Partida Rol por web

Kazurh se puso en pie de nuevo:

Pues si nadie tiene una idea mejor, busquemos por aquí.

Y dándose media vuelta se encaminó hacia el tunel, al llegar a la "puerta" de este, se dio media vuelta, y esperó a sus compañeros.

Rapidamente sigo los pasos del enano, mientras les ordeno al resto.
-Itan cierra la marcha con tu arco bien tensado y una flecha preparada, tu Artros ayuda a Lilith a andar.
Luego al llegar donde Kazurh, me acomodo el escudo y con la espada en la otra mano le digo.
Tu carga una antorcha, yo te cubrire en caso de que nos llevemos una sorpresa.

No quería ser una carga pero sus fuerzas casi extintas sólo otorgaría complicaciones. Hizo un esfuerzo apoyándose en su compañero. Esperaba no flaquear para poder cumplir con la empresa que los había llevado aquí: la vida de muchos dependía de sus esfuerzos.

- Sigamos, sigamos - digo con un susurro.

Sin demasiados problemas, lográis ascender hasta el túnel. Sólo el enano y ala maga necesitan ayuda. El túnel es bajo para un humano pero lo suficientemente alto para que el enano pueda andar levantado. Sin embargo es estrecho para poder esgrimir un arma. 

El túnel sigue una inclinación más o menos descendente y parece perforado por el agua.

Poco a poco, un tufo os va llenando la naríz. Es un olor similar al del "guiso". De vez en cuando, algún ser de fuego, revolotea por delante de vosotros pero pronto huye ante el brillo y calor de la antorcha. El humo, en ese espacio reducido, os hace toser y vuestros ojos lloran.

Tras apenas 150 metros, el túnel se abre a una caverna mayor. Miles de seres de fuego, revolotean en ella en alocada melodía. El olor al "guiso" es insoportable...

Al escuchar las palabras de Morrowir miro a Lilith con espanto como si de otra serpiente gigantesca se tratara.

A regañadientes y con gran incomodidad la cojo como puedo para ayudarla pero ni la miro a la cara.

Al llegar al túnel balbuceo maldiciones ininteligibles, porque además de ir agachado tengo que ayudar a una mujer.

Eh, ese olor a guiso, aquí abajo, no pueden estar guisando nada bueno, a ver si nosotros vamos a ser los próximos ingredientes.

Kazurh estaba deseando salir de aquel lugar, pero primero tenían que cumplir. Sus costillas le recordaban a cada paso que estaban allí, y que no estaban bien.

-Vamos chicos, apuremos un poco, cuanto antes acabemos, antes saldremos, solo tenemos que buscar el musgo. Quizá ese olor a guiso nos lleve hasta lo que buscamos.

No sin dificultad avanzo detras del enano, aunque para mi disgusto no podia llevar ni el arma desenfundada ni el escudo, pues las dimensiones apenas si me permitian pasar con la armadura. Al llegar al recinto el olor me provoca arcadas y rapidamente me cubro la nariz con el guantelete izquierdo.
- Ese brebaje debe atraer a estas criaturas o a sus protectores. Recuerden como vino aquel cangrejo hacia nosotros, en el peor de los casos sea la manera en que su lider les domina.

Avanzo haciendo acopio a mi férrea voluntad. El olor a guiso es insoportable me molestaba y las palabras de Artros no me reconfortaba. 

- Acabemos con esto ya, sigamos - apenas mi voz es un murmullo audible - Sea lo que sea lo que nos espere debemos enfrentarnos si queremos salir airosos.

Amparados por el fuego de la antorcha del enano, buscáis una forma de bajar. No resulta difícil pues la serpiente se ha encargado de alisar el suelo. Así que pronto estáis abajo. 

Las criaturas luminosas revolotean todo alrededor con desasosiego y alarma en su canto. El olor del guiso se mezcla con otro olor más fétido: el de los excrementos. De repente, os veis pisoteando excrementos de serpiente más o menos secos. 

Los seres brillantes se levantan como una nube y dejan ver una zona verdosa, una especie de musgo que crece sobre los excrementos frescos de la serpiente...

