Partida Rol por web

La conversación había dado un giro. Al margen de las miradas de enfado que Red había reservado para Nico, ya habían comenzado a hablar de pagos, pasajes y rumbos. Y aunque se habían pasado la vida en la selva, Nihal sabía lo suficiente acerca del dinero y los créditos para afrontar una verdad absoluta al respecto.

Que no tenían nada de eso.

-Red, sólo estábamos hablando de lo que sucedió en las ruinas. Y… ehm… Nosotros… -Comenzó a hablar, algo más inseguro. No estaba seguro de cómo afectaría esa revelación a su estatus de pasajeros. –No tenemos dinero… Todo lo que teníamos estaba en ese búnker de Iodarka, así que… supongo que se quedó con nuestros padres… Dudo que podamos pagar pasaje... ni medicinas.

Su mirada se desvió hacia Kara. Había sido ella la que había guiado a esta expedición hasta ellos, aunque aún no había desvelado el motivo. Algunas respuestas podrían aguardar en su planeta, pero otras claramente los estaban esperando en Kiy’Adora.

-Dejadme insistir. Un lugar de luz como el que he descrito… ¿nadie lo conoce? Creo… que podría ser el siguiente paso del Gris y sus aprendices. Temo… que puedan atacar otros lugares como atacaron Iodarka. Kara… ¿tu planeta puede estar en riesgo?

Avanzó un poco, y al moverse volvió a sentir el dolor de su cuerpo como un látigo de fuego. Lo cierto era que la opción de llegar a un lugar donde recibir cuidados médicos era muy tentadora. Pero… ¿con qué los iban a pagar?

-Y con respecto al comunicador… -Añadió por último, encogiéndose de hombros. –No perdéis nada por mirar en el camarote de Nico, pero tened en cuenta que la tecnología no es la única forma de seguir a alguien. La Fuerza puede ser más precisa que cualquier dispositivo. Y la Orden Gris es poderosa en ella.

Lev permaneció a la espera, mientras acababan de decidir que ruta tomar. Hizo una mueca al ver que los contrabandistas intentaban sacar tajada de todo eso, aunque nadie lo pudo observar debido a su casco.

Cita:

Asintió al oír eso.

- Eso es totalmente cierto. Lo conveniente es ir lo más lejos posible y no acercarnos a ellos de ninguna de las maneras. Olvidarnos de todo esto y buscar un planeta donde escondernos una buena temporada.

Le gustaría que alguien hubiera podido resolver la duda de su hermano sobre su visión de Kiy'Adora pero entendía que en la galaxia había muchos planetas habitables, es probable que hasta un avezado viajero solo conociera unos pocos, lo cual era una aliciente para la joven arkaniana para salir de Iodarka.

Escuchó a hablar a Red, lo que la desilusionó algo, aunque más cabal que su socio también se mostraba como una mercenaria. Al parecer en cualquier caso el destino de los hermanos dependía de Kara, aunque la joven tenía claro que si la obligaban a ir a otro lugar que no fuera Kiy'Adora buscaría la forma de llegar a ese planeta lo antes posible, a las buenas o a las malas.

-Utilizar la Fuerza para localizar a alguien a tales distancias no es fácil. -En la selva a ella le costaba relativamente poco, pero no le parecía sencillo. -Pero quien nos espera en Kiy'Adora quizás pueda bloquear a quien trate de encontrarnos. Y un par de parsecs es relativamente poca distancia, creo. -Esperaba que eso le sirviera a Kara para presionar si lo necesitaba.

Miró a la noble. -Si quieres seamos de utilidad y que mantengamos los lazos que tu familia tenía con la nuestra, debemos saber más sobre lo que podemos hacer, sobre el artefacto que protegía mi madre, sobre quién nos busca. Allí seguramente podremos aprender algo, a dónde querías llevarnos originalmente, sinceramente no creo que podamos servir de mucho. Salvo que quieras te sirvamos de cazadores en una zona boscosa. -Trató de hablar con tranquilidad controlando su dolor, su culpabilidad y su impotencia, ante lo que había ocurrido hacía tan poco tiempo.

