Partida Rol por web

Harry se había levantado y estaba escuchando al resto hablar, cuando miró aquella tabla.

¿Eso no es japonés? Preguntó, aunque estaba convencido. Siguió echándole un vistazo más detenidamente. Tal vez alguno de aquellos kanji le resultase familiar.

Aaron y James se acercan al hombre de La Orden para ver de cerca el tipo de escritura que decora la tabla mística. Mientras la cuchara mantiene un equilibrio imposible su dirección cambia en repetidas ocasiones hasta que completa sus giros indicando una dirección en particular.

Hacia donde señala (el fondo del pasillo opuesto) no hay escaleras, ni intersecciones hacia otros senderos ni nada por el estilo. Tan solo dos celdas y la pared de ladrillos y metal.

Los dos militares logran identificar el alfabeto arameo, jeroglíficos egipcios y otro tipo de escritura cuneiforme aparte de sinogramas de posible procedencia China o Japonesa.

- Es la escritura de Dios luego de maldecir Babilonia. La escritura divina y secreta. Solo el santo Padre puede escribirla. - agrega uno de los hombres de La Orden tras señalar el final del pasillo.

Finalmente agrega.. - Es por allí - 

El coronel observa con cuidado, efectivamente parecía contener glifos de muchas lengas. El adámico, la lengua de Adán, primer hombre en la faz de la Tierra, pero esta dicen que es posterior... interesante.

El coronel observa que le señalan el final del pasillo. Se acerca a observar. -¿Qué buscamos? ¿Un pasadizo secreto?- Pasa con cuidado los dedos, por toda la pared, buscando un mecanismo o algo que indique que hay una puerta oculta.

-Antes de nada deberíamos ver de que armas y munición disponemos, porque yo estoy sin balas.- Dice Aaron sin ningún pudor, después de haber apuntado a un guardián con un arma descargada. -Aunque soy bastante bueno con el sable.

James mostró interés en el objeto. Sacar su medallón en aquel instante le parecía inapropiado. Probablemente se lo quitasen y tanto las palabras de Martinson como su propio instinto le instaban a conservarlo. Pero revisó los símbolos que aparecían en aquella tablilla, por si encontraba alguna similitud con los del medallón.

No parecía que fuese así. Tal como había apuntado Wood, parecía japonés. "Es la escritura de Dios luego de maldecir Babilonia".

Nunca había sido una persona piadosa y lo que había vivido en los dos últimos días, no habían mejorado su fe.

-¿El santo padre?-contestó con excepticismo-¿Se refiere al Papa?¿Qué tiene que ver la Iglesia Católica en todo esto?

El aspecto de James era deplorable. Lo que quedaba de su camisa estaba manchado de sangre. El color de su piel era pálido y su rostro mostraba señales de agotamiento. Probablemente debido a la pérdida de sangre.

-Yo...lo lamento, pero no creo que les sea de gran ayuda en caso de tener que enfrentarnos a más criaturas de esas.

James comprobó que algunos símbolos eran idénticos al medallon, solo algunos porque el resto eran completamente diferentes. Tal vez un experto en idiomas y lenguas muertas podría aclarar el asunto.

- ¿Hey Matt, todavía tienes la caja de balas que encontramos en el pueblo? - pregunta uno de los soldados de La Orden a su compañero.

- Creo que sí. Algunas quedan en la caja. - responde el otro para luego dirigirse a Aaron. - ¡Que tienes huevos como un toro! Amenazar sin balas es casi suicida pero valiente. Esto le servirá para mantener a raya aquello que vayamos a encontrar allí donde se encuentre la niña. El sable servirá poco contra los Celadores. - Entonces “Matt” le entrega la caja de munición para sus armas.

La pregunta de James tampoco pasa desapercibida. El otro guardia le responde sin titubear - El Padre Kane es nuestra guía espiritual en la sagrada misión. No sabemos nada de la iglesia católica ni su Papa. - la respuesta es áspera y breve, como si no le gustara hablar de otras iglesias.

Luego los dos hombres comienzan a buscar por una pasaje que haya pasado desapercibido. En algún sitio se esconde la salida.

