Partida Rol por web

Pasaste por el pasillo, intentaste moverte en silencio, y al pasar una de las puertas de una celda, os visteis. Daniel estaba mirando, buscando quizás una manera de salir de su jaula. Tenía mala cara, pero parecía extrañamente lúcido. 

Hilv en cambio, parecía querer moverse sin que nadie la viera. 

Seguramente, la celdas estarían muy insonorizadas. 

Nada. Por más que comprobó todo aquel sitio, estaba hecho a prueba de fugas.

"¿Y que esperabas? Estas en casa, en Titan", se dijo con resignación. Empezó a ponerse nervioso. A pensar que quizás había cruzado de nuevo el velo del espacio y las almas para acabar en un cuerpo que estaba condenado a morir. Otra vez.

Trató de relajarse. Seguro que encontraba la manera. Respiró hondo. Una vez. Otra. Caminó con calma. Y se aproximó a la puerta. Quizás hubiese alguna manera de forzarla. Era remoto, pero...

Y entonces la vio. Una mujer, tratando de escabullirse. El rostro era familiar. La recordaba. De un funeral. De su funeral. Cual era el nombre. Se estrujó los sesos, pero el nombre no surgía.

De cualquier manera, el nombre ahora no era importante.
Toco con los nudillos. Era obvio que ella le había visto. El brillo en los ojos no reflejaba sorpresa. Ella también le debía de conocer. Tenía esa sensación.

Igual si se dejaba llevar por la situación, todo afloraría de manera natural, de la mente de Traynor.

Toco con los nudillos en la superficie de la puerta.

Hablaba, pero la insonorización era evidente. Aun así, vocalizó con lentitud. Marcando casa silaba y gesticulando, haciendo el movimiento de abrir un pomo y juntando las manos a modo de suplica.

- Eh. Ayuda. No puedo salir de aquí.

Sus ojos reflejaban nerviosismo y algo de angustia. Pero permanecía entero.

La chica caminaba despacio, alerta, pero preocupada por lo que pudiera haber en el pasillo, no en el interior de las celdas, de ahí su sorpresa al descubrir que una de aquellas transparentes celdas estaba ocupada. Se detuvo, no sin antes echar un vistazo a su espalda Dag debe haber hablado por la megafonía y se detuvo justo delante de la puerta de la celda.

Llevaba unos vaqueros de color azul, una camiseta de manga larga roja con una capucha, que ahora mismo no estaba en uso, y unas zapatillas de deporte blancas con llamativos adornos rojos y azules. El pelo recogido en una coleta permitía observar un rostro joven, no debía llegar a los veinte.

Asintió con la cabeza a la petición del hombre que había en el interior de la celda...aunque... si está en la celda, ¿no será porque es un criminal? Pareció dudar antes de hacer nada tú también estabas en una y no eres una criminal intentó abrir la puerta de manera tradicional, ninguna de las otras celdas estaba cerrada, aunque probablemente esta si. Así que se dedicó a buscar una mecanismo de apertura en la propia puerta y en sus proximidades.

No parecía muy nerviosa, aunque si algo inquieta, porque cada diez segundos se giraba para mirar a ambos lados del pasillo.

No quiero ser comida, o algo peor, de ese bicho. ¿Y por qué tienes que estar pensando en eso?

Dicho y hecho, presionó la palanca que abriría de normal ese compartimento, y la puerta se deslizó a un lado con una suavidad casi imposible. Era curioso, porque, era como si alguien hubiese puesto el código para entrar, pero no hubiese llegado a accionar la apertura al final...

Se escuchó una voz un poco alejada, un poco metálica, de un hombre, que provenía por el pasillo contrario a donde venía la chica- HILV MALDITA SEA, SAL! 

Hilv... Si, es posible que ese sea él nombre. Me parece recordar algo...

En él funeral. Una escena. Algo de un lío de faldas. Con un tío grande y alguien mas. Le parecía tenerlo en la punta de la lengua.

Quizás ese fuese la voz que llamaba. Él tipo del lío de faldas.

Trainor salio con suavidad, sin apresurarse. Sonrió a Hilv con verdadero agradecimiento, acercándose para susurrarle al oído.

- Gracias, de corazón. Ya me veía frito. Te sigo.

No había mucho tiempo. Había que salir de allí. Comprobó con rapidez él resto de celdas. Recordaba que no había sido él único en aquel jaleo y esperaba no dejar a nadie detrás.

