Me mantuve al margen cerca de Victor para cuidar de él debido a su ceguera y soy consciente de que cuanto más se avance, más peligro nos acecha. Y la verdad es que no estoy errada en ello cuando de repente surge el temblor y está claro que la oscuridad viene hacia nosotros, nos quiere. Ya apretando con fuerza la mano de mi compañero comienzo a avanzar sin importar los disparos de Reuben que de alguna manera no sólo tienta su suerte sino la de todos. 

Pero si aquello no basta, es Rose con sus gritos la que no colabora y al fin de cuentas me pone los pelos de punta. Estoy por decir algo, pero no soy capaz de hacerlo y mi instinto de supervivencia me pide salir, así que avanzo junto a Victor por aquel camino haciendo caso de alguna manera a Fer que está andando con Wendy. No es momento de tonterías, es hora de salir y aprovechar esta burbuja de luz que ahora mismo tenemos. 

Wendy sonrió ante las palabras de la morena, sin perder demasiado tiempo se dirigió hasta dónde estaba Fer y se ayudó del mismo para subir hasta sus hombros. Al principio se sentía torpe, mantenerse sobre el hombre no era tan sencillo cómo se veía desde fuera. Terminó apoyándose sobre la pared y una vez ahí buscó estabilizarse, con rapidez se asomó para ver que había encontrándose de cara con aquel olor que casi la hace perder el equilibrio, sin poder evitarlo se llevó la manga a la cara para cubrirse unos segundos, los ojos le lloraban y hacía que viese borroso, pero eso no evitó que revisara todo el lugar con la linterna.

-¡Veo algunas cosas! -Exclamó con urgencia, tras eso observó detenidamente los dos bultos, ambos eran cuerpos humanos en un estado de descomposición más que avanzado. Aunque sí le llamó la atención el hombre que estaba cubierto por la túnica. Wendy se sujetó para saltar al interior del lugar justo al tiempo que Fer se movía para correr. Ella no quería huir, el viejo les había dado un pequeño espacio de tiempo y no lo iba a desaprovechar corriendo de nuevo, por eso se zafó de manera grácil del hombre para sostenerse en el agujero. Con gran esfuerzo terminó por conseguir entrar por el agujero ayudándose de sus pies, los cuales le resbalaban en la pared. Con la misma rapidez que había huido de Fer, entró en el pequeño cubículo.

Sin perder tiempo corrió por el lugar , saltando los cuerpos. Lo primero que metió en sus bolsillos fue la grabadora y tras eso también guardó las pilas que había visto desde fuera. Su mirada volvió hacia el hueco, pero antes de salir se acercó a los dos cuerpos, girando al que portaba la túnica oscura.

Wendy, escurridiza como siempre había sido, entró en el cubículo. No fue tan difícil al inicio. Bajó con rapidez y aterrizó sobre lo que era un sofá podrido con sus resortes atravesando la tela. Observó los dos cuerpos mientras el concentrado olor de los cadáveres en descomposición nublaba su vista. Era difícil soportar el impulso de vomitar con un olor como ese, pero la chica pudo hacerlo por el suficiente tiempo cubriendo su boca. Tomó las pilas y la grabadora poniéndolas en los bolsillos de su suéter y asegurándose que no cayeran de allí para luego intentar girar el cadáver que estaba cubierto por la túnica. En su frente estaba tatuado a modo de cicatriz el mismo símbolo que habían visto en las paredes, pero eso no era todo. Sus ojos estaban completamente teñidos de negro. No había esclera ni iris, solo un negro profundo. Apenas lo volteó, el sonido de la tela pegada a la sangre tronó con fuerza al ser despegada. La rigidez lo hacía completamente frío e inmóvil al tacto, pero justo cuando la pequeña creyó que solo tendría que volver a trepar, aquel cadáver encapuchado tomó su muñeca. Jadeaba con fuerza mientras de su boca salía una voz de ultratumba tan profunda como la oscuridad que los había traído a Ellos.