-Además de que alguien con el poder de arrancar trozos de fuselaje de una nave a dos parsecs de distancia probablemente pueda ayudar en el tratamiento de las heridas de mi hermano y el señor Ecto. -Aunque la hubiera usado a ella como canal lo que había hecho aquella persona le parecía impresionante, dudaba mucho que su madre hubiera podido hacer algo así.

-Mmmmmm -gruño Red al oír la respuesta de lo que estaban haciendo en su camarote, pero aceptándola.

-No vamos a echar a nadie al espacio y no vamos a forzar a nadie a hacer nada. Pero me gusta ser clara, directa y sincera. Tenemos un trato, ¿verdad? Y ese trato era llevaros hasta el planeta de Kai y volver al vuestro. Nada más. No me importa que nos hayan secuestrado, retenido y casi sentenciado; que hayamos escapado por los pelos, teniendo que coger a más gente y chocando en la salida; que nos hayan seguido y nos busquen por la galaxia. No, eso es el pan nuestro de cada día -dijo con una pasmosidad y tranquilidad que rozaban lo inhumano.

-Pero un trato es un trato. Si tenemos que ir a algún sitio es a vuestro planeta y ahí se acabará el trato.

-Si tenemos que ir a Kiy'Adora entonces tenemos que hacer un nuevo trato; dando por terminado el anterior o haciendo un anexo del que ya teníamos. Pero algo.

-No todo son buenas acciones, que creo que no nos han faltado ni hemos escatimado...por lo menos de mi parte. Pero nosotros tenemos unos gastos...que por supuesto los llevo contabilizados yo, no mi "ca-pi-tán" -continuó con la retranca del cargo como jefe de la nave-, y os puedo asegurar que no es barato.

Las palabras sonaban directas y sinceras, sin emoción alguna en su dicción. 

-Si veis que no queréis hacer tratos conmigo, cosa que entendería, siempre podéis hacerlos con el "ca-pi-tán" de esta nave. Pero él corre peligro por no incluirme nuevamente en un conversación que implique un trato comercial.

Kara escucho atentamente las opiniones del resto mientras ordenaba en silencio sus propias ideas.

De alguna forma se sentía en deuda con los dos hermanos, lo habían perdido todo en un abrir y cerrar de ojos y ni siquiera sabían quienes eran en realidad.

Al fin la no le alzó la mirada y hablo.

Las circunstancias de nuestro viaje han cambiado, se por lo que habéis pasado y he visto más cosas extrañas de una hora que en toda mi vida. No se de lo que sois capaces ni de lo que son ellos pero se que os quiero a mí lado. No conozco es ciudad de luz de tus visiones pero Estoy dispuesta a hacer una parada en ese planeta en busca de ese hombre solo el tiempo necesario.
Desde allí podré comunicar con mi planeta para avisar de nuestra situación y podremos reponer suministros. Todo esto a condición de que me acompañe is a mi planeta después o en el momento que la cosa se complique.

Tras aquellas palabras se giró a red y a nicoestoy dispuesta a pagar un 50% más por esta escala a nuestro regreso.

Mientras discutían, M1 daba vueltas por la nave pitando con lo que aparentaba ser impaciencia. Había cruzado en medio de vuestra reunión media docena de veces. Al final parecía irse hacia la cabina, pero tras los últimos comentarios pareció pensarselo mejor y volvió, quedándose al pie de Kara.

-¿Vamos a quedarnos todo el día discutiendo memeces? ¡¡Vámonos de una vez!!

Me aleje un poco al escuchar el gruñido de Red pero sin mover los pies del suelo, levante el dedo para protestar por "chocando en la salida" pero su compañera ya estaba bastante enfadada e interrumpirla no era recomendable. Seguí escuchando la intervención de Kara y abrí un poco los ojos mientras calculaba mentalmente la nueva suma.

- Bueno, es una oferta muy generosa, pero mi tripulación y yo debemos ser pragmáticos también. Hago una pausa y miro a Red, buscando su aprobación vuelvo mi mirada a Kara. Esta "escala" es una búsqueda ya que por lo que he podido escuchar ninguno de los presentes saben a donde dirigirnos, personalmente no he estado nunca en Kiy'Adora pero sospecho que no sera pequeño.

Estiro un poco la espalda tras un repentino dolor en las costillas, parece que el cuerpo empieza a enfriarse y las heridas duelen como deberían.

