Partida Rol por web

Viaje al corazón de la Hydra

Acto 4.0

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13/12/2013, 02:14
Director

[Lucky Roger - Salón de juego]

Dos fornidos agentes de seguridad se acercaron de forma amenazante a Aaron, que intentaba pasar desapercibido por el ancestral método de quedarse en un rincón y rezar por no llamar mucho la atención. Sin embargo, no debía de ser la forma correcta de abordar el problema porque los dos seguratas lo agarraron cada uno de un codo y, levantándolo del suelo, lo sacaron del casino con discreción, profesionalidad y diligencia.

Le arrojaron al barro del callejón trasero del casino, cuya dirección procuraba que estuviera siempre embarrado para casos como aquel, y le informaron amablemente de que no era bien recibido en el casino del señor Benedict.

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13/12/2013, 13:23
Jack "Black" Shepard

Jack disfrutó de aquello como si acabase de llegar su undécimo cumpleaños y le acabasen de regalar, por primera vez, un sable de acero, aunque no tuviese filo. Y es que aquello no dejaba de ser información enlatada e indolorada, presentada ante él en bandeja de plata. Se preguntó hasta qué punto la crupier había hecho sinapsis como para plantearse el motivo y las consecuencias de darle a Jack aquella llave metálica. Las posibilidades de que no hubiese sido algo a propósito eran ínfimas, pero para el intrépido aventurero seguían faltando un par de piezas esenciales en el puzzle.

En cualquier caso, sabía que el plan de la troupe de Della no estaba saliendo del todo mal. Al menos, no para Della y Strauf, al menos. Desde luego, aquel casino no se alejaba mucho de un local de streaptease cualquiera. Lo que más curvas y billetes pegados tenía atraía más miradas. Así de simple. Para muestra también Eva Love, y la crupier, no sólo los fugitivos. Jack, desde luego, se limitó a sonreír de forma satírica mientras contemplaba los focos de atención. Ni que no fuese un imperativo universal incluso fuera de las paredes de aquella galaxia.

Lo que sí le dejó francamente patidifuso era cómo demonios un androide, por muy camarera que fuese, podía ponerse a hacer la "vaquera sobre barra de bar" de forma mundana y obscena. El mundo estaba muy jodido. Punto. Lo cual se veía reforzado por tres tíos en mallas de colores con un estrambótico espontáneo enfrentándose a un lagarto gigante en una jaula. Eso salía a altas horas de la madrugada en recopilaciones sobre las muertes más absurdas. Y por supuesto, a la gente le gustaba, como le gustaba verlo en directo. Todos locos. Tarados de atar.

Pese a todo, Jack hizo algo productivo. Memorizó algo sencillo. Piso 15. Eso y que claramente aquellos guardias se gastaban parte del sueldo en meretrices, aunque eso simplemente tenía tanta parte de gracia como de decepcionante. Desde luego, la dicotomía estaba servida. La modelo y la culturista. Jack se estremeció. No le gustaban mucho las amazonas. No le gustaban las mujeres que podían aplastarlo si se ponían encima, en general. Tampoco las que podían hacerle la cirugía plástica de un guantazo, ni las que tenían más testosterona que él.

Finalmente, se limitó a observar a Della Nocte, permitiéndose cierto gesto preocupado. Estaba claro que aquello iba a ser bastante jodido, y que la mujer estaba comenzando a plantarse un timo demasiado grande. Definitivamente, Jack estaba comenzando a dar por sentado algo que desde el principio había parecido obvio, aunque cierta parte de él se negaba a creerlo a ciencia cierta. Huir de la justicia estaba terminando de romper una de las barreras morales. El fin justifica los medios. Jack suspiró, por supuesto. Era un vividor, pero en el fondo, a veces, hasta un buenazo.

Pero bueno, a tomar por culo. Sea como fuere. Un par de guardias que comían donuts no parecían precisamente muy peligrosos. Un par de guardias hablando de rollerball no podían ser malas personas, ¿verdad? Já. Pero Jack se permitió darles una oportunidad. Qué menos. Era lo justo y necesario. Tampoco tenía armas al alcance. Que no las necesitaba, vale, se bastaba con tener puños y nudillos, pero eso no implicaba ponerse a repartir guantazos de forma gratuita e indiscriminada contra pobre gente que sólo hacía su trabajo. Más sin razón alguna.

Así pues, el joven Cruzado-Ario se levantó y pegó un vistazo, procurando que todo siguiese en su sitio tal cual entró. Dio un pequeño toquecito perfeccionista a la silla y, tras apagar la luz, abrió la puerta de la garita de seguridad. Salió de allí con paso vago, dubitativo, poniendo su mejor cara de pringado aleatorio.