Se puso automáticamente a la defensiva cuando el tipo se acercó ¿para susurrarle? Y se separó de él encogiéndose de hombros si si, de nada, date prisa la chica no se detuvo demasiado en esa zona y siguió andando rápido hacia la voz metálica que acababa de pronunciar su nombre.

!Ya voy Dag! ¿Dónde estás? ¿Qué está pasando? Preguntó sin mucha esperanza de recibir alguna respuesta por cierto, soy Hilv se presentó ante su rescatado y vigila tu espalda, he visto pasar una especie de licker que tenía muy mala pinta, por suerte no me ha visto, pero no me fio, ¿sabes tú que está pasando? los pasos de la joven se aceleraron de manera instintiva, se movía con facilidad, los pantalones dibujaban unas piernas fuertes dentro de la delgadez general de su aspecto.

Quería salir de aquel pasillo a la mayor brevedad.

"¿Dag?"

Steve se preguntó, tratando de hacer memoria. Como si conversara con la mente de la que era un huésped no previsto. Pero no volvió nada. El tipo al que recordaba del funeral, el que montó la escena con aquella mujer era una especie de... ¿vikingo? Si, esa era la imagen que le venía a la mente.

De golpe recordó quien era la tercera pata de aquel triangulo amoroso...

"¡Ofelia! ¡OA!"

Abrió los ojos un poco más de lo normal, por efecto de la sorpresa. Por fortuna, aquel gesto involuntario se sincronizó por accidente con la revelación que su salvadora, Hilv, le hizo acerca de algo, licker, que por el miedo que la mujer tenía se intuía peligroso.

"Tendré que seguir haciéndome el tonto. Al parecer no se conocían más que de vista. Si acaso. El punto de OA es interesante. Puede servir."

Tranquilo, extrañamente calmado, miró por encima de su hombro. Debía ser la influencia de Daniel. O la química diferente de aquel cuerpo. Diferentes cantidades de cortisona o adrenalina causaban cambios en el comportamiento, como bien sabía.

Steve se preguntó si, a bordo de aquel cuerpo frío, con aquella psique de medico forense, conseguiría tener menos miedo.

Daniel se retiró inmediatamente. Había juzgado mal la cautela de la mujer y al parecer, la había incomodado. Se irguió y mostró las palmas de las manos, a modo de disculpa.

- Perdona, pensé que tratabas de no hacer ruido. Soy Daniel, Daniel Traynor. Medico.

Una voz urgía a la chica a darse prisa. Después ella le reveló que les acechaba un peligro en forma de licker y abrió los ojos desmesuradamente, por un instante, pero no dijo nada. Solo asintió, mirando con cautela por encima de su hombro.

A continuación barrió la zona, mirando las paredes y las puertas de las celdas.

- Debería de haber un extintor por aquí, ¿no?. Creo que lo exige la normativa anti incendios. No estaría de más hacernos con uno. Es metálico, es pesado, se puede usar como blindaje, como arma en caso necesario, puede herir con el frío que causa el polvo, sofocar y puede crear una pantalla de humo -murmuró en voz baja mientras seguía a Hilv. Mientras detallaba las virtudes defensivas de portar un extintor parecía estar detallando los puntos del informe de una autopsia. Respiraba con calma y andaba con cautela. Parecía asustado, pero solo en la mirada.

Por desgracia, no había extintores en ese pasillo al menos, y las demás celdas parecían vacías.

El chico apareció girando un pasillo, tras una breve carrera metálica que os había resultado un poco extraña. Bueno, ya no. Si tuvieseis que describir a un secundario de una película de ciencia ficción mezclado con el desembarco de Normandía, aquello se parecía bastante. El muchacho llevaba una especie de servoarmadura no demasiado pesada en las piernas, que eran mas bien unos soportes de pocas barras de metal, nada cerrado. Arriba un chaleco antibalas de los primeros prototipos, no muy diferentes de los que podíais encontrar fuera del complejo en una comisaría normal. Todo ello adornado con una mochila de campaña que le estaría quitando el aliento, por como estaba sudando y lo mojado que tenía el cabello ya, y en las manos, aferrado a ello como si fuese al amor de su vida una DOe. A un lateral de la espalda llevaba una EmyL XZY y algo mas que no se veía muy bien- Meteos en una celda, METEOS EN UNA CELDA!- Miró hacia atrás, apretando los dientes tanto que no fue muy difícil de ver esas comisuras ligeramente ensangrentadas. Se acercó a la carrera a vosotros. 