Morrowir parece ser quien tiene las ideas más claras, y no tarda en organizar nuestro avance hacia el interior cavernoso. Así pues, cierro la marcha con arco y flecha en mano, aunque renuncio a tensar el arma, no sea que se me escape un flechazo al tropezar con una piedra.

Cuando salimos del estrecho túnel elegido por Kazurh, nos encontramos en otra amplia caverna, y el extraño olor parece activar todas nuestras alertas subconscientes.

- Esperemos que sólo sea eso, Morrowir, y no algo peor...

Entonces, de repente, pisamos el seco excremento de serpiente y los seres de luz se levantan de golpe. Eso, hace que me paralice en mitad de un paso.

- Vaya... Por fin. Y... Oh. Vaya. Compañeros, creo que nos hemos cargado a la única fuente de sustrato para el musgo. Parece que sólo crece sobre caca de serpiente gigante... En fin, llenemos el saco y salgamos de aquí. Quizá a Stoyanka se le ocurra cómo cultivar más de esta cosa.

Al acercarnos a los bichos pisando escremento seco de serpiente, conteniendo el malestar que me provoca aquel fetido olor del guiso, nos topamos con una cosecha de musgo alfombrando todo el rededor, miro a LIlith como si ella lo supiera y le pregunto.
Sera este el musgo que venimos a buscar? No podemos correr el riesgo de equivocarnos, hemos de intentar establecer alguna comunicacion con estos seres.

Arrugo la nariz por el hedor. Cansada y agotaba sólo quería acabar con esto. Recoger el maldito musgo y tomarnos un respiro, que por muy breve que sea, su cuerpo necesitaba recuperar fuerzas. No me cabe la menor duda de que ese era el musgo que buscamos pero...
- Bien hacemos de cerciorarnos pero no sé como pretendes que nos comuniquemos con esas...cosas

Kazurh no podía creerse que alguien llegase a dudar de que aquel era el musco, cogiendo el saco que portaba uno de sus compañeros, bajó hasta el musgo y comenzó a meterlo en el saco, sin ningún tipo de cuidado ni miramiento, mientras decía:

- Hemos recorrido medio mundo siguiendo las indicaciones de una bruja, esas indicaciones dan con esta cueva, plagada de musgo. Casi nos mata una serpiente gigante, de las cuales podría haber mas. Yo cojo este musgo y me voy, con o sin vosotros.

Se paró un momento:

-De verdad tenéis dudas de que este no sea el musgo?

Sin remilgos, el enano empieza a meter el musgo en el saco entre la sinfonía fúnebre de los pequeños seres luminosos. No hay demasiada cantidad de musgo y apenas llega para rellenar el saco. 

Una vez recogido todo, apenas queda en la cueva algo más que excrementos, seres luminosos y vosotros. La antorcha crepita en el aire viciado y gotas de agua caen del techo resonando contra el suelo.

Es hora de partir... o no.

- Pues no perdamos más tiempo, la salud de algunas personas depende de ese musgo.

Kazurh, herido y cansado, temrmina de recoger el musgo, ya que nadie parecía dispuesto a hacerlo.

A pesar de su cansancio, su orgullo era mas grande y no pensaba pedir ayuda para llevar ese saco. Con cara apesadumbrada por el temor a que quizá no pudiesen salir de allí si encontraban con otro enemigo, dijo:

-Vámonos, rápido.

Sumido en mi propia debilidad provocada por el topetazo aún reciente de la bestia, me olvido de ayudar a Kazurh a recoger el musgo, y cuando consigo recobrarme el laborioso enano ya ha terminado.

- Déjame subir el saco, Kazurh. Creo que ya me sé el camino bajo el agua, pero con esto será más difícil...

Sin más, sigo al grupo, sin tener claro aún si he ofrecido mi ayuda a Kazurh para aliviarle de la carga o facilitarle el regreso a la superficie, o bien para evitar que mi única posibilidad de curarme esta maldita cosa se esfume por un saco mal cerrado o sujetado durante el ascenso.

Tal vez si llevamos cada uno un poco sea más fácil. Me acerco a una de las boñigas y lleno mis bolsllos y bolsas con el musgo.

Vámonos ya de aquí, ya casi ni me acuerdo de cómo es dormir en una cama calentita.

- De acuerdo, pero salgamos de aquí - respondo con un tono de ánimo que denota cansancio y debilidad.