Partida Rol por web

Vesania y Supremacía

Chapter I: Progeny of the Snake

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05/07/2012, 01:06
Stephen Lenoir

25 de Junio de 1897, 00:05 - Crystal Palace, Upper Norwood, Londres.

Los Cainitas de Londres se reunían esta vez para dar la bienvenida a un nuevo miembro de la sociedad. Todos sabían que esto era una formal hipocresía, porque el Chiquillo a presentar hacía varios meses que danzaba en la noche como uno más, pero la etiqueta lo exigía.

La reunión era en el Crystal Palace, elegido por el mismo Chiquillo para su presentación en sociedad. El exterior del edificio era una amalgama de varios pisos de arcos de crucería, coronados por una bóveda acristalada de la cual recibía su nombre. Aquella joya de la Gran Exposición de 1851 inmediatamente fue adquirida por los Vástagos para sus reuniones sociales más exquisitas, pese a su lejanía del centro. El interior era igual de opuloso y lujoso que su fachada, con grandes lámparas colgando de su techo de vidrio, y multitud de estatuas que lo decoraban. El centro del piso más bajo estaba coronado con una inmensa fuente, y es allí, entorno a ella, donde los Vástagos se congregaban para sus reuniones.

De los novísimos gramófonos comprados por el Guardián del Elíseo, Stephen Lenoir, para aquellos eventos, salían las notas de la Sinfonía n.º 2 en re mayor, opus 73, de Johannes Brahms. Todos los Cainitas habían sido presentados al llegar al edificio por el propio Lenoir, como dicta la etiqueta. Todos excepto el Chiquillo y su Sire. Era tradición que entraran los últimos.

Pasados cinco minutos de medianoche, con el justo retraso para ser esperados pero no maleducados, los dos Setitas hicieron aparición por el pasillo que desembocaba en la fuente central. Stephen no tardó en presentarlo.

- Halim Bey, chiquillo de Sirian, del Clan Seguidores de Set.

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05/07/2012, 01:40
Halim Bey

Halim se quitó su sombrero de copa e hizo una pequeña reverencia a Lenoir, que la correspondió. Iba ataviado con un traje y lazo negros, y un bastón con cabeza de serpiente de jade. Se internó en el Elíseo mientras su Chiquillo esperaba fuera del margen establecido con un cordón. Sus ojos negros como el basalto brillaban a la luz que emitían las velas sobre las lámparas. Hizo un barrido con la mirada a todos los Cainitas, que guardaron silencio sepulcral, excepto por el sonido de los gramófonos. Luego asintió a Mithras, y cuando el Príncipe le dio su aprobación, se giró de cara a su Chiquillo.

- Yo, Halim Bey, chiquillo de Sirian, de los Seguidores de Set, hago pasar al Elíseo a Gerald Ryker, Sangre de mi Sangre, bajo mi responsabilidad y tutelaje.

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05/07/2012, 01:50
Gerald Ryker

Y el día había llegado. Deseaba tanto aquel momento que esperar fuera del perímetro del Elíseo fue como una agonía mientras su Sire se adentraba en el interior con aquella formalidad y estilo que siempre le precedían. Desde allí prácticamente no podía ver nada y casi mejor así, pues para él la entrada debía ser verdadera, que todos aquellos que no se habían encontrado con él hasta la fecha no supieran quién era hasta que cruzara aquel umbral. Y aquel momento había llegado.

- Yo, Halim Bey, chiquillo de Sirian, de los Seguidores de Set, hago pasar al Elíseo a Gerald Ryker, Sangre de mi Sangre, bajo mi responsabilidad y tutelaje. - dijo Halim y tras esas palabras, Gerald Ryker dió el primer paso al interior del edificio. La música de los gramófonos alcanzaba la perfección de una entrada tan esperada como merecida. Paso a paso con una agradable sonrisa llegó hasta la altura de Halim Bey, dedicándole una mirada su sonrisa a cada uno de los allí presentes, todos ellos. La última se dirigió a Mithras y también el gesto más importante de todos. Sin decir una palabra llevó su brazo derecho al pecho e hizo una reverencia doblándose varios centímetros, pero siempre con el tronco recto.