Evelyn casi no se podia creer lo que estaba pasando. Su esposo, ansioso de verla, abrazandola. Era casi algo soñado y nunca tenido. Pero aquello no hacia que olvidara las miradas de él hacia otras mujeres, las bofetadas o las noches de borrachera. Los gritos. ¿El terror les habia unido como no lo habia logrado la muerte de su hija? Sintio que se quedaba sin aire entre los brazos de George, viendo de nuevo a aquella diabolica criatura en la que se habia convertido. ¿Podia confiar en él una vez mas? Sollozó levemente, tapandose la cara con las manos, sin dejar abiertamente claro si era de felicidad o de angustia. Unicamente se dejo abrazar y cuando pudo calmarse, le dedicó una breve mirada antes de ver al resto. estaban hablando de la niña, de un ritual de purificacion y de un infierno eterno. Nada de aquello tenia sentido para Evelyn, pero asintio casi como si fuera una automata. Cualquier explicación que llenara el vacio que su mente intentaba rellenar con ansia estaria bien. Se dejaria llevar por los demas y buscaria la supervivencia, el volver al dia a dia. 
En algun momento aquella horrible pesadilla debia acabarse. 

Siguio al grupo en silencio, sin haber entendido mucho sobre aquella tablilla. No era util con armas asi que dedicó su tiempo a observar detenidamente aquellos sitios por donde se movian. Su atencion quizás fuera mas necesaria que su fuerza.

Siguio al grupo en silencio, sin haber entendido mucho sobre aquella tablilla. No era util con armas asi que dedicó su tiempo a observar detenidamente aquellos sitios por donde se movian. Su atencion quizás fuera mas necesaria que su fuerza.

Con la única finalidad de enfocar sus pensamientos en otra cosa que no fuese su marido, Evelyn junto a los dos hombres de La Orden comenzaron a buscar por allí una posible salida.

Y su esfuerzo dio frutos porque una placa de metal suelta en una de las paredes la llevó a una palanca de cedió el paso al final del pasillo a una puerta oculta.

Una puerta de acceso a otro sitio se encuentra protegida por torniquetes que impiden el paso. Se trata de dos puertas giratorias con barras horizontales y los torniquetes están controlados por dos válvulas.

Un cuadro arriba de la puerta dice “La unión de lo terrenal y lo subterráneo”. Y al lado de cada válvula un pequeño marco metálico dice “Un solo giro de cada en la dirección correcta para abrir. Un giro incorrecto es mortal.”

Entonces el radio receptor que trae el coronel comienza nuevamente a funcionar por su cuenta.

El mismo ruido de estática que la ocasión anterior cuando los monstruos aparecieron y dieron muerte a Johan.

Solo que esta vez el sonido no va en aumento.

Todo lo contrario. El sonido comenzó muy alto y permanece así, como si un peligro inminente ya se encontrara entre todos…

Sintio que se quedaba sin aire entre los brazos de George, viendo de nuevo a aquella diabolica criatura en la que se habia convertido. ¿Podia confiar en él una vez mas? 

Y así fue que el esposo maldito, con su corazón podrido por sus pecados nuevamente adopta la forma que el OtroMundo le concedió. Un regalo por sus obras en la mansión Martinson y sus actos en el Atlantic Express. Una eternidad sumida en la depravación y sangre.

Durante toda la búsqueda de la entrada oculta George no había parado de balbucear en voz baja, casi imperceptible, hasta que la entrada fue descubierta.

- Tanto sufrimiento para recuperar a mí amada Rosalie. Al fin podré acabar contigo por última vez. Tu, momia horrible. ¡Es hora de morir! – aquellas palabras de George se perdieron en el alarido de un monstruo salido de las peores pesadillas.

Entonces el esposo de Evelyn nuevamente comienza a cambiar su apariencia, a crecer en altura y musculatura. Escamas verdes comienzan a brotar en todo su cuerpo y su cabeza se transforma en otra cosa que recuerda un pez del abismo, con enormes ojos y largos dientes. Sus manos ahora palmeadas son terribles garras capaces de desgarrar la carne.

El monstruo que una vez fue George se abalanza sobre Evelyn.

El infierno es la repetición…

James comienza a buscar mientras sigue haciendo preguntas a los dos tipos de la Orden.

