Partida Rol por web

-No me interesan los títulos que daban a sus líderes en el Imperio, solamente anhelo el conocimiento que ellos prohíben y el por qué de esa prohibición. Esa es la gran verdad que busco, no la que proclamaba el Emperador, sino la que trataba de ocultar -frunció el ceño mientras miraba a las máquinas que intentaban revivir el núcleo del planeta- decías que el Emperador creó Marte, a lo mejor no de una forma física como te entendí en un primer momento, pero sí puede que lo hiciera de una forma distinta, como nosotros hablamos de crear un nuevo mundo.

Un nuevo Culto a la Máquina, un nuevo Marte, un Nuevo Comienzo. Sí, eso es lo que necesitaba Ark'sul, un nuevo comienzo y un nuevo destino. Necesitaba alzarse de nuevo aunque fuera de entre los escombros de un planeta dejado de la mano del destino y, tal vez, desde allí poder explorar como debería haberlo hecho, sin limitaciones y sin normas que censuren el conocimiento.

-Yo no soy una Espada ni una Araña, hermano, ahora lo veo claro. Soy , he sido y siempre seré simplemente un Huérfano, dos veces Huérfano para ser exactos, con la diferencia en que uno de mis padres murió por que me salvaran y el otro ha decretado que debo morir, y no pienso dejar que sea fácil. Puede que me purguen, puede que me maten, puede que acaben conmigo; pero te aseguro que les haré pagar caro cada vida de mis hijos, cada vida de mis planetas y cada secreto que saquen de mi cerebro muerto.

Estuvo valorando todas las palabras de su hermano para poder seguir dando respuestas apropiadas.

-Si quieres ayuda con la toma de Drokon, la tendrás. Si solo quieres que te ayude en la investigación, lo haré encantado. Ahora mismo eres el único Hermano que me queda, el único que no se ha olvidado de nuestra relación en las horas más oscuras, es por eso que a ti y solo a ti te ofreceré ayuda, a los demás solo les ofreceré ayuda para acabar con aquellos que quisieron matarme por la espalda. Leucas, Duncan y Uliq, así como los Caballeros del Emperador. Haré todo lo que esté en mi mano para acabar con ellos antes de que acaben conmigo, es así de sencillo.

EL ALZAMIENTO DE AVELORN

Avelorn fue uno de los primeros destinos de la Gran Cruzada; un acatamiento pacífico conseguido por los primarcas Aegror y Eon cuando muchos de sus hermanos aún no habían sido encontrados. Aún existían monumentos a estos dos hermanos en las torres más altas de Avelorn Primus cuando estalló la rebelión.

Tan cerca como estaba del sistema solar, Avelorn dio muestras inmediatas de lealtad al Emperador. Las estatuas del Príncipe Corsario fueron derruidas y los tapices que mostraban su sonrisa burlona ardieron en las plazas de todo el planeta. Las casas nobles más célebres por su relación con la XVI fueron señaladas y puestas bajo sospecha, y varios clanes comerciales y criminales fueron purgados por los Arbites por razones parecidas. Terra guardó silencio, aunque muchos asumieron que era un silencio satisfecho.

No obstante, al guardarse las espaldas, los gobernadores de Avelorn habían agitado el avispero. Las familias damnificadas pronto comenzaron a conspirar. Armaron a las bandas del submundo, que se volvieron cada vez más sanguinarias. Por los espacipuertos empezaron a colarse ciertos “elementos indeseables”; comerciantes vinculados a la Flota del Terror de Eon que traían consigo su cultura xenófila y rebelde. Los fosos de pelea que imitaban a los Cultos de Brujas; los mercaderes Stryxis; abhumanos y mutantes en la superficie, conviviendo con los ciudadanos imperiales…

No fue necesaria una invasión. No se vio una sola nave de los Corsarios en todo el Sector. La Flota del Terror siguió depredando en las fronteras del Segmentum Solar sin llegar a penetrar del todo. Y, sin embargo, Avelorn ardió. Ardió cuando los impuros inundaron los cuarteles Arbites. Ardió cuando las casas nobles cegadas por las baratijas y especias de los xenos asesinaron a los leales al Imperio en bailes y festines. Ardí cuando las imponentes estatuas que mostraban a Aegror fueron acribilladas, pintarrajeadas y deformadas. Ardió y se consumió en cuestión de semanas y, cuando el humo se despejó, el Aquila imperial no era más que esquirlas en el pavimento.

