Partida Rol por web

Fue como si hubiese estado conduciendo a 250km/hora y se hubiera estampado de frente contra una pared. Sin frenar ni un ápice. El puño golpeó su cabeza como una roca. Pudo notar como algo se fisuraba en su interior.

- Q....he....s.... 

Solo podía balbucear. Mantenía los ojos cerrados con todas sus fuerzas, intentando escuchar lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Era imposible. El golpe había activado un ensordecedor pitido que le penetraba hasta la última neurona de su cerebro. Por no hablar, de la presión que sentía en el pecho provocado por el peso de su atacante. No estaba teniendo ningún miramiento.

- Q....he....s.... 

Era como si se le hubiera inflamado la lengua. Solo quería levantarse, matar al estúpido viejo y llevarse también por delante a quien le había dado ese golpe. Pero estaba demasiado aturdida y cansada. Notaba como perdía la fuerza conforme los segundos pasaban. La sangre bajaba por sus mejillas. Se metía en su boca.

Entonces llegaron unas manos amigas. O no tanto... Las palabra de Katrina sonaron de muy lejos, pero retumbaron en su cabeza junto al ensordecedor pitido.

- Precisamente tú no eres nadie para hablarme así.

Le hubiese gustado verbalizarlo, pero no le fue posible. Le dolía tanto la cabeza que apenas era capaz de andar. La sangre cubría su cara impidiéndole ver en la penumbra. Tenía que contener los esfuerzos para pasarse la manga por la cara. Sabía que, de hacerlo, vería las estrellas. 

El camino se iba complicando y cada vez le resultaba más difícil avanzar. Quería zafarse de las manos de Katrina, pero sabía que si lo hacía nadie más miraría por ella. Se imaginó sola y abandonada esperando a que Ellos acabaran con su penosa vida.

Todos pararon, pero Rose no. Siguió caminando obligando a Katrina a seguir su paso. Tenía el presentimiento de que ese era el camino correcto. De no serlo, morirían todos. Realmente era algo que no le preocupaba en absoluto.

Al menos Rose está reaccionando, para bien o para mal lo está haciendo y es un alivio para mi que sea de aquella forma. Aunque claro, eso implica que no se detenga junto al grupo a decidir por el camino a continuar sino que ella decide por las dos y me está llevando a mi en el proceso. No digo nada, pese a todo no la dejaré sola y más allá de que a veces quisiera colgarla o lanzarla con la oscuridad, es mi amiga y siempre estaré. Ni ella ni yo, tenemos la consciencia limpia. Más aún en mi caso. 

—Gran verdad viejo, gran verdad. 

Es lo único que respondo en medio de aquel andar, con la linterna intentando iluminar desde la cercanía mientras el aroma de las cloacas me está matando. Ni hablar del roce por el cuerpo, como se adhiere y se impregna ese olor nauseabundo, pero tal como dijo Reuben, posiblemente esto sea el precio a pagar, revolcarnos en la mierda para seguir. Quizás por resiliencia o porque de alguna manera nos negamos a lo que nos acecha. El instinto de supervivencia a flor de piel. 

No obstante, en medio de esa dirección elegida—la izquierda— no digo nada a Rose, ni siquiera intento inhalar muy profundo. Su rostro está lleno de sangre, es lamentable verla así. Aunque es lamentable todo, jodidamente real. 

Víctor tuvo una certeza. Desde que había empezado toda esta locura había tenido pocas. Había llegado el momento de decirle adiós a sus compañeros de infotunio. Un adiós silencioso, un adiós inexpresivo. Los extrañaría por el poco tiempo que le quedaría, a la mayoría de ellos. 

Pocos de los chicos habían logrado entrar en la cloaca. La mayoría seguía luchando contra ELLOS. El impacto de las balas en las sombras le indicaban a Víctor que no les hacian daño alguno. Cada vez el silencio de la muerte los iba cercando. Sus oídos podían notarlo a pesar del estruendo de las balas. También notaba que las balas se estaban acabando, cada vez más espaciados los estallidos y más frecuentes los gritos que se ahogaban con la muerte.

