Partida Rol por web

-Ejem...- Cerbero os mira a todos, aparentando solemnidad y tranquilidad, aunque al verse rodeado de tantos caballeros, y perteneciendo al bando enemigo, no puede dejar de sentirse algo incómodo y nervioso. Sabe que si no juega bien sus cartas, podría morir en apenas un instante, pero su determinación por proteger a una Perséfone justa le ayuda a vencer el miedo, y comienza a hablar- La niña a quien vosotros llamáis Verité es la reencarnación de Perséfone. ella, y solo ella, puede reinar en el Inframundo. Yo soy uno de los caballeros destinados a protegerla aún a riesgo de mi propia vida. Lo admito, daría mi vida por la Doncella. Aquel de vosotros que osase levantar su mano contra ella, moriría en el acto, y pese a que aborrezco matar, no dudaría en servir a mi causa. El problema...- carraspea durante unos segundos- El problema es que esta no es mi causa, ni la de Perséfone. Mi Doncella debe reinar en el Inframundo porque así lo han dicho las estrellas, pero pese a la muerte de Hades, haberla hecho descender tan pronto no ha sido porque llegara la hora de ocupar su lugar. No... No es así...

Os mira, a todos, mientras habla, aunque por un momento se le quiebra la voz.

-¿Es que no os habéis dado cuenta? Verité ha sido obligada a bajar contra su voluntad, antes de estar preparada para ocupar el cargo que ha de ostentar en su madurez. Y el único motivo ha sido la maquiavélica mente de la diosa Afrodita, que busca su propia gloria, y no duda en destrozar a una indefensa criatura para cumplir sus maléficos planes.

Cerbero comenzó a narrar algo que ya conocíais, o que al menos la mayoría de vosotros intuíais: que Afrodita deseaba reinar en el Inframundo, junto a Hades. La única manera de lograrlo era haciendo que éste resucitase de nuevo, y la única persona capaz de lograrlo era Perséfone, la Doncella. Para ello, Afrodita pensaba manipular a la criaturita, dominarla hasta lograr la vuelta a la vida de Hades, para luego asesinarla...

-¡Y yo eso no lo puedo consentir!- exclamó Cerbero, realmente fuera de sí- ¡Jamás! ¡Jamás! Perséfone ha de reinar en el Inframundo con justicia, como Atenea lo hace en la Tierra, y Zeus en los cielos. ¡Jamás manipularla para destruir la paz reinante! ¡Y mucho menos atentar contra la criatura más pura de este mundo sólo para colmar el ansia de poder de una Diosa despiadada!- Cerbero hizo una pausa dramática- Por eso, por eso quiero ayudaros. Quiero acabar con el mal que se ha apoderado del Hades... Quiero destruir los planes de Afrodita. Y solo vosotros podéis hacerlo. Y sólo yo puedo ayudaros a conseguirlo. La cuestión es... ¿Cómo puedo hacer que confiéis en mÍ?

Escucho en silencio las palabras del caballero. Le crea o no, sus palabras tienen lógica. Nadie en su sano juicio mandaría a una criatura como Verité al inframundo... aunque sea su destino. Es cierto que es demasiado pronto... y todos hemos podido ver la codicia de Afrodita.

Miro a mi alrededor, a mis compañeros. Todos nos hallamos desalentados por la sensación de haber perdido en lo que habiamos convertido en nuestra misión tras la muerte de Atenea. Verité, Perséfone.... se había esfumado practicamente entre nuestros dedos.

Guardo silencio, esperando a que alguien se pronuncie.

Saga escuchó atentamente a Cerbero, clavándo los ojos en los suyos esperando ver alguna muestra de flaqueza que demostrase que no era más que un siervo de Afrodita que trataba de tenderles una trampa. Pero el Caballero del Inframundo terminó su enérgico discurso sin el menor signo de duda o de temor a ser descubierto. Saga esperó unos segundos por si Dohko tenía algo que decir puesto que, ante él, Saga no se atrevía a actuar como el Patriarca; el viejo maestro seguía siendo para él la máxima autoridad del Santuario. Tras su disputa con Afrodita, Saga parecía haber olvidado que tras abdicar Dohko, el mando estaba repartido entre él y Shaka, y no esperó a ver si el Caballero de Virgo tenía algo que decir.

