Partida Rol por web

- ¿Amenazais al reino, senadora? - gruñe el viejo senescal desde donde se encuentra. Naral no responde.

Algunos nobles de los que han hablado antes con vosotros observan la escena, y parece que el Mayor Ivorian va a decir algo, pero se detiene.

- Lo que acabáis de hacer podría considerarse alta traición, y motivo más que suficiente para arrebataros todos vuestros títulos con los que os defendeis... ¿Insistís en...?

- Basta, Kirrdan - interviene la reina de pronto. 

Hay un largo silencio. Muy largo. Todo el mundo parece esperar su decisión.

- Guardias, escoltad a los jovenes d'Erea al salón privado. Me gustaría hablar con ellos. A solas - añade cuando el senescal hace un gesto hacia ella.

El anciano asiente, y la reina se da la vuelta y camina hacia las escaleras que llevan a la planta superior. 

Los guardias os rodean a ambos y os indican que sigáis a la reina. No estáis seguros de donde va a acabar esto, pero parece el único momento que tenéis si quisierais (y considerarais prudente) escapar.

Asistes a todo lo que ocurre a tu alrededor mientras te vas hacia el baño, giras junto a una esquina y te encuentras de frente al pequeño M1, que se agita dando saltitos. Comienza a lanzar unos pitidos extraños mientras se agita, visiblemente nervioso.

La situación se les había ido de las manos y por sino fuera suficiente Nihal lo había vuelto a empeorar hablando nuevamente... Pero aquella vez era diferente era a la reina ala que había increpado...

Nihal todavía no era consciente del error que había cometido, no entendía de política ni la corte, que tuviera razón o no es lo de menos había increpado a la reina delante de toda la corte... Pobre.

Lara sufrió con la intervención de su madre pues no quería que más gente se involucrará en aquel incidente, al menos Syraan pareció entender el mensaje de Kara y se alejó discretamente.

Lara se dirigió a la reina sin esperar a que su hermana volviera a meter la pata.

Mi señora, le pido disculpas en nombre de mi hermano. Acaba de llegar y no conoce el protocolo y los modales de la corte. Yo le contaré todo lo que quiera saber, pero mi señora dejarle ir ahora
no sin antes disculparse por su comportamiento.

Syraan trató de escuchar lo que sucedía mientras se movía, su escusa no era la mejor de la galaxia pero era coherente. Tanto por lo que había dicho antes como su posible falta de modales en una situación como esa, porque realmente llevaba improvisado desde que se había metido en esa fiesta. Ver al pequeño androide en un lugar apartado de gente era un descanso para ella, aunque no entendía ninguno de los pitidos que emitía, se prometió de nuevo que aprendería su extraña lengua, como otro montón de cosas que tenía.

-M1, me alegro de verte. Elarik uno de los grises está ahí. Y parece ser que trabaja con los imperiales, va a ser un problema. Pero el problema de momento lo tienen Nihal y Kara. Creo que les implican en el intento de asesinato de un imperial. -Estaba nerviosa y no sabía que hacer. -Espero que no consideren que intentaba huir, ¿quién puede huir vestido con esto? -Dijo señalando su vestido.

-¿Puedes usar el comunicador para traducir lo que dices?, lo hiciste antes. -No solo en su habitación, lo había hecho durante la misión.

Habló. Habló con naturalidad, como hubiera hablado con Kai, con Glein, o con Syraan. Como había hablado toda su vida con aquellos con quienes había vivido. Para el joven la sinceridad, al igual que la espontaneidad, eran virtudes, no defectos. Pero era evidente que no para todos era así. Y se hizo evidente de inmediato.

La hirviente explosión de rabia del senescal, las amenazas, la intervención de Naral, la tensión que se creó en un instante, fue suficiente demostración. En realidad, nada de lo sucedido estaba realmente causado por sus palabras. Esa tensión, ese odio, había estado en todo momento presente en la sala. Pero él había hecho que aflorara con violencia.

Fue entonces cuando Nihal se hizo realmente consciente de que había cometido un error al dirigirse a la reina. Debería haber supuesto que en un lugar como aquel, el que la gente pudiera expresarse libremente podría no ser algo tan habitual como lo era para él, criado en la libertad de Iodarka. Algo que, probablemente, era evidente para todos en aquel lugar… salvo para Syraan y él.

