Partida Rol por web

Los destrozos eran peores que en el caso de los escudos, eso quedaba claro a simple vista por los restos de Gladriss.

- Habrá que conseguir otra nuevecita.

Tuerzo el gesto con desagrado mientras vuelve a mi cabeza la petición de Grend, porque de ser cualquier otro me habría negado en rotundo, pero él... él sabría las consecuencias de una traición a Quarum, es por ello que accedí sin pensarlo demasiado, teniendo más presente la destrozada torreta que en una pelea en la nave.

Luia salió de la cabina al ver que no iba a contestarle. Al salir, vio que Danko estaba depié al lado del "objetivo". Acercándose, este, sonrió y le dijo.- Menuda entrada triunfal la tuya, ¿llegabas tarde a una puja por una nave?.- Bromeó Lia.

Luego miró a Nadia y sonrió también.- ¡Uy! Qué harapos que llevas. Vamos a ver si encontramos algo por algún sitio que te puedas poner.- Dijo mientras le hace un gesto con la mano para que la siga.- Tú ven con nosotros Danko y mientras me cuentas.- dijo este ofreciéndole su brazo para que se lo cogiera.

Cita:

-De acuerdo... salto a escondidas y contacto via cuartel general.-  dice trasteando con la Hiperimpulsión.

En unos minutos volvéis a estar en el Hiperespacio.

Efectivamente... solo queda un cadaver despresurizado al otro lado de la puerta sellada que se cerró cuando la torreta fue destruida.

Danko y Lia se llevan a Nadia, en la bodega, entre cajas y cajas de equipo, encuentran variedad de ropajes y monos de vuelo bastante cómodos.

Mientras estaban revolviendo la nave en busca de algo que le pudiera valer a Nadia, Lia habló con Danko.- Lo dicho, menuda entrada triunfal al Celestial ¿Como es que no viniste con nosotros desde el principio? y ¿quién es esa chica azul con la que has venido?.- Pregunto sonriente Lia a su compañero.

Se echó a reir:

- Sinceramente no tengo ni idea de quien es... Pero parece que es de fiar, ¿No es así? - Metodo de Danko de decir "y si no lo es, la fileteo a laser"- Yo tenia que encargarme de un asunto con el maestro del difunto Lazzo... Y el maestro no es mucho mejor que su alumno. Ahora, cuentame, ¿Como es que te separaste del resto? y sobre todo, ¿Qué ha sido de Pher?

Regreso para ocupar mi sitio en la cabina bastante seria tras comprobar el estado de la torreta y teniendo que esperar a que contactaran con nosotros sólo para averiguar si podríamos arreglarlo o deberíamos continuar indefinidamente en este estado. Por hacer algo desactivo los escudos para que descansen y sirvan de algo si volvemos a necesitarlos, aunque simplemente sirvan para repelar el disparo de un blaster.

Lia mira a Danko mientras escucha su escueta contestación y, levantando las cejas y sonriendo, le ocntesta.- Pues yo he estado haciendo la misión.- Dice Lia. En su semblante deja a las claras lo mucho que ha tenido que sufrir para que todo saliera bien.- Nada más. Lo que no sé es porqué ellos no siguieron con nuestra misión.- Dijo Lia mientras intentaba acordarse de algo.- No sé. Pher se llegó por su cuenta al celestial y no supe de él en ningún momento. Pero Mudir, me dijo algo que no logro entender. Me estaba conmigo haciendo la misión y derrepente se fue para ir al lado de Krona que estaba hablando con una mujer. Y luego dicen de que las mujeres nos gusta hablar y no trabajar... psss.- Dicho esto, Lia recobró otra vez su semblante sensual y sonrió a Danko.- Y sosotros ¿a qué os enfrentasteis ahí dentro? ¿eran unos jedis de verdad?.- Preguntó Lia mirando a su compañeros a los ojos mientras esbozaba una leve sonrisa.

Sonrió, era la Lia de siempre:

- Digamos que eran un Jedi de verdad, un niñato jugando a ser Jedi y una aprendiz indecisa y mocosa... Tengo una cuenta pendiente con el niñato, pero Mudir casi hace todo el trabajo por mi. - Dijo en parte resentido por ello.- Pero por lo demás todo genial, hasta que esa mocosa tiró las granadas y nos jodió el combate a Mus y a mi. Espero que no fuera muy dura para tí la misión, no queremos que nadie se nos rompa. - Dijo riendo.- Pero mis felicitaciones...