Somos la oscuridad misma...

Los heraldos del destino...

Nos alimentamos de vuestro miedo...

Y de vuestra desesperación...

Sucumbiréis ante nuestro ancestral legado.

Y con eso, se quedaría completamente inmóvil nuevamente. Su mano cayó pesada como su cuerpo. La pequeña trató de recuperar el aliento mientras empezaba a buscar una forma de salir de allí.

Mientras tanto, los gritos desmesurados de Rose junto con los disparos dementes de Reuben aumentaban la tensión en el ambiente. Algunos fueron los chicos que intentaron huir presas del miedo, y más cuando Victor se pronunció que Ellos los rodearían. Aquellos que habían permanecido adelante detuvieron la huida de la mayoría, pero uno de ellos sobrepasó el límite de la luz y a continuación, un extraño cántico se escuchó no muy lejos de allí para luego un rugido y, por último, un grito desgarrador de alguien que estaba sufriendo una gran tortura. Poco después, el grito se acalló, siendo reemplazado por un desagradable sonido de algo líquido. Muchos de los jóvenes se habían quedado congelados al escuchar eso y el terror se había apoderado de su porte mientras el temblor aumentaba. Sea lo que fuera, los habían alcanzado en varias direcciones, así que tendrían que ser creativos para salir de esa, pues su vía de escape obvia implicaría luchar por sus vidas también.

La que parecía la líder chasqueó la lengua por lo sucedido y para sorpresa de algunos, miró con enojo a Rose, quien se encontraba encima de Reuben golpeándolo. Tomó a Rose del cuello de la camisa y haló de ella sin importarle si le cortaba la respiración y la lanzó lo suficientemente lejos del anciano, quien ahora se encontraba en el suelo golpeado e incapaz de levantarse por su cuenta. Además, su arma se encontraba muy cerca del límite con la sombra. La chica se sentó encima de Rose y le dio un puñetazo en la mejilla de su mismo ojo lastimado, esperando que el dolor la hiciera volver a sus cabales - ¡Si quieres morir, salta a la oscuridad! - y se retiró rápidamente para tomar su arma de nuevo -. ¡Alguien busque una vía alterna de escape! - no había mucho tiempo. Tendrían diez segundos como mucho antes de que colisionaran por ambos lados, pero el temblor de la estampida se intensificaba. Necesitaban una solución y rápido. Eso si pensaban abandonar a Wendy en el cubículo. Bajar era una cosa, pero subir... Esa era otra historia.

Reuben se encontraba muy concentrado en disparar a todo lo que veía moverse, intentando que el retroceso del arma no lo sentase de golpe. Por lo sordo que estaba de antemano, sumado eso al pánico colectivo y el sonido de los disparos, pasó completamente por desapercibidos los gritos de la histérica mujer a sus espaldas... Al menos hasta que esta se le lanzó encima.

Los disparos se escucharon al menos por un momento más. Solamente por mera suerte, aquel rifle no había herido a uno de los aliados. El arma cayó al suelo a un metro del anciano, mientras este caía al suelo, incapaz de soportar el peso de Rose. Claro que se vio alarmado por la sorpresa del ataque, y por la chillona voz de la mujer. El anciano gruñó, intentando quitársela de encima.

Cuando por fin le quitaron a Rose de encima, mientras todos echaban a correr, el anciano volvió su mirada, inyectada en sangre y odio, hacia el rifle. Su atención fue captada por el arma. Sobreponiéndose a su dolor, entre quejidos, se empezó a arrastrar hacia ella. Algo en su rostro decía que al alcanzarla no dispararía ahora a Ellos.

El fin de ese anciano, tal y como Rose lo habría querido (¿y quién no?), podría haber sido en ese lugar, alcanzado por Ellos un poco después. Sin embargo, un chico sucio, de unos dieciséis, rubio y de ojos verdes, se acercó al anciano, tan asustado como todos los demás, pero con la suficiente valentía e inocencia para acercarse a ayudarlo. 

