishop

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche 


El calor de la arena aún se filtraba por el banco, pero lo que me mantenía ahí no era el sol, sino ella.

- Cara de ratón, jeh...- Eso me hizo gracias y empecé a reírme, tanto que tuve que sujetar la botella y finalmente dejarla vacía sobre mi vientre.- Creo que no voy a volver a ver a Emma igual, ¿sabes?

Tenía la cabeza apoyada en su regazo y el murmullo del mar parecía acompasarse con su respiración. La escuchaba hablar de Emma, de Olivia, de Nali… y aunque las palabras eran muchas, mi atención iba y venía, atrapada entre el rumor de las olas y la tentación de mirarla hacia arriba. Porque en cuando ella se relajó, abrí un ojo para verla y sonreír.

- Nali está bien, no la desprecies de esa manera. Da igual como se vista. Pero creo que tiene más interés en ti que en nadie-

Por fortuna o por desgracia, en la línea de mi visión se entraron sus pechos, que, vistos desde abajo, era una visión ciertamente celestial, al recortarse con el azul anaranjado del cielo. Cerré los ojos nuevamente, por respeto y porque... si me pillaba me cruzaría la cara, y con razón.

- Si, es guapa, la verdad.- Admití sobre Olivia.- Tendremos que ver si es una psicópata o si solo es una niña rica con cara pecosa. Pero a mí no me gustaría que hubiera dos Beas, la verdad. - Suspiré profundamente y me encogí de hombros.- Con una tendría que quedar los jueves y con otra los viernes, y la verdad... también tengo cosas que hacer, ¿sabes?- Bromee levemente torciendo mis labios en una tenue sonrisa. - ¿Y tú qué? ¿Quién es tu caballero andante? ¿Eli? ¿Em... Alvin?

Luego llegó ese tema. Muchas veces sabía que en las conversaciones conmigo se llegaba a ese tema: ¿Por qué soy fotógrafo? Y la verdad no era una historia bonita. Podría haberle dicho lo que a todo el mundo, una respuesta genérica y satisfactoria, pero supongo que estaba con la guardia baja, y sus palabras llegaban hasta mí como un susurro dulce y salado a la vez.

Abrí los ojos. No sonreía. Y me reincorporé en el banco, sin mirarla. Solo mirando al horizonte, y viendo como el sol empezaba a caer ya hasta la mitad de la esfera solar.

- Mis padres me odian.- Lo dije del tirón, convencido de ello. O posiblemente autoconvenciéndome de ello, pese a que no fuera del todo cierto.- O al menos, les hubiera gustado que fuera más como Eric.-continué, con una sonrisa amarga-. Ellos querían que fuera alguien más… sólido, serio. Yo solo quería quedarme con las imágenes, con los recuerdos, las cosas bonitas...- Desvíe la mirada con una sonrisa circunstancial en mi rostro hacia Bea. Lo hice sin intención ninguna, sin esperar que mis palabras fuera una indirecta, aunque en realidad lo pensara.- Mi primer cuadro importante fue una interpretación del cadáver de mi hermano colgado del techo, que ganó un premio escolar... y mi madre lo destruyo al llegar a casa. 

Silencio. El mar golpeaba despacio, como un compás lejano.

-Quizá tenían razón -añadí, mirándola fijo desde abajo-. No es la vida más estable. Pero es la que yo elegí. Hay cosas que deberían durar para siempre, y por eso... Bueno, la cámara hace una imagen exacta de lo que ves. Puedes sacar las copias que quieras, y jamás podrás destruirlas todas. Toda foto que hago tiene un valor para mí. Aunque solo sea... para mí.

No dije más. Solo dejé que la mirada se quedara suspendida en la suya, esperando, sin atreverme, a romper ese frágil equilibrio entre confesión y algo que todavía no tenía nombre.

