Partida Rol por web

Un tos burbujeante de sangre sacude regularmente al Dindavara mientras continúa adelante, gracias al apoyo de su compañero.

Areth... - susurra Yi Fan - ... no te asustes, pero creo que me estoy muriendo...

Pero poco hay que puedan hacer en estas condiciones. ¿Enfrentarse a los guardias? Quizas hace unas horas ambos hubieran sido capaces de acabar con ellos rápidamente y en silencio antes de huir a toda velocidad, pero no ahora ni en estas condiciones en las que se encuentran los dos.

Y sin embargo un calabozo no parece el mejor lugar para descansar sino más bien un lugar donde agonizar hasta morir...

Resignados, acompañáis a los guardias hacia un cuartel de los Barrios Medios. Cuando llegáis allí, Areth piensa que le resulta familiar el lugar, pero tras varias semanas en el territorio Truil no podría asegurarlo.

Los dos guardias os "escoltan" hasta el interior y, en una sala en la que se reunen otros miembros de la guardia, os piden que entreguéis vuestras armas.

- Eso no será necesario - dice una voz al fondo. En una pequeña puerta, el oficial de mayor rango del cuartel os mira con atención. - Conozco a estos dos hombres - asegura. Areth, efectivamente, recuerda haber visto a este guardia cuando Emma le sacó de la prisión, pero Yi Fan está bastante convencido de no haberle visto en su vida.

- Señor, - dice uno de los guardias - estos vagabundos estaban en los Barrios Centrales, prácticamente cubiertos de sangre...

El sargento observa al guardia.

- Gracias por traerles aquí, soldado, pero yo me encargo a partir de ahora - asegura con tono autoritario. Los dos guardias os sueltan y el oficial os hace un gesto para que os acerquéis a su despacho. - Caballeros, si son tan amables de acompañarme...

Sigo al oficial con toda la dignidad que me dejan mis piernas temblorosas. Una vez en el despacho del oficial, con la puerta cerrada, le hablo.

-Capitan, mi compañero está herido. Le ruego que por favor le proporcione algún tipo de cuidados. 

Tampoco es que yo esté ahora para bailar una danza popular. -"Pedid, y se os dará", decía el gran espíritu. Esperemos que el gran espíritu tenga razón...

El oficial mira a Yi Fan con gesto de preocupación y luego desvía su rostro hacia Areth. Efectivamente, el dindavara está mal herido, pero el estado del mercenario uld no es mucho mejor.

- Lamentablemente, proporcionarles ayuda médica no está dentro de mis posibilidades - afirma el hombre cerrando la puerta. - Sin embargo, tal vez Asceltis pueda ayudarles, como, si no me equivoco, ya ha hecho en el pasado... - añade mirando a Areth con un gesto de reconocimiento.

Tal y como sospechábais, el oficial trabaja para Asceltis. Una vez más, la extensa red de contactos y de agentes de la misteriosa mujer acude en vuestra ayuda. Sin embargo, después de tanto tiempo, sabéis que los nombres en los que Asceltis parece confiar se pueden contar con los dedos de una mano y, por lo que habéis visto, creéis que hasta cierto punto podéis contaros entre ellos.

- De hecho, tengo un mensaje para ustedes de su parte - dice dirigiéndose a una puerta al otro lado de su despacho. - Les está esperando en vuestro lugar de reunión habitual - añade con indiferencia. - Sea donde sea eso... Por mi parte, sólo puedo asegurarles un trayecto seguro hasta la Periferia - dice mientras abre la puerta, que da a un callejón lateral - o, mejor dicho,  un trayecto libre de más intervenciones por parte de la Guardia.

Se le nota algo incómodo, impaciente mientras espera que os vayáis, como si estuviese incómodo por dejaros ir de allí actuando muy al margen de la ley.

Yi Fan escucha al oficial apoyado en una pared del despacho y haciendo tremendos esfuerzos por mantenerse lúcido cuando todo su ser le dice que se deje llevar por la inconsciencia. Las viejas enseñanzas y el orgullo son lo único que le mantienen en pie: Nunca aparentes debilidad, nunca.

Ahogando un gemido, se separa de la pared y se dirige a Sömersen, sintiendo como las piernas apenas le sostienen. Detrás suyo, allá donde se ha apoyado en la pared, ha quedado una mancha de sangre.

No le molestaremos más, oficial Sömersen... Parpadea, enfocando su mirada vidriosa en el contacto de Asceltis.

Aunque si pudiera proporcionarnos una palangana con agua para lavar nuestras heridas y algunas ropas para ocultar nuestro actual aspecto quizás pudieramos irnos sin levantar más sospechas de las necesarias...