Apenas pudiendo cargar con el peso del fusil, el joven se agachó para tomar el brazo de Reuben. El anciano por poco le golpea la cara. Sin embargo, mientras jadeaba, al darse cuenta de que todos corrían, y que Ellos estaban cada vez más cerca, se dejó ayudar por el largurucho joven.

—Maldita escoria —masculló, con un profundo odio, cuando el joven lo levantó. Sin darle tiempo al rubio para reaccionar, se hizo con el rifle del chico. Y sin pensarlo dos veces, aún aturdido, apuntó hacia donde Rose se encontraba. Al ver eso, el rubio tomó el arma con su mano, desviándola de Rose. Entonces, dándole un empujón, Reuben lo apuntó a él. Maldiciendo por dentro al anciano, al rubio no le quedó más que correr.

Su cadera dolía más que nunca, así como su pierna. ¿Se la habría fracturado de alguna forma? Estaba cansado, pero el odio y la adrenalina le daban la vitalidad necesaria para seguir andando. Gruñendo y dándose la vuelta, observó la oscuridad que cada vez más los rodeaba. Mientras retrocedía, cojeando, disparó hacia aquellas cosas.

—Primero la haré pagar a ella.

Fer estaba seguro de que había arrancado a correr, de que su idea era que todos se alejaran con una burbuja de luz, pero no. Por fortuna un loco se le adelantó y pagó con su vida la seguridad del hombre, que gruñó antes de girarse y ver cómo Rose se llevaba un varapalo realmente grande. Y casi se chocó con Katrina al no percatarse de que ésta le seguía.

Genial, estamos rodeados. Y no sé si es más peligroso dentro o fuera -dijo lanzando una mirada al caos que se estaba desatando-. Maldición.

Miró hacia el hueco por el que Wendy se había escurrido, en los pocos segundos que tenían intentar subir y entrar era una locura en sí mismo, además él no estaba seguro de poder caber. Entonces se fijó, había una tapa de alcantarilla...

Fer estaba seguro de que había arrancado a correr, de que su idea era que todos se alejaran con una burbuja de luz, pero no. Por fortuna un loco se le adelantó y pagó con su vida la seguridad del hombre, que gruñó antes de girarse y ver cómo Rose se llevaba un varapalo realmente grande. Y casi se chocó con Katrina al no percatarse de que ésta le seguía.

Genial, estamos rodeados. Y no sé si es más peligroso dentro o fuera -dijo lanzando una mirada al caos que se estaba desatando-. Maldición.

Miró hacia el hueco por el que Wendy se había escurrido, en los pocos segundos que tenían intentar subir y entrar era una locura en sí mismo, además él no estaba seguro de poder caber. Entonces se fijó, había una tapa de alcantarilla...

... por fortuna para todos la tapa estaba medio suelta, así que era fácil abrirla. Al hacerlo el olor que subió de allí era como el de media docena de cadáveres en putrefacción y se escuchaba el sonido del agua corriendo. No era precisamente el premio gordo.

¡Corre Wendy!

Le gritó, sin saber si la chica le escucharía. En cuanto a él refería ayudaría a quienes prefiriesen saltar a una muerte desconocida antes que quedarse con una muerte segura, cubriéndolos para ser el último.

Tanto movimiento y tanta Gente, además del temblor y el olor confunden a Víctor. Apabullan sus sentidos restantes e inundan su mente. Afortunadame la tiene a ella a su lado. Y tiene y una aproximada referencia de sus compañeros originales. Al en particular capta su atención. Los gritos de Rose. Las amargas respuestas del viejo y luego todo fue tomando más violencia. Se concentró en ello y se dió cuenta que él había perdido por completo la cabeza. Ahora SI era más peligroso que útil. Era hora de alejarse de él. Algo de claridad llegó a su mente e intuyó que debían reunirse de nuevo para buscar una salida. Fer y Wendy estaban en juntos. Sole debían reunirse con Rose e intentar meterse por la misma parte que Wendy. No eran tan pequeños y ligeros como ella pero, a excepción del viejo. Tenían posiblidades. 

