Partida Rol por web

Bajo junto al resto del grupo de la nave sonriendo con los brazos extendidos y cuando iba a comenzar a hablar noto un ligero golpe en la pierna, era M1 que me adelantaba para ir hasta la mujer que se encontraba en el linde del bosque. Bueno eso facilita las cosas supongo. Pienso mientras miro un poco extrañado al droide mecánico.

Cuando vuelvo a la realidad ya se han realizado las presentaciones y los primeros empiezan ya a dirigirse hacia... ¿Eso es una torre de vigilancia? Camino en la misma dirección sin mediar palabra, una vez que mi pie pisa tierra y deja atrás la rayo azul mi semblante se vuelve serio de repente, perdido en mis pensamientos de nuevo me sacan de ellos Syraan a la cual respondo:

- Cuidado, muerde. Y le guiño el ojo a Red.

Sonrío y camino hacia Glein para estrecharle la mano, al fin y al cabo somos invitados.

- Mucho gusto, soy el capitán de la rayo azul, espero que nuestro encuentro sea beneficioso para ambas partes.

Era una simple presentación, supongo que los negocios los hablaríamos en un ambiente más "seco", camino junto a él siguiendo la comitiva hasta la torre.

Todos hablaban creando un ambiente relajado, aunque a Lev no le apetecia congeniar demasiado, o al menos no de momento. Se concentro en Kara, parecia distendida aunque podia notar cierto nerviosismo en ella.

Al menos los que les habian recibido parecian buena gente y Lev ya no los veia como una amenaza para la seguridad de su protegida. Prosiguio la marcha en silencio pero sin perder de vista a la noble.

-Hemos vivido en otros sitios, pero llevamos ya bastante tiempo aquí. -Nihal se giró para completar la respuesta de su hermana a la joven humana, pero cuando vio que Syraan se acercaba a Red, él continuó la conversación con Kara. Dedicándole una sonrisa a través de la lluvia que bañaba su rostro, el joven siguió hablando con la ilusión reflejándose en su voz. -Así que un viaje largo... ¿De dónde venís entonces, de Asdria? Me gusta escuchar historias de otros lugares que no he visto.  

Mientras esperaba la respuesta, Nihal alcanzó la puerta del refugio al que llamaban hogar, por la que segundos antes había desaparecido su madre, y la mantuvo abierta para sus invitados. 

Aquella familia resultaba extraña, Kara se preguntaba si aquella soledad en la que vivían era elegida u obligada. Había algunas cosas que no encajaban, estaba claro que no siempre habían vivido allí pues sus modales no eran bruscos, algo característico de la gente que siempre ha vivido aislado.

Soy de Idarian, es un sitio hermoso muy lejos de aquí aunque también mucho más bullicioso que este dijo con una nueva sonrisa mientras entraba en el refugio.

Fuera lo que fuese lo que le había llevado hasta aquel remoto lugar estaba apunto de descubrirse ante sus ojos, Kara tenía curiosidad por el secreto que aquella familia guardaba.

-Yo soy medio humana. -Dijo con alegría a Red, indicando que tenían algo en común a parte del color del pelo, fuera teñido o no. Realmente la hubiera alegrado más si también hubiera sido arkaniana pero en cualquier caso estaba conociendo gente. Eso la alegraba.  -Perdona si soy demasiado entusiasta, por aquí no pasa nadie.  -Relajó su sonrisa y frunció ligeramente el ceño, mirando a dónde miraban cuando había llegado la nave y luego a su hermano con ligera preocupación

-Esa nave vuestra, ¿puede detectar si algo... otra nave se acerca? ¿Si alguien os ha seguido? -Odiaba tener que ser precavida en aquel momento y solo preguntarles cosas más triviales aunque se moría por saber. Pero se lo debía a Nihal y a lo que había escuchado.