-¿El Padre Kane?-preguntó-¿Quién es? Es decir...¿Es alguien de fuera, como nosotros?...¡Eh!, espera, creo que he encontrado...

Pero de pronto algo sucedió. El marido de Evelyn, que había estado haciendo el papel de abnegado esposo que busca desesperadamente a su mujer perdida, se gira hacia ella y comienza a...cambiar mientras murmura unas palabras, para convertirse en una criatura monstruosa. Lo que James acababa de presenciar resultaba incomprensible incluso en un sitio como era el Bar Harbour de estos días y todo lo que pudo hacer fue apartarse para poner distancia entre aquel horror y él.
Con todo, no parecía que la criatura tuviese interés en nadie más que una persona: Evelyn.
 

El saber que Johan no lo había conseguido, dejó en mi alma un intenso y perturbado vació existencial. Ahora todo resultaba tener poco sentido, no ganas de seguir con esta vida de porquería. Así que impulsada por la misma bronca de perderlo todo, avanzo a paso firme, soportando el mareo que en mi cuerpo se gestaba. No me sentía bien, tampoco importaba, simplemente me retiraba de allí por las mismas ganas de desaparecer y no regresar más. 

Ni Jan, ni Johan, nadie. Quería morir sola, como había sido mi destino, como en verdad debería ser. Y por esa razón, continúo mi andar enfermizo, herido y desastroso, buscando una salida o un triste final. Lo mismo daba, pues mi suerte está echada. 

Todo a su alrededor seguia siendole extrañamente distante. Su mente estaba en las ultimas y por ello trataba de buscar una salida, aferrarse al ultimo faro de esperanza que quedaba, casi consumido por la oscuridad. Algo en su corazon no iba bien con George, sabia que jamas la anhelaria, que ya no le pertenecia su cuerpo ni su alma. El ya no la amaba, no amaba a nadie mas que a si mismo. Pero ahi, se equivocó. Si amaba, a su hija. Y por ello aquel odio hacia Evelyn se habia convertido en ponzoña, corrompiendo hasta la ultima celula de su cuerpo, transformandose otra vez en aquella horrible criatura. ¿Por que? ¿Por qué todas las criaturas trataban de hundirla?

¿Podia huir de aquel monstruo musculoso? ¿Podria luchar? La respuesta era simple. No. Era como querer huir de sus propios errores. Por ello, la vista se clavó en las manivelas redondas de la puerta que habia descubierto, las placas. Salvacion, o muerte. La muerte la esperaba de todas formas, asi que, mejor ella que otra persona. ¿No?
Cerró los ojos con fuerza y se precipitó hacia las manivelas, tomando una con cada mano. El metal estaba helado, resbaladizo, pero se aferró a estas barras hasta que los dedos le dolieron, o le hubieran dolido de sentir algo. La izquierda, la giró hacia la derecha, y la derecha hacia la izquierda. Ambas completarian un giro hacia el centro de la puerta. Con ello esperaba que los torniquetes giraran el sistema de forma inversa, para que las puertas se abrieran. Era todo cuanto podia hacer, en lo que la sombra de George se cernia sobre ella por la espalda. Cerró los ojos, esperando el destino. Fuera morir a manos de su esposo, una vez mas, o a manos del destino o la maldicion de aquella trampa.

Poco antes del suceso de George, su transformación con el posterior ataque a Evelyn había una conversación sobre el líder espiritual de Bar Harbor: El Padre Kane.

- - El Padre Kane es otro habitante digno de la isla. No un “extraño” como ustedes. Precisamente él vaticino que ustedes vendrían aquí en busca de la verdad... pues la verdad yace frente a sus ojos. Pueden olerla y saborear el pus de la realidad. Solo la niña del señor Martinson renovará los votos sagrados, entonces El paraíso volverá a ser una posibilidad. --

Luego George ataca sin piedad a su esposa en busca de su carne y sangre. De ese modo la conversación termina de forma abrupta ya que es momento de actuar...

La mujer de cabellos negros como el azabache gira las manivelas hacia el interior sin efectos positivos. Al hacerlo un soplo de viento llega desde el lado opuesto, adonde la vista no alcanza. Es un hálito de putrefacción como nunca antes.

