Partida Rol por web

El hogar de Meredith es una lujosa casa en el centro de Capri de una sola planta y con todas las comodidades actuales.El buen gusto en la decoración y los pequeños detalles personales diseminados por las estancias hacen del lugar un sitio confortable que invita a relajarse mientras mantienes una agradable conversación.Fotos de la mujer con un joven parecido a ella hablan de su hijo,un chico atractivo que convive con ella

La lluvia es intensa y a pesar de que aún es de día el cielo se ha oscurecido lo bastante como para que la visibilidad sea reducida.Poco a poco os vais alejando de la costa y os introducís en calles vacías por la lluvia pero en las que se nota que la vida es constante en ellas.Tras un rato metidos en aquel aparato llegáis por fin a una construcción de una sola planta,de color blanco y con grandes ventanales.Una puerta se abre mágicamente cuando la mujer apunta con una aparato pequeño y el coche avanza hacia esa especie de cueva que comienza a cerrarse de nuevo dejandoos aislados de la lluvia y del exterior

-"Vaya día.Vamos,os daré ropa seca y podréis ducharos si queréis"-sale del coche y acciona algo que hace que el lugar se ilumine.Unos estantes adornan las paredes y diversos objetos se apilan sobre ellos de manera ordenada.Meredith abre una puerta y espera a que la sigáis

No puedo evitar ponerme nervioso, la distancia que estamos recorriendo es bastante larga. Esta caja era tan rápida como un tiburón y encima parecía no cansarse. Ya iba ser imposible llegar a tiempo a la reunión y no pudimos dejar a lo demás ningún aviso. Tampoco podía hacer nada ahora, ya no al menos y antes tampoco. Lo principal era mantener las apariencias, descubrir lo que pudiésemos y volver al mar en cuanto hubiese una oportunidad.

Intento mantenerme por tanto calmado aunque no es fácil cuando veo lo que hace esa mujer, ¡ERA UNA HECHICERA! Se suponía que hacía tiempo que habían perdido esas artes o eso aseguraban las antiguas historias. En fin otra cosa que estaban equivocadas. Por suerte mi segundo de estupor pasa desapercibido pues la mujer esta demasiado centrada en seguir moviendo la caja, ¿sería acaso también magia el como funcionaba?

- Y que lo diga.- le contesto mientras afirmo con la cabeza a lo que dice con una media sonrisa y me fijo en como abre la caja para hacer lo mismo con el artilugio que tengo al lado.

Por si fuera poco una vez adentro también ilumina el lugar con un simple gesto, aunque esta vez me fijo que toca algo. Quizás no era ella la maga sino que el edificio era de un mago o podía ser otra cosa totalmente distinta... demasiadas preguntas que no me atrevía hacer por si me hacían destacar demasiado. Ahora mismo sentía que estaba siendo demasiado confiado pero mucho más no podía hacer, así que le lanzo una mirada de ánimo a Amelia, la cual suponía que estaría más o menos igual que yo, y me dispongo a seguir a la mujer.

Amelia permanecía observando por los cristales de la caja metálica, intentando recordar el camino de vuelta. Pero estaban yendo muy rápido. ¿Podremos volver aun estando tan lejos? ¿Y tendrán una forma de descubrirnos si andamos por esta zona? Se revisó a sí misma, temerosa de que aqurlla transformación no pudiera engañar a todos los humanos. 

En cuanto llegaron al edificio y empezaron a entrar bajo él, Amelia se agarró al asiento aún más tensa, sin entender cómo funcionaba ese lugar. Salió de la caja algo mareada y confundida, sintiendo el suelo mucho más duro y frío que la arena de la playa. Luego miró alrededor, en la estancia, buscando alguien más que hubiese abierto la puerta. 

- Entonces... ¿No hay nadie más? - preguntó siguiendo a la mujer. No se atrevió a preguntar qué era lo de la ducha, pero sí supuso que la ropa seca iba a ser algo bueno y le respondió a Orien con una leve sonrisa de ánimo. 