Pareces sincero, Caballero. No obstante, después de todo lo que ha ocurrido, no podemos confiar así como así en un Guerrero del Inframundo. La propia Afrodita trató de tentarme con sus artes, hace escasos momentos, para que luchase por su causa. Y me avergüenza reconocer que, por un segundo, estuve a punto de ceder. Quienes protegen el Inframundo saben muy bien cómo dominar a quienes se proponen, bien sea tentándoles con sus más oscuros anhelos, o apelando al temor y la compasión... como acabas de hacer tú. Avanzó unos pasos hasta ponerse cara a cara con Cerbero. ¿Quieres que confíe en ti? Bien, entonces dime cómo podemos acceder al Inframundo. No solo la diosa ha sido arrastrada a los infiernos, el Caballero del Unicornio ha caído con ella. Dime, ¿cómo podemos llegar hasta ellos? Y, lo que es más importante, si darías tu vida por la pequeña, ¿por qué no has luchado para defenderla mientras el Santuario caía a manos de tus compañeros?

Saga apretaba los puños con fuerza.

El Santo del Oso, escucho atento lo que debia Cerbero, que en parte ya conocia. Luego, tomo la palabra Saga, que en ese momento era uno de los Patriarcas a cargo del Santuario. Ese momento, el Caballero de Geminis, provocaba, al menos en el Oso, cierta desconfianza, pero no podia hacer nada al respecto, si la misma diosa habia confiado en el.

Ante la pregunta de Saga, Geki se quedo pensativo, pues, a decir verdad, el tambien se habia planteado la misma duda. Entendia que el Caballero del Inframundo no queria levantar sospechas, pero lo cierto es que hubiese sido de mucha utilidad si hubiese participado de la pelea.

Tras escuchar el discurso del caballero del inframundo, me acerco hasta Saga y le coloco mi mano izquierda sobre el hombro derecho. No deberías ser tan duro con él, caballero de Géminis le digo con una cálida sonrisa en la boca tratando de tranquilizarlo. No quería que se repitiera otra vez lo sucedido con Hebe.

Su lealtad no está para con Afrodita, sino para con la misma persona a la que Atenea nos pidió con su último aliento que protegiéramos. Ambos bandos somos enemigos de la diosa del amor, y no enemigos los unos de los otros abro ambos brazos en toda su extensión mientras digo estas palabras para dar a entender que están dirigidas a todos los miembros del santuario. Debemos de cooperar, tanto para que el caballero del inframundo para proteger a su señora, como nosotros para proteger la tierra. ¿Acaso habéis olvidado la leyenda de la Doncella?

En la era mitológica, Hades quiso desposar a Perséfone, pero Zeus le dijo que no para no enfadar a Démeter. Pese a todo, Hades rapto a Perséfone y se la llevo al inframundo para que reinara a su lado, desoyendo el consejo de Zeus. Cuando Démeter se entero, comenzó a vagar por la tierra, impidiendo que los árboles dieran sus frutos y a las hierbas crecer, poniendo en peligro a la raza humana. Solo cuando Zeus pudo convencer a su hermano para que trajera a Perséfone de vuelta al Olimpo dejó Démeter de vagar por la tierra.

Nos encontramos ante una situación similar caballeros. Quién sabe lo que los dioses serán capaces de hacerle a la tierra en esta ocasión. Así que si queremos proteger la tierra, no nos queda más remedio que confiar en este caballero señalo con mi mano derecha al guardián de la doncella. Nuestra confianza tiene un precio muy claro caballero. Tu palabra de que nos llevaras al inframundo sanos y salvos, y nos guiaras por el hasta donde esta cautiva tu señora.