Demasiados factores se habían unido para que él cometiera ese error. La iridiscente belleza de Idarian, que hacía muy fácil olvidar a un recién llegado que las maravillas de cristal que los rodeaban eran tan hermosas como letales. El enfrentamiento con la agazapada oscuridad, que había estado a punto de arrastrarlo y le había obligado a gastar cada ápice de su fuerza de voluntad para resistirlo. El haber tenido que afrontar cara a cara al asesino de su madre, incapaz de otra cosa que soportar sus pullas y su desdén. Todo eso… y algo más, había conseguido dejarlo lo bastante aturdido como para no ver el peligro.

Pero aun así, era consciente de que debería haber sido más cauto. No sólo por él, sino por todos a los que quería. Fue en ese momento, mientras estaba a punto de obedecer las órdenes de la reina, cuando Kara intervino para tratar de librarle del lío en el que acababa de meterse. Sin embargo, teniendo en cuenta los propios problemas de su hermana, tal vez en lugar de ayudarlo estuviera empeorando su situación.

-Kara, tranquila, no pasa nada. Aclararemos esto. -Contestó a su hermana, obligándose a mostrarse tranquilo. Una mala reacción sólo empeoraría todo, pero esperaba que lo sucedido no fuera insalvable. Se giró hacia la reina con bastante más cuidado que unos segundos atrás, ignorando las envenenadas palabras del senescal. Era evidente que ese hombre los odiaba, aunque desconocía el motivo. -Pido disculpas por mi forma de actuar si ha sido equivocada y os ha causado perjuicio, majestad. No conozco apenas Idarian ni sus leyes. Haremos tal y como habéis dicho.

Y, con tranquilidad, se colocó frente a los guardias para seguirlos a donde fuera que querían llevarlos. Lo mejor que podía hacer en ese momento, o eso creía el joven, era aclarar el lío en el que se habían visto envueltos cuanto antes. Kara no era una terrorista, y él simplemente no estaba acostumbrado a no poder hablar. No debería ser tan difícil explicarlo y minimizar el daño. Lanzó una última mirada hacia Naral, tratando de transmitirle esperanza. Lo que más sentía era haber dañado la posición de su recién recuperada madre.

- DECÍA - lanza en el comunicador en privado solo hacia ti - QUE VAYA DESASTRE DE MISIÓN. ¿A QUIEN SE LE OCURRE? MAL MAL MAL. ARRIBA ESTAN TRATANDO DE LLEGAR AL ASCENSOR QUE LES LLEVE HASTA LA RELIQUIA Y... KP HA MUERTO. LO HAN DESTRUIDO.

El camino conduce con el peculiar silencio al que suceden vuestras súplicas y disculpas. Ambos sois conducidos hacia una sala contigua, escaleras arriba. Es un recibidor largo, con una enorme mesa circular y un techado acristalado de colores. Nada más entráis, la reina hace un gesto hacia los guardias indicándole que pueden irse.

En cuanto os encontráis a solas, su expresión se relaja, mientras mira a Kara, a la que conoce de hace ya muchos años. Una sonrisa incómoda acude a su rostro, y se acerca a la joven y le da un abrazo.

- Acabas de meter mucho la pata, Kara - le dice con una risita-. Mucho. ¿Qué estabas pensando? - pregunta incrédula ante lo que acaba de pasar, mientras lanza una mirada más... observadora, sobre Nihal, de reojo, antes de volverse hacia la noble.

Nihal, había caminado en silencio pensando en lo que podría estar por llegar. La forma en la que debían convencer a la reina de que no estaban relacionados con el ataque, y que él no tenía intención alguna de ofenderlo. Aunque no comprendía del todo la reacción de Kirrdan. Si él fuese un gobernante, probablemente quisiera escuchar los consejos de sus súbditos, no silenciarlos.

Finalmente, llegaron al salón, y cuando los guardias los dejaron a solas, el joven d’Asdria se giró hacia ellas, esperando el inicio de una conversación que se antojaba difícil. Estaba seguro de ello.

Es por eso que, cuando Anora abrazó a Kara con afecto, el joven no pudo contener su expresión de asombro. Poco acostumbrado a esconder sus sentimientos, observó a las dos nobles con curiosidad y sorpresa. Durante un instante, estuvo a punto de hablar. Pero no llegó a decir nada. Era a Kara a quien le correspondía el derecho de hablar primero.