Se permitió poner una mano, enfundada en su guante, y rascarse la nuca mientras ponía cara de circunstancias. Completamente desorientado. De hecho, miró a ambos lados del pasillo, primero en dirección opuesta a los guardias, como si no hubiese mirado siquiera las cámaras y no tuviese ni idea sobre nada. Incluso puso su mejor cara de sorpresa y sobresalto al verlos, como si fuese algo inesperado, sin perder el aire de desconcierto, aunque ganando cierto alivio por su presencia.

No me hagáis ser malo, por favor... mirad esta cara de cachorrito.

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16/12/2013, 11:12
Siegfried Straufenberg

[Lucky Roger - Partida privada de Benedict]

Obviamente ese tipo de preguntas eran esperadas y tenía la respuesta perfecta, que no dejaba de ser la verdad. Eso pillaría por sorpresa a cualquier Venectti. Como quien no quiere la cosa igualé los 50 gremiales tras apenas mirar las cartas, no iba mal el asunto, pero aún debía esperarse a que la mano cerrara la ronda y hubiera descarte.

-Ah signore... me causa gran oprobio decire questa cosa, ma non formo parte de una de las grandes famiglias Venectti-agité la mano restando importancia a algo que en general solía tenerlo- Il mio papa formaba parte de una misionne commerciallela mia mamma...-la frase quedó en suspenso, cualquiera con dos dedos de frente sería capaz de reconocer los rasgos arios que tenía. Seguramente la mitad de los presentes pensasen que era mentira, pero era una verdad muy calculada. Aquel señor Continni conocería seguro a la familia de Angela, pero la relación que nos unía era tan oscura y carecía de todas las pruebas que no suponía un riesgo filtrar esa información

-No todo el mundo tiene la suerte de ser Veneccti pura sangre.-no estaba seguro si él lo sería, de no serlo se lo tomaría como un halago, de serlo como algo normal, nuevamente cero riesgo- Io me conformo con la mitad-una sonrisa encantadora, de auténtico bribón-pero seguro que estos signore e signori estarán aburridos de la nostra charla famigliari. ¿O tal vez les piace unirse?-Improbable que nadie dijera ni media, pero por probar nada se perdía. Tal vez el propio Continni largase algo, pero iría con pies de plomo. A fin de cuentas aunque ahí se estaba a hacer negocios, cualquiera de los presentes se apuñalaría sin dudarlo. Y la anciana había vuelto a mirar y sonreír, algo más sabía pero la interesaba callar.

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17/12/2013, 21:57
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Sala de Juego]

Eva Love apenas podía mantener su imperturbable fachada de estrella. A pesar de mi advertencia, lo esperaba. Precisamente por eso la había enviado a la pista de baile.

Una búsqueda rápida de las efemérides de ese día fue suficiente para el siguiente paso. Ricardo Venegas, un músico de tercera fila, había sido encontrado muerto esa mañana en su apartamento.

Envié un corto mensaje al blog de Tesla: “Me acabo de acordar. Hace cinco años me pareció reconocer a Ricardo Venegas y Eva Love. Cenaban juntos en el Mesón Unceta, en Dogma.” Alguien estaba usando el famoso blog para tejer un tapiz de rumores en torno a esa fiesta. No era mi estilo, pero podía aprovecharme, una hebra fuera de sitio no debería llamar la atención.

La incógnita de Rafael Montero podía ser problemático. Observé a mí alrededor, en busca de algo que llamara mi atención. Una amazona, otro atlante, un tipo al que conducían al interior del local, y una de las piezas de la rumorología de Tesla: Diego de la Vega. Hubiera sido demasiado evidente que se tratara de ese manojo andante de tópicos cruzados.

¿Y si no era simple arrogancia? Si decía la verdad, era alguien cercano al propio Benedict. Lo conocía bien, y podía pasar desapercibido debajo de sus mismas narices. Era posible que estuviera con él en ese mismo instante. Pero antes de nada, había que encarrilar el asunto de la señora Love.

El móvil de la esposa de Benedict vibró de nuevo, indicando la llegada de un nuevo mensaje:

“Pida dos temas de Ricardo Venegas,
Plaisir des Yeux y Coeur d’automne.
Acepte la invitación del hombre en el castillo
para la segunda.”

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17/12/2013, 21:59
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Sala de Juego]

Mover fichas de un lugar a otro de la mesa se convertía en un acto insufriblemente tedioso cuando no te jugabas nada en ello. Era esa, en realidad, la esencia del juego: la palpitante emoción subyacente en una actividad tan simple. Sin esa emoción, no era ni siquiera un pasatiempo para los instantes de espera.