El grupo llega al refugio en la jungla. Parece una torre militar de tiempos de la Antigua República, sobre la que el tiempo y sus nuevos habitantes se han esforzado en dejar una impresión: ahora parece más un extraño hogar que nada que tenga que ver con el ejército, pero se sigue vislumbrando su propósito original en los pequeños ventanucos dejados para la artillería. Alrededor del edificio la jungla invade todo, los árboles, las criaturas y la lluvia que cae imparable sobre todo. Es un lugar agreste, casi salvaje, y sobre el que pese a los años que esta familia ha pasado habitándolo, apenas han hecho mella en su entorno.

La planta baja hace las veces de zona comunal. Hay un mesa en el centro, un par de sillas primitivas y una sencilla cocina sobre la que reposan unos cuantos recipientes. Cuando llegáis, M1 está parado delante de la cocina, mientras Kai deja que hierva alguna infusión en una pequeña cazuela.

El padre de los muchachos, que lleva todo este tiempo sin separar la mano de su blaster, señala las sillas con un gesto seco.

- Sentaos si queréis - indica, muy serio. No parece especialmente contento por la visita. 

Él camina cojeando hacia la puerta y se queda junto al umbral, mirando la lluvia.

Cuando el líquido de la cazuela comienza a hervir, lo va sirviendo en varios pocillos de arcilla. Deja uno delante de cada uno de sus invitados, les entrega también uno a los chicos y a su pareja, a la que acaricia con un gesto triste al darle la taza, y se apoya contra la pared junto a las escaleras del segundo piso.

Al observar a esta mujer, todos los que no la conocéis notáis algo: transmite una enorme seguridad en si misma, y pese a que aparenta calma y serenidad, es evidente que está visiblemente alterada por algo. Kai da un sorbo a su bebida, y entonces habla por fin.

- M1 lo ha contado todo un poco acelerado, pero... ¿El Imperio ha caído de veras? - pregunta, con más inquietud que curiosidad-. Dudo mucho que hallan desaparecido del todo... 

El astromecánico, que parece tan incansable como siempre, comienza a lanzar una sarta de ensordecedores que no dejan a nadie intervenir, durante apenas quince segundos. 

M1 responde a toda velocidad, como si no tuviese un segundo que perder.

- ¡Siiiii! ¡Ha caído! - grita - ¡Los destruyó un jedi! ¡Un héroe! ¡Luke Skywalker mató al Emperador, a su lacayo Lord Vader y destruyó las dos Estrellas de la Muerte! En Idarian tuvimos que luchar contra el Virrey que habían puesto, pero finalmente, ¡les expulsamos también! El Imperio ya ha caído!

- ¿Un jedi? - pregunta Kai, que parece entender perfectamente al droide-. ¿Skywalker has dicho? 

Se lleva la mano a la cabeza, y parece que va a preguntar algo cuando...

- ¿Queréis que volvamos a Idarian, no es así? - pregunta el hombre desde la puerta. Se vuelve hacia Kara, con la misma expresión seca que helaría un glacial-. Serví demasiado tiempo bajo el mando de vuestra madre, joven, para reconocer a una d'Asdria que no me hace falta vuestro nombre para saber quien sois. Era esperable... Que si las cosas mejoraban algún día quisiesen que volviéramos, pero...

Suspira, apartando la mirada hacia el infinito.

- Todo se acaba, supongo... - susurra.

La mujer arkanina asiente desde donde se encuentra. Durante un segundo su vista queda perdida en el infinito, como si meditase que hacer, pero finalmente, suspira y se vuelve hacia el hombre de la puerta.

- Sabíamos que este día llegaría, mi amor - susurra con suavidad. Comienza a caminar hacia la salida-. Chicos, preparad vuestras cosas. Nos vamos. Yo... Tengo que recuperar algo. Os veré aquí en una hora y partiremos - le dice a Kara, que aún no ha tenido tiempo de decir ni hola-. Hablaremos con más calma en el camino de todo. Disfrutad del té, nos vemos enseguida.  

Y acto seguido sale hacia la lluvia, que ahora cae como una catarata sobre la jungla. Se pone una capucha sobre la cabeza y se adentra en la tormenta, en dirección hacia el bosque...