Escucho al acompañante de Geki mientras voy pensando en que pasos deberíamos tomar a continuación.

Parece que ha sido bastante sincero en su relato.

Observo extrañado la reacción de Saga y finalmente decido intervenir.

No quisiera contradecirte Saga pero no creo que sea el tiempo para reproches, debemos centrarnos en que debemos hacer.

¿Acaso nosotros podemos reprochar a alguien?, después de que Atenea haya muerto, hayamos firmado la sentencia de muerte de una aliada de Atenea comportándonos como desagradecidos y hayamos perdido a Verité...¿después de todo esto todavía nos atrevemos a reprochar algo?. Algún día esta insolencia y autocomplacencia será la causa de nuestra derrota. Debemos tratar de que las nuevas generaciones aprendan de nuestros errores.

Me llevo el puño derecho hasta la altura de mi corazón.

Caballero de Verité, me llamo Dohko de Libra. Si los patriarcas me lo permiten me gustaría ayudarte.

Después miro a Saga.

Hay un caballero que nos puede llevar hacia el inframundo, seguro que con todos los acontecimientos ha detectado algo y viene hacia aquí. Debemos esperar al caballero de cáncer Death Mask.

Saga mira sorprendido a Aldebarán y Dohko. Tratando de controlar su furia, se dirigió a ellos.

¿Cómo podéis confiar en él así sin más? ¿Acaso no es sospechoso que, mientras su protegida estaba siendo atacada, se abstuviese de correr en su ayuda? ¿No resulta extraño que aparezca justo en el momento en que Perséfone ha sido llevada al Inframundo y nosotros nos hayamos debilitados tras la batalla?

Señalando a Cerbero, prosiguió. No veo por qué necesitamos a Máscara de Muerte para llegar al Inframundo. El Caballero de Cerbero debería poder entrar y salir a su antojo de los Infiernos y, por tanto, debería poder guiarnos hacia la entrada. Ya que parece que soy el único que no está dispuesto a confiar en cualquiera que venga de nuestro bando enemigo puesto que no quereis que explique su actitud, no deberíamos perder más tiempo, ¿no crees, Dohko?

Era evidente que Saga no confiaba en Cerbero y que la actitud de Dohko le había molestado enormemente, pero no quería que estallase otra discusión entre los Caballeros, por lo que trataba de permanecer tranquilo.

No sé para qué renunciaste al trono si ibas a seguir gobernándonos a todos, Dohko. Tienes suerte, después de que la ira me dominase, como antaño solía hacerlo, mientras luchaba contra Afrodita, me conviene estar tranquilo. No quisiera volver a convertirme en ese odioso ser sediento de ambición. Seguiré las órdenes que dictes, pero al menos pienso dejar clara mi postura al respecto.

 No es por fastidiar, caballeros, pero es necesario que desconfíemos de los caballeros del inframundo. Estoy con Saga en que no debemos dejarnos influenciar por Cerbero. - tiño mis palabras de desconfianza y hostilidad - Lo mejor es esperar a Cáncer, y con él movernos hasta el inframundo... aunque... ¿estáis seguros de que es lo que debemos hacer? nuestra prioridad debería ser encontrar a Atenea y devolverla al santuario, esté viva o muerta.

Y luego hacernos cargo de Perséfone.

- Supongo que yo también tengo derecho a opinar... ¿No, Saga?.

Me adelanto hacia el caballero de Perséfone:

- Soy el caballero de Virgo. No sé si servirá de gran cosa, pero yo si creo en tu lealtad a tu señora, si eso sirve de algo. Cierto es que debemos esperar al caballero de Cancer para continuar, pero la decisión es bien fácil.... Tenemos que ir todos al inframundo, queramos o no. Una vez allí, habrá que volver a dividirse: buscar a Atenea, y a Perséfone, y recuperarlas a las dos. ¿Estás con nosotros Cerbero, Caballero de Perséfone?