Según el plan original la Reina estaba más que distraida. Quizás no cómo querían pero estaba distraida. -Lo siento por lo de KP. -Dijo acariciando la placa superior del droide. -Con todo este lio vigilar a Elarik e impedir que haga va a ser harto díficil. ¿Puedo hacer algo para ayudar a los de arriba? -No sabía que podía hacer pero el pequeño droide era el único que sabía lo que pasaba a ambos grupo y podía coordinarles.

Mientra decía aquella última frase se acercó al lavamanos, si alguien entraba quería mantener su coartada y no sería junto al pequeño droide, es más separandose un poco de él lo protegía.

El camino tras la reina resulto angustioso, un silencio tan solo rato por el sonido de las armaduras de los soldados que les acompañaban. Todo había ocurrido muy rápido y Kara intentaba repasar sus recuerdos mientras caminaban.

Al llegar el salón todo cambio, la actitud regia de la reina se transformó en un calido abrazo que le recordó a tiempos pasados cuando lucharon para expulsar al imperio. Aquel abrazo y aquellas palabras no podían significar más que una cosa y es que la Reina estaba al tanto de lo que pasaba o al menos estaba de su parte.

Lo siento mi reina, todo sucedió muy rápido... estaba hablando con aquel hombre azul cuando salió corriendo y enseguida pensé que algo iba mal y tuve tuve que pararlo... no sabía lo que realmente estaba sucediendo.

Anora escucha la explicación de cara, mirándola con expresión entre dubitativa y analítica. Finalmente se aparta unos pasos, buscando unas copas y una botella llena de una bebida de un extraño color iridiscente. Sirve los tres vasos, extiende uno a cada uno, y da un largo trago.

- Incluso aunque mi palabra os indulte ante la corte... Habéis quedado marcados -concluye tras reflexionar un rato sobre lo que acabas de decir-. Kara, ante los ojos de las personas mas influyentes de Idorian has sido colaboradora de un atentado - expone, con incredulidad-. Y vos, joven - se gira hacia Nihal-. Nihal, ¿no es así? No solo has conseguido dejar mi opinión en entredicho y dinamitado mi autoridad ante toda la corte, has expuesto a tu hermana aún más. Si ahora os dejo marchar sin consecuencias, creerán que mi reinado está en manos de los Asdria, de la Alianza, y todas las casas que se encontraban en medio de este debate se pondrán en nuestra contra. Más después del intento de asesinato. 

La reina posa la copa meditando, acariciando su muñeca en un gesto que parece un movimiento nervioso.

- Vosotros vivís en un mundo mucho más simple. Vuestra madre lleva vendida a la Alianza como senadora y embajadora desde antes de la caída del Emperador. Pero yo vivo en un mundo en el que debo evitar que nuestro reino, nuestro sistema - señala alrededor - siga en paz. Paz. No guerra para lograr la paz, paz. Estamos al borde de una nueva guerra civil. El nuevo Imperio está despertando los intereses de muchos de sus seguidores... Y no puedo echarles sin más, sin ser vista como alguien liada a una Alianza a la que no podemos aliarnos sin mezclarnos en el conflicto. Nuestro reino debe permanecer neutral: es la única forma de que los hijos de Idorian no se conviertan en carne para el ejército de uno u otro bando...

Sin dejar de acariciarse la muñeca y sus joyas, la joven reina camina alrededor de la mesa. Ahora parece una mujer más dubitativa que en la corte, pero al mismo tiempo más certera y real. Su belleza reluce aún más con sus pequeñas imperfecciones. Finalmente, se detiene, se vuelve hacia Kara, y la mira con expresión tenaz.

- Sé perfectamente cuando alguien me está ocultando algo, Kara - pronuncia-. No fuiste a detenerle sin más. Quiero saber que está pasando. Este es mi palacio, mi ciudad, mi reino. Tienes la prudencia suficiente para no hacer la estupidez que has hecho hoy... Salvo que tuvieses alguna razón de peso. Así que explícate.

M1 vuelve a usar el comunicador para hablar contigo. Su voz robótica y atonal suena en tu oído.

