Partida Rol por web

Ante las palabras de Saga, Geki se tranquiliza. "Mi intencion no era esa... pero, que tipo mas raro. Hace un momento parecia un demonio cuando irrumpi su pelea con Afrodita y ahora... mas bien parece una persona honesta, amable y comprensible".

Cuando el Santo del Oso iba a responderle al Santo de Geminis, Algol de Perseo, le increpo. Era conocida la actitud del mismo, por lo que intentanto aparentar tranquilo, Geki escuchar lo que se le decia sin reaccionar inconvenientemente. Y cuando iba a responder, Saga volvio a hablar. "Bueno esta bien. Ya he dicho lo que pensaba, sera mejor esperar a ver que ocurre".

Pero sin poder contenerse mas, no pudo evitar decirle a Algol: "Si quereis un motivo para pensar de modo diferente, nada mejor que esta prueba".

La situación se iba haciendo más tensa a cada minuto que pasaba, y de seguir así era más que probable que acabara con un enfrentamiento interno. Y dadas las circunstancias era lo peor que podía pasar. Alguien podía terminar herido o incapacitado para luchar, y en este momento necesitamos todas y cada una de las fuerzas de las que disponemos.

Si quieres un motivo para mandar a un caballero de bronce como el caballero del Oso al inframundo, te daré uno caballero de Perseo. Y es que no debemos olvidar que fueron los caballeros de bronce los que se internaron en el inframundo para salvar a Atenea en la última Guerra Santa. No sé a ti, pero a mí me parece razón suficiente para volver a confiar el futuro de la humanidad a un caballero de bronce respondo a la alusiones de Algol, mientras me muevo hasta colocarme junto al caballero de la doncella.

Pero ya basta de discusiones caballeros levanto ambas manos por encima de mi cabeza para reclamar la atención de los presentes. Nunca me había gustado intentar poner mi opinión sobre la de los demás, y menos a quienes consideraba más preparados que yo para tomar decisiones, pero temía lo que podía llegar a pasar si la conversación seguía el curso que tenía. El tiempo apremia, y tenemos que tomar una decisión. ¿Seguimos con el plan del caballero del inframundo o no? Si a ambos patriarcas no les parece mal, propongo que votemos quienes están a favor y en contra. Yo por mi parte dirijo la mirada por un momento hacia el caballero del Oso. Sabía que era un caballero tan capaz como cualquier otro, y que si se había ofrecido voluntario era porque su determinación era firme. Sabía que llevaría a cabo su misión voto a favor de enviar al caballero del Oso de incognito al inframundo bajo la mano derecha, dejando la izquierda levantada como muestra de mi voto a favor del plan.

- ¿Ya estamos otra vez enzarzados entre nosotros? Mala imagen damos al caballero del Inframundo, y nada adelantamos exponiendo las debilidades de cada uno. 

Avanzo mirando a mis compañeros.

- Según parece ha de ser uno de los caballeros de bronce: bien, los que quieran aceptar esa misión que den un paso al frente, y digan por qué quieren ese riesgo. Debeis tener presente lo que se ha dicho, que puede que nos enfrentemos una vez estemos allí, y que cada golpe se debe dar sin olvidar que la lealtad es para con Atenea, aunque ya no esté, y para con Perséfone. Creo que de esta manera podremos decidir más rapidamente, que discutiendo quién hizo mal el qué en el pasado.

-Que vaya el caballero del Oso- expone Nikola, de pie por fin, y recompuesta de la impresión sufrida al saber a su protegida en manos de las Hordas de la Infraoscuridad- Es cierto que es el caballero de menor rango aquí, y se compenetrará bien con Jabu del Unicornio, ya descendido al Inframundo.

Se acerca a vosotros, su espada reluce de una forma extraña.

-Cerbero, no me malinterpretes, pero yo llevo toda mi vida peleando en solitario contra el Mundo de los Muertos y contra los planes de Afrodita o cualquiera que intentase atacar a Verité. Si de verdad quieres nuestra ayuda, te la daremos, todo sea por proteger a quien se me ha encomendado cuidar... Pero creo que tu actitud ha sido algo cobarde. Hay que actuar antes de que suceda algo, no quedarse de brazos cruzados hasta que sucede.

Hablaba de una forma autoritaria, diferente a como había hablado hasta ese momento.

Cerbero se inclinó ante ella, como quien se postra ante un Dios.