Avelorn tomó su decisión. Fue el primer planeta del Segmentum Solar en caer ante Eon y sus Corsarios. Y, mientras tanto, Eon se encontraba muy lejos, en Jrun, y apenas prestó atención al mundo que se había desgarrado en su nombre.

Duncan escuchó pacientemente lo que decía el astartes, aunque no hubo necesidad de tanta paciencia, pues fue breve y conciso. Arrugó el ceño ante lo que escuchaba, ¿agentes en Terra y en los Clados? ¿Tan profunda era la mácula de los traidores que llegaba hasta allí? Sí había infiltrados de la condenada vigésima en las legiones, y las investigaciones y purgas no dejaban de sucederse, pero aquello sonaba casi a demasiado.

-El Sigilita habla por el Emperador, Iliyan. Mi permiso o falta de él es irrelevante. Aún así, por lo que pueda contar, lo tienes. Puedes contar con mi beneplácito, y mi apoyo, si lo deseas.

-Un crisol -asintió Eon-. El Emperador creó un crisol del que alzarse como el único dios de la Galaxia. Si se hubiera mostrado abiertamente habría tenido que luchar contra todos los aspirantes a deidad que pueblan este infinito. Ahora, tantos años después, ha conseguido quedarse solo. Los eldar y sus dioses, falsos o no, agonizan. Los antiguos poderes como los C´tan y los Ancestrales duermen. Las fuerzas del Sha´eil se retiran ante Su luz, pues nosotros, sus peones, arrancamos la Vieja Fe de todos los mundos que visitamos... Padre está tan cerca de construir su Trono Dorado...

¿La rebelión de Eon, la de Vulkor o la de Ark´sul habían sido previstas? El Corsario pensaba que sí, pues el Emperador sin duda querría quedarse solo. Habría creado inercias genéticas que hicieran que Eon se desesperase, que Vulkor se consumiese por la amargura... sólo tenía que sentarse a esperar. Pero, ¿todos a la vez? Aquello no podía ser parte del plan de Padre, o sí? Demasiado arriesgada.

¿O no? ¿Había alguna posibilidad real de ganar?

-Todos somos huérfanos, pues nuestra matriz fue una vieja máquina bajo el Himalaya. Alégrate, hermano, de que tu padre no viviese para ver en lo que nos convirtió el Emperador. 

La madre de Eon, ¿qué habría dicho?

-No tengo ninguna intención de presenciar más matanzas. No siento odio por los necios que siguen a Padre, y sólo puedo sentir compasión por Hantei, Nicola y cualquier otro que crea que Vulkor será un Emperador distinto de Padre. No me quedaré en Terra para ver ese nuevo comienzo, hermano. Cuando Padre esté muerto, volveré a vagar por el vacío, libre y sin nadie que me persiga. Y si Vulkor intenta impedírmelo... 

Lo dejó en el aire.

-Drokon es un nido de orkos, Araña, hay moscas más jugosas en otros frentes. Pero sí: cuando acabe de limpiarlo te regalaré sus secretos. Y puede que también el planeta. ¿Para qué quiero otro planeta?

-Sí, señor -asintió el Halcón-. ¿Estáis familiarizado con los Embajadores del Infierno, mi señor? No sé si su destrucción fue anterior o posterior a vuestra llegada, o si participasteis. En cualquier caso, fueron mis primeros tiempos como astartes y pude conocer a algunos de ellos.

Incluso bajo la armadura, todo el peso de aquellos años pasados pareció caer sobre el marine espacial.

-Tenían unos apotecarios brillantes, claro está, dadas sus mutaciones fatales, y uno de ellos era Fabius. Le llamaban Fabius el Vil o Fabius "Bilis" por su lengua tan amarga. Aún así, fue el apotecario jefe de la legión y, cuando cayó enfrentándose a su propio primarca, el Emperador decidió preservarlo como dreadnought, oculto en las Celdas Negras, pues poseía grandes conocimientos sobre la semilla genética, inculcados por el Emperador en persona antes de hallar a Artanius, señor, ya que el Emperador quería salvar a la legión de sus fallos. Él... él es el prisionero que se va a transferir a la Roca.

