Partida Rol por web

Los patricios tardaron en darse cuenta de ciertos movimientos en la arena. Les parecio ver una pelea por una lanza y como el gladiador corria como podia herido y atado en los pies hasta tomar impulso. Entonces la lanzo como pudo cayendo con extrema facillidad a la arena raspandose completamente.

Pero lo importante no fue el gladiador sino la lanza que salio volando y como guiada por algun dios vengativo fue a parar contra la domina. Su esposo que estuva cerca no se interpuso o no le dio tiempo para hacerlo. Pero ahi los patricios vieron con horror como la mujer era atravezada de un lado al otro con la lanza antes de caer al suelo, sangrandose.

La mirada de Livia había vuelto a la arena en cuanto percibió un movimiento, pero todo pasó tan deprisa que hubiera sido imposible impedir el desarrollo de los acontecimientos. Al tiempo que la lanza volaba hacia el palco, el corazón de la romana parece acelerarse, bombeando con tanta fuerza que ensordecía sus propios oídos, se agarra a la baranda de la grada y salta pero tiene la sensación de que todo ocurre más rápido de lo que ella misma puede moverse. A su lado la germana también se ha puesto en movimiento, un poco antes que ella, lanzándose sobre el gladiador para inmovilizarle por lo que ella se centra en coger un arma, cualquier arma que estuviera por el suelo o en las manos de sus compañeras y se sitúa bajo el palco de las autoridades, esperando sin duda nuevos ataques por parte del resto de esclavos, su actitud era claramente defensiva con respecto a los patricios.

Cuando el gladiador me quita la lanza, salgo corriendo detrás de él. Sin embargo no llego a tiempo de que arroje la lanza, aunque de inmediato levanto la daga y se la clavo en el cuello.

Maldita sea, ¿por qué lo hiciste? digo en alto hay que probablemente sea el cuerpo del gladiador. Solo tenías que esperar por un veredicto, igual habrías sobrevivido digo todavía sobre su espalda. Me quedo sin saber qué hacer ahora, solamente sentada sobre el cuerpo de Spurius.

Cuando veo la lanza clavada en la domina no puedo evitar que un espíritu de antaño entre en mí como si volviera a las campañas militares.

Me acerco al cuerpo moverlo era peligroso pero no podían quedarse ahí.

Tenemos que llevarla adentro a un lugar con cobertura y seguro desde donde no puedan alcanzarnos de nuevo-mientras la tomo en brazos con cuidado.

Las mujeres conmigo.

Mario, Faustus,domine en formación de Orbis cubriendo la retirada. Llamad a la guardia mientras nos retiramos todos juntos domine. digo preparándome para llevar a la mujer y salir de ahí en formación.

Por Marte, Roma y sus hijos no caerán hoy ante unos esclavos.  

Quedo aturdida viendo a Camila caer. Levantándome con brusquedad al oír las palabras de Mars corro hasta el sacerdote intentando discernir si esta viva todavía. -Déjala en el suelo.. dejame verla... si aún puedo salvarla cada minuto cuenta - 

No tenemos escudos para cubrirnos nos van a matar a lanzazos. Y no tienes para coser la herida aquí en el palco.

Si sacas la lanza se desangra. Y con una lanza incrustada complicado detener una hemorragia.

Anda  mira cómo está rápido tienes unos segundos antes de que el resto se rebele y nos maten .

Digo mientras la dejo un poco en el suelo y miro sus heridas

Miro como está y sus heridas intentando saber su estado y como salvarla

-No es una rebelión, es el acto desesperado de un hombre que se sabe muerto y no tiene nada que perder, los guardias se encargarán - Me inclino sobre el cuerpo de Camila para inspeccionar la herida. 

Suspiró al recordar las visiones de mi dios. La muerte y la sangre. Creeme se revelarán este día u otro así me lo mostraron los dioses. Te ayudaré a tratarla también se de medicina.

Desenvaino el gladius, evaluando la situación, pongo a mis espaldas a mi prometida y retrocedo cubriendo a las mujeres, estando en guardia y plenamente alerta. Es digno de indicar que no muestro emoción alguna y que cuando están ya a cubierto tras las paredes, llamo a los guardias. 