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03/09/2025, 07:43
Beatrice Baglieri

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche 


Los dos rieron con el comentario de Emma, pero sin malicia. Ella le abrazó un momento la cabeza para que no le molestara demasiado el brusco movimiento del su cuerpo al reírse, luego le soltó con suavidad.

- A ver que no lo digo en plan mal. Yo me refiero a esas ratonas monísimas de Disney, con nariz respingona, siempre cabeza alta y boca de piñón, pero sí, cuando la miro me la imagino con bigotes, unas orejas enormes y pienso que va sacar los incisivos en cualquier momento para morder a alguien.

Y no me digas que desprecio a Nali- eso la había ofendido- al revés, creo que es así de buena y bonita por sus imperfecciones. La gente perfecta no mola, y cuanto más perfecto parece es que guarda más basura dentro.

Nah, Nali no me ve así. Ella sabe que no me gustan las chicas y me ve solo como una amiga. Respecto a Elijah, estoy convencida que es gay y está por mi hermano, pero que no sale del armario porque no está preparado. Creo que eso de capitán del equipo de futbol y la homosexualidad no son muy compatibles.

Pero mira, nunca se el ve liado con nadie y siempre está pendiente de Andrea. Y a Andrea también le van los chicos, eso lo sé porque le he visto liarse con alguno. Así, que blanco y en botella ¿no crees?

Aunque el otro día las gemelas me contaron que salían en citas dobles con ellos, pero que no pasaba nada, que solo iban de amigos los cuatro. Otro ejemplo más de que es gay.-

Estuvo a punto de darle un cachete cuando insinuó lo de Alvin. - ¡¿En serio?! ¿Me crees capaz de liarme con Cocodrilo Dundee? Alvin me gusta como amigo porque me hace reír y olvidarme de los problemas diarios, pero no me atrae ni como hombre ni su estilo de vida. No sé, yo pienso que para que funcione una relación tiene que haber tres componentes básicos; la confianza, el respeto y la atracción. Sin la atracción es solo amistad, sin la confianza o el respeto es solo un "enamoramiento" (crush).-

Estaba tan distraída hablando sobre temas "profundos" que se había relajado por completo, se había acomodado mejor y dejaba descansar una mano en el pecho de él. Pero el tema que ella misma sacó, sin intención de hurgar en ninguna herida, terminó haciéndolo y el chico se levantó repentinamente para desvelar algo oscuro de su pasado en un tono que denotaba el dolor que sentía por dentro.

Estaba mostrando un lado de él muy íntimo, un lado que, para Bea, explicaba muy bien los rasgos de su personalidad que siempre la habían intrigado; ese deje de nostalgia en la mirada, esa actitud serena y paciente, como si cargara sobre él un peso que le hacía tener los pies bien plantados en el suelo.

Escuchó sin interrumpirle pues sentía que faltaba algo más en su relato, hasta que por fin lo desveló; ¿su hermano se había suicidado y él lo había visto? ¡Eso debió ser brutal! No solo para él, claro, sino para toda al familia. No la extrañaba que después de eso la familia se hubiera roto.

Ahora entendía lo de su afición por el dibujo y la fotografía, eso lo explicaba todo. No era por hacer fotos a mujeres desnudas, como la mayoría de fotógrafos que conocía, sino era un intento por capturar el momento y que así no se le escapara como lo hizo su hermano. Aquello era hermoso pero a la vez demasiado triste.

Levantó una mano y la posó sobre su hombro para intentar reconfortarle. - No creo que tus padres te odien, Daniel- no les conocía pero se la hacía difícil creer que en realidad le odiasen ¿Qué culpa tenía él de que su hermano estuviera muerto?- es solo que no saben gestionar su dolor. A veces pagamos nuestra frustración con quien menos lo merece y más queremos- ¿Es lo que estaba haciendo Andrea con ella?