El Halcón alzó la cabeza.

-El Sigilita teme que sea extraído por los agentes de mi primarca para entregarlo al Segador. Si Nephleim pone las manos sobre Fabius y sus conocimientos... 

Abominación.

-Yo sí siento odio -espetó Ark'sul- siento odio porque nadie quiso buscar a nuestro hermano Nimrod caído, siento odio porque yo fui quien descubrió que la XX seguía entre nosotros, siento odio porque cuando se descubrió, mi hermano Duncan mandó a Leucas y Uliq a destruirme. Yo no hice nada malo, fui fiel hasta el final y me sentenciaron a muerte. Les odio a todos y haré que el fuego caiga sobre ellos hasta que yo muera. Esto solo acabará con muerte y yo pienso luchar hasta el final. Me da igual quien sea el Emperador, pues mis planetas no formarán parte de ningún imperio, no van a formar parte de nada que ellos no quieran formar, les daré la elección a cada uno, les llevaré el conocimiento y obtendré las materias primas necesarias para mis proyectos. Nada más.

Se cruzó de brazos mientras parecía pensar como podría proceder.

-Hermano, el único que siempre tuve, ten esto en cuenta. Igual que todos los demás "hermanos" se aprovecharon de mí y de mis hijos, yo haré lo mismo. Me voy a aprovechar de la revuelta de Vulkor para descubrir todos los secretos de tecnología que pueda, destruir a Duncan y Uliq y, por supuesto, conseguir mi libertad absoluta. Nicola quiere destruir Terra, yo quiero desenterrar los secretos de Marte.

Sonrió ante el comentario de para que quería otro planeta.

-Eon, tu posees el universo, pero otros necesitamos de los materiales que ofrecen los planetas para poder cumplir nuestros cometidos.

Duncan escuchó pacientemente todo aquello, negando ante la pregunta de los Embajadores. Poco había tenido que ver él con todo aquel asunto, aunque había oído hablar de lo ocurrido. 

-Entiendo. El prisionero será trasladado utilizando únicamente su sarcófago, no necesita un cuerpo funcionar para estar arrestado, solo soportes vitales. Dos de mis Rompesoles y yo mismo te ayudaremos con las labores de escolta-dijo el primarca. 

-Pues tuyo será ese planeta, Araña -prometió-. No sé si ahora o al final de esta guerra, pero tuyo será.

Puso una mano en el hombro de Ark´sul, y guardó silencio durante un rato mientras este rumiaba su odio.

-Cada vez tengo más claro que fuimos fabricados con fallos. Al menos lo que nuestro Padre entendió como fallos; disposiciones genéticas que nos arrastrarían hacia su espada. Mi arrogancia, mi curiosidad... eran los ingredientes para que el Emperador me llamara renegado. Igual que tu amor por los coocimientos que él prohibió; sin duda sabía que tomarías esa dirección. Nos creó para esto, para que fuéramos cayendo y nos fuera devorando. La locura de Artanius, el orgullo de Textrom... por eso no odio a Duncan. Él también tiene una bomba de relojería en su alma, sólo que aún no puede verla. Lo compasivo será acabar con él antes de que lo haga Padre.

"O hacer que se una a nosotros". Tal vez Duncan sí sería un Emperador diferente. Eon sabía qué sucio secretito usaría Padre para aplastarle. Tal vez pudiera usarlo para llegar hasta él. Aunque... ¿Ark-sul lo aceptaría después de lo que había pasado?

-¿Lograste llegar a Nephleim? -preguntó como si no importara -. Pretendo conseguirle un buen regalo de bienvenida si se une a esta pequeña alianza.

-Os lo agradezco, señor -dijo Iliyan enderezándose-. Llamaré a unos cuantos Cuervos -sonrió con culpabilidad-. Lo siento, señor, pero algunos muchachos se empiezan a hacer llamar "Cuervos de Tormenta" en vuestro honor, como desafío al apodo que emplea el Sigilita, tan despectivo. Aunque gracias a él crecemos con cada nuevo camarada leal que encontramos entre los traidores...