Los cuatro sith miembros del equipo inicial y su nueva compañera Indala viajan por el hiperespacio en dirección a una conversación que se prevé halagüeña, ya que han cumplido su importante objetivo para sus señores.

Sin embargo todos ellos tenían la sensación de que su misión o sus trabajos no había acabado... todos tenían una sensación extraña en la nuca, ya fuese porque sentían como si alguien les estuviese observando, ya fuese como si alguien les persiguiera, como si hubiera terribles e implacables enemigos delante o como si el reto más grande estuviese en su futuro.

Al volver a la cabina, Krona se sentó de nuevo en el asiento de los sensores y se quedó callado y pensativo. No le importó lo más mínimo que Danko y Lia se marcharan con Nadia, y confiaba en que Mudir huiciera lo mismo en breve. Despues de quejarse por algo, por supuesto.

Pensó un momento en Pher. No es que se sintiera mal porque no hubiese podido salir del planeta como ellos. No. Ni que le preocupara que hubiese muerto. Simplemente le molestaba ya que tendrían que dar explicaciones por él.

Se fijó en que Indalamhabia regresado con un gesto serio y quizás malhumorada, se sentó en su asiento y desconectó los escudos. Seguramente para que se recargasen.

¿Cómo está la nave? ¿Algún daño grave?

Mudir permanecía callado. Lo único que quería era llegar cuanto antes.

Analizaba mentalmente su batalla con el maestro Jedi y se fijaba en los numerosos errores que había cometido. Al menos la presencia de su padawan había sido su perdición en una u otra medida.

Se castigaba mentalmente a sí mismo por haber dejado escapar a tres de ellos, convencido de que eso era mayor fracaso que la muerte de Pher o el posible fracaso, no dado, en la captura de la mujer. Ella no le interesaba lo más mínimo. Mudir tenía un plan pensado, un plan a largo plazo, y en él podría entrar todo aquel que lo mereciera.

- Eso depende. Podemos hacer de todo salvo meternos en otro combate.

Hablo mientras miro a través del cristal de la cabina. Resulta relajante ver el paso de las estrellas a esta velocidad.

- La torreta está destruida y tendremos que conseguir una totalmente nueva. Los escudos tienen mejor pinta, aúnque deberíamos parar y repararlos o no podrán ni aguantar un blaster. A malas, podría salir e intentar arreglarlos, pero al final tendremos que detenernos en algún lado para repararlos del todo.

Quedo callada después del informe buscando una via de escape a tanta tensión, hasta que al final termino por levantarme y dirigirme a Mudir.

- Quiero enseñarte algo maestro.

Después me dirijo a mi camarote y empiezo a buscar entre mis cosas algo que podría despertar el interés del duelista.

Mudir sonríe de manera un tanto siniestra.

La coleta le cuelga a un lado y él hace un movimiento de cuello para echársela hacia atrás. Después sigue a Indala. No tiene realmente demasiado interés en aquello que pueda mostrarle, pero al menos se había ganado su atención unos minutos gracias a su habilidad pilotando.

Esperaba que no tuviera ningún truco detrás de la espalda, por el bien de ella, claro. Puesto que realmente no la conocía de nada y poco de puede confiar de aquellos que son capaces de traicionar a su propia familia. Quizás aquella mujer fuera de ese tipo de personas.

Se mantuvo en silencio y se apoyó, cruzando los brazos, contra el marco de la puerta. Esperando que ella sacara, lo que fuera que tenía que enseñarle.

El primero termino por encontrarlo dentro de una bolsa, completamente desmontado tal y como lo dejé, mientras que los otros dos aparecen justo debajo. Vacío el contenido de la bolsa sobre el camastro dejando que Mudir vea su contenido y luego recojo los otros tres sables de luz, dejándolos junto a las piezas.

- Muy bien maestro. Éste era de un idiota que fue incapaz de esquivar a un defel.

Empiezo señalando las piezas esparcidas y por mi expresión facilmente puede averiguar que no sentía ninguna simpatía por su dueño.

- Estos dos. Los de un gran guerrero que tuvo la mala suerte de ser medio segundo más lento que su rival. Aunque me imagino que según tu punto de vista, si fue medio segundo más lento, no sería tan gran guerrero ¿me equivoco?

Continúo con los siguientes recordando a Moon al ver las muescas de sus garras en el objeto, aunque no pierdo tiempo antes de pasar al último de ellos.

- El último es de alguien que fue destrozado por el Lado Oscuro al ansiar más de lo que podía manejar.

Acabo de describirle la muestra de sables al tiempo que clavo mi mirada en él.