Más interesante eran las evoluciones de la hermosa señora Love. Para ser una consumada actriz, tanto en los escenarios como fuera de ellos, se mostraba evidentemente agitada. Algo dentro de mí todavía podía, empero, empatizar con su situación.

El timbre del teléfono sonó en el interior de mi bolsillo. El gusto musical de su anterior propietario era, cuanto menos, cuestionable. La mirada que me dirigió la señora sentada a mi lado dejaba bien claro que compartía mi opinión.

Era un mensaje; uno que esperaba. No podía decir que me sorprendiera su tono. Pagado de sí mismo y bravucón, tal y como esperaba. Podía ser un problema, y no tenía claro cómo solucionarlo, así que por el momento, debía concentrarme en los más acuciantes.

Y aprovechar la desafortunada situación de Eva Love era uno de ellos.

—Es una pena —dije, sacudiendo la cabeza con tristeza, mirando de hito en hito a la mujer a mi derecha y el joven a mi izquierda— que le ocurra algo así justo en el gran día; se ha debido enterar ahora. Parece que era un buen amigo de la señora Love. ¿No se han enterado?  Han encontrado esta mañana el cadáver de Ricardo Venegas. Sobredosis, por lo que parece.

Me disculpé. Era evidente que me encontraba indispuesto para seguir jugando. Recogí mis fichas, me puse en pie y me dirigí mis pasos hacia la pista de baile.

- Tiradas (1)
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22/12/2013, 12:40
Director

[En alguna otra suite del hotel...]

El enorme felino se abalanzó sobre el guardia de seguridad quien irremediablemente cayó de espaldas al suelo a merced de los lametones del tigre y una seductora caída de pestañas. Al parecer el tigre no era un tigre sino más bien una "delicada" tigresa, tal y como rezaba la fina placa de platino que colgaba de su cuello en la que claramente podía leerse el nombre de "Princesa".

Los refuerzos no tardaron en llegar y dos guardias más, uno gordo y uno flaco, entraron por la puerta jadeantes. 

- Tengo que dejar el tabaco... -

Tardaron unos segundos, o incluso varios minutos, en hacerse cargo de la situación y decidirse en echar una mano a su compañero aunque los amenazantes gruñidos de Princesa no auguraban un desenlace sencillo. Ante tal tesitura uno de los guardias decidió centrar su atención en el resto de la habitación.

- Tío esto está hecho una pocilga... - Comentó el más gordo de los dos, colocando los brazos en jarra para su detallada inspección. 

- Me parece chicos que os habéis quedado sin fianza. -Añadió el flaco negando con la cabeza de forma reprobatoria mientras comprobaba de una patadita que quien quiera que estuviera enterrado en los cojines continuara con vida.

- ¡eh tíos!, que sigo aquí. ¿Alguien podría echarme una mano? -replicó con cautela el nuevo amante de Princesa, con mucho cuidado de no moverse ni un milímetro aunque trantado de mantener su cara lo más alejada posible de la lengua del tigre.

- eh... - Los dos hombres se miraron dubitativos. - no se tío, mi señora siempre dice que uno no debe interponerse en el camino del amor -repuso el primero encogiéndose de hombros. 

- si, y ... ya sabes, tu chica parece ser una auténtica ... tigresa. - aventuró el segundo en un alarde de genialidad sin apenas poder contener la risa.

- ja... ja... muy gracioso... -el hombre bajo el tigre no pudo contenerse más -¡maldita sea!, ¡panda de inutiles come-donunts!, ¡cojed el maldito "paquete" de la jodida zorra de Kaimán Jane y sacadme de aquí!-

El tío medio desnudo que acompañaba a Drake dejó por un momento de mirar sus pechos hipnóticos para atender a lo que estaba pasando al otro lado del cristal. 

- je, ¿esa eres tú? - comentó aun profundamente colocado antes de encogerse de hombros. - Dicen que esa tía se come a sus amantes. Je, como los bichos.- De repente le cambió la cara. -No me gustan los bichos ...- se quejó repentinamente compungido. -Tienes razón ¿no empieza a hacer calor?, deberíamos salir de aquí. -Añadió estirandose con el dedo de un cuello de camisa imaginario, girando sobre sus propios talones para quedar frente a la cristalera que hacía las veces de barandilla para el balcón -¡podíamos volar! -sentenció final y felizmente alzando los brazos al aire muy convencido.

A lo lejos un estridente arañazo, sospechosamente parecido al ruido que haría un hacha al ser arrastrada por el suelo, llegó hasta los oídos de Drake como un contundente recordatorio del nefasto destino que pendía de un hilo sobre su preciosa cabecita. 