El Halcón se preparó para salir.

-No dejaré que mi hermano, vuestro hermano, señor, mancille el honor de la XVI ni del Imperio, mi Señor de la Guerra.

¡IMPORTANTE! Se recomienda leerlo con la cancion sonando.

DESCENSO A LA LOCURA

El cuartel general y laboratorio principal de los Segadores se encontraba a muchos metros bajo el suelo. Conforme mas se ahoradaba en la tierra mas oscurantismo habia tras las puertas de cada laboratorio.

En lo profundo del laboratorio se encontraba la camara privada de Nephleim, alli se encontraba el primarca enterrado bajo una pila de papeles, hacia mucho que su trabajo se habia convertido mas en un trabajo de indole burocratico que de campo o investigacion. Hastiado como se encontraba recibio un mensaje de su hermano Ark'Sul que le dejo de piedra. Habia traidores en su legion... sobretodo de la legion desaparecida. La holoproyeccion parecia completamente real y algo en su nuca le hizo pensar que habia una serie de pistas... de migajas, que realmente le llevaban a pensar que todo aquel mensaje podia y debia ser real.

Un sudor frio perló su espalda, todo encajaba en su cabeza, la repentina eleccion del señor de la guerra, la division de los primarcas, las balas que encontró perdidas... todo empezaba a unirse y a formar un engranaje que comenzaba a moverse con la cadencia de un reloj. Aquella afirmación hizo saltar una pequeña chispa en su interior. No podia fiarse de nadie de su legion... no al menos de los mas cercanos...

Miró entonces la puerta pensando que los altos cargos de la legion se encontraban alli, ahora... y que podia eliminar la serpiente si cortaba la cabeza de un tajo. Pero antes necesitaba prepararse. Sacó de uno de sus cajones de la mesilla una jeringa con un liquido ambarino y lo miro al trasluz, era experimental y puede que resultara fatal, sabia que dejaria todo atisbo de humanidad atras... no... eso era lo que debia hacer... eso era lo que Padre hubiera querido... sobrepasar los limites de la humanidad... ser algo mas, un pastor entre ovejas, una reina en una colmena... Padre los habia creado para liderar legiones y habia llegado el momento de dar el siguiente paso, liderar galaxias.

De un rapido movimiento clavo la aguja en su antebrazo y la vació por completo dentro de si. En ese momento un magma volcanico calcinó sus arterias, sus corazones comenzaron a bombear como maquinas enfebrecidas y un dolor atenazó todas sus extremidades como si un Wagh! de Orkos le hubiera pasado por encima acabando en el suelo retorciendose de dolor.

Todo el proceso duro apenas 10 minutos pero la agonia parecio que duro horas. Cuando su cuerpo hubo asimilado la sustancia llamada "Destilacion de la Reina" o "XH-721-Z" se sintió un hombre nuevo, un hombre renacido... no un hombre, un Dios.

Era hora de purgar SU legion... era hora de cortar la cabeza a la serpiente. Con ese pensamiento salió de su camara.

MIENTRAS TANTO EN LOS LABORATORIOS DE MELLAR

Dos apothecarius segadores se encontraban en una sala aislada practicando con unas esporas nuevas recolectadas en la ultima conquista de Ullanor, cuando a traves de los altavoces de emergencia comienza a sonar una musica*. Ambos, enfrascados como estaban, tardaron un poco en darse cuenta de que estaba sonando esa cancion, extrañados se miraron.

- ¿Y eso?
- No se... debe ser un fallo en el sistema de comunicaciones, alguien querra gastar una broma poniendo la radio.
- ¿Una broma con el sistema de emergencia?

En ese momento una voz femenina anunció entonces.

"Brecha absoluta de bioseguridad, iniciando protocolo de descontaminación total"

Ambos apothecarium se miraron lividos del panico. El laboratorio se estaba sellando y en menos de 3 minutos una rafaga de fuego inundaria todas las estancias de las instalaciones calcinando todo lo que encontrara a su paso. No habia escapatoria alguna y toda la escena tenia un tinte aun mas surrealista mientras que sonaba aquella maldita cancion.