Hilv frenó su carrera y abrió los ojos de par en par debido a la sorpresa que le produjo ver a Dag de aquella guisa... Se le quedó mirando con la boca abierta, sin reaccionar en un principio, pero al fin y al cabo había recibido la instrucción suficiente como para hacer caso a alguien armado de esa manera.

Asintió al chico y abrió la puerta de la celda más próxima e hizo un gesto a Daniel para que pasara dentro... !Dag! Dijo su nombre en voz demasiado alta puedo ayudar... dame un arma... pidió sin demasiada esperanza, su expresión, la forma de apretar los dientes, la verdad era que a la chica le asustó mucho más eso que el bicho que acababa de ver hace unos minutos, y es que a veces era muy curioso la forma en el que terror se iba abriendo paso en tu cabeza.

Puedo hacerlo Dag... Seguía junto a la puerta, sabía que si la respuesta era negativa no iba a tener más remedio que entrar, pero... ¿por qué estaba él aquí? ¿Qué sucede? Se resistía a encerrarse sin más, sin intentarlo.

- Oh, por todo lo más sagrado...

Apenas dió un respingo. Aquel armatoste en el que el tipo iba preparado para un conflicto armado o una pequeña revolución y venía con más miedo que un zorro seguido de una jauría de mastines.
El miedo se fue haciendo paso en su mente, pero amortiguado. Se centró en el mensaje. Entrar en una celda.

- ¡Nos encerraremos nosotros mismos! -argumentó. Se acercó a la puerta que Hilv había abierto, pero sin dejar de examinar su alrededor. Después vio las armas que el tipo, ese tal Dag llevaba a su espalda. Hilv ya las estaba pidiendo. Traynor trató de analizar la manera de cogerla sin más, no era el momento de pedir permiso. ¿Y que era lo otro que llevaba a la espalda? No lo podía ver.

Aunque quizas no era que les estuviesen atacando. Quizas era algo como una fuga de gas, fuego, una explosión...

Traynor extendió la mano desde el quicio de la puerta para arrastrar dentro a Dag en cuanto llegase a su alcance.

Apenas Dag logró entrar y cerrar la puerta, con vuestra ayuda o no por la determinación que llevaba encima sonó un golpe contra el cristal de la celda, aquel que cubría practicamente toda la pared que daba al pasillo. 

Otro golpe rápido, muy violento que logro hacer que todo el cristal temblase aunque fuese blindado, y un millar de hilos, o venas, o algo inexplicable que tomaba esa forma en vuestra mente, que montaba un cuadro con algo parecido a una mujer, en colores que iban desde el negro hasta el rojo mas brillante se extendía tras este. 

Se apoyó contra la puerta, dándole la espalda al ser, mientras hacia presión contra el cristal. Su esfuerzo era tal, que no era difícil ver la ansiedad en su rostro. Gritó al segundo golpe, un sonido bajo que mas se asemejaría a un gruñido animal. 

Daniel y Hilv se dieron cuenta del pequeño detalle en el suelo, de como bajo Dag, habían unas cuantas gotas de sangre, que, siguiendo el recorrido, llevaban a una pernera de la pierna derecha empapada, que se cortaba a la altura del muslo. 

Daniel entró y se separó de la puerta. Todos no cabían y Hilv parecía saber lo que hacía. Tratando de ignorar la imagen que se formaba del otro lado, hizo un rápido chequeo visual de Dag. Entonces vio la sangre en la pernera.

- Joder, que no sea arterial...-masculló entre dientes-¡Dag! ¡Entrega tus armas a Hilv! ¡Espero equivocarme pero puede que tengas un corte cerca de la femoral! ¡Te desmayaras en cuestión de segundos! ¡Tengo que cortar la hemorragia!

Daniel entró y se separó de la puerta. Todos no cabían y Hilv parecía saber lo que hacía. Tratando de ignorar la imagen que se formaba del otro lado, hizo un rápido chequeo visual de Dag. Entonces vio la sangre en la pernera.

- Joder, que no sea arterial...-masculló entre dientes-¡Dag! ¡Entrega tus armas a Hilv! ¡Puede que tengas un corte cerca de la femoral!

Dio un tirón en su manga, pero aguanto con firmeza. Era de buena calidad. Daniel se sacó él cinto de cuero marrón.