Accedeis a una confortable sala donde el calor os recibe haciendoos sentir mucho mejor.Fuera la lluvia golpea los cristales y la mujer se acerca a bajar un poco las persianas a la par que cierra las cortinas

-"¿Nadie más?Oh...pues creo que mi hijo no ha llegado aunque con el día que hace no tardará en aparecer además de que pronto almorzaremos¿tenéis hambre?Puedo ofreceros unos sándwiches fríos y empanada casera,la hice ayer"-comenta yendo por otra puerta y reapareciendo poco después-"Venid,podréis cambiaros en el dormitorio de invitados"-os lleva hasta otra estancia con multitud de objetos de los que no sabéis su uso.Sobre uno de aquellas cosas hay ropa doblada y unas toallas.Una puerta da a una estancia blanca-"Podéis ducharos si queréis,así entraréis antes en calor.Yo os esperaré en el salón"-dice saliendo y cerrando con suavidad la puerta

El sonido de la lluvia contra los cristales es extrañamente relajante, en parte me recuerda a cuando cae sobre el mar y estas cerca de la superficie solo que más ligero y agudo, no obstante el repiqueteo constante y tranquilo sigue ahí. Además el edificio en si era cálido y bastante acogedor a pesar de lo ajeno que me resultaba. Tantos adornos y piezas que no conseguía identificar mientras seguía a la mujer y escuchaba su respuesta a la pregunta de Amelia. Al parecer íbamos a tener más compañía y por no saber aún no sabía lo que era una ducha, ni un "sandwiches" o empanada.

- Muchas gracias, estoy seguro que todo estará delicioso.- es lo poco que digo mientras terminamos por entrar en una última sala que llama dormitorio de invitados y termina por dejarnos a solas.- Bueno, podría haber ido mucho peor, supongo que tendremos que descubrir que es eso de ducharse...- le comento a la joven mientras me acerco a la ropa doblada y toco el lugar en el que están dándome cuenta de que lo estoy empapando todo.- Aunque lo primero será quitarnos todo lo mojado y usar esas cosas para secarnos- añado sonriendo mientras me desnudo al fin librándome de esa molesta tela que llevaba rozándome todo el viaje y recogiendo uno de esos rectángulos que tantas veces había visto usar en la costa o en barcas para quitarme los surcos de agua. Acto seguido me pongo a mirar y toquetear con cuidado las cosas de la habitación, algunas eran firmes y de madera como sus barcos más antiguos y que en algunas partes tenía como hendiduras y pequeños cachos de otro material de los que se parecía poder tirar. Llevado por la curiosidad, es lo que hago lentamente comprobando que hay distintas cosas guardas que no termino de reconocer. Con miedo de que algo salte los vuelvo a empujar hasta dejarlos igual que antes.

Por otro lado en el centro de la estancia había algo que al apoyar la mano tenía un contacto completamente distinto incluso podía hundirla y cedía dando un confort parecido a un lecho de algas o de la arena de la cala en la que dormí el día anterior. Sea como sea al apartar la mano veo que recobra la forma anterior y miro a la morena con una cara divertida.- Deberías probar esto creo que me podría acostumbrar a la superficie...- nada más digo esa frase me avergüenzo siendo consciente de lo infantil y emocionado que sonaba, así que me aclaro la garganta- Perdona, sea como sea voy a mirar lo que hay en la otra puerta...

Y sin más me dirijo a la estancia blanca, con curiosidad. Al fin y al cabo dudaba que la cosa blanda fuese la ducha pues poco tenía que ver con cambiarse de ropa y nada de la sala parecía ser de ninguna utilidad salvo almacenar objetos.

Amelia sonrió y asintió simplemente, esperando a que Meredith se marchara para borrar su sonrisa y mirar a su compañero con gesto de horror, llevándose las manos a la cabeza. ¿Qué percebes estoy haciendo aquí? ¿¿En casa de una humana?? ¿¿¿Y comiendo con ella??? Como coma pescado, no voy a aguantar más con esta farsa. La chica se giró hacia Orien, con gesto de incredulidad. 

-¿¿Peor?? ¿Pero tú has visto...? - tartamudeó, señalando la mayoría de cosas que parecían inútiles en la habitación, es decir, todas, sin saber siquiera cómo se llamaban. Con desesperación, se llevó la mano a la sien y suspiró intentando calmarse - Bien, vale. No estamos muertos. Pero tampoco sabemos dónde estamos y... ¡¿Pero qué haces?! - Amelia se contuvo por no gritar cuando le vio quitarse la ropa otra vez, mirándole aterrorizada - ¿Y si ir sin nada es ilegal? ¿Y si esa cosa de ahí abajo es rara y se dan cuenta de que no somos... Como ellos? 