- ¡Rapido a las piscinas!
- ¡Son toxicas!
- ¿Prefieres vivir con asma o morir calcinado?
- ¿Por que no ha habido evacuacion previa?
- ¡CORRE!

Los dos corrieron a unas salas que habia en la planta superior.
"Iniciando protocolo de descontaminacion total, tiempo 2 minutos"
La puerta estaba sellada por el protocolo, sirviendose de un metal cercano lograron desencajarla.
"Iniciando protocolo de descontaminacion total, tiempo 1 minuto"
Lograron llegar al borde de las piscinas donde cultivaban algas y bacterias para el desarrollo de armamento.
"Iniciando protocolo de descontaminacion total en 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2..."
Se agarran de la mano y saltan aguantando la respiracion y zambullendose en el agua hedionda.
"1..."

En ese momento una lluvia de fuego inundo la estancia y subio la temperatura del agua varias decenas de grados, lo suficiente como para escaldarlos pero no como para matarlos. Esa lluvia duro al menos 2 minutos.

TRES HORAS MAS TARDE

Los laboratorios estaban vacios, quemados, reducidos a ceniza y una figura encapuchada como un medico de mucho tiempo atras paseaba observando los rincones de lo que unas horas antes era su hogar, el suyo y el de aquellos que consideraba su familia.

Habia desactivado los protocolos para proteger lo que ahora seria su progenie y luego habia ido a abrir las celdas de la seccion del Zoo. Esa seccion albergaba los experimentos mas horrendos que podian imaginar, mutaciones, hibridaciones, creacion de monstruos... casi nadie de la legion conocia de la existencia del Zoo, pero los que lo sabian ya debian de estar flotando en el ambiente convertidos en cenizas.

Paseaba con un par de ellos a los lados, el suero XH-721-Z habia surtido efecto, ese suero contenia una encima de sujeto Reina con el que habian experimentado, quedaban pocos ejemplares en el zoo, algunos necesitaban un soporte vital constante y con el corte electrico del sellado habian muerto, pero los que sobrevivieron le seguian casi con adoracion y acataban sus ordenes... nunca hubiera pensado que le entenderian.

Junto a las piscinas encontró a dos apothecarius que maltrechos y retorciendose por el dolor de unas heridas que habian levantado ampollas por toda su piel y supuraban muerte por cada una de ellas se acercaron a el pidiendo ayuda y solo una palabra brotó de los labios de Nephleim.

- Matadlos

Duncan sonrió ligeramente ante el nombre que se estaban otorgando, algo que no había hecho desde lo que parecían años, y quizás lo fueran. Aquella horrenda traición le había arrancado demasiado.

-Es un honor que se emplee dicho nombre para tales paradigmas de honor y dedicación. Contáis con mi bendición para portar dicho nombre, y hacerlo públicamente si lo deseáis. La galaxia sería un lugar mucho mejor con soldados tan dispuestos a defenderla como vosotros. 

El inicio de la Hejería:

Ioweth

Los Caballeros del Arca habían optado por tomar una actitud ofensiva. Habían sido grandes fieles del Imperio y, por lo tanto, sus planetas tenían un acatamiento fuerte y duradero, por lo que el alzamiento en armas y el tener que conquistarlos de nuevo sería una pérdida de tiempo y recursos, así que optaron por mantenerlos a ciegas, engañados y suministrando recursos para los que los habitantes creían que eran sus protectores sin saber nada de su alzamiento en armas; pero eso no lo sabían sus hermanos rivales. Maneaan, Subuel y Armageddon estaban sin defensas de legiones para enfrentarse a unos hermanos que los creían planetas traidores; pero no era así. Esa era su pequeña venganza, manchar a sus hermanos las manos de sangre inocente sin que lo supieran, lo mismo que le habían obligado a hacer a él.

Por primera vez, los Caballeros no habían protegido el planeta de Subuel. Si la madre adoptiva o instructores siguieran vivos, podría haber sido un duro golpe para la Araña, tal vez habría defendido ese planeta; pero no fue así pues nadie que le hubiera conocido o criado seguía vivo fuera de su legión, así que los castigó por aferrarse con tanta fuerza al culto de Marte.

