Partida Rol por web

No puede evitar un tenue risita que parece relajarme un poco. No, es que como te veía rezando en el Templo Mayor, pues igual te molestaba comento antes de sentarme en la cama.

Lanzo un suspiro intentando superar mis propias convicciones sobre las relaciones entre hombres y mujeres y las relaciones entre mujeres para no avergonzarme con todo esto y finalmente afirmo.

Sí, creo que puede ser algo beneficioso. A ver, cómo imaginarás sé darme placer a mí misma, pero dar placer a otra persona... no sé, nunca se me ha ocurrido hacer eso con una mujer.

-No, yo no imagino nada...yo era patricia, pero mi marido no veía bien que yo disfrutara de mi cuerpo. Yo era solo para él, para su disfrute y para lucirme. Así que si al menos conoces tu propio cuerpo, ya sabes más de lo que yo sabía cuando me convertí en esclava.- dice con sinceridad, sabiendo que sus palabras la pueden ayudar- Créeme, te vendrá bien saberlo y abrir tu mente en ese sentido...las mujeres son más difíciles de complacer que los hombres pero son más generosas que ellos y preferirás ser la favorita de una patricia, al menos no te dejará embarazada y normalmente no gustan de hacer daño.

Afirmo prestando atención a sus palabras. Aunque ese concepto de ser poco menos que un adorno en tu tienda se me hace extraño. Cuando vives en una aldea nadie puede estar sin hacer nada. Incluso los jefes trabajan como cualquier otro para conseguir el bien de todos. La verdad, lo que cuenta Livia se me hace aburridísimo.

Aunque me pregunto cómo pasó de ser una persona libre a ser una esclava siendo romana. Entonces mejor que me acerque a las mujeres digo esperando su clase en ese sentido.

Aunque me parezca un poco antinatural, un poco atentar contra la Madre Tierra, supongo que en mi situación esas concepciones solo pueden traerme problemas, así que deberé desterrarlas. Y con cada cosa que destierro me voy volviendo más como ellos quieren y menos como era en mi aldea.

Escena en el descanso del mismo día que ocurre la escena Disciplina. Primera conversación.

Cuando Brinda entró la germana estaba limpiando y acondicionando un poco el pequeño altar que había en su celda. Había escuchado los pasos de su compañera, por lo que cuando la vio entrar no se inmutó demasiado.

- Claro, adelante. Habla

No tenía problemas en escuchar lo que tuvieran que decirle, especialmente si eso podría ayudarlas a todas a encontrar su lugar.

Entro y me siento en la cama, pensativa. La verdad es que estoy buscando la mejor forma de decir lo que quiero decir sin que suene presuntuoso o que estoy intentando suplir a alguno de ellos. Finalmente suspiro y empiezo.

Quería hablarte sobre la timidez de Alina. Me he fijado que la cuesta estar con una ropa tan corta y que la miren atentamente. Y veo en eso un problema.

Pero también el resto podemos tener algo parecido. Se me ocurre que llegue una de nuestras rivales y nos quite el sujetador. Bastaría una breve vacilación con intención de taparnos para que la rival tenga tiempo de atacarnos.

Por eso me preguntaba si tú o el Doctore os habéis planteado la posibilidad de entrenar desnudas, o al menos sin sujetador. Sería un buen ejercicio porque tampoco creo que pase mucho tiempo antes de que a uno de los organizadores se le ocurra hacer un circo con mujeres desnudas.

Quizá lo que se podría hacer es darlo como una especie de recompensa para los gladiadores cuando entrenan bien y se esfuerzan. Algo como que por ejemplo tengáis una señal y, si el Doctore lo considera oportuno, te haga la señal y hacemos las dos últimas horas de entrenamiento sin sujetador o desnudas. ¿Qué te parece?

-​​​​​​-Buena elección...diga lo que diga Soenya, ni hay mayor ni menor dignidad en servir en la arena o en la alcoba...se trata de sobrevivir y de buscar las libertad si es tu objetivo. La egipcia logró hacerse un hueco como curandera del ludus y con ellos ha alargado su esperanza de vida...y para mí, eso, no tiene nada de malo. - dice la romana encogiéndose de hombros- A mí me gusta la lucha...necesito ese subidón y esa vía de escape a mi rabia. Y se que esto es lo que los dioses esperan de mi. Pero no juzgo a nadie que haga lo que tenga que hacer para sobrevivir. Bien...si ya sabes cómo satisfacerte a ti misma, el resto es sencillo...tu sólo haz a la mujer lo que desearías que te hicieran a ti. Toca donde a ti te gusta tocarte. Lame donde a ti de excita que te laman...luego descubrirás que cada mujer es un diferente, a unas les gusta más llevar el mando otras esperan que tú seas quien dirija...al final es como con los hombres en ese sentido. Pero el sexo con mujeres es más armonioso y delicado...lo importante es el camino, no el destino. Sobretodo si has de hacerlo con una mujer libre, debes estar atenta a no ofenderla...es mejor pecar de tímida y que ella te vaya dando libertades que ser demasiado osada y buscarte un problema.