 

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05/07/2012, 02:37
Randolph Goodwin

Randolph le daba la espalda a la entrada, junto a Eric Baring-Gould. Estaba hablando con el Primogénito de algún tema intrascendente, y no parecía tener mucho interés en el nuevo chiquillo. Aún así se volvió y se unió educadamente al silencio y a las miradas curiosas. Media población cainita estaba desviviéndose por averiguar quién era el chiquillo misterioso de Halim Bey, estaba seguro; él parecía más interesado en reanudar la velada. Miró de reojo a Mithras, siguiendo la mirada del neonato, y eso pareció dejarlo sumido en sus propios pensamientos.

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05/07/2012, 02:37
Randolph Goodwin

Estaba seguro de que si su ductus fuera competente Ryker no existiría. El Sabbat y los Seguidores de Set estaban en guerra, y aunque Randolph no empezaría una conspiración contra las serpientes (la guerra contra los suyos había sido siempre abierta y brutal, y cualquier otra cosa sería de mal gusto) permitir que Bey crease un chiquillo era ir muy lejos.

Latimer debería haber hecho algo. La única manera de solucionarlo ahora era cazar al neonato como un animal y mandarle las cenizas a su sire. Con suerte eso volvería a Bey contra cualquier enemigo que pudiera tener, y además lograría entretenerle un rato. Pero tendría que convencer a Janet para hacer algo bien, y algo le decía que esa parte iba a ser la más complicada de esa operación.

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05/07/2012, 12:26
Elizabeth Blackmore

Purity Drummond se sentía colmada de felicidad. Tanto era así que le fue imposible ocultarlo en su radiante expresión, en el brillo de sus ojos, en la curva de sus labios carmesíes y el nerviosismo que demostraba al hundir los dedos en el brazo de su Sire, de quien iba sujeta. Era la presentación de Gerald Ryker, pero la Chiquilla casi podía sentirla como suya propia. Cuando habían pronunciado su nombre junto al de Jemaine, muchos habían vuelto el rostro para observarla por primera vez. Al fin, tras cinco largos años de cautiverio, podía ser partícipe de aquella espléndida sociedad que siempre había envidiado desde la lejanía.

Los conocía a todos, por supuesto, aunque la mayoría resultaron bien distintos a como los había imaginado. Durante los largos minutos de espera había podido saludar a sus conocidos y preguntarle discretamente a su Sire por los que no lo eran: el alto y oscuro Theo Bell, la misteriosa Dhita Choudhair, la hermosa escocesa Lorna Dingwall… Ya había atesorado los rostros de algunos, pero no se impacientó. Había mucha velada por delante para conocerlos, sonreír y observar. Aun así sus ojos no dejaban de otear la sala, saltando de rostro en rostro e imaginando las conversaciones que estarían teniendo, los pensamientos fluctuantes de sus intrincadas mentes vampíricas. Conspiradores, asesinos, estudiosos, estafadores… Todos tenían secretos oscuros. Todos, incluso ella.

Pero había alguien entre toda la multitud a quien esquivaba con empeño en todo momento. Sólo se había atrevido a mirarle una vez al entrar, un solo instante en el que sus ojos habían quedado bañados por la belleza y el aura de magnificencia del vampiro: Mithras, el Matusalén, el Príncipe de Londres, el Rey de sus Sueños y Pesadillas. Sobrecogida por su apariencia, su porte y aquella expresión ausente, evitaba cruzar su mirada con aquellos penetrantes ojos oscuros temiendo que algún signo revelase su inclinación hacia el Ventrue, poniendo así en peligro a su persona. Hacía verdaderos esfuerzos por ello, y gracias a la emoción de estar entre tantos vástagos la cosa parecía estar funcionando.

Las sombras por el momento se mantenían a distancia.

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05/07/2012, 12:30
Elizabeth Blackmore

Para la joven Malkavian también era su primera aparición en escena. Había sido presentada en sociedad anteriormente, pero en una sesión privada a la que sólo habían tenido el placer de asistir el Príncipe, el Doctor Timothy y su Sire. No había hecho falta nadie más para darle la bienvenida y después había permanecido ausente todos aquellos años, por lo que la Chiquilla seguía representando un misterio para sus congéneres. Uno que había acabado aquella noche para los curiosos.

