Partida Rol por web

Simplemente asiento cuando me habla la mujer y observo a Rose que poco a poco se está perdiendo entre tanto caos reinante. Al no tener un momento de paz—ni siquiera para establecernos un poco y organizar— ella se ve afectada en demasía y por eso es que no la abandono pese a todo. Aún así, le suelto la mano y tras escuchar la sugerencia me coloco junto a Fer. De todos los que están presentes es con quien mejor me llevo, aunque con el viejo tampoco es que tuve problemas de algún tipo. 

—Vale—respondo y miro a Fer—. ¿Vamos a buscar? 

Está claro que ya quiero comenzar a moverme, esto de estarse quieto y tratar de decidir me da una ansiedad tremenda. Prefiero ponerme en acción. 

¿A quién coño le importaba la señal ahora? Podrían haberla seguido sin interrupciones si unos imbéciles no lo hubiesen fastidiado todo. Al menos eso creía el anciano; su ego no le daba para admitir que tenía parte de la culpa por haber chocado la camioneta. Mientras miraba a Fer y a Rose con un profundo odio, se levantó poco a poco, sintiendo que si volvía a caer no lograría levantarse de nuevo.

Después de que Fer le dijese la señal de radio a la mujer, Reuben ya se encontraba levantado, jadeando. Su pecho ardía.

—Cállate, mierda —masculló, al escuchar a la mujer que los estaba liderando.

Escuchó con vago interés lo que decía sobre Ellos. ¿Gente vendiéndole su alma al comunismo para sobrevivir? Gracioso. Irónico. Detestable. ¿Y quién juzgaba aquello? El anciano ignorante que seguía creyendo que Ellos eran los rusos.

Apenas la mujer propuso lo de separarse, sintiendo quizá que era la mejor idea que había tenido nunca, Reuben sacó su pequeña linterna completamente cubierta de porquería. Limpió un poco la bombilla y la encendió. Cojeando, comenzó a buscar alguna casa yendo en dirección contraria a la de Fer y Katrina. Chasqueó la lengua de tanto en tanto, ni de lejos teniendo tanta suerte como Fer. 

- Después de ver lo que vi en ese cuchitril de las alcantarillas,  no descarto que sea cierto el rumor.-Alzó los hombros ligeramente  a la líder del grupo. En toda guerra había traidores, incluso gente débil de mente que se dejaba engañar... Estaba segura de que eso es lo que ocurría,  gente demasiado cobarde como para afrontar una muerte, prefiriendo así venderse al diablo. Era vomitivo. 

Al ver la sugerencia de buscar un refugio, la joven se encaminó tras Fer y Katrina. Pasaba de quedar a solas con el viejo. Aunque cuando Fer habló esta sonrió de medio lado y negó con la cabeza.- No te equivoques, no perdí las ganas de seguir viva, pero quiero ser realista con lo que ocurre. -Tras eso echó a caminar con sus compañeros, apuntando con su linterna para no ser absorbidos por la oscuridad. 

La mujer se rió al escuchar que el anciano no supo qué responderle y luego escuchó las palabras de todos con atención. Lo que habían dicho hizo que la mujer reflexionara un poco. Se quedó en silencio un momento para luego mirar a Wendy - Tal vez debas contarnos a detalle lo que viste en ese lugar. Además, eso que dicen suena al alfabeto fonético. Se usa en la aviación y es para ayudar a la comprensión de mensajes. Solo debes tomar la primera letra de cada palabra y ahí tienes tu mensaje cifrado - explicó con calma mientras le indicaba al grupo que se acercaran al lugar que había visto uno de sus compañeros.

Tal y como la describió Fer, no era una casa cualquiera, era de hecho una casa bastante lujosa que seguramente perteneció a una familia con recursos importantes. Tenía una piscina en dos secciones que seguramente se iluminaba para darle un aire de playa, además de una cabaña con todo tipo de actividades recreativas. Era lo suficientemente grande para albergar a una familia numerosa.