-Asumo mi parte de culpa por no haber reaccionado a tiempo- le dice, mirándola con rabia pero sin atreverse a levantarle la voz- El tiempo apremia, caballeros- os dice a todos, volviendo hacia vosotros- ¿Estáis de acuerdo con que me lleve a Geki conmigo? Recordad, hay dos formas de llegar al Inframundo: a través de Máscara de Muerte, y a través del Monte Oráculo. Para la primera, debéis acudir a donde se encuentre Cáncer. Al segundo, sólo puede llevaros un Dios, pero creo que tampoco vais a tener problemas por ello- dice, mirando a Nikola de nuevo- Sólo sé que el tiempo apremia. Hay que tomar decisiones y actuar. Como Afrodita y la mujer caballero de Perséfone controlen a la joven Verité, el mundo estará condenado. Eso, si lo que ha comentado Aldebarán hace un momento no lo destruye antes. Hay que actuar, y ya.

 Lanzo una sonora carcajada en respuesta a las palabras de Saga - Si creéis que eso va a molestarme vais listo. Esos mismos caballeros vencieron a casi todos los guardianes de las Doce Casas. Está claro que la mano de nuestra diosa los apoyó hasta el último aliento, sino ¿cómo podrían haber realizado semejante gesta?

No fue otra cosa que una Ordalía preparada para que el Patriarca en aquel entonces, viera sus errores y volviera al buen camino. - las palabras van dirigidas con respeto, pues ni siquiera nombro a Saga, pero teñidas de sarcasmo.

Sin duda, ahora sería distinto. - Miro a Ikki mientras digo estas palabras con desdén.

Luego de ello me quedo en silencio, me recuesto y cruzo una pierna por encima de la otra mientras espero el resto de opiniones.

Por supuesto ni voz ni voto, hay suficientes dorados para dirimir estos asuntos, que como han dejado claro, no me compete. - Y agrego tajante - Además yo ya he dado mi opinión al respecto.

Yo seguia absorto en mis pensamientos, queria hacer algo mas para ayudar pero no sabia que... y lo unico que estabamos haciendo todos alli era seguir perdiendo el tiempo. Nunca me habia basado en las decisiones de los demas para elegir mi propio camino y no empezaria ahora. Toda esa charla y discusion no haria mas que demorar el rescate de Verite, y de Jabu.

Las palabras de Algol me entran por un oido y me salen por el otro... es evidente que simplemente esta enojado y liberando su frustracion con palabras en vez de hechos.

-Bien, entonces que Geki sea el caballero para el plan... por mi parte ya escuche suficiente charla... me voy de aqui.

Digo hacia todos y hacia nadie, luego me doy media vuelta y salgo del recinto, en busca del caballero de Cancer... el unico que podria llevarme al inframundo.

Al fina se estaban poniendo de acuerdo. Se habian dado cuenta que el tiempo apremiaba, y finalmente se estaban poniendo de acuerdo a seguir ciertos planes. Geki habia sido el elegido para bajar al Inframundo junto con Cerbero, apoyado por algunos y no tanto por otros.

"Muy bien, os agradezco la confianza, lo hare lo mejor que pueda". Sin saber como despedirse, sin querere tocar el tema de que llegado el caso, el estaria en la fila del enemigo, simplemete se limito a decir: "Cuando quieras, Caballero del Inframundo".

Daba gracias a Atenea por la intervención de Nikola, la cual a buen seguro había evitado una riña interna. Pero aun quedaba otro tema por tratar y este era como entrar en el reino de los muertos. Sabía que preguntar eso era reavivar las llamas, pero era necesario, pues no podíamos dejar solo al caballero del Oso ahora que se dirigía hacia el inframundo. Bien caballeros, ya hemos decidido qué hacer con respecto al plan del caballero del inframundo, pero aun nos queda otra cosa por decidir. ¿Cuál de las dos opciones usamos para entrar al inframundo? ¿Buscamos al caballero de Cáncer para que nos transporte él o por el contrario utilizamos la entrada que se encuentra en el monte Oráculo?

Cuando comienza a hablar Cerbero mi atención hacia el voluntario escogido pierde todo el interés.

¿Acaba de insinuar que Nikola es una diosa?, pero no conozco a ninguna Diosa que se llame Nikola.

Me acerco a Nikola y le pregunto con la voz suave.

¿De verdad te llamas Nikola?, ¿acaso acabas de descubrir quien eres ahora o nos ocultabas algo importante?

Saga trataba de controlarse para no golpear al Caballero de Perseo.

Pero, ¿quién se ha creído que es este mísero Caballero de Plata?

Vio cómo Geki se decidía a partir con Cerbero inmediatamente y escuchó a Aldebarán sin percatarse de que Dohko se había acercado a hablar con Nikola.

Tienes razón, Caballero, hay que solucionar el problema de cómo bajar al Inramundo. Veo que el Fénix ha decidido no esperarnos y actuar por su cuenta, como siempre, pero creo que ha hecho lo más adecuado. Teniendo entre nosotros a un Caballero que puede transportarnos a todos en seguida, no veo necesario partir hacia el Monte Oráculo. Deberíamos ir a buscar a Máscara de Muerte o enviar a alguien a llamarle.