- También esta el tema de que una promesa de dinero, no es dinero y en cuanto se ha hablado de pagos parciales de la cantidad acordada parece que todo el mundo se ha puesto nervioso. Miro hacia Lev y sigo hablando a Kara. La confianza en un tema muy delicado cuando trabajas con... transportes no oficiales, tengo claro que no teneis el dinero aquí y mucho menos la nueva cantidad, pero la confianza no se trata solo de dinero. Me río socarronamente. Ni que fuéramos mercenarios, sin embargo compartir información sobre el porque de este viaje y los motivos del mismo harían más fácil el confiar en vos, mi lady. Pequeña reverencia. Al fin y al cabo soy el capitán de vuestro transporte y un fiel servidor de la causa que perseguís. 

Termino con un guiño a Kara y vuelvo a adoptar una postura cercana a mi segundo de abordo. La información es... bueno todo vale dinero al final, veamos como vamos de creditos. 

Lev comprendía que Nicoda solo quería ganarse unos créditos, como haría cualquiera que tuviera una nave y se dedicara a eso, pero tantas exigencias le cargaban ya un poco.

- Cuidado con lo que quieras saber, igual después sepas demasiado...

Kara volvió su mirada nuevamente a Nico, casi sin darse cuenta su rostro volvió a tensarse.

Soy Kara d’Asdria, noble y embajadora de la casa de Asdria del sistema Idarian, heredera al Archiducado de Asdria y diplomática de la Alianza. Mi palabra y la de mi familia ha servido durante generaciones de garantía suficiente para grandes tratados, no consentiré que un mercenario la ponga si quiera en duda... ¿Acaso tu me has dado alguna grantía? porque si no llega a ser por ellos 2...

Kara no llegó a acabar la frase, aunque estaba claro lo que quería decir, volvió su vista a Red la cual parecía la sensata de los dos.

Nuestro acuerdo contemplaba discrección y sin preguntas, se acordo una gran suma por ello... pagaré un 50% más por la escala pero no quiero preguntas. Si en verdad sois capaces de ver más allá del dinero y involucraros en esta misión os daré la bienvenida, pero mientras a tu amigo solo le importe su propio pellejo y el color de mi dinero estas son las condiciones.

-Sugiero ponernos en marcha. -Dijo Nihal de pronto, interrumpiendo el regateo de Kara y Nico. -Tengo un mal presentimiento sobre todo esto... y la sensación de que estamos en un remolino... pronto las cosas pueden acelerarse aún más. No puedo evitar pensar que la aparición de la Orden Gris y los motivos que la nobleza de Asdria tuviera para buscar a mi madre están relacionados. Y si lo están... no se puede descartar que Idarian pudiera estar también en peligro.

-Por eso, propongo viajar de inmediato a Kiy'Adora. Sé que es un lugar grande, pero estoy seguro de que no tendremos que buscar demasiado. La Fuerza nos guiará hasta aquel que nos ha llamado, os lo garantizo. -Miró a Kara, con sus ojos azules brillando la decisión de alguien que tiene claro el camino a recorrer. -Una vez allí, dejadnos hablar con él, y aprovechad para contactar tan pronto como podáis a vuestra madre. Tal vez así podamos arrojar algo de luz sobre todo lo que ha sucedido.

-En cuanto a la información, capitán... -Terminó, mirando a Nico y a Red. Su mirada se oscureció ligeramente, y su rostro se contrajo por la pena que trataba de ocultar. -Ya os he contado casi todo lo que sé. Pero si en verdad queréis saber más, manteneos a nuestro lado y ayudadnos a descubrirlo. Pero Lev tiene razón... Algunos secretos son una carga muy pesada. Mis padres han muerto por los secretos que guardaban. 

Red miró hacia abajo y negó con la cabeza. Sin duda alguna la información era mucho más valiosa que el dinero, pero también mucho más peligrosa. En aquella profesión que era trasporte tanto de mercancía como de personas, a veces era bueno no saber nada acerca de ello...pero a veces era bueno saber dónde te metías con lo que llevabas. 

