Partida Rol por web

La aprobó con un asentimiento. “Eso es cierto pero ya sabe como es el hombre romano, quiero lo que no puede.” comento con liviandad encogiéndose de hombro.

“Me encantan esas palabras. Espero que se las digas al doctore con el mismo entusiasmo mientras este las entrena.” dice la domina haciendo una mimica de aplauso. “Aunque te recomendaria que no digas eso de resistir nuestras invasión, el publico sera romano y eso no puede caer mal a muchos. No es bueno llevarse mal con el publico.”

Dicho eso miro a sus guardias pensativa. "Como haremos ahora, me da que no hay mucho mas de hablar. Aunque no creo que salga bien si le pido a los guardias que te lleven a tu celda." comento viendo un pequeño problema que tenian ahora, aunque el foco estaba en ella. Si se iba comportar.

- Entonces espero no tener problemas con su prometido... Si lo qué quiere es conocer el cuerpo de una guerrera y tocarlo no se lo impediré, pero no puedo prometer que no le dedique una mala mirada...

Rio cuando dijo lo del público.

- Tendré en cuenta que otra de las funciones es entretener al pueblo pues... ¿No? He oído que es bueno que el pueblo te aclame...

Miró a los guardias y río con ganas.

- Bueno, han visto qué puedo hacer con una pastilla de jabón y en mercado le rompí la nariz a otro de los guardias del esclavista aún estando atada a mis compañeras... Seguro que sean buenos chicos y terminaremos siendo amigos... ¿Verdad?

Les guiñó un ojo divertida mientras los miraba con cierto aire intimidatorio.

- Haré lo que ordeneis, Domina.

Noto su mano estirando mi vestido y aprovecho para girarme y acercar mis labios a su boca pero cediendo en todo caso la iniciativa, no fuera que juzgase un atrevimiento por mi parte. 

- Domine, en Aegyptus no tenía esclavos pero más de una vez me fijé cómo se comportaban - básicamente estaba imitando lo que había visto en otros lugares - en otra vida fui sacerdotisa, guerrera y hasta curandera - también le ofrezco mis servicios por si los necesitase - si quieréis puedo haceros una demostración... ¿os apetece un masaje?

Le empiezo a comentar un poco como eran las costumbres, en concreto el culto que se hacía a la diosa de la sexualidad mediante prostitución sagrada, así como ritos sexuales en honor de los dioses, sacrificios y trato de embelesarla por medio de una conversación excitante y provocativa, haciéndole ver que disfruto de todas esos ritos y que sería muy loable por su parte me permitiera enseñárselos o que participara en ellos.

No comento mas de lo primero y lo segundo sonrio divertida asintiendo. “Entretener es algo esencial para estas funciones, mas si son gladiadoras femeninas. Aunque tambien es mostrar proezas y acrobacias que cautiven al publico. Que las hagan ver como diosas o semi diosas, que los inspire incluso.” le informaba con su voz siendo mas respetuosa. “Ten en cuenta que tambien son rituales nuestros.”

La mujer miro a los guardias que miraban con ira y algo de miedo a la germana. Sin duda no eran compañeros de ella. Pero si la Soeyna prometia no tocarlos o matarlos parecia ser suficiente. “Ya, bien. Guardias llevenla a su celda, aunque primero llamen a Verina para que los ayude.” comento uno de los guardias se fue a buscarla.

Entonces volvio con la germana. “Perfecto. Espero que cumplas con tu palabra.”

Dicho eso y con Verina de vuelta. Soenya volvia con los guardias y la peliroja. Ya frente a su celda le abrieron la puerta y con sorpresa le dieron una patada para meterla adentro. Riendose de ella mientras cerraban rapido la celda. Verina miro y trato de empujar al guardia que lo hizo pero este la miro mal. Sin duda la cosa no quedaria tan tranquila. Pero eso era algo que pensaria la barbara en solitario.

Muy cerca quedaron la una con la otra, dejando que el aliento de ambas se mezcle. La Domina parecio no tener problema con la cercania incluso te miro por unos largos segundos antes de continuar hablando.

Aunque hablar se le volvio algo mas dificil no por timidez sino por el tema que trajo ella. Entonces miro a los guardias y luego a ti. “Eras una mujer muy dotada para tener tantos oficios.” comenta ella pensativa en tu oferta mientras escucha lo que le dices. Si querias tener su atension lo lograste aunque embelesarla no parecia ser tan facil.

“Bueno ha sido un dia largo, pero recuerda que te vigilaran los guardias.” comento ella seprandose finalmente yendo a un banco cercano para sentarse. “Veamos como lo haces...y nada raro.” le advirtio a ella aunque se dejaba a la merced de la egipcia.