Necesitamos ir por Rose - le dijo a Kat.

Con cuidado y alejándonos del viejo. Sonará a locura pero debemos ir con Fer y Wen. Juntos tendremos más posibilidades. 

Escuchó al viejo y sus ansias de hacerle daño a Rose.

Tu ve por ella - le dijo a Rose - yo me encargo del viejo...

- ¡Me cago en todo! -Exclamó cuando el cadáver la tomó por la muñeca y le dijo aquellas palabras. Con un fuerte tirón, intentó soltarse, pero sólo cuando "Él" quiso, la mano se despegó del agarre.- No sé si sois Heraldos del Destino, pero que dais un mal rollo que te cagas, es casi seguro.-Y con aquellas últimas palabras, saltó de nuevo sobre el mugriento sofá. Con un par de pasos, alcanzó a subirse a la parte más alta del respaldo y así ayudarse para volver a meterse por el hueco que había atravesado hacía unos segundos.

Con gran esfuerzo, se movió cual culebra por el hueco. Primero pasó una de las piernas y después la otra, dejándose entonces caer al suelo. La joven se movía de manera rápida pese a la situación de tener que salir de un lugar bastante complejo. Una vez del lado del grupo, apuntó con su linterna hacia el lado más oscuro, buscando protegerse hasta llegar hasta dónde estaba Fer.- Menuda fiesta.-Casi sin pensárselo, apuntó con la linterna hacia la parte de abajo de la alcantarilla. Era eso o morir. Y puestos a escoger.- Bajaré primera, y daré luz al resto.

En esta ocasión no subió el pañuelo, se llevó la linterna a la boca y la sujetó con los dientes, tras eso empezó a descender por las escaleras de manera cuidada, para no resbalarse, pero sin perder el tiempo.

«¿Por qué jodes siempre todo Rose?»

Es lo que por mi mente pasa al ver el show que ha montado ella y el viejo. No comprendo desde que momento ha perdido la cordura y cada acción suya está siendo un verdadero dolor de cabeza. Ahora más que nunca siento que la hostia recibida de mi parte se la merece, aunque bueno no sé puede intentar sobrevivir de aquella forma. No cuando tienes dos personas que en un abrir y cerrar de ojos prefieren pensar en sus riñas internas en vez de lidiar con la oscuridad y lo que nos acecha. 

​​​​En medio de aquel lío, escucho las palabras de Víctor y observo como Fer intenta ayudar, Wendy ya se ha metido por ese hueco y estoy allí mirando todo como si se tratase de un film psicodelico de mal gusto. Así que suspiro por lo bajo mientras escucho a mi compañero, hay que lidiar con Rose y no sé cómo la ha dejado aquella mujer. 

Rápidamente voy a hacía ella, decepcionada la verdad. 

—No sé que tienes en la cabeza, estamos rodeados y te pones a hacer tonterías. Esto tiene que terminar Rose y si no es por las buenas será por las malas. Nos expones, nos dejas desarmados por tu estupidez, así que ahora te vienes conmigo y cierras la puta boca. Estoy cansada de ti. 

Si es posible la cojo de la mano y la obligo a incorporarse, está claro que nos meteremos por ese hueco donde anda Wendy y seré la maldita sombra de la rubia. Esto ya no es sano, no es positivo. Así que tras intercambiar miradas con Fer, diciendo de forma tácita que estoy cansada de todo esto, me llevo a mi amiga hacia ese hueco.

El sudor caía sobre sus ojos. Escocía. El retroceso del arma casi tiraba de culo al anciano cada vez que disparaba. Los destellos de los disparos reflejaban su arrugada y cansada expresión.

