Partida Rol por web

He estado preguntando a nuestros hermanos, los que habían rodeado la villa - empezó señalando con el mentón al grupo de caballeros que se toparon con los de Sanguinalia al inicio de su avance - no he podido sacar mucho, pero parece que gozan de buenos números, al menos teniendo en cuenta de que hablamos de Fuerte Bacalar - carraspeó - dicen ser ciento quince caballeros de pleno derecho y unos veinte reclutas, además, la milicia son tres compañias de unos quinientos. Han tenido bajas en este asalto, pero no supo decirme.

Jorge asintió agradecido por la información, con los números podrian estructurar bien que queda atrás y que avanza al frente.

A Escribar las sutilezas tácticas se le escapaban, pero no estaba del todo seguro de que tuvieran nada atado en firme que entregar al líder de Bacalar, que era lo que les había exigido a cambio de ceder en su postura. Por eso se tomó la libertad de intentar centrar la atención en ese hecho, aunque sin ser demasiado explícito, buscando que sus compañeros (especialmente aquellos más tácticos) se centraran de nuevo en ello.

-Entonces, ¿qué plan se le va a ofrecer a Don Arellano para avanzar conservando lo ganado?

Francisco les puso al corriente de sus averiguaciones sobre los números con los que contaban los caballeros de Bacalar. Pese a ser el fuerte menos poblado, aquellas eran unas cifras decentes, y eso sin contar la milicia levantada entre los villanos. Bien, aquello era algo con lo que podrían trabajar.

—Necesitaremos cubrir la mayor distancia posible si queremos acudir cuanto antes en ayuda de los de Jagua, por lo que cualquiera que no cuente con una montura deberá permanecer para la defensa de Bacalar y su territorio. Dejaremos atrás a toda la milicia, a los reclutas, y a quince caballeros bajo el mando de quien designe el Maestre Arellano, y partiremos lo antes que podamos con el centenar restante. Una vez unamos fuerzas con los caballeros del don Figueroa, no habrá fuerza enemiga que pueda hacernos frente, por mucha muralla tras la que se escondan.

Ordoño escuchó el plan definitivo y asintió a la palabras de su hermano de armas.

—Cien caballeros... qué fuerza más formidable, diablos. Esos hi de mil demonios no saben lo que se les viene encima.

Rio con ganas en una mezcla de emoción y tensión ante la imagen que se le había formado en su mente.

—¿Qué tal si descansamos hoy, celebramos con nuestros hermanos el reencuentro y partimos mañana al alba?

Tres años sin ver a antiguos camaradas eran muchos años. Quizás, esta era la última vez que iba a poder ver a la mayoría de ellos, si es que ganaban, y si él mismo sobrevivía a la cruzada que estaban llevando a cabo. Estaba convencido de que había que aprovechar la ocasión.