Grulah, uno de sus Caballeros Andantes, fue el destacado para lanzarse contra Ioweth con la mitad de la legión al mando. Conocían a los hijos de Duncan y sabían que eran grandes guerreros y muy buenos luchadores a corta distancia y tomando la ofensiva; pero el Caballero Andante pensó que no serían tan buenos defendiendo un bastión.

Grave error.

Una batalla espacial igualada precedió la carnicería que se desarrollaría en el planeta y, a su vez, ya avisaría de lo igualada que iba a estar esa contienda. Consiguieron llegar a Tierra con gran esfuerzo y se prepararon para realizar ataques y bombardear a los Señores del Relámpago, esperando mantener la distancia con ellos y poder acabar con ellos a fuego de bolter y artillería antes de que les alcanzaran con sus espadas; pero no esperaban la cantidad de blindados y apoyo pesado que sacaron en su contra. La devastación por culpa del fuego de gran calibre, bolter, bombardeos orbitales, naves que caían de la órbita baja del planeta hacia éste y el salvajismo del combate cuerpo a cuerpo convirtió el paraíso que había sido Ioweth en una auténtica carnicería. 

Grulah cayó luchando hasta el final, matando a todos los enemigos que se ponían a su alcance hasta que uno de los señores le ensartó con su claymor como si fuera una lagartija atravesada con un palo. El Caballero, con sus últimas fuerzas, se quitó el casco y escupió sangre al rostro de su verdugo.

-Vosotros nos obligasteis a hacer esto. Mi padre os avisó y le condenasteis a muerte. Vosotros sois los traidores -esas fueron las últimas palabras del Caballero del Arca más cercano a los Señores del Relámpago.

Cerca de veinte mil astartes murieron en esa gran batalla, de los cuales diez mil eran Caballeros del Arca. Al final, los hijos de Ark'sul no consiguieron el objetivo de retomar Ioweth; pero si dieron un duro castigo a sus primos por haberles traicionado y haberles mandado ejecutar por el mero hecho de investigar la desaparición el primarca Nimrod Arcturus.

Otomo

Ark'sul dirigía un ataque en persona contra Otomo, uno de los planetas de Aegror y en el que esperaba encontrar una ligera defensa por ser un planeta pequeño y algo olvidado y que no destacaba por su producción, solo esperaba ayudar a sus hermanos a terminar con otro de sus hermanos, una desgracia atroz; pero que ya tenía que empezar a asumirse. La táctica fue la misma, la flota comenzó una batalla mientras se acercaba a la órbita baja para poder enviar de forma segura las tropas de desembarco mientras lanzaban un bombardeo. Sus primos de los Portadores eran tan buenos alzando defensas como los Caballeros, pero como ocurre cuando se enfrentan dos con capacidades parecidas, ambas acaban anuladas por los conocimientos de otros de sus hermanos tal vez la defensa habría permanecido fuerte; pero con los Caballeros no fue así.

Poco a poco, metro a metro, los Caballeros fueron ganando terreno, buscando puntos ciegos de sus oteadores y zonas en las que la artillería no podía apoyarles. Al final la victoria fue por simple superioridad numérica en la que las máquinas que acompañaban a los hijos de Ark'sul, aberraciones que jamás habría permitido el mechanicum, ejercían de carne de cañón para que acabaran entrando sus hermanos orgánicos.

Ark'sul dirigió grupos de asalto pequeños para investigar cada uno de los puntos de investigación que su hermano había levantado en su planeta, buscándole para apresarle y llevarle ante sus otros hermanos. No era a él a quien quería matar, él era uno de los pocos que se salvaban del odio y la ira que tenía el Huérfano del Arca hacia sus hermanos que le habían obligado a rebelarse; pero no le encontró.

-Vaya, vaya, hermano -pensó en voz alta, como si pudiera escucharle, cuando tiró abajo una puerta blindada que mantenía de forma estanca un nivel de las instalaciones más profundas que había encontrado en ese planeta- veo que al final todos intentaban sacar ventaja aprovechándose de la ignorancia del Emperador.

Deslizó una mano por una de las inmensas cámaras de estasis mientras caminaba hacia el cogitador. Se conectó a él y en menos de un minuto había desentrañado todos los misterios de esa instalación.

-Esto le va a encantar a Nephleim.

