Partida Rol por web

-Supongo que ganarías que quisieran repetir contigo y...¿Ikateria?- pregunta interrumpiéndose un poco de golpe y se incorpora de golpe y sale de su celda, abierta como las de las demás y se mete en la de la hispana. Se inclina sobre ella y toma su cara entre las manos, palmeándola un poco para ver si reacciona y si no es así, le inclina el rostro a un lado para que expulse en la medida de lo posible aquella sustancia- ¿qué mierda es eso...? ¿En serio nadie la ha visto?

Miró corriendo en dirección a Livia y como ésta iba hacia la celda de la hispana.

- ¿Cómo? - Miro a Brinda y a Alina - Quedaros aquí, voy a buscar a Sekhmet... 

En estos momentos era quien estaba sustituyendo al Medicus y la única que podría ayudarles...

- Livia, voy a buscar a Sekhmet, mantenerla con vida y hacer que expulse lo que se haya metido... 

-No. -niega la romana- Mejor llama a Verina, dile que busque a la sacerdotisa. Hazme caso. Dile eso, ella sabrá. -dice muy seria, arrodillándose junto a la cama de Ikateria e intenta ponerla de lado para que siga echando lo que sea que tiene en el cuerpo.

Temblores y convulsiones leves la hacían sacudirse. Eso no era tiritar. Olía al amargo de la sabia de una planta, pero también a hiel y al seco de trozos de madera. Eso si, sudaba como si fuera una atleta entreando bajo un sol veraniego y tiritaba como una nena en medio del hielo.

Me acerco y me agacho junto a Ikaterina, preocupada.

¿Se le ha metido alguna suerte de espíritu maligno en el cuerpo? ¿O ha tragado algo? Mierda, espero que no se nos pegue añado nerviosa mientras froto un tobillo con el otro pie

Alina se había quedado boquiabierta por la revelación de que no sólo las usarían para pelear si no para... No, no podía siquiera imaginárselo y para colmo también con mujeres. ¿Qué les pasaba a estos romanos? En su casa no se trataba así a los esclavos. 

Bueno, había algunas niñas hijas de esclavas que se parecían mucho a su padre y a ella... Pero no, eso no pasaba en su casa. Eran habladurías. 

Estaba tan ensimismada que apenas se dio cuenta del escándalo a su alrededor. Cuando volvió a la realidad, vio que todas las mujeres estaban en corro en torno a Ikateria. La muchacha estaba sufriendo de algo. 

Alina se puso de pie y se agachó a mirarla con gesto de preocupación. 

Escuchó que Brinda decía algo sobre un espíritu maligno. Alina hizo un signo contra el mal de ojo con una mano, con cara de susto y se alejó un poco de la "poseída." 

Soenya no pudo salir muy lejos en esa busqueda, los guadias si bien la escucharon y mandaron a uno a buscar a la egipcia. No dejaron que la germana se fuera muy lejos de ahi. Tras unos munutos con todas alteradas llego la egipcia.

Esta ahora se encontraba con otro corte de pelo y uniforme que al que conocian las que habian sido sus compañeras. Incluso Brinda noto que su vestuario se parecia al tipico egipcio tal vez con algunas modificaciones para parecer mas sexual. Con ella llevaba una pequeña mochila. Tras dar un saludo corto a las mujeres se acerco a la que estaba enferma. "Permiso. Dejenme pasar." reclamo con una voz delicada que bien podia sonar melosa de su parte.

Luego se puso a examinar a la mujer. "Que tomo?" pregunto a las demas pero fue sacando unas hierbas de su mochilita.

Livia eleva la mirada cuando la egipcia entra y se aparta un poco para dejar trabajar a la mujer, hasta ahora la ha mantenido  con la cabeza girada para que no se atragantara, pero dada su escasez de conocimientos no se había atrevido a hacer ninguna otra cosa:

-No lo tengo claro...pero esto es lo que ha escupido...- la romana toma el pegote y esa especie de cuerda masticada de mal olor del suelo y en sus manos se lo muestra a la egipcia- ¿Sabes lo que es?

El ver entrar a la egipcia mis manos se aprietan cerrando los puños con tal fuerza que los nudillos quedan blancos.

Es cierto que su ropa no es exactamente igual que la de aquellos que nos atacaron o los que luego no estuvieron de esclavos, incluso diría que es más sexual, pero aún así es una egipcia. Y ella tiene que ser precisamente nuestra doctora.

Intento relajarme y pensar que es otra esclava como yo, pero lo consigo a duras penas. Lo que sí que hago es apartarme para que pueda trabajar, aunque teniendo el momento en que me pueda hacer a mí algo parecido.

Regresa junto a la egipcia y los guardias, sin quitarle la vista de encima a ésta hasta acercarse a Brinda y poner una mano en su hombro con calma y susurrarle algo al oído.

- Haces bien en no fiarte... No la pierdas de vista... Yo creo que solamente le importa ella y nosotras somos un medio para lograr lo que sea que se proponga...

Le susurra acerca de la egipcia. 