- ¡Guardias, el esclavo Spurius ha intentado asesinar a su Domina, una ciudadana romana, hija de un Senador! ¡Atrápenle vivo e inmovilícenlo!  

- Gladiadores, arrojen sus armas y vayan con Duilius a sus aposentos. 

Una vez veo que los guardias vienen, los acompaño y de ser necesario, ayudo activamente a detener al hombre.

Pues si, al final si ha pasado algo ... ¿Ves? Si yo sabía que algo tenía que suceder.

La hispana tenía que esperar y ver la lucha, pero, aquella lanza voladora no se la esperaba en ninguno de los casos. Estaba advertida de que podrían suceder cosas, pero, que estallara en ira y lanzara a la domina ... era un arrebato en toda regla. Vio pasar la arma por encima de ella, en la lejanía, no sobrevolándola. Sabía que podia asustar a alguien, pero ... cual fue su sorpresa, cuando vio que ese "pincho volador" estaba lanzado contra Cornelia.

En Hispania había hecho de guardia más de una vez, pero, eso de atacar a tu "amo" estaba muy mal visto, tanto en su sociedad, como en la que estaba ahora. Sea cual fuere el motivo, ese gladiador, que podría haber sobrevivido a la batalla, acababa de sentenciarse a si mismo.

- ¿No será que ya se sentía muerto a si mismo y en un arrebato de orgullo, lanzó a la desesperada el último intento de venganza? Meneó la cabeza lateralmente: - Chico, te has sentenciado tú mismo. Miró las armas en la distancia. No era la primera vez que tenía que actuar de verdugo, pero, en esta ocasión la africana y Alina ... le correspondería el derecho. Era su "presa" en el combate, y a ellas les tocaba "proceder".

- Sea pues. Masculló entre dientes, como una tentencia. Como un martillazo.

Spurius corrió, la lanza voló, atravesando a Camilia en una especie de acto vengativo de los dioses y en la mente de la germana solamente apareció una frase: Ojalá te pudras en el infierno, zorra. Deseando y anhelando que aquella sucia perra muriera de manera agónica pues tanto ella como el resto que allí arriba permanecían era lo que merecían, una muerte agónica como los sucios perros que eran. 

Iba a ir a lanzarse sobre Spurius pero Brinda fue más rápida, arrastrando a su compañera Alina con ella y clavando la daga en el cuello del hispano, confirmando lo que la germana ya intuía, entre aquellos susurros mientras él estaba en el suelo lo habían acordado todo, por lo que las manos de ambas esclavas también estaban cubiertas de la sangre de la domina. Bien por ellas, aunque si una simple gladiadora como ella lo había intuido no le extrañaría que el resto de perros de ahí arriba llegaran a la misma conclusión, que ambas esclavas también habían estado implicadas.

Entonces vio como Livia, en su afán de perra guardiana de los poderosos, corría a gruñir y ponerse delante del palco, mostrando lo que siempre había sido, una perra fiel a sus castigadores, a aquellos para quienes ya no significaba nada. Pobre niña... Tan ingenua... Ahora le había mostrado tanto a los gladiadores como a las gladiadoras que ella no estaba con su hermanos y hermanas, sino con aquellos cerdos que jugaban con sus vidas, creyéndose dioses. Quizás, con aquel gesto se ganara el respeto de los de arriba pero seguramente perdiera el de quienes estaban abajo y para desgracia de la romana, ahora vivía con quienes estaban allí abajo. 

Y de nuevo, un perro ladrando a diestro y siniestro, demostrando que pensaba más con la parte inferior de su cuerpo que con la superior. ¿Vivo? ¿De verdad? Si Brinda lo había apuñalado en el cuello... Seguramente estaría más pendiente de ver cómo y cuándo se follaría a alguna que de lo que realmente había sucedido y encima, dando órdenes en un lugar en el que era un invitado y había gente por encima de él... Patético... Así demostraban quienes eran realmente los que ahí arriba estaban. 