Víctor no dispararía, tampoco atacaría. No era esa la manera en que ser iría de este mundo. Pero solo se dejaría caer? Abrazaría la oscuridad totalmente? Ácaso tenía otra opción? Pues abandonado en su oscuridad y en ese túnel no tenía opciones. Así que lo único que acertó a hacer fue encaminarse a donde su oído le indicaba que había un poco de espacio para caminar. Sabía que ELLOS estaban allí también, que seguramente lo interseptarian y le quitarían la vida. Ya había perdido las esperanzas. Caminaría hasta que se lo llevarán o hasta llegar a alguna parte.

No se lo pensó, siguió a los demás hacia la izquierda. Estaba claro que los ánimos estaban incluso peor que el lugar en el que se encontraban, así que era mejor guardar silencio y avanzar. Era casi poético, si lo pensaban, avanzar en una mierda que quiere engullirte sin rumbo ni sentido, esperando llegar a algún sitio a salvo aunque lo más probable era que terminasen incluso peor que habían empezado.

Él cerraba el camino, y sólo esperaba que uno de ELLOS no le saltara por al espalda, al fin y al cabo se estaban moviendo prácticamente en una oscuridad total. Incluso podía sentir cómo algo le rozaba la pierna debajo de todo aquel lodo, algo vivo. Probablemente alguna rata o algo peor, quiso pensar. No intentó patearlo por el miedo a sumergirse aún más en aquel mar de restos.

Desde atrás, cojeando y poniendo toda su fuerza en no derrumbarse por la corriente de las aguas negras, caminó detrás de Katrina y Rosa, perdiendo la sonrisa al escuchar que una mujer le había seguido el juego. Cuando Katrina también lo hizo, el rostro de Reuben volvió a su estado normal.

Siguiendo a los demás, se decantó por la izquierda. No tenía razones para llevarles la contraria esta vez.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de la joven cuando el agua la mojó. No quería pensar que corría por esas aguas, ni tampoco que podía haber bajo sus pies. Cuando el grupo terminó por bajar, esta se aproximó de manera rápida hasta Fer.- Oye, lo siento...-Se rascó la nuca de manera distraída, realmente sentía haber asustado al hombre, pero... Agitó la cabeza.- Creí que podía ser de utilidad lo que había.-Aseguró.

Miró a la líder y mostró una pequeña sonrisa, tras eso sacó las pilas y la grabadora.- Esto es lo que pude tomar del interior.-La joven caminaba con cuidado, intentando que nada tocase sus manos, bastante tenía con intentar ignorar todo lo demás. Por ella hacía tiempo que hubiera salido corriendo de allí.- También había algo allí que me llamó la atención. Había dos cadáveres, uno era cómo nosotros... El otro era un hombre con túnica, y llevaba sobre su piel el símbolo que hemos ido viendo en los distintos sitios ¿Acaso ellos tienen seguidores? O quizás.... Puedan ¿Poseerlos? Quizás los símbolos sean algún tipo de portal para ellos o... ¿Potenciadores de poder? Lo siento, sólo son cavilaciones...-Estaba frustrada. Apuntando con la linterna a la grabadora intentó ponerla en marcha, no sin antes bajar el volumen. Prefería llevarselo a la oreja a dar aviso a esos demonios de dónde estaban.

Victor parecía alejarse en calma, despacio, yendo hacia otra bifurcación diferente a la de los demás. De hecho, se dirigió por la derecha. Lo que el joven no podría ver fue algo que al parecer la líder sí hizo e, ignorando que podría salpicar a varios, corrió hasta el ciego para tomarlo de la camisa. El camino de la derecha era una caída libre, muerte segura para Victor. Afortunadamente, la mujer lo detuvo a tiempo - Si no puedes caminar aquí, pide ayuda. La próxima puede que no tengas tanta suerte - y lo enrutó con los demás. No lo salvaría dos veces, eso seguro.