El hombre frunce el ceño. Evidentemente no le hace mucha gracia teneros allí más tiempo del imprescindible. Se dirige hacia un armario y de él extrae dos capas con las que podréis cubriros completamente.

- Llamaréis la atención de todas formas - dice con voz seca. - Nadie se cubre tanto en esta época del año. Pero ciertamente, mejor así que cubiertos de sangre seca... - Y no tan seca, pero parece obviar el detalle para evitar que os limpiéis las heridas. Bastantes explicaciones va atener que dar ya.

Os cubrís finalmente y salís a la calle. El "lugar de reunión habitual" debe ser, casi sin ninguna duda, el Grifo Ardiente. Yi Fan ha vivido suficiente tiempo en esa posada como para poder moverse hasta allí por calles poco transitadas. Después de todo, no es el primer duelo que tiene en ese jardín, aunque pocas veces ha estado tan malherido como hoy.

Apoyándoos el uno en el otro, llegáis a la taberna. Una vez más la encontráis vacía, salvo por la figura de Asceltis que os espera allí. Como siempre, de espaldas a la puerta: parece ser que encuentra divertido plantear un desafío a cualquier asesino que tenga la intención de acabar con ella.

- Tal y como respiráis, no parece que vayáis a tener muy buen aspecto - dice mientras se levanta y se gira para recibiros. Por un momento se queda parada, revelando la sorpresa al veros a los dos tan malheridos. Que recordéis, es una de las pocas veces en las que la mujer ha dejado entrever sus emociones detrás de la máscara. - Sentaos, - dice finalmente mientras ella se acerca a la barra. - Contadme que ha ocurrido.

Asceltis llena una palangana con agua, echa unos trapos limpios en ella y se acerca a vosotros. Cuando llega junto a Yi Fan, deja las cosas en la mesa y con un gesto le indica que extienda el brazo izquierdo.

- Súbete esa manga - le indica. - O quítate la túnica, si lo prefieres. - Os mira de arriba a abajo y niega ligeramente con la cabeza. - Me alegro de haberle dicho a Emma que os llevase esas armaduras de cuero - dice. - Tal vez os hayan salvado la vida.

Con cuidado, empieza a limpiar la sangre del brazo de Yi Fan.

- Los dos estáis heridos, así que entiendo que el enfrentamiento con Novak fue algo más que un duelo uno contra uno - comenta. Al parecer estaba perfectamente informada de la sugerencia de Henry. - ¿Qué ha pasado? - pregunta una vez más.

Miro cómo Asceltis empieza a curar el brazo de Yi Fan sintiendo un momento de alivio por mi compañero. Sin embargo, eso hace que sea aún más consciente de mis propias heridas.

- Esos dos cabrones eran más duros de lo que parecían - le digo a la encapuchada. - Les llevamos a ese patio de los duelistas - no tengo ni idea de cómo se llama en realidad - y acabamos con ellos allí.

Consigo encogerme de hombros mientras resumo, pero luego recuerdo algo que me hace maldecir y me esfuerzo por seguir hablando mientras bebo cerveza de la jarra que Asceltis ya tenía preparada.

- Esa maldita cría, Hannah... Desapareció después de decirnos quién era Novak en la Plaza del Consejo. Nos habría venido bien su ayuda. - Espero una respuesta antes de maldecir más aún a la chica. - Cuando salimos nos detuvo la guardia, aunque parece que uno de sus oficiales estaba sobre aviso y nos dio tu mensaje

Asceltis escucha a Areth y asiente en un par de ocasiones, pero es a Yi Fan al que observa con atención, no tanto al brazo que está curando como a los ojos del dindavara.

- Henry os dijo que Novak era un duelista experimentado - dice, asumiendo correctamente que la información que le había pasado a su secuaz había sido transmitida según sus instrucciones. - Pensé que sería Yi Fan quien se enfrentase a él sin que tú intervinieses, por lo que Hannah tenía instrucciones de no dejarse ver - explica observando la reacción del dindavara. Meses atrás, Yi Fan no habría permitido que nadie se inmiscuyese en un duelo pero, como tantas otras cosas en el dindavara, parece que eso también había cambiado.

Seca con cuidado el brazo del dindavara y saca un ungüento de su cinturón, que empieza a aplicar en las heridas.

- Efectivamente, Sömersen estaba informado de lo que iba a ocurrir. No podía permitir que corrieseis aún más riesgos por la calle - afirma volviéndose hacia Areth. - Sin embargo, el nivel de compromiso del guarida con nuestra causa siempre ha sido... limitado - dice tras buscar la palabra adecuada durante unas décimas de segundo.

Cuando termina de aplicar el potingue a Yi Fan saca una venda de algún lugar de sus ropajes y empieza a cubrirle el brazo.