Soenya simplemente permaneció en su lugar, esperando órdenes de a quienes realmente debía obedecer, el Doctore y el Dómine. Aunque no dejaba de mirar a sus hermanos, esperando por alguna señal o gesto por parte de alguno de ellos, como si buscase que le explicasen qué estaba sucediendo. 

Fue... ¿Demasiado rapido? Tal vez, Spurius tenía intención de vengarse, no lo sabía muy bien, solo sabía que pecó en su confianza, pecó en confiar en el honor de aquél gladiador, ahora la domina estaba herida gravemente si no que muerta con gran probabilidad.

El doctore desenfundó su gladius, no guardaba mucho aprecio a los patricios, pero las leyes romanas eran muy crueles con los esclavos, y no podia darse el lujo de perder a alguien más.

Y de nuevo las cosas pasaron a la velocidad de un pestañeo, Brinda derriba al gladiador, y le roba la vida, el peor desenlace posible para el galo 

Estamos muertos...

BRINDA, APARTATE, TODOS, VUELVAN A SUS CELDAS AHORA...

Gritó a todos allí, miró a Soenya un momento, mostrando una preocupación genuina, ya que el infierno se va a desatar.

No te alejes 

Le dijo a la lider de las gladiadoras, mientras los guerreros marchaban, y el detras de todos ellos, llevando a la germana al lado, esta situacion escapaba a sus manos.

Las palabras del Doctore la sacaron de su ensimismamiento mirándole algo preocupada porque sus gestos y su expresión le indicaban que algo iba mal. Asintió y miró a las gladiadoras.

- Gladiadoras, ya habéis escuchado al Doctore. Obedecer. 

Esperó a que se pusieran en marcha y tras aquel susurro lo miró asintiendo con la cabeza y la mirada, colocándose cerca de él y atenta a cualquier otra de sus indicaciones así como a las órdenes o indicaciones del dómine. 

- No lo haré... 

Spurius levanta su mirada una vez tratando de ver en el palco lo habia pasado, estaba seguro que le dio a camilia y sonrio. "Al menos le di a alguien..." fue lo ultimo que escucho Brinda y Alina. Pronto la daga se clavo en su cuello hizo un ultimo esfuerzo para no taparse la herida y dejarse morir en ese instante.

Pronto las gladiadoras tuvieron un cadaver frente a ellas, manchando la arena con su sangre pero no era la unica sangre que veian caer ahi.

Habia mas sangre cayendo a la arena, aunque no era de un gladiador o de las nuevas gladiadoras sino de la domina. Cuando se clavo la lanza ella estaba cerca de la baranda de balcon romano. Ahora estaba tirada en el suelo en una posicion incomoda y terriblemente dolorosa con la lanza atravezandola de lado a lado.

Ambos podian notar que se desangraba a una velocidad rapida. En principio seles oscurria tapar con las manos o ropas la heridas para hacerla aguantar mas tiempo pero ni Mars se sentia lo suficiente inspirado para salvarla. Tal vez ya era solo momento de darle una droga para que no sintiera tanto dolor.

Ella por su lado miraba a todos y se termino centrando en Elia. Entonces le pidio que se acerque para decirle algo...

"Jurame que cuidaras a Manius." comento ella cuando se acerco la patricia. "Ese el favor que te pido." dijo remontandose a la promesa anterior.

Los gladiadores seguian agitados y escucharon la orden de Duilius pero igualmente uno de ellos se animo a hablar. "Vas a morir puta!" le grito a Livia. "Crees que te va a defender alguien. Ya te agarraremos traidora y te mataremos!"  grito el breton plantandose unpoco pero sin salirse del grupo. El galo drust tambien fue con el.

Aunque solo este. Mientras el romano y el negro se veian medio incomodos mirando a Duilius para saber que hacer.

Con cuidado bajo un nivel sin llamar mucho la atencion para estar ala par que al domian y luego uso mis sentidos para escuchar que dice y leo sus labios a ver que dice en su susurro y mas alla