-No esperaba que todo el mundo confiase en mí  a las primeras de cambio, eso sería absurdo- dice Cerbero, sin inmutarse. Se lo esperaba- Pero tengo respuesta a todas las preguntas que me habéis planteado. No pienso levantar un dedo contra el ejército de Verité, porque yo soy sólo uno, y ellos un montón. Sólo estaría sacrificando mi vida en vano, pues entre todos me podrían machacar en sólo unos instantes. He venido a buscar ayuda porque vosotros podéis acabar con ellos, os necesito, para qué negarlo. No es por cobardía, es que no quiero perder la vida sin conseguir nada a cambio, y lanzarme yo solo al ataque es ser muy valiente, sí, pero también muy idiota.

"Como si no llevara mucho tiempo dándole vueltas al tema... Desde que Afrodita habló con nuestra líder, la mujer caballero de Perséfone, sabía que debía hacer algo... Sólo lamento no haberlo hecho antes. Quizás ahora sea demasiado tarde, pero al menos he de intentarlo antes de que se desate la peor de las catástrofes sobre el mundo, y sobre el Inframundo."

-Tengo mis propios planes. Sobre la forma de haceros llegar al Inframundo... Sí, podría, pero no lo voy a hacer. También tengo mis buenos motivos. He venido a contaros cómo os puedo ser de utilidad para el asalto al Inframundo, y creo que si nos calmamos, quizás logremos hacer las cosas en condiciones. Jabu del Unicornio está en el Inframundo, y me consta que sigue con vida. Es más, dado el extraño afecto generado por Verité antes de descender al Inframundo hacia vuestro compañero, me imagino que le pedirá unirse a su ejército, cosa que hará por orden mía. Y no será el único. Uno de vosotros, alguien de rango bajo para no despertar sospechas, podría "desertar" del Santuario, y descender conmigo al Inframundo, atraído por la idea de unirse al nuevo y poderoso ejército. Afrodita picará como una imbécil. Sólo cree en el poder, no en los ideales, así que para ella el que un caballero que aquí no goza de gran poder decida desertar por la idea de gozar de mayor rango en el Mundo de los Muertos le resultará totalmente creíble. ¿Os imagináis qué impacto puede tener en una batalla que un infiltrado o dos conozcan los planes al dedillo? Eso es lo que os ofrezco. Llevo días planeándolo: hacer que uno de los caballeros de Atenea de menor rango- nunca me llevaría a uno de oro- descienda conmigo, porque ahora que Atenea está muerta ha decidido desertar y unirse a nuestra causa.

"Ufff... Ya lo he soltado todo. Días rondándome este plan por la cabeza... No sé si aceptarán, pero es una forma de debilitar su ataque. Nosotros pelearemos en nuestro terreno, si estos caballeros conocen lo que vamos a hacer, no pelearán en desventaja, y quizás podamos derrotar a Afrodita. Me siento extraño, utilizando a todo este grupo de caballeros para mis fines, y más para pelear contra mis amigos... Pero todo sea por Perséfone. Cuando me hice caballero juré protegerla, y si he de perderlo todo, lo haré"

No sabéis qué le pasa por la cabeza, pero está algo pensativo, intranquilo.