Purity Drummond era una mujer de estatura media y delgada, hombros redondeados, cuello esbelto y busto exquisito. Las líneas de su rostro eran ligeramente angulosas, sobre todo en torno al mentón y los pómulos, con ojos pequeños, claros y brillantes como joyas, y una nariz respingona que le daba cierta distinción. Su pelo, fino y rubio, estaba recogido en su nuca con perlas de color bermellón. Unos rizos perfectos caían a ambos lados de su rostro, níveo como el invierno. Lucía un rico vestido escarlata con el corpiño adornado de pedrería, y unos guantes bordados que cubrían sus brazos hasta la mitad. Se apreciaba a simple vista lo a gusto que se encontraba rodeada de sus iguales, alegre de poder estar allí haciendo gala de una extrema cortesía y elegantes modales; siempre junto a si Sire.

Como el resto guardó silencio, expectante. Había conocido al señor Ryker la noche anterior, pero le agradaba poder verle de nuevo tan pronto y, sobre todo, en aquel ambiente.

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05/07/2012, 12:38
Hermana Judith

Judith permanecía por el linde exterior de la congregación de vástagos, respondiendo con cortesía a los pocos saludos que recibía. Su falta de popularidad era un asunto que ni le sorprendía ni le molestaba demasiado, era un tema demasiado terrenal como para preocupar su alma. Por supuesto, no contar con el apoyo de la gran mayoría de sus hermanos en la no-vida conllevaba desventajas, pero no podía evitarse: todos esos cainitas estaban educados para sentir recelo hacia aquellos como ella.

La caitiff iba ataviada con sus hábitos de monja, como de costumbre, y con un rosario y un crucifijo de cobre colgando del cuello. El atuendo revelaba lo menos posible: sólo eran visibles sus manos y su rostro, e incluso eso había sido reducido a su mínima expresión, pues el hábito cubría el cuello y llegaba hasta donde nacía su mentón y la cofia cubría la frente y ocultaba incluso las orejas. Sólo sus cejas oscuras daban alguna sugerencia sobre su color de pelo, pero sus ojos de un azul grisáceo desprendían un cierto brillo, una cierta calidez que contrastaba con el frío blanco de sus ropajes.

No hay depredador más temible para las almas débiles que una serpiente. Cuánta razón lleva el que afirma que por cada hombre o mujer de rectas convicciones con ánimo de guiar a sus hermanos hacia la salvación, se alzarán dos dispuestos a llevarlos al pecado y al fuego eterno -pensó, alternando la mirada entre Halim Bey y su chiquillo. Permaneció en silencio y recibió la mirada y la sonrisa de Gerald Ryker con el rostro impasible. Sin embargo, cuando éste se volvió hacia Mithras y le dedicó su reverencia, sí se permitió sonreír levemente, con un deje de malicia que no pudo reprimir.

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06/07/2012, 00:01
Peter Northman

Peter Northman llevaba un traje hecho a medida, nuevo. Negro, impecable y moderno. No era un hombre de grandes dimensiones, pero lograba destacar a fuerza de lo que la billetera podía comprar: un atuendo elegante. Por lo demás, Peter tampoco se empeñaba demasiado en hacerse notar. Charlaba quedamente con Timothy en un rincón con las manos a la espalda. Algunos de los presentes bebían sangre en copas de cristal, pero los Ventrue eran demasiado exigentes como para abrevar del mismo pozo que el resto. Bebiera lo que bebiese, lo haría más tarde, en su intimidad. Pocas cosas valoraba Peter tanto como su intimidad.

El vampiro tenía el pelo castaño cortado a media melena, con unas patillas finas enmarcándole el rostro. La juventud de su abrazo, al igual que la afabilidad de su gesto, se observaban a simple vista. Sencillamente, el hombre era magnético. Su risa, su tono de voz, sus gestos. Sin necesidad de usar ninguna Disciplina, Peter podía convencer a cualquiera de casi cualquier cosa. De los Setitas se decía lo mismo. Interesado, analizó a ambos Seguidores de Set con ojos fríos y calculadores antes de volverse de nuevo hacia su interlocutor y susurrarle algo al oído...

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06/07/2012, 00:18
Halim Bey

Cuando su Chiquillo entró la sala, Halim se arrodilló ante el Príncipe Mithras. Maldita la gracia que le hacía, pero todo fuera por la dichosa etiqueta vampírica. Si Set le viera, posiblemente ardería al amanecer.

- Mi Señor Mithras, del clan Ventrue, Príncipe de Londres, Príncipe de Avalón, Protector de las Noches de Inglaterra y Chiquillo de Veddhartha. Yo, Halim Bey, Chiquillo de Sirian, de los Seguidores de Set, le Presento a mi propio Chiquillo, Sangre de mi Sangre, para que... - Levantó la cabeza y sonrió. - Lo conozcáis.