Livia asiente con la cabeza y busca un lugar donde sentarse en el calabozo, cruzando una rodilla sobre otra, adoptando una pose bastante cuidada y pulcra, notándose sus origenes a pesar del tiempo de esclavitud:

-Le contaré la historia, dómina, pero se que no me creerá. Nadie lo hace. Mi hijo fue asesinado por mi marido cuando descubrí que éste había perpetrado unas falsas acusaciones de traición sobre mi padre. Mi marido, Marco, era socio comercial de mi padre, quien estaba intentando escalar puestos en la política. Se ve que le iba bien y por eso se lo quitaron de en medio.- se encoge de hombros como si aquel resultado fuera más que evidente, y lo era dado el terreno pantanoso que era la política- Lo que de verdad asustó a mi marido y a su familia fue que descubrí que Marco y otros senadores estaban financiando a los enemigos del imperio al tiempo que menoscaban la economía de Roma para hacer temblar los cimientos del imperio y así destronar a Calígula y poner a un nuevo emperador controlado por senadores y comerciantes, todos ellos corruptos. Mi error fue decirle a Marco que lo sabía, tenía la esperanza de que me dejaría en paz si le amenazaba con contárselo al mundo...¿qué estúpida fui, verdad? Tan sólo tenía quince años- dice con una sonrisa amarga y la vista clavada en el suelo.- él se limitó a reírse de mí y degolló a mi pequeño Carlo delante de mí mientras sus guardias me sujetaban. Nunca olvidé sus palabras..."puedo hacerte tantos hijos como me plazca, pero ¿a cuántos quieres ver morir? Mantendrás la boca cerrada, niña". Aquella noche lo trinché como a un pavo con una lanza...lo destripé como el cerdo que era y estuvo horas desangrandose y arrastrándose por la casa...- una cruel y resplandeciente sonrisa se apareció en los labios de Livia al recordar esta parte de la historia, y sus ojos ahora brillan con fiereza.- al menos así ya no podrá volver a tocarme. Su familia decidió que sabía demasiado pero siendo de origen noble no podían ajusticiarme. Me dieron por loca y me vendieron como esclava con la condición de que me llevaran lejos de Liguria.

Se queda callada unos instantes jugando entre sus dedos con los pliegues del vestido y espera una respuesta de la dómina, aunque por su propio gesto, es fácil imaginarse que ha contado varias veces esta historia y que nunca la han creído, por lo que espera con una tranquila expresión de aburrimiento.

-Algún día me cortarán la lengua por decir todo esto, lo sé, pero no voy a dejar de decir la verdad, quizás alguien me crea alguna vez.

Livia no tarda en encontrar un lugar, contra la pared habian asientos pegados a la pared y con el mismo material que esta. Tambien habian bancos en varios lugares la mayoria lejos de la gran pileta.

Elegiera lo que eligiera la Domina se sentaria a un costado de ella, cerca pero no tanto para estar pegada. Entonces se quedo escuchandola y viendola, sin intervenir mientras dejaba que Livia terminara la historia.

Cuando por fin termino esta se le quedo expectando. “Sin duda es una historia bastante triste mi querida Livia, una esclava que terminado con tan mala fama. La verdad es que me gustaria creerte…” comenzo la mujer pensativa pareciendo meditar cada palabra. “No parece que mientas y si lamentablemente te veo hablando de mas. Aunque si haz tenido valor para matar a tu esposo entonces no eres nadie para tomar de menos.” comento ella ya sonriendo.

“Creere por ahora. Si algo me pone en duda tu historia no dudare en sacarte de encima rapido por mentirme.” comento ella acariciando el hombro de la otra romana. “Debes jurarme por los dioses que dices la verdad."

Por primera vez desde que la conoció, Livia pone un gesto de absoluta confusión y sorpresa. ¿Acaso está mujer...está mujer la había creído? Los ojos de Livia se llenaron de lágrimas y también de determinación, haciendo entonces algo que ni ella misma se esperaba hacer.

Se desliza fuera del banco para caer con ambas rodillas en tierra ante Camilia y toma la mano de la mujer entre las suyas al tiempo que baja la cabeza, pronuncia las siguientes palabras.

-Yo Livia, hija de Octavio, hija de Roma...juro en el nombre de la diosa Juno, protectora de la familia, que lo que os he contado es cierto y si miento, que las Parcas me lleven ahora mismo y secciones mi hilo vital, porque nunca ninguna mujer debería mentir sobre su hijo.