Conforme la depredación del Príncipe Corsario se extiende desde Pacificus, la información de los mundos atacados llega a al sistema Solar con cuentagotas. Relatos de terror como el Saqueo de Nova Terra o la Muerte de Colchis se convirtieron pronto en temas de conversación en las cantinas y tabernas. A través de los rumores, el Clado Vanus consiguió extraer ciertos datos considerados fiables y valiosos por los mandos de la Cruzada.

La propaganda imperial ha sido muy explícita sobre la deshonra de los Corsarios. Los nobles exploradores de la XVI Legión se han convertido en unos saqueadores desalmados que se mancillan relacionándose con xenos. Todos saben que sobornan a kaudillos orkos para que distraigan a las fuerzas imperiales; que comercian con stryxis, demiurgos y hemónculos de Comorragh; que en sus naves son bienvenidos los sslyz, los loxatl y los q´orl. Aunque eso ya no es noticia para nadie.

Lo que no pude negarse ya a la vista de la evidencia es  que la corrupción abhumana ha alcanzado niveles pandémicos en la legión de Sycorax. Además de piratas y forajidos nacidos en el vacío, los Corsarios han reclutado a todo tipo de poblaciones mutantes para su Flota del Terror. La semilla genética del Rey Pirata se ha mancillado con la sangre de avenianos de Heliosa; de los Katara de Kenuit o de cazadores de Cuth´vasi. Así, la simiente va absorbiendo nuevos rasgos, aunque, de momento, parece mantenerse relativamente pura. La adaptación, que ya era la marca de la XVI, empieza a forzarse hasta extremos peligrosos. Ni siquiera una semilla tan estable como la de Eon podrá superar ciertos tipos de degeneración (o eso esperan los expertos del Mechanicus…).

Otro informe habla de las logias, organizaciones dentro de la misma legión que conforman una suerte de facciones opuestas (aunque no enfrentadas, al menos de momento). En el círculo interior del primarca hay miembros de todas estas logias, además de los consabidos criminales de toda suerte, raza y condición.

La inteligencia imperial estima que existen cuatro de estas logias:

Los Xenarcas: casi todos los altos mandos de la XVI pertenecen a esta élite. Se adornan con todo tipo de botines extravagantes y con collares de colmillos de orko. Algunos son señores de las bestias que conducen manadas de criaturas extrañas a la batalla, mientras que otros son poco más que piratas engalanados y rodeados de cortes de asesinos xenos. Los Xenarcas tienen acuerdos con todo tipo de seres nefandos, y a menudo consiguen armamento, tropas o información privilegiada de sus “amigos” alienígenas.

Los Menshad Korum: los “Guerreros Perdidos” son astartes enloquecidos por el vacío y la guerra. Algunos de ellos buscan la trascendencia guerrera y mecánica de los rak´gol; otros se obsesionan con una forma de destrucción como los especialistas de los Templos eldar; incluso unos pocos caen en un salvajismo similar al de los pielesverdes. Los Menshad Korum son la vanguardia de los Corsarios, las tropas de asalto de la Flota del Terror.

La Hermandad del Halo: estudiosos de los Ancestrales y la mitología olvidada de la Galaxia. Conocen secretos del Aniquilador Primordial, de los Dioses Estelares y de otros grandes poderes alienígenas. Aunque se burlan de la religión y la fe, respetan las fuerzas cósmicas y los rituales. Desean el conocimiento detrás de las leyendas, la ciencia que se disfraza como “magia”.  Desprecian al Emperador más que ninguna otra facción.

Los Arnoth: esta logia, pequeña pero muy respetada, surgió de las compañías Tanith de la Legión. Son leales al panteón eldar, en especial a la diosa Isha, y en ellos aún perdura algo del alma aniñada de Eon. Siguen creyendo en una Galaxia mejor, en una humanidad en armonía con el universo. Nadie sabe por qué son tan influyentes en la Flota del Terror, que reniega amargamente de dioses e ideales.

La cañonera negra estaba situada en un rincón del tercer hangar, oculta a plena vista tras contenedores, bidones y servidores de todo tipo. Pocos le prestaban atención, aunque eso cambió con la aparición del primarca.