-Sobre cómo llegar al Inframundo... Yo sólo me llevaré a uno de vosotros conmigo. Sino, todo mi plan de emboscada se iría a la mierda. Eso sí, conozco la forma de llegar. He oído hablar sobre el portentoso poder de Máscara de Muerte. Es una manera, desde luego. Supongo que si el poder de Aries con la telequinesis es tan brillante como se rumorea podrá localizarlo sin problema alguno. También se puede ir al Monte Oráculo. Cuando el elegido en la Tierra para convertirse en Hades o en la Doncella es llamado por el Mundo de los Muertos para ocupar su lugar, acuden al Monte del Oráculo. Allí se encuentra la única entrada directa al Inframundo que existe actualmente, la única puerta que comunica la Tierra con el Mundo de los Muertos. Se encuentra casi al lado del Monte Olimpo, y acceder a la cima es realmente complejo, hasta para un caballero de alto rango. Ya os digo que ni siquiera los Dioses del Olimpo osan posar sus pies en él, por miedo y por respeto al hermano de Zeus. Cómo llegar al Monte Olimpo es algo que ya no debéis preguntarme a mí, sino a ella- os dice, señalando a una perpleja Nikola, que se pone en pie, espada en mano, al ser mencionada- A fin de cuentas, ella es ahora quien gobierna el Santuario, por gracia de Atenea- cuando lo miráis estupefactos, se encoge de hombros- Ni siquiera parece que sepas quién eres, Nikola. ¿Por qué crees que Hebe te ordenó proteger a Verité? Porque mientras estuvieses con ella, jamás le pasaría nada y saldríais invictos de cualquier lucha.

¿De verdad todos ellos son tan tontos, incluida la propia Nikola, como para no saber de quién se trata? Espero que en combate sean más hábiles que extrayendo conclusiones.

-No seré yo quien os descubra el pastel, caballeros- os dice, retomando el tema anterior- Sólo decidme qué os parece mi plan, y si confiáis en mí lo suficiente como para acceder a llevarme a uno de vosotros conmigo al Inframundo. Todos los caballeros de Perséfone hemos de personarnos ante las dos Diosas de inmediato... y yo ya estoy tardando demasiado, y no quiero generar sospechas.

Geki del Oso, habia sido el primero que, casi sin opcion alguna, tuvo que confiar en Cerbero. Sino, lo mas probable es que estarian Shaina y el muertos, y ademas, ninguno tendria un mejor plan.

Jabu ya se encontraba en el Inframundo, y era cierto que no tendria muchas alternativas. Por lo que sin temor alguno, Geki dio un paso al frente, diciendo: "Yo ire. Quizas necesite su aprobacion, pero si lo pensamos bien... aqui no sirvo de nada. En cambio, si de alguna manera podemos aprovechar la desafortunada llegada de Jabu al Inframundo, y tener un aliado alli abajo, pues podriamos servir de buenos espias, para que vuestra llegada no se complique".

Dicho esto, volvio a callar. No sabia que mas podia decir, habia dado su punto de vista y esparaba fuese suficiente.

Muevo la cabeza lentamente de lado a lado desilusionado al escuchar la respuesta de Saga y Algol. Al parecer no han aprendido nada de lo sucedido no ha mucho, cuando echamos del santuario de mala manera a alguien que estaba sacrificando su vida para informarnos de lo sucedido en el Olimpo. Al parecer la pérdida de Atenea, luz que nos guiaba en los momentos más oscuros, ha hecho que algunos de los caballeros comiencen a desconfiar de todo el mundo. Espero que esto no nos lleve a la perdición total.

Las palabras del caballero del inframundo tenían sentido, pero la misión era casi un suicidio. Si algo sucediese y la tapadera fuese descubierta, el caballero que bajara a las tierras de los muertos estaría condenado. Solo, ante un enemigo superior en número y en fuerza y en una tierra completamente desconocida para él. Por mucho que fuera necesario, jamás sería capaz de enviar a alguien a semejante misión. Pero ese no era mi papel sino el de otros caballeros. Además el caballero del Oso se había ofrecido rápidamente como voluntario para la misión, evitando así que sea necesario enviar a alguien en contra de sus designios. Ahora solo faltaba que los patriarcas decidieran, así que esperé en silencio a que estos opinaran al respecto.

Me habia mantenido en silencio todo el tiempo, miraba vagamente al nuevo caballero que se presentaba antes nosotros... estaba bastante asuente y no participe del juego de "confio o desconfio"... simplemente me limite a escuchar a mis compañeros. El momento en el que Jabu era succionado por aquel portal me recordo el momento en el que junto con Shun habiamos perdido a Hyoga. Otra vez uno de mis compañeros habia sido arrebatado de nosotros justo delante de mis narices, y no habia podido hacer nada...