- NO CREO. ESTÁN MUY LEJOS. EVITAR QUE LA REINA SE RETIRE A SUS APOSENTOS Y SU GUARDIA VAYA CON ELLA ES LA ÚNICA OPCIÓN. AUN NO SABEMOS SI SERÁ ASÍ. AUNQUE PUEDE QUE UN RESUMEN DE LO QUE PASA LES VENGA BIEN. 

Aprovechas para pasar por el lavabo, asearte, y al cabo de unos minutos vuelves a la sala de la fiesta.

El gentío parece mas calmado. La gente ha vuelto a charlas entre ella, aunque alguien inexperto en temas sociales como tú es consciente de que aun así... Hay cierta sensación de inquietud.

Observas que ni Kara ni Nihal ni la Reina han vuelto, pero reconoces a bastante gente entre la fiesta. Elarik sigue allí, de nuevo solo y apartado. El embajador imperial está rodeado por mucha más gente, que parece estar dándole ánimos. La archiduquesa charla con un par de nobles... Pero la gente parece rehuirla. El senescal parece haberse retirado al fondo de la sala, charlando con unos cuantos guardias. Y Palee Dravvad está charlando con Zekk Ivorian en ese mismo instante.

Nihal escuchó todo el alegato de Anora en silencio, observando a la joven reina con una mezcla de curiosidad y fascinación. Parecía otra persona completamente diferente de la que había sido en la recepción, pero ahora que la máscara regia había desaparecido, resultaba aún más… no era capaz de encontrar una palabra.

Cuando ella les ofreció el vaso con el extraño líquido, Nihal lo tomó pero aguardó unos momentos con él en la mano, observándolo, sin estar absolutamente seguro de si debía tomarlo. Sólo cuando Anora dio un largo trago se atrevió el joven a llevarse el cristal a los labios para probar el sabor de la brillante bebida.

-Disculpadme por mi actuación. –Comenzó a hablar, reiterando su disculpa. –No estoy acostumbrado a las situaciones sociales. Yo… no me paré a pensar que no pudiera hablaros como lo hice. En donde he crecido no había nada como Idorian. Éramos sólo cuatro, y podíamos hablar libremente. Supongo que he llamado la atención. –Sonrió débilmente. -Por eso…

-Castigadme a mí, si con eso podréis mantener vuestro equilibrio. –Dijo sin un atisbo de duda. -Al fin y al cabo… soy el hijo mayor de la archiduquesa, pero no he vivido jamás en este lugar, y he fallado al discutir con vos ahí fuera. De cara a los demás, mi castigo sería una retribución suficiente, ¿no? Y Kara podría quedar en un segundo plano, indultada, porque los Asdria ya no saldrían impunes. Es mejor así, y no me importa cargar con ello. No os guardaría rencor… entiendo que sólo estáis protegiendo este lugar de la guerra.

Tragó saliva, y de pronto alzó ligerísimamente una ceja al ver repetirse el mismo gesto de la reina. Su muñeca. Cuidando de no resultar indiscreto, observó el brazo de la joven de pelo dorado mientras continuaba su propio discurso.

-Pero si puedo hablar libremente, tal vez os estéis equivocando en algo. He vivido los últimos años de mi vida en paz, con mi familia. Como decís, en un mundo mucho más simple. No nos mezclábamos en nada, vivíamos aislados. Pero aunque intentamos mantener esa paz, no fue suficiente. Fue la guerra la que llegó hasta nosotros sin aviso, y no pudimos hacer nada por evitarla. A veces no se puede elegir ser neutral.

-En cuanto a porqué nos hemos involucrado tanto con ese hombre de piel azul… -Añadió sin disimular las emociones que fluían a través de sus palabras. El cansancio, el dolor, la tristeza, vibraban en su voz sin quebrarla, sostenidas por la voluntad del joven. –En gran medida, también tiene que ver conmigo. Yo… -Pero la soltura de Nihal acabó en ese momento. Las palabras se atascaron en su garganta. Tras dos intentos más en los que no logró continuar, se detuvo para tomar aire, y la dejó escapar en un largo suspiro.

-Ese hombre asesinó ayer a mi madre a sangre fría. –Dijo, mirando a Anora a los ojos. –Hablo de mi madre adoptiva, claro… pero eso no cambia nada. Kara estaba vigilándolo desde que lo vimos aparecer aquí. Yo… suponía que si actuaba, no sería para nada bueno. Creo que hemos cometido un error.