Junto al aire fétido todo el pasillo parece encogerse por un instante, como si tuviese vida y respirara.

Finalmente la mujer escapa a los dientes y abrazo de el monstruo que una vez fue su marido pero el precio es una herida en su espalda ocasionada por las garras de la criatura. Ahora ella ha tomado distancias pero al monstruo no le costará nada alcanzarla nuevamente si nadie hace nada por detener la amenaza...

El coronel no pudo sino sonreír de medio lado, socarronamente cuando le habló el hombre, sabía que los faroles se tenían que hacer bien, o si no mejor no hacerlos.

Cuando hablan del Papa y la iglesia la sonrisa se le borra y frunce el ceño. Más sectas, más sectarios, todos infieles, todos herejes, no me extraña que pase algo como esto, seguro que son adoradores de Satán o algo parecido...

Sin embargo se sorprende cuando le pasan una caja con munición. Aaron, desconfiado, y con razón, observa una bala al azar. Mira no vaya a ser que sea defectuosa, de esas que te explotan en la mano al dispararlas. Pero después de ser revisada minuciosamente por alguien que ha disparado millones de esas, Aaron da el pase y se pone a recargar el arma.

En esas está, totalmente enfrascado, cuando el marido de Evelyn se trasforma en un ser asqueroso y repugnante, que hubiese hecho que el coronel rezase por su vida solo unas horas atrás, ahora simplemente termina de recargar el arma, levantarla, apuntar y disparar a ese ser, sin cambiar el ritmo de la respiración o la cadencia de sus latidos.

Existen lugares en el mundo, o fuera de este según se mire, donde un pensamiento es algo más que un eco atrapado en la mente de quien lo crea, donde un sentimiento reverbera en el ambiente y adquiere vida propia, donde una palabra es capaz de trastocar la misma realidad, donde los susurros de la mente escapan de su prisión y pueden ser escuchados por aquellos que saben qué y cómo escuchar. Son lugares en los que un pensamiento equivocado, una palabra errada o un sentimiento intenso pueden atraer la atención de ciertos seres… independientemente de que dicha atención sea o no deseada.

Existen lugares en los que el mero hecho de hablar, de pensar o incluso de sentir puede desencadenar todo un cumulo de consecuencias… y resulta que no solo Bar Harbor es uno de esos lugares, sino que aquella prisión era como si fuese un lugar dentro de un lugar.

“¿Querías morir sola? ¿Era ese tu destino? ¿Estaba la suerte ya echada?”

Pensamientos, tus pensamientos, o más bien ecos de retorcidos de ellos que ahora resonaban en tu mente… solo que la “voz”, si es que se la podía llamar así, que lo decía era bien distinta a la tuya. El mundo pareció volverse gris y el tiempo detenerse mientras una sombra parecía cobrar consistencia a tu alrededor, formando una nube de palpitante oscuridad sin forma ni tamaño indefinidos que provocaba que te estremecieses al mirarla.

¿Estás segura de que eso es cierto? ¿Que tú destino era perderlo todo? ¿Johan? ¿Jan? ¿Tus hijos aun sin nacer? ¿Realmente crees que es el destino quien te lo ha arrebatado todo? Y aunque así fuese… ¿Se lo permitirás? ¿O prefieres cambiar las cosas?

Las palabras resonaron en tu mente, y supiste que provenían del interior de aquella oscuridad… o tal vez era la propia oscuridad la que hablaba.

Porque realmente podrían cambiar, podrías recuperar lo que te han arrebatado… pero solo si tú quieres.

La oferta venía con una pregunta, pregunta que conocías incluso sin que fuese formulada. ¿Cuál sería el precio por lograr aquello? ¿Tu cuerpo? ¿Tu vida? ¿Tu alma? ¿Tu completa existencia y todo cuanto eras? ¿Bastaría con eso? Aquello era literalmente un pacto con el demonio… pero en aquel lugar, tal vez fuese la única forma de cambiar las cosas. La decisión estaba en tus manos.

Harry había estado en silencio, escuchando y reponiéndose de los golpes lo mejor que podía durante el camino. Cuando aquello apareció otra vez, sacó la pistola, apuntó y disparó.