- Sal, sal, donde quiera que estés...-

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22/12/2013, 13:38
Director

[Lucky Roger - Pasillo blanco]

Los guardias pusieron cara de sorpresa y se llevaron inmediatamente las manos a las armas aturdidoras que colgaban de sus cinturones.

- ¡Eh! ¿Que haces aquí?- increpó el primero, adelantandose un paso a su compañero.

- Control, aquí Delta-nueve, tenemos un intruso en la sala de monitores- dijo el segundo, con una mano en el comunicador que colgaba de su hombro.- Parece confundido- añadió.

- No te muevas, amigo- amenazó el primero, con cautela,- De rodillas y las manos en la nuca, con cuidadito...

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22/12/2013, 13:49
Director

[Lucky Roger - Sala de Control]

Ángela pudo comprobar por el sistema de cámaras del casino como el contable recorría algunos pasillos y entraba en un ascensor de seguridad. No pudo ver que botón pulsaba, pero si que vio la bóveda de seguridad dónde dejó su caja con cuidado encima de una mesa metálica. Las cuatro cámaras que cubrían la sala daban una visión perfecta de la caja, era imposible que le pasara por alto a nadie que estuviera mirando el monitor.

- Control, aquí Delta-nueve, tenemos un intruso en la sala de monitores- dijo una voz a través de un pequeño altavoz al lado del guardia que controlaba los monitores.- Parece confundido- añadió.

El guardia pulsó unos botones rapidamente mientras miraba otro monitor, que cambió para mostrar un pasillo (el mismo o muy parecido al que Ángela había recorrido hace poco) con dos guaridas alerta acercandose a un individuo con pinta de confundido en mitad del pasillo. Era el mismo tipo que había visto en la mesa de Blackjack con Siegfried, ese tal Jack Shepard. Ese peinado no se olvidaba con facilidad.

- Disculpe señorita- dijo el guardia de los monitores.- Parece que tenemos que realidzar una comprobación de seguridad menor, no se preocupe, es algo rutinario, una situación completamente controlada. El señor Jodrovsky llegará en algo menos de un minuto, puede controlar el estado de su paquete desde aquí- añadió, señalando el monitor donde todavía se podía ver la bóveda de seguridad con su caja encima de la mesa.

El contable llegó en unos minutos e intercambió unas palabras en voz baja con el guardia. Grácias a sus agudos sentidos, Ángela se dio cuenta de que la situación no era tan rutinaria como se la estaban pintando. Nadie sabía cómo se había logrado colar ese tipo en el sector restringido.

- Bien, completada esta formalidad- dijo Jodrovsky, dirigiéndose a ella de nuevo,- no le robaré más tiempo, no creo que haya venido aquí para pasar la noche en una deprimente sala de seguridad- añadió, cediéndole el paso para que curzara la puerta antes que él en gesto caballeroso.

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22/12/2013, 15:05
Director

[Lucky Roger - Partida Privada de Benedict]

Uno por uno, los jugadores fueron igualando las apuestas de forma rutinaria y sin mediar palabra mientras se observaban buscando reacciones en los demás. Cuando le llego el turno a Continni apuró el cigarrillo que acababa de encender de forma prácticamente compulsiva y, mirando a Siegfried, arrojó tres cartas boca abajo sobre el tapete verde. Recogió sus tres nuevas cartas y, sin dejar de mirarle, empujó cuatro fichas más de 10 gremiales lentamente hasta el montoncito.

- No es la família lo que hace famoso a uno, signore... ¿Verseti?- apuntó, mientras sacaba un nuevo y delgado cigarrillo de una pitillera de plata y se lo llevaba a la boca.- Un servidor tampoco nació en el seno de una familia con... positione, eco eme qui, en la mesa de los majori. Ma tuto el mundi sabe quien es Vitto Continni, ¿certi? Ma que cuiroso, niente he oído hablar de Tonny Versetti...

Dejó la frase al aire mientras, con un llamativo zippo chapado en oro, prendía el cigarrillo. Dejó el mechero sobre el tapete de modo que Siegfried pudiera ver claramente el grabado. Una cabeza de caballo enmarcado en un escudo. El símbolo de "La Família". Ahora que lo pensaba, el caballo rampante del escudo de la familia Della Nocte tenía cierta similitud...

Antes de que pudiera responder, alguien en quien no había reparado se adelantó de entre las sombras de la habitación. Un ario entrado en años, con implantes y cara de pocos amigos, que reconoció de las fotos que le había pasado Ángela como el jefe de seguridad del casino. Se acercó a Benedict y le susurró algo al oído que no pudo entender. La expresión del dueño del casino se ensombreció por un segundo, antes de susurrar algunas instrucciones al cybrog. Este afirmó con la cabeza antes de retirarse profresionalmente. Carlisle recuperó la sonrisa de tiburón cómo si nada hubiera pasado y miró a Siegfried, esperando tanto su reacción en el juego como ante las sutiles insinuaciones del veneccti.