Luego de salir del salon del patriarca donde nos habiamos reunido corro con gran velocidad hasta la entrada al santuario. Ya lejos de los caballeros dorados y sus influencias cosmicas, cierro mis ojos relajando mi espiritu y elevando mi consciencia a un plano superior... sabia que podia encontrar a Death Mask, su cosmos tiene algo particular.

Lo dificil no va a ser encontrarlo... sino convencerlo de que me ayude...

Guardo silencio, recordando las palabras de la diosa a la que casi nos comemos por sentarse en el trono de Atenea. Atenea debia haber hecho algo.... Y el báculo en manos de Nikola....

Miro a Cerbero, y después a Nikola de nuevo.... ¿acaso es posible......?

Mu, que había permanecido en silencio observando a Nikola como si quisiera entender algo que se le escapa, tiende la mirada a los caballeros congregados a su alrededor. Nadie parece haberse percatado del detalle que le molesta, que le lleva dando vueltas a la cabeza, salvo...

Shaka está mirando a la mujer. También parece pensativo. Mu camina hacia él.

Shaka- dice, tocándole levemente en el hombro- ¿puedo hablar contigo un momento?.

En un instante, tu mente viaja desde el Santuario hacia algo que te resultó poco familiar, pero un lugar del que habías oído hablar.

Nubes, oscuridad, esqueletos...

Cáncer estaba caminando por un estrecho puente, rumbo hacia una torre sin puertas.

Estabas en su mente, y podías escuchar sus pensamientos sin dificultad.

"Sí, aquí, en Jamir... Sorrento debe estar esperándome. No sabía por qué Atenea me había obligado a reunirme con él, pero está claro ahora cuál es el motivo: algo iba a pasarle. ¿Cómo podía saberlo? ¿Cómo no nos lo dijo? Sea lo que sea, he de avisar a Sorrento de que una nueva amenaza está a punto de caer sobre la Tierra. Él debe buscar a Kanon, es lo único que me solicitó Atenea... Que encuentre a Kanon, y que estén alerta. Nunca olvidaré las últimas palabras que Saori me dijo: Es posible que tarde o temprano se desencadene una nueva batalla. Debemos contar con todos los aliados posibles, y es necesario que los supervivientes de Poseidón y mi ejército estén en buenas relaciones. Toda ayuda siempre es poca..."

En ese instante pierdes el contacto con la mente de Máscara de Muerte, pero ya sabes dónde está, hacia dónde se encuentra. Iba en misión oficial hacia Jamir, un lugar apartado, en donde nadie podría saber de esta reunión secreta.

-¿Una Diosa yooooo?- Nikola abrió los ojos como platos- Supongo que si yo lo fuera, lo sabría. No, yo soy sirvienta de una Diosa... O lo era.

Cerbero la interrumpe.

-¿Por qué crees que te encomendaron proteger a la Doncella en su vida en la Tierra? Porque eras la única que siempre saldría victoriosa. ¿Y por qué crees que el Cetro de Atenea se iluminó ante ti? El báculo de Atenea no ha desaparecido- dice Cerbero- Sólo ha ocupado la plaza que legítimamente le corresponde.

Eleva una mano y señala a la espada de Nikola.

-Eleva tu cosmos, Nikola- ante las protestas de la joven, Cerbero resopla e insiste- ¡Eleva tu cosmos, caray!

La mujer, sin saber muy bien por qué le han pedido eso, hace caso...

...Y no sucede nada.

-No sé por qué no me sorprendo- dice Nikola, suspirando, con resignación.

-Eso es porque no lo has intentado con todas tus ganas, mujer- replica Cerbero- Inténtalo de verdad. ¿Es que no recuerdas? Tú, Nikola, sierva de Hebe, a fracasado, ha fallado. No has servido para proteger a la Doncella. No has sido capaz. Eres demasiado inútil para ello, jamás debieron confiarte a ti una misión de importancia tal. ¿Y sabes por qué? ¡Porque tal y como actúas el fracaso es lo único que te aguarda!

-¡Déjame tranquila!- ante los insultos, Nikola empieza a enfadarse. Recuerda que le ha fallado a la niña, que Verité desapareció sin que ella pudiera hacer nada por remediarlo...

-Tu incompetencia es lo que nos ha llevado a vivir lo que estamos viviendo ahora...

-No es verdad...- Nikola comienza a enrojecer de rabia.

-...Nos ha llevado a la desesperación, el planeta será destruido...

-No es verdad...- Una lágrima resbala por su mejilla...

-Verité jamás volverá a caminar por el mundo de los vivos...- Cerbero no dejaba de meter el dedo en la llaga.