Maldita sea... todo o que quiero en estos momentos es ponerme cara a cara con Afrodita y dejar su bello rostro como su verdadera apariencia deberia ser... una exuberante masa de carne molida.

Cuando hablan sobre el espia, Geki se propone... pero pensandolo un poco mejor yo ya tenia un historia de haber estado del lado de "los malos"... quizas eso pudiera ayudar a darme credibilidad.

-Un momento Geki, quisiera si no te molesta tomar tu lugar como "el espia". Yo ya tengo antecedentes de haber estado en contra del santuario y eso puede ayudar a mi credibilidad. Mi infancia y mi entrenamiento en la Isla muerte me han preparado para enfrentar cualquier ambiente hostil como puede ser el inframundo... ademas... Jabu desaparecio ante mis ojos... y es mi responsabilidad traerlo de vuelta.

Mi mirada habia retomado su color, mi orgullo como caballero de Athena estaba en juego porque no dejaria que otro de mis compañeros desaparezca como lo habian hecho Hyoga y Jabu. Se lo debia a Seiya y a Shiryu, no podia fallarles a mis camaradas que habian dado sus vidas para proteger a Saori.

 Escucho con atención las palabras de Cerbero, desconfiado analizo cada una de sus palabras intentando encontrar las verdaderas intenciones que oculta. - Un caballero lucha a favor de su dama, sin pensar en que ello suponga un cambio o no en el devenir de los acontecimientos. Al menos es lo que hace un Caballero de Atenea.

Miro a los Caballeros de oro que se han pronunciado en apoyo de Cerbero. - Si el Triunvirato decide que debemos apoyarte y confiar en ti, entonces revisemos tu plan... pero una cosa te dejo claro, sigo sin confiar en ti y en tus intenciones. Igualmente puedes ser un títere de Afrodita, y tu plan una farsa para capturar a otro caballero y emboscar a los demás usandolo en nuestra contra.

Me levanto de mi asiento, y le señalo - Tú podías habernos demostrado, apoyando a tu señora, tu lealtad. Así tan sólo nos demuestras lo que queremos ver: una mano amiga que nos ayudará a introducirnos en vuestro territorio. Quiero que quede claro, para mí sigues siendo el enemigo.

Luego me dirijo a Ikki - Precisamente tú no puedes ir. Hay un largo número de experiencias en las que has demostrado junto al resto de tus compañeros de bronce que sois los más leales y en los que más confía Atenea. Dudo que Afrodita se deje engañar por esta mala argucia, y menos aun si eres tú la persona elegida.

Y en cuanto a Geki - me vuelvo hacia él - es encomiable tu proposición, pero aunque Cerbero nos endulce los oídos haciendo parecer fácil engañar a un dios, no es así. De seguro pedirá pruebas de que traicionais a vuestra señora y a vuestros compañeros. No confío en que vos tengáis la fuerza de voluntad suficiente para ello.

Me vuelvo a los demás - Dejad que sea yo el que baje con Cerbero al inframundo, mi determinación es fuerte y más de una vez he luchado y discutido con todos vosotros. Estoy seguro que mis habituales insurrecciones contra vuestra estúpida forma de pensar, la convencerá. - sonrío con malevolencia.

Me conocéis lo suficiente para saber como actuaré, sabéis que no me apiado de los demás y si es necesario hacer algo, por cruel que sea, soy capaz de hacerlo. Si se da el caso de que el plan de Cerbero sea real y con posibilidades de éxito, habrá muchas probabilidades de que tenga que probarme luchando. Yo no vacilaré si tengo que hacerlo contra otro caballero de Atenea. - Con suerte tendré que darle una paliza al idiota de Jabu.

La reunión parece ir mejor encaminada que las otras, aprovecho que Algol habla para beber un poco de agua. Parte de esa agua es escupida de mi boca al escuchar como Algol se presenta voluntario y comienzo a toser.

