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Y no quedó ninguno: Diez Negritos

01E. Preparativos para un viaje...

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12/11/2010, 11:48
Director

Scarlett Sommers emprenderá un viaje de negocios a la Isla del Negro...

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12/11/2010, 11:48
Director

 

Cita:

Miss Scarlett Sommers,

Supongo que será una persona harto ocupada, pero aún así, voy a rogarle que acceda a visitarme durante el primer fin de semana de Mayo a mi mansión en la Isla del Negro. Acabo de adquirir dicha vivienda, y ese fin de semana que le he comentado voy a inaugurar la casa dando una fiesta para algunos amigos y alguna que otra figura de renombre. Me gustaría que usted se mezclase entre los demás invitados, como una más, y que disfrute de un fin de semana de ensueño.

Aunque vaya a vivir un fin de semana vacacional y a todo lujo en mi mansión, debo reconocer que el motivo de la invitación es puramente interesado. Es bien sabido en todo Londres qué se cuece tras los muros de la casa en donde trabaja, ese bar encubierto que no deja de ser otra cosa que un burdel, uno de cierto renombre, eso es indiscutible. El caso es que necesito de sus servicios. No me malinterprete, no son para mí. Y si me concede unos minutos, se lo explicaré todo detalladamente.

Trabajo para una empresa importante, cuyo nombre no viene a cuento en estos momentos. En el mes de Mayo recibiremos la visita de unos clientes de suma importancia, unos clientes de esos que pueden significar la diferencia para la empresa entre un año de beneficios, y un año de increíbles ganancias. Bien. Ha llegado a mis oídos que estos clientes son, por así decirlo, un poco impresentables. Otra compañía rival los ha llevado a ciertos clubs de alterne, pues por lo visto estos sujetos son asiduos a este tipo de eventos. Me duele tener que ganarme a los clientes más importantes que he tenido en años de esta forma, pero los negocios son los negocios, y si para tenerlos como clientes he de llevarlos de putas, y perdone mi expresión, lo haré, pero no a unas cualquiera, sino a las mejores.

Es por ese motivo que me he puesto en contacto con usted. Tiene el burdel de mejor reputación de Londres. Me gustaría contratar los servicios de todo su establecimiento durante el fin de semana que van a pasar aquí mis clientes. Para convencerla en persona, me he permitido el lujo de invitarla a mi fiesta de inauguración de mi nueva mansión, un fin de semana de festejos en que abordaremos el tema de manera discreta.

Pienso ser enormemente generoso en la contratación de los servicios de su casa de señoritas de compañía. Muy generoso. Creo que ambos podemos salir muy beneficiados de este trato, así que por favor, le ruego acepte venir este fin de semana. No se arrepentirá.

Suyo

U.N. Owen

 

Notas de juego

Vas a emprender el viaje a la Isla del Negro. Puedes narrarme lo que quieras, pero te pido 2 cosas:

1) dime qué medio de locomoción vas a utilizar para llegar hasta la costa.

2) dime qué metes en la maleta que vas a preparar para llevar.

Puedes narrar todo lo que quieras, tus impresiones sobre la carta, lo que piensas de quien te la ha enviado (alguien a quien no recuerdas, pero que menciona hechos y nombres que son totalmente verídicos), lo que haces hasta que llegue el día de partir de viaje...

Es un mero post introductorio para meterse en el papel del personaje con mayor facilidad :)

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12/11/2010, 12:58
Scarlett Sommers

Los hombres solían andarse con rodeos cuando lo único que tenían que hacer era hablar directamente. Sabia por experiencia que todos los hombres, en el fondo querían lo mismo.

Dinero, sexo, poder y mas sexo. Y no necesariamente en ese orden. Detrás de cada hombre poderoso estaba una mujer astuta. Sin embargo, que se molestaran en tapar bajo capas y capas de fina retorica sus peticiones solía ponerla de mal humor.