- ¿Puedo preguntarte, qué fue lo que pasó? ¿Por qué pasó?-

Bajó la mano que había puesto en su hombro y le tomó las manos para intentar darle fuerzas y que siguiera hablando. Quizás, si soltara todo lo que pasaba por su cabeza, se sentiría mejor.

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03/09/2025, 23:16
Daniel S. Bishop

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche 


Mezclando todo el peso de sus palabras con la calma del mar que nos rodeaba, sentí un nudo en la garganta al escuchar a Bea. Su tono no era inquisitivo ni cargado de juicio; había en ella un interés genuino, un intento de sostenerme sin quebrarme más.

Tragué saliva y miré al horizonte un instante, buscando recomponerme antes de hablar. El reflejo del sol en el agua me devolvía una luz cálida, casi cegadora, y de repente todo parecía más pequeño de lo que sentía en el pecho.

-Eric...-empecé, sin atinar todavía a poner palabras exactas -. Éric… se suicidó cuando yo tenía trece años. Lo vi. Lo vi antes de que llegara nadie más. Y… -mi voz se quebró un poco, obligándome a respirar hondo. .- y nada volvió a ser igual después.- Esto era algo que nadie más sabía. Jamás se lo había contado a nadie- Creo que se suicidó porque... era gay, y mis padres no lo aceptaba. 

Sentí sus manos cálidas sobre las mías y un ligero apretón que me ancló al presente. No sabía si eran las palabras o simplemente su presencia, pero algo en ella hizo que dejara de temblar.

-No es que me odien -continué, un poco más firme-. Es que no supieron lidiar con el dolor. Yo… tampoco supe cómo hacerlo. Y me fui cerrando, a veces demasiado. Por eso, dibujo, por eso fotografío. Porque si no, todo se me escapa, y lo que más duele no vuelve jamás.

Miré sus ojos por un instante, intentando descifrar su mirada. Había compasión, sí, pero también una especie de entendimiento que me resultaba imposible de rechazar. No era lástima; era como si estuviera ofreciéndome un refugio, sin exigencias, sin preguntas que me hicieran sentir débil.

-Gracias -susurré finalmente.

El sonido de las olas y el viento parecía acompañar mis palabras, y por primera vez en mucho tiempo, no sentí que tuviera que esconder nada. No del todo, al menos. 

- Pero... no hablemos de cosas tristes. - Sonreí, circunstancialmente, como siempre que intentaba alejar de mí la pena. Pero sobre todo para que nadie sintiera lástima por mí. No me gustaba aguarle la fiesta a nadie. Le di un último trago a mi bebida y la dejé en el suelo.

Bajé la vista un segundo y ahí estaban nuestras manos juntas. No era que su mano estuviera encima de la mía, era que nuestros dedos se había entrelazado... solos. Quizá yo la había agarrado sin querer. ¿Por qué? Vi sus tatuajes y no quise deshacer ese lazo, hasta que finalmente, quizá por no querer incomodarla, retiré levemente mi mano.

- Háblame de ti. ¿Qué hace una italiana tan lejos de casa? O de tus tatuajes. ¿qué significan?

 

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04/09/2025, 12:34
Beatrice Baglieri

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche


-Vaya...- dijo apenada. Demasiadas veces había escuchado esa historia sobre adolescentes deprimidos que cometen la locura de quitarse la vida porque no ven otra salida. Era algo demasiado común y real, pero no dejaba de ser triste y aterrador. - Lo siento, Dan.- No encontraba las palabras adecuadas pero porque tampoco había mucho que decir ¿Qué podía decir, que él no tenía la culpa? ¿Que no podría haber hecho nada para cambiarlo? Por muchas veces que la gente le dijera eso, seguro que no se lo creería. Bea se ponía en su posición y sabía que estaría atormentada el resto de su vida pensando que podría haber hecho algo más por evitarlo.