A Ikateria se le ponen los ojos en blanco, y empieza a tener convulsiones. Parece una tabla de pies a cabeza, y da saltos por el medio; mientras espumea por la boca y la nariz. Su respiración es entrecortada y parece que, a esta velocidad, se asfixiará con todas esas burbujas que le salen por todos los abujeros de la cara.

Afirmo sutilmente, un gesto casi imperceptible.

Como todos los egipcios susurro. Son como la serpiente con que me castigaron, no te mata pero a veces desearías que lo hiciera.

Sekhmet no toco lo que le ofrecia Livia sino que acerco su rostro y lo olfateo un par de veces. "Es una mezcla mala, pero se de que se trata..." responde tras pensarlo y esta a punto de continuar pero se da cuenta que la situacion empeora de repente.

 "Por Isis. Soenya ayudame a bajarla al suelo. Rapido que puede morir!" se apuro a ordenarle. Si bien ella no era lamas fuerte esperaba que la germana le ayudara. La egipcia fue a sus hombros dejando la parte baja a ella. "Necesito que este de costado e inmovil pero no vayas a ponerte totalmente encima de ella. Sujetala."

Dicho y tras que la bajaran miro por un segundo atras. Livia vio que por un momento parecia a punto de decirle algo y luego busco las demas miradas pero volvio con ella "Livia. Ayudame. Ayuda a Soenya." Cuando por fin estuvieran ambas vieron como la egipcia tomo el rostro de ella y abrio tanto como pudo su boca, entonces empezo a limpiar la espuma que tenia fuera y dentro de la boca. Tras eso le golpeo con cuidado en la espalda donde debian estar los pulmones para ver si expulsaba mas cosas o si empezaba a respirar sola. Luego de un par de golpes bvolvia a limpiar su boca por si se obstruia por algo.

Se separó de Brinda y asintió a las palabras de la egipcia, aunque más parecían órdenes que otra cosa, demostrando hasta que punto se consideraba ahora mejor que el resto, más aún de lo que ya lo hacia cuando la conocieron.

- Voy.

Siguió las indicaciones de la egipcia para bajar y mantener el cuerpo de Ikateria en la posición adecuada.

- ¿Por qué se habrá metido eso? Si quiere morir que muera con honor en la arena, tal y como hizo Adonia... 

-No lo sé...igual estaba tomando algún tipo de hierba para dormir pero parece que se hubiera pasado con la dosis...juraría que la otra noche también la vi tomar algo antes de acostarse pero no se si era lo mismo que esto...- dice la romana, confusa, pone sus manos sobre la hispana para que no se mueva más de lo debido y que no se haga daño y Sekhmet pueda hacer su trabajo- ¿Sabes qué es o que le ocurre?

Me mantengo a la espera, observando a la extraña mujer que ahora convulsiona y casi más a la egipcia que la trata. Me pregunto si no le hará algo para rematarla o a saber... No sería la primera vez que lo viera de ellos.

De todos modos, esa mujer es realmente extraña. No sé qué pensar de ella, es como si hubiera perdido la razón. En fin... Esperemos que se acabe recuperando, morir así no es buen modo de morir.

Escena en el descanso del mismo día que ocurre la escena Disciplina. Primera conversación.

Al poco de llegar a nuestras celdas, salgo de la mía para dirigirme a la de Soenya. Hola, Soenya. ¿Crees que puedo hablar contigo sobre algo que me preocupa en los entrenamientos? Para ser exactas, ¿algo que me preocupa sobre todo por Alina?

Me quedo esperando su respuesta. Ella es la veterana, y puede que no le siente bien que una novata quiera decirle cosas sobre los entrenamientos, pero realmente creo que puede sernos necesario. Y prefiero ver si lo han tenido en cuenta.

Escena en el descanso del mismo día que ocurre la escena Disciplina. Segunda conversación.

Tras mantener una conversación con la germana, antes de volver a mi celda me dirijo a la de la romana. Ella también se ha mostrado amable, y ahora quiero su ayuda.

Hola, Livia. Me preguntaba si estarías libre para empezar ahora las clases que me dijiste... digo poniéndome un poco roja y quizá para que me enseñes algo más sobre los dioses romanos.

Livia se encuentra rezando en su altar, más bien era como si meditara, ante ella, en el suelo, un cuenco con un humilde ofrenda de arena que ha recogido del campo y un paño manchado de su sudor y la sangre proveniente de algún pequeño rasguño. Cuando nota que alguien entra en su celda se gira desde su posición arrodillada pero no parece molesta...parece en paz.

-Brinda. Si, la verdad es que entre ir al circus, al anfiteatro y luego de cena en casa del senador Domenecus dudo que tenga tiempo de antenderte.- dice con una risilla, bastante irónica, se la ve de buen humor. La romana se levanta y se sienta en el camastro, en cuyo extremo estaba la manta nueva que le habían traido tras recibir ese mismo día su marca. Aún no la habia desdoblado si quiera.

-No me hagas caso, a veces puedo creerme muy graciosa pero en verdad no lo soy. Entonces ¿quieres que te explique cómo satisfacer a una mujer?- pregunta con una sonrisa divertida.