Partida Rol por web

Al menos una indicación, al menos había alguien al cargo y tendrían algo por lo que guiarse. Miró al Nórdico y al que habían Titus.

- Pues... Vosotros diréis... Estamos a su cargo...

Miró a la griega y entendió que quizás lo mejor para ella era que continuara con aquellos ejercicios para ver si así lograba calmarse un poco. 

La germana miró a ambos hombres mientras se relamía los labios con cierta sensualidad, aunque sabía que ya habría tiempo para eso pues ahora debían seguir entrenando... Pero, ¿qué entrenamiento les ofrecerían aquel par?

Titus por favor, encárgate que que ellos entrenen un ejercicio por parejas, con un arma y un escudo primero que ataque uno y el otro bloquea con el escudo para cargar después usando el escudo hasta marcar el golpe, después lo hacen al revés. Pido a mi compañero para que no tenga que lidiar con las mujeres ahora y con la loca, la cosa está demasiado tensa.

Después dirigiéndome a las mujeres comienzo, Adonia vas a seguir con ese ejercicio o prefieres unirte a entrenar con nosotros, si te unes a nosotros que sea cuando te encuentres mejor. Tras esperar a la respuesta de la griega y con lo que diga se una o no al grupo, pregunto con una sonrisa as tranquilo a las que quedan, ¿me podéis explicar que experiencia de combate tenéis y cual es vuestra especialidad de combate?.

Escuchó al Nórdico y esperó a que terminara de hablar para responderle.

- ¿Experiencia de combate? Cerca de 8 años de guerra contra Roma en batallas a campo abierto, asaltos, emboscadas y batallas directas. Mi especialidad son las dobles espadas, así como el combate cuerpo a cuerpo con... - Miró con cierta malicia al Nórdico - Tácticas algo más... Sucias... También se me va bien lanzar e incluso el arco y mantengo bastante el equilibrio en determinadas superficies... ¿Te sirve?

Titus acepto la orden del Doctore, aunque las ordenes del nordico parecieron no ser escuchadas. Lo vieron acercarse a este. "Estas seguro que no estarias mejor con los hombres. Pareces medio distraido hermano." comento mirando a la germana tambien, entera y porque no en sus mejores atributos. Aunque lo hizo rapido.

"Igual deberiamos centrarnos mas en la loca, puede ser mas peligrosa." opino por lo bajo mas para que no lo escuchara la griega. Aunque las demas gladiadoras si hbian estado cerca lo escucharian.

Sonrió sin ningún tipo de pudor ante la mirada del tal Titus, dedicándole otra mirada de las mismas características... Miró su trabajado cuerpo, sus músculos e incluso su entrepierna mientras se relamía los labios con cierto deseo y lascivia.

La loca no podemos ocuparnos de ella aun, el doctore ha pedido que nos mantengamos a la espera. Que haga lo que quiera hasta saber porque está protegida... y en cuanto a la rubia, esa va ser mi mujer... Susurro en galo y confianza a Titus con una sonrisa.

Con una sonrisa susurro algo a Titus mirando a Soenya y luego añado mas serio. Estoy seguro, yo me ocupo de ellas y si se complica me das apoyo.

Había comenzado el combate con la germana y me sorprendo de su rapidez, aún más de mi lentitud, sea como fuere, es la salvaje la que se lanza contra mí para hacerme una especie de barrido aunque luego acaba agarrándome con sus poderosas manos y lanzándome al suelo. Noto como me agarra con manos y pies y trata de destrozarme, aunque obstaculizo su agarre interponiendo un brazo y estirando la pierna consigo romper la forma en que pretendía domesticarme.

Al final, le doblo un poco un brazo y acabo soltándome, ruedo por la arena hasta ponerme a distancia - ha estado bien, eres muy fuerte - salvé que aún no controlaba bien las artes de la pelea o sino no habría podido escaparme de su presa.

Luego al poco de levantarme para volver nuevamente a la lucha, la atención se centra en lo que acontece entre Livia, Adonia y el galo, al parecer hay cierta discusión que acaba en un amago de pelea contra el doctore. Pero éste se lleva a la celda de aislamiento a la romana que se ha puesto entre Adonia y él.

Me sacudí el polvo mientras todo sucedía sin saber qué podía hacer, luego la mano amiga del nórdico para tratar de volver al entrenamiento y que no nos dispersemos con asuntos que poco o nada tenían que ver con nuestras tareas.

- ¿Experiencia de combate? algunas escaramuzas, asaltos aislados, combates rápidos - mi experiencia no estaba basada en formar parte de un gran ejército sino en escaramuzas aisladas, donde tan acertado era ser exactos en el golpe como rápidos en la definición, vamos que había que luchar y desaparecer - mi especialidad, las espadas. Suelo preferir llevar escudo para cubrirme.

El breton sonrio grande mas por el tema de la germana que por lo de la loca. "Dale. Dejemosla aparte." comento en principio. "Sobre la germana, no se. No tiene tu nombre anotado." bromeo Titus.