Sin duda alguna, con lo que había pasado, era bueno saber a cerca de las personas que llevaban. Pero había que ser muy sutil para sacar la información...eso o estar muy desesperado...o ser Nico.

-No he oído nada, ni quiero saberlo -dijo Red con su habitual inexpresividad mirando a Kara y luego a Nihal, mintiendo por supuesto, ya tendría tiempo de saber más si era necesario. Pero lo de la "alianza" se le había quedado grabado. El ordenador que había perdido en el planeta, la mejor arma que poseía, lo había comprado a un tipo que decía haberlo conseguido de la "alianza". Ellos estaban habituados a buscar maneras de conseguir saltar las defensas imperiales. La mujer sentía que le faltaba algo sin su ordenador, pero era mejor estar viva.- Me...nos vale ese cincuenta por ciento de aumento sobre el precio inicial. Pero que quede claro, solo para ir a Kiy'Adora. Éste cincuenta por ciento es para sólo para ir a Kiy'Adora -advirtió la copiloto.

-Y ahora si me disculpáis pondré rumbo a Kiy'Adora. Vamos Chispa, ayúdame -tras decir esto salió de la sala para ir a la carlinga esperando que el droide astromecánico le siguiera.

Pero justo cuando estaba saliendo se dio la vuelta y se dirigió directamente hacia Lev. cuando estaba cerca, muy cerca, su mano se posó en su cintura y cogió algo.

-Esto es mío -dijo bajo, casi solo para que él lo escuchara. Luego guardó lo que había cogido en su cinturón de herramientas y se fue.

Lev siguió con cierta curiosidad el diálogo entre Kara y los contrabandistas, esperando que llegaran a un buen acuerdo. Confiaba en las cualidades diplomáticas de su protegida, pero sabía que a veces algunos contrabandistas no eran tan pacientes con según qué negociaciones. Por fortuna tanto Red como Nicoda parecían confiar más en las palabras que en las pistolas.

Dio un pequeño salto cuando Red cogió la pistola de clavos que había resultado ser inútil en combate. No respondió violentamente ya que el entorno no era hostil, pero en otras circunstancias habría estado más alerta y no se habría dejado pillar por sorpresa. Asintió con la cabeza a la ingeniera de la nave.

- Toda tuya - dijo - Pero otra vez avisa. - añadió con un tono distendido.

No tenéis que esperar demasiado para poneros en marcha. M1, cansado de tantísimo debate, ya había preparado las coordenadas para Kiy'Adora hacia un buen rato, y con un pitido de irritación que ni siquiera los que entienden binario pueden traducir, se conecta a la nave y hace que esta salte al hiperespacio.

El viaje es largo. Medio día según los cálculos de M1. Tras la tensión sufrida unas horas antes, descansar parece la mejor de las ideas, pero quizás otros queráis entrenar, o simplemente charlar, o leer una revista, o saltar al vacío a ver si allí duelen menos las costillas rotas.

Sea como sea, el tiempo pasa. Cuando la nave está a punto de llegar, todos os encontráis mas o menos listos. Nihal no está bien y no lo estará hasta que pasen meses o alguien le sumerja unas horas en un tanque de bacta (algo que la Rayo Azul no tiene ahora mismo). Pero los calmantes, aunque le dejan algo aturdido, han funcionado y le mantienen en pie con la ayuda de unas muletas sin demasiado dolor. El resto habéis aprovechado para asearos, cambiaros las ropas embarradas y mojadas, al menos los que disponéis de ellas. Syraan, salvo que se decida a pedirle algo a Kara o Red, no tiene mucho que usar, y Nihal parecido. 

No sabéis lo que os vais a encontrar. Todos estáis bastante tensos en los momentos previos a que la nave de el salto. Observáis desde la cabina, expectantes, cuando...

Océano. 

Solo un enorme y magno océano. 

Kiy'Adora, según todos los informes, es un mar sin vida, de una mezcla de líquidos en la que el agua es menos de la mitad de la solución, a temperaturas tan altas que está cerca de entrar en ebullición pero sin alcanzarlo en ninguno de sus puntos. La superficie parece inhabitable por el extremado calor excepto en sus polos. 

Y es de uno de ellos, del norte, del que llega la única señal de todo el planeta. Los sensores no detectan absolutamente nada más en el sistema. Por supuesto, podría haber más puntos de interés, pero un largo barrido con los escáneres concluye que ese sistema está, básicamente, muerto.