Seguían caminando, ya con los ojos llorosos por la intensidad de los olores que el lugar desprendía cuando Wendy empezó a hablar. La mujer le prestó atención a la chica y al ver la grabadora y las baterías se sorprendió - Sin duda encontraste algo de valor. Tal vez esa grabadora nos hable de quién era su dueño. Además, dudo mucho que debas descartar esas teorías. Estamos en el fin del mundo donde el Sol se apagó un día. ¿Qué suena más descabellado que eso? - y todos parecieron detenerse a escuchar presos de la curiosidad, tal cual hizo Wendy. Incluso una muy determinada Rose podría escuchar desde su posición. Si bien era cierto que le había bajado el volumen, el lugar tenía buena acústica como para amplificar un poco el sonido. Mientras tanto, la velocidad del agua subía de a poco.

Estática... eso fue lo primero. Poco a poco, lo que parecía la agitada respiración de alguien se escuchó mientras se comprendían algunas palabras.

Pensé que eran de un grupo satanista... Con esas ropas raras y esas pieles pálidas... Diablos, mi madre se veía más bronceada que eso cuando murió.

Inhalaba y exhalaba con fuerza...

Solo sé que... esa cosa apareció después de escuchar un rezo. También creí que eran monjas... No sé cuánto me quede, pero me llevaré a uno conmigo.

Rio de manera demencial para luego gritar.

¡Malditos! ¡No me quitarán mi televisión!

Y luego un grito, un gruñido y silencio.

Atentos como estaban a las palabras de aquella grabadora, no notaron que el caudal de agua subía peligrosamente, llegando por encima de sus rodillas. Si alguien tropezaba, era posible que el agua los arrastrara. Miraron hacia adelante y podía verse el agua caer en vertical. Además, el camino se inclinaba cada vez más mientras más se acercaban al borde. El agua se hacía feroz y había una que otra rendija a los lados que podrían utilizar, pero no sería tan sencillo alcanzarlas.

Por el sonido del agua, era fácil intuir que la caída no sería nada amable. Tal vez unos cinco o seis metros.

El viejo Reuben estaba más que cansado. Para muchos, lo mejor era que se rindiese y se dejase caer en la mierda, ahogándose. Y si bien para todos eso sería un alivio, Reuben no había sobrevivido todo este tiempo siendo tan débil. Haría falta un poco más para matarlo.

—Malditos rusos —masculló el anciano, al escuchar lo que pasaba en la grabación—. Ellos son paliduchos y usan ropas extrañas —para él todo tenía sentido ahora. No tenía más dudas de que los rusos estaban metidos en todo eso de una forma u otra.

No faltaba mucho para que cayesen por aquel lugar... cosa que de hecho pasó con uno que otro desgraciado que se tropezó antes de tiempo. Al ser arrastrados por el agua, los gritos de ayuda de aquellos que cayeron se perdieron en el vacío, ahogados entre aquella caída y las aguas negras. Ni Reuben ni más de uno quería sufrir el mismo destino. Por lo mismo, el anciano miró las paredes, tratando de encontrar alguna escalera en medio de tanta oscuridad. Para fortuna de todos, habían dos escaleras: una en la pared izquierda y una en la pared derecha. Era lo único que había antes de la caída de agua, por lo que no es como si tuviesen muchas más opciones.

Sin pensárselo dos veces. Reuben se adelantó rápidamente a la escalera de la izquierda No fue hasta que estuvo frente a ella que alertó a los que no hubiesen espabilado.

—¡Escaleras! —gruñó, de no muy buena gana.

Entre quejidos y crujidos de sus articulaciones, Reuben comenzó a subir.

—Si estas escaleras no llevan a la muerte —gritó—, tendremos la desdicha de volvernos a ver.

Ambas estamos yendo por coger el lado izquierdo cuando una corriente nos tira a las dos hasta que algo me detiene y puedo hacer pie mientras sigo con mi mano unida a la de Rose. Al menos las dos no nos fuimos demasiado y pese a estar llena de desechos, seguimos respirando. Incluso desvío la mirada hacia Victor cuando la mujer le habla y surge el asunto de la grabadora, los comentarios de Reuben que siempre tienen la cereza del postre y la aparición de la escalera. 