Notas de juego

"La Família" es el nombre con el que se conoce la mafia venectiana. Como Siegfried se mueve por los bajos fondos, sabe que es una organización transgalactica, poderosa y muy poco tolerante con quienes les tocan las narices. Vamos, la mafia del espacio de toda la vida.

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22/12/2013, 23:06
Director

El telefono de Ángela vibró discretamente, acababa de recibir un mensaje nuevo, en la bandeja de Tesla:

 “Me acabo de acordar. Hace cinco años me pareció reconocer a Ricardo Venegas y Eva Love. Cenaban juntos en el Mesón Unceta, en Dogma.”

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22/12/2013, 23:09
Director

[Lucky Roger - Salón de juego]

Desde la discreción que le proporcionaba su anodina apariencia, Esteban pudo observar como Eva Love recibía un mensaje, se mordía nerviosamente la uña del pulgar y finalmente llamó como un gesto a su asistente. Después de una breve conversación, esta se encaminó hasta la mesa del DJ e intercambió algunas palabras con el mismo.

Mientras tanto la señorita Love se sentó en un sofá de terciopelo negro, extrañamente vacío dada la concurrencia del local. Hasta que Esteban reparó en la discreta pero imponente presencia de dos fornidos miembros de seguridad que se encargaban de que ella y sólo ella pudiera ocupar ese sitio.

La señora con la que había empezado a esparcir el rumor cumplió muy bien su papel, fue como si hubiera lanzado una cerilla a una gasolinera. El chisme prendió rápidamente y pronto estuvo en los labios de gran parte de la gente que esataba pendiente de la corista/cantante/celebrity.

- Después de lo que ha pasado, que aplomo tiene esta chica...- comentó la señora, que había vuelto dónde estaba él por si la fuente de perlas de rumorología en la que se había convertido para ella daba más frutos.

- Uy si- comentó una segunda señora, salida de vete a saber dónde,- ¡Y que mona va siempre! Es una mujer digna de admirar...

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24/12/2013, 02:12
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Sala de Juego]

Mi sorpresa fue mayúscula; un incendio se hubiera extendido con más lentitud en un pozo de petróleo. El juego, la bebida, la propia exposición de uno de los artefactos más cotizados de la galaxia. Para buena parte de los asistentes no podían ser más que excusas para el cotilleo. A quién le importaba la veracidad de los rumores. Si me hubiera dado cuenta antes, hubiera pergeñado una historia completamente absurda y espectacular.

Quizás era mejor así. Un rumor demasiado descabellado podía eclipsar mi aparición.

—Ah, esta canción —dije, fingiendo sorpresa, al escuchar por primera vez la profunda voz del difunto señor Venegas—. Plaisir des Yeux, de Ricardo Venegas, precisamente…

¿Por qué un cruzado que tenía un acento tan deplorable como el mío decidía cantar en solenita? En cualquier caso, aunque no era un tema excepcional, sonaba bastante mejor de lo que esperaba. Ritmos típicamente cruzados, enraizados en tópicos de la cultura Versallesa.

—Disculpen.

Me alejé de esa mesa, dejando que la música empapara mi cuerpo y me calara hasta los huesos. Casi inconscientemente, mis pasos se acompasaron a la melodía. Atravesé la pista de baile fluyendo entre bailarines, bailarinas y un buen número de hombres estatua.

Por el camino, la memoria del móvil sustraído quedó en uno de los bolsillos de mi americana, mientras que el aparato era sacrificado, partido por la mitad, y enterrado en alguna papelera. En algún momento, me encontré con una rosa entre los dedos, henchida de espléndidos pétalos gruesos de brillante carmesí.

Di finalmente, antes de que acabara la canción, con el sofá en el que los dos encargados de seguridad custodiaban a Eva Love, aún más magnífica a esa distancia, incluso en su funesto estado de ánimo. Tuve que tragar saliva antes de hablar, no por nerviosismo, sino por el aguijonazo de la culpabilidad. Me sentía como si hubiera dibujado bigotes en el Autorretrato de Giacomo Minnelli con un rotulador indeleble.

—Eva —dije como si la conociera, acercándome a ella, pero manteniendo todavía la suficiente distancia para que los gorilas no se me echaran encima inmediatamente; suficiente, de hecho, como para que me oyeran personas ajenas a la petición—. ¿Me harás el honor de acompañarme a mi castillo? —señalé la pista con un gesto grandilocuente—. Podemos alejar el otoño de nuestros corazones con la magia del baile.