Eventualmente, el cartucho del rifle se quedó vacío. El tintineo de las últimas balas resonó en el suelo, y el viejo siguió accionando el arma en vano. Estaba jadeando con pesadez, el dolor nublaba sus sentidos. Se estaba quedando rezagado, todos lo dejaban atrás. A ese paso, moriría.

—Vaya mierda... 

Escuchó vagamente cómo el ciego parecía conspirar contra él. Vaya cara... Reuben lanzó un bufido. Dejó caer pesadamente el arma a un lado de él y se dio la vuelta, terminando por quedar completamente rezagado. Con la mirada cansada, faltándole el oxígeno, se acercó más al grupo que ya iba descendiendo. ¿Un ciego le impediría escapar?

—Qué gracioso —lo empujó no con demasiada fuerza, haciéndolo a un lado—. ¿¡Tan rápido se quieren librar de mí!? —y apenas pudo, bajó como pudo por las alcantarillas, sin importarle si entorpecía o no a los demás, dedicándole una profunda mirada de odio a Victor—. Otro más a la lista.

Fer había encontrado una alcantarilla que les permitiría escapar, pero ¿era eso suficiente para todos ellos? Tal vez no. Eran demasiados. La mujer seguía disparando a diestra y siniestra mientras muchos de los jóvenes entraban en la alcantarilla también. Victor planeaba detener a Reuben de unirse, pero el viejo tenía otros planes. Planes que llevaría a cabo por encima de cualquiera. Wendy fue la más rápida, cosa que le permitió llegar a la alcantarilla y saltar primero. Katrina llevó a rastras a Rose, quien parecía haber quedado en un estado de shock tras el golpe de la mujer, pero Reuben fue quien quitó a varios del camino para saltar primero.

Así, fueron descendiendo unos tras otros, sintiendo cómo el cemento del agujero rasgaba sus pieles, generando cortadas superficiales. El chapuzón no era precisamente en agua dulce, así que además del terrible sabor que les quedaría en la boca, debieron apartar de sus rostros trozos viscosos y semilodosos del rostro para poder ver. Lastimosamente, muchos de ellos se pegaban a sus pieles. La cosa se hacía peor cada que alguien saltaba, pues el agua se removía y les salpicaba hasta el cabello. Incluso el cabello de las rubias se había visto oscurecido por ello.

Arriba la situación no era alentadora, mas fue la expedición que llegó quienes decidieron quedarse atrás para tratar de abrirse paso con sus armas, aunque era imposible ignorar los gritos de quienes eran atraídos a las sombras para ser devorados junto con los incesantes disparos. ¿Podrían sobrevivir? No lo sabían pues se habían separado. Solo algunos habían saltado, y el hombre mayor incitó a la chica a saltar. Ella debía guiarlos y buscar otra salida. Esta no se veía nada convencida, pero decidió hacer caso. Fer saltó cerrando la rendija tras de sí, escuchando el último ¡Splash! en el agua.

Wendy había bajado de primera para poder alumbrar el lugar de llegada, por lo que notaron en donde se encontraban. Si el olor era terrible arriba, no podía ser mejor abajo. Las aguas negras se pegaban a su piel, cabello y ropa, dejándolos sucios de pies a cabeza. A pesar de las desagradables circunstancias, estaban vivos. El brillo de las linternas reflejaban los pedazos de heces flotantes por doquier, además de un túnel con dos andenes a los lados.

- Tal vez si seguimos la alcantarilla en el sentido original, podremos encontrar un lugar más cercano a la playa – dijo la mujer luchando contra su asco sumado a la decepción de haber perdido amigos.

No desperdiciemos la oportunidad.

Dijo, tras levantarse de aquellas fangosas aguas. Sí, apestaban. Sí, tenían enfermedades. E incluso tropezones. Sin embargo Fer había trabajado en alguna que otra fosa séptica, aunque claro, en aquel entonces usaba equipo especial. Ahora... ahora estaba sobre sus pulmones. Escupió para quitarse cualquier rastro que hubiese entrado en la boca, aunque estaba seguro de haber cerrado la boca al caer y soplar por la nariz. Sin embargo su mente lo necesitaba.