Casi me ahogo,no beberé más agua cuando hable él, siempre acaba sorprendiendome.

Ejem, ejem... aunque la idea de que te enfrentes a nosotros y meterte una paliza es tentadora me parece que no eres la persona adecuada para bajar. Tu carácter un poco...

como decirle terco sin que se lo tome mal.

...complicado, hace que se vea a la legua que no aceptas órdenes a la ligera. Para infiltrarte deberías cambiar ese carácter y puede que tu fama de negociador te preceda.

Después miro a Saga y a Shaka sonriendo.

Es una suerte que la elección de quien baja no sea mia.

Me acerco a Mu, cuando llego a él recupero otra vez el tono más serio.

¿Puedes encontrar a Death Mask?, necesitamos encontrarlo ahora para efectuar los dos planes sincronizados.

Espero que a Saga y Shaka no se sientan molestos por mi intromisión, todo sea por el bien de Atenea.

Atentamente Saga escuchó el discurso de Cerbero. A pesar de sus explicaciones, seguía sin confiar en él. Tras hablar sus compañeros, tomó la palabra.

No puedo más que darle la razón a Algol -nunca creí que diría algo así... - Sin embargo, puesto que todos habeis decidido confiar en el Caballero de Cerbero, prestaré toda la ayuda que pueda para llevar a cabo el plan que se ha propuesto.

Y encarándose con Cerbero, continuó: Pero te lo advierto, Caballero. Si todo esto es una trampa, si estás obedeciendo las órdenes de Afrodita para llevarnos a una muerte segura, te juro que antes de que llegue mi hora te las verás conmigo. Pero dado lo que sucedió entre la diosa y yo en esta sala, no tengo derecho a hacer críticas o a oponerme a la voluntad de mis compañeros; así que, Cerbero, yo también te ayudaré.

Saga se dio la vuelta y caminó hasta tener a sus pies los pedazos del trono que Afrodita había destrozado. Aunque no me guste, si he de confiar en Cerbero para llegar hasta Afrodita, así lo haré. Afrodita, te dije que pagarías cara tu ofensa...

Sin mirar a sus compañeros, que había dejado a su espalda, continuó hablando: Algol, estoy de acuerdo con Dohko. Tu ofrecimiento demuestra tu valor y es posible que, dado tu carácter, Afrodita y los suyos realmente creyesen que estás de su parte. Sin embargo, el hecho de que te resulte tan atrayente la idea de enfrentarte a nosotros me hace pensar en que tu lealtad podría llegar a flaquear realmente. No pienso exponerme a mí ni a nadie, incluído tú, a ese peligro. Sé muy bien lo que es dejarse llevar por la debilidad y los deseos. Afrodita es una experta en embaucar a los demás; para ella sería muy sencillo convencer a Algol para que realmente nos traicione. Se dio la vuelta, mirándolos a todos. Creo que Geki es quien debe ir. Su nobleza y su fidelidad a Atenea son incuestionables, y resultará muy sencillo hacer creer a los Guerreros del Inframundo que nos ha traicionado. Pensadlo bien: Geki siempre ha sido fiel a Atenea, pero ella siempre ha desdeñado sus capacidades al igual que las de los Caballeros del Unicornio, Lobo, León Menor e Hydra. Siempre relegados a un segundo plano y prescindiendo de ellos en los momentos críticos. Sería fácil converncer a Afrodita de que, harto de ese trato y de la falta de reconocimiento, Geki ha decidido vengarse y ofrecer su fuerza a quien de verdad sepa aprovecharla. ¿Estais de acuerdo? Geki, ¿estarías dispuesto a correr el riesgo?

El desarrollo de los planes aun seguian siendo discutidos. Tras el ofrecimiento de Geki, dos Santos mas se habian predispuesto a la labor. El escucho las diversas opiniones y justificaciones, pero todo hacia que se volviera mas firme en sus palabras.