Por el momento, tal vez podrían usar las duchas que había junto a la piscina, o tal vez lavarse con el agua de la piscina, aunque cierta sustancia de color verde se empezaba a ver en el agua. Sin un flujo de agua constante, aquello se convertía en agua estancada.

La otra opción era explorar la casa, pero claro, sí tendrían que separarse esta vez.

- El lugar era cómo un pequeño asentamiento. Cómo cualquier otro, sólo que en las paredes había manchas de lo que creo que sería sangre. Y en una de las paredes, también estaba aquel extraño símbolo que hemos visto.-No tenía problema de hablar de ello. No era cómo si fuese a olvidarlo tan fácil.-  Aparte de eso, había dos hombres en el centro... Uno vestía cómo nosotros, pero el segundo vestía una túnica negra que lo cubría entero y sobre su piel llevaba la marca o símbolo que ya mencioné. Estoy segura de que se mataron mutuamente, mientras que el de la túnica sólo tenía un tiro en la cabeza, el otro hombre tenía heridas extrañas, cómo si un animal o bestia le hubiera atacado...-Negó levemente con la cabeza.

Tras eso se quedó un segundo en silencio, pensando si se dejaba algo más.- No había nada más. Lo único, cuando fui a salir de allí, esa cosa o persona de la túnica me agarró y habló. Sus ojos se tiñeron de negro completamente... Y me dijo.-Se llevó ambas manos al pelo a la par que recitaba.

Somos la oscuridad misma...

Los heraldos del destino...

Nos alimentamos de vuestro miedo...

Y de vuestra desesperación...

Sucumbiréis ante nuestro ancestral legado.

- Su voz no era humana...-Tomó aire, había hecho un esfuerzo titánico para recordar cada uno de los detalles.- Aparte de eso, no había nada más...

Ojalá aquello sirviera de algo. Cuando llegaron a la gran casa, esta la observó con mucha curiosidad. ¿Se podrían bañar? ¿Descansar?.- Quizás podríamos inspeccionar el lugar... Pero separarnos podría ser peligroso ¿Quizás ir en parejas o pequeños grupos?

La historia que cuenta Wendy deja en mi una sensación bastante escalofriante y una experiencia que no se olvida en absoluto. Está claro que el mundo ahora esta sumido en la inmensa oscuridad que nos acecha y cada situación, sólo es la suma de una condena o un karma demasiado caro que debemos pagar. Por ello no dije nada al respecto, no cuando estamos tan llenos de mierda por dentro y por fuera. Así que simplemente al ver aquella casa, el agua de la piscina y la posibilidad de al menos quitarme todo esto, escucho lo que dicen los demás. 

—Exploremos si, aunque siendo sincera estoy a un paso de lanzarme en esa piscina para quitarme este olor. 

Y es inevitable, sé que cualquier loco puede estar encerrado allí. Pero tampoco es que me importa demasiado cuando estamos hace horas intentando encontrar un lugar para tener un rato de paz, para organizarnos mejor y ver que hacer con nosotros mismos, el grupo y lo que tenemos delante. 

Más allá de esto, las palabras que le dijo aquel hombre de la túnica a Wendy siguen resonando en mi mente. Tanta razón tiene, es demasiado fácil sucumbir al miedo. Demasiado fácil. Pero hay que seguir. 

—Fer, voy contigo. ¿Comenzamos?

HLT. No me dice gran cosa.

Reconoció Fer mientras miraba el exterior de aquella casa. Escuchó con atención las palabras de Wendy, mientras hablaban también de hacer equipos para recorrer el lugar más rápido, lo cual tenía cierto sentido.

Si se alimentan de nuestro miedo, quizá debamos matarlos de hambre. No sé, con drogas o algo que nos inhiban la sensación de miedo. A los militares se les da para algunas situaciones extremas.

Y ahora -miró a Katrina y dudó por un momento, pero terminó asintiendo y esbozando un amago de inicio de sonrisa- iré contigo, pero antes hay algo que debemos hacer.