De nuevo se hizo un silencio algo incómodo, acrecentado por el hecho de que se estaban dando las manos y que la sensación de que producía era extraña y confusa; por un lado era agradable, la gustaba su tacto, la complicidad que nacía entre ellos y el afecto, pero por otro... Otro despertaba recuerdos que deseaba borrar de su mente: La manos de muchos hombres a los que ella no quería, tocando su cuerpo como si fuera un objeto que les perteneciera, y ella lo odiaba, se sentía asqueada y aún así debía complacerlos. Iba a quitarlas cuando se dio cuenta que él estaba mirando sus tatuajes, así las dejó un poco más para que pudiera estudiarlos, obligándose a que sus traumas y vida pasada no afectara a su vida actual. Al final fue él quien rompió el contacto y ella retrajo las manos hasta su regazo.

No quería hablar de nada triste así que mejor no contarle como era su vida de verdad. - Pueeeess...- alargó la palabra mientras pensaba qué podía contar que no sonara mal. - Bueno, aunque mis padres sean de Florencia, vinimos cuando éramos, Andrea y yo, pequeños, así que realmente somos más americanos que italianos. Al menos yo. Él, como se crio con la familia pues se le ha pegado más la raíces italianas.

Yo fui modelo, y me llevaban por todo el mundo para hacer pases y trabajos varios, desde los seis años. Por eso no tengo ningún acento italiano, como mi hermano.

¿Los tatuajes? Bueno, algunos son porque me gusta como quedan simplemente, otros porque me dan fuerza cuando me encuentro de bajón. No sé, un poco supongo como tus imágenes; no solo dibujas o fotografías porque te parezcan hermosas ¿no es así? si no también porque representan algo importante para ti.- Si tenía que hablar de cosas alegres, el tema de sus tatuajes no era el más adecuado pues muchos de ellos se los había hecho en momento en los que pensaba que no podía más y aquello había sido un grito de ayuda que nadie pareció escuchar. Si había salido de aquello, fue por ella misma, nadie la había ayudado. En realidad solo sabían por lo que había pasado los que se lo habían hecho. Era un secreto que pensaba llevarse a la tumba.

- Bueno, no es justo que tú puedas ver mis tatuajes y yo no pueda ver tus dibujos y tus fotos ¿no crees?- se giró hacia él con una sonrisa, intentado ahuyentar la nube negra que parecía cubrirles a ambos en aquel momento -¿Cuándo me vas a invitar a tu casa a verlos? Sí, sí, me estoy autoinvitando, si a Mena no la importa. Al fin y al cabo tú ya conoces mi casa así que me lo debes...-

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05/09/2025, 23:12
Daniel S. Bishop

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche


- Vaya, así que modelo. Ahora entiendo por qué aquel día en la playa casi me echas de allí.- Sonreí- No debía ser fácil. Dicen que las niñas tipo Miss Little Sunshine suelen terminar rotas. ¿Qué tal te fue a ti?

La voz de Bea, ligera, pero firme, me devolvió al presente después del silencio que había caído tras mis palabras sobre mi hermano. Sonreí débilmente, intentando que mi expresión transmitiera algo más que simple asentimiento: quería que sintiera que comprendía, que estaba ahí para ella y que podía confiar en mí, aunque no dijéramos mucho más.

-Tienes razón -dije, dejando que mis ojos recorrieran sus tatuajes con respeto y admiración- Imagino que cada uno de ellos cuenta algo, como tus historias, tus momentos. Y sí, mis fotos, mis dibujos… también hablan de cosas que a veces no sé cómo decir con palabras. Son fragmentos de recuerdos, de emociones que no puedo sacar de otra manera.

Me giré un poco hacia ella, dejando que la luz del atardecer iluminara mi rostro, y añadí con un toque de complicidad y algo de timidez:

-Aunque no sé si son tan interesantes como tus tatuajes… pero te prometo que si vienes a casa, tendrás un tour completo por mi “museo personal”. Cada foto, cada dibujo… tiene un pedazo de mí que normalmente no dejo ver.