¡Dos veces ya! Y también te voy a hacer pedazos montón de sushi!!

El sushi. Quizá la única cosa que le gustaba de japón.

Harry se alegró mucho cuando vio aparecer al resto de sus amigos. Después de que demostrasen que no tenían nada en la espalda, el detective se levantó un momento la mascara proporcionada por los guardianes para que vieran que era él, pero poco tiempo más tuvo para hablar con sus compañeros.

Se pusieron a buscar el camino a seguir para dar con la chica, con esa especie de brújula extraña. Harry tenia muchas ganas de preguntarles como les había ido, como habían llegado allí, y sobretodo que había pasado con el pobre chico, pero no tuvo tiempo de nada, George, el antiguo marido de Evelyn, sorprendió a todos los presentes al transformarse en un monstruo horrible de repente, otro más.

Harry se sentía culpable, él le había salvado la vida a George cuando los seres pequeños les atacaron, así que no podía dejar que le hiciese nada a Evelyn. No quería sacar la Tommy, era un espacio muy cerrado, así que cogió la barra oxidada que los guardianes le habían proporcionado, y arremetió contra la criatura salida de lo más profundo de las pesadillas.

No había mucho que James pudiese hacer. Sus heridas eran profundas y había perdido mucha sangre. El apaño del coronel había servido para mantenerle con vida, pero no estaba en condiciones de enfrentarse a nadie y menos aún a aquel horror. Todo lo que podía hacer era quedarse observando la escena.

El feliz reencuentro duro poco ante el profundo horror que despertaba la apariencia monstruosa de George. ¿El odio podía cambiar el corazón de una persona al punto de transformar su apariencia? En el OtroMundo, el purgatorio personal de Bar Harbor todo era posible.

Evelyn logró resistir el embate de aquello que era su marido, aunque el daño en su espalda no dejaba de punzar por todo su cuerpo por muy extraño que se sintiera.

Sin embargo sus compañeros atacaron a George sin titubear. Aaron y los dos Harrys fueron precisos en sus acciones logrando derribar a la horrible criatura. El monstruo ahora postrado en el suelo por sus heridas mortales se arrastra lentamente hacia Evelyn. En su esfuerzo un sonido semejante a una voz gutural escapa de sus fauces con esfuerzo – ¡Hag athow os yach yros… os yach…! – y en su avance deja un charco de sangre maloliente.

Girar las dos válvulas hacia el interior no arrojó ningún resultado positivo porque los torniquetes continúan impidiendo el paso. Y el error de Evelyn trajo una complicación todavía mucho peor…

Quizás la combinación correcta no era tan difícil, solo que acertar en segundas oportunidades era improbable…

Un cuadro arriba de la puerta dice “La unión de lo terrenal y lo subterráneo”. Y al lado de cada válvula un pequeño marco metálico dice “Un solo giro de cada en la dirección correcta para abrir. Un giro incorrecto es mortal.”

Tal vez fue el giro incorrecto de las válvulas o simplemente el Verdugo del OtroMundo finalmente les dio alcance tras la escapatoria del bosque. Sea como fuese desde el extremo opuesto del pasillo –bajo la cobertura de la impenetrable oscuridad- una pared cedió para dar paso al mismísimo infierno, el cual exhaló su atmosfera putrefacta que rápidamente llenó las narices de los presentes. De allí salió el temible Verdugo con la simple intención de dar caza a todos.

Arrastrando su enorme espadón el cazador avanzó hasta quedar expuesto en la luz de los guardianes de La Orden que inútilmente intentaron frenar su avance cuando los Pecadores lograban derribar a George. - ¡Aaarrghhh…! – aullaba uno de ellos antes de ser partido en dos por el pesado golpe de aquella horrible espada.

Matt, el único en pie, ataca al monstruo que sin apenas inmutarse patea el destrozado cuerpo de su compañero hacia un costado para llegar sin demoras hasta los Pecadores. Una de las gemelas – Julie en particular- coge el arma del caído y se une a la fútil pelea con la única intención de dar tiempo a su hermana para que huya. - ¡Corre! ¡Corre! – grita Julie a su hermana.

La muerte encarnada toma todo el tiempo para su cometido. Siempre logra su objetivo…