Esperaba que fuera lo bastante histriónico como para llamar la atención de la concurrencia. Y esperaba que Eva Love no decidiera soltar a sus perros guardianes sobre mí, aunque contaba con esa posibilidad.

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24/12/2013, 19:30
Jack "Black" Shepard

Jack puso "las manos donde pueda verlas", en alto. Se quedó así, de frente ante la pareja de oficiales de seguridad, luciendo la calma y serenidad del inocente o del mentiroso. Dibujó una sonrisa afable en su rostro.

- Calma, caballeros- pidió en tono franco, sosegadamente conciliador-. Estoy desarmado.

Despacio, "con cuidadito", Jack flexionó las piernas hasta clavar una rodilla en el suelo. La siguió la otra, y finalmente puso las manos en la nuca. Hubiese bostezado por dentro de no ser porque sentía franca curiosidad por ver hasta qué punto se ceñían los demás a la legalidad.

- Una de sus crupiers debe haberse equivocado- explicó dubitativo, aunque claramente no era una equivocación a falta de saber la motivación-. Teóricamente, esto llevaba a una mesa privada de Blackjack- balanceó suavemente la banda magnética en una de sus manos, colocada tras la nuca-. No hay indicaciones en este pasillo, ni personas, y he tenido que ir probando la banda magnética en cada puerta- lo cual era abrumadamente cierto-. No podía saber adónde conducía realmente. Ha sido un mero malentendido.

Y eh, tenía razón. Tonterías las justas. Jack había vivido demasiado en demasiados sitios y se había metido en demasiadas situaciones como para perder su tiempo en obviedades legales. Así pues, clavó la mirada en el techo y agravó la voz, poniendo el acento ario de su padre.

- Ya lo aviso. No me hagan perder demasiado tiempo con esta tontería- amenazó veladamente sin perder la educación y la tranquilidad que revestía-. Tengo más dinero que perder en su casino antes de que acabe la noche.

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27/12/2013, 11:37
Siegfried Straufenberg

[Lucky Roger - Partida Privada de Benedict]

En el fondo sabía que había ido a meterme en la boca del tiburón, así que no había nada que perder en la partida precisamente. Igualé la apuesta y descarté una sola carta, el rey de tréboles, las probabilidades indicaban que sería más sencillo que apareciese otra pica para tener color antes que andar conformándome con parejas. Todo o nada; como siempre.

El gesto nervioso de Benedict no duró mucho, pero ahí había algo, sin embargo uno no deja a la Famiglia con la palabra en la boca -Ah signore, per qualcuno nella tua posizione el nombre es relevante.-jugueteé con otra ficha más dando vueltas con ella en la mano-perche non e mia-resté importancia a la insinuación con un gesto despreocupado de mano tras el que me encogí de hombros. Obviamente sólo la gente importante estaría ahí, ¿verdad? En el mundo en el que nos movíamos no era tan descabellado que hubiera rostros conocidos cuyo nombre cambiaba en cada lugar, era el pan nuestro de cada día. 

Alzando una ceja con gesto levemente preocupado interrogué a Benedict-¿C'e un problema maese Carlisle? Non tenéis buon semblante-miré alrededor intentando captar los gestos de los demás, imperturbables en su pose, jugadores de estirpe todos ellos. Y peligrosos como un diablo de las profundidades. Alguno ya había dejado la ronda, pero varios quedábamos aún. ¿Tan pronto había empezado ya todo?

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28/12/2013, 19:15
Angela Gabriella Della Nocte

Iba a tener que pensar cómo hackear las cámaras y ponerlas en ciclo continuo. Parte de mi lamentó que sólo me hubiera dado tiempo a hacer el programa de gusano para las tragaperras, pero aún me negaba a dar por finalizado el plan. Tomé nota de todo lo que pude sobre el sistema que usaban, eso ayudaría. 

Y entonces apareció el intruso al que obviamente reconocí, después de todo, no había tanta gente que no supiera sacarle partido al cuero. Desconocía por que el señor "Shepard" había bajado, pero podía imaginarmelo. Mantuve mi expresión calmada y sonreí con amabilidad al señor Jodrovsky.

- Es cierto, pero me quedaría más tranquila si pudiera ver como... lidian con el problema - hice un ligero gesto con la cabeza hacia la pantalla en la que se veía a Shepard. - No creo que les lleve mucho tiempo, ¿verdad? Y para serle sincera, - me acerqué a Hersel y bajé un poco la voz como si hiciera una confidencia - no quiero cruzarme con ese... individuo al ir a los ascensores. - puse mi mano sobre el brazo de Hersel en un gesto preocupado - Creo que puede entenderme.  