Ella bufó al ver que Orien seguía registrando la habitación como si nada y echó un vistazo por la ventana, intentando buscar el mar y algún camino de vuelta. Parece muy lejano desde aquí... Y andando estoy segura de que el camino será muy largo. Las tripas empezaban a molestarle y tal vez tuviera que comer algo, pero le aterraba comer algo hecho por humanos. Por no decir que tampoco sabía cuánto duraría la transformación. Con el ceño fruncido, Amelia le dirigió una mirada asesina a Orien en cuanto habló de poder acostumbrarse. No hizo falta nada más para que él se marchara a la otra habitación. Pero por curiosidad, Amelia apoyó la mano en el mismo sitio blando y la apartó casi asustada, preguntándose si lo habría aplastado o roto. Frunciendo los labios, se apartó mientras la cosa recuperaba su forma y siguió al extritón a la habitación blanca. 

Entráis en un baño aunque obviamente no sabéis que lo es.Una cosa alargada cubierta con cristales semitransparentes os llama la atención lo mismo que un extraño asiento situado tras un murete.un gran espejo alargado os deja ver vuestra imagen lo que os deja boquiabiertos pues es la primera vez que os podéis ver casi por completo

- ¿Y piensas ponerte la otra ropa que nos han dado encima de la que llevas?- le pregunto más divertido más molesto, en cambio sus otras preguntas sí que no se como responderlas.- Nos dijo que nos esperaba fuera y aquí solo me puedes ver tú así tampoco debería ser demasiado.- digo antes de entrar a la habitación blanca mientras me encojo de hombros.

Lo que me encuentro me deja aún más descolocado, primero me doy un pequeño salto al pensar que no estamos solos en el lugar pero al ver como los extraños reaccionan exactamente igual que nosotros empiezo a entender lo que pasa. Poco a poco extiendo la mano hacia mi copia y cuando la toco puedo notar el frío tacto de un cristal, tal y como sospechaba era mi reflejo. Más relajado me río por unos segundos mirando a la morena por si había tenido la misma reacción que yo, acto seguido sigo comprobando el lugar y me acerco a la cosa alargada intentando ver si hay alguna manera de mover los cristales que me separaban de ello.- ¿Tú cuál crees que sera lo que tenemos que usar para hacer esa ducha que comentaba la humana?

La sirena observó la habitación con el ceño arrugado. Estaba claro que los humanos tenían costumbres muy raras. Se quedó casi congelada al ver que había dos personas más allí, pero se relajó y se sintió enormemente tonta al ver que eran ellos mismos. Le devolvió la sonrisa a Orien, dándose cuenta de que los dis se habían asustado por una tontería y se fijó mejor en ella, pasándose la mano por el cuello con tristeza. 

- Ya no tenemos branquias... ¿No te da un poco de mal rollo? Es como si se hubiesen fusionado con la piel... - murmuró, sacudiendo la cabeza con asco, sin poder acostumbrarse aún. Al escuchar la pregunta del otro, se quedó pensativa - Tenemos que recordar lo que dijo Meredith. Dijo que era algo para entrar en calor, ¿no? ¿No se referiría a las toallas y ya? Aunque calientes no están... 

Con la ropa mojada dudo que entremos en calor. Con un leve suspiro de resignación, Amelia se desvistió también y dejó la ropa junto a la de Orien, mirando con desconfianza. Podía tener razón, pero si se equivocaban... Al volver a la estancia blanca, se agachó y empezó a inspeccionar el extraño asiento que había. ¿Por qué tienen agua aquí? No huele a agua salada... De hecho, huele mal. Se alejó con una mueca de asco y se centró en la cosa de cristales. 

- Aquí parece que cabe alguien... 

