Partida Rol por web

Myst, Morrigan y Hawthorne salieron de la sala disparados como un cohete. Pasando el rellano de la escalera, la primera puerta que se encontraba a ese lado del pasillo era la perteneciente al cuarto de Collins.

Me acerco a la puerta y llamo.

Señor Collins? Se encuentra bien? Se viene con nosotros a la sala, por favor? He preparado te y galletas.

Por si no se fia de mi trato de comentar la situacion. Osea que le digo que no estoy sola.

No tenga miedo de mi, que voy acompañada. Estan conmigo la señorita Mist y el sacerdote. Ahora vamos siempre en grupos por si acaso.

Me detengo frente a la puerta del señor Collins, respirando profundamente para recuperar el aliento después de la intensa carrera. Puede que no fuese mucha distancia, pero la suma de la edad y la tensión del momento me habían dejado resollando. Cuando me disponía a llamar a la puerta la señorita Morrigan se me adelanto. La señorita Morrigan tiene razón digo acercándome a la puerta para dar credibilidad a las palabras de la señora Morrigan ¿se encuentra bien señor Collins?

A pesar de la carrera, no llegué cansado al cuarto del señor Collins. Las dos mujeres se me adelantaron y la sirvienta llamó a la puerta, pero el señor Collins tardaba mucho en responder.

Abra la puerta, señorita Morrigan. Tal vez esté dormido... Espero que esté dormido...

Ante la petición de sus dos acompañantes, y al no recibir respuesta del interior, Violet intenta girar el pomo de la puerta. Éste cede, pero la puerta no se abre.

No hay pestillos de seguridad en ninguna puerta, pero ha sido bloqueada desde el interior, quizás con algún pesado mueble o similar.

Qué extraño...

Señoritas, no se muevan de aquí y sigan intentando que el señor Collins responda o abra la puerta. Yo iré de nuevo al salón y comunicaré la situación a los demás. Vigilen bien el pasillo y tengan mucho cuidado. ¿De acuerdo?

Me encaminé con paso firme de nuevo al salón. Espero que no hayamos llegado demasiado tarde...

¡Maldición, dijimos que no nos separaríamos más! ¿Acaso todas estas personas quieren morir? ¿O les he juzgado mal y son más estúpidas de lo que creía? Cálmate Isabel... céntrate y piensa... ¡Espere señor Hawthorne! grito para que el viejo pastor me escucha mientras vuelve al pasillo nosotras también vamos con usted. No debemos separarnos por nada del mundo.

Me giro hacia la señora Morrigan vayamos con el. Cada momento que uno de nosotros lo pasa en solitario puede ser el último. En cuanto al señor Collins... si no podemos entrar en su habitación... recemos para que sea porque el ha atrancado la puerta para no ser atacado... porque la otra alternativa no es muy halagüeña... Sera mejor que nosotras también vayamos de vuelta al salón y dicho esto me encamino tras el anciano cura.

Como prefieran, señorita Myst. Vayamos todos. Tiene usted razón: por ahora nada más podemos hacer aquí.

Seguí andando hacia el salón, dándole vueltas al asunto. Espero que haya sido el mismo señor collins quien atrancó la puerta y quien se niega a responder, quizá por efecto del pánico. En efecto era un hombre un tanto singular, y tal vez no quiera saber ya nada del resto de nosotros. Sería una actitud equivocada pero, ¿quién puede culpar a alguien de tomar una decisión así en un momento como este? En fin, por el momento solo podemos regresar con los otros, decirles lo que ocurre y esperar que el señor Collins abra la puerta por propia voluntad, si es que aún está con vida. ¡Oh, qué pensamiento más terrible! En fin, de nada sirve recrearse en ello. Aprovecharé para hablar con el señor Marsh acerca de ese diario.