Excepto por esa señal.

Si decidís debatir o no sobre lo sospechoso de aquel lugar, las posibilidades de que sea una trampa o lo extraño que todo aquello resulta, es irrelevante. ¿Que más podéis hacer? La nave no detecta nada, y la única posibilidad está señalada como un faro radiante en vuestros sensores. Así que el debate puede ser largo, pero eventualmente resulta improductivo: aterrizar es la única opción lógica llegados a este punto.

Cruzáis la atmósfera sin especial dificultad, directos hacia la señal en la baliza. Es de noche en ese punto del planeta, y la temperatura son unos húmedos cuarenta grados. Cuando la nave, pilotada con prudencia se acerca al punto, observáis un edificio no muy grande que surge del mar: una pirámide hexagonal invertida, de mármol blanco que incluso en la oscuridad tenue de la noche del planeta, refulge con un tono pristino. Es hermosa, y antigua. Seis columnas que parten de sus vértices se hunden en las profundidades del océano y la sostienen alzada por encima de las aguas. La base de la pirámide es lo suficientemente grande para que aterricen diez naves como la vuestra, pero está vacía. Lo único que se vislumbra sobre ella es una pequeña cabina en el centro, que parece ser un ascensor al interior de la pirámide. Los sensores tampoco detectan armas o señales de tecnología relevantes, aparte de la baliza.

Lo único que detectan es una forma de vida en el centro de la superficie de la pirámide, detenida junto al ascensor. Alguien os espera. 

Tomáis tierra en uno de los extremos. Desde la cabina, mientras os aproximáis, veis a la figura que no hace esfuerzo alguno por ocultarse: es un hombre, humano según parece, descamisado (solo lleva unos pantalones cortos), muy moreno, de cabellos blancos o canosos. Espera tumbado en una hamaca improvisada, sus extremos enganchados en la pared de la cabina del ascensor y en unas cuantas cajas de metal colocadas junto a la cabina. Parece... Dormido, o al menos relajado, mientras vuestro ruidoso carguero aterriza no muy lejos de donde se encuentra.

Red se había duchado y cambiado de ropa. Apareció en la cabina varios minutos antes de que salieran del hiperespacio y vieran por primera vez Kiy'Adora. La mujer comenzó a preparar los sensores y otros dispositivos para activarlos justo cuando salieran. No quería encontrarse con una sorpresa...y si la había, quería estar preparada para lo que pudiera pasar.

Poco a poco todos aparecieron en la cabina esperando que salieran del hiperespacio. Y ocurrió. Allí estaba Kiy'Adora. Los sensores les llevaron al único lugar que emitía una señal. Lo demás era agua, agua caliente.

Al llegar lo que Red vio la dejó descolocada. Una pirámide hexagonal invertida. En el medio meciéndose en una hamaca, había un ser vivo, el único que parecía residir en todo el planeta.

-Bien, salgamos -dijo escuetamente Red a los demás mirando al tipo desde su puesto en la carlinga.

Doce horas habían pasado desde que, finalmente, M1 había activado el salto al hiperespacio que llevaría la Rayo Azul hasta su nuevo destino, Kiy’Adora. Doce horas. Apenas setecientos veinte minutos… pero casi parecía que era una vida entera lo que separaba ese momento de todo lo sucedido en Iodarka.

A pesar de que lo había intentado, Nihal no había logrado conciliar el sueño. Demasiadas cosas habían sucedido y estaban por suceder como para que su mente aceptara dejarse arrastrar al descanso. Así que en su lugar permaneció tranquilo, meditando. Tratando de encontrar el equilibrio que tan duramente le habían arrebatado.

Y cuando el viaje estaba ya tocando a su fin, se levantó también para acudir a la cabina y ver con sus propios ojos el planeta al que se habían dirigido casi a ciegas.

Sólo para encontrar... océano. Un infinito azul, con su superficie temblando por un deseo de hervir que nunca llegaba a materializarse. Un lugar cuya energía manaba del propio calor.