Un silencio extraño siguió a las palabras de Nihal, aunque no fue uno excesivamente largo.

-¿Por qué nos odia el anciano? –Preguntó de forma espontánea, rompiendo el silencio.

En cuanto terminó de lavarse las manos se acercó de nuevo al droide. -Gracias M1. Si necesitas mi ayuda avisa. -Le dijo con una leve sonrisa.

Y antes de salir a la fiesta sacó su comunicador aprovechando la intimidad.

-Espero que esteís bien. Nihal tenía razón Elarik el gris trabaja con el imperio, es una sospecha pero creo que se quieren ganar el favor de la reina. Ha habido una especie de atentado contra el embajador del Imperio, pero creo que estaba preparado, Elarik se ha movido junto al embajador antes de que sucediera, Kara le siguió y con el lio del ataque creo que sospechan que ella estaba implicada. -Aun no entendía todo eso. -En cualquier caso Nihal y Kara están hablando con la Reina apartados, tratarán de mantenerla en la fiesta. -Hizo una pequeña pausa. -Siento lo KP, M1 me lo ha contado. Si podemos hacer algo pedidlo.

Guardó el comunicador se arregló como pudo, tratando que su vestido y peinado estuvieran lo más parecido a cuando se lo pusieron. No sabía si irían tras ella, después de su desaparición pero debía tratar de comportarse con normalidad, de momento debía dejar a su hermano hacer su parte ella necesitaba consejo Naral. No sabía como comportarse en este momento, solo se la ocurría acechar a Elarik para evitar que hiciera su movimiento pero si no había terminado ya se lo había puesto fácil.

Avanzó por la sala con seguridad intentando no ser muy rápida ni dar largas zancadas como estaba acostumbrada para llegar junto a Naral d'Astria. Se acercó a la mujer tratando de ponerse detrás de ella, estar cerca pero sin molestarla. Buscando el momento óptimo para hablar con ella sin interrumpir la charla con aquella gente que hablaba con ella.

Nihal seguia moviendose por impulsos, dando bandazos en la dirección que sus sentimientos le llevaban. Kara escucho a la reina en silencio sabedora de la terrible situación en la que se encontraban. La noble conocía sobradamente los entresijos y complejidad de la diplomacia y la situación de equilibrio de la reina era vital.

Mi Reina entiendo sobradamente vuestra posición, se que el equilibrio de vuestra figura es lo que mantiene el reino unido y que un desiquilibrio en vos podria traer consecuencias fatales, dandole al imperio la oportunidad que estan esperando.

Si algo he aprendido de la rebelión contra el imperio es que nunca dejan nada al azar y que nada ocurre por casualidad. Todo esta planeado y sin duda buscan romper el equilibrio del reino otorgandose una oporunidad una debilidad en vos para intervenir.

Tras aquellas palabras dirigidas a la reina se volvió a su hermano.

Sigues sin entender nada Nihal, agradezco tu gesto pero si crees que ser el primogénito o apellidarte d'Asdria significa algo para nuestros enemigos estas muy equivocado. Tanto mi madre como yo somos un simbolo, un simbolo de rebelión contra el imperio por nuestros actos durante la expulsión del imperio... no hermano no, la gente de ahí fuera no se conformará viendome libre sin más. Tu eres un recien llegado sin conocer nuestas costumbres, el rumor de que vivias como un hermitanio esta por toda la corte y es excusa más que suficiente para que tu ignorancia sobre nuestra cultura permita la piedad de la reina.

Yo debo y seré quien asuma las consecuencias. Jamás he huido de mi deber y no será en esta ocasión en la que me esconda, mi Reina, dijo mirando nuevamente a Anora Siempre os he sido fiel como mi madre, en el pasado, dejarme seguir sirviendoos de la mejor manera posible, y en esta ocasión es manteniendo vuestro propio equilibrio tan necesario para la unidad del reino.

Lo que dice Nihal es cierto, fuimos atacados por ese hombre al traerle de vuelta. Hay una conspiración tras esa fachada imperial más grande de lo que puedo imaginar mi Reina, algo esta sucediendo entre las sombras.