En realidad, como cualquier espectador con cierto estatus sabría, el final de la frase, en cualquier presentación de la Camarilla sería "para que sirva a vos y a la Camarilla". Pero evidentemente Halim no era Camarilla, ni pretendía serlo. Eso era una mera formalidad, por educación. Que ardieran las Tradiciones y la política Cainita. A ojos de Set, sólo eran instrumentos.

¿Que Mithras gobernaba Londres? Que lo hiciera. El señor Bey sabía que desde un trono no se gobierna la noche.

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06/07/2012, 00:29
Mithras

Mithras observó la entrada en absoluto silencio. A su diestra, Anne Bowesley. A su siniestra, el General Sir Arthur Halesworth. Sus ojos dorados no revelaban, como de costumbre, ningún tipo de pensamiento. Era como una vasija hueca, para unos, y para otros era una vasija repleta de sentimientos inhumanos, más cerca del monstruo que del humano. Lo único que se podía advertir en su mirada era a su Bestia, acechante.

La visión de Mithras siempre era dolorosamente bella. Su rostro fino y alargado, la piel morena, que se oscurecía con los años, el porte elegante y tenaz. Las manos varoniles, de guerrero, de dedos gráciles y letales. El pelo negro azabache, alborotado, anacrónico, perenne. Los labios delgados, siempre fruncidos. Cuentan que Lorna Dingwall entró en trance, la primera vez que lo vio. Todos daban crédito a esa historia. Era la encarnación del dios persa, Mitra. El sol que brillaba por encima de todo Londres.

Con un gesto de la mano, indicó a Halim que se levantara.

- Hazte a un lado, serpiente. - Dijo con el desdén que le caracterizaba, provocando una mirada casi imperceptible por parte de Anne. - Dejemos que hable tu cría.

Cuando el Sire hubo obedecido, no despegó la mirada del señor Bey.

- Preséntate como es debido, niño. Honra la lengua sibilina de tu padre. Muestra la oscura educación que recibiste.

Halim sólo sonrió ante tal ataque. Mithras le devolvió la sonrisa, ácida, y sólo entonces, en un acto de magnánimo de bondad, honró a Gerald con su atención.

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06/07/2012, 00:47
Gerald Ryker

El Setita observó la pantomima de sumisión de Halim hacia el Príncipe y su sonrisa ladeada se afiló un poco, en cierta parte divertido porque sabía que su sangre debía estar hirviendo en aquel preciso instante. Confiado, pues aquel era su terreno y ese su momento, dió un paso adelante y clavó una rodilla en el suelo, observando el calzado de Mithras como si fueran la obra más maravillosa de la existencia a ojos de un Toreador. Su voz llenó por primera vez el ambiente y muchos tuvieron que girar la cabeza para prestar atención, pues su voz tenía un tinte desconocido, algo poderoso que llamaba la atención y realmente difícil de ignorar.

- Mi Señor Mithras, del clan Ventrue, Príncipe de Londres, Príncipe de Avalón, Protector de las Noches de Inglaterra y Chiquillo de Veddhartha, yo, Gerald Ryker, Chiquillo de Halim Bey de los Seguidores de Set, me presento ante vos para que tengáis constancia de mi nueva existencia y poder ser aceptado como un miembro más de la Noche de Londres. Me honra plenamente haber tenido la oportunidad de hacerlo aquí, esta noche en un magnífico edificio como éste. Jamás, cuando la sangre todavía se movía por mis venas y latía mi corazón, pensé que habría tanta riqueza y tanto que conocer más allá de la máscara que la vida nos concede. - dijo sin moverse todavía. El respeto y la etiqueta eran su bandera, pero no así era la sumisión y el vasallaje. Su Sire y él tendrían que mostrarle sus respetos por su posición y autoridad, pero por nada más. Ambos Seguidores de Set podían permanecer allí por méritos demostrados cuando Valerius todavía gobernaba en aquella ciudad. La razón por la que Mithras había mostrado su total y absoluta aversión por los Tremere y no por Halim Bey era algo que sólo sabían  el Ventrue y el Setita y, quién sabe, también quizás el propio Chiquillo.