"Sabia que Ikki se ofreceria. Despues de todo es el Caballero de Bronce mas fuerte de todos nosotros, aunque no goze la misma bendicion y suerte que Seiya y otros tantos. De cualquier modo, su vida siempre ha sido un infierno, bajar al Inframundo sera como ir a comprar algo de pan para el.

Y Algol... que descarado... Cerbero dejo en claro que era una tarea para Caballeros de menor rango. O no es conciente de su posicion entre los Santos de Athena o nos esta tomando el pelo..."

Luego de las palabra de Saga, Geki al final sale de sus propios pensamientos: "Ja... jamas me habia sentido de esa forma. Nunca crei que la Señorita Saoria, Athena, hacia distincion entre nosotros... solo, que... bueno, Seiya y los otros siempre estuvieron en su compañia y despertaron grandes capacidades en su Cosmo, por lo que fue siempre la mejor idea de que ellos se volvieran la defensa personal de nuestra diosa. Admito que nunca he hecho demasiado por la causa... pero es por eso mismo que debo realizar esta tarea".

Y dirijendo su mirada a Algol, continuo: "Y para aquellos que no me crean capaces, solo me dan mas motivos para demostrar lo contrario. Siempre habeis juzgado mal a los Santos de Bronce... y corregirme si me equivoco, pero fueron siempre los que mas ayudaron en proteger a Saori. Por lo que os pido que no saquen ninguna conclusion apresurada hasta ver de lo que soy capaz".

Se podia notar cierta impotencia contenida en la voz de Geki, pero tambien se hacia notar su valor y dedicacion. No cambiaria de idea. Si el permiso no le era designado, serian entonces dos los que bajarian con Cerbero.

Saga se sorprendió ante las palabras temblorosas y disgustadas de Geki. El asombro se reflejaba claramente en su rostro, le resultaba imposible ocultar un sentimiento de culpabilidad.

Vaya, tal vez me he pasado con el Caballero del Oso.

Se acercó lentamente a Geki y, abandonando el tono autoritario de su voz por uno más suave, se dirigió a él: Caballero, no me malinterpretes. No era mi intención menospreciar tu labor como Caballero de Atenea ni la de tus compañeros, pues os considero a todos unos de los más leales de la Orden. Además, gracias a vosotros, Shaina cuenta con una gran ayuda en la guardia del Santuario. Tan solo quería comentar algún motivo con el que podrías acudir a ver a Afrodita y por el cual ella pudiese creer que traicionases a Saori y sus Caballeros. Si ha parecido que hacía burla de ti, Jabu o los demás, ruego me disculpes.

Al desaparecer la maldad de Saga tras la marcha de Afrodita, la bondad, el pesar y la culpabilidad por los errores pasados volvían a hacerse notar en él y, al igual que antes de que Atenea partiese hacia el Santuario, le resultaba muy difícil ocultar sus emociones.

 Refunfuño ante las palabras de Saga - Como sea, sois los Doce de Oro los que tenéis la palabra para elegir al más indicado.

Me vuelvo a sentar y me cruzo de brazos.

Geki, no me disculparé por lo que he dicho antes, creo que los de Bronce siempre han sido demasiado mimados por nuestra Señora, por lo que a pesar de todo, no os creo capaces de mantener expectativas tan altas. Una cosa es patrullar el santuario y otra muy distinta es descender al Inframundo. - digo con sorna - Tendréis que darme motivos suficientes para pensar de manera diferente.

Saga miró con repugnancia a Algol.

Algol, yo que tú no alardearía de tu superioridad sobre los Caballeros de Bronce, pues sean los favoritos de Atenea o no, han demostrado su valía tanto ante nuestros enemigos como ante todos nosotros, incuído tú. ¿O acaso me equivoco al recordar que fuiste derrotado por Shiryu, un Caballero de Bronce? Tal vez ellos no sean los más poderosos de la Orden ni dignos de tan altas expectativas como los de Oro, pero desde luego se merecen más reconocimiento y confianza que tú, que caíste ante un Caballero de Bronce... que además era ciego.