La miré mientras su sonrisa iluminaba su cara, esforzándose por mantener la ligereza del momento, y sentí una especie de paz extraña.

-Y no te preocupes por Mena -continué, con un pequeño guiño-. No va a importarle. Tu autoinvitación tiene categoría de decreto oficial, y sabes que las reglas en mi piso son flexibles cuando se trata de gente de confianza.

Tomé un sorbo de mi bebida y dejé que el sonido de las olas llenara los silencios cómodos entre nosotros. Era raro, pero agradable, poder compartir un espacio así con alguien, sin medir cada palabra, sin miedo a ser juzgado. Un lugar donde podíamos ser un poco más nosotros mismos, incluso sin hablar demasiado.

-Además… -dije bajando la voz un poco, casi como si fuera un secreto que solo ella podía escuchar-, así tendré excusa para enseñarte cosas que normalmente no muestro a nadie. Cosas que guardo solo para quienes saben mirar de verdad, no solo ver.

Dejé que mis manos descansaran sobre la madera del banco, sintiendo la textura áspera y fría mientras mis ojos se encontraban con los suyos. Había algo en cómo la luz del atardecer se mezclaba con su presencia que hacía que todo pareciera menos complicado, más llevadero. Me sentí agradecido por ese instante, por la tranquilidad que nos rodeaba, por el hecho de que, a pesar de todo, estábamos compartiendo un espacio seguro y genuino.

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06/09/2025, 07:48
Beatrice Baglieri

Jueves 28 de Agosto, tarde-noche


Al ver que Daniel no quería volver a tumbarse, replegó las piernas y se abrazó las rodillas. - No fue fácil- la parca respuesta a la pregunta sobre su infancia denotaba que no quería hablar de aquello.

En aquella postura, volvió a dar un trago de su Fanta que pese, a que ya no estaba tan fresquita, sentaba bien, sobre todo para cortar el hilo de pensamientos que sabía que no llevaban a ninguna parte.

El último comentario de él la hizo reír y atragantarse con la bebida. Después de toser un par de veces y recomponerse, miró divertida al australiano; - eso suena a psicópata total, Dan. 'Mira te voy mostrar mis herramientas de tortura medievales'...-intentó imitar un a voz graciosa y aguda como si fuera un diablillo.

- Nah, es broma- el fotógrafo no parecía de esos- el que sí lo parece es mi hermano, la verdad.- Era quizás el vivir con Andrea lo que la había llevado a esa idea. -¿Sabes que tiene un cuarto en el garaje que lo tiene cerrado y no nos deja entrar a nadie? - se notaba que se moría de curiosidad por ver qué había dentro, pero por respeto a él no lo había intentado. - Y bueno, ya viste que nuestros cuartos tiene una cerradura electrónica... Eso fue idea de Andrea. La cerradura la puede abrir desde el teléfono y solo abre su cuarto a las horas en las que va la de la limpieza. Te aseguro que a veces mi hermano me da miedo. Si no fuera porque le quiero y sé que a mi no me haría nada, creo que ni me acercaría.

Pero tú no tienes ese aura oscura que tiene él, tú, aunque se te ve triste, no sé, pareces alguien en el que se puede confiar plenamente, sin dobleces. Me gusta como eres Dan, sincero y tranquilo.- Ahora le miraba con calidez, sorprendida por lo a gusto que se sentía y por algo más que no se atrevía a explorar.

Terminó su bebida del siguiente trago y bajó las piernas, algo incómoda por haberle dicho todas aquellas cosas y haberse expuesto más de lo que hubiera querido, pero es que con él era tan fácil dejarse llevar. - Bueno, creo que deberíamos volver a casa o nos comerán los mosquitos.

¿Qué día quieres quedar? Yo el sábado me voy a ver caimanes con Nali y Alvin - o algo así- pero tengo libre el domingo si a ti te viene bien. Tú dirás.-

Notas de juego

por mi parte, escena cerrada ^^