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06/07/2012, 01:24
Mithras

Mithras sonrió ampliamente. Luego volvió a mirar a Halim, desdeñando completamente a Gerald.

- Te felicito, Halim. Tiene la lengua aún más afilada que tú. Digno Vástago de tí. - Luego miró a Ryker de nuevo, profundamente, evaluándolo.

El Príncipe de Londres hizo una pausa dramática de unos segundos. Adoraba el silencio del poder.

- Yo, Mithras, del clan Ventrue, Príncipe de Londres, Príncipe de Avalón, Protector de las Noches de Inglaterra y Chiquillo de Veddhartha, te acepto bajo el manto de la Noche, Gerald Ryker, Chiquillo de Halim Bey, de los Seguidores de Set. Deberás respetar la autoridad de Londres, respetar las Tradiciones y preservar la Mascarada. Serás riguroso con los Dominios ajenos, y acatarás la Paz del Elíseo. Así lo comando. Levántate como un Vástago, un Hijo de Caín.

En cuanto el Setita se levantó, la sala entera estalló en aplausos. No eran cálidos. Eran simplemente aplausos, corteses. Nadie quería una nueva Serpiente en Londres.

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06/07/2012, 02:05
Elizabeth Blackmore

Purity se sumió a los aplausos, hipnotizada por la presencia del Setita hasta que este se levantó. Desvió la mirada algo incómoda y se inclinó hacia su Sire, susurrándole algo que le hizo sonreír. Después miró por encima de su hombro, oteando la sala como si buscase a alguien que no lograba encontrar.

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06/07/2012, 02:21
Hermana Judith

La hermana, su rostro convertido en una máscara de alabastro, imperturbable, observó la presentación del chiquillo de Halim Bey.

Dicen que las serpientes tienen lenguas afiladas, pero ésta se lo ha tomado literalmente. Sin embargo, sus palabras endulzadas no le ganarán el aprecio de Mithras. Aún no sé por qué nuestro Príncipe da tanta manga ancha a los Seguidores de Set, pero no durará para siempre. Dices que jamás pensaste que había tanto por conocer en tu no-vida, pero no tienes ni idea de cuánto no conocerás jamás, Tentador. La salvación no está al alcance de aquellos como tu.

Tras los aplausos forzados y con poco interés, se cruzó de brazos. Faltaba ver cómo iba a continuar la noche después de ese baile de víboras.

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06/07/2012, 17:33
Randolph Goodwin

Randolph apartó la vista del Príncipe y sonrió. Se unió a los aplausos y tan pronto como cesaron les dio la espalda a las serpientes. El neonato era encantador y sabía escoger las palabras; Randolph podía pasarse noches enteras escuchando voces como la del Setita sin parar, pero las palabras de Ryker parecían habérsele atragantado. Se inclinó sobre el Primogénito Toreador para reanudar su conversación.

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06/07/2012, 17:34
Randolph Goodwin

Le dio un suave toque en el codo a Baring-Gould y se inclinó para hablarle al oído. Áuspex era una Disciplina demasiado común. Y nunca se sabía dónde podía estar Violet, atenta a insultos e infracciones, apuntándolos todos en su diario manchado de lágrimas sanguinolientas.

-Puede sonreír lo que quiera; su lengua delata sus intenciones.

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06/07/2012, 17:42
Eric Baring-Gould

Eric sonrió de medio lado.

- Estoy seguro de que nuestro amigo Horace se encontrará complacido de tenerle como amigo. ¿Sabía que se relaciona ya con él y Jemaine? Puede que los Setitas tengan una lengua viperina, pero las espinas de los Toreador son más difíciles de quitar bajo la piel.

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06/07/2012, 18:08
Randolph Goodwin

-No las de Horace. Ryker aún no sabe mucho de la noche de Londres si espera relacionarse con él una semana entera. Sobre el resto de nuestro clan, no sé si debería darme por aludido. ¿Ofenderme, tal vez? -bromeó.

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06/07/2012, 18:10
Violet Mary

De algún lugar, tanto Eric como Randolph pudieron escuchar la voz de Violet.

- Caballeros, les sugiero guardar la compostura. No son temas para discutir en la presentación de un nuevo Vástago. Además, aún el Príncipe no ha terminado. Que no se diga que el Clan de la Rosa no sabe comportarse.

Daba igual que miraran a su alrededor. No la encontrarían. Como de costumbre.