No dudó en saltar a la piscina, con ropa incluida, para salir apenas unos segundos después. Lo suficiente para quitarse la capa más importante de mierda que arrastraban.

Si no nos quitamos la porquería podemos coger algo, y sin médicos eso puede ser mortal.

Después caminó hacia las duchas de al lado y le dio para quitarse la mayoría de la mierda que restaba en su cuerpo, quitándose incluso la camiseta y los pantalones para frotarlos un poco. Necesitaba quitarse aquella sensación de cloaca lo antes posible, y apenas le llevaría uno o dos minutos. Después podría explorar y, con suerte, encender alguna caldera u hoguera para tomar el calor.

Ante las palabras de Fer, no dudo en hacer lo mismo ya que tentada estoy de sumergirme en la piscina con tal de quitarme todo esto. Por ello sin dudarlo siquiera, sigo sus pasos para caer en la misma con la intención de sumergirme al completo por un pequeño instante. Si bien no me quitará todo, al menos lo esencial seguro que sí. 

Ya una vez abandono la piscina igual que el monstruo de Chihiro con menos suciedad, camino junto a mi compañero para ir hacia esas duchas. La ropa está adherida a mi cuerpo, pero al menos ya puedo recordar de que color era y mi cabello no tiene ese aspecto lamentable. Después, busco con la mirada a Rose porque estaba muy callada. 

—Creo que así mejor. 

La casa que Fer había encontrado no era un lugar precisamente malo, por lo que Reuben no podía decir absolutamente nada con respecto a eso. Aunque no por eso dejaría de mostrarse desagradado e incluso completamente desinteresado por lo que Wendy decía. Delirios de una mocosa. Lejos estaba Reuben de creer que aquello se tratase de algo tan sobrenatural y misterioso. Estaba bastante convencido de que aquello era algo bélico, y que quienes habían obstruido la luz del Sol habían sido los comunistas. Alimentarse del miedo. Muertos levantándose. ¿Se habían vuelto locos, acaso? Sí. Precisamente él pensaba eso.

Miró con desagrado cómo Fer y Katrina se lanzaban a la piscina. Aunque no fue por mucho. El viejo hizo lo que había propuesto Wendy, aunque solo. Un arma. Eso era lo que tenía en mente. Sin nada encima se sentía desnudo una vez más. Sabía que era peligroso. Además... ellos... Dando una mirada más al grupo, una de claro asco, arrugó el rostro y comenzó a cojear hacia el interior de la casa. El peligro que Reuben sentía latente no era precisamente de aquellas cosas que los acechaban, sino de ellos, aquel grupo que no era nada más que una carga. El anciano ya había jurado venganza a dos de ellos.

La mujer miró a Fer cuando este mencionó lo de HLT – Tal vez solo sea un mensaje incompleto, pero es una pista, una que no debería ser descartada – dijo la mujer mientras miraba cómo Katrina y Fer saltaban al agua. Se sorprendió un poco del impulsivo gesto, pero no dijo nada. Después de todo, todos pensaban en ello.

De manera más organizada, le indicó a los chicos que tenía a su cargo en qué lugares hacerse, y ella misma guió tanto a Victor como a Rose a que hicieran lo mismo. Katrina la había hecho a un lado, así que ella ayudó con eso. Por su parte, la rubia parecía aún absorta, mas el agua desvelaba que el sangrado de su herida se había ido.

La explicación de Wendy trajo algunas miradas de terror entre todos los presentes, y es que ¿cómo no? Escuchar cosas tan extrañas y semejantes palabras… - Tal vez se trate de alguna secta extraña o fanáticos de algún tipo. No creo mucho en cosas así, pero claro, tampoco creía que el cielo se apagaría de repente – subió los hombros -. ¿Qué opinas? – le preguntó a Wendy directamente, ya que parecía que cada uno estaba ocupado con sus cosas.