-No...- no tenía fuerzas ni para continuar, la vergüenza por su fracaso la estaba consumiendo, a causa del sentimiento de culpa.

-¿Y todo por qué? ¡Por confiarle la misión a una persona que no ha dado todo lo que podía de sí!

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NO ES VERDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAADDDDD!!!!!!!!!!!!!!!!!!- Nikola gritó con la misma intensidad que cuando se enteró de que Verité había sido secuestrada y arrastrada al Inframundo. En ese instante, tomó la espada y se acercó a Cerbero, con la intención de cortarle la cabeza de un solo tajo. Para ello, elevó su cosmos intensamente, pero a causa de la rabia, se le fue de las manos, y su poder la desbordó.

De pronto, la espada comenzó a vibrar, en el instante en que la elevó por encima de su cabeza, un halo dorado se desprendió de ella, y llenó toda la estancia.

En ese momento, un resplandor divino que salió de la espada rodeó a la mujer, sólo su espada quedó fuera de él. El brillo era cegador, imponente, increíble... Sólo comparable a la energía que desprendía Atenea, o a la que mostró Hebe al personarse ante vosotros.

Al concluir, cuando el resplandor desapareció, la figura donde Nikola había estado se había transformado. Era Nikola, sin duda, pero estaba totalmente cambiada. Llevaba una armadura, y desprendía el cosmos de un Dios.

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-Que no lo había dado todo de sí...- continuó Cerbero, como si la imponente transformación no le hubiese resultado inesperada- Porque no sabía cuánto podía dar de sí. si fuiste encomendada para proteger a Verité fue porque a su lado no podía haber sino victoria, y al separarte de ella, la perdiste. Es que eres el símbolo de la victoria. Os presento a vuestra nueva Diosa del Santuario, la Diosa Niké, vuestro talismán para la victoria.

Al ver la transformación sufrida por la guerrera una ola de esperanza invade mi corazón. Niké, diosa de la victoria, aquella que siempre acompaño a Atenea en forma de báculo mientras esta nos guiaba hacia la victoria. Debe de ser una señal. Puede que no todo este perdido.

Avanzo hasta colocarme frente a la nueva diosa del santuario, y me arrodillo tras dar un fuerte golpe en la coraza a la altura del corazón con mí mano derecha. Yo Aldebarán de Tauro, juro serviros y protegeros con mi vida si fuese preciso, al igual que hice con la Diosa Atenea. Pero además me gustaría haceros una petición levanto la cabeza, mirando fijamente a los ojos de la diosa. Os pido por favor que me acompañéis al monte Oráculo y me guieis hasta la tierra de los muertos. Una vez esté allí podréis volver al santuario sin problemas. Os lo suplico, orientarme por el camino que según el caballero del inframundo solo los dioses pueden recorrer.

Saga contempló sin decir palabra la discusión entre Nikola y Cerbero. Centrado en organizar los planes para acudir al Inframundo, no se había percatado de lo que se había dicho de la protectora de Verité. Atónito, observó la increíble transformación de la diosa. Cerbero permaneció impasible, como si aquello fuese lo más natural. Saga vio a Aldebarán inclinarse ante ella y Saga hizo lo mismo. Acudió a sus pies, puso la rodilla derecha en el suelo y juró lealtad a Niké. Unos segundos después se incorporó y se dirigió a ella:

Mi señora, no negaré que la pérdida de Saori aún me aflige y que, en el fondo de mi corazón, aún albergo la esperanza de su regreso. Seguiré fiel a Atenea hasta el fin, por lo que, dado que su última orden fue custodiar a Perséfone y eso implica estar a vuestras órdenes, podéis contar conmigo, Saga de Géminis, para desempeñar cualquier misión que me encomendéis. Y, como bien ha dicho mi compañero, el Caballero de Tauro, necesitamos vuestra ayuda para bajar al Inframundo. Por favor, guiadnos hasta los Infiernos y rescatemos a Perséfone y Jabu.

 Algo ya me olía acerca de Nikola, así que no me pilló de sorpresa cuando desplegó su cosmos hasta asemejar la de un dios. Tampoco me alegró ni me decepcionó, nuestras posibilidades en esta empresa seguían siendo las mismas, nada había cambiado el hecho de que debíamos confiar en Cerbero para adentrarnos en el Inframundo con relativa seguridad.

Miré con reticencia a los caballeros de oro que juraron lealtad a Niké y desdeñé la sola idea de hacer lo mismo. Mi lealtad era exclusivamente para Atenea, y aun estaba por ver si de verdad había perecido. Y aunque así fuera, la lealtad había que ganarla, no bastaba con ser un dios y mostrar su poder.

Así, con esos pensamientos en mente, tan sólo hice una reverencia con la cabeza, en señal de respeto y seguí observando desde mi rincón el devenir de los hechos.