Lo interesante es lo último y tironeo de la rubia para que me siga, con las ropas empapadas, llenas de olores y el cabello ya es gris de tanta mugre. Pero no importa, si ese viejo vio aquello voy como abeja a la miel mientras pienso en las palabras de la grabación. Algo en mi mente lo relaciona con esa secta y no sé si quiero sacar el tema, no ahora. 

—Vamos Rose, avancemos hacia las escaleras—digo y respondo a Reuben—. No tenemos que perder, da igual. 

¡Vamos vamos vamos!

Imperó Fer, al ver cómo el anciano ascendía por unas escaleras. Sus vidas estaban en juego, otra vez. La verdad era que se estaba tornando una costumbre. La situación era una mierda, en el múltiple sentido de la palabra, así que se aferró a las escaleras de la derecha y estiró el brazo para tomar a la persona más cercana, fuera quien fuera, para guiarla hacia aquellas escaleras. Aquel hecho fue un engorro ya que sus cuerpos estaban viscosos.

Y empezó a subir, se aferraba bien antes de dar cada paso, aunque iba ligero, tampoco quería resbalar y terminar en el otro barrio, algo que por otro lado era bastante real.

La mujer que había liderado el grupo en variadas ocasiones fue quien esperó a que los demás subieran, uno a uno. Encomendó a Reuben abrirles paso, aunque era posible que el anciano solo la ignorara, mas ella sabía que por muy cascarrabias que fuera, también quería sobrevivir.

Uno por uno fueron saliendo del océano de las cloacas para encontrarse con que la escalera los llevaba a una tapa de alcantarilla. Al alzarla, lo que se encontraron fue una calle vacía. Hubo algún herido o descuidado que se cayó de las escaleras, llevándose a otros consigo, mientras la mujer observaba impotente tratando de tomar sus manos, pero la corriente parecía seguir aumentando. Debían salir rápido de allí o los arrastrarían las aguas negras irremediablemente.

Subieron con dificultad y al salir y hacer un conteo, vieron que del grupo de jóvenes solo quedaban unos siete, más la mujer. Los demás habían sido arrastrados o devorados por las bestias.

Una vez afuera, pudieron analizar mejor su entorno, encontrándose en una autopista que al parecer ya se alejaba del centro de la ciudad. Ya no había tantos autos, pero sí muchos terrenos baldíos. Sea donde fuera que estuvieran, parecía que todo estaría tranquilo por el momento, al menos mientras decidían a dónde dirigirse.

No fue para nada fácil cargar con mi amiga tironeando de ella y subir las escaleras, siempre al límite, siempre con la oscuridad encima de nuestro o respirando en la nuca. Por esa razón es que al subir y dar con la calle, respiro profundo, aliviada mientras intento regular la respiración. No se puede estar constantemente de aquí para ella, huyendo, sin un rumbo fijo y a merced de convertirte en un recuerdo. 

Ya un poco mejor, aunque llena de olores y muy sucia, miro a la mujer que nos guía. 

—¿Y ahora? 

Es que estamos en medio de la nada, incluso da la impresión de estar muy tranquilo. Pero... ¿Hasta cuando? Eso sí, no me molesto en preguntar a Rose como se encuentra, por suerte está muy callada y la salida sin sus gritos fue algo que sin dudas le agradezco de corazón. 

¿No había un plan?

Preguntó Fer. Tampoco estaba muy convencido de casi ninguna de las opciones, pero algo había que hacer. Ahora el aire estaba limpio, ellos sin embargo distaban mucho de estarlo. Gruñó con cierta resignación.

Creo que teníamos una señal de radio o algo que quizá podría dar a un búnker. No sé.

Comenzó a limpiar la linterna. La luz, por poca que fuera, era mejor que no estuviera bloqueada por mierda, nunca mejor dicho.