Apenas tardaron un segundo en encaminarse al polo... Al lugar donde estaban siendo convocados. Hasta una pirámide que se elevaba sobre las aguas, sostenida en sólidos pilares que se hundían en las profundidades. Y sobre ella... Un hombre.

Los ojos de Nihal estaban abiertos de par en par por la curiosidad. ¿Quién habría construido algo así sobre ese océano? ¿Y por qué motivo? Parecía evidente que una forma como aquella debía tener algún tipo de significado ritual.

Fue entonces cuando recordó las ruinas de Iodarka, y la extraña y poderosa Fuerza que habitaba en ellas.

Cerró los ojos, y abrió su mente. Ya había visto lo suficiente, y sus repuestas no se solucionarían sólo con eso. Así que trató de sentir la Fuerza viva. La del planeta, la de la pirámide, la del hombre que los esperaba. Simples fragmentos de un todo único, entre las que buscaba aliviar sus dudas. ¿Era ese hombre el mismo que había hablado a Syraan? ¿Era el que le había hablado a él?

-Red, Nico, tened cuidado. -Dijo el joven, mirando a los contrabandistas. De pronto, la idea de que su madre podría no ser la única guardiana de reliquias había aparecido en su mente. -No podemos descartar la posibilidad de que, a pesar de todo, nos hayan seguido. Y aquí... No hay lugar al que escapar.

En cualquier caso, el tiempo de las respuestas parecía estar a punto de llegar, así que tomó sus muletas y comenzó a avanzar hacia la rampa de salida de la nave.

Cuando llegaron a su destino, Lev pareció reactivarse. Se levantó del rincón donde habia permanecido descansando y revisando su arma y se reunió con el resto de la tripulación para observar la zona de aterrizaje. Le pareció curiosa la construcción hacia dónde se dirigian, y más cuando vió el ser que les esperaba. Que fuera tan desprotegido era señal que no esperaban hostilidad por parte de ellos.

Aun así Lev asió su arma, no se fiaba de nada y muchas veces las apariencias engañaban mucho.

El desconocido planeta sin duda sorprendió a todos cuando lo vieron por sus propios ojos, un intenso color azul anticipaba lo que sin duda era un planeta inhóspito.

Es grande si, pero parece que no habrá que buscar demasiado

Dijo al ver la señal de la única baliza que detectaban los sensores, la aproximación fue rápida y quien quiera que fuese aquel hombre que les trajo hasta allí sabía que llegaban. Nuevamente tocaba descender de la nave, una idea que no gustaba mucho a cara por lo que había pasado en su anterior desembarco.

Esta bien, será mejor darse prisa e intentemos no alejarnos mucho de la nave

haciendo un ademan afirmativo camino junto a mi compañera fuera de la nava, mi atuendo es ahora una camisa azul sin mangas miraba un poco absorto al cielo y paisaje del lugar.

- Bonito lugar, si no fuera por sus aguas mortales y todo eso.

Si yo me fuera a un planeta perdido en medio de la nada y me montara una hamaca en la estructura más rara del todo el planeta... ¿como me tomaría las visitas? Mi mano se poso instintivamente sobre el blaster pesado que llevaba en la pistolera de mi pierna, este viaje ya tenia suficientes sorpresas desagradables... Y presentía que se acercaba otra. 

Cada paso que dábamos para acercarnos a ese hombre nos alejaba cada vez más de la rayo azul, estuve tentado de dar la orden a KP para que permaneciera abordo, más concretamente en la torreta de la nave, pero me convencí a mi mismo que solo estaba un poco neurótico desde que entre en aquel templo y desestime la orden, solo espero no arrepentirme.

Bajáis por la pasarela. La superficie pristina de la pirámide reluce ante la luz de las estrellas. Notáis el calor del mar, con sus vapores golpeándoos con una humedad extrema y un olor... Bastante agradable, la verdad. Suave. Como a especias. 

Según camináis hacia el centro, observáis la entrada al ascensor: de cristal, parece ser el único acceso al interior de la pirámide. Ahora mismo no veis ninguna otra. El hombre parece haberse levantado en el tiempo que habéis preparado la pasarela y salido al exterior, y parece hacer algo alrededor de las cajas que están allí fuera. Rebusca entre los trastos. Cuando os acercáis, se vuelve hacia vosotros.