- Pese a todo, dos de los grandes maestros del gremio de asesinos han caido hoy y el tercero tardará un tiempo en recuperarse. Lo suficiente como para que no suponga una molestia para nuestros planes mañana. - Con el brazo de Yi Fan perfectamente curado, se levanta y se acerca a Areth. Tras observarle un momento, le pide también que se suba la manga del brazo derecho, donde tiene los cortes más graves.

- Pero me estoy adelantando - dice mientras empieza a curar a Areth de la misma forma que antes hizo con el dindavara. - Antes de eso, supongo que querrás visitar el despacho de Novak, ¿no es así, Yi Fan? - pregunta. Con  un movimiento rápido, coge un objeto metálico y lo desliza por la mesa hacia él. Una llave. Por el tamaño parece lo suficientemente grande como para abrir la puerta de una casa. - En los cajones de su escritorio encontrarás los papeles que estás buscando.

Yi Fan recoge la llave que casi le cuesta la vida y la guarda en un bolsillo de su cinto. Aunque a pesar de los cuidados de Asceltis puede estar seguro que sus heridas no empeorarán, su estado le reclamaría descanso durante varios días, sino semanas. Pero aún así pretende visitar la residencia del malogrado Novak en cuanto se ponga el sol.

¿Dónde está la casa a la que pertenece esta llave? Pregunta a Asceltis.

Asceltis termina de curar el brazo de Areth y toma asiento en la mesa. Mientras lo hace, saca un plano de la ciudad y señala una localización en los barrios medios.

- La casa de Novak está aquí - indica a Yi Fan. - Su muerte debería ser ya conocida, así que es improbable que haya mucha gente vigilándola. Aún así, si piensas ir allí deberías tener cuidado... Recuperarás el movimiento del brazo en pocas horas, pero aún así no estás en condiciones de meterte en líos.

Se echa un poco hacia atrás, apoyándose en el respaldo mientras os mira desde detrás de su máscara.

- Lo que me recuerda que necesitaréis estar al corriente de mis próximos movimientos si queréis evitar salir de esta. Gracias a vosotros, los Grandes Maestros del gremio de asesinos han caido... - asegura. - Pero aún hay que cortarle la cabeza a la Serpiente. Mañana me adentraré en la sede de los asesinos para acabar con su líder, el Sin Rostro. - De su túnica saca el medallón que recuperásteis de los Yermos, que brilla con una profunda luz de tonalidad marrón, similar a la que vió Yi Fan cuando fueron a investigar el funcionamiento del artefacto. - Para eso necesitaré esto y, cuando acabe, te lo devolveré como acordamos para que puedas cumplir tu promesa de destruirlo - informa a Yi Fan.

Mira a Areth un momento.

- Pero hay más... La relación que mantenía con Alder ha concluído finalmente. Tras años colaborando ha recibido el pago que le había prometido... - Frunce el ceño ligeramente. - Desgraciadamente, me temo que eso hará que la situación en la cuidad se vuelva bastante... candente... durante el día de mañana. Ese hombre tiene deudas pendientes y nada le impedirá intentar cobrárselas.

Tendremos cuidado. Asegura Yi Fan mientras se esfuerza en memorizar la situacion de la residencia de Novak.

Pase lo que pase, deberian ser capaces de terminar con el registro esta noche, antes del dia siguiente, cuando las cosas se pongan dificiles. Eso les deja unas pocas horas para descansar.

Ten cuidado tu tambien. Dice a la mujer del velo antes de retirarse a su habitacion a esperar que caiga el sol....

- ¿¡Deudas pendientes!? - exclama Areth. - Claro, ¡le debe al mundo una indemnización por existir! - Añade con cierto rencor en su tono de voz.

Se sirve una jarra de cerveza y le da un largo trago mientras Yi Fan se levanta.

- ¿Quieres que te acompañe luego? - le pregunta al dindavara mientras le da un largo trago. Ahora mismo, la bebida le sentará mejor que un par de horas de sueño.

Asceltis asiente en respuesta a Yi Fan, pero se vuelve hacia Areth cuando habla del enorme hombre tatuado.

- Tal vez esta vez intente abarcar más de lo que puede morder - le dice Asceltis crípticamente. - Pero no es de vosotros de quien quiere venganza, así que os recomendaría no inmiscuiros en su camino. Ahora mismo, su determinación le convertiría en un enemigo difícilmente asequible para vosotros solos en vuestro estado actual... - añade en referencia a vuestras heridas.

Mira como Areth se sirve la cerveza en lugar de subir a descansar como Yi Fan y espera sentada, asumiendo que el guerrero querrá hablar algo con ella mientras tanto.

El Dindavara asiente al guerrero. 