Las tripulaciones de los tanques, que estaban poniendo a punto los vehículos antes de cargarlos en los transportes en los que aguardar su próximo desembarco, contemplaron a Duncan, seguro, dorado y glorioso, mientras descendía a las tripas de su nave, tripas alejadas de los niveles más "apropiados". Le acompañaba un astartes que no era de su legión, con las insignias ocultas... y media docena más salieron a su encuentro.

-Mis hermanos de honor -presentó Iliyan-. Efried, antaño de la XIV; Sigma, antaño de la XIII, Fu Leng, el que fuera bibliotecario jefe de los Dragones; y ellos... -señaló a otros dos marines espaciales que se mantenían apartados-. Tal vez deberían presentarse ellos.

De ese grupo extraño e inusual de astartes, uno de ellos destacaba ligeramente por su aspecto. Tenía el tamaño de un astartes, pero no su forma pues la majestuosidad y musculatura estaba algo deformada. Caminando encorvado como los miembros del mechanicum, cojeando y cubierto con una túnica roja raída, daba tirones y empujones a un enorme miembro de la legio cybernética que parecía sujetarlos. Las piernas eran implantes, pero extremadamente pequeños para un astartes, como si le hubieran puesto unos que fueran para miembros del ejército imperial o humanos normales y de calidad dudosa. Le faltaba el brazo izquierdo, que era un muñón de escasos centímetros desde el hombro y el brazo derecho se apoyaba en un bastón para que pudiera caminar. Un arnés al pecho se unía a la enorme máquina que lo acompañaba y a la muñeca de su único brazo para que pudiera separarlo lo justo para poder avanzar y apoyar el bastón. Con cada paso daba la sensación de que esas pobres piernas iban a colapsarse.

-Preso 01512CA001, Tecnomarine Daedalus Morl de la XIX Legión, los Caballeros del Arca -presentó esa enorme máquina mientras que el astartes daba otro tirón de esa cadena, aunque a duras penas podría irse lejos.

Daedalus era conocido como el Errante por los de su legión y como el Vagabundo por el culto de Marte. Tenía un Crucero clase Marte cuya toda tripulación eran servidores o skitariis bajo su mando y que hacía pocos viajes fuera del sistema solar. Algunos decían que le habían dejado al mando de Armageddon para sacarle partido a sus conocimientos, y eso, el estar tan cerca del centro del Imperio cuando se decretó a su legión como rebelde, hizo que cayera rápidamente preso por parte de los Señores del Relámpago. A su vez, fue el único que fue apresado siguiendo las auténticas órdenes de Duncan.

-¿Estoy aquí para que me humilléis más? -dijo el astartes con una voz mecánica y monótona. 

El astartes alzó el rostro y con una mano se retiró la capucha, mostrando un rostro en el cual la boca había desaparecido por un respirador y un vocalizador como los de los miembros del mechanicum. Su ojo izquierdo era un implante que cubría la mayoría de ese lado de la cabeza y el derecho era de un color gris tormentoso sin pupila. El pelo era una maraña de nudos y enredos. 

Era la viva imagen de los que en su día fueron las tribus tecnobárbaras.

-¿O tal vez habéis decidido ejecutarme de una vez por ser leal? -continuó mientras daba otro paso para acercarse más, gesto que fue impedido por el androide que lo sujetaba e hizo que el astartes diera otro tirón de cadena con gran frustración.

Duncan saludó con educación a todos aquellos astartes, como si se trataran de otro de sus hermanos, para finalmente posar la vista en aquel Caballero del Arca. Estaba retorcido y contrahecho, y era una ofensa para la vista... Pero seguía proclamando su lealtad. 

-No gusto de humillar a mis enemigos, Caballero... Ni de ejecutar aliados. No has cejado en tu empeño de proclamar tu lealtad al Trono. Bien, ahora tendrás la oportunidad de demostrarlo. Que sea liberado, y dotado de unos implantes apropiados, por Terra. En cuanto al resto, me siento honrado de contar con todos vosotros aquí. Lamento sinceramente que nos hayamos visto abocados a esta guerra fratricida, y ojalá todos vuestros hermanos y vuestros señores fueran un ejemplo de honor y lealtad tan grande como lo sois vosotros.

LA MUERTE DE AEGROR

La Defensa de Necromunda  ​