Mientras tanto, Fer y Katrina parecían seguir limpiándose para entrar a la casa, cosa que no hizo el viejo Reuben, quien se les adelantó alumbrando la casa con la linterna. Normalmente esos lugares gozaban con una fuente propia de electricidad, pero era posible que se hubiera agotado la reserva con el pasar de los días. Así los tres entraron, aunque el viejo no parecía tener intenciones de irse por el mismo camino que la pareja.

Sea quien fuera el que hubiera construido esa casa, no había escatimado en gastos. Todo parecía meticulosamente escogido y puesto en su lugar, como si la sombra de su dueño estuviera rondando... Claro que los rasguños en los muebles y las salpicaduras de sangre daban a entender que este lugar también había sido un trofeo de Ellos.

Por el momento, se topaban con una estancia de buen tamaño, su cocina, sala de estar y acceso a una zona recreativa. También podían ver las escaleras de acceso al segundo piso. Estaban juntos por haber entrado a la vez, pero eso no quería decir que tuvieran que explorar juntos... Aunque podría ser lo más inteligente, dadas las circunstancias pero, ¿era una posibilidad plausible?

Si bien durante la ducha, Fer no pudo evitar lanzar una mirada a una atrevida Katrina y a cómo se le pegaba la ropa, como dándose cuenta en ese instante de lo joven que era realmente la muchacha, no dijo absolutamente nada.

Una vez se hubo adentrado en aquella casa para explorar, se fijó en que no estaba solo. Lanzó una mirada al anciano y casi pudo saborear su mal humor en el ambiente. Puso los ojos en blanco por un momento mientras trataba de organizar las posibilidades del mejor modo. Sabía que a Reuben no le caía bien casi nadie. Por otro lado, Katrina parecía confiar en él. Miró hacia la puerta.

Dijeron montar parejas. Y alguien debería ir con Víctor, alguien de los primeros que vinimos.

Esperó que aquello fuese suficiente para que entendiese la salida que le ofrecía para no tener que compartir el tiempo con las chicas -a las que había despreciado casi desde el principio- de un modo digno.

Nosotros empezaremos por las plantas superiores e iremos bajando. Probablemente abajo hayan unos automáticos o algo.

Como si todo aquello fuera más de lo necesario, se encaminó hacia las escaleras.

La mirada de Fer no se me pasa por alto y quizás en otra ocasión me hubiera aprovechado de ello para que surja algo entre los dos. La diferencia de edad en verdad poco me importa, menos ahora considerando la situación en la que estamos. No obstante ya totalmente empapada de pie a cabeza, con la ropa totalmente pegada avanzo junto a mis dos compañeros. Eso sí, sorprendida de que el viejo nos siga y tal vez tras pensarlo un rato, imagino que quedarse con Rose no es la mejor de las ideas considerando lo histérica que está últimamente. 

Ya cuando estamos dentro de la casa, observo atentamente la cocina y lo bien acomodado que está todo. Si bien las indicaciones de Fer son las que yo misma he pensado, también capto que quiere dejar al viejo haciendo otras cosas. 

—Podrias revisar si hay algo de comida, no podemos vivir del aire Reuben—comento secundando a Fer y miro a este—. Tal vez podemos conseguir ropa para todos, considerando la vida que tenían los dueños de esta casa no tendremos problema. 

Y ya cuando mi compañero comienza a subir, sigo sus pasos muy de cerca. Solo esperando que el horror no no esté esperando arriba. Nunca se sabe. 

Sin haber esperado a nadie, mientras aquel par se bañaba felizmente, el viejo había entrado a la casa todavía cubierto de mierda... y oliendo a ella, cosa que realmente no parecía importarle. Él se encontraba primero allí, buscando algo desesperadamente. Chasqueaba la lengua con regularidad por no encontrar aquello que tanto necesitaba... aunque se detuvo en seco cuando buscaba en un armario al escuchar la voz de Fer. El viejo hizo cierto gesto amargo y se volteó un poco, alumbrando al hombre a la cara con claro fastidio.