No esperaba menos de ti, Areth, a pesar de que hoy has vuelto a jugarte la vida a mi lado. Dicho lo cual comienza a subir las escaleras hacia su habitacion de la parte superior de la posada.

Gracias, amigo...

Asceltis te mira seriamente mientras bebes.

- Mañana será peligroso para ti estar aquí - dice finalmente. - Alder no es tu mejor amigo y, si sale vivo de su venganza, podría plantearse seguir cobrándose deudas... Afortunadamente, lo primero es bastante improbable, pero aún así, si te cruzas en su camino podría decidir conformarse con una revancha menor...

Se levanta de la silla y se da la vuelta un momento.

- Por otro lado, si Yi Fan y tú venís conmigo, no voy a poder garantizar vuestra seguridad. Mi misión es complicada, acabar con uno de los mejores asesinos que jamás ha pisado esta ciudad, así que no puedo preocuparme por nada que no sea esa tarea.

Te deja bebiendo mientras se dirige a la entrada.

- Decidas lo que decidas, ten cuidado, pero deberías plantearte irte del Uldnacht.

Yi Fan sale de su habitación y se encuentra a Areth dormido encima de la mesa. Asceltis no está en ningún sitio y parece que la taberna está vacía. Mientras baja las escaleras, el guerrero uld se sobresalta con el sonido de los pasos del dindavara, levantándose bruscamente y echando la mano a la empuñadura de su espada.

Al reconocer a Yi Fan, asiente y se levanta, dispuesto a seguir a su compañero hasta la boca del infierno. Hace unos meses, cuando Areth entró por primera vez en este local, pocos habrían podido anticipar la relación que iba a surgir entre estos dos hombres, pero ahora eran mucho más que meros camaradas de armas luchando por dinero o favores de una mujer encapuchada y su misteriosa organización.

Sin necesidad de palabras, recogen su equipo y se dirigen a la salida de la taberna. El descanso y el ungüento de Asceltis parecen haber hecho algo de efecto, aunque no hayan curado por completo sus heridas. A pesar de no estar en condiciones de asumir demasiados riesgos, los documentos de Novak son suficientemente importantes para Yi Fan como para merecer la pena el riesgo.

Salís a la calle y atravesáis las ya familiares callejuelas de la Periferia. Probablemente sea la parte más dura de la ciudad, pero es al llegar a los barrios medios, donde la guardia empieza a patrullar las calles cuando os empezáis a sentir incómodos. Pese a todo, llegáis a la dirección que os ha dado Asceltis sin ningún altercado y os paráis a una manzana de distancia, observando a vuestro alrededor.

La casa no tiene nada en especial con respecto al resto de los pisos de esta zona. Es una casa individual, propia de un personaje importante, pero no con tanto dinero (o ganas de llamar la atención) como para poder permitirse una mansión en los Barrios Centrales.

Puede que no destaque entre el resto de las viviendas de los alrededores, pero Novak no era quien decía ser y su residencia puede que tampoco lo sea. Deben ser cuidadosos cuando irrumpan dentro.

Y es posible que el registro les ocupe un largo rato, por lo que sería preferible evitar que nadie desde el exterior pueda sospechar que algo está sucediendo en el interior de la casa.

Con un gesto, el Dindavara indica a su compañero que rodeen la casa y la manzana si hace falta en busca de la mejor ruta para entrar en la residencia del malogrado maestro de asesinos...

La casa está adosada a otras de la misma calle, dejando sólo la fachada principal para escalarla directamente. Bordeando la manzana de casas, os hacéis a la idea de la zona y suponéis que todas comparten un gran patio interior, que podría estar separado en pequeñas parcelas individuales, aunque harían de ellas terrenos demasiado pequeños como para ser realmente útiles.

Sin embargo, a pesar de que trepar directamente a la casa de Novak llamaría notablemente la atención, en una de las calles naturales veis un posible acceso a los tejados, mucho más discreto que la fachada principal. Aunque tendríais que pasar sobre los techos de varias casas antes de llegar a la del asesino, dado que están todos unidos sólo tendríais que preocuparos por el ruido que podáis hacer.

Sin embargo, a duras penas estáis en condiciones de trepar por una pared, por lo que seguís buscando un poco más: los edificios de las esquinas están ocupados por tiendas y una de ellas acumula varias cajas de basura en el exterior. No sería lo más ideal, porque cualquiera podría verlo sólo con pasar por la estrecha calle, pero podríais apilarlas para montar una pequeña plataforma que os permitiese subir hasta el tejado minimizando el riesgo de caida.

Por lo demás, las calles parecen desiertas a estas horas de la noche. Tal vez incluso demasiado tranquilas. ¿La calma antes de la tempestad?