Camilia se la quedo viendo dejando que tomara su mano mientras la otra se posaba en la cabeza de ella. Acariciandola con calma tras que ella diera su juramento. “Ninguna de nosotras deberia mentir sobre su hijo.” comento en apoyo a las palabras de ella. “Yo tengo un hijo aquí y por eso queria saber tu verdadera naturaleza querida livia.”

“Era muy noble y sincera. Pienso premiarte por ello, aunque no sea un titulo oficial me gustaria volverte la lider de las gladiadoras. Tu hablaras por ellas conmigo y me ayudaras a hacer que ellas entiendan lo que les ordeno.” te fue explicando mientras dejaba que sostuvieras su mano. “Aceptarias eso?”

Livia levanta de golpe la cabeza y aprieta un poco la mano de la dómina entre las suyas, carraspeando para contenerse:

-Acepto vuestro encargo con humildad, Dómina, mas el respeto con respeto se gana y esas mujeres tan primitivas en poco estimarán mi respeto. Haré todo lo posible por ganármelas y me aseguraré de que son disciplinadas para con vos...y también daré la cara por sus errores, pues desde ahora sus errores serán los míos y sus triunfos, los míos también.- asegura con un sereno asentimiento de cabeza.- Y por mi parte os guardaré respeto a vos y a cada romano que según vos sea digno de respeto. Los extranjeros, han de ganárselo.- añade- después de todo, la sangre de Rómulo y Remo corre también por mis venas, y no se ha de ver nunca a un romano inclinado ante un provinciano.- 

La Domina sonrio grande ante las palabras de ella. “Me complace. Si sin duda permitiré que te tomes tu tiempo para hacerte de su confianza.” expreso acariciando su rostro con lo que parecía cariño. “Ten en cuenta que pronto serán mis errores y triunfos también.”

“Seguro que no debemos inclinarnos ante los provincianos, pero recuerda que ahora tu deberas hacerlo. Cuando yo te lo señale.” le recordo no pudiendo evitar mostrar la diferencia de su nuevo estatus. “Tambien al doctore, pero bajo mi permiso.” agrego luego con algo mas de humor.

-Cómo ordenes, dómina...pero sabed que estoy en desacuerdo.- dice tomandose la libertad de decir lo que piensa sin tapujos, aunque su respeto por Camilia sea real, no parece muy contenta con la idea de respetar a un extranjero, aunque ella fuera la esclava.- ¿y que pasa si mi habilidad es superior a la del doctore?- pregunta de golpe, alzando un instante la mirada para luego recordar que debía bajarla, y así lo hace.

A la Domina no le gusto que estuviera en desacuerdo y suspiro. “Lo tendre en cuenta. Aunque solo dilo conmigo.” expreso lo que le faltaba que le dijiera a las otras, aunque recordando antes ya lo habia dicho eso junto con la pregunta que termino haciendo.

“Si sos superior al Doctore es algo que veremos con los dias, creo que podre estar en tu primer clase con èl. Ahi se vera si es cierta tu superioridad.” comento pareciendo desilucionada. No respondiendo mucho mas. "Aunque la verguenza de tener a un hombre asi, sin duda me golpeara. No lo piensas?"

-No es mi estilo revolver el gallinero, y más si tengo que cuidarlo yo por orden vuestra, dómina. Procuraré no alentar irresponsabilidad en las gladiadoras...y contendré mis maneras con los extranjeros si es lo que quiere, dómina...- comenta suspirando.- pero sabed que me llevará un titánico esfuerzo.- añade volviendo a su posición original sentada- procuraré no faltar al respeto a sus sirvientes. Todo sea por la paz en el ludos, dómina.

La acompaño hasta el banco y la indico que se tumbe boca abajo a lo largo, acto seguido me arrodillo a su lado para masajearla el cuello con suaves caricias de las yemas de mis dedos, con movimientos circulares bajando hasta la nuca y extendiendo aquellas caricias suaves a lo largo y ancho de su espalda.

Separo son lentitud el vestido y pido a uno de los guardias que me acerquen un jarrón con agua, empapo parte de mi vestido y tras escurrirlo, paso ligeramente el paño húmedo por la base del cuello bajando por su espalda.

A continuación, desplazo mis manos hasta la parte baja de la espalda, acariciando suavemente sus glúteos - ¿os relaja, Domine? - sigo con trazos largos por sus piernas para acto seguido volver a humedecer la parte baja de su espalda y dar pases largos tanto con las palmas de mis manos como con la base del brazo.