Unos golpes en la puerta os alertan de que la mujer está fuera

-"¿Está todo bien?Si necesitáis mi ayuda con algo decídmelo,por favor"-dice la mujer a través de la primera puerta que separa las dos habitaciones-"Dadme la ropa mojada y la meteré en la secadora,así os la podréis llevar luego"-propone Meredith

- No la verdad, salvo en el momento del cambio no noto la diferencia de respirar con ellas o con lo que sea que tenemos ahora. Lo más raro son las piernas y creo que ya me estoy acostumbrando a ellas. En cuanto a entrar en calor aún hay cosas por comprobar.- le contesto mientras me meto en el hueco de los cristales y estoy a punto de toquetear las cosas que hay en busca de que pase algo cuando escucho a Medirith. Le dirijo una mirada divertida a Amelia con un claro mensaje: "Te lo dije".- Todo bien por aquí, no tardaremos mucho.- digo alzando la voz para tranquilizar a la humana y acto seguido me giro a Amelia.- ¿Puedes llevarle la ropa mientras miro para que sirve esto? Ah, usa alguna de las toallas para que no te vea desnuda, al fin y al cabo no sabemos como va reaccionar.- concluyo con una sonrisa serena.

La sirena dio un respingo al oír la voz de la humana y miró a Orien antes de poner los ojos en blanco ante su reacción. Dejó que respondiera y se decidió por envolverse en una toalla, como había visto hacer a los humanos de la playa. Con esto espero que valga... 

- Tú sigue investigando, ya me contarás luego cómo se hace. - le susurró en sireno, cogiendo la ropa húmeda de ambos y dirigiéndose a la puerta. Abrió con una leve sonrisa y le tendió la ropa - Sí, de momento vamos bien. Pero voy a dejar que vaya antes mi compañero. Mientras tanto... - sin girarse, cerró la puerta de la habitación, quedándose ella afuera con Meredith.

- Mientras tanto, podemos charlar un rato. - sonrió, sujetándose la toalla - Eres la primera... persona de aquí que conozco. ¿Qué tal se vive aquí, al lado del mar? - preguntó de forma tranquila.

La mujer sonríe sin parecer extrañada por tu comportamiento

-"¿Estás segura de que tu amigo no necesita ayuda?¿Quizás que os indique cómo funcionan los mandos de la ducha?Son un poco diferentes al resto y la gente a veces no sabe manejarlos bien"-dice sin contestar a tu pregunta y sin apartar los ojos de los tuyos

Maldita sea, te he dado la opción de vivir... Ni siquiera debería haberlo hecho desde un principio. La sirena siguió sonriendo y ladeó la cabeza, extrañada. 

​​​​​​- Si crees que es lo mejor... Pero mi amigo está... Sin ropa. Ahora mismo. - dijo, esperando alguna reacción por parte de la mujer. Mientras esperaba, abrió otra vez la puerta a sus espaldas y sin dejar de mirar a la mujer, por si hacía algún movimiento sospechoso, habló hacia el interior. 

La puerta de la habitación de Meredith se abrió de nuevo y se oyó la voz de Amelia a través de ella. 

- ¡Eh, Orien...! Meredith dice que la ducha es algo distinta y que a lo mejor necesitamos ayuda. ¿Podemos pasar? 

Una vez solo me puse a comprobar lo que había dentro de los cristales, en un lado parecía haber una repisa en la que había distintos objetos de distintas formas. Con curiosidad me acerco a ellos y tocándolos termino por comprobar que la parte de arriba se podía separar mostrando un hueco del que rezumaba algo, un poco nervioso lo huelo sorprendiéndome ante lo agradable que resultaba, y si olía tan bien debía saber también bien así que recogiendo un poco de ello con el dedo me lo acerco a la boca y el asco recorre mi boca.

Por otro lado también había algo metal enfrente mía conectado a una especie de maza con agujeros que se elevaba sobre mí, empiezo a manipular las piezas movibles del objeto metálico y para mi sorpresa cae agua helada de los huecos, por suerte contengo un grito de sorpresa justo cuando se abre la puerta y escucho a Amelia.

- Claro, sin problema pero tampoco quiero que seamos demasiada molestia.- digo mientras aparto el cristal y viendo la toalla al lado del lugar me doy cuenta de que a los humanos les molestaba ver sus cuerpo, o al menos eso nos habían dicho así que la cojo para rodearme la cintura con ella. 

Al escucharle, Amelia abrió la puerta del todo y se echó a un lado, dejando pasar a Meredith y que les enseñara lo que era esa ducha de la que hablaba. Le hizo un gesto a Orien con la cabeza para que se apartara, pero más allá de eso, no perdió de vista los movimientos de la humana.