Tampoco es que hiciera falta mucha explicación más, solo había que ver sus pintas de ario. Porque ir de cuero en un casino sin la correspondiente máscara de luchador gritaba "cazarrecompensas" y todos sabían el tipo de recompensas que ofrecían los arios... Sonreí de nuevo. 

- Prometo quedarme aquí y no tocar nada. - era una petición bastante razonable, después de todo, ni siquiera pedía que me dejasen sola y dado que no había hecho nada fuera de lugar. - ¿Cómo cree que ha conseguido bajar hasta aquí? - pregunté, aunque sospechaba que tenía que ver con lo que había pasado en la mesa de Black Jack, pero eso era otro asunto. 

Notas de juego

Lo de Tesla lo haré en otro momento, ahora hay gente. 

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02/01/2014, 15:44
Eva Love

[Lucky Roger. 22:00h - Piano Bar]

La mujer no respondió inmediatamente, en lugar de eso, se limitó a estudiarle de arriba a abajo durante unos instantes mientras daba un pequeño sorbo de la copa de martini que sostenía entre sus delicadas manos. Sin embargo, los dos gorilas que la custodiaban sí que parecían tener muy claro cual debiera ser su respuesta y sin mediar palabra, mientras uno se ajustaba con pulcritud los puños de la camisa, el otro ya se había adelantado un paso con la segura intención de invitarle "amablemente" a que se largara a menos, claro estaba, que tuviera un especial interés por tener un ojo morado.

Justo en ese último momento en que ya casi podía saborear el barro de la alcantarilla de la puerta trasera del casino, los dos matones se detuvieron al unísono, casi como manipulados por una poderosa fuerza invisible, ante un ademán imperceptible de la dama. El poder del dinero a veces era absolutamente fascinante.

- Me apetece bailar... - Su voz era suave, dulce y tranquila y su sonrisa, cuidada y cautivadora al mismo tiempo, escondía a la perfección cualquier asomo de vulnerabilidad que en algún momento hubiera podido existir. Sus movimientos eran fluidos y seguros, como cuando le ofreció su mano dando por sentado que estaría dispuesto a ayudarla a levantarse, o cuando no se inmutó cuando Esteban se atrevió a pasar una mano por su cintura. 

Casi podía escuchar el tic-tac de la bomba de relojería que sin darse cuenta, o con toda la intención más bien, había puesto en marcha mientras la pista quedaba vacía y todas las miradas se centraban en la pareja. A la gente no le gustaba estar cerca cuando se estaba rifando una bala, y Esteban acababa de comprar todos los números.

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02/01/2014, 16:30
Director

[Lucky Roger. 22:00h - Pasillo blanco]

- Ya, claro- comentó uno de los guardias, sin dejar de apuntarle.

- Me he dejado la autorización en casa...-  siguió el segundo

- Estaba buscando el baño y me perdí...-

- Un perro se comió mi tarjeta...-

- Un chico más grande y malo que yo me dijo que lo hiciera...-

- Unos licores me emborracharon...-

- La de la crupier no la habiamos oído no... apuesto a que estaba buena ¿eh?- apuntó uno de ellos.

- Oh si, por supuesto- respondió el otro, jocoso,- siempre lo están ¿verdad?

Mientras uno de ellos se acercaba y le rodeaba para ponerle unas esposas magnéticas en la espalda el otro llamó de nuevo por la radio pidiendo refuerzos, el aparato respondió con un "ya vamos para allá" bastante conciso.

- No te preocupes, amigo- comentó el guardia, antes de ponerle las esposas,- no te haremos perder mucho tiempo, el "procedimiento" es bastante sencillo...- por el modo en que pronunció la palabra procedimiento y sencillo, a Jack le vino a la mente la imagen de un martillo destrozando unos nudillos. Que casualidad que uno pensara cosas así en momentos como este.

Notas de juego

Ángela presencia el espectáculo a través del monitor, por supuesto.

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02/01/2014, 16:44
Hersel Jodrovsky

[Lucky Roger. 22:00h. - Sala de seguridad]

- Por supuesto, no tema- aseguró el contable.- Esta... anomalía estará resuelta en cuestión de minutos. Mientras tanto, puede observar desde aquí, el oficial Trastámara la acompañará en todo momento y garantizará su seguridad. Si me disculpa, tengo asuntos que atender.

El yiddish salió por la puerta con cierto aire molesto acompañado del guardia que controlaba las cámaras de seguridad. Estaba claro que aquello no ocurría todos los días. Ángela se quedó sola mirando los monitores con el silencioso oficial de pie tras ella, a modo de custor.

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02/01/2014, 16:55
Jack "Black" Shepard

[Lucky Roger - Pasillo blanco]

El discurso más triste de la semana sin lugar a dudas. Triste y fácil. Jack se fustigó por creer que iba a ser diferente, y que quedaba gente cabal. No gente como él, pero al menos, un poquito más profesional que ellos.