Lo que insinuó el hombre agregó más amargura al rostro de Reuben. Dos cosas de aquello lo habían molestado... Bueno, tres. Lo mejor hubiese sido que Katrina se quedase callada, pero sin saberlo solo agregó más leña al fuego.

—Disfruten del hotel —dijo el anciano con un sarcasmo ácido mientras Katrina y Fer subían las escaleras—. Y púdranse los dos. Cuiden bien a quién le dan una orden —con aquellas palabras llenas de veneno, el anciano volvió a su tarea, quejándose del dolor de su pierna de tanto en tanto. Si no encontraba nada en aquella planta, iría al sótano, si es que aquella casa tenía una. Debía hacerse con un arma lo antes posible.

Lastimosamente, Rose se acercó a la piscina y se inclinó en el borde, dudando como si temiera algo, pero lo único que alcanzó a ver reflejado en aquel agua estancada fue una mancha borrosa y prácticamente amorfa. Tan poco como la representaba físicamente esa imagen, era una ventana directa a la cacofonía de pensamientos inconexos que arañaban el interior de su cráneo en ese momento. Mil voces discordantes que a la vez únicamente era la de ella, ofreciendo mil opiniones discordantes.

No quería estar sola. Tampoco quería estar con nadie. No quería morir. Tampoco quería seguir sufriendo.

Beth. Si Beht estuviera aquí...

Su hermana seguramente había muerto, como habían muerto sus padres y como pronto moriría ella y todos los que la acompañaban. Era una certeza que admitía una única ariable: El tiempo. Un tiempo que se había acortado tanto que podía escuchar el movimiento de las manecillas del reloj anunciando cada segundo en sus oídos. Era tan inevitable que se preguntaba para qué se esforzaba.

Solo tienes que dejarte caer. El agua te dará una muerte mucho menos traumática que Ellos.

Pero en lugar de dejarse caer, se levantó y se acercó a una de las puertas de cristal de la casa, intentando ver su reflejo en ellas. Pese a que no podía hacerlo con claridad, sí que era suficiente para ver el desastre que era su cara, con la cicatriz hendiendo feamente su mejilla y, especialmente, con su párpado partido. La ausencia de sangre no hacía que pareciera menos grotesca, y le costaba reconocerse a sí misma.

Esta eres tú, Rose.

Sorbió por la nariz, llevándose una mano a la cabeza y reprimiendo las ganas de llorar. Pese a todo, seguía siendo ella. Algunas personas del grupo habían entrado en la casa, pero otros todavía estaban fuera. No quería estar quieta, no quería ir sola.

—¿Queréis venir a mirar conmigo? —Su voz era floja, quebrada. No daba una sensación de demasiada estabilidad, y es que cualquiera podía ver que Rose era a la práctica una bomba a punto de estallar. Pero estaba intentando ser útil y seguir adelante aunque el final del camino fuese el mismo.

La travesía de exploración del trío se separó rápidamente. Fer y Katrina se dirigieron al segundo piso, mientras que Reuben parecía buscar en la primera planta incansablemente. ¿Qué era eso que el viejo quería encontrar exactamente?

Era usual para quienes ascendían las escaleras encontrar uno que otro de esos símbolos en las paredes, así como también el anciano lo hacía. En el suelo, aunque no en un patrón definido. Desordenados como si alguien los hubiera trazado deprisa.

Al subir, se toparon con unas cuatro habitaciones que corresponderían a dormitorios. Incluso a pesar de la oscuridad del sitio y las manchas ocasionales en las paredes, el lugar destilaba lujo en todas partes: desde la madera con que estaban hechas las literas hasta las sábanas mismas. Incluso tenían sus propios armarios y aunque estaban cerrados, tal vez encontrarían ropa limpia. Ropa de "playa" era mejor que aquella que llevaban, ¿verdad?