Al menos había sido capaz de escribir puta.

Su mente divagaba mientras en la estación central de Londres, un pasajero de cierta anchura intentaba burdamente subirse al vagón del tren. Si no llega a ser por la ayuda de un amable joven y del revisor, jamás habría entrado por aquella puerta.

Ella no tenía prisa. El tren no se marcharía sin ella. No era una línea regular cualquiera, salía únicamente una vez a la semana. Pues el destino final no era precisamente turístico. Muchos de sus ocupantes se bajarían en estaciones anteriores al final de la línea.

Seguramente habrían comprado el boleto para ese viaje porque coincidía con horarios restrictivos dentro de su vida laboral. O puede que alguno la acompañara hasta el final. En cualquier caso, le gustaría jugar a adivinar quienes podían ser pasajeros compañeros, y quien se bajaría antes.

No tenía prisa, cualquier hombre, se habría puesto nervioso con la tardanza en subir de aquel horondo hombre, hubiera intentado forzarlo a entrar, y seguramente habría perdido más tiempo del que conseguiría ganar. Los hombres eran débiles mentales, no podían y no querían controlar sus impulsos.

Y aunque reconocía que era precisamente eso lo que a ella le procuraba el vivir con ciertos lujos, no podía dejar de verlos como seres inferiores que nada podían hacer sin el control femenino.

Finalmente la entrada se despejo y pudo subir al tren. Estaba claro que era un carruaje de una empresa, pues había un intento en su decoración de que resultara sobrio y elegante. Y lo cierto era que daba la impresión de necesitar una limpieza a fondo.

Las luces iluminaban mal las zonas de paso, y demasiado las zonas de asientos. La moqueta central retiraba mucho brillo al vagón, haciendo que este resultara un lugar incomodo. Sin embargo, después de unos segundos, dejo de importarle, como a casi todos los pasajeros.

Aquello era un transporte, y para muchos, eso se traducía en: mientras pueda sentarme y me lleve a donde quiero.

No iba especialmente cargada de equipaje, solo un bolso de mano. No era la clásica actitud de una mujer, y lo sabía. Pero prefería cargar con cosas que ella misma pudiera portar.

Los excesos creaban situaciones en las que los hombres se creían con derecho a ser galantes con una. Y no quería tener que rechazar a nadie durante el trayecto.

Una muda de ropa, con un vestido sobrio de color esmeralda. Un camisón. Una lata con maquillaje. Un espejo de calidad pero bastante viejo. Perfumes, y una daga, que había sido de su primer marido. Y de su único marido.

Aquel objeto no pegaba con la finura y la clase que ella destilaba. No. Pero se había acostumbrado a viajar con él. Citando las palabras de Scott Sommers: Siempre venía bien tener un arma a mano, nunca se sabía con qué clase de gente podía uno topar.

Y tras la muerte de este había decidido que era un buen lema.

Se sentó y acomodo su vestido azul al asiento color ocre del vagón de pasajeros. Durante unos segundos se preocupo solamente en estar bien colocada. No le gustaba estar meneándose todo el tiempo.

Finalmente, mientras el tren hacia sonar su extraña bocina, indicando el comienzo del viaje, por fin se dedicaría a hacer lo que consideraba más oportuno. Jugar a adivinar las personalidades de los demás ocupantes del vagón.

Era un hobby extraño, lo reconocía, pero en su trabajo había ayudado a mantenerla a flote. Saber con quién hablas antes de que diga una sola palabra era una ventaja, y así, todos eran más fáciles de manipular.

Notas de juego

A lo mejor me he liado a escribir mucho. No se.

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20/11/2010, 01:40
Director

Notas de juego

XDDD

(Menos mal que eres un PNJ, eres el que más ha escrito de todos XDDDD)

Inventario de tu maleta añadido a tu hoja de PJ. Si quieres modificar lo de la daga, hazlo esta semana :)

Fin de escena :)