El anciano había logrado salir de la alcantarilla en una pieza, aunque por poco. Subir las escaleras había sido un infierno, y por poco no hubiese deseado haber muerto. Se hubiese lanzado a ello si no fuese un bastardo despreciable y egoísta que estaba aferrado a la vida con sus dientes postizos. 

Salió de la alcantarilla arrastrándose, sintiendo su pierna arder del dolor. Se mantuvo jadeando con fuerza intentando recomponerse. Aunque no veía nada más que el vacío producido por la oscuridad, sentía que su vista se desenfocaba y enfocaba. Estaba llevando su cuerpo al límite. Si no lo mataban esas cosas, moriría antes de un infarto.

—¿La señal? ¿A quién coño le importa la señal ahora? —masculló, intentando levantarse sin mucho éxito al principio.

Al salir fuera de aquella alcantarilla la adolescente aprovechó para escurrir su ropa todo lo que pudo. El olor era terrible, por eso intentaba no pensar en ello demasiado. Con un suspiro pesado se quitó la chaqueta y aprovechó para escurrirla y sacudirla, bastante era llevar el olor... Cómo para encima tener restos de sabe dios qué. No, ni de broma, pasaba de mirar.

- Y si la señal que sentimos...-Se giró hacia el grupo.- Está enviada por Ellos. Y si sólo quieren atraernos cómo ganado.-Se volvió a poner la chaqueta y abrochó la cremallera.- Cada vez somos menos... O al menos es la impresión que tengo. Supongo que para ellos es más "complicado", quizás sólo están usando un cebo.-Con su mano volvió a tocar la grabadora.

- O quizás... Simplemente sea un mensaje en bucle. Quizás ese lugar ya ha caído.-Alzó los hombros ligeramente.

Cuando Katrina le habló, la mujer la miró - Como sabes, esta no era parte de nuestra ruta trazada, así que estamos casi tan perdidos como todos ustedes. Podemos asumir que hemos avanzado, pero tal vez no demasiado. Debemos hacer lo posible por encontrar un rumbo - y se detuvo sorprendida cuando Fer mencionó un radio -. Así que una transmisión. ¿Recuerdan qué decía? - y miró al hombre.

Rose, por su parte, no parecía más que moverse por inercia. Aún balbuceaba ininteligiblemente mientras los demás debatían en los próximos pasos a tomar. Sea lo que fuera que había afectado tanto a la rubia, parecía haber robado lo que le restaba de cordura, aunque ¿cómo culparla en esas circunstancias?

Las palabras de Reuben hicieron que frunciera el ceño - ¿Acaso tienes una mejor idea, anciano? Creo que todos morimos por escucharla - y luego miró a Wendy -. Dudo que sean de Ellos directamente, pero hay un rumor, uno que ha rondado el campamento por días. Al parecer, tienen aliados, personas que han vendido sus almas a Ellos para garantizar su seguridad - le dijo mirándolos a todos -. Y lo peor es que son personas como tú y como yo - para luego volver.

- Creo que podríamos empezar por buscar un lugar para asearnos. Tal vez una casa abandonada o algo así. ¿Por qué no nos separamos para buscar? Quien encuentre algo, que alerte al resto -.

Desde luego -espetó Fer mirando a la más joven y al más mayor- con esa mentalidad no vamos avanzar. Ahora mismo es como una señal de Schrödinger, no sabemos si es aliada o enemiga. Pero tampoco tenemos mucho más.

Bufó, para mirar a la líder del grupo que había caído.

Hotel. Lima. Tango. Todo lo demás era estática.

Respondió, mientras se separaba un poco en busca de alguna casa. Su instinto le llevó hacia una casa que, desde fuera, tenía un aire moderno innegable, pero también se notaba que era la típica casa de vacaciones para alguien a quien le sobraba el dinero. Habían unos sistemas de seguridad que, con la carencia de electricidad, probablemente estarían apagados. Y si no estaban apagados significaría que tenían una batería y aquello sí sería una buena noticia.