La miró con calma, sin que viera molestia alguna en sus palabras.

- Habéis llegado hace nada, tanto Livia como yo ya hemos luchado desnudas o prácticamente desnudas, por lo que no nos resulta ni molesto, ni vergonzoso ni extraño. Al contrario, puede resultar hasta más cómodo para ello. Pero, hacerle algo así a Alina en su condición actual sería ponerla en peligro. Es mejor comenzar por los baños, que nos vea solamente a nosotras y después ir añadiendo poco a poco ese tipo de "entrenamientos". Creo que ni Livia ni yo haríamos movimiento alguno de tapar nuestros pechos si quedaran descubiertos en medio de un combate e imagino que por tus palabras tu tampoco. La desnudez no es un tabú para nosotras y de Ikateria poco sabemos.

Comienza a arreglar un poco sus ropas, pues parece que no se quedará en la celda esa noche.

- Hablaré con el Doctore y la Domina, para que nos dejen un tiempo a solas en los baños y así podamos ir poco a poco. 

Mi objetivo siempre ha sido la libertad digo afirmando, y más tras saber que un gladiador veterano (esperemos que gladiadora también) pueden convertirse en doctore de un ludus. Mi tribu ha desaparecido, así que perfectamente podría quedarme a vivir en Roma. Pero quiero hacerlo como mujer libre.

Escucho lo que dice a continuación y me quedo pensando. Entonces es mejor que deje que empiece la otra persona y yo empezar con caricias suaves hasta que me digan algo. ¿Es eso lo que quieres decir? Vale, eso puedo hacerlo. Me da un poco de cosa hacerlo a otra persona que no sea a mí misma, pero supongo que todo es ponerse a ello y aguantar estoicamente.

Afirmo ante las palabras de Soenya. En mi tribu las mujeres íbamos con los pechos al aire. Una forma de honrar a la Madre Tierra. Así que desde pequeñas nos acostumbrábamos a mostrar esa parte de nuestro cuerpo.

Más preocupación me produce que en un combate me arrebaten la parte de abajo de mi ropa y reaccione intentando taparme o algo similar. No debería, pero es algo que nunca he hecho delante de mucha gente y no sé cómo reaccionaré.

Creo que tienes razón con lo de empezar por las duchas, quizá una terapia de choque no es la mejor forma para afrontar eso. Entonces lo dejo todo en tus manos, gracias por escucharme.

Sonríe con calma y amabilidad a Brinda, pues aún a pesar de su aspecto salvaje y agresivo parecía esconder cierto toque amable y comprensivo.

- De nada, aunque no hace falta darlas. Estoy aquí para vosotras, para que me contéis vuestros problemas e intentar llevar vuestras sugerencias y peticiones a los domines. 

Se queda pensativa.

- La verdad es que en mi caso fue un poco a lo bestia... Tuve que salir del río y golpear con mi espada a tres hombres que querían violarme... Se fueron con el rabo entre las piernas... E incluso, creo que uno perdió un huevo...

Río mientras terminaba de arreglarse un poco la ropa. 

Levanto una ceja con gesto divertido. Salvaje digo, riendo. Espero que sí lo perdiera, para que no vuelva a hacer eso a una mujer. Bueno, te dejo que te prepares para la recepción de los invitados a la fiesta de esta noche digo con un guiño. Al menos estos momentos me hacen olvidar la situación en la que estoy.

La mira extrañada.

- ¿Fiesta? ¿Qué fiesta?

Perdona, solo intentaba hacer una broma. Aunque a veces dicen que tengo un humor extraño, incluso... negro.

Me marcho para hablar con la romana antes de volver a mi celda.

-Es un arte complicado seducir a una mujer con un rango importante. Las mujeres no muestran lo que quieren a las claras como los hombres...pero si estás atenta podrás ver si tiene interés en ti.- explica con calma, es un tema difícil de tratar y más aún de definir con palabras- Si te parece que si, espera un poco más...la ventaja que tenéis es que las romanas suponen que los bárbaros sois poco inteligentes, así que seguro que te lo dejará muy claro si tiene interés. Entonces puedes aproximarte...la miras a los ojos- Livia acompaña sus gestos con sus palabras, haciendo lo que dice- con intensidad ... tiene que parecer que te vas a comer con la mirada...pero no como si fueras a comer una pata de jabalí...si no como si fueras a comer uvas de un recipiente...¿Comprendes? Tienes que creerte que la mujer que tienes delante es un manjar...y que te hace el favor de mirarte. Si tu lo crees ...ella se lo creerá.