El resto observáis el intercambio, pasmados ante la reacción de los dos adultos, que está claro que no parecen sorprendidos por la visita ni por las razones de esta. Algunos pensáis que es curioso que todo haya salido tan bien tan rapido, y otros os preguntáis cosas muy distintas como "¿Qué hacemos ahora?". Otros solo os preguntáis que narices está pasando, quien son unos y otros o porqué estáis allí.

Preguntas para las que podéis intentar encontrar respuestas. 

Mi cara refleja una seriedad poco frecuente en mi mientras sigo con la mirada como Kai abandona la torre, me encojo de hombros y bebo la extraña infusión de un trago. Estará esterilizada por lo menos... Mi expresión cambia cuando bajo la taza y vuelve mi sonrisa bobalicona mientras dejo la taza en la mesa y me levanto.

- Si hay algo de lo que presumo es saber cuando no se me quiere en un sitio. Miro fugazmente a Red, pero me dirijo a Glein. Esperare en la nave mientras termináis los preparativos, sin prisas.

Coloco las solapas de mi gabardina hacia arriba y me aseguro de que este bien cerrada antes de salir a la interpérie. ¡Red, KP ayudar a traer sus cosas a la nave! Grito desde fuera mientras me alejo del lugar.

Junto con los demás, Lev entró en las estancias, lo que agradeció al no tener que aguantar el ruido que hacían las gotas de lluvia al caer sobre la armadura. Al permanecer con el casco puesto nadie vio la mueca de hastío que hizo al ver que le ofrecían un té.

No acababa de entender que estaba pasando, pero tenia claro que no iba a perder a Kara de vista y que la seguiría si volviese a la nave o permaneciese allí degustando la bebida ofrecida.

- Sí, amo. - Respondió al mandato, tratando de descifrar si tras aquellas palabras hubiera algún posible mensaje en clave.

Después se dirigió a los extraños y se presentó toda vez que no había sido formalmente presentado - Mi nombre es KP-CHA y soy el droide de protocolo del Capitán, aunque últimamente mis tareas parecen relegarme a droide de carga. Si me indican donde está su equipaje procederé a cumplir con mi cometido - dijo con el característico tono metálico en su voz.

Poco a poco los cabos se iban atando y las piezas encajaban, establa claro que aquella familia se escondía en aquel recondito lugar, no sabía exactamente cual fue su participación en el pasado pero sin duda fue relevante o su madre no le habría mandado a quel lejano lugar para traer a aquella mujer de vuelta.

Kara se sento en la mesa con una sonrisa cortes que pronto desaparecería ante el directo mensaje del padre de familia, no había margen para rodeos y negociaciones las cartas estaban encima de la mesa nada más llegar. Kara bebió un poco de te como el protocolo mandaba ante el anfitrión.

No pretendo esconder mis intenciones, pues como bien supone no he venido hasta aquí en busca de una taza de te.
Hubo un día en el que servisteis a mi pueblo, y vuestro nombre y lealtad no han caído en el olvido. Mi madre ha enviado a su ser más preciado a buscaros pese al peligro que conlleva un viaje tan largo, en respuesta a lo que un día hicisteis por los d'Asdria. Mi mundo necesita vuestro regreso, ha llegado la hora de volver a la civilización.

Su madre solo había hablado de la mujer pero estaba claro que era el hombre el que mostraba algún recelo, aquel lugar estaba perdido y sin duda aquella familia no consideraba aquel lugar como su hogar, en el fondo y por mucho sacrificio que les pudiera suponer deseaban volver o al menos así lo percibía kara.

Apenas hubo terminado, la mujer salió en busca de algo, parecía importante por la premura. A Kara no le apetecía permanecer en aquel lugar lo más minimo, había algo, una sensación de tensión como si todo el mundo esperara que un mal cayera sobre ellos. Pero Kara era una gran diplomática y no rechazaría la hospitalidad de sus anfitriones.