Cuando la mujer indica una dirección, se fija en que es la dirección hacia la que va el lodo con todos sus regalos, así que, estando al final como estaba, abre los brazos y empieza a avanzar, con la idea de arrastrar a los demás si trataban de dudar demasiado.

Vamos, vamos vamos. Debe haber alguna salida. Eso sí, intentad asegurar que la corriente no se hace mucho más fuerte o podríamos acercarnos a alguna zona peligrosa. Peligrosa de verdad.

Arrastrar a Rose y su histeria, puede ser peor que enfrentar la oscuridad pero tengo fe en mi amiga y sé que de alguna manera está sobrellevando esto como puede. Por momentos quisiera matarla y por otros sé que es necesario darle ese empujón para que abra los ojos y actúe. Aunque claro, espero que con el baño de cloaca, le ayude en esto. 

Una vez allí, por suerte la cara de asco no se me ve y el cabello lo tengo completamente oscurecido por la sustancia hedionda que llevo encima. Escupo al igual que Fer lo que me ha entrado en la boca e intento avanzar con mi amiga de la mano. Pese a todo no la quiero dejar, además considerando como está el ambiente, los sonidos de los disparos y gritos, no es momento de dejarla atrás. Así que voy a ello. 

—Los sigo de cerca, hay que encontrar la salida de este lugar...

Cómo sea, si al menos nos permite evitar el infierno que la oscuridad suele someter a cada uno. Prefiero esto, sin dudas. 

Bajar no había sido tarea fácil sencilla para el anciano. De hecho, se resbaló y cayó de espaldas a las turbulentas aguas, salpicando todo. Por unos cuantos segundos el viejo se mantuvo dando vueltas en las espesas aguas, antes de por fin, tomando una bocanada de aire, sacar la cabeza del agua, cubierto completamente de porquería.

Lo primero que hizo Reuben, aunque con suma torpeza, fue quitarse las gafas, empañada con líquidos... que definitivamente la convertían en algo que nadie quería llevar encima. ¿Pero qué más daba? De pies a cabeza, toda la figura del anciano estaba oscurecida por las aguas negras. Además, por lo cansado que se notaba antes de saltar, ¿cuánta de esa agua se estaba tragando?

—¿Qué hay con esas caras de asco? —se permitió decir el anciano, tratando de mantenerse recto. Pese al asco que podría dar estar cubierto por heces, Reuben estaba sonriendo... divertido— Simplemente volvimos a donde pertenecemos —y tosió, quizá sintiendo cómo más de aquél líquido se metía a su boca.

¿En realidad era mejor estar abajo que arriba? ¿Ellos sabían nadar o les gustaba el agua? No lo sabrían decir realmente, pero al menos estar lejos de la zona de fuego les daba cierta sensación de seguridad, aunque no podían estar seguros del tipo de seguridad que sentían.

Reuben dijo algo que hizo que la mujer que parecía la líder se riera, aunque trató de no abrir la boca de más para no aspirar los aromas de la cloaca. Asintió a las palabras de Fer y Katrina mientras empezó a liderar la marcha, lo cual era bueno porque su linterna era considerablemente más potente que algunas de las demás. Las corrientes aumentaban de a poco, haciéndoles un poco más difícil andar, además de sentir pedazos no tan rígidos de heces que rozaban su piel al pasar. La solución: tratar de ignorar la naturaleza de donde venían. El terrible hedor empezaba a mezclarse con otra cloaca diferente que se abría a su lado izquierdo mientras que un segundo camino se abría por la derecha. Claro que siempre podían seguir recto. Después de todo, la corriente iba hacia allí. Encontrándose esas tres opciones, había una decisión que tomar: ¿izquierda, centro o derecha? La mujer miró al grupo, esperando que hubiera un consenso. Tal vez alguien con conocimiento o algo.