Jack se permitió un suspiro. Un largo y resignado suspiro de vergüenza ajena, propio de quien tiene que soportar a un primo retrasado o a un amigo borracho haciendo el imbécil en la cantina a altas horas de la noche, pensando con la polla y hablando en consecuencia. Y es que Jack lo había intentado. Y con haberlo intentado, a él le bastaba.

Que no se dijese. El chico malo había intentado hacerlo por las buenas. De hecho, había sido lo bastante estúpido como para intentar hacer lo correcto y ser un ciudadano ordenado. Sólo esperaba que su querido sistema de vigilancia hubiese grabado también el audio. Eso, y quizás que las cámaras hubiesen sacado su lado bueno.

Jack, tras el suspiro, con las esposas apunto de abalanzarse sobre sus muñecas, se revolvió al tiempo que un fingido "¡Achús!" salía de sus labios, contrayéndose. Mientras su gancho de derecha se dirigía contra el ignorante que lo iba a esposar, y mientras el gancho de izquierda le seguía, él se limitó a decir un tópico funcional. No merecía la pena sacar a relucir más ingenio. No cuando el coeficiente intelectual de sus interlocutores no sabía apreciarlo.

- Soy alérgico a los escépticos- llámalo humor inteligente, llámalo pedante, llámalo mundo interior, pero era eso o soltar un insulto barato y genérico-, pero en eso último tienes razón- declaró con total seguridad.

El "procedimiento" es bastante sencillo.

Si tú te pasas mis derechos por el forro yo me salto los tuyos.

La pregunta era cuantos segundos duraría el "procedimiento". Jack esperaba tener razón y que, en fin, no le hiciesen perder mucho tiempo. Que perdiesen el conocimiento solos era demasiado pedir, pero ya por educación, qué menos que poner la otra mejilla.

Notas de juego

Puñetazo Doble (Pugilismo).

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02/01/2014, 17:20
Director

[Lucky Roger. 22:00h - Partida privada de Carlisle]

El dueño del casino dejó su mano sobre la mesa, boca abajo, al tiempo que se levantaba.

- Caballeros, damas- se disculpo.- Me temo que un asunto urgente del casino requiere mi presencia... ya saben como son los negocios, si quieres algo bien hecho, tienes que hacerlo tu mismo- añadió mientras se sonreía ante su propio ingenio con aire distendido, quitándole importancia.- Sólo me ausentaré unos minutos de nuestra interesante partida así que, por favor, pidan bebida, tabaco o lo que necesiten a nuestro servicio mientras me encargo de este pequeño contratiempo- explicó, señalando la puerta por la que entraban dos exuberantes camareras vestidas con un uniforme diseñado por alguien que conocía el frío y el recato sólo de oídas. 

Mientras el visiblemente furioso bajo su capa de medida cortesia Benedict salía acompañado de su jefe de seguridad los demás jugadores intercambiaron miradas cargadas de significado entre ellos. Y les faltó tiempo en el momento en el que se cerro la puerta para empezar a cuchichear como porteras.

- Todo esto es muy poco profesional, si me preguntaís a mi- empezó el profesor.- Uno no deja la mesa a medias de esta forma. Ni siquiera hemos terminado la ronda de apuestas.

- Oh, déjalo querido- respondió la abuela, restándole importáncia.- Seguro que es un asunto del corazón... los jovenes ya se sabe. Me acuerdo cuando mi Ricardo aun estaba vivo, ¡Nunca teniamos tiempo para el negocio!- exclamó con un guiño más que explicito.

- No crgeo que nuestgo anfitrgion sea de esse tipo...- insinuó Mirage, asomando sus exóticos ojos por encima del dorso de sus cartas- Nunca me ha pagecido que tenga ningun pgoblema con mezclag negocios y placeg.

- Querida, esto en mi tierra tiene un nombre...- respondió Garibaldi, dejando un vacío en la conversación en forma de la palabra "puta". A lo que la solenita se limitó a responder en modo silencioso mientras se retorcía un mechón de cabello de forma distraída.

- Esperro que estos imprrevistos de ultima horra no tengan que verr con postorres que no estan prresentes en esta mesa...- refunfuñó el urso.- El trrato erra asistirr todos hoy aquí.

- ¿Ma que cosa diche?- exclamó Vito.- Non se puede cambiar el trato cuando ya esta cerrado. Es un acuerdo entre cavalieri- añadió, mirando a "Tony". De hecho, toda la mesa le miraba con mayor o menor disimulo. Sólo faltaba él por hablar y, después de todo, era el único invitado de última hora en aquella "partida".