Voy anotando mentalmente todos los consejos de Livia. No sé si en un momento podré ponerlos en práctica, pero dicen que más sabe la gacela que huye del estornudo de un elefante que la que se queda ante el rugido de un león. Es decir, que estar preparada puede permitirme actuar adecuadamente en una situación determinada.

Creo que comprendo lo que dices, sí. Mirarla como si fuera lo único que hay en este momento en este lugar, ¿algo así?

Dime una cosa, antes de un combate de gladiadores, ¿hay gente que se acerca a las celdas buscando alguien con quien acostarse y ese sería el momento de poner en práctica estos consejos?

-Ummm...antes de un combate yo no lo he vivido eso. Más bien después...si después de nuestro combate por la marca hubo una fiesta para los gladiadores. Claro que yo me la perdí. - aclara con una sonrisa resignada pero no con amargura- Y creo que ahí sí que hubo una juerga de marca mayor...- dijo con una risilla- pero eso mejor se lo preguntas a Soenya. No se decirte cuando tendrás mejor opción de buscar un arreglo con una patricia pero no pierdas la oportunidad de quedar bien con los los amos siempre que puedas. Lúcete en la arena, también en los entrenamientos...da lo mejor de tí incluso cuando creas que nadie te ve. Pero...nunca confíes en ellos. Al final...ellos...nosotros...somos romanos - se incluye con un encogimiento de hombros- cuando las cosas van bien, van bien para todos. Pero cuando las cosas van a mal, ellos primero...ellos y los suyos. Por suerte...conmigo puedes contar porque en la arena dependeremos las unas de las otras.

Afirmo pensativa. No perder la oportunidad de estar con una patricia e intentar siempre agradar a los amos. Comprendido.

Miro el altar que tiene en su celda y luego a la romana. ¿Podrías explicarme un poco tus dioses? En mi tribu se adoraban las fuerzas de la naturaleza, el viento, el agua, la Madre Tierra... Pero por lo que he visto vosotros les dais forma humana, ¿no es así?

-Con mucho gusto, hermana...-dice la romana acomodándose en la cama, cruza las piernas sobre la tabla y comienza a hablar sobre el panteón romano, empezando por las asociaciones con los elementos de los que habla Brinda, los titanes y luego los olímpicos. Realmente podría estar hablando durante horas sobre la religión romana, pero por ahora tan solo da una somera lección sobre los principales dioses del panteón y sus ámbitos de poder, incidiendo especialmente en Marte y de su importancia en las vidas de los gladiadores, precisamente por la vida dedicada a la lucha.

Finalmente, tras la larga charla que más bien casi sería un monólogo, Livia se ofrece a ayudar a Brinda a construir un altar a Marte o a cualquier otro dios olímpico, pero sin presionarla, tan solo se trata de un ofecimiento sincero.

-Bueno con esta explicación podrás arreglarte cuando oigas a los romanos hablar de los dioses, al menos sabrás de que hablan...y sabrás a que dios invocar según el problema o el agradecimiento que quieras hacer. Si tienes alguna pregunta sobre los dioses podemos reflexionar juntas sobre ello. Me alegra mucho que muestres interés por la religión romana, al menos debes saber lo básico para que los amos piensen que estar convirtiéndote...sinceramente, si decides no creer, es cosa de cada uno, no creo que la fe pueda imponerse y menos si no te has criado con ella...pero para los romanos es importante, ya sabes. - Livia le da una palmada en el hombro a la mujer negra, aunque más que una palmada, termina en un apretón afectuoso- Y si quieres hacer un altr, yo puedo ayudarte, me encantaría hacerlo, de hecho. Ya me dirás.

Continuacion del post de 12/01/2021

Tras unos cuantos golpes en su espalda finalmente Ikateria termina de vomitar lo restante, con Sekhmet ayudandole a sacarselo todo. "Asi, bien. Denle algo de espacio para que respire." sugirio a sus compañeras tras revisarla una vez mas. Pero ahora el color de la gladiadora se encontraba mejor. Ya podria respirar aunque seguiria empujando afuera mucha de su comida que ingirio hace poco.

Tras eso levanto del suelo y alejo un poco. "Es la adormidera. La tomo con algo mas o demasiado." comento mirando mas a livia que tambien se encontraba tomando esa medicina. "Deberia encontrarse mejor, aunque su estomago seguro estara revuelto por un tiempo. Debera tomar mucho." comento mirando a las demas y a Soenya que le habian mencionado que era la lider. "Gracias por la ayuda."

Livia enarca un poco las cejas ante la revelación del mal que aquejaba a la hispana...aunque creía las palabras de la egipcia aquello era muy extraño:

-Pero yo la tomo en una infusión...¿se la diste tu a ella al natural para que la ingiriera así? ¿O tal vez la robó?- pregunta la romana en un susurro algo alto, lo suficiente como para que sus hermanas la oyeran pero no los guardias de fuera, tampoco quería causarle problemas a Ikateria si sospechaban.