"La codicia no te va bien hermano. Esas son cosas de romano." comento y observo a la agipcia acercandose, le dio tambien una rapida mirada por encima.  "Pero bueno, avisame si se te rebelan. Vendre a ayudarte." dicho eso se retira hacia donde estan los hombres. Con los que empieza a ejercitar.

Aún, pero lo hará... era el tipo de cosas que cuando se me metían en la cabeza no se me van, es fiera, es buena guerrera y es la mujer por la que luchamos en nuestro hogar... para nada podía notarse que el tema me preocupara, las mujeres que merecen la pena siempre va existir competencia para que elijan a un hombre.

Si te necesito te llamaré hermano y gracias. Agradezco con sinceridad y divertido a Titus.

Observó con curiosidad a ambos gladiadores pues parecían mantener una conversación ajena a ellas pero a la vez relacionada con ellas. 

Miró al Nórdico elevando una ceja y sonriendo con cierta picardía.

- ¿Y cómo piensas ocuparte de nosotras? ¿Cogemos unas espadas y nos ponemos a practicar o qué hacemos? Porque como me quede más tiempo aquí quieta al sol me va a dar algo... Al menos necesito moverme o hacer algo... - Miró a Sekhmet con una sonrisa - Ah, ¿pero podemos revelarnos? - Después rio. 

La griega se niega a responder y continúa con su ejercicio así que continuo con ellas dos solas.

Cuidado que yo sofoco las rebeliones con eficacia y soy experto en ello... no podéis rebelaros, respondo divertido a las dos guerreras sin hostilidad y buscando mejorar el ambiente del entrenamiento.

Sekhmet tu entrenaras con espada y escudo, Soenya tu con dos armas entonces. Vais a repetir tres series para ayudaros a potenciar vuestro estilo de combate, Sekhmet tu vas a usar tu escudo para atacar a Soenya mientras gritas con el fin de aturdirla y ganar ventaja con la solidez de tu escudo pero marcando el golpe sin llegar a herier, mientras ella tras tu ataque va tratar de engañarte e intercalar cinco ataque unos verdaderos y otros falsos, debe confundir y hacer que no pueda prever sus ataques.

La germana miró al Nórdico y tras sus palabras rio.

- Lástima... Pero seguro que encuentro el punto para hacer que te rebeles con nosotras... - Le guiñó un ojo con cierta picardía para después seguir escuchando sus instrucciones - Bien... Vamos a entrenar un rato... Aunque sea con armas de madera... Que peso tan raro tienen... 

Cogió las armas cuando se las ofrecieron, moviendo las espadas entre sus manos, acostumbrándose al peso y longitud de éstas antes de comenzar el entrenamiento. 

- Bien Sekhmet, ¿vamos?

Le preguntó a la egipcia con una sonrisa mientras se posicionaba para practicar con ella los golpes indicados, buscando engañar a su rival realizando tácticas de finta. 

Seguro que no es muy difícil, pero las rebeliones después... guiño el ojo a las guerreras expectante por ver el nivel que tienen en batalla también.

Excéntrico era aquel ataque pero supuse que en la arena del circo sería bien recibido porque causaría expectación y eso siempre venía bien, poner al público de tu lado y más contra la germana, una auténtica salvaje. Aunque lo de los gruñidos le pegaba más a ella, seguro que le salían mucho más naturales - ¡¡grrrrrrroooooarrrrr!! - no me llamaba la loca de Adonia "leona" pues adopté los gruñidos que hacen las leonas como forma de teatralizar aquel ataque. 

Me lancé hacia ella con la espada en lo alto para que se cubriera bien, la salvaje atacaba y se defendía con dos espadas, supuse que sería fácil que me trabase el arma y con él dicho ataque, así que en el último momento ataqué con el escudo tal y como había dicho el nórdico y efectivamente no se esperaba el tortazo con una herramienta defensiva - plooonkk - el choque fue brutal y tuve la suerte de no darle en la cabeza o sino a saber qué habría ocurrido. Aunque igual hubiera roto el escudo o su cráneo. Por suerte, sólo la tiré al suelo.

Aquella especie de rugido la pilló por sorpresa, no por la fuerza de éste o nada parecido, sino por lo imprevisible de él y el intento de lo que parecería algún tipo de felino o algo así.

Buscó golpearla para tirarla al suelo pero aunque logró un golpe con el escudo sus pies se mantuvieron firmes sobre el suelo evitando así la caída y permitiéndole hacer un rápido movimiento que parecía ir hacia la derecha pero que en un rápido giro de sus caderas terminó por golpear en el lateral izquierdo de la egipcia. 

Así se hace, en un combate de cualquier tipo la sorpresa y la suerte es nuestra amante, solo somos dignos de ella si sabemos corresponderla. Unas veces será una amante tradicional y otras una amante feroz y salvaje, tenéis que amar a las dos.

No había sido capaz de tirarla aunque le había dado un buen golpe. Fruto de aquella maniobra supuse que su reacción era atacarme con todo, además es que la vi tan directa hacia mí que no me imaginé que en el último momento cambiase de ataque para darme o al menos intentarlo por el lado izquierdo. Por suerte conseguí bloquear tanto la espada una de las suyas, y cubrirme de la otra con el escudo - eres fuerte.