Tal vez las mantas que quedaban servirían para lugares más fríos, aunque el clima no era precisamente cálido con la ausencia de rayos solares. También había duchas en los enormes dormitorios, duchas con cabinas dobles, dotadas con productos de aseo personal suficientes para una familia numerosa. Incluso si no se quedaban allí, podrían aprovechar algunas de las cosas que encontraron.

Buscaste por toda la primera planta, pero lo único extra con lo que te topaste fue un salón de juegos: había mesa de billar, tenis de mesa, también una pista de bolos pequeña en un costado y una mesa para varias personas junto a una estantería de juegos de mesa.

Para fortuna de algunos e infortunio tuyo, no parecía haber nada más que tacos de billar ahí, así que nada que realmente pudiera servir para lo que querías encontrar. Buscaste con atención lo que podría ser la entrada al sótano y como si se tratara de un camino ya trazado, viste un rastro de sangre que daba con una extraña puerta, una que aunque intentaste abrir, parecía estar firmemente cerrada. De hecho, las numerosas manchas de sangre en su extensión te daban a entender que, en efecto, alguien había intentado desesperadamente abrir la puerta. ¿Con o sin éxito? Tendrías que abrirla para averiguarlo. Lo que podías dar por hecho era que tendrías que forzar tu entrada a través de la puerta.

La mujer trató de acomodar a los seis chicos que quedaban de su expedición en un espacio limpio para poder quitarles la suciedad y pasar a hacerlo ella, aunque no le pasó por alto el accionar de Rose. Extendió las manos preocupada, pero miró a Wendy, casi pidiéndole que se acercara.

La joven Wendy decidió ir con Victor para indicarle que fuera a ducharse y quitarse la suciedad en una de las últimas duchas limpias para ella hacer lo mismo con rapidez.

Una vez la líder hubo terminado con su grupo, se acercó con despacio a Rose y le habló – Creo que lo primero es que te asees tú. Después de todo, esa herida sigue abierta y podría haberse infectado. Una vez te quites las aguas negras, podemos ir a buscar si hay un botiquín – la mujer había hablado con la mayor amabilidad hasta el momento. ¿Tal vez ella misma se sentía culpable por lo sucedido?

Para cualquiera que se atreviera a mirar la piscina, ya no se veía tan apetecible como al inicio. La inmundicia que tanto Fer como Katrina se habían quitado del cuerpo flotaba ahora ahí, volviéndola solo un recordatorio de lo que habían tenido que vivir minutos antes. Quedaba la piscina más pequeña en la parte superior, aquella que tal vez estaba destinada exclusivamente para los niños, pero sumergirse ahí sería quedar con el agua en las rodillas como mucho. No era una opción precisamente rápida el “ducharse” ahí.

Los jóvenes parecían hacerse compañía entre ellos mientras lamentaban la pérdida de sus compañeros caídos. Con las armas estropeadas en su mayoría, estaban prácticamente indefensos.

Los comentarios del viejo no me afectan porque estoy demasiado acostumbrada a ellos, quizás si tuviera un buen gesto conmigo estaría más que sorprendida. Así que tras sonreír avanzo a paso firme junto a Fer mientras nos encontramos en todo el camino con esos símbolos pintados en la pared. Seguramente tiene que ver con algún tipo de protección y al parecer ha funcionado lo suficiente. 

—Mira, ni tan mal—le indico a mi compañero—. Creo que podríamos pasar todos la noche aquí, parece un lugar seguro de momento y nos servirá para juntar fuerzas. Esto de andar de un lado a otro nos terminará matando más que eso seres de la oscuridad. ¿Qué opinas?

Voy preguntando a Fer mientras avanzo hacia la habitación y comienzo a revisar el armario, posiblemente buscando ropa para cambiarme ya que entre la suciedad, el haberme quitado eso y que ahora estoy empapada, no quiero enfermarme. Además puede ser muy útil tener las mantas, nos ayudará en demasía y conseguir alimento. Aunque claro, dormir en una cama de nuevo me tienta en demasía. 

—Creo que aquí hay ropa, deberíamos cambiarnos y llevarles al resto.