Intercalo pequeños besitos sobre su piel con pulsaciones de las yemas de mis dedos a través de sus glúteos y espalda. Después, me subo yo también sobre ella, tras retirarle el vestido y masajearla con todo mi cuerpo sobre su espalda, a la vez que de nuevo mis besos esta vez sobre su cuello tratan de acariciarla y con ello relajarla. Me vuelvo a arrodillar a su lado - ¿Os podéis dar la vuelta, Domine?

La domina te miro con una mirada neutral, terminando no pudiendo resistir un suspiro cansado. “Eres muy particular querida Livia, pero siento que te entiendo mas que a las otras esclavas.” comento finalmente.

“Al final si los extrangeros te causan muchos problemas dimelo y como dije solo te pido que respetes a uno de ellos. Aunque siento que no podras resistirte asi que haz como puedas con el doctore.” termino diciendo pareciendo darle permiso tal vez confiando en el doctore.

Asintio al final. “La paz en el Ludus, tu nueva vida. Una mejor si puedes ayudarme con tus compañeras.” comento ella pareciendo dispuesta a dar por terminada la reunion.

La domina hizo caso curiosa por el futuro masaje despues de todo pensaba por sus palabras anteriores que debia de saber lo que hacia.

Ya sintiendo sus dedos junto con las yemas de estos en su piel. Suspira cuando la siente en su espalda y se deja relajar un poco. Tu sientes en ella un gran estrés acomodado en el cuello, como si algo mas alla de esta situacion la estuviera carcomiendo.

No era necesario acercar un jarron de agua con la pileta cerca, pero de cualquier forma los guardias no le hicieron caso. Mojandola logras sacarle un pequeño escalofrio y una risita antes de volver a dejarse quieta en el banco. La sientes suspirar de nuevo mientras la masajeas en la espalda. “Si, lo hace.”

Al menos eso dice ella pero aun notas algunos nudos, pero su tono era uno contento y relajado. Deajndose llevar de nuevo permitiendo que toques sus piernas que se estiraran bajo tus habilidosas manos. “Mmmm” Cuando siente los besos deja salir de su boca un ruido de satisfaccion, pareciendo pedir que continue.

La deja que suba arriba y que retire parte de su vestido dejando descubierta su espalda. Dejando sentir su cuerpo en ella con complacencia. “Podria...” dice ella pareciendo aceptar excepto por un detalle. “Guardias retirense enseguida. Ya ire a buscarlos cuando termine.” Sin pensarlo mucho estos hacen caso.

Ahora con ellas dos solas se da vuelta y se retira mas de su vestio que solo tapa su sexo en ese momento, dejando ver sus pechos ya estimulados apuntando al techo. “Lastima por el lugar, pero sin duda es algo que seria bueno hacerlo en otro lado.” comento como sugerencia.

-A pesar de todo, sigo siendo romana. A pesar de mi estado de esclavitud, entiendo cuáles son sus deberes como Domina y entiendo cuáles son mis obligaciones. Procuraré no ser causa de esos problemas. Se lo garantizo.- promete con bastante serenidad aunque ambas saben que va a costar mucho esfuerzo. Los romanos no estaban hechos para la esclavitud, al fin y al cabo.

Presiento cuando retira a los guardias que busca un clima de mayor intimidad, si bien aunque se recoge el vestido tampoco se lo quita. Una vez se tumba boca arriba, me coloco a su lado y empiezo a masajearle los pechos, empezando lentamente y apenas rozándolos con caricias suaves para a continuación, acariciarlos de manera que mis manos tientan sus contornos, llegando a pellizcar sus pezones pero sin ánimo de hacer daño.

Escurro un poco de agua sobre su cuerpo, y extiendo ese sudor por su piel. Acto seguido me quito mi vestido y me tumbo a su lado propiciando el contacto directo de nuestros cuerpos. Ya no sólo le acaricio los pezones si no que los introduzco en mi boca con pequeños y decididos besos que van a más, tratando de succionar aunque sea sólo su sudor. Lo vuelvo a hacer sólo que mis besos esta vez comienzan en la base del cuello y van descendiendo a través de sus pechos acabando en su cintura, le aparto delicadamente su vestido y acaricio su sexo, después sigo con las caricias y los besos, empezando a acariciar sus labios vaginales con mi lengua. 

Sigo masajeando sus pechos con mis manos mientras mi boca se encuentra a la altura de su sexo dándole un masaje con la lengua, humedeciendo el entorno e introduciéndola ligeramente, esperando que su iniciativa sea condescendiente o rechace mi técnica.

La domina finalmente asintio y te toco la cara. "Entonces de romana a romana tratemos de no herirnos." dijo con media sonrisa. "Por nuestros hijos." fueron sus ultimas palabras, antes de marcharse. Pronto los guardias la llevaron a su celda. Mañana seria un nuevo dia.