- A tus ojos, todos son sables de perdedores. Sin embargo, apostaría mi cabeza a que el tuyo no es tan diferente del de ellos. Entonces ¿qué es lo que te permite abatir a un maestro jedi? ¿tu habilidad? ¿tu entrenamiento? No lo creo. De ser así siempre podrías ser superado por alguien un poco más hábil y entrenado que tu. Y ese detalle me devuelve a los sables de luz y más concretamente a sus cristales. ¿Cómo puedes saber que los cristales de tu sable están realmente destinados a ti? ¿Cómo puedes llegar a encontrar aquel que en verdad te pertenece?

Formulo las ultima preguntas esperando una respuesta que en el fondo no espero que se produzca, pero el duelista desde el que continuar con mi investigación.

- ¿Y bien? ¿A qué viene ésto? - Mudir no dice nada más.

Lo que él pensaba era suyo. Nunca pensaría que eran perdedores, siempre pensaría que habría alguien mejor que ellos. No puedes ser solo el mejor con tu habilidad, tienes que ser más listo y más rapido. No todo se resolvía con un sable.

A ojos de los miembros de su "grupo" Mudir era un guerrero. Eso le interesaba. Siempre le habían subestimado pues nunca había mostrado su verdadero poder. Tan sólo parte. Si Mudir había combatido y ganado a un maestro, era no porque el maestro fuera malo o porque Mudir hubiera tenido suerte, era una mezcla de todas esas cosas.

Indala no sabía las cosas que habían pasado antes, poco podía saber. No sabía lo que les pasó en su primera misión, ni siquiera lo que él portaba. No sabía de dónde había sacado Mudir su sable, ni lo que realmente significaba. Indala no sabía nada sobre él, pero creía que sabía demasiado. Eso la convertía en una mujer muy débil. Y fácilmente derrotable. ¿De quién eran esos sables? ¿Amigos, novios quizás?

Una nueva debilidad mostrada. Mudir no entendía porqué exponerse de esa manera, y menos delante de él a quién tanto odiaban los de su grupo. Por eso confiaban en él, precisamente por ese odio. Mudir les estaba enseñando en cierto modo, aunque ellos no quiesieran reconocerlo. Sin más preguntó.

- No tienes ni idea. -  añadió - Sé por qué éste sable me pertenece. Sé de dónde lo he sacado, y tiene más historia de la que crees. Mucha más. ¿Crees acaso que me importan tus amigos caídos? ¿Crees que me puedes comparar con ellos? No entiendes ¿verdad?

Los demás compañeros conocían a Mudir. Pher quizás era el que más le conocía. Pero Indala, era nueva... quizás el tiempo le haría entender algo más. Por ahora, demostraba no saber de qué hablaba.

Niego con la cabeza según le escucho. Era evidente que no tenía ni idea de dónde había sacado su arma y era precisamente eso lo que me interesaba de él. Su sable.

- Primero, no eran mis amigos. Diss fue un idiota que me tocó de superior en una misión. Moon un compañero de armas que no tuve tiempo de conocer lo suficiente y...

Hablo señalando cada uno de los sables, empezando por el desmontado y siguiendo por la pareja y acabando por el último.

- ...Sartarus fue tan incompetente como para creer que podía aguantar un disparo de mi rifle.

No levanto el tono, limitándome a exponer los hechos tal y como eran, ni siquiea sonrío demostrando con ello que el tema realmente me interesa.

- Tu mismo lo dijiste. No tengo ni idea de dónde lo sacaste ni de su historia... y es precisamente eso lo que me interesa. ¿Cómo sabes que realmente es para tí y no una mera arma?

- Ya te he dicho que no me importan tus compañeros. Y si lo que te interesa es mi sable. Sé que es mio, porqué es mio. No se lo quité a ningún muerto, ni siquiera lo pedí. Pero el caso es que ahora lo tengo yo, y sé que me hace más fuerte. Tenemos un vínculo, si es eso lo que me preguntas.

Seguramente si le quitaran el sable, las habilidades de Mudir seguirían intactas. Pero bien era cierto que la relación con ese sable en concreto era mucho más fuerte si lo usaba él. Y no otra persona. De hecho, Mudir tenía cierto interés en qué pasaría si otro lo portaba en combate. ¿Se volvería contra él? ¿Le absorbería en cierto modo?

No era un sable que tuviera más valor que otro, pero el vínculo que él tenía con aquella persona que se lo había dado, era lo que hacía que cuando Mudir portaba ese sable en concreto, fuera mucho más difícil vencerle.

- ¿Quieres algo más